Sangre cambiante que da vida eterna - Privado

por **Nathalie Fontaine** Dom Sep 04, 2016 6:48 pm

La joven suspiró al aire y siguiendo el único instinto que le quedaba, continuar caminando hasta la mansión. Las botas húmedas de la llovizna que minutos atrás la habían atrapado de lleno, habían sido la causa directa de los tropiezos de la joven al intentar salir de la laguna en la que se había metido antes de que fuera demasiado tarde y no pudiese salir con vida. Maldijo internamente su poco sentido de la orientación y se imaginó la regañada que en cuanto pusiera un pie en la entrada. Al llegar frente la puerta y retirar la capa que cubría su rostro, dejando que finalmente su cabello lacio saliera visible y se deslizara por su espalda y hombros. Sus intensos ojos se fijaron en uno de los guardias que custodiaban la entrada y aprovechando la ausencia del otro guardia que vio adentrarse un momento en el interior. Camino hacia la parte trasera y en cuento abrió la puerta se quedo helada al mirar al mayordomo y la ama de llaves.

—Perdón señor— Se disculpo a la entrada y sonriendo apenada le enseñe los rasguños de sus manos que tenía — He tenido un incidente y me perdí por el bosque. La tormenta me tomo desprevenida al regresar. —Le explicó adquiriendo un tono de voz pesado y nervioso

La mujer le ordeno se fuera a cambiar los zapatos y la capa empapada y en solo unos pocos minutos estaba de vuelta recogiéndose el cabello en cuento entro al pasar por el marco de la puerta. La mujer le ordeno llevar una charola preparada con vino y copas. El amo de la casa tenia visitas.

La joven cambiante se amarro el delantal e intento parecer lo mas decente posible tomando la charola y yendo hacia donde le habían indicado llevarla. Al caminar por los pasillos miro los recuerdos de la vida familiar de sus habitantes. Tras subir una planta llego a un pequeño salón, donde toco y solicito entrar, la dejó sola tras anunciarle que en breves iría el señor de la mansión a su recepción.

— Señor...— Musito irguiéndose tras la reverencia con una suave sonrisa en su rostro. Si le hubiese visto en alguna de sus visiones le habría reconocido enseguida. No obstante no parecía ser así y el sentirse tan intrigada por el hombre que se escondía tras esos ojos, le era algo desconocido hasta ahora. Era la primera ves desde hace dos semanas que había entrado a trabajar a la mansión que se presentaba de frente ante el dueño. —¿Necesita algo mas? —no alzo la cara, mantuvo la mirada al piso. Había otras dos mujeres y un hombre aparte de su señor.

por **Matthew Lowell** Sáb Sep 10, 2016 4:39 pm

El negocio tenía que prosperar y para ello debería asegurarme que aquellos que trabajan para mi cumplen con las instrucciones que doy desde las sombras o por bocas de otros. Si, no siempre uso para mal mis dones pero aclaro que también son muy pocas ocasiones en las que esto ocurre. Solo y por la simple razón que debo mantener mi doble vida a salvo, suena incluso raro decirlo así pero debido a que tras trasladar el negocio aquí alguien tenía que dar la cara por los dos y con ello me refiero también a quien me convirtió,Aisha.Ella decidió dar la espalda a todo esto e incluso a mí,imagino que rehaciendo su vida con otro u quien sabe, eso ya es pasado olvidado y enterrado,no me importa.

Esta noche se reunirían conmigo las dos figuras secundarias junto a dos peones femeninos, alias mis títeres encarados de dar mis órdenes.Los escogí por su apariencia que bien pueden dar el respeto suficiente y que necesitaba para siguieran mis órdenes a pie de la letra sin necesidad de amenazar que perderían su empleo de la manera más fácil como consiguieron el puesto.No fue ninguna acción al azar de echo les observé por un tiempo y hable con ellos para valorar hasta qué punto eran útiles, sino simplemente acabarían como el resto, exprimiendo sus venas hasta el límite de su muerte y así quitarme del medio la competencia que pudieran hacer daño a mi negocio del textil.

—Hay que recoger las próximas telas...—Dije a Tom,Eliza,Tyler y Elisabeth,oyendo tras la puerta abierta del salón. Nathalie llegaba por fin.Arruge el ceño por la escusa cierta de su retraso.La brisa que se cuela al abrirse el portón de la mansión absorbe hacia adentro y subiendo la humedad que levanta la lluvia primaveral ante suelo de piedras calentadas por el sol que no veo hace unos cuantos años.También oí a la ama de llaves y al mayordomo que la dirigieron, reprochándole como pronto lo haría yo u quizás más suave. No estuve pendiente de lo que decían exactamente para evitar me pillara en una distracción que podría explicar con exactitud la claridad con la que llegaba la conversación sin revelar la agudeza de mis sentidos y en lo que no bastaba con decir “El eco que viaja por las paredes”,me parecía absurdo incluso a mi.

Necesitábamos beber, el whisky se ha terminado y el vino que Tom y yo tomábamos iba camino de ello.Menos mal que aparece justo a tiempo aquella cambiante que ubique entre mi servicio,siéndome de utilidad toda ella,si,toda ella, desde su sangre hasta su femenina silueta.Sabía de ella porque entre sombras la observe viendo como me dejaba la bandeja en la mesa de mi habitación o como me preparaba un baño.Hasta ahora no nos habíamos visto directamente pero cuando la vi sentí mis labios estirase en lo que parecía una sonrisa que no se mantiene en el tiempo por lo que veía en distancia largas.

—Traiga algo más, canapés variados Nathalie—Dije buscando su mirada sin mucha seguridad en que acertara en su nombre.Provocando algún comentario bajo de mis invitados y que preferí hacerme el loco para no salpicar sangre tan pronto.
—Pero antes recoja estos vasos y traiga otros limpios—ordené sin sentir la necesidad de usar persuasión en ella,no aun. Aprovecharía también con ello a verla más de cerca, olerla.

por **Nathalie Fontaine** Jue Sep 22, 2016 9:48 am

La tétrica y elegante melodía del piano infundia un peculiar ambiente al que la joven cambiante aun no se acostumbraba. El señor de la casa tenia negocios, parecía agradarle la compañía de las personas solo después de que el sol cayera en agonía y su amante plateada tomara su puesto en el firmamento como una reina vestida y adornada de diamantes, perlas y plata.

Nathalie se sentía extraña ante los presentes, había estado caminando entre las sombras para evitar ser vista de frente, ser tomando en cuenta, le gustaba trabajar sin que realmente comprendieran que ella estaba presente. Fue una de las principales razones por las que dejo el café y comenzó a buscar en algún otro lugar. Al principio siempre era así, siempre todo iba bien, tenia el “don” de llevaba bien con todos, de agradarles e incluso de que sintieran afecto o ternura por ella, pero en cuento eso comenzaba a ocurrir o notarse los miedos del pasado se apoderaban de ella nuevamente. Había causado tanto dolor en aquellos que se acercaba que había optado por terminar decidiendo que necesitaba un lugar distante y solitario en el cual comenzar a pensar que aria realmente de su vida.

Se había estado moviendo junto a la sombra de el sirviéndole con devoción como todo aquello que hacia, tratando de disfrutar todo en su vida, incluso los regaños o las malas experiencias, pese a ello jamás se dejaba rendir, podía continuar y continuar y ella seguía con una sonrisa en los labios. La mirada de la inocente cambiante se tropezó por primera vez con la de su esplendido jefe y amo. —Si señor— afirmo agachando al instante la mirada, acercándose para tomar en la misma bandeja que había llevado el vino, aquellos que ya habían sido ensuciados y llevándoselo. —Permiso— susurro aun con la cabeza baja saliendo de la elegante y suntuosa sala.

Bajo lo mas rápido que pudo e informo lo que el amo de la casa deseaba. Rápidamente la ama de llaves preparo los canapés que sabia, después de años servirle, solicitaba. Preparo caviar, salmón, carne y verduras en pequeños bocadillos. Tomo unas cuantas tartaletas de frutas y las paso a las manos de Nathalie que las acomodaba en una charola de tres niveles. La joven subió una vez mas e ingreso al recinto tratando de no llamar la atención, deposito la charola en la mesa. Un momento después volvió a salir regresando a la cocina por la bandeja de copas limpias. Al momento de caminar por el pasillo miró como una de las hermosas y elegantes damas salía, parecía algo ebria por lo comprobó al momento que paso a su lado y la ofendió con una voz arrastrando las palabras. Nathalie se quedo un momento parada tomando con fuerza la charola lleva de copas esperando que la mujer no se pusiera agresiva. Solo un momento y terminaría su trabajo.

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