If you believe [privado]

por **Samantha Levine** Jue Nov 24, 2016 10:36 pm

Esa tarde al mirarse al espejo, Samantha sonrió. Aquella salida era una muy importante para la prostituta, no solo porque llevase varias semanas enclaustrada en el burdel, trabajando como si no existiera nada más que hacer, sino porque era una de esas tardes en que tendría la oportunidad de encontrarse con una gran amiga suya y la tarde se volvía mucho más importante si se tomaba en cuenta que ahora tenía algo realmente bueno que contar. Hacía apenas una semana que se encontró con Alöis, un hombre perteneciente a una clase muy diferente a la suya, alguien que prometía mostrarle un mundo diferente, que la invitaba a soñar con un cambio de vida. ¿Era realmente eso posible? Aún no estaba segura de ello. Sumergida entre las dudas y las ilusiones, Samantha había decidió entonces ir a donde encontraría sinceridad verdadera, con Jordan.

A paso firme estaba abandonando aquel sitio en el que las cortesanas estaban sentadas sobre piernas masculinas y todos gritaban y se divertían a su modo. Ella, afortunadamente no tendría que entregarle su cuerpo a nadie por ese día. Caminó de manera despreocupada, ya estaba acostumbrada a todo aquello, pero salir de la rutina era entretenido algunas ocasiones. Llegó a la salida después de atravesar a sus compañeras cortesanas y a varios hombres que te tocaron el cuerpo aprovechando que pasaba cerca de ellos; como respuesta ante eso no hizo más que dedicarles sonrisas amables pues responder de alguna otra manera estaba en contra de todo lo que allá estaba bien visto. Era curioso como trabajaban los burdeles, todo lo que no se permitía en otros sitios era el pan de cada día en ese sitio.

Cuando al fin logro salir, velozmente se dirigió a las calles de las casas adineradas. Si bien era extraño que anduviera por ahí, ese era el camino a recorrer para llegar a casa de Jordan, una elegante casa que iba acorde a la clase alta, esa a la que la Byrd pertenecía. Claro que su amiga no siempre vivió en lugares como aquel. Jordan después de todo salió de un burdel. Y era la historia de vida de su amiga lo que llevaba a la inglesa a pedirle apoyo y consejo siempre que lo necesitaba, pues no existía nadie que hubiera vivido en dos polos tan opuestos como Jordan.

Después de varios minutos andando entre las calles opulentas de París, Samantha llegó finalmente a la residencia Byrd, donde se presento como invitada de la señora de la casa, esperando ser bien recibida por su amiga y no llegar en un momento inoportuno. Samantha era después de todo una muchacha a la que no le gustaba ser una molestia o una carga, ni siquiera aunque hubiera sido previamente invitada por la Byrd.