Something happened in the way to heaven · TM Parte II ·

por **León Gerôme Marchessault** Lun Nov 14, 2016 4:19 am

¡Vivan los novios!

Banquete de boda de Mr & Mrs Danislav

• Información •

La boda de Vincenzo Danislav y Dianthe Marchessault ya ha tenido lugar. Ahora es momento de que la fiesta se traslade de sitio, para dar por comenzada la celebración del banquete de bodas. Allí invitados de diversa índole hacen aparición, bien para felicitar a los recién casados o bien para montar algún que otro jaleo no deseado. Si bien la ceremonia fué para los más allegados, ahora los amigos y conocidos de los contrayentes podrán unirse a éste banquete, para dar por concluída ésta inusual celebración. Pero estate atento, varios secretos serán desvelados así como serán dichas noticias que no caerán en gracia a todo el público. Entra y diviértete.

Invitados:
León Geröme Marchessault
Freya Venälaina
Lucien Danmark
Dianthe G. Marchessault
Vincenzo Danislav
Chàrlotte G. Marchessault
Harmoniè E. Marchessault
Noëlle Marchessault
Evelynne Marchessault
Erik Von Kleinman
Miklós L. Degrasso
Leónid Dobrev
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• Normas •

#No hay órden de posteo.
#Buena ortografía.
#Si alguien que no tenga invitación quiere participar, es bienvenido, tan sólo deberá enviarme un mp.
#Se pide que cumplan con el mínimo de líneas requerido en el foro.
#Si tienen alguna duda o sugerencia contacten vía mp a ésta misma cuenta.
#Respeto y constancia. La trama ha sido ideada con mucho detalle por y para cada participante.

Sólo con invitación (click)

Thanks Igneous !

···

Ya estaba hecho. La peor parte había sucedido de forma tranquila, al menos todo lo posible dado el caso, ya que aquella boda nunca debió de suceder, aunque cada cual aceptó su lugar tal y como estaba escrito. León vió a su hija partir del brazo de otro hombre, uno, que esperaba que la protegiese e hiciese feliz, sinó se las tendría que ver con él cara a cara. León dejó partir a una de sus hijas, que ahora tendría una vida un poco apartada de ellos y él dejaría de escuchar su risa por casa, sus quejas y constantes bromas. Ella ya era toda una mujer, dispuesta a crear una familia igual o tan feliz como la suya, tal y como su madre lo fué una vez. Por que cabía recordar que el matrimonio entre León y la madre de las niñas fué un mero arreglo, que acabó por convertirse en amor. Ojalá ella corriese la misma suerte.

Aún con un deje de nostalgia, León dejó que todos fuesen por su camino, cada hija por su lado, al igual que la nueva pareja y el resto de invitados que pretendía darle la enhorabuena a él y no a la pareja. León, se acercó a Freya justo después de decir que tenía cosas muy importantes que hacer y así era. Pronto Freya sería presentada en sociedad a su lado, oficialmente como su pareja, algo que nadie aún habría podido atisbar siquiera. Ella se había convertido en un pilar fundamental en su vida, que de no ser así, jamás hubiese podido pasar ésta etapa de promesas y bodas. Ella era algo así como su bastón, que no sólo le permitía caminar, sino también le permitía permanecer regio ante la adversidad.
León emprendió el camino hacia uno de los carruajes que le llevarían al sitio en cuestión, con el bastón en una mano, y la otra metida en la solapa de su chaqueta de forme elegante, haciendo las veces de apoyo para que la mujer pudiese apoyar la mano en su regazo, invitándola a acompañarle.

El lugar de destino era una especie de finca en lo alto de una colina en cuya pared descendía un camino un tanto peligroso y empinado. Desde lo alto se podía divisar el mar, entretanto al otro lado, se extendía una verde pradera cercada con elegantes muros y con mesas, sillas y luces que adornaban todo el lugar de una forma un tanto especial. Su hija se merecía eso y mucho más, así que no dudó en hacer todo lo posible porque se sintiese cómoda y encantada con el lugar que bien podría recordarle a las agradables noches de verano en la finca familiar. Algo así como una gran despedida.

···

por **Freya Venälaina** Vie Dic 16, 2016 10:05 am

Por fin. Por fin se acababa la maldita ceremonia y comenzaría la verdadera diversión. Pues, por mucho que le gustara reírse de Dios en su propia casa, lo que de verdad iba a excitarla era ver la cara de las niñitas mimadas de papá cuando este anunciara su compromiso. La fachada de Freya era perfecta, nadie podría reprocharle un mal gesto o una palabra más alta que otra. Al fin y al cabo era especialista en eso, engatusar hombres era su maldita especialidad y León era su última presa, la fortuna Venälaina era ya inmensa pero se trataba de mucho más que de dinero. El futuro de sus hijos, o más bien el de Lucien pues el otro no quería tener nada que ver con su madre ni hermano, estaba más que asegurado. Lucien era inteligente y había heredado las armas dialécticas de su madre para conseguir sus propósitos aunque no era tan sibilino como ella, tenía menos practica y era un hombre lo que hacía que en ocasiones fuera demasiado tosco y violento. Era el orgullo de su Freya y que hubiera decidido ser asesino a sueldo le hacía aún más merecedor de todo el amor de esta. Lo que ocurría de puertas hacia adentro en su mansión nadie lo podría ni imaginar, la cantidad de magia negra que allí residía conseguiría hacer llorar al más puro de los brujos.

Dejó de divagar cuando León se posicionó junto a ella, ¿cómo está el padre de la novia?, preguntó dando una especia de apretón cariñoso en su brazo a la vez que le dedicaba una sonrisa. Se le veía cansado pero feliz, no dejaba de mirar a la niña que acababa de casar y no pudo evitar imaginar a Lucien en semejante posición. No, él se casaría por un juego, no caería en esa mentira como era el amor y si lo hacía Freya no tendría más remedio que matarla.

La compañía del hombre que tenía junto a ella le garantizaba ejercer de coanfitriona del banquete y aunque aún no debía actuar como tal, era natural en ella colmar de atenciones a León y por ello aprovechó para besarle con suavidad antes de bajar de la calesa en que habían llegado a su destino. -Estoy deseando poder hacer eso sin importar quién nos vea-, le susurro antes de alejarse nuevamente de él y caminar hacia el interior. Pidió un vino nada más llegar y un lugar desde el que ver todo lo que ocurriera a partir de entonces.

por Invitado Mar Ene 03, 2017 5:34 pm

Quien hubiera visto a Miklós hacía menos de veinticuatro horas y quien lo viera en aquel momento, tan de punta en blanco que el traje parecía palidecer ante el aspecto pulcro y elegante del hombre de pómulos como el cristal, no se creería que era la misma persona. Sin embargo, así era: el húngaro se había entregado en cuerpo y alma a una tarea que no realizaba desde hacía más de una década, que era construir al noble Rákóczi que llevaba dentro un estuche exterior apropiado, digno de su posición (fingida, pero no por ello menos real. Contradictorio, ¿no?). Así, Miklós portaba ropajes hechos a medida, con las mejores telas y las mejores sedas en la levita, el sombrero de copa, e incluso sus zapatos, de cuero de la más alta calidad. Y por si su atuendo no fuera suficiente, su actitud y su comportamiento no le iban a la zaga; antes al contrario, el húngaro se había construido en torno a sí mismo una posición social (conde de la rama Rákóczi, proveniente del lejano Sacro Imperio Romano Germánico, en tierras magyares) que no le pertenecía, pero por elección, no por derecho. Él había considerado más apropiado para toda su narrativa elegir cosas reales, como su apellido materno (con el que había vivido durante más de medio siglo, dicho fuera de paso), y añadir una puntilla de fantasía probable para que la mentira le saliera más fluida al farsante desentrenado, en aquellas proporciones al menos, que él era. Solamente así, con la prudencia, experiencia y saber hacer de alguien criado para el engaño, un húngaro cambiante y desharrapado se había hecho un hueco en el selecto círculo social de León Gerôme Marchessault, y eso sin necesidad de recurrir a la posición inquisitorial sumamente favorable de su padre, Darko DeGrasso. Ay, si el inquisidor supiera lo que su bastardo estaba planeando...

En realidad, nadie debía saberlo, ni Darko ni ninguno de los demás. Del anonimato y de su hipocresía debía alimentarse la mentira, hasta el punto de que si decía una sola línea alejada de la narrativa original, podía considerar todo el plan echado a perder. Por ello, el húngaro se había tomado muy en serio el acto al que había acudido, aunque no tanto por ser un banquete de boda de la alta sociedad (cómo lo aburrían los aristócratas con sus tonterías...) como por el papel que él jugaría en el mismo. La velada era una mera excusa para encajar la última pieza del rompecabezas que se encontraba extendiendo por el tablero desde hacía demasiado tiempo, todo con el objetivo último de ayudar a su Imara, no a él mismo. ¿Quién, una vez más, habría pensado que el aparentemente egoísta húngaro podía ser capaz de tal acto de generosidad desmesurada? Cualquiera que lo conociera bien... por tanto, únicamente la interesada, si bien ella seguiría sin saber lo que su Miklós estaba dispuesto a hacer por ella, porque aún quería mantenerse en ese halo de hermano mayor casi divino por el que Imara lo tomaba. En eso, se temía, no podía renunciar al egoísmo, pero sí lo hacía en lo demás, y debería ser suficiente por el momento. De lo contrario, no le serviría de nada la función que estaba representando, desde el carruaje en el que arribó al lugar del encuentro hasta los saludos educadamente indiferentes, propios de su fingida posición, a todos los presentes, salvo a León, que era el único al que realmente debía impresionar. Con él se entretuvo cuando concluyó su conversación con una mujer indudablemente más joven, cuyas intenciones serían tan negras como las del propio húngaro, pero realmente poco le importaba, pues por lo pronto, se conformaba con las ganancias que le acarrearía su propio plan.

Así fue como, con la llegada discreta de un hombre como él, que de discreto no solía tener ni un pelo y que aun fingiendo era capaz de llamar la atención de cualquiera, la auténtica fiesta estaba a punto de comenzar...

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