Voces Nocturnas ─ Agnés de Charny.

El salón desteñía un aura magistral y calidad, a pesar de que no era la primera vez que se deslizaba entre aquellas salas, aquella aura siempre era una cuestión que causaba imponencia dejando así el rasgo de superioridad que querían demostrar los monarcas franceses al resto de los invitados que por allí pasasen, no era algo más que "Fuerza y Poder”. No era de extrañar que cercano al invierno muchos nuevos rostros parecen un tiempo en el palacio real a mostrar respetos y a darse a conocer en sociedad y como era de esperar los burgueses y los distinguidos de clases altas no negaban el llamado a conocer a los gustosos y nuevos pasajeros, esa noche no era la excepción para abrir paso a los frivolidades típicas que caracterizan a la noble gente victoriana.

Ataviada en un vestido melocotón que dejaba al descubierto sus hombros Agnés compartía una charla ligera con diversos hombres y mujeres, enterándose así de los últimos cuchicheos que habían ocurrido dentro de las paredes de palacio, así como también para poder flirtear un poco sin caer en el descaro ni en algo de mal gusto. Las horas pasaban y se contaban con el descorche de cada botella de vino y champan, la morena y su sequito reían mientras veían como las jóvenes en edad casadera se amontaban alrededor del invitado de honor de aquella noche como moscas a la miel, “pobre hombre no es más que la presa entre madres que quieren vender a sus hijas al mejor postor” pensó con cinismo después de todo, ella había pasado por el mismo ridículo ritual, solo que al final ella quedo ganadora y triunfante libre para decidir.

La media noche iba llegando y así asistentes se retiraban a las sombras algunos por descanso otros para alimentar y satisfacer otros deseos, aquel palacio muestra de poder y ambición también estaba lleno y construido en corrupción y pecado algo que sin duda ningún presente estaba absuelto. Se disculpó con sus compañeros en la mesa donde compartían una partida de póker hay un límite para poder soportar frivolidades y en aquel momento necesitaba un descanso, camino hacia el balcón el cual se encontraba en profunda soledad, soltando un suspiro se encontraba como siempre en extremo aburrida su jaula de oro perfecta donde nada ocurría, se preguntaba a menudo ¿qué ocurriría si les enseñara a aquellos hedonistas lo que era verdadera perversión y corrupción? Sus ensoñaciones de caos y destrucción se detuvieron cuando noto la presencia de alguien a su diestra y proseguía  a una voz a la cual ella sonreía y asentía de forma ligera un mero acto victoriano que demostraba modales, su ceja se enarcaba ante aquel extraño acento no era británico era mucho más marcado y bien era más inteligente dado que los hombres siempre hacen escuetos comentarios elogiando la “belleza “pero la manera en que acaba de ocurrir, podría decirse que tenía puntos por aquello. Un escalofrió recorrió su espina dorsal su acompañante misterioso no era lo que aparentaba- Agnés de Charny –hizo una reverencia – Duquesa-puntualizo con gracia- así que vos sois aquel que hace rato estaba completamente rodeado de jóvenes que observaban como si fuera una nueva especie exótica –bromeo con gracia- será un placer para mí que de todas haya posado su interés en vuestra servidora.