We're like mysteries to one another × Octavien

por **Antje Schleswig-Holstein** Sáb Dic 10, 2016 12:46 am

Thus mellow’d to that tender light
Which heaven to gaudy day denies

Todos les habían insistido en que por favor le dejaran acompañarla pero Antje valoraba en gran medida los momentos en los que podía estar sola y tampoco podía quitarles su día de descanso, a los que lo tenían, solo porque ella deseaba pasar un buen tiempo de ocio lejos de su casa. —No será una salida tan larga, no tienen que preocuparse y si de pronto se dan cuenta que a cierta hora no he llegado pueden dar aviso a las autoridades de que probablemente este en peligro inminente más les aseguro que eso no va a pasar— se acercó a su ama de llaves, la mujer que la había criado desde pequeña y con una sola mirada le pidió de su ayuda, sabía que después de ella solo esa mujer podía convencer a los demás de que no tenían porque preocuparse en lo más mínimo. —Regresaré para cenar ¿Vamos?—sonrió complacida de su victoria sobre su gente antes de salir y aventurarse a acomodarse en el coche rumbo al Museo de Louvre. Justo cuando el coche comenzó a andar pudo sentir las miradas de todos los que quedaban atrás, ya sabía incluso lo que estarían diciendo sobre la incesante necesidad de ir a estar incomoda con tanta gente pero Antje no lo veía de esa forma, para ella era simplemente una forma más en la que no se podía aburrir ¿Qué podía hacer en su casa cuando todos le hacían todo?

—Lo mismo de siempre—comenzó a decir cuando bajó del carro. —Estaré bien aquí, es un lugar muy seguro, puedes ir a distraerte sin problemas—como siempre lo hacía le dio algunas monedas a su chofer y lo despidió. Había algo de París que le gustaba, todo era distinto, con seguridad podía decir que mucho más alegre pero no hasta el grado de parecer insoportable, simplemente era el movimiento en el que la ciudad se volvía envuelta que hipnotizaba a la chica y una de esas tantas cosas por las cuales perdía la cabeza, en el mejor sentido, era el arte. No muchos lo entendía pero apreciaba el arte en todas sus formas así que no podía pasar desapercibido el lugar donde grandes obras se concentraban.

Sus primeros pasos fueron especialmente firmes para alejarse de dónde se acumulaba la gente, solo hasta que encontró un nuevo camino en dónde había pocas personas admirando cuadros fue que la velocidad de sus pasos fue disminuyendo hasta que una obra en especial llamó su atención por sus componentes: Ángeles y otros seres que podrían llamarse fantásticos. Los minutos pasaron sin que ella decidiera alejarse, había algo en esa pintura que simplemente le llamaba y hubiera seguido perdida entre los pincelazos de esta de no haber sido por el anillo con el que había estado jugando sin darse cuenta salió rodando a una dirección desconocida. No podía perderlo, había pertenecido a su madre así que su primer instinto fue mirar alrededor, alterada pero tratando de mantenerse en el exterior lo más compuesta posible y entonces lo vio, cerca de los pies de un hombre. No dudo en acercarse para recuperarlo aunque para su desgracia este lo piso justo cuando iba a recogerlo.

—Disculpe—le llamó para tener su atención. —Creo que tiene una reliquia familiar bajo sus pies y le puedo asegurar que me gustaría recuperar mi anillo si no es mucha molestia para usted— señaló con discreción el pie con el que tenía atrapado su joya.