Le Fleur Du Mal | Libre

por **Jean-Pierre D'Aubigné** Sáb Oct 29, 2016 3:51 am

Había sido una semana larga y pesada, con tantos papeles que firmar la compañía ganaba mejor reputación con cada fragancia nueva, pero tenía que ir más lejos, ni siquiera el seductor aroma de las rosas podría acabar de darle luz a su vida, entonces decidió salir de casa para poder explorar aquellos pasillos rellenos de colores, texturas y claro...fragancias tan naturales y frescos junto a la luna iluminándolo todo no podría ser más perfecto, entonces se encargó de poder llegar a los jardines, los más llamativos realmente ya que; al poseer tanta variedad podría ir y buscar que flor agregar a sus perfumes, es decir cada vez se exigía mucho más y se esperaba incluso más aun de lo exigido por el público, vestía elegante y con un recogido en el largo y rubio cabello, su rostro nulo de arreglo as allá d e un buen cuidado y pasea tranquilo, admirando cada pieza a su frente.

-Interesante sin duda alguna.- Replico el vampiro mientras acariciaba una flor de un violeta intenso y un aroma fresco pero apacible, nada dulce y menos cochambroso para el olfato, quizá con algunos acentos de sándalo podría mejorar o quizá lo contrario.

-...-Ladeo el rostro pensativo, al parecer eran rosas silvestres, jamás había sentido esa fragancia pero el quería algo mejor que eso algo menos.. dulce, buscando un toque picante suave y que armonizara, quizá los jazmines, o quizá algunas bergamotas para dar mas cuerpo al próximo perfume a vender, su empresa herencia de la familia había ayudado bastante sobre su economía, vivía solo con un par de sirvientes pero por ahora era suficiente a pesar de la enorme mansión, vestía lo mejor, comía...del mejor...todo debía ser siempre Le plus grand et le plus remarquable.

-Qué será que será...- camina curioseando y se detiene a escuchar un poco, Parecía compartir visita...

por **Cailen Gowan** Mar Nov 01, 2016 5:55 pm

Me encontraba en el jardín botánico trabajando. Alguien cercano al dueño había solicitado mi ayuda para ayudarle a acabar con las plagas que se estaban originando, un pobre anciano al cual no pude decirle que no, y mucho menos sabiendo que habría una remuneración económica si hacía buen trabajo. Era algo bastante sencillo, buscar alguna seña de presencia de insectos en las flores y demás plantas del lugar, era fácil pero había que tener paciencia, y sobre todo buen ojo. Eso era lo que estaba haciendo en el momento, me encontraba de rodillas oculto por las miles de plantas, estaba revisando un montón de margaritas que tenían los pétalos roídos por insecto que intentaba encontrar. Eso era lo fácil.

Cuando por fin encontré de dónde salían me deshice de ellos como era conveniente y me puse de pie para sacudir la tierra de mi ropa, de inmediato notando movimiento de mi lado derecho, ignorando totalmente la presencia foránea, acababa de ver a un conejo. Eso era lo difícil. Llegaban y comenzaban a comer las flores, a veces uno, otras veces en grupos, no podía permitir que el animal estropeara algo por lo que comencé a perseguirlo por lo que tomé una red y comencé a darle caza por unos buenos cinco minutos hasta que logré atraparlo, estaba cubierto de sudor pero me sentía victorioso al haber atrapado al animal. Entonces sentí un escalofrío en mi nuca alertándome de que había alguien más en el jardín, quien sabe desde hacía cuánto tiempo, lo cual era extraño considerando lo temprano que era, alcé la vista y me topé con la figura de un extraño de apariencia peculiar, extremadamente pálido y que, a juzgar por su vestimenta, era de la clase alta o incluso realeza, me preguntaba qué haría una persona así tan temprano en el jardín botánico, con lo lejos que estaba de la ciudad. Buscaba algo específico o era uno de esos caprichos extraños.

-Buenos días monsieur. ¿Puedo ayudarle en algo? -Pregunté en voz alta mientras sentía que el animal luchaba por salir de la red en la que lo tenía, caminé hacia una esquina donde había un montón de herramientas de jardinería y una pequeña jaula metálica donde metí al pobre conejo y regresé a donde estaba aquel misterioso hombre. -Soy Cailen. -Saludé. -Trabajo cuidando el jardín, si buscaba algo puedo ayudarle.

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