AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
A Song For The Soul [Privado]
2 participantes
Página 1 de 1.
A Song For The Soul [Privado]
Hacía días que la tranquilidad reinaba, de forma sospechosa, mí vida después de haber estado huyendo cuando aquel grupo de gente, liderado en su mayoría por la Inquisición, me habían encontrado con el único fin de darme caza, de estudiarme, y de a saber qué cosas más ya que según ellos “era una abominación del diablo” y por ello debía de arder en la hoguera como hereje, como alguien que era acusado por brujería, para “purificar” mí cuerpo y liberar al demonio que habitaba en mí interior. Había pasado casi toda mí vida escondido, huyendo de aquellos que en su día no sólo quisieron hacerme daño a mí, sino también a mí madre. Fue por ella donde, en aquel callejón junto a aquellos hombres que querían hacernos daño, descubrí que además de poder transformarme en gato podía también ser una pantera negra, bella y peligrosa, letal para aquellos que osaran hacerme daño.
Aquellos hombres no cesaron su búsqueda hasta que lograron dar con nuestra casa, apresaron a mí familia y mí madre a duras penas pudo sacarme a tiempo de que ellos me lograran encontrar, con el fatídico resultado que los habían apresado a ellos mientras yo escapaba. ¿Su final? Habían muerto por intentar protegerme, según ellos, por ocultarme y ser parte de un adorador del diablo… esa fue la última vez que los vi, y el último recuerdo que hubo en mí mente. Al tiempo pude volver para rescatar un violín, el mismo que utilizaba cuando mí madre me enseñaba a tocarlo… era el único legado que tenía de ella y lo atesoraba cada día de mí vida.
Suspiré mientras seguía andando por aquel sendero que conducía al bosque, era uno de los pocos lugares donde me sentía tranquilo, donde el bullicio de la ciudad no me ponía nervioso ni me alteraba… allí podía estar en cualquiera de las formas sin levantar sospecha, mientras que en la ciudad solo podía pasearme como un gato negro y recorrer sus calles tranquilo. Había quien me daba algo de comer y otros que, por lo que decían a la mala suerte del color, intentaban hacerme daño espantándome. Pero la libertad que encontraba en el bosque… era incomparable.
Como humano que podía cambiar a forma de animal la naturaleza estaba muy ligada conmigo y con mí espíritu, me hacía sentirme tranquilo y en paz y cuando peor estaba me refugiaba en ella. Siendo animal podías ver los matices que, con el ojo humano, jamás podrían apreciar en sus cortas vidas: Los colores, los olores, la “melodía” que desprendía cada ser vivo que se encontraba en aquel lugar… era algo indescriptible. Decían que la música amansaba a las fieras, y la música que brotaba por cada rincón del bosque era como un bálsamo para mí alma, algo rota y herida.
Encontré un lugar perfecto donde había un pequeño río y en donde se encontraba un enorme y frondoso árbol que tenía una sombra donde te incitaba a sentarse y descansar tranquilo. Me refresqué un poco la cara con el agua del río y me senté bajo la sombra de aquel árbol, siempre llevaba conmigo el violín guardado en su estuche, por lo que decidí que ya que estaba solo, era un buen momento para tocar alguna pieza y dejarme envolver por los recuerdos que su sonido me traía, unos felices junto a mí madre, uno que siempre recordaba cada vez que tocaba. Cerré mis ojos, y me dejé llevar por lo que sentía en aquel momento.
Aquellos hombres no cesaron su búsqueda hasta que lograron dar con nuestra casa, apresaron a mí familia y mí madre a duras penas pudo sacarme a tiempo de que ellos me lograran encontrar, con el fatídico resultado que los habían apresado a ellos mientras yo escapaba. ¿Su final? Habían muerto por intentar protegerme, según ellos, por ocultarme y ser parte de un adorador del diablo… esa fue la última vez que los vi, y el último recuerdo que hubo en mí mente. Al tiempo pude volver para rescatar un violín, el mismo que utilizaba cuando mí madre me enseñaba a tocarlo… era el único legado que tenía de ella y lo atesoraba cada día de mí vida.
Suspiré mientras seguía andando por aquel sendero que conducía al bosque, era uno de los pocos lugares donde me sentía tranquilo, donde el bullicio de la ciudad no me ponía nervioso ni me alteraba… allí podía estar en cualquiera de las formas sin levantar sospecha, mientras que en la ciudad solo podía pasearme como un gato negro y recorrer sus calles tranquilo. Había quien me daba algo de comer y otros que, por lo que decían a la mala suerte del color, intentaban hacerme daño espantándome. Pero la libertad que encontraba en el bosque… era incomparable.
Como humano que podía cambiar a forma de animal la naturaleza estaba muy ligada conmigo y con mí espíritu, me hacía sentirme tranquilo y en paz y cuando peor estaba me refugiaba en ella. Siendo animal podías ver los matices que, con el ojo humano, jamás podrían apreciar en sus cortas vidas: Los colores, los olores, la “melodía” que desprendía cada ser vivo que se encontraba en aquel lugar… era algo indescriptible. Decían que la música amansaba a las fieras, y la música que brotaba por cada rincón del bosque era como un bálsamo para mí alma, algo rota y herida.
Encontré un lugar perfecto donde había un pequeño río y en donde se encontraba un enorme y frondoso árbol que tenía una sombra donde te incitaba a sentarse y descansar tranquilo. Me refresqué un poco la cara con el agua del río y me senté bajo la sombra de aquel árbol, siempre llevaba conmigo el violín guardado en su estuche, por lo que decidí que ya que estaba solo, era un buen momento para tocar alguna pieza y dejarme envolver por los recuerdos que su sonido me traía, unos felices junto a mí madre, uno que siempre recordaba cada vez que tocaba. Cerré mis ojos, y me dejé llevar por lo que sentía en aquel momento.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 19/10/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: A Song For The Soul [Privado]
Había amanecido pronto, demasiado pronto, llevaba días sintiendo que la ciudad, las aglomeraciones, las actuaciones y los espectáculos comenzaban a agobiarla. Deseaba, día tras día, llegar a casa y sentarse en silencio a hablar con Kai, que, desde que le confesó su drogadicción parecía estar más cariñoso, a ratos, al menos, porque después de haber dormido juntos tres noches atrás, parecía que algo le rondaba la cabeza y, en ocasiones, cuando ella se acercaba, el chico daba un paso atrás, por eso, aunque tuviera el día libre, no quería quedarse en casa a esperar a que Kaiden llegase.
Echaba en falta su hogar, su hermosa Toscana italiana, con sus prados amplios plantaciones de uva y aceitunas sus inmensos campos de maíz y el aroma del sol sobre el campo. Los pueblos con sus iglesias pequeñas y románicas, esas iglesias que se iluminaban con el más pequeño rayo de sol, que, en comparación a las francesas, tan oscuras, parecían hijas del día.
Necesitaba volver al campo, al bosque, al olor del sol sobre las rocas, a la sensación de somnolencia que le causaba pisar la hojarasca seca de los árboles que elevaba polvo y le manchaba los zapatos, rodar por la hierva limpia y fresca y sentir el sol golpeándole la piel. Francia era mucho más fría que su hermosa Italia natal, su otoño era el invierno italiano, y su verano, la primavera, pero aun así, el bosque le proporcionaba esa sensación de paz, similar a la de su hogar, y cuando sentía la necesidad de liberarse, de mantener la calma y de sentirse en paz, iba al bosque.
Saber que Kaiden, de algún modo, la evitaba en cuanto notaba que comenzaba a volverse más cálido, le dolía, sentía que, con su sola presencia, estaba hiriendo al brujo, y sintiendo lo que sentía por él, era lo último que querría, herirle. Al contrario, tiempo atrás se había prometido a si misma ser su cura, pero no hacía más que provocar más agonía en la enfermedad. En cuanto pisó la linde de la arboleda, respiró hondo y retuvo sus ganas de llorar. No debía hacerlo, porque llorar era regodearse en su tristeza, y no era ella quien peor lo estaba pasando, si lloraba, no podían ser sus propias lágrimas, no lloraría por ella.
Se adentró entre las hojas, escuchando el correr de un riachuelo y saltar a las ardillas de árbol a árbol, alzó un poco su vestido y se relajó al notar el crujir de las hojas bajo sus botas. Cuando más entraba en el bosque, más le parecía escuchar una melodía que conocía bien, una nana inglesa que su madre le había cantado desde niña, se notaba que la mujer añoraba su hogar.
Casi de forma inconsciente se movió hacia el sonido suave de violín, tarareando. Sonrió al notar la melodía justo junto a sus oídos y comenzó a cantar con voz suave, acercándose los pocos metros que le quedaban, hasta el sonido.
- Lavender’s blue dilly dilly, Lavender’s green, when I am king dilly dilly you shal be queen...- cantó.
El sonido agudo de su voz, entrenada por las horas de práctica de canto en el teatro y el aun más agudo del violín llenaron el bosque por un instante en el que incluso los animales parecieron detenerse, y, cuando las voces de un instrumento y otro cesaron la chica acabó de salir ala luz para mirar al propietario de la melodía.
Era un hombre de espalda ancha y largo pelo negro con una barba que enmarcaba su boca. La chica salió y, agachándose un poco, cubierta por su abrigo, con una sonrisa y el pelo recogido, sonrió.
- Buenos días.- dijo en un tono bajo y ligero para no importunar la paz que se había creado en esa zona del bosque.
Echaba en falta su hogar, su hermosa Toscana italiana, con sus prados amplios plantaciones de uva y aceitunas sus inmensos campos de maíz y el aroma del sol sobre el campo. Los pueblos con sus iglesias pequeñas y románicas, esas iglesias que se iluminaban con el más pequeño rayo de sol, que, en comparación a las francesas, tan oscuras, parecían hijas del día.
Necesitaba volver al campo, al bosque, al olor del sol sobre las rocas, a la sensación de somnolencia que le causaba pisar la hojarasca seca de los árboles que elevaba polvo y le manchaba los zapatos, rodar por la hierva limpia y fresca y sentir el sol golpeándole la piel. Francia era mucho más fría que su hermosa Italia natal, su otoño era el invierno italiano, y su verano, la primavera, pero aun así, el bosque le proporcionaba esa sensación de paz, similar a la de su hogar, y cuando sentía la necesidad de liberarse, de mantener la calma y de sentirse en paz, iba al bosque.
Saber que Kaiden, de algún modo, la evitaba en cuanto notaba que comenzaba a volverse más cálido, le dolía, sentía que, con su sola presencia, estaba hiriendo al brujo, y sintiendo lo que sentía por él, era lo último que querría, herirle. Al contrario, tiempo atrás se había prometido a si misma ser su cura, pero no hacía más que provocar más agonía en la enfermedad. En cuanto pisó la linde de la arboleda, respiró hondo y retuvo sus ganas de llorar. No debía hacerlo, porque llorar era regodearse en su tristeza, y no era ella quien peor lo estaba pasando, si lloraba, no podían ser sus propias lágrimas, no lloraría por ella.
Se adentró entre las hojas, escuchando el correr de un riachuelo y saltar a las ardillas de árbol a árbol, alzó un poco su vestido y se relajó al notar el crujir de las hojas bajo sus botas. Cuando más entraba en el bosque, más le parecía escuchar una melodía que conocía bien, una nana inglesa que su madre le había cantado desde niña, se notaba que la mujer añoraba su hogar.
Casi de forma inconsciente se movió hacia el sonido suave de violín, tarareando. Sonrió al notar la melodía justo junto a sus oídos y comenzó a cantar con voz suave, acercándose los pocos metros que le quedaban, hasta el sonido.
- Lavender’s blue dilly dilly, Lavender’s green, when I am king dilly dilly you shal be queen...- cantó.
El sonido agudo de su voz, entrenada por las horas de práctica de canto en el teatro y el aun más agudo del violín llenaron el bosque por un instante en el que incluso los animales parecieron detenerse, y, cuando las voces de un instrumento y otro cesaron la chica acabó de salir ala luz para mirar al propietario de la melodía.
Era un hombre de espalda ancha y largo pelo negro con una barba que enmarcaba su boca. La chica salió y, agachándose un poco, cubierta por su abrigo, con una sonrisa y el pelo recogido, sonrió.
- Buenos días.- dijo en un tono bajo y ligero para no importunar la paz que se había creado en esa zona del bosque.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: A Song For The Soul [Privado]
Mis ojos se cerraron en el mismo momento en que comencé a tocar el violín dejándome llevar por los recuerdos, por la paz que aquel lugar tan tranquilo me traía y todos y cada uno de mis sentidos los puse en aquel violín, de alguna forma, no sólo me recordaba a mí madre y cuando ella me enseñaba a tocarlo cuando era pequeño, sino que también calmaba mí alma y me traía algo de paz a ella… algo que, últimamente, se había truncado de manera marcada haciendo que no estuviera tranquilo y que siempre estuviera alerta, preparado por que en cualquier momento algo podía aparecer, o más bien alguien, y acabar con mí vida y amenazar la libertad que tanto me había costado mantener. Un suspiro salió de mis labios en cuanto mí mano comenzó a moverse sobre las cuerdas del violín, y la tranquilidad comenzó a reinar en el lugar.
La música tenía el gran poder de sanar hasta a una bestia herida y de amansarla sin que ella misma se estuviera dando cuenta de lo que estaba pasando, la canción siguió y me acordé de aquella canción que mí madre me solía cantar cuando era pequeño, aquella pieza era la primera que me había enseñado a tocar con el violín y era la que más aprecio le tenía, recordaba la felicidad cuando conseguí aprendérmela y poder tocarla correctamente sin tener ningún tipo de fallo… y una sonrisa se instaló en mis labios mientras la música y la melodía seguían sonando. Parecía que el lugar se había callado, que cualquier ruido procedente del bosque se hubiera acallado para escuchar la melodía, los animales que rondaban por el lugar también parecía que se hubieran quedado quietos para que la canción sonara en el lugar, armonizándolo todo.
No era una música triste, era una nana que de alguna forma se amoldaba al entorno del bosque, a lo que este mismo trasmitía… podía notar algún que otro animal cerca de donde estaba, curiosos por la melodía que ahora se escuchaba en aquel lugar del bosque, atraídos por la sensación de esta misma. Muchos decían que el violín era el instrumento del Diablo, yo no lo creía así, pero sí que creía que con una melodía podía transmitir el sentimiento del alma de quien lo estaba tocando, y yo tenía la sensación de que por un momento así estaba pasando ahora mismo.
Solamente algo más se unió a la música del violín y que distaba mucho de ser el ruido de cualquier animal, una voz al principio lejana, comenzó a escucharse cantar acorde a la canción que estaba tocando. Una voz de una mujer que, poco a poco, se podía oír mucho más clara y nítida con el paso de los segundos, acercándose hacia donde yo me encontraba. La voz era de un tono agudo y cada una de las notas que dio mientras cantaban denotaban una perfección como si no le costase, como si siempre hubiera cantado a lo largo de su vida, podía escuchar esos pequeños matices y me hizo pensar que, quizás aquella mujer, podría haber estudiado algo de canto por ello. Notas perfectas y cantadas al mismo son de la melodía, con un leve crescendo en cuanto la canción así llegaba a estos puntos, sin costarle en lo más mínimo.
Música y voz combinadas a un mismo son que reinaban en el lugar, su voz se hacía más notoria conforme se iba acercando hasta que ambos, al mismo tiempo, terminamos dejando aquel lugar en silencio durante unos segundos. Lancé un leve suspiro e identifiqué dónde podría estar aquella mujer, no estaba muy lejos, pero sí escondida de mí vista… hasta que al final decidió mostrarse frente a mí, dejándose ver por completo. Por un momento me puse en alerta y atento, ya no confiaba en nada ni en nadie y nadie podía asegurarme que aquella mujer, ahora delante de mí, no fuera otra más de los que me perseguían.
Su pelo rubio cual rayo de sol brilló en cuanto comenzó a acercarse iluminado por el mismo astro, sus ojos azules del color del cielo se fijaron en mí y en mí aspecto… sabía que por este mucha gente que tenía miedo, así que esperé su reacción ante aquello. Portaba un abrigo que la amparaba del frío que hacía aquella mañana y unas botas para ir por aquel bosque, un calzado de lo más ideal para el lugar por donde ella iba. Mis ojos la recorrieron mientras dejaba con mimo y cuidado el violín a mí lado, apoyado contra el árbol y estiré una pierna al mismo tiempo que la otra la doblaba, dejando mí espalda recostada contra el árbol.
-Buenos días, señorita –le respondí a su saludo, una sonrisa se había instalado en sus labios y su pelo recogido la hacían ver aún más sus rasgos- Posee una voz muy bonita, dígame, dio clases de canto ¿verdad? –no sabía la de veces que mí madre había dado clases de canto a jóvenes en el lugar donde vivíamos, algunas veces hasta incluso yo mismo me había unido a un par de ellas. Recordé la voz de mí madre, para mí, una voz de lo más angelical y me centré en ella sin bajar la guardia todavía- ¿La ha atraído hasta aquí mí música? –sabía que así había sido, sino, no se habría acercado. Pude notar algo en ella, algo completamente igual a lo que yo era, algo que me sonaba muy conocido… ¿era una igual? Y si era así, me preguntaba en qué podría transformarse ella- También usted conocía esa nana… me trae recuerdos muy lejanos –miré un momento hacia el cielo y luego hacia ella no queriendo quitarle mucho la vista encima- Espero que su paseo haya sido agradable, y tranquilo, con la melodía de mí violín de fondo -¿sería amiga… o enemiga? En cualquier caso, estaba preparado para cualquiera de las dos opciones… más si era la última de ellas.
La música tenía el gran poder de sanar hasta a una bestia herida y de amansarla sin que ella misma se estuviera dando cuenta de lo que estaba pasando, la canción siguió y me acordé de aquella canción que mí madre me solía cantar cuando era pequeño, aquella pieza era la primera que me había enseñado a tocar con el violín y era la que más aprecio le tenía, recordaba la felicidad cuando conseguí aprendérmela y poder tocarla correctamente sin tener ningún tipo de fallo… y una sonrisa se instaló en mis labios mientras la música y la melodía seguían sonando. Parecía que el lugar se había callado, que cualquier ruido procedente del bosque se hubiera acallado para escuchar la melodía, los animales que rondaban por el lugar también parecía que se hubieran quedado quietos para que la canción sonara en el lugar, armonizándolo todo.
No era una música triste, era una nana que de alguna forma se amoldaba al entorno del bosque, a lo que este mismo trasmitía… podía notar algún que otro animal cerca de donde estaba, curiosos por la melodía que ahora se escuchaba en aquel lugar del bosque, atraídos por la sensación de esta misma. Muchos decían que el violín era el instrumento del Diablo, yo no lo creía así, pero sí que creía que con una melodía podía transmitir el sentimiento del alma de quien lo estaba tocando, y yo tenía la sensación de que por un momento así estaba pasando ahora mismo.
Solamente algo más se unió a la música del violín y que distaba mucho de ser el ruido de cualquier animal, una voz al principio lejana, comenzó a escucharse cantar acorde a la canción que estaba tocando. Una voz de una mujer que, poco a poco, se podía oír mucho más clara y nítida con el paso de los segundos, acercándose hacia donde yo me encontraba. La voz era de un tono agudo y cada una de las notas que dio mientras cantaban denotaban una perfección como si no le costase, como si siempre hubiera cantado a lo largo de su vida, podía escuchar esos pequeños matices y me hizo pensar que, quizás aquella mujer, podría haber estudiado algo de canto por ello. Notas perfectas y cantadas al mismo son de la melodía, con un leve crescendo en cuanto la canción así llegaba a estos puntos, sin costarle en lo más mínimo.
Música y voz combinadas a un mismo son que reinaban en el lugar, su voz se hacía más notoria conforme se iba acercando hasta que ambos, al mismo tiempo, terminamos dejando aquel lugar en silencio durante unos segundos. Lancé un leve suspiro e identifiqué dónde podría estar aquella mujer, no estaba muy lejos, pero sí escondida de mí vista… hasta que al final decidió mostrarse frente a mí, dejándose ver por completo. Por un momento me puse en alerta y atento, ya no confiaba en nada ni en nadie y nadie podía asegurarme que aquella mujer, ahora delante de mí, no fuera otra más de los que me perseguían.
Su pelo rubio cual rayo de sol brilló en cuanto comenzó a acercarse iluminado por el mismo astro, sus ojos azules del color del cielo se fijaron en mí y en mí aspecto… sabía que por este mucha gente que tenía miedo, así que esperé su reacción ante aquello. Portaba un abrigo que la amparaba del frío que hacía aquella mañana y unas botas para ir por aquel bosque, un calzado de lo más ideal para el lugar por donde ella iba. Mis ojos la recorrieron mientras dejaba con mimo y cuidado el violín a mí lado, apoyado contra el árbol y estiré una pierna al mismo tiempo que la otra la doblaba, dejando mí espalda recostada contra el árbol.
-Buenos días, señorita –le respondí a su saludo, una sonrisa se había instalado en sus labios y su pelo recogido la hacían ver aún más sus rasgos- Posee una voz muy bonita, dígame, dio clases de canto ¿verdad? –no sabía la de veces que mí madre había dado clases de canto a jóvenes en el lugar donde vivíamos, algunas veces hasta incluso yo mismo me había unido a un par de ellas. Recordé la voz de mí madre, para mí, una voz de lo más angelical y me centré en ella sin bajar la guardia todavía- ¿La ha atraído hasta aquí mí música? –sabía que así había sido, sino, no se habría acercado. Pude notar algo en ella, algo completamente igual a lo que yo era, algo que me sonaba muy conocido… ¿era una igual? Y si era así, me preguntaba en qué podría transformarse ella- También usted conocía esa nana… me trae recuerdos muy lejanos –miré un momento hacia el cielo y luego hacia ella no queriendo quitarle mucho la vista encima- Espero que su paseo haya sido agradable, y tranquilo, con la melodía de mí violín de fondo -¿sería amiga… o enemiga? En cualquier caso, estaba preparado para cualquiera de las dos opciones… más si era la última de ellas.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 19/10/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: A Song For The Soul [Privado]
Cuando él respondió a su saludo, la chica hizo mayor su sonrisa, el bosque a su alrededor respiraba paz y los tintes anaranjados de las ojas parecían llamar al verano, más que al invierno. Las últimas notas, los restos de música habían quedado enredados en las ramas y las raices y el lago resonaba marcando un último compás suave.
Wendy salió a la luz para responder a la pregunta indirecta del violinista, se apartó un mechón que le caía sobre la frente y tomó aire abrigándose más entre la tela de su abrigo, asientiendo con suavidad. En realidad, había cantado desde niña, sus padres, artistas, le habían dado clases casi desde la cuna, aunque no tenía porque decir tanto, además, había comenzado a ganar algo de fama en el teatro, aun, por suerte, nadie la reconocía por la calle, tal vez a ese hombre, si era músico, le sonase su cara, aunque no lo parecía, lo que era, en parte, un alivio.
- Si, desde niña- confirmó por fin, en voz alta, mirando el violín en manos del hombre de pelo largo. Estaba algo maltrecho, y se notaba el uso, aun así, parecía cuidado con mimo, se notaba que al hombre le gustaba la música, pero también a ella.- La música, había venido a pasear para desconectar y... escuché el violín, siento si le he molestado.- se disculpó jugando con los dedos de sus mans, empezando a ponerse nerviosa, esperba no haber hecho nada malo.- Lo ha sido, gracias.- musitó acercándose para sentarse a un lado de árbol.
Esa nana había formado parte de su infancia, su madre, inglesa de pura cepa, no perdía oportunidad de enseñarle canciones de su amado Bibury. Volver a inglaterra había sido el sueño no cumplido de su madre, y por lo que esta le había contado, no le extrañaba que lo añorase. La música había sido parte de la vida de su madre durante toda su infancia, y lo había continuado aun después de casarse, transmitiendoselo a sus hijos, y abriéndoles las alas.
Había sido bastante diferente a su padre, más estricto, pero igual de alocado, recordaba aun las discusiones que había tenido par apoder mudarse a París desde la bella Toscana, pero, al final, lo había conseguido. Y no se arrepentía. Por esas discusiones había conocido a Kaiden, que era, en ese momento, la persona más importante que tenía en su vida, por poco que a él le gustase, y por mucho que ella se viera obligada a ocultarlo.
- Usted toca muy bien, ¿Dónde aprendió? a mi me daba clases mi madre, siempre ha sido una entusiasta de la música.- sonrió explicandose.
Wendy salió a la luz para responder a la pregunta indirecta del violinista, se apartó un mechón que le caía sobre la frente y tomó aire abrigándose más entre la tela de su abrigo, asientiendo con suavidad. En realidad, había cantado desde niña, sus padres, artistas, le habían dado clases casi desde la cuna, aunque no tenía porque decir tanto, además, había comenzado a ganar algo de fama en el teatro, aun, por suerte, nadie la reconocía por la calle, tal vez a ese hombre, si era músico, le sonase su cara, aunque no lo parecía, lo que era, en parte, un alivio.
- Si, desde niña- confirmó por fin, en voz alta, mirando el violín en manos del hombre de pelo largo. Estaba algo maltrecho, y se notaba el uso, aun así, parecía cuidado con mimo, se notaba que al hombre le gustaba la música, pero también a ella.- La música, había venido a pasear para desconectar y... escuché el violín, siento si le he molestado.- se disculpó jugando con los dedos de sus mans, empezando a ponerse nerviosa, esperba no haber hecho nada malo.- Lo ha sido, gracias.- musitó acercándose para sentarse a un lado de árbol.
Esa nana había formado parte de su infancia, su madre, inglesa de pura cepa, no perdía oportunidad de enseñarle canciones de su amado Bibury. Volver a inglaterra había sido el sueño no cumplido de su madre, y por lo que esta le había contado, no le extrañaba que lo añorase. La música había sido parte de la vida de su madre durante toda su infancia, y lo había continuado aun después de casarse, transmitiendoselo a sus hijos, y abriéndoles las alas.
Había sido bastante diferente a su padre, más estricto, pero igual de alocado, recordaba aun las discusiones que había tenido par apoder mudarse a París desde la bella Toscana, pero, al final, lo había conseguido. Y no se arrepentía. Por esas discusiones había conocido a Kaiden, que era, en ese momento, la persona más importante que tenía en su vida, por poco que a él le gustase, y por mucho que ella se viera obligada a ocultarlo.
- Usted toca muy bien, ¿Dónde aprendió? a mi me daba clases mi madre, siempre ha sido una entusiasta de la música.- sonrió explicandose.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: A Song For The Soul [Privado]
Acudir al bosque era algo que siempre me traía paz y tranquilidad, siempre me gustaba acudir a él cuando en peores momentos me encontraba o pasaba, siempre de alguna forma conseguía sosegarme y calmar la tormenta que se alzaba en mí interior. Era como un remanso de paz, tranquilo y sosegado, del cual me sentía muy unido y el que me hacía llegar a ese estado. Solamente la música llegaba también a tranquilizarme de esa forma, tocar el violín era algo que me llenaba de paz a la par que los recuerdos acudían a mí mente. Siempre había sentido que, de alguna forma, cada vez que tocaba aquel viejo violín mí madre volvía de nuevo a la vida, como si nunca se hubiera ido… como si aquello pudiera borrar la culpa que me atormentaba por dentro.
El bosque había sido mí hogar durante muchos años, aquel viejo hechicero que me había acogido cuando yo era un niño vivía también en los bosques y para mí era como mi segundo hogar… aunque muchas veces había sido, literalmente, mí hogar. La conexión que se llegaba a tener en aquel lugar era tan fuerte que cuando paseaba en forma de animal parecía uno más del lugar. No era de extrañar que los animales se acercaran cuando yo me adentraba en el lugar, estaba convencido de que me reconocían de alguna manera y mí habilidad para poder comunicarme con ellos hacía que estuviéramos todos conectados.
Compartir mí música con la gente no era algo que solía hacer en mí vida, solamente Merwyn había oído como tocaba aquel instrumento y ahora, de la nada, aparecía aquella joven ante mí que no sólo me estaba oyendo tocar, sino que también se había unido a la música aportando su dulce y melodiosa voz. Una nana que ella también conocía puesto que no dudó en comenzar a cantar hasta que los últimos acordes resonaron en el lugar. Pese a que la tenía frente a mí no me levanté del lugar, pero siempre estaba preparado para entrar en acción. Con el tiempo había aprendido que hasta el ser más puro e inocente podía albergar en su interior todo lo contrario.
Sonreí de lado cuando afirmó que había venido a pasear por el bosque pero que al final había sido atraída por el sonido del violín, como el canto de una sirena hacia un marinero. La música, para aquellos que disfrutaban de ella, tenía ese extraño poder. Negué con la cabeza guardando el violín en su funda, era muy viejo y siempre lo trataba con mimo. Podía tener otro, pero podía más el valor sentimental que poseía que cualquier otra cosa. Alcé mí mirada hacia ella, viendo que jugaba con sus manos como si estuviera nerviosa y negué levemente con la cabeza.
-Por el contrario, creo que habéis venido a por un poco de tranquilidad que ofrece y confiere el bosque… como yo –hice una leve pausa- Me alegro que hayáis podido disfrutar de la melodía en vuestro paseo. Sabía que habíais dado clases de canto, he sabido reconocerlo cuando habéis empezado a cantar –reí levemente- Escuchar tantos años a mí madre dando clases al final uno aprende a diferenciar los pequeños matices –sonreí observándola, era joven, muy joven, quizás apenas pasara unos años de la veintena. El sonido de unos pájaros cantando llenó el leve hueco de silencio que se había instalado entre nosotros, uno de ellos se acercó volando hacia donde me encontraba y estiré uno de mis dedos para que se posara sobre el. Su pelaje, de colores rojos y anaranjados fue lo que llamó mí atención y lo acaricié olvidándome de que delante de mí estaba aquella joven, para luego mover mí mano ayudándolo a volar de nuevo. Su pregunta me hizo fijarme en ella y lanzar un leve suspiro para luego sonreír, su madre también daba clases como lo hacía la mía- Aprendí de mí madre, ella enseñaba como la suya todo lo relacionado con la música. De ella aprendí a tocar el violín, su pasión por la música... ella también daba clases de canto pero me gustaba ver cómo enseñaba a los demás –me encogí levemente de hombros y miré el violín, guardado en su funda- Este viejo violín era de ella, y es lo único que tengo como recuerdo suyo –mí vista se perdió durante unos leves segundos y luego volví a ella- Perdonad, creo que he olvidado mis modales. Garrus Vakarian, ¿señorita…? –pregunté no sin antes levantarme dejando el violín apoyado contra el árbol y dando un par de pasos para acercarme a ella, de forma lenta para no asustarla, tomar su mano de forma delicada y dejar un beso en el dorso- ¿Le apetece dar una vuelta? No es muy común encontrar afines a la música y que, además, sus madres se dedicaron a ello.
El bosque había sido mí hogar durante muchos años, aquel viejo hechicero que me había acogido cuando yo era un niño vivía también en los bosques y para mí era como mi segundo hogar… aunque muchas veces había sido, literalmente, mí hogar. La conexión que se llegaba a tener en aquel lugar era tan fuerte que cuando paseaba en forma de animal parecía uno más del lugar. No era de extrañar que los animales se acercaran cuando yo me adentraba en el lugar, estaba convencido de que me reconocían de alguna manera y mí habilidad para poder comunicarme con ellos hacía que estuviéramos todos conectados.
Compartir mí música con la gente no era algo que solía hacer en mí vida, solamente Merwyn había oído como tocaba aquel instrumento y ahora, de la nada, aparecía aquella joven ante mí que no sólo me estaba oyendo tocar, sino que también se había unido a la música aportando su dulce y melodiosa voz. Una nana que ella también conocía puesto que no dudó en comenzar a cantar hasta que los últimos acordes resonaron en el lugar. Pese a que la tenía frente a mí no me levanté del lugar, pero siempre estaba preparado para entrar en acción. Con el tiempo había aprendido que hasta el ser más puro e inocente podía albergar en su interior todo lo contrario.
Sonreí de lado cuando afirmó que había venido a pasear por el bosque pero que al final había sido atraída por el sonido del violín, como el canto de una sirena hacia un marinero. La música, para aquellos que disfrutaban de ella, tenía ese extraño poder. Negué con la cabeza guardando el violín en su funda, era muy viejo y siempre lo trataba con mimo. Podía tener otro, pero podía más el valor sentimental que poseía que cualquier otra cosa. Alcé mí mirada hacia ella, viendo que jugaba con sus manos como si estuviera nerviosa y negué levemente con la cabeza.
-Por el contrario, creo que habéis venido a por un poco de tranquilidad que ofrece y confiere el bosque… como yo –hice una leve pausa- Me alegro que hayáis podido disfrutar de la melodía en vuestro paseo. Sabía que habíais dado clases de canto, he sabido reconocerlo cuando habéis empezado a cantar –reí levemente- Escuchar tantos años a mí madre dando clases al final uno aprende a diferenciar los pequeños matices –sonreí observándola, era joven, muy joven, quizás apenas pasara unos años de la veintena. El sonido de unos pájaros cantando llenó el leve hueco de silencio que se había instalado entre nosotros, uno de ellos se acercó volando hacia donde me encontraba y estiré uno de mis dedos para que se posara sobre el. Su pelaje, de colores rojos y anaranjados fue lo que llamó mí atención y lo acaricié olvidándome de que delante de mí estaba aquella joven, para luego mover mí mano ayudándolo a volar de nuevo. Su pregunta me hizo fijarme en ella y lanzar un leve suspiro para luego sonreír, su madre también daba clases como lo hacía la mía- Aprendí de mí madre, ella enseñaba como la suya todo lo relacionado con la música. De ella aprendí a tocar el violín, su pasión por la música... ella también daba clases de canto pero me gustaba ver cómo enseñaba a los demás –me encogí levemente de hombros y miré el violín, guardado en su funda- Este viejo violín era de ella, y es lo único que tengo como recuerdo suyo –mí vista se perdió durante unos leves segundos y luego volví a ella- Perdonad, creo que he olvidado mis modales. Garrus Vakarian, ¿señorita…? –pregunté no sin antes levantarme dejando el violín apoyado contra el árbol y dando un par de pasos para acercarme a ella, de forma lenta para no asustarla, tomar su mano de forma delicada y dejar un beso en el dorso- ¿Le apetece dar una vuelta? No es muy común encontrar afines a la música y que, además, sus madres se dedicaron a ello.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 19/10/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» A Song For The Soul [Sylvana Di Angelo]
» A new song [privado] [+18]
» May you guess the name of this song? [Privado]
» Song For Two Sousl ~ Privado
» Infant soul {Privado}
» A new song [privado] [+18]
» May you guess the name of this song? [Privado]
» Song For Two Sousl ~ Privado
» Infant soul {Privado}
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour