AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Apuestas y Revanchas {Kol}
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Apuestas y Revanchas {Kol}
An Angel Comes To Kill You. |
La última noche de luna llena y con ello anunciaba el descanso de aquellos que solo iban tras aquellas bestias hijo de la luna; como aquella que se encontraba fumando de pie contra uno de lo árboles observando el panorama de desolación y muerte de varios cuerpos regados por todo aquel campo de sembradíos. Gente con ropa y sin esta regados y desmembrados por todo ese prado con las sonrisas de alegrías de algunos así como la tristeza de otros por haber perdido a gente querida, menos la quien ya se estaba retirando aquella noche, a ella no le interesaba en lo más mínimo lo único que quería era un baño y tirarse a su cama, aunque esa no era una opción.
Como era la última noche en la cual verían a algunos se optó el grupo por realizar una celebración, estaba a punto de entrar la mañana y con ello habrían terminado su jornada por un largo tiempo, así que nada caía mejor que un poco de licor y diversión mal sana en alguna taberna de la ciudad. A regañadientes acepta, una copa no le hace mal a nadie y a ella le venía muy bien algo así para liberar toda aquella tensión de la noche anterior. Ya estaba amaneciendo así que solo estaría unas cuantas horas, quizás hasta el mediodía.
La taberna se llenó de vítores y algarabía en celebración por la bien merecida victoria que había conseguido el grupo de cazadores; música, cantos y hasta juegos comenzaba a darse pero en la barra estaba sentada aquella mujer fumando un nuevo cigarro jugando con un vaso de licor, ron, entre sus dedos a los que mojaba y repasaba sus dedos sobre el filo del vaso mirando la botella y a sus compañeros que no eran más que simples bestias a sus ojos, ahora lo único que le placía era beber y una buena apuesta pero sabía que entre ellos no saldría un digno oponente de sus habilidades y de su lengua, lo sabía conocía a cada uno de esos patanes y que figuran ser hombres pero solo terminan siendo niños con cuchillitas de palo, decepciones completas. Suspiró algo aburrida dejando e vaso a un lado para tomar la botella y de un tajo directo comenzar a beber.
Como era la última noche en la cual verían a algunos se optó el grupo por realizar una celebración, estaba a punto de entrar la mañana y con ello habrían terminado su jornada por un largo tiempo, así que nada caía mejor que un poco de licor y diversión mal sana en alguna taberna de la ciudad. A regañadientes acepta, una copa no le hace mal a nadie y a ella le venía muy bien algo así para liberar toda aquella tensión de la noche anterior. Ya estaba amaneciendo así que solo estaría unas cuantas horas, quizás hasta el mediodía.
La taberna se llenó de vítores y algarabía en celebración por la bien merecida victoria que había conseguido el grupo de cazadores; música, cantos y hasta juegos comenzaba a darse pero en la barra estaba sentada aquella mujer fumando un nuevo cigarro jugando con un vaso de licor, ron, entre sus dedos a los que mojaba y repasaba sus dedos sobre el filo del vaso mirando la botella y a sus compañeros que no eran más que simples bestias a sus ojos, ahora lo único que le placía era beber y una buena apuesta pero sabía que entre ellos no saldría un digno oponente de sus habilidades y de su lengua, lo sabía conocía a cada uno de esos patanes y que figuran ser hombres pero solo terminan siendo niños con cuchillitas de palo, decepciones completas. Suspiró algo aburrida dejando e vaso a un lado para tomar la botella y de un tajo directo comenzar a beber.
Esto no es el Fin…
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Helenna Quarell- Cazador Clase Media
- Mensajes : 96
Fecha de inscripción : 14/05/2015
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
El amanecer estaba próximo y la última luna llena del mes había dejado de ejercer su poder sobre mí. Desperté un tanto dolorido y entumecido en el interior de una cueva oculta tras la profunda maleza del bosque. Todavía resentido por la transformación me levanté con cuidado, desperezando mi cuerpo desnudo para tratar de colocar cada tendón en su sitio.
Gran cantidad de sangre cubría mi cuerpo por doquier; las manos, la cara y el pecho estaban totalmente manchadas de este líquido carmesí, aunque por el olor de ésta y la falta de dolor en mi persona pude comprobar que no era mía, tampoco humana. Algún desgraciado animal se había cruzado en mi camino en una noche en la que mi mente se quedaba relegada a mis instintos más primarios, donde no existía la misericordia para mí. Claro que tampoco acostumbraba a hacer gala de esta palabra cuando mataba sin que me temblase la mano por algún encargo.
Salí de la cueva y olfateé mi ropa, que previendo como terminaría la noche había dejada escondida en lo alto de un árbol. No tardé mucho tiempo en dar con ésta, y tras darme un rápido baño en un arroyo cercano de aguas cristalinas aunque heladas, me vestí con rapidez con el pensamiento de acudir a alguna taberna en la que tomarme una copa y entrar en calor.
Encaminé mis pasos hacia el centro de la ciudad, con la esperanza de encontrar alguna taberna abierta. Me encontraba en uno de esos momentos del día en que todavía no había amanecido y era demasiado temprano para encontrar negocios abiertos, y al mismo tiempo demasiado tarde como para encontrar tabernas abiertas. Finalmente di con una que a través de sus cristaleras pude comprobar que se encontraba abierta, y sin mucho más para elegir, terminé entrando y ocupando un sitio en la barra.
Debía de ser mi día de suerte pues por lo que podía comprobar a simple vista la mayoría de ellos eran cazadores de seres como yo, que después de una larga noche de victorias y derrotas se habían congregado allí para celebrar continuar con vida.
Pedí una botella de whisky junto a un vaso, que ya me encargaría yo de ir rellenando, y comencé a pasar la mirada por todos los allí presentes que entre risas y gritos de júbilo era incapaces de percatarse de que un lobo se encontraba a pocos metros de distancia. Mi mirada volvía hacia la barra cuando la vi; una preciosa cazadora de ojos claros que fumaba y jugueteaba con el filo de su vaso.
Aunque parecía pertenecer al grupo de hombres que comenzaban a rayar en la estupidez, se mantenía alejada de ellos. Sonreí de medio lado cuando la idea de calentar mi cuerpo entre sus piernas en lugar de con el whisky se pasó por mi cabeza.
- Espero que alguno de esos patanes sepa donde vive, mademoiselle. Si sigue bebiendo así dudo mucho que sea capaz de marcharse de aquí por su propio pie.- susurré a su oído, provocándole un respingo. Apoyé el codo en la barra, y esta vez fui yo quien cogiendo su botella dio un largo trago a ésta y la devolvió a su lugar.- Buena elección de licor, aunque un poco fuerte para vos, ¿no cree?
Por su mirada cargada de rabia sabía que le estaba tocando su ego más profundo, aunque lo cierto es que lo que quería era tocarle otra cosa. Sonreí con picardía al ver tensarse su gesto; era muy probable que acabase de ganarme la primera ostia del día, y eso que todavía no había amanecido.
Gran cantidad de sangre cubría mi cuerpo por doquier; las manos, la cara y el pecho estaban totalmente manchadas de este líquido carmesí, aunque por el olor de ésta y la falta de dolor en mi persona pude comprobar que no era mía, tampoco humana. Algún desgraciado animal se había cruzado en mi camino en una noche en la que mi mente se quedaba relegada a mis instintos más primarios, donde no existía la misericordia para mí. Claro que tampoco acostumbraba a hacer gala de esta palabra cuando mataba sin que me temblase la mano por algún encargo.
Salí de la cueva y olfateé mi ropa, que previendo como terminaría la noche había dejada escondida en lo alto de un árbol. No tardé mucho tiempo en dar con ésta, y tras darme un rápido baño en un arroyo cercano de aguas cristalinas aunque heladas, me vestí con rapidez con el pensamiento de acudir a alguna taberna en la que tomarme una copa y entrar en calor.
Encaminé mis pasos hacia el centro de la ciudad, con la esperanza de encontrar alguna taberna abierta. Me encontraba en uno de esos momentos del día en que todavía no había amanecido y era demasiado temprano para encontrar negocios abiertos, y al mismo tiempo demasiado tarde como para encontrar tabernas abiertas. Finalmente di con una que a través de sus cristaleras pude comprobar que se encontraba abierta, y sin mucho más para elegir, terminé entrando y ocupando un sitio en la barra.
Debía de ser mi día de suerte pues por lo que podía comprobar a simple vista la mayoría de ellos eran cazadores de seres como yo, que después de una larga noche de victorias y derrotas se habían congregado allí para celebrar continuar con vida.
Pedí una botella de whisky junto a un vaso, que ya me encargaría yo de ir rellenando, y comencé a pasar la mirada por todos los allí presentes que entre risas y gritos de júbilo era incapaces de percatarse de que un lobo se encontraba a pocos metros de distancia. Mi mirada volvía hacia la barra cuando la vi; una preciosa cazadora de ojos claros que fumaba y jugueteaba con el filo de su vaso.
Aunque parecía pertenecer al grupo de hombres que comenzaban a rayar en la estupidez, se mantenía alejada de ellos. Sonreí de medio lado cuando la idea de calentar mi cuerpo entre sus piernas en lugar de con el whisky se pasó por mi cabeza.
- Espero que alguno de esos patanes sepa donde vive, mademoiselle. Si sigue bebiendo así dudo mucho que sea capaz de marcharse de aquí por su propio pie.- susurré a su oído, provocándole un respingo. Apoyé el codo en la barra, y esta vez fui yo quien cogiendo su botella dio un largo trago a ésta y la devolvió a su lugar.- Buena elección de licor, aunque un poco fuerte para vos, ¿no cree?
Por su mirada cargada de rabia sabía que le estaba tocando su ego más profundo, aunque lo cierto es que lo que quería era tocarle otra cosa. Sonreí con picardía al ver tensarse su gesto; era muy probable que acabase de ganarme la primera ostia del día, y eso que todavía no había amanecido.
Kol Wolff- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/11/2016
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
An Angel Comes To Kill You. |
El olor del licor era tan profundo como embriagante pero no tanto como para aun ponerla inconsciente o perdida en la inmundicia, meditaba sobre cómo mantenerse en los días que no hubiera luna cuando de la nada una voz tan sutil como sugerente rompió sus ensimismamiento, su mirada se poso sobre la ajena observando cada detalle de aquel que con sumo coraje y pantalones se había acercado de aquella forma impetuosa; se mantuvo en silencio dejando pasar, su mente buscaba controlarse puesto su ira estaba a punto de soltarse y cometer lo que tanto se había frenado hacer, al menos hasta unos segundos.
Aquello que más odiaba se estaba dando nuevamente.
Soltó una sonrisa acercándose al moreno relamiéndose los labios y de la nada su puños se estrelló al mentón de este parando toda algarabía para llevar los ojos de los presentes a donde ella estaba, tomó la botella dando un trago profundo y largo de aquel licor, lamió sus labios de manera sugerente y sensual para al instante retirar el resto de alcohol de su mentón con el dorso de la mano —¿Quieres acaso probar lo que realmente es fuerte?— pregunta lanzando una mirada furtiva a los demás que optaron por hacerse los desentendidos de lo que ocurría —Si lo que quieres es ligar y que te meta entre mis piernas por un rato no vengas con aquellas absurdas palabras, busca algo mejor o de lo contrario solo te encontrarás con golpes, y esta vez solo fue el mentón a la próxima te dejaré sin descendencia y precisamente por dejarte seco si no por evitar que puedas usarlo por meses— soltó una carcajada extendiendo la botella al moreno pero se arrepiente y la alza contra sus labios tomando un trago de esta —Si tanto quieres ser un caballero de armadura y cuidar de mi cuando esté tan ebria que no pueda pararme, entonces tendrás que ganarme en beber, te advierto soy muy bebedora así que dudo que un debilucho como tu pueda tener tanto aguante en todo— con su lengua floja comenzó a tocar la moral masculina.
Sonrió con algo de picardía ante su broma y provocación pues aun necesitaba descargar algo de la adrenalina acumulada durante la cacería, última del mes.
Aquello que más odiaba se estaba dando nuevamente.
Soltó una sonrisa acercándose al moreno relamiéndose los labios y de la nada su puños se estrelló al mentón de este parando toda algarabía para llevar los ojos de los presentes a donde ella estaba, tomó la botella dando un trago profundo y largo de aquel licor, lamió sus labios de manera sugerente y sensual para al instante retirar el resto de alcohol de su mentón con el dorso de la mano —¿Quieres acaso probar lo que realmente es fuerte?— pregunta lanzando una mirada furtiva a los demás que optaron por hacerse los desentendidos de lo que ocurría —Si lo que quieres es ligar y que te meta entre mis piernas por un rato no vengas con aquellas absurdas palabras, busca algo mejor o de lo contrario solo te encontrarás con golpes, y esta vez solo fue el mentón a la próxima te dejaré sin descendencia y precisamente por dejarte seco si no por evitar que puedas usarlo por meses— soltó una carcajada extendiendo la botella al moreno pero se arrepiente y la alza contra sus labios tomando un trago de esta —Si tanto quieres ser un caballero de armadura y cuidar de mi cuando esté tan ebria que no pueda pararme, entonces tendrás que ganarme en beber, te advierto soy muy bebedora así que dudo que un debilucho como tu pueda tener tanto aguante en todo— con su lengua floja comenzó a tocar la moral masculina.
Sonrió con algo de picardía ante su broma y provocación pues aun necesitaba descargar algo de la adrenalina acumulada durante la cacería, última del mes.
Esto no es el Fin…
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Helenna Quarell- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/05/2015
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
Como bien había previsto me había ganado mi primera ostia del día, solo que en lugar de venir ésta con una sonora palmetada en la cara, vino en forma de fuerte puñetazo sobre mi mentón. A duras penas conseguí mantener a raya el color de mis ojos que podrían delatarme mientras con la mano acariciaba mi barbilla para que el riego sanguíneo volviese a correr por ella. Sonrisa ladina se dibujó en mi cara por ese gesto que no habría esperado de una dama.
Una mujer singular que había conseguido llamar no solo mi atención, sino también la del resto de los presentes que la acompañaban, que expectantes a mi respuesta, quedaron sumidos en un sepulcral silencio. Observé cada gesto de esa preciosa cazadora que era de armas tomar, y que con solo una mirada consiguió que el resto de hombres volviesen a sus asuntos. Una mujer que me gustaría encontrarme en plena cacería y poseerla en mi forma lupina para mostrarle quien estaba por encima de quien.
-Se equivoca al pensar que tengo que demostrarle cuan de fuerte soy, aunque si insiste es posible que encontremos la forma adecuada de comprobarlo.- contesté haciendo caso omiso a la segunda parte. No tenía intención de reconocer que desde que la había visto apoyada en la barra meterme entre sus piernas era lo primero que se me había pasado por la mente. Hice un amago de coger la botella que ella me tendía, esbozando una pícara sonrisa cuando volvió a llevarla a sus labios. Si esa joven cazadora quería meterse en la boca del lobo, que así fuese.
-Una apuesta arriesgada para venir de una joven vulnerable como vos, y que voy aceptar antes de que otro con menos escrúpulos vea su oportunidad. Cuando su cuerpo ebrio caiga entre mis brazos la llevaré hasta su lecho, no se preocupe.- Lo que ocurriese después de llevarla hasta allí dependería del estado en que se encontrase. Cogí la botella que descansaba en la barra tras su largo trago, y degusté de nuevo el sabor a madera noble del ron. Chasqueé la lengua pensando en los límites de la apuesta, aproximando mi cuerpo al suyo. Apoyando mi pie en la parte inferior de su taburete para de forma inconsciente marcar lo que consideraba en esos momentos como mío.- ¿Qué le parece si empezamos el juego en diez tragos? Una apuesta floja que cualquier niño podría cumplir.- pasé con delicadeza mi pulgar por su labio inferior, todavía húmedo por el licor.
Dudaba mucho que aguantase más de diez tragos antes de desfallecer, aunque con el carácter tosco que se gastaba era posible hasta que terminase ella llevándome a mí a casa, pero para ello no bastaría con una sola botella, nos harían falta al menos dos por cabeza.
Una mujer singular que había conseguido llamar no solo mi atención, sino también la del resto de los presentes que la acompañaban, que expectantes a mi respuesta, quedaron sumidos en un sepulcral silencio. Observé cada gesto de esa preciosa cazadora que era de armas tomar, y que con solo una mirada consiguió que el resto de hombres volviesen a sus asuntos. Una mujer que me gustaría encontrarme en plena cacería y poseerla en mi forma lupina para mostrarle quien estaba por encima de quien.
-Se equivoca al pensar que tengo que demostrarle cuan de fuerte soy, aunque si insiste es posible que encontremos la forma adecuada de comprobarlo.- contesté haciendo caso omiso a la segunda parte. No tenía intención de reconocer que desde que la había visto apoyada en la barra meterme entre sus piernas era lo primero que se me había pasado por la mente. Hice un amago de coger la botella que ella me tendía, esbozando una pícara sonrisa cuando volvió a llevarla a sus labios. Si esa joven cazadora quería meterse en la boca del lobo, que así fuese.
-Una apuesta arriesgada para venir de una joven vulnerable como vos, y que voy aceptar antes de que otro con menos escrúpulos vea su oportunidad. Cuando su cuerpo ebrio caiga entre mis brazos la llevaré hasta su lecho, no se preocupe.- Lo que ocurriese después de llevarla hasta allí dependería del estado en que se encontrase. Cogí la botella que descansaba en la barra tras su largo trago, y degusté de nuevo el sabor a madera noble del ron. Chasqueé la lengua pensando en los límites de la apuesta, aproximando mi cuerpo al suyo. Apoyando mi pie en la parte inferior de su taburete para de forma inconsciente marcar lo que consideraba en esos momentos como mío.- ¿Qué le parece si empezamos el juego en diez tragos? Una apuesta floja que cualquier niño podría cumplir.- pasé con delicadeza mi pulgar por su labio inferior, todavía húmedo por el licor.
Dudaba mucho que aguantase más de diez tragos antes de desfallecer, aunque con el carácter tosco que se gastaba era posible hasta que terminase ella llevándome a mí a casa, pero para ello no bastaría con una sola botella, nos harían falta al menos dos por cabeza.
Kol Wolff- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/11/2016
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
An Angel Comes To Kill You. |
Soltó una carcajada por la insinuación del “hombrecito” a su resistencia al alcohol, y claro que no era una estatua para soportar tantos tragos pero si los suficientes para no perder la consciencia y terminar en alguna calle tirada de la forma más inmunda y poco femenina, aunque ello sería como retórica.
Su fina ceja se enarcó al posar con las manos sobre sus caderas algo curvada de un costado con su práctica incredulidad y sus ojos recorrieron el cuerpo del hombre midiéndole en talla, porte, resistencia y aquellos músculos que por la ropa no se dejaban apreciar claramente y por lo que una mueca suelta —Gracias por verme como alguien vulnerable cuando eres tu quien está en altas desventajas además de la puerta de mi casa no llegaras, eso te lo aseguro— sisea su lengua con la mirada justo en el vientre del desconocido logrando soltar un suspiro de resignación —Si crees que tienes tanta suerte porque no subimos el juego, el que pierde se despoja de algo que el otro pida, sea lo que sea a los quince tragos y de los cuales al llegar a cinco este será más largo, si la botella se termina quien la termina la llena— sin preocupación alguna y con una sonrisa sobre los rojos labios regresa a su asiento pidiendo dos vasos a quien atendía.
Sirvió el primer trago de la noche con una sonrisa de quien hará alguna trampa —Eso me dice que solo eres un niño y no tienes los pantalones para medirte con una “vulnerable” entonces es mejor que vayas a casa y bebas solo leche, pequeño— con el tono sarcástico y esa sonrisa maliciosa se lanza de lleno a la apuesta invitando a un completo desconocido.
Su fina ceja se enarcó al posar con las manos sobre sus caderas algo curvada de un costado con su práctica incredulidad y sus ojos recorrieron el cuerpo del hombre midiéndole en talla, porte, resistencia y aquellos músculos que por la ropa no se dejaban apreciar claramente y por lo que una mueca suelta —Gracias por verme como alguien vulnerable cuando eres tu quien está en altas desventajas además de la puerta de mi casa no llegaras, eso te lo aseguro— sisea su lengua con la mirada justo en el vientre del desconocido logrando soltar un suspiro de resignación —Si crees que tienes tanta suerte porque no subimos el juego, el que pierde se despoja de algo que el otro pida, sea lo que sea a los quince tragos y de los cuales al llegar a cinco este será más largo, si la botella se termina quien la termina la llena— sin preocupación alguna y con una sonrisa sobre los rojos labios regresa a su asiento pidiendo dos vasos a quien atendía.
Sirvió el primer trago de la noche con una sonrisa de quien hará alguna trampa —Eso me dice que solo eres un niño y no tienes los pantalones para medirte con una “vulnerable” entonces es mejor que vayas a casa y bebas solo leche, pequeño— con el tono sarcástico y esa sonrisa maliciosa se lanza de lleno a la apuesta invitando a un completo desconocido.
Esto no es el Fin…
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Helenna Quarell- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/05/2015
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
Su mirada recorría mi cuerpo como si sopesase mi capacidad de tolerancia al alcohol. Tenía frente a mí a una mujer de armas tomar que no reconocería tan fácilmente que se estaba enfrascando en una apuesta de la que se proclamaría perdedora antes de empezar. Un gesto de chulería me hizo esbozar una sonrisa, evitando reírme si no quería recibir otra de sus peculiares caricias.
-Si no me dice donde vive es obvio que no llegaré a la puerta de su casa, pero no se preocupe, puedo llevarla a mi hotel. No me gustaría que cayese inconsciente por el camino.- sonrisa ladina en mi rostro cuando la escuché subir una apuesta que anula cualquier posibilidad de que ella pueda ganar, con sus ojos fijos en mi vientre. No me costó adivinar que me pediría en el caso que ella ganase, aunque esto no iba a suceder. Claro que no distaba mucho de lo que le pediría yo. Quizás el fin sería el mismo fuese quien fuese el vencedor. - Una apuesta interesante que aceptaré. Empezaré a pensar desde este mismo momento que voy a pedir que haga para mí.- no me perdí ningún detalle de ese espectacular cuerpo que me había propuesto que fuese mío aquella noche mientras guiaba sus pasos de nuevo hasta tomar asiento.
Recorrí la poca distancia que nos separaba, dejando su cuerpo prácticamente rozando el mío. La tensión entre los dos era palpable y probablemente la razón por la que algunos de sus compañeros de batalla tenían sus ojos fijos en nosotros; aunque algo me decía que más pendientes de la suerte que un servidor correría que por la ayuda que la dama pudiese necesitar.
Cogí uno de los vasos que había servido la dueña de esos preciosos ojos azules que no dudaban en retarme una y otra vez, llevándolo a mis labios y bebiéndomelo de golpe.- Uno.- conté jocoso, esperando que ella hiciese lo mismo y diese por comenzado el juego.- Si se ve incapaz de medirse con este niño sin pantalones, todavía está a tiempo de retractarse, en cuyo caso le pediré un refrigerio antes de que pueda volver a casa para abrazar a su peluche antes de dormir.- sonreí de forma ladina, sabiendo que me había ganado el segundo puñetazo de ese peculiar hallazgo en la taberna.
-Si no me dice donde vive es obvio que no llegaré a la puerta de su casa, pero no se preocupe, puedo llevarla a mi hotel. No me gustaría que cayese inconsciente por el camino.- sonrisa ladina en mi rostro cuando la escuché subir una apuesta que anula cualquier posibilidad de que ella pueda ganar, con sus ojos fijos en mi vientre. No me costó adivinar que me pediría en el caso que ella ganase, aunque esto no iba a suceder. Claro que no distaba mucho de lo que le pediría yo. Quizás el fin sería el mismo fuese quien fuese el vencedor. - Una apuesta interesante que aceptaré. Empezaré a pensar desde este mismo momento que voy a pedir que haga para mí.- no me perdí ningún detalle de ese espectacular cuerpo que me había propuesto que fuese mío aquella noche mientras guiaba sus pasos de nuevo hasta tomar asiento.
Recorrí la poca distancia que nos separaba, dejando su cuerpo prácticamente rozando el mío. La tensión entre los dos era palpable y probablemente la razón por la que algunos de sus compañeros de batalla tenían sus ojos fijos en nosotros; aunque algo me decía que más pendientes de la suerte que un servidor correría que por la ayuda que la dama pudiese necesitar.
Cogí uno de los vasos que había servido la dueña de esos preciosos ojos azules que no dudaban en retarme una y otra vez, llevándolo a mis labios y bebiéndomelo de golpe.- Uno.- conté jocoso, esperando que ella hiciese lo mismo y diese por comenzado el juego.- Si se ve incapaz de medirse con este niño sin pantalones, todavía está a tiempo de retractarse, en cuyo caso le pediré un refrigerio antes de que pueda volver a casa para abrazar a su peluche antes de dormir.- sonreí de forma ladina, sabiendo que me había ganado el segundo puñetazo de ese peculiar hallazgo en la taberna.
Kol Wolff- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/11/2016
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
An Angel Comes To Kill You. |
El reto estaba más que servido y a cada momento iba subiendo, la mujer sin siquiera pensar en más solo con verle tomardel vaso optó ella por algo más peligros tomó la botella y sin esperar más dio un trago largo a ésta, dejando algo del contenido cristalino sobre sus labios, su mente estaba en divertirse todo es día, ya mañana sería otra historia
Sonrió dejando la botella cerca de ambos invitándole a que se sirviera como el gustase —Uno y muy profundo y delicioso— susurró sugerente al lamer sus labios con la lengua retirando el resto del contenido. Su ceja se enarcó al oír las provocaciones del moreno, le miró a los ojos y sin más soltó una carcajada tan fuerte que a los demás obligó a tener un ojo en ella, el ambiente se tensaba con cada segundo —Cuando acabe contigo iré a dormir con mi peluche abrazándolo contra mi cuerpo desnudo y sudoroso para luego dormir tranquila— sonrió con picardía con sus palabras en aquel tono muy sugerente; sacó su arma, no tenía municiones por el momento pero esta vez las usaría para su segunda diversión, asustar —Si lo vuelves a insinuar meteré una bala en tu trasero, y por dios que los de aquí pueden asegurarte que eso sucederá, pequeño— para dejar en claro sus palabras, golpeó la cacha del arma contra la cabeza del moreno soltando una carcajada.
Sirvió algo de su trago en un vaso levantándose con la mirada frente a sus camaradas —Por el honor y la gloria de la cacería bajo la luna llena— se escuchó un ¡salud! Así como las copas que se alzaron de todos los presentes al festejar en victoria, mostró así cuales eran las presas a las que se dedicaban y la profesión que profesaba aquella mujer que entregó la copa al moreno pero la dejo caer sobre los cabellos de él sentándose para servirse un vaso, uno que quedó lleno sin que ella probara, solo se acercó lo suficiente al moreno a susurrarle —Este no es el lugar para ponerte tan especial, pequeño, mira que estas rodeado si haces algo tan indecente como llevarme a tu hotel estos hombres te comerán vivo antes de que des un paso fuera, sin contar que yo te metería tantas balas como golpes en tu ardiente cuerpo— rie divertida; tomó asiento y cruzó sus piernas frente al hombre al que estaba retando constantemente a aquel juego en el que ella estaba pensando que pedirle si ganaba y la petición era tal que comenzó a reírse sola.
Sonrió dejando la botella cerca de ambos invitándole a que se sirviera como el gustase —Uno y muy profundo y delicioso— susurró sugerente al lamer sus labios con la lengua retirando el resto del contenido. Su ceja se enarcó al oír las provocaciones del moreno, le miró a los ojos y sin más soltó una carcajada tan fuerte que a los demás obligó a tener un ojo en ella, el ambiente se tensaba con cada segundo —Cuando acabe contigo iré a dormir con mi peluche abrazándolo contra mi cuerpo desnudo y sudoroso para luego dormir tranquila— sonrió con picardía con sus palabras en aquel tono muy sugerente; sacó su arma, no tenía municiones por el momento pero esta vez las usaría para su segunda diversión, asustar —Si lo vuelves a insinuar meteré una bala en tu trasero, y por dios que los de aquí pueden asegurarte que eso sucederá, pequeño— para dejar en claro sus palabras, golpeó la cacha del arma contra la cabeza del moreno soltando una carcajada.
Sirvió algo de su trago en un vaso levantándose con la mirada frente a sus camaradas —Por el honor y la gloria de la cacería bajo la luna llena— se escuchó un ¡salud! Así como las copas que se alzaron de todos los presentes al festejar en victoria, mostró así cuales eran las presas a las que se dedicaban y la profesión que profesaba aquella mujer que entregó la copa al moreno pero la dejo caer sobre los cabellos de él sentándose para servirse un vaso, uno que quedó lleno sin que ella probara, solo se acercó lo suficiente al moreno a susurrarle —Este no es el lugar para ponerte tan especial, pequeño, mira que estas rodeado si haces algo tan indecente como llevarme a tu hotel estos hombres te comerán vivo antes de que des un paso fuera, sin contar que yo te metería tantas balas como golpes en tu ardiente cuerpo— rie divertida; tomó asiento y cruzó sus piernas frente al hombre al que estaba retando constantemente a aquel juego en el que ella estaba pensando que pedirle si ganaba y la petición era tal que comenzó a reírse sola.
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Helenna Quarell- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 14/05/2015
Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
Loca. No había otra forma de definir la conducta de aquella cazadora que me atraía y sacaba de mis casillas con su comportamiento a partes iguales.
En lugar de coger el vaso donde había vertido su parte de licor y dar así iniciado nuestro particular juego, en el que no sabía si lo que estábamos apostando era quien aguantaba mejor la bebida o que ego era más grande, tomó la botella de ron que descansaba sobre la barra, dándole un profundo trago directamente de la boquilla. Un gesto que, aunque poco femenino por su parte, sacó de mis labios un rápido suspiro cuando se humedeció los suyos para limpiar todo resto de licor.
-Es muy maduro por su parte que reconozca que terminará desnuda y sudorosa cuando haya terminado conmigo esta noche, aunque también le puedo asegurar que no será un peluche lo que abrace con tanto ahínco.- palabras que sabía que la enfurecerían todavía más, mientras mi dedo contorneaba su labio inferior para recoger una gota que se había quedado allí perdida.
Como había previsto, mi comentario no le hizo ninguna gracia, y su siguiente paso fue enseñarme esa arma que portaba y de cuya culata ya me había percatado al acercarme a ella. De nuevo una amenaza cargada de intenciones salió de esos carnosos labios que eran mi objetivo de esa noche. Sujeté durante unos segundos la muñeca que empuñaba el arma cuando con ganas de jugar más fuerte, la cazadora golpeó levemente mi cabeza con ésta. Una sujeción que aunque sabía que no le hacía daño, era firme y marcaba un territorio en el que no se debía meter. Miré de reojo el arma, cercionándome de que estaba descargada y despacio fui soltando su muñeca para encarar esos preciosos ojos azules.- No hace falta que me amenace con armas, pequeña.- hice un énfasis sobre esta última palabra, la misma que ella utilizaba para dirigirse a mí.- Soy consciente de que sería capaz de dispararme sin dilación, pero también le diré que estáis empuñando la pistola equivocada.- sentencié con una sonrisa ladina en mis labios, esperando que entendiese a que otra pistola me refería.
Se sirvió una copa a pesar de que no era todavía su turno, sino el mío. Aunque pronto me dí cuenta de que aquel trago no sería parte del juego en sí, sino un brindis para dejar claro que habían estado haciendo esa noche todos los cazadores en el bosque. Hubiese podido decir que la rabia se apoderó de mí al saber que habían estado cazando seres de mi especie, pero poco o nada me importaban. Yo cazaba solo y me buscaba la vida solo. Si cualquiera de ellos se hubiese enfrentado a mí esa noche no estarían celebrando más que un funeral, así que dejé que se creyesen dichosos por haber salido victoriosos. Fui a aceptar la copa de brindis que la cazadora me tendió, cuando ésta de pronto acabó derramándose por mi pelo, en manos de esa mujer del demonio que al final iba a conseguir que mi naturaleza saliese a la luz.
Sacudí mi cabeza a un lado y a otro con un rápido movimiento, para despojarme del líquido que goteaba por mi frente, clavando después mi mirada en la suya. Su juego se empezaba a tornar peligroso, y mi paciencia tenía un límite. Podía dar gracias a que la luna llena hubiese pasado, porque si este encuentro hubiese tenido lugar la noche anterior su suerte habría sido bien distinta.- Esos hombres serían capaces de llevarme en hombros al hotel, si les prometo que después de esta noche haré de vos una dama con mejor carácter..- contesté acercándome hasta prácticamente rozar sus labios, tomando yo ahora la botella directamente y dándole un largo trago. - ¿Todavía está dispuesta a continuar esta apuesta que la dejará por completo a mi merced?- le cedí la botella de la que ambos bebíamos, haciendo caso omiso a los vasos que descansaban sobre la barra, y colocándome entre sus piernas ahora descruzadas sobre el taburete.
En lugar de coger el vaso donde había vertido su parte de licor y dar así iniciado nuestro particular juego, en el que no sabía si lo que estábamos apostando era quien aguantaba mejor la bebida o que ego era más grande, tomó la botella de ron que descansaba sobre la barra, dándole un profundo trago directamente de la boquilla. Un gesto que, aunque poco femenino por su parte, sacó de mis labios un rápido suspiro cuando se humedeció los suyos para limpiar todo resto de licor.
-Es muy maduro por su parte que reconozca que terminará desnuda y sudorosa cuando haya terminado conmigo esta noche, aunque también le puedo asegurar que no será un peluche lo que abrace con tanto ahínco.- palabras que sabía que la enfurecerían todavía más, mientras mi dedo contorneaba su labio inferior para recoger una gota que se había quedado allí perdida.
Como había previsto, mi comentario no le hizo ninguna gracia, y su siguiente paso fue enseñarme esa arma que portaba y de cuya culata ya me había percatado al acercarme a ella. De nuevo una amenaza cargada de intenciones salió de esos carnosos labios que eran mi objetivo de esa noche. Sujeté durante unos segundos la muñeca que empuñaba el arma cuando con ganas de jugar más fuerte, la cazadora golpeó levemente mi cabeza con ésta. Una sujeción que aunque sabía que no le hacía daño, era firme y marcaba un territorio en el que no se debía meter. Miré de reojo el arma, cercionándome de que estaba descargada y despacio fui soltando su muñeca para encarar esos preciosos ojos azules.- No hace falta que me amenace con armas, pequeña.- hice un énfasis sobre esta última palabra, la misma que ella utilizaba para dirigirse a mí.- Soy consciente de que sería capaz de dispararme sin dilación, pero también le diré que estáis empuñando la pistola equivocada.- sentencié con una sonrisa ladina en mis labios, esperando que entendiese a que otra pistola me refería.
Se sirvió una copa a pesar de que no era todavía su turno, sino el mío. Aunque pronto me dí cuenta de que aquel trago no sería parte del juego en sí, sino un brindis para dejar claro que habían estado haciendo esa noche todos los cazadores en el bosque. Hubiese podido decir que la rabia se apoderó de mí al saber que habían estado cazando seres de mi especie, pero poco o nada me importaban. Yo cazaba solo y me buscaba la vida solo. Si cualquiera de ellos se hubiese enfrentado a mí esa noche no estarían celebrando más que un funeral, así que dejé que se creyesen dichosos por haber salido victoriosos. Fui a aceptar la copa de brindis que la cazadora me tendió, cuando ésta de pronto acabó derramándose por mi pelo, en manos de esa mujer del demonio que al final iba a conseguir que mi naturaleza saliese a la luz.
Sacudí mi cabeza a un lado y a otro con un rápido movimiento, para despojarme del líquido que goteaba por mi frente, clavando después mi mirada en la suya. Su juego se empezaba a tornar peligroso, y mi paciencia tenía un límite. Podía dar gracias a que la luna llena hubiese pasado, porque si este encuentro hubiese tenido lugar la noche anterior su suerte habría sido bien distinta.- Esos hombres serían capaces de llevarme en hombros al hotel, si les prometo que después de esta noche haré de vos una dama con mejor carácter..- contesté acercándome hasta prácticamente rozar sus labios, tomando yo ahora la botella directamente y dándole un largo trago. - ¿Todavía está dispuesta a continuar esta apuesta que la dejará por completo a mi merced?- le cedí la botella de la que ambos bebíamos, haciendo caso omiso a los vasos que descansaban sobre la barra, y colocándome entre sus piernas ahora descruzadas sobre el taburete.
Kol Wolff- Licántropo Clase Media
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Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
An Angel Comes To Kill You. |
Respiró como quien trata de calmarse y no explotar y dar lugar a alguna gresca innecesaria en aquel lugar, eso lo haría ya fuera, su mirada fulminó al moreno pero solo soltó una risilla cargada de molestia, de enojo y deseo de arrancarle la cabeza de un tajo, pero se contuvo, por unos momentos. Tomó la botella y la alzó contra sus labios, pero estos no tomaron gota alguna del licor, dejó la botella en la barra entregándole el turno y limpió sus labios con el licor que se impregno en ellos al silencio del resto de sus camaradas que optaron por dejar de mirar a aquel par, la tensión era más que palpable en la cazadora
Se acercó, soltó un soplido —Quizás sea una almohada y mis dedos — chupo dos de sus dedos derechos, les pasó la lengua al retirarlos de su boca en un gesto provocativo y amenazante —No hay mejor placer que una mano, y no cualquier mano sino una experimentada que lleve a muchos rincones del placer— se carcajeó del moreno burlándose de él a diestra y siniestra. Tan cerca de él quedó que su pecho tocaba el ajeno, su mirada altiva y desafiante acompañó a su rodilla que subió directo a las herencias e intimidades del hombre en un golpe seco pero profundo —Creo que pistola acaba de tener un fuga, pistolas pequeñas detesto probar me van más las grandes y que hagan mucho ruido en cada noche de luna llena y tú no llenas eso— de la nada agarró el cuello de la camisa del moreno, besó aquellos labios en un choque profundo y demandante.
Rompió el beso y enarcó una ceja con una sonrisa en su rostro —Si vuelves a decir eso te dejaré sin pistolita, vaquero, esta vez es dolor a la próxima que insinúes mi carácter lo que habrá será sangre y tu pistola alimentando a los perros— tomó asiento y llevo el vaso servido a sus labios mojándolos solamente; sus compañeros uno a uno comenzaron a soltar carcajadas y el ambiente se volvió a animar con música, la tensión desapareció y la sonrisa en el rostro de la mujer apareció —Si tienes miedo que una mujer te gane, la puerta está bien abierta querido— miró de soslayo empujando la bebida hasta el fondo de su garganta dejando el vaso boca abajo. Miró la botella y la tomó dando el trago que antes no dio, la paso al joven sonriéndole regando un poco del licor por su mentón a la camisa.
Se acercó, soltó un soplido —Quizás sea una almohada y mis dedos — chupo dos de sus dedos derechos, les pasó la lengua al retirarlos de su boca en un gesto provocativo y amenazante —No hay mejor placer que una mano, y no cualquier mano sino una experimentada que lleve a muchos rincones del placer— se carcajeó del moreno burlándose de él a diestra y siniestra. Tan cerca de él quedó que su pecho tocaba el ajeno, su mirada altiva y desafiante acompañó a su rodilla que subió directo a las herencias e intimidades del hombre en un golpe seco pero profundo —Creo que pistola acaba de tener un fuga, pistolas pequeñas detesto probar me van más las grandes y que hagan mucho ruido en cada noche de luna llena y tú no llenas eso— de la nada agarró el cuello de la camisa del moreno, besó aquellos labios en un choque profundo y demandante.
Rompió el beso y enarcó una ceja con una sonrisa en su rostro —Si vuelves a decir eso te dejaré sin pistolita, vaquero, esta vez es dolor a la próxima que insinúes mi carácter lo que habrá será sangre y tu pistola alimentando a los perros— tomó asiento y llevo el vaso servido a sus labios mojándolos solamente; sus compañeros uno a uno comenzaron a soltar carcajadas y el ambiente se volvió a animar con música, la tensión desapareció y la sonrisa en el rostro de la mujer apareció —Si tienes miedo que una mujer te gane, la puerta está bien abierta querido— miró de soslayo empujando la bebida hasta el fondo de su garganta dejando el vaso boca abajo. Miró la botella y la tomó dando el trago que antes no dio, la paso al joven sonriéndole regando un poco del licor por su mentón a la camisa.
Esto no es el Fin…
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Helenna Quarell- Cazador Clase Media
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Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
Podía sentir la rabia de esa cazadora que me miraba de forma penetrante; cualquier otro incauto habría salido despavorido por ese gesto que no auguraba nada bueno, pero a mí me gustaban los retos, y si además eran tan impresionantes como aquella mujer que se ponía a mi altura en ego y terquedad, pues bienvenidos fuesen.
Tomó de nuevo la botella, fingiendo dar un largo trago que no llegó a pasar por su garganta. ¿Así que además de tener más pelotas que cualquiera de los allí presentes, también era una tramposa? La cosa se ponía emocionante por momentos.
-Imagino que en su caso, estará más que acostumbrada a que sea su mano la que la lleve a esos rincones de placer.- sentí como mi hombría hablaba por sí misma cuando chupó sus dedos de esa forma tan sensual y cargada de provocación, sensación que duró poco tiempo, pues lo que yo pensaba que era un acercamiento amistoso por su parte terminó por convertirse en un duro rodillazo a mi entrepierna. Bajé la cabeza durante unos segundos, cerrando los ojos para que no pudiese ver como mi mirada se tornaba de un ámbar fuego al aguantar ese golpe traicionero y no cogerla del cuello para explicarle como no debía tratar a un lobo. Respiré hondo escuchando como mentía con respecto a lo que debía de haber más que sentido con su golpe, preparado para enfrentar su mirada de nuevo.- Dudo mucho, pequeña, que haya visto alguna vez una pistola de tan gran calibre, aunque si tiene dudas siempre podemos ir al callejón y le dejo que dispare con ella.
¿Había dicho ya que estaba loca? Cogió el cuello de mi camisa orillándome a su cuerpo, tomando mis labios con profundidad, cruzando la frontera de mis labios y enredando nuestras lenguas en un baile frenético que no parecía que tendría final. Paledeé su sabor como si de la mismísima ambrosía se tratase; un regalo caído del cielo después de los golpes que había osado darme. Pero tal y como sus besos abrasaron mis labios, se separó de nuevo para tomar asiento y como no, amenazarme nuevamente.
Relamí despacio mis labios, donde su sabor continuaba en mi piel. Sabor a whisky, a pasión, a ella; a una cazadora que con sus pullas estaba consiguiendo bastante más de lo que había conseguido cualquier mujer, llamar lo suficiente mi atención como para que me quedase a ver el final de aquel desconcertante encuentro.
Volvió a sentarse de nuevo en su taburete, bebiendo de un trago el contenido de su vaso continuando después con la botella, que me ofreció con una genuina sonrisa que no había visto hasta entonces.
-No sé con qué clase de cobardes está acostumbrada a jugar a esto, pero desde luego, yo no soy de los que dejan las cosas a medias.- cogí su muñeca que mantenía la botella dirigida hacia mi boca, y que una vez más, empezó a hacer de las suyas. Durante unos pocos segundos el licor cayó sobre mi mentón, goteando a mi camisa, mientras mis ojos seguían fijos en los ajenos.
-Si su pulso es siempre así de bueno, seguro que esta noche nos lo pasamos en grande.- una pícara sonrisa de dibujo en mi rostro, al tiempo que mi mirada buscaba la suya cargada de intenciones. Tiré de su mano, colocando la botella en mis labios e izando su mano para darle un largo trago a la botella, mientras mis ojos seguían clavados en los suyos. Bajé su mano, tirando esta vez su cuerpo hacia mí, tomando sus labios con necesidad y pasándole parte del ron que todavía tenía en mi boca. Beso que se alargó más de lo esperado y que entre jadeos llegó a su fin.- Todavía estáis a tiempo de retiraros si no os creéis capaz de superar esta apuesta.- susurré frente a sus labios, ligeramente hinchados por la profundidad de mi beso.
Tomó de nuevo la botella, fingiendo dar un largo trago que no llegó a pasar por su garganta. ¿Así que además de tener más pelotas que cualquiera de los allí presentes, también era una tramposa? La cosa se ponía emocionante por momentos.
-Imagino que en su caso, estará más que acostumbrada a que sea su mano la que la lleve a esos rincones de placer.- sentí como mi hombría hablaba por sí misma cuando chupó sus dedos de esa forma tan sensual y cargada de provocación, sensación que duró poco tiempo, pues lo que yo pensaba que era un acercamiento amistoso por su parte terminó por convertirse en un duro rodillazo a mi entrepierna. Bajé la cabeza durante unos segundos, cerrando los ojos para que no pudiese ver como mi mirada se tornaba de un ámbar fuego al aguantar ese golpe traicionero y no cogerla del cuello para explicarle como no debía tratar a un lobo. Respiré hondo escuchando como mentía con respecto a lo que debía de haber más que sentido con su golpe, preparado para enfrentar su mirada de nuevo.- Dudo mucho, pequeña, que haya visto alguna vez una pistola de tan gran calibre, aunque si tiene dudas siempre podemos ir al callejón y le dejo que dispare con ella.
¿Había dicho ya que estaba loca? Cogió el cuello de mi camisa orillándome a su cuerpo, tomando mis labios con profundidad, cruzando la frontera de mis labios y enredando nuestras lenguas en un baile frenético que no parecía que tendría final. Paledeé su sabor como si de la mismísima ambrosía se tratase; un regalo caído del cielo después de los golpes que había osado darme. Pero tal y como sus besos abrasaron mis labios, se separó de nuevo para tomar asiento y como no, amenazarme nuevamente.
Relamí despacio mis labios, donde su sabor continuaba en mi piel. Sabor a whisky, a pasión, a ella; a una cazadora que con sus pullas estaba consiguiendo bastante más de lo que había conseguido cualquier mujer, llamar lo suficiente mi atención como para que me quedase a ver el final de aquel desconcertante encuentro.
Volvió a sentarse de nuevo en su taburete, bebiendo de un trago el contenido de su vaso continuando después con la botella, que me ofreció con una genuina sonrisa que no había visto hasta entonces.
-No sé con qué clase de cobardes está acostumbrada a jugar a esto, pero desde luego, yo no soy de los que dejan las cosas a medias.- cogí su muñeca que mantenía la botella dirigida hacia mi boca, y que una vez más, empezó a hacer de las suyas. Durante unos pocos segundos el licor cayó sobre mi mentón, goteando a mi camisa, mientras mis ojos seguían fijos en los ajenos.
-Si su pulso es siempre así de bueno, seguro que esta noche nos lo pasamos en grande.- una pícara sonrisa de dibujo en mi rostro, al tiempo que mi mirada buscaba la suya cargada de intenciones. Tiré de su mano, colocando la botella en mis labios e izando su mano para darle un largo trago a la botella, mientras mis ojos seguían clavados en los suyos. Bajé su mano, tirando esta vez su cuerpo hacia mí, tomando sus labios con necesidad y pasándole parte del ron que todavía tenía en mi boca. Beso que se alargó más de lo esperado y que entre jadeos llegó a su fin.- Todavía estáis a tiempo de retiraros si no os creéis capaz de superar esta apuesta.- susurré frente a sus labios, ligeramente hinchados por la profundidad de mi beso.
Kol Wolff- Licántropo Clase Media
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Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
An Angel Comes To Kill You. |
El pequeño hombrecito estaba despertando la furia de aquella mujer; miró de frente al hombre en cada una de sus palabras incluso bajó su Mirada por el vientre de él hasta aquella parte a la cual su rodilla palpó muy bien como para saber que tipo de arma se cargaba el vaquero; sonrió y suspiró con un deje de burla ante ese comentario que limpió con su pulgar cuando rodó los ojos —Habría que medirla con otras, aunque creo que entre la tuya y la de cierto cazador, la tuya se queda corto pequeño, deberías saber que hay armas más grandes y estridentes que la que te mandas, pequeño— susurró.
Contuvo una carcajada al morder sus labios, la mirada de sus compañeros iba y venía de ellos nerviosos de lo que aquella mujer pudiera hacer en medio de la confusión y celebración. El beso que se suscitó entre los dos fue algo que dejó cortos a todos los presentes que rugieron por la respuesta de la mujer deseando el sonido de su arma estallar contra la cara de aquel pero lo que encontraron fue algo peor, o mejor. Tomó la botella, arrojó todo el contenido en la cabeza del moreno, sus ojos destellaban en un deseo oscuro, lanzó la botella al suelo, sus manos tomaron la camisa del hombre completamente mojada y sus labios fueron los que se quedaron perdidos. Chupó, lamio y devoró aquellos labios con el sabor del licor; llevó sus manos al borde del pantalón del moreno y tiró de este hacia arriba, solo un poco —Quien decide si lo dejarás a media o no, soy yo, pequeño, tus palabras por ahora solo me muestran que si eres de aquellos que no llegan a tres tiros si no más bien a medio y ya a la fuerza— lamió los labios ajenos, se separó del hombre y pidió otra botella a su cuenta.
Con mala leche quien atendía le sirvió a la mujer, llenó el vaso y lo alzó contra él bebiéndolo de golpe , quedó frente a él con su ropa mojada, un poco, de licor; le miró con una sonrisa —Soy más que suficiente de cumplir esta y cualquier tarea, no menosprecies a una mujer pequeño, te dolerá nuevamente— alargó la mano, sujetó con fuerza la hombría del moreno, en la espera de que pida las disculpas propia por haberle ofendido; sus labios hinchados aun eran relamidos por ella, se acercó a los labios de él, los abrió como si los fuera a besar pero solo era el susurro de sus palabras las que dejó —Di las palabras mágicas cariño o ellos te echaran a patadas de aquí con que solo abra mi boca, dilas y seguiremos bebiendo hasta que uno de los dos caiga al suelo, y ese serás tu— tomó con sus dientes el labio inferior, tiró de este en una mordida.
Contuvo una carcajada al morder sus labios, la mirada de sus compañeros iba y venía de ellos nerviosos de lo que aquella mujer pudiera hacer en medio de la confusión y celebración. El beso que se suscitó entre los dos fue algo que dejó cortos a todos los presentes que rugieron por la respuesta de la mujer deseando el sonido de su arma estallar contra la cara de aquel pero lo que encontraron fue algo peor, o mejor. Tomó la botella, arrojó todo el contenido en la cabeza del moreno, sus ojos destellaban en un deseo oscuro, lanzó la botella al suelo, sus manos tomaron la camisa del hombre completamente mojada y sus labios fueron los que se quedaron perdidos. Chupó, lamio y devoró aquellos labios con el sabor del licor; llevó sus manos al borde del pantalón del moreno y tiró de este hacia arriba, solo un poco —Quien decide si lo dejarás a media o no, soy yo, pequeño, tus palabras por ahora solo me muestran que si eres de aquellos que no llegan a tres tiros si no más bien a medio y ya a la fuerza— lamió los labios ajenos, se separó del hombre y pidió otra botella a su cuenta.
Con mala leche quien atendía le sirvió a la mujer, llenó el vaso y lo alzó contra él bebiéndolo de golpe , quedó frente a él con su ropa mojada, un poco, de licor; le miró con una sonrisa —Soy más que suficiente de cumplir esta y cualquier tarea, no menosprecies a una mujer pequeño, te dolerá nuevamente— alargó la mano, sujetó con fuerza la hombría del moreno, en la espera de que pida las disculpas propia por haberle ofendido; sus labios hinchados aun eran relamidos por ella, se acercó a los labios de él, los abrió como si los fuera a besar pero solo era el susurro de sus palabras las que dejó —Di las palabras mágicas cariño o ellos te echaran a patadas de aquí con que solo abra mi boca, dilas y seguiremos bebiendo hasta que uno de los dos caiga al suelo, y ese serás tu— tomó con sus dientes el labio inferior, tiró de este en una mordida.
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Helenna Quarell- Cazador Clase Media
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Re: Apuestas y Revanchas {Kol}
De nuevo la cazadora parecía molesta con mis palabras, esas que habían sido pronunciadas intencionadamente para conseguir ese fin. Limpiaba de sus labios la última gota de alcohol de se deslizaba por estos tras tan apasionado beso que había alzado no solo los ánimos en mí. Un gesto tan sensual como provocativo que me mostraba de nuevo lo contradictorias que podían ser las mujeres entre lo que decían y lo que deseaban.
-Debería saber, pequeña, que en ocasiones las apariencias engañan y que lo que piensa que puede ser un revolver común puede terminar convirtiéndose en un arma de fuego demasiado potente incluso para una mujer como vos.- pronuncié frente a sus labios, percibiendo como la humedad de nuestras respiraciones se entremezclaba en el ambiente. Sabía de sobra que el tamaño de mi hombría no era un problema y que aquella cazadora no sería la primera que gritara mi nombre en pleno acto cuando mis embestidas fuesen tan fuertes que creyese partirse en dos.
Un tenso silencio se hizo entre sus compañeros tras ese beso tan profundo que no solo los dejó a ello sin respiración, sino también a nosotros. Entre jadeos nuestras miradas se retaban de nuevo, buscando la rendición del contrario. Una rendición que era más que obvio que no se produciría por ninguna de ambas partes. Éramos tan dominantes los dos que nuestra apuesta era una sensible bomba de relojería que cualquier momento explotaría ante nosotros.
Cogió la botella de ron que descansaba sobre la barra, gesto que interpreté como la continuación de la apuesta que estábamos llevando a cabo. Aunque si algo había aprendido desde que la había conocido, es que lo lógico en el resto de humanos no podía aplicarse a aquella mujer, pues sin más preámbulos y con una sonrisa ladina en su rostro, vació todo el contenido de la botella sobre mi cabeza.
Sonreí de lado, cerrando los ojos al sentir como el licor derramado recorría mi cara, entre jadeos de pura excitación al pensar lo salvaje que debería ser esa mujer en la cama. Pude notar como mis ojos se volvían ámbar tras mis párpados, que afortunadamente cerrados mantenía mi naturaleza oculta ante un grupo de cazadores que verían en mí un ejemplar digno de dar caza.
Abrí los ojos cuando la botella quedó vacía, sacudiendo hacia un lado la cabeza para despejar el pelo que caía sobre mi cara. Humedecí la lengua sobre mis labios, que empapados de ron fueron tomados con pasión por la cazadora, que como una veleta volvía a reclamarlos como suyos. Coloqué una mano a su espalda, bordeando su cintura y pegándola más a mí, permitiéndole notar la dureza de mi cuerpo que quería presentarle batalla.
-Cuando guste podemos comprobar cuantos tiros tiene este revolver, que como ha comprobado está más que cargado.- pronuncié entre jadeos cuando tras un último mordisco se alejó de mí para pedir otra botella.- Es muy posible que se sorprenda y que tenga más munición de a la que está acostumbrada.
Bebió de golpe la copa se sirvió, llenando de nuevo el vaso y acercándose a mí. Me mantuve alerta, cualquier cosa podía esperar de ella, así que su siguiente movimiento no me sorprendió más de lo normal.
-Lamento si le ha parecido que dudaba de su voluntad y su coraje, preciosa. No me cabe duda de que sois una mujer que es más que capaz de llegar al final de cualquier apuesta a la que os enfrentéis.- susurré rozando sus labios con los míos, mientras su mano apretaba mi entrepierna con fuerza. Apreté los dientes durante unos segundos, dando un paso más hacia ella y pegando nuestros cuerpos. Cubrí su mano con la mía apretando un poco más esa parte de mi cuerpo que clamaba a gritos su recompensa y que bajo su mano se movía impaciente. Deslicé mi mano libre por la cara interna de su muslo, presionando de forma intensa su sexo, acaricié con el pulgar durante unos segundos esa parte de ella que quería hacer mía de todas las formas posibles. Sonreí de lado al sentir a través de la ropa el calor que este emanaba.- Me alegra saber que no soy el único que está preparado para disparar el revólver, sino que vos estáis más que dispuesta a servirme como diana.
Me alejé un paso, cogiendo el vaso que la cazadora llevaba en la otra mano. Me bebí su contenido de un solo trago, llenándolo de nuevo para cederle el turno a la mujer que me observaba fijamente.
-Debería saber, pequeña, que en ocasiones las apariencias engañan y que lo que piensa que puede ser un revolver común puede terminar convirtiéndose en un arma de fuego demasiado potente incluso para una mujer como vos.- pronuncié frente a sus labios, percibiendo como la humedad de nuestras respiraciones se entremezclaba en el ambiente. Sabía de sobra que el tamaño de mi hombría no era un problema y que aquella cazadora no sería la primera que gritara mi nombre en pleno acto cuando mis embestidas fuesen tan fuertes que creyese partirse en dos.
Un tenso silencio se hizo entre sus compañeros tras ese beso tan profundo que no solo los dejó a ello sin respiración, sino también a nosotros. Entre jadeos nuestras miradas se retaban de nuevo, buscando la rendición del contrario. Una rendición que era más que obvio que no se produciría por ninguna de ambas partes. Éramos tan dominantes los dos que nuestra apuesta era una sensible bomba de relojería que cualquier momento explotaría ante nosotros.
Cogió la botella de ron que descansaba sobre la barra, gesto que interpreté como la continuación de la apuesta que estábamos llevando a cabo. Aunque si algo había aprendido desde que la había conocido, es que lo lógico en el resto de humanos no podía aplicarse a aquella mujer, pues sin más preámbulos y con una sonrisa ladina en su rostro, vació todo el contenido de la botella sobre mi cabeza.
Sonreí de lado, cerrando los ojos al sentir como el licor derramado recorría mi cara, entre jadeos de pura excitación al pensar lo salvaje que debería ser esa mujer en la cama. Pude notar como mis ojos se volvían ámbar tras mis párpados, que afortunadamente cerrados mantenía mi naturaleza oculta ante un grupo de cazadores que verían en mí un ejemplar digno de dar caza.
Abrí los ojos cuando la botella quedó vacía, sacudiendo hacia un lado la cabeza para despejar el pelo que caía sobre mi cara. Humedecí la lengua sobre mis labios, que empapados de ron fueron tomados con pasión por la cazadora, que como una veleta volvía a reclamarlos como suyos. Coloqué una mano a su espalda, bordeando su cintura y pegándola más a mí, permitiéndole notar la dureza de mi cuerpo que quería presentarle batalla.
-Cuando guste podemos comprobar cuantos tiros tiene este revolver, que como ha comprobado está más que cargado.- pronuncié entre jadeos cuando tras un último mordisco se alejó de mí para pedir otra botella.- Es muy posible que se sorprenda y que tenga más munición de a la que está acostumbrada.
Bebió de golpe la copa se sirvió, llenando de nuevo el vaso y acercándose a mí. Me mantuve alerta, cualquier cosa podía esperar de ella, así que su siguiente movimiento no me sorprendió más de lo normal.
-Lamento si le ha parecido que dudaba de su voluntad y su coraje, preciosa. No me cabe duda de que sois una mujer que es más que capaz de llegar al final de cualquier apuesta a la que os enfrentéis.- susurré rozando sus labios con los míos, mientras su mano apretaba mi entrepierna con fuerza. Apreté los dientes durante unos segundos, dando un paso más hacia ella y pegando nuestros cuerpos. Cubrí su mano con la mía apretando un poco más esa parte de mi cuerpo que clamaba a gritos su recompensa y que bajo su mano se movía impaciente. Deslicé mi mano libre por la cara interna de su muslo, presionando de forma intensa su sexo, acaricié con el pulgar durante unos segundos esa parte de ella que quería hacer mía de todas las formas posibles. Sonreí de lado al sentir a través de la ropa el calor que este emanaba.- Me alegra saber que no soy el único que está preparado para disparar el revólver, sino que vos estáis más que dispuesta a servirme como diana.
Me alejé un paso, cogiendo el vaso que la cazadora llevaba en la otra mano. Me bebí su contenido de un solo trago, llenándolo de nuevo para cederle el turno a la mujer que me observaba fijamente.
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