AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los regalos de la soledad { Libre }
3 participantes
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Los regalos de la soledad { Libre }
Eh, eh hay para todos chicos
-Una risa inundó aquel lugar, era la de Lionel quien habia decidido regalar cosas a los muchachos que habian crecido sin hogar, de no ser por Elliot estaba seguro que habría nacido en un orfanato, era increible como la cantidad de niños aumentaba cada día, suspiró entonces, intentando convertir aquel pensamiento triste en uno alegre pues se habia dedicado a ahorrar durante toda la semana solo para comprar algunas cosas en el mercado. No podía decir que no eran baratas e incluso habia pensado que las mujeres y los hombres que ayudaban en el orfanato le dirían que no habia sitio para un gitano siendo todo lo contrario a lo que se encontró, una mujer sonriente que aceptó todos los regalos llamando a los niños.
En cuando vieron los regalos los niños se abalanzaron a ellos, lo que mas le fascinaba es que hubiera una sonrisa en cada boca, era cierto que los niños siempre se decía que superaban las contingencias con una habilidad asombrosa, pero en realidad lo que estaban haciendo era vivir el día a día, en especial los más pequeños. Con mucho cuidado Lionel tomó a una pequeña, dándole un osito de peluche que al instante abrazó como suyo. No habia sitio mejor para estos juguetes que aquel. Con mucho cuidado se alejó algunos niños le miraron con cara de cachorro, la mujer, riendo, pidió a Lionel que si pudiera haber alguna posibilidad de que se quedara a cenar. Como siempre estaba débil ante las miradas de los pequeños no tuvo otro remedio sino que asentir.
Pasó una hora, los pequeños agotados se habian quedado dormidos, tiempo que aprovechó Lionel para acomodarse a las afueras del orfanato, respirando el aroma de la naturaleza que había, no muy cuidada si era cierto, pero...era sin duda hermosa-
-Una risa inundó aquel lugar, era la de Lionel quien habia decidido regalar cosas a los muchachos que habian crecido sin hogar, de no ser por Elliot estaba seguro que habría nacido en un orfanato, era increible como la cantidad de niños aumentaba cada día, suspiró entonces, intentando convertir aquel pensamiento triste en uno alegre pues se habia dedicado a ahorrar durante toda la semana solo para comprar algunas cosas en el mercado. No podía decir que no eran baratas e incluso habia pensado que las mujeres y los hombres que ayudaban en el orfanato le dirían que no habia sitio para un gitano siendo todo lo contrario a lo que se encontró, una mujer sonriente que aceptó todos los regalos llamando a los niños.
En cuando vieron los regalos los niños se abalanzaron a ellos, lo que mas le fascinaba es que hubiera una sonrisa en cada boca, era cierto que los niños siempre se decía que superaban las contingencias con una habilidad asombrosa, pero en realidad lo que estaban haciendo era vivir el día a día, en especial los más pequeños. Con mucho cuidado Lionel tomó a una pequeña, dándole un osito de peluche que al instante abrazó como suyo. No habia sitio mejor para estos juguetes que aquel. Con mucho cuidado se alejó algunos niños le miraron con cara de cachorro, la mujer, riendo, pidió a Lionel que si pudiera haber alguna posibilidad de que se quedara a cenar. Como siempre estaba débil ante las miradas de los pequeños no tuvo otro remedio sino que asentir.
Pasó una hora, los pequeños agotados se habian quedado dormidos, tiempo que aprovechó Lionel para acomodarse a las afueras del orfanato, respirando el aroma de la naturaleza que había, no muy cuidada si era cierto, pero...era sin duda hermosa-
Lionel D'Maine- Gitano
- Mensajes : 1639
Fecha de inscripción : 14/09/2010
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Me encontraba paseando por las calles de Paris, era bastante tarde pero poco me importaba la oscuridad, es mas, me gustaba observar como esa ciudad tan agetreada durante el dia iba quedando en silencio mientras poco a poco mientras el sol cruzaba el horizonte hasta desaparecer por completo. Me tranquilizaba pensar que no todo en la vida era malo, que incluso en la oscuridad se puede encontrar belleza y calma.
Me encontraba todavia un poco dolorido de la ultima transformacion, asi andaba con paso tranquilo y pausado, no tenia prisas por llegar a casa. Caminand, caminado llegue hasta el orfanato lugar donde vivian niños encantadores que, como yo, perdieron a sus padres a temprana edad, las donaciones que enviaba alli las hacia personalmente, no sabia porque, pero a pesar de no haberme criado en aquel sitio sentia que era mas cercano de lo que podia.
Cuando me encontraba cerca del edifio vislumbre una figura de un hombre sentado mirando al horizonte, parecia que miraba algo que solo podia ver el.
- Hay cosas que solo aprecian los que pierden un poco de su tiempo en aprender a ver el lado bueno de todo - dije mirando a mismo lugar donde fijaba la mirada aquel hombre
Me encontraba todavia un poco dolorido de la ultima transformacion, asi andaba con paso tranquilo y pausado, no tenia prisas por llegar a casa. Caminand, caminado llegue hasta el orfanato lugar donde vivian niños encantadores que, como yo, perdieron a sus padres a temprana edad, las donaciones que enviaba alli las hacia personalmente, no sabia porque, pero a pesar de no haberme criado en aquel sitio sentia que era mas cercano de lo que podia.
Cuando me encontraba cerca del edifio vislumbre una figura de un hombre sentado mirando al horizonte, parecia que miraba algo que solo podia ver el.
- Hay cosas que solo aprecian los que pierden un poco de su tiempo en aprender a ver el lado bueno de todo - dije mirando a mismo lugar donde fijaba la mirada aquel hombre
Angel Lambert- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: Los regalos de la soledad { Libre }
llevaba varios dias en aquel lugar al que me habia llevado la monja que me encontró en el bosque despues de mi huida despaborida del campamento gitano, donde los vampiros habian atacado hacia varias semanas.
asustada con los gritos de mi madre que me pedia que me escondiera habia salido corriendo bosque através, no habia parado de llorar durante esos dias que llevaba allí y no salia de la habitacion, no queria comer, solo habia bebido agua, queria ver a mi madre, allí encerrada mi madre no me encontraria nunca, gimoteaba acurrucada en el alfeizar de la ventana cuyo cristal me devolvia mi reflejo, abrazada a mis rodillas y mirando desolada entre lagrimas la oscuridad de la calle, pensaba en mi madre y aun me ponia mas triste, se me escapaban las lagrimas a borbotones mientras las estrellas del cielo brillaban como diamantes y el silencio de la habitacion se rompia con mis sollozos y el compás de las respiraciones...
tragué saliva y entré el gimoteo oí la voz de alguien en la soledad de la calle, lo que hizo que me inclinara hacia fuera para ver si descubria al dueño de aquella voz aun acurrucada y hecha un ovillo intentando controlar las convulsiones provocadas por el llanto
asustada con los gritos de mi madre que me pedia que me escondiera habia salido corriendo bosque através, no habia parado de llorar durante esos dias que llevaba allí y no salia de la habitacion, no queria comer, solo habia bebido agua, queria ver a mi madre, allí encerrada mi madre no me encontraria nunca, gimoteaba acurrucada en el alfeizar de la ventana cuyo cristal me devolvia mi reflejo, abrazada a mis rodillas y mirando desolada entre lagrimas la oscuridad de la calle, pensaba en mi madre y aun me ponia mas triste, se me escapaban las lagrimas a borbotones mientras las estrellas del cielo brillaban como diamantes y el silencio de la habitacion se rompia con mis sollozos y el compás de las respiraciones...
tragué saliva y entré el gimoteo oí la voz de alguien en la soledad de la calle, lo que hizo que me inclinara hacia fuera para ver si descubria al dueño de aquella voz aun acurrucada y hecha un ovillo intentando controlar las convulsiones provocadas por el llanto
Irene Vonderville- Gitano
- Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 28/09/2010
Localización : Paris
Re: Los regalos de la soledad { Libre }
-No sabia cuanto tiempo había permanecido admirando el horizonte, según sus perspectivas, había sido demasiado tiempo como para poder apenas darse cuenta, suspiró creando ilusiones en el aire debido al vaho que acariciaba sus labios humedeciéndolos y al mismo tiempo resecándolos, hacía un tiempo típico de otoño sin que la lluvia le entorpeciese a observar todo lo que había en frente suya. Tanto se centró en el paisaje que no pudo dar cuenta de aquel hombre que habia estado observándole hasta situarse a un lado suya...¿como expresarlo? A veces se fundía, se hacía uno con la maldita naturaleza, como si fuera el menor problema que había de tener.
Al principio no observó al hombre, escuchó su voz, pudo sentir su presencia pero ante todo mezcló aquella incomodidad inicial con un asentimiento ante la pura verdad que había dicho, el don que siempre habia crecido con Lionel era el de observar las auras, sus pupilas se dilataron silenciosamente como si quisieran corroborar que su acompañante era en verdad un ser sobrenatural, a pesar de que la incomodidad vaciló unos segundos lo que indicaba que estaba a salvo. Pues según quien estuviera a su lado, podía sentir mayor o menor incomodidad, siempre en la justa medida, en el justo grado-
Pero ahora, casi nadie tiene tiempo, incluso los más pobres piensan que son solamente asuntos triviales, como el de mirar al cielo y dar gracias por seguir vivos.
-La mayoría de personas pasaban años y años sin mirar el cielo y luego en el lecho de muerte se preguntaban si en verdad habia sido tan azulado como lo estaban viendo ahora. Se sonrió, comodo, aquel hombre le hacia sentir cómodo por lo que volteó el rostro hacía él buscando su mirada, se iba a presentar, pues su boca formuló un “soy” antes de centrar su vista en otro lado-
¿Has oído algo?
-Parecía el llanto de una pequeña, ¿algun niño que habia escapado de la siesta? ¿algo? Indicó al hombre que le siguiera, aun no supo porqué pero lo hizo mientras caminaba hacia donde habia escuchado aquel sonido, era dificil escucharlo completamente, por ello tambien rogaba por la ayuda de aquel desconocido, si bien aún no conocía su nombre, podía saber que él mejor que nadie podía escuchar donde se encontraba la pequeña-
Al principio no observó al hombre, escuchó su voz, pudo sentir su presencia pero ante todo mezcló aquella incomodidad inicial con un asentimiento ante la pura verdad que había dicho, el don que siempre habia crecido con Lionel era el de observar las auras, sus pupilas se dilataron silenciosamente como si quisieran corroborar que su acompañante era en verdad un ser sobrenatural, a pesar de que la incomodidad vaciló unos segundos lo que indicaba que estaba a salvo. Pues según quien estuviera a su lado, podía sentir mayor o menor incomodidad, siempre en la justa medida, en el justo grado-
Pero ahora, casi nadie tiene tiempo, incluso los más pobres piensan que son solamente asuntos triviales, como el de mirar al cielo y dar gracias por seguir vivos.
-La mayoría de personas pasaban años y años sin mirar el cielo y luego en el lecho de muerte se preguntaban si en verdad habia sido tan azulado como lo estaban viendo ahora. Se sonrió, comodo, aquel hombre le hacia sentir cómodo por lo que volteó el rostro hacía él buscando su mirada, se iba a presentar, pues su boca formuló un “soy” antes de centrar su vista en otro lado-
¿Has oído algo?
-Parecía el llanto de una pequeña, ¿algun niño que habia escapado de la siesta? ¿algo? Indicó al hombre que le siguiera, aun no supo porqué pero lo hizo mientras caminaba hacia donde habia escuchado aquel sonido, era dificil escucharlo completamente, por ello tambien rogaba por la ayuda de aquel desconocido, si bien aún no conocía su nombre, podía saber que él mejor que nadie podía escuchar donde se encontraba la pequeña-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Escuche las palabras de aquel hombre, era extraño pensar que aunque siempre tenemos cosas cerca para admirar o sentir para tranquilizarnos en momentos de confusion nunca dejabamos que nuestras mentes viajaran un tiempo fuera de nuestras cabezas lejos de la cruda realidad para descansar y recobrar las energias y la esperanza de intentar seguir viviendo un dia mas.
Cuando el hombre parecia que se iba a presentar, ambos escuachamos algo, no se si el sabia lo que habia oido pero yo lo habia distinguido perfectamente, era un sollozo.
- Si - le dije mientras ponia mas atencion en los sonidos que nos rodeaban.
Segui al hombre pues me lo habia pedido, y buscamos el origen del sonido, cuanto mas caminabamos nos alejabamos del el, al parecer ese hombre no lo oia con claridad, asi que me acerque a el y le agarre el brazo.
- Por hay no - le dije - sigueme - le pedi mientras nos dirigimos hasta una parte del edificio donde podiamos vislumbrar unas ventanas que daban a unas habitaciones oscuras pues ya habian hagado las velas, me pare y con el dedo señale una venta donde no se veia gran cosa pero de donde procedia el llanto - hay una niña llorando - le dije a mi compañero
Cuando el hombre parecia que se iba a presentar, ambos escuachamos algo, no se si el sabia lo que habia oido pero yo lo habia distinguido perfectamente, era un sollozo.
- Si - le dije mientras ponia mas atencion en los sonidos que nos rodeaban.
Segui al hombre pues me lo habia pedido, y buscamos el origen del sonido, cuanto mas caminabamos nos alejabamos del el, al parecer ese hombre no lo oia con claridad, asi que me acerque a el y le agarre el brazo.
- Por hay no - le dije - sigueme - le pedi mientras nos dirigimos hasta una parte del edificio donde podiamos vislumbrar unas ventanas que daban a unas habitaciones oscuras pues ya habian hagado las velas, me pare y con el dedo señale una venta donde no se veia gran cosa pero de donde procedia el llanto - hay una niña llorando - le dije a mi compañero
Angel Lambert- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Vi como los hombres pasaban de largo lloré un poco más fuerte al verque la unica distraccion que tenia se alejaba y la calle se quedaba sola, oir aquellas voces en el silencio e la noche me haia sentirme acompañad aunque no lo estuviera realmente.
Seguia llorandoobservando como se alejaban cuando vi que se volvian y los oí demasiado cerca, me asomé un poco mas y los vi bajo mi ventana, paré de llorar un poco y me mordi el labio inferior, me soné la nariz y me limpié con el dorso de la mano
observé estaban hablando pero en murmullos que apenas percibia desde arriba
En el pasillo oí pasos y tuve que callarme a la fuerza por el miedo que me pillara despierta, no me movi,paralizada, bajo la puerta una luz titilante dibujaba las sombras de los pies de la monja, se paró un segundo delante de la puerta de la habitacion, la respiracion se me cortó y la vista se me fué al picaporte, por un momento pensé que lo giraria y abriria la puerta...
pero entonces la luz que suponia seria de una vela, se movió ella siguió andando.
Respiré hondo y miré hacia la calle
Seguia llorandoobservando como se alejaban cuando vi que se volvian y los oí demasiado cerca, me asomé un poco mas y los vi bajo mi ventana, paré de llorar un poco y me mordi el labio inferior, me soné la nariz y me limpié con el dorso de la mano
observé estaban hablando pero en murmullos que apenas percibia desde arriba
En el pasillo oí pasos y tuve que callarme a la fuerza por el miedo que me pillara despierta, no me movi,paralizada, bajo la puerta una luz titilante dibujaba las sombras de los pies de la monja, se paró un segundo delante de la puerta de la habitacion, la respiracion se me cortó y la vista se me fué al picaporte, por un momento pensé que lo giraria y abriria la puerta...
pero entonces la luz que suponia seria de una vela, se movió ella siguió andando.
Respiré hondo y miré hacia la calle
Irene Vonderville- Gitano
- Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 28/09/2010
Localización : Paris
Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Gracias...aunque aun no se tu nombre
-Se vió tomado del brazo, agradeciendo aquel gesto puesto que cualquiera en su lugar habría mirado de malos modos a Lionel y le hubiera dicho que la busqueda la podría hacer el solito. Se mordió entonces los labios, no sabia donde habia escuchado ese sonido es decir parecia que conocía el sonido de aquella voz y debido a que era un simple humano aquel hombre le podía guiar de una manera más confiada-
Eso parece...
-Dejó un momento la mano derecha en la espalda del hombre, esperando que no se enojara por aquello mientras escuchaba los sollozos de alguien, dejo que los cabellos rozasen su rostro escondiendo las facciones de su rostro envolviendole con una suave sonrisa en los labios, se sentia demasiado...raro mientras intentaba escuchar algo a pesar de que no podía-
Mh...debemos de...
-Iba a decir que debian de seguir hacia delante pero justo cuando miró hacia el frente escuchó perfectamente el sonido que habia hecho la puerta de madera, aquel chirrio que parecia querer cobrar protagonismo habia finalmente conseguido la atención y no dudaba que la de su compañero también. Tuvo que entornar un poco más los ojos dandose cuenta de que al parecer alguien estaba mirandoles o mejor dicho que alguien saldría de ese edificio. Miró al desconocido, deseaba haber escuchado su nombre, por lo que ahora le señaló de que fueran a ver quien habia salido y averiguar que estaba pasando. No tardó en caminar hacia delante visualizando poco a poco la figura de una pequeña que estaba junto a la puerta con las mejillas húmedas y los ojos aparentemente también...lo que indicaba que ella habia estado llorando-
parece que es ella
-Susurró suavemente a su acompañante para empezar a caminar hacia delante un poco mas esperando las respuestas o mejor dicho ser de ayuda para aquella pequeña-
-Se vió tomado del brazo, agradeciendo aquel gesto puesto que cualquiera en su lugar habría mirado de malos modos a Lionel y le hubiera dicho que la busqueda la podría hacer el solito. Se mordió entonces los labios, no sabia donde habia escuchado ese sonido es decir parecia que conocía el sonido de aquella voz y debido a que era un simple humano aquel hombre le podía guiar de una manera más confiada-
Eso parece...
-Dejó un momento la mano derecha en la espalda del hombre, esperando que no se enojara por aquello mientras escuchaba los sollozos de alguien, dejo que los cabellos rozasen su rostro escondiendo las facciones de su rostro envolviendole con una suave sonrisa en los labios, se sentia demasiado...raro mientras intentaba escuchar algo a pesar de que no podía-
Mh...debemos de...
-Iba a decir que debian de seguir hacia delante pero justo cuando miró hacia el frente escuchó perfectamente el sonido que habia hecho la puerta de madera, aquel chirrio que parecia querer cobrar protagonismo habia finalmente conseguido la atención y no dudaba que la de su compañero también. Tuvo que entornar un poco más los ojos dandose cuenta de que al parecer alguien estaba mirandoles o mejor dicho que alguien saldría de ese edificio. Miró al desconocido, deseaba haber escuchado su nombre, por lo que ahora le señaló de que fueran a ver quien habia salido y averiguar que estaba pasando. No tardó en caminar hacia delante visualizando poco a poco la figura de una pequeña que estaba junto a la puerta con las mejillas húmedas y los ojos aparentemente también...lo que indicaba que ella habia estado llorando-
parece que es ella
-Susurró suavemente a su acompañante para empezar a caminar hacia delante un poco mas esperando las respuestas o mejor dicho ser de ayuda para aquella pequeña-
Lionel D'Maine- Gitano
- Mensajes : 1639
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
-¿Gabrielle?--Dije con tono preocupado.
Iba caminando por los pasillos del orfanato en busca de la pequeña.
La noche oscura, cubria con su manto de estrellas el orfanato de París. Tenia turno aquella noche y me tocaba asegurarme de que todos los niños del orfanato se encontraban dentro de sus habitaciones. Iba en busca de una dulce niña que llego hace poco al orfanato y que según lo que me conto la monja que cuida a los niños por la tarde, habia salido huyendo de un campamento el cual había sido atacado por vampiros.
Al escuchar la historia de la pequeña, me entraron ganas de encerrarme a mi tambien en un habitación y no salir de ahi, hasta que mi vida terminara conmigo. Comprendía perfectamente a la pequeña y por nada del mundo querria que estuviera sola por los pasillos y el orfanato, era grande y con varios pisos, aunque...no creo que se haya escapado aún. La poca prisa que tenía, aumento y comence a correr escaleras para arriba y para abajo.
Cuando me encuentro cerca de las habitaciones, me dirigo a girar hacia mi derecha y de repente me encuentro con dos hombres que al parecer estaban enfrente de la habitación, si no me equivoco, de la pequeña Gabrielle. Estaban cerca y la pequeña Gabrielle estaba junto a la puerta, parece que había estado llorando. Lentamente me acerque a Gabrielle y me agache a su lado. Ella se giro y me miró con aquellos ojos vidriosos que aun tenía.
-Pequeña....¿Que te ha pasado, dulzura mia?-Dije con suavidad hacia Gabrielle.
Iba caminando por los pasillos del orfanato en busca de la pequeña.
La noche oscura, cubria con su manto de estrellas el orfanato de París. Tenia turno aquella noche y me tocaba asegurarme de que todos los niños del orfanato se encontraban dentro de sus habitaciones. Iba en busca de una dulce niña que llego hace poco al orfanato y que según lo que me conto la monja que cuida a los niños por la tarde, habia salido huyendo de un campamento el cual había sido atacado por vampiros.
Al escuchar la historia de la pequeña, me entraron ganas de encerrarme a mi tambien en un habitación y no salir de ahi, hasta que mi vida terminara conmigo. Comprendía perfectamente a la pequeña y por nada del mundo querria que estuviera sola por los pasillos y el orfanato, era grande y con varios pisos, aunque...no creo que se haya escapado aún. La poca prisa que tenía, aumento y comence a correr escaleras para arriba y para abajo.
Cuando me encuentro cerca de las habitaciones, me dirigo a girar hacia mi derecha y de repente me encuentro con dos hombres que al parecer estaban enfrente de la habitación, si no me equivoco, de la pequeña Gabrielle. Estaban cerca y la pequeña Gabrielle estaba junto a la puerta, parece que había estado llorando. Lentamente me acerque a Gabrielle y me agache a su lado. Ella se giro y me miró con aquellos ojos vidriosos que aun tenía.
-Pequeña....¿Que te ha pasado, dulzura mia?-Dije con suavidad hacia Gabrielle.
Invitado- Invitado
Re: Los regalos de la soledad { Libre }
-¿De donde habia escuchado aquel lloro? Aun no lo sabia y ya estaba preocupado de lo que habia sucedido ya que el lugar era demasiado grande habia quedado con aquel joven que se dividirian en dos grupos el por un lado y el gitano por otro asi de ese modo podrian encontrar antes que era lo que habia sucedido o quien era la pequeña que estaba llorando, cuando sucedió eso se mordio un poco los labios volviendo a entrar en la casa, se habia sonreido viendo a algunos pequeños que caminaban medio dormidos abrazados a su osito de peluche.
A veces era mejor dejarles andar con tranquilidad, según decia su padre se ofrecia hasta a una medida de hacer ejercicio porque caminaban sin darse cuenta, volvio a entrar en una habitación en la que estaba una mujer...se sonrio viendo aquella escena, al parecer habia identificado de donde habia venido aquel lloro, se masajeo la sien dandose cuenta de que la preocupacion incluso le habia producido un fuerte dolor de cabeza, luego pediria alguna pastilla pero por ahora quedo volviendo a mirar a la niña que estaba entre los brazos de aquella mujer-
¿Esta mejor?
-Pregunto para hacerse escuchar, no creia que seria muy conveniente estar ahi mirando de la nada porque le tacharian como una especie de pervertido cuando no lo era...se acerco entonces portando en sus manos un peluche que habia traido para los niños y que habia sido capaz de coger en una de las habitaciones pensando que seria una de las mejores formas de calmar a las personas, se adentró, dejando su cuerpo moverse habilmente por la habitacion hasta arrodillarse y acariciar la mejilla de la pequeña con el conejo de peluche riendo con suavidad rozando su mejilla contra la de la pequeña, el gitano era bastante paternal especialmente porque aun cuando no habia tenido hijos siempre cuidaba a los hijo de los gitanos en el campamento-
A veces era mejor dejarles andar con tranquilidad, según decia su padre se ofrecia hasta a una medida de hacer ejercicio porque caminaban sin darse cuenta, volvio a entrar en una habitación en la que estaba una mujer...se sonrio viendo aquella escena, al parecer habia identificado de donde habia venido aquel lloro, se masajeo la sien dandose cuenta de que la preocupacion incluso le habia producido un fuerte dolor de cabeza, luego pediria alguna pastilla pero por ahora quedo volviendo a mirar a la niña que estaba entre los brazos de aquella mujer-
¿Esta mejor?
-Pregunto para hacerse escuchar, no creia que seria muy conveniente estar ahi mirando de la nada porque le tacharian como una especie de pervertido cuando no lo era...se acerco entonces portando en sus manos un peluche que habia traido para los niños y que habia sido capaz de coger en una de las habitaciones pensando que seria una de las mejores formas de calmar a las personas, se adentró, dejando su cuerpo moverse habilmente por la habitacion hasta arrodillarse y acariciar la mejilla de la pequeña con el conejo de peluche riendo con suavidad rozando su mejilla contra la de la pequeña, el gitano era bastante paternal especialmente porque aun cuando no habia tenido hijos siempre cuidaba a los hijo de los gitanos en el campamento-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Uno de los muchachos que estaban afuera de la habitación de la pequeña Gabrielle, se acercó a la pequeña con un peluche que al parecer había traído para los niños y se adentró diestramente hasta llegar a la pequeña con gesto inocente que acariciaba la suave y empapada mejilla de Gabrielle por las lágrimas. El muchacho parecía tener un sexto sentido para los niños. Transmitía una calidad paternal que daban ganas de querer ser hija suya y sentir esa calidez que transmitía. Era agradable.
-Creo que está muchísimo mejor desde que usted llegó con el peluche y mire, ahora parece que está más tranquila
Dije con suavidad. Le observé y luego miré a Gabrielle que estaba concentrada en el peluche. Comenzó a aparecer una media sonrisa en la dulce cara de Gabrielle. El peluche la estaba ayudando a sentirse mejor y eso me tranquilizaba. Aparté mi mirada de Gabrielle por un momento. Observé al hombre que estaba a mi lado a la vez que jugaba con Gabrielle y el peluche.
-¿Suele frecuentar el Orfanato, Monsieur? –Pregunté curiosa dado que llevaba poco tiempo en el orfanato.- Sé que llevo poco tiempo, pero nunca le he visto por aquí.-Dije con curiosidad.
Estaría bien, qué en el mundo, hubiese más personas como este hombre. Al menos por lo poco que conozco París, dudo en que los haya.
-Si...he sido muy atrevida, le pido que me disculpe... -Dije un poco avergonzada. Dejé a Gabrielle un momento a solas con aquél hombre y fui a coger el cepillo de la cómoda de la habitación.
Volví hacia Gabrielle, me senté en una silla y coloqué a Gabrielle encima de mis piernas para peinarla el pelo. Ella seguía jugando con el peluche y aquél hombre me miraba fijamente, clavándomela en la nuca. Pero aquellos ojos negros no me miraban con odio, no sabía muy bien que quería transmitirme esta vez.
-Creo que está muchísimo mejor desde que usted llegó con el peluche y mire, ahora parece que está más tranquila
Dije con suavidad. Le observé y luego miré a Gabrielle que estaba concentrada en el peluche. Comenzó a aparecer una media sonrisa en la dulce cara de Gabrielle. El peluche la estaba ayudando a sentirse mejor y eso me tranquilizaba. Aparté mi mirada de Gabrielle por un momento. Observé al hombre que estaba a mi lado a la vez que jugaba con Gabrielle y el peluche.
-¿Suele frecuentar el Orfanato, Monsieur? –Pregunté curiosa dado que llevaba poco tiempo en el orfanato.- Sé que llevo poco tiempo, pero nunca le he visto por aquí.-Dije con curiosidad.
Estaría bien, qué en el mundo, hubiese más personas como este hombre. Al menos por lo poco que conozco París, dudo en que los haya.
-Si...he sido muy atrevida, le pido que me disculpe... -Dije un poco avergonzada. Dejé a Gabrielle un momento a solas con aquél hombre y fui a coger el cepillo de la cómoda de la habitación.
Volví hacia Gabrielle, me senté en una silla y coloqué a Gabrielle encima de mis piernas para peinarla el pelo. Ella seguía jugando con el peluche y aquél hombre me miraba fijamente, clavándomela en la nuca. Pero aquellos ojos negros no me miraban con odio, no sabía muy bien que quería transmitirme esta vez.
Invitado- Invitado
Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Si..eso parece pero solo espero que deje de llorar para que pueda descansar apacible
-Sonrio con cierta ternura acariciando el cabello de la pequeña en actitud paternal, el sabia que nunca podria tener hijos pero por lo menos le gustaban los niños, el ser un gitano quela mayor parte de las veces estaba haciendo otra cosa u cuidando de los pequeños al final tenia sus ventajas porque podia cuidar de ellos todo lo que deseaba, los gitanos tenian un sexto sentido para saber quien valia para ser padre o quien no y por el momento Lionel habia sido escogido el padre gitano del año ya que se llevaba bien con los niños aunque no tuviera ninguno. Sonrio estaba a punto de decirle a aquel hombre que le acompañaba que entrase pero no le habia visto en un rato ¿estaria bien? seguro que descubriria mejor que Lionel de que iba el ruido o a lo mejor se habia sentido incomodo, quien sabe.
Cuando ella hizo aquella pregunta sonrio, negando en parte porque no se retractase ya que no habia hecho nada malo pero al mismo tiempo que no se tuviera que preocupar de lo que habia dicho puesto que no se habia propasado mientras gabrielle estaba sobre él, acaricio sus mejillas haciendole cariños, jugando un poco con el osito hasta que llego la mujer con el peine y se puso a cepillar los cabellos de la pequeña, era una imagen hermosa que solo habia visto en algunos cuentos de hadas, esas peliculas en la que habia un vinculo entre madre e hija-
Habia venido a traer algunos juguetes y regalos a los pequeños, no he venido ultimamente mucho por aqui pero todo lo que pueda hacer, siempre es poco comparado con lo que estos pequeños hacen por mi ¿y usted mademoiselle?
-Sonrio con cierta ternura mientras continuaba tranquilo sentado en el suelo sin ninguna molstia viendo a la pequeña intentando tambien jugar con Lionel, le caia muy bien, era una joven cariñosa e inteligente parecia que la pequeña ya se habia tranquilizado y que quizás todo habia sido un mal sueño. colocó luego las manos en el regazo con una sonrisa torpe pero cariñosa, es que no sabia muy bien que decir, se sentia que ese momento era especial como para empezar a molestar con sus historias o sus palabras, era como si ese momento fuera para verlo en silencio o asi lo sentia el ahora mismo que guardo silencio observandole-
-Sonrio con cierta ternura acariciando el cabello de la pequeña en actitud paternal, el sabia que nunca podria tener hijos pero por lo menos le gustaban los niños, el ser un gitano quela mayor parte de las veces estaba haciendo otra cosa u cuidando de los pequeños al final tenia sus ventajas porque podia cuidar de ellos todo lo que deseaba, los gitanos tenian un sexto sentido para saber quien valia para ser padre o quien no y por el momento Lionel habia sido escogido el padre gitano del año ya que se llevaba bien con los niños aunque no tuviera ninguno. Sonrio estaba a punto de decirle a aquel hombre que le acompañaba que entrase pero no le habia visto en un rato ¿estaria bien? seguro que descubriria mejor que Lionel de que iba el ruido o a lo mejor se habia sentido incomodo, quien sabe.
Cuando ella hizo aquella pregunta sonrio, negando en parte porque no se retractase ya que no habia hecho nada malo pero al mismo tiempo que no se tuviera que preocupar de lo que habia dicho puesto que no se habia propasado mientras gabrielle estaba sobre él, acaricio sus mejillas haciendole cariños, jugando un poco con el osito hasta que llego la mujer con el peine y se puso a cepillar los cabellos de la pequeña, era una imagen hermosa que solo habia visto en algunos cuentos de hadas, esas peliculas en la que habia un vinculo entre madre e hija-
Habia venido a traer algunos juguetes y regalos a los pequeños, no he venido ultimamente mucho por aqui pero todo lo que pueda hacer, siempre es poco comparado con lo que estos pequeños hacen por mi ¿y usted mademoiselle?
-Sonrio con cierta ternura mientras continuaba tranquilo sentado en el suelo sin ninguna molstia viendo a la pequeña intentando tambien jugar con Lionel, le caia muy bien, era una joven cariñosa e inteligente parecia que la pequeña ya se habia tranquilizado y que quizás todo habia sido un mal sueño. colocó luego las manos en el regazo con una sonrisa torpe pero cariñosa, es que no sabia muy bien que decir, se sentia que ese momento era especial como para empezar a molestar con sus historias o sus palabras, era como si ese momento fuera para verlo en silencio o asi lo sentia el ahora mismo que guardo silencio observandole-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Qué insensible de mí. Giré mi mirada hacia el hombre que nos miraba a ambas y pude notar que se movía incómodo.
-¿Yo?-Dije al recordar su pregunta.-Hago turnos de noche en París a pesar de ser...-Mi lengua paró de hablar al ver que estaba soltando demasiadas palabras-de ser nueva en la ciudad.-Dije con una sonrisa. Gabrielle paró de jugar y con el conejito en los brazos, se metió en la cama y estaba a punto de irse a dormir. Recogí el cepillo y lo guarde en uno de los cajones de la cómoda de madera. Me senté al lado de Gabrielle y dispuse a cantar una nana. Pero mis modales se perdían en la nada en dos segundos. Miré al hombre que había en la habitación y le señalé un sitio a mi lado.
-No quise ignorarle, Monsieur-Dije al hombre que había con nosotras en la habitación-Es que los niños una vez me absorben, no hay quien me los quite de la mente.-Dije un poco avergonzada. Gabrielle me tiró del mechón de pelo que había en mi lado izquierdo y captó toda mi atención. Sonreí a la pequeña a la vez que acariciaba carita con el dorso de mi mano. Me agarró la mano y entonces comencé a cantarla una nana.
- No podía dormir, Me asomé a la ventana, Estaba la noche friolenta tejiendo estrellas de lana, estaban todas prolijitas en punto "santa clara", La luna ovillo le prestaba sus hebras color de plata y el viento atrevido en las sombras las enredaba, El sueño cerraba mis ojos, Me despedí de la ventana y me quedé pronto dormida contando estrellas de lana.- Mientras cantaba la nana, vi que Gabrielle miraba con ojitos cansados al conejito de peluche, hasta que al final cayó en los brazos de Morfeo. Me levanté y mantuve mis rodillas flexionadas y arropé con ternura el cuerpecito de Gabrielle junto con sus brazos con la manta y una manta polar para el frío.
Un mechón rebelde de la melena de Gabrielle se escapó del resto y mis dedos le peinaron el pelo con cuidado, dejándola la cara libre de cualquier incomodidad. Me senté en la silla cerca de Gabrielle y aquel hombre aún no se había sentado. Le miré con una sonrisa a la vez que jugaba con mi cabellera a mi izquierda.
-¿Yo?-Dije al recordar su pregunta.-Hago turnos de noche en París a pesar de ser...-Mi lengua paró de hablar al ver que estaba soltando demasiadas palabras-de ser nueva en la ciudad.-Dije con una sonrisa. Gabrielle paró de jugar y con el conejito en los brazos, se metió en la cama y estaba a punto de irse a dormir. Recogí el cepillo y lo guarde en uno de los cajones de la cómoda de madera. Me senté al lado de Gabrielle y dispuse a cantar una nana. Pero mis modales se perdían en la nada en dos segundos. Miré al hombre que había en la habitación y le señalé un sitio a mi lado.
-No quise ignorarle, Monsieur-Dije al hombre que había con nosotras en la habitación-Es que los niños una vez me absorben, no hay quien me los quite de la mente.-Dije un poco avergonzada. Gabrielle me tiró del mechón de pelo que había en mi lado izquierdo y captó toda mi atención. Sonreí a la pequeña a la vez que acariciaba carita con el dorso de mi mano. Me agarró la mano y entonces comencé a cantarla una nana.
- No podía dormir, Me asomé a la ventana, Estaba la noche friolenta tejiendo estrellas de lana, estaban todas prolijitas en punto "santa clara", La luna ovillo le prestaba sus hebras color de plata y el viento atrevido en las sombras las enredaba, El sueño cerraba mis ojos, Me despedí de la ventana y me quedé pronto dormida contando estrellas de lana.- Mientras cantaba la nana, vi que Gabrielle miraba con ojitos cansados al conejito de peluche, hasta que al final cayó en los brazos de Morfeo. Me levanté y mantuve mis rodillas flexionadas y arropé con ternura el cuerpecito de Gabrielle junto con sus brazos con la manta y una manta polar para el frío.
Un mechón rebelde de la melena de Gabrielle se escapó del resto y mis dedos le peinaron el pelo con cuidado, dejándola la cara libre de cualquier incomodidad. Me senté en la silla cerca de Gabrielle y aquel hombre aún no se había sentado. Le miré con una sonrisa a la vez que jugaba con mi cabellera a mi izquierda.
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
-desprendia el sentimiento mismo que lo haría una madre, Lionel nunca habia tenido ese sentimiento femenino a su lado no habia ninguna mujer a la que acudir de manera maternal para decirle o contarle que habia sucedido en su dia, seguramente que si muchos escuchasen hoy sus pensamientos se reirian del gitano porque no debia de comportarse de ese modo sobretodo a su edad ¿verdad? los Parisinos creen que cuando alguien es mayor de edad debe de abandonar en el preciso momento aquellas palabras como "mama" o "papa" para sustituirlas con formalismos por "madre" y "padre" palabras algo frías para el gitano. ¿Que llenaba más sino que te dijeran "papa"? el seria alguien que no gustaria de que le conocieran como "padre" porque realmente se sentiría vacio si llegara esa ocasión en la que escuchase decir eso...sonrió colocando las palmas de las manos en las mejillas mientras sus cabellos volvian a caer por sus hombros-
No tienes que preocuparte, ella merece toda nuestra atención
-Esta vez se levantó sentándose en una silla que habia cerca mientras tambien intentaba encontrar con la mirada otra silla o un lugar comodo para ellas dos, Lionel acabo con las manos en los bolsillos pensando en una idea mientras sonreía y escuchaba la nana que estaba cantando la mujer a la pequeña, además de hermosa su voz era envidiable, haria que hasta las estrellas salieran tempranas solo para escucharla una vez más, delineó debilmente la pared con los dedos mientras aun estaba epnsando en el lugar idóneo para crear lo que estaba pensando, en fin alguna vez habría de ser imaginativo aprovechando la cualidad de su etnia para hacer un lugar en donde sentirse cómodos-
Haremos que las estrellas vengan a tu cuarto...solo denme un par de minutos para poder hacerlo
-Se subió las mangas de la camisa que llevaba emitiendo un suspiro mientras se dirigía hacia otra habitación volviendo entonces con hilos de coser, un papel bastante grande, tijeras y unas almohadas. Dejó las cosas en el suelo sin mucha brusquedad, llevando las almohadas que eran grandes y comodas a una de las esquinas de la habitación y despues se puso a pintar en el papel estrellas pequeñas que iba recortando poco a poco dejando los huecos de las mismas en el papel, mientras lo hacia sus ojos estaban admirando a ambas, tanto a la mujer como a la pequeña que ya parecia haber caido en los brazos de morfeo, no importaba, cumpliria su promesa, de llamar a las mismas "estrellas"-
No tienes que preocuparte, ella merece toda nuestra atención
-Esta vez se levantó sentándose en una silla que habia cerca mientras tambien intentaba encontrar con la mirada otra silla o un lugar comodo para ellas dos, Lionel acabo con las manos en los bolsillos pensando en una idea mientras sonreía y escuchaba la nana que estaba cantando la mujer a la pequeña, además de hermosa su voz era envidiable, haria que hasta las estrellas salieran tempranas solo para escucharla una vez más, delineó debilmente la pared con los dedos mientras aun estaba epnsando en el lugar idóneo para crear lo que estaba pensando, en fin alguna vez habría de ser imaginativo aprovechando la cualidad de su etnia para hacer un lugar en donde sentirse cómodos-
Haremos que las estrellas vengan a tu cuarto...solo denme un par de minutos para poder hacerlo
-Se subió las mangas de la camisa que llevaba emitiendo un suspiro mientras se dirigía hacia otra habitación volviendo entonces con hilos de coser, un papel bastante grande, tijeras y unas almohadas. Dejó las cosas en el suelo sin mucha brusquedad, llevando las almohadas que eran grandes y comodas a una de las esquinas de la habitación y despues se puso a pintar en el papel estrellas pequeñas que iba recortando poco a poco dejando los huecos de las mismas en el papel, mientras lo hacia sus ojos estaban admirando a ambas, tanto a la mujer como a la pequeña que ya parecia haber caido en los brazos de morfeo, no importaba, cumpliria su promesa, de llamar a las mismas "estrellas"-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Aquel hombre se levantó de la silla a mitad de mi nana, pero no me molestó en absoluto. De hecho, sonreí al ver que comenzaba a delinear con sus dedos con gracia por el vacio de la habitación de Irene. Le observe y rei hacia mis adentros como una niña observado cual mago haciendo una actuación de magia.
-¿Que vengán las estrellas?-Pregunte como una niña pequeña al escuchar al hombre. Cuando lo dijo, tuvo su punto mágico que me transmitio sorpresa e inquietud. Le miré y vi que se dirigia hacia la habitación contigua, la cual la usabamos solo como almacén y para guardar todo lo que se usaba para los talleres que se realizaban en el orfanato. Enseguida, se fué hacia una de las esquinas de la habitación y colocó un almohadon que trajo consigo. Enseguida vi que se puso a hacer trabajos manuales y nos echaba de vez en cuando una mirada a ambas con una sonrisa tierna y de un calibre amable. Era un hombre muy misterioso y me preguntaba a que se refería con aquello de llamar a las estrellas. Una sonrisa se me dibujo en la cara al pensar en que alguien como este hombre pudiera tener un corazón tan abierto y calido.
El hombre parecía metido en su trabajo y cuando dirigí mi mirada a Irene, tenía uno de sus brazitos fuera de la colcha y se lo meti por dentro a la vez que la arropaba mejor. Mientras la tranquilidad reinaba la habitación con el inquietante sonido de las tijeras cortando el papel, me senté mejor y apoyé mi espalda al respaldo de la silla. Lentamente, fui moviendo el cuello poco a poco en circulos y cuando lo tenia al lado derecho, chiste en voz baja a la vez que me ponia la mano en el lado izquierdo para calmar un tiron que habia aparecido de repente. Me di un rapido masaje y poco a poco se me fué pasando el dolor y ya lo pude mover con tranquilidad. Vi al hombre y estaba haciendo algo con el hilo de coser. Sonreí y le deje que nos sorprendiera.
Visualicé un poco el cuarto y estaba un poco desordenado. Lentamente sin hacer ruido con la silla la fui echando hacia atras y me levante hacia un osito de peluche el cual lo coloqué encima de un baul de madera junto con el resto de los peluches. Me fuí hacia el otro lado de la habitación y dos muñecas de trapo junto con el conejito de peluche que el hombre le regaló estaba tirado en el suelo. Cogí los peluches y los volvi a poner donde puse el oso de peluche, pero el conejito de peluche, lo tumbe y lo arrope bajo las mantas que cubrian del frío a Irene. La miré con dulzura y me senté de nuevo en la silla. Observé la habitación y ya estaba mas o menos decente.
-Ha sido algo muy tierno lo que ha dicho.-Dije con sinceridad. Era verdad y se podía oler instantaneamente. Le vi que seguía a lo suyo y a lo mejor no me oyó pues lo dije muy cohibida. Me resultaba dificil hablar precisamente con esta persona. La magia que desprendía su cariño hacia los niños y su amor por ellos me hacía admirarlo.-Ha sido algo muy hermoso lo que has dicho sobre lo de las estrellas...-Dije de nuevo.
-¿Que vengán las estrellas?-Pregunte como una niña pequeña al escuchar al hombre. Cuando lo dijo, tuvo su punto mágico que me transmitio sorpresa e inquietud. Le miré y vi que se dirigia hacia la habitación contigua, la cual la usabamos solo como almacén y para guardar todo lo que se usaba para los talleres que se realizaban en el orfanato. Enseguida, se fué hacia una de las esquinas de la habitación y colocó un almohadon que trajo consigo. Enseguida vi que se puso a hacer trabajos manuales y nos echaba de vez en cuando una mirada a ambas con una sonrisa tierna y de un calibre amable. Era un hombre muy misterioso y me preguntaba a que se refería con aquello de llamar a las estrellas. Una sonrisa se me dibujo en la cara al pensar en que alguien como este hombre pudiera tener un corazón tan abierto y calido.
El hombre parecía metido en su trabajo y cuando dirigí mi mirada a Irene, tenía uno de sus brazitos fuera de la colcha y se lo meti por dentro a la vez que la arropaba mejor. Mientras la tranquilidad reinaba la habitación con el inquietante sonido de las tijeras cortando el papel, me senté mejor y apoyé mi espalda al respaldo de la silla. Lentamente, fui moviendo el cuello poco a poco en circulos y cuando lo tenia al lado derecho, chiste en voz baja a la vez que me ponia la mano en el lado izquierdo para calmar un tiron que habia aparecido de repente. Me di un rapido masaje y poco a poco se me fué pasando el dolor y ya lo pude mover con tranquilidad. Vi al hombre y estaba haciendo algo con el hilo de coser. Sonreí y le deje que nos sorprendiera.
Visualicé un poco el cuarto y estaba un poco desordenado. Lentamente sin hacer ruido con la silla la fui echando hacia atras y me levante hacia un osito de peluche el cual lo coloqué encima de un baul de madera junto con el resto de los peluches. Me fuí hacia el otro lado de la habitación y dos muñecas de trapo junto con el conejito de peluche que el hombre le regaló estaba tirado en el suelo. Cogí los peluches y los volvi a poner donde puse el oso de peluche, pero el conejito de peluche, lo tumbe y lo arrope bajo las mantas que cubrian del frío a Irene. La miré con dulzura y me senté de nuevo en la silla. Observé la habitación y ya estaba mas o menos decente.
-Ha sido algo muy tierno lo que ha dicho.-Dije con sinceridad. Era verdad y se podía oler instantaneamente. Le vi que seguía a lo suyo y a lo mejor no me oyó pues lo dije muy cohibida. Me resultaba dificil hablar precisamente con esta persona. La magia que desprendía su cariño hacia los niños y su amor por ellos me hacía admirarlo.-Ha sido algo muy hermoso lo que has dicho sobre lo de las estrellas...-Dije de nuevo.
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
-Lionel miraba de reojo todo lo que esa mujer hacia con una sonrisa en los labios siempre cariñosa que acariciaba su rostro con tenuidad, aunque algo preocupado por la manera en la que habia chistado quizás era porque de tanto tiempo estar en una postura al final su cuerpo no lo habia resistido, irene estaba dormida descansando ajena a todo lo que estaba sucediendo mientras Lionel volvia a su trabajo habia tomado algunas cosas mas como algo de cartón ya que se le habia ocurrido otra idea. asintió con una sonrisa cuando ella se movió con delicadeza por el cuarto.
Era sin duda alguna como se sentiria una madre que velaba por su pequeña, cuidando de que no tuviera frio o estando con ella cuando lo necesitaba, eso sin duda la hacia como una madre estupenda ¿tendria algun hijo del que hacerse cargo? eso era una pregunta muy intima que aunque su cabeza estaba planteandola para hacerla no se le ocurria dejar que sus labios lo hiceran, se mordió los labios una vez más mientras hacia figuras de estrellas en aquella cartulina.
Las estrellas eran pequeñas otras un poco mas grandes pero ninguna era excesivamente grande, queria hacer una especie de planetario para en las noches que ella no pudiera conciciliar el suelo que supiera que no estaba sola, un juguete...el siempre se habia especializado en hacer juguetes para niños pequeños especialmente los gitanos ya que la mayor parte del tiempo en que no estaba trabajando cogia trozos de madera y un cuchillo y se dedicaba a hacer figuras.
Pensó en hacer figuritas para los niños de aqui y una para aquella mujer levantando el rostro cuando ella habia dicho que habia sido hermosa la frase que habia dicho Lionel, rió suavemente negando cuando le mostró sus intenciones con un papel que enrollo no del todo solo para pegar sus esquinas y sus border quedando como un cono después miró la lamparita que tenia ella con una sonrisa en los labios. Tomó la lampara colocandola en medio de la habitacion aprovechando para colocar el papel con cuidado, dandole los toques finales, de ese modo cuando se encendia la lampara habia miles de estrellas alrededor-
¿Lo ves? os prometi que traería a las estrellas aqui y eso he hecho aunque no es muy bueno podria hacerlo mejor...solo que tendria qu encesitar mas tiempo tambien
-Sonrio aprovechando para tomar las estrellas que habia hecho con el carton pegandolas por algunas de las paredes de la habitacion, pintandolos de un color amarillo o azul claro que habia encontrado tambien coloco sobre algunas un poco de pintura para que no todas tuvieran lo mismo, vigiló de no manchar mucho tambien vigilo de no hacer excesivo ruido para no alertar a Irene ya que esto que estaba haciendo se suponia que era una sorpresa para la pequeña-
¿Que le parece mademoiselle?
-Pidio la opinion de la mujer cuando daba las ultimas pinceladas, muchos niños ricos creian que era necesario el oro para divertirse, comprar juguetes o peluches o lo que fuera ya no estaba al alcance de todos pero en cambio este planetario habia sido hecho con mucho amor asi como sujeto con unos hilos de ternura, apagó la lampara colocandola de nuevo en su sitio mientras empezaba a ordenar todo lo que habia hecho para dejar la habitacion lista y preparada para que la sorpresa estuviera nada más que cuando irene abriese los ojos-
Era sin duda alguna como se sentiria una madre que velaba por su pequeña, cuidando de que no tuviera frio o estando con ella cuando lo necesitaba, eso sin duda la hacia como una madre estupenda ¿tendria algun hijo del que hacerse cargo? eso era una pregunta muy intima que aunque su cabeza estaba planteandola para hacerla no se le ocurria dejar que sus labios lo hiceran, se mordió los labios una vez más mientras hacia figuras de estrellas en aquella cartulina.
Las estrellas eran pequeñas otras un poco mas grandes pero ninguna era excesivamente grande, queria hacer una especie de planetario para en las noches que ella no pudiera conciciliar el suelo que supiera que no estaba sola, un juguete...el siempre se habia especializado en hacer juguetes para niños pequeños especialmente los gitanos ya que la mayor parte del tiempo en que no estaba trabajando cogia trozos de madera y un cuchillo y se dedicaba a hacer figuras.
Pensó en hacer figuritas para los niños de aqui y una para aquella mujer levantando el rostro cuando ella habia dicho que habia sido hermosa la frase que habia dicho Lionel, rió suavemente negando cuando le mostró sus intenciones con un papel que enrollo no del todo solo para pegar sus esquinas y sus border quedando como un cono después miró la lamparita que tenia ella con una sonrisa en los labios. Tomó la lampara colocandola en medio de la habitacion aprovechando para colocar el papel con cuidado, dandole los toques finales, de ese modo cuando se encendia la lampara habia miles de estrellas alrededor-
¿Lo ves? os prometi que traería a las estrellas aqui y eso he hecho aunque no es muy bueno podria hacerlo mejor...solo que tendria qu encesitar mas tiempo tambien
-Sonrio aprovechando para tomar las estrellas que habia hecho con el carton pegandolas por algunas de las paredes de la habitacion, pintandolos de un color amarillo o azul claro que habia encontrado tambien coloco sobre algunas un poco de pintura para que no todas tuvieran lo mismo, vigiló de no manchar mucho tambien vigilo de no hacer excesivo ruido para no alertar a Irene ya que esto que estaba haciendo se suponia que era una sorpresa para la pequeña-
¿Que le parece mademoiselle?
-Pidio la opinion de la mujer cuando daba las ultimas pinceladas, muchos niños ricos creian que era necesario el oro para divertirse, comprar juguetes o peluches o lo que fuera ya no estaba al alcance de todos pero en cambio este planetario habia sido hecho con mucho amor asi como sujeto con unos hilos de ternura, apagó la lampara colocandola de nuevo en su sitio mientras empezaba a ordenar todo lo que habia hecho para dejar la habitacion lista y preparada para que la sorpresa estuviera nada más que cuando irene abriese los ojos-
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
Me sorprendi con suma facilidad al descubrir el truco del caballero que estaba conmigo en la habitación. Había decorado las cartulinas con sus propias manos, pero para cuando puso las cartulinas en forma de cono sobre la pequeña lampara de la habitación, las estrellas vinieron por si solas de una vez. Era como si estuviera en mitad de la noche, volando y a la vez que observaba las estrellas. Observé al hombre y su sonrisa me cohibió un poco a lo que una sonrisa tímida se dibujo en mis labios.
-Esto es una maravilla para los ojos y me parece que es algo bondadoso lo que hace para llevar una sonrisa a los niños.-Dije con total sinceridad. Me metí aqui en el orfanato para poder cuidar a estas pobres criaturitas, pero lo que hacía el hombre que tenía a mi lado, le echaba imaginación a las cosas y sabía como desenvolverse apenas con tan solo poca cosa. Era admirable conocer personas las cuales no tenían siempre que resolver las cosas con un saco de dinero aunque siempre te puede salvar de algun problema sorpresa, pero ese no era el caso.
Simplemente la dedicación y la voluntad que le tomó en hacer aquella visión estelar era necesaria para este orfanato y para los niños. Sonreí dulcemente al hombre y mi mirada se volvió a posar en Irene. Como le gustaría ver esta maravilla y verla sonreir después de haberla visto llorar en sus brazos. Mi mano fue lentamente a acariciar la cabeza de Irene, pero cuando estaba a un milimetro, ví que a Irene le temblaban las pestañas. Fruncí el ceño, la miré fijamente y esta vez ví que apretaba los ojos con fuerza, como si estuviera huyendo de una pesadilla.
-Shh..-Susurré lentamente a la vez que me acercaba poco a poco a Irene. La acaricié suavemente y un gemido salió de Irene mientras sus pequeños labios permanecían unidos.-Ya....tranquila...-Dije poco a poco en un susurro para no alterar a Irene. Miré al hombre de al lado con el rostro preocupado. Irene volvió a gemir levemente y su cabeza giró al otro lado. Después volvio a girar y su dulce rostro estaba frente a mi cara. Noté que el hombre se había acercado a mi lado. Su olor a campo y a naturaleza podían ser intercetados incluso por una humana como yo y una calma momentanea tranquilizó mi cuerpo.
-¿Qué la pasa?-Dije preocupada en voz baja. El silencio fue la única respuesta que obtuve. No sabía que le pasaba a Irene. Quizás el recuerdo de un momento atroz estaba turbando sus bellos sueños y no la dejaba dormir en paz o una pesadilla la estaba haciendo sufrir de forma innecesaria. Agarré su delicada mano con suavidad y la acariciaba con mis dedos su fina piel de porcelana. Lentamente iba acariciando la manita de Irene y esperaba que con mis caricias, la pequeña Irene pudiera tener bellos sueños. Entonces decidi cantar una vez más.
-Dulce voz, ven a mi, haz que mi luz, te guiie. Yo estare, junto a ti para que nunca te pierdas. En mi corazón tu estaraas, y ya nada, nos separara-Fuí cantando poco a poco con la voz que me regalaron los ángeles al nacer y en susurros encadenados con ternura, notaba en el dulce rostro de Irene como se relajaba.-Y por siempre, te querré..-Fuí terminando poco a poco mi canción hasta que el silencio fue la governante de nuevo en la habitación.
-Esto es una maravilla para los ojos y me parece que es algo bondadoso lo que hace para llevar una sonrisa a los niños.-Dije con total sinceridad. Me metí aqui en el orfanato para poder cuidar a estas pobres criaturitas, pero lo que hacía el hombre que tenía a mi lado, le echaba imaginación a las cosas y sabía como desenvolverse apenas con tan solo poca cosa. Era admirable conocer personas las cuales no tenían siempre que resolver las cosas con un saco de dinero aunque siempre te puede salvar de algun problema sorpresa, pero ese no era el caso.
Simplemente la dedicación y la voluntad que le tomó en hacer aquella visión estelar era necesaria para este orfanato y para los niños. Sonreí dulcemente al hombre y mi mirada se volvió a posar en Irene. Como le gustaría ver esta maravilla y verla sonreir después de haberla visto llorar en sus brazos. Mi mano fue lentamente a acariciar la cabeza de Irene, pero cuando estaba a un milimetro, ví que a Irene le temblaban las pestañas. Fruncí el ceño, la miré fijamente y esta vez ví que apretaba los ojos con fuerza, como si estuviera huyendo de una pesadilla.
-Shh..-Susurré lentamente a la vez que me acercaba poco a poco a Irene. La acaricié suavemente y un gemido salió de Irene mientras sus pequeños labios permanecían unidos.-Ya....tranquila...-Dije poco a poco en un susurro para no alterar a Irene. Miré al hombre de al lado con el rostro preocupado. Irene volvió a gemir levemente y su cabeza giró al otro lado. Después volvio a girar y su dulce rostro estaba frente a mi cara. Noté que el hombre se había acercado a mi lado. Su olor a campo y a naturaleza podían ser intercetados incluso por una humana como yo y una calma momentanea tranquilizó mi cuerpo.
-¿Qué la pasa?-Dije preocupada en voz baja. El silencio fue la única respuesta que obtuve. No sabía que le pasaba a Irene. Quizás el recuerdo de un momento atroz estaba turbando sus bellos sueños y no la dejaba dormir en paz o una pesadilla la estaba haciendo sufrir de forma innecesaria. Agarré su delicada mano con suavidad y la acariciaba con mis dedos su fina piel de porcelana. Lentamente iba acariciando la manita de Irene y esperaba que con mis caricias, la pequeña Irene pudiera tener bellos sueños. Entonces decidi cantar una vez más.
-Dulce voz, ven a mi, haz que mi luz, te guiie. Yo estare, junto a ti para que nunca te pierdas. En mi corazón tu estaraas, y ya nada, nos separara-Fuí cantando poco a poco con la voz que me regalaron los ángeles al nacer y en susurros encadenados con ternura, notaba en el dulce rostro de Irene como se relajaba.-Y por siempre, te querré..-Fuí terminando poco a poco mi canción hasta que el silencio fue la governante de nuevo en la habitación.
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Re: Los regalos de la soledad { Libre }
-De pequeño siempre habia practicado aquellas artes propias de los gitanos aun cuando la mayor parte de las ocasiones a lo que más se dedicaba era a crear nuevas artes, elliot le enseñaba que le gustaba a las personas sobre todo dedicandose a la enseñanza de cuando fuera un hombre y tuviera que ayudar en el campamento pues bien era sabido que los gitanos se ganaban la vida con aquellas artes manuales, él claramente era torpe desde un principio porque su sangre no era completamente gitana era facil adivinarlo con solamente admirar el color de su piel pero aun así...aprendió todo lo necesario para optar a dedicarse a esa ramificacion que en algun momento que otro le dió dinero.
Sonrio cuando ella habia visto todo lo que estaba asu alrededor admirandolo, hubiera querido que Irene tambien lo admirase pero la pequeña estaba con las pesadillas, ¿que eran las pesadillas? recuerdos que siempre habiamos querido olvidar, aquello que eclipsaba incluso a los recuerdos que debian de supernos una sonrisa pero ¿no era extraño? que el ser humano recordase ante todo las lagrimas, no habia muchas sonrisas en la mente de alguien que solo podia ver pesadillas en sus recuerdos, no podia recordar su primera sonrisa o los momentos relajados los olvidaba como si de un flechazo instantaneo se tratara...aun tenia pesadillas Lionel y podia jurar que el 100% de la poblacion habia tenido aunque fuera una pesadilla.
Se acercó a la pequeña mientras ella estaba cantando arrodillandose sonrio, acariciando las mejillas y la frente para que ambos pudieran mimarla, al parecer estaba un poco mas calmada pero sobre todo despues de escuchar aquella hermosa voz de la dama que ¿quien no estaría asi de tranquilo? incluso los musculos del gitano empezaban a sentirse cada vez mas ligeros como si estuviera a punto de quedarse dormido él. Pudo con el adormecimiento gracias a que se levantó y se dedicó a tomar las cosas del suelo para guardarlas, poner un orden, mientras ella estaba cuidando de la pequeña Lionel se dedicaba a mejorar la habitacion-
Debe de ser algun recuerdo que trata de olvidar...no se porque pero su rostro se me hace familiar, espero que cuando despierte ella misma nos lo pueda contar para que podamos hacer que su tristeza sea menor
-Sonrió, pensando en tal vez si ella lo contaba podian serle de mas ayuda pues siempre se daba la sensacion de que cuando se contabaalos demas por lo que se estaba pasando podias encontrar a gente que te aliviase, asi como que aquella carga que te habias llevado a los hombros se podia convertir en algo mucho más liviano...se mordio entonces los labios mientras colocaba las manos en los cabellos apartando los mechones que se habian paseado con tranquilidad por su rostro, de ese modo cuando acabo de hacer la habitación se sentó en el suelo, sonriendo cuando la veia de nuevo dormir, sentia que se podía quedar toda la noche asi y sentirse recargado de energia por la mañana.
No iba a evitarlo, ni a negarlo, le gustaban los niños...siempre se habia dedicado a cuidar de los pequeños gitanos asi que era evidente que sentia amor por ellos, mucho más de lo que la gente se pensaba, sonrió...seria gracioso decir a su pareja que quería tener niños o adoptar a alguien seguramente aun era demasiado pronto para hablar de ese tema, alargo un poco mas la mano para que sus dedos rozasen la mejilla de la pequeña en una suave caricia-
Parece que se ha relajado...gracias a vuestra hermosa voz.
Sonrio cuando ella habia visto todo lo que estaba asu alrededor admirandolo, hubiera querido que Irene tambien lo admirase pero la pequeña estaba con las pesadillas, ¿que eran las pesadillas? recuerdos que siempre habiamos querido olvidar, aquello que eclipsaba incluso a los recuerdos que debian de supernos una sonrisa pero ¿no era extraño? que el ser humano recordase ante todo las lagrimas, no habia muchas sonrisas en la mente de alguien que solo podia ver pesadillas en sus recuerdos, no podia recordar su primera sonrisa o los momentos relajados los olvidaba como si de un flechazo instantaneo se tratara...aun tenia pesadillas Lionel y podia jurar que el 100% de la poblacion habia tenido aunque fuera una pesadilla.
Se acercó a la pequeña mientras ella estaba cantando arrodillandose sonrio, acariciando las mejillas y la frente para que ambos pudieran mimarla, al parecer estaba un poco mas calmada pero sobre todo despues de escuchar aquella hermosa voz de la dama que ¿quien no estaría asi de tranquilo? incluso los musculos del gitano empezaban a sentirse cada vez mas ligeros como si estuviera a punto de quedarse dormido él. Pudo con el adormecimiento gracias a que se levantó y se dedicó a tomar las cosas del suelo para guardarlas, poner un orden, mientras ella estaba cuidando de la pequeña Lionel se dedicaba a mejorar la habitacion-
Debe de ser algun recuerdo que trata de olvidar...no se porque pero su rostro se me hace familiar, espero que cuando despierte ella misma nos lo pueda contar para que podamos hacer que su tristeza sea menor
-Sonrió, pensando en tal vez si ella lo contaba podian serle de mas ayuda pues siempre se daba la sensacion de que cuando se contabaalos demas por lo que se estaba pasando podias encontrar a gente que te aliviase, asi como que aquella carga que te habias llevado a los hombros se podia convertir en algo mucho más liviano...se mordio entonces los labios mientras colocaba las manos en los cabellos apartando los mechones que se habian paseado con tranquilidad por su rostro, de ese modo cuando acabo de hacer la habitación se sentó en el suelo, sonriendo cuando la veia de nuevo dormir, sentia que se podía quedar toda la noche asi y sentirse recargado de energia por la mañana.
No iba a evitarlo, ni a negarlo, le gustaban los niños...siempre se habia dedicado a cuidar de los pequeños gitanos asi que era evidente que sentia amor por ellos, mucho más de lo que la gente se pensaba, sonrió...seria gracioso decir a su pareja que quería tener niños o adoptar a alguien seguramente aun era demasiado pronto para hablar de ese tema, alargo un poco mas la mano para que sus dedos rozasen la mejilla de la pequeña en una suave caricia-
Parece que se ha relajado...gracias a vuestra hermosa voz.
Lionel D'Maine- Gitano
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