El espejo te miente {libre}

por **Dastan B. Dittmar** Lun Dic 12, 2016 9:15 pm

Una noche más entre los espacios del hospital, la luz aun poco brillante que alumbraba las pocas horas de la noche. Las campanas de la iglesia repican anunciando la llegada de la hora de los santos, media noche. Aunque para otros es aun la cúspide del canto angelical, aquellos seres que por las sombras se mueven; pero no todos son malos, existen unos pocos que son buenos aun cuando sus almas ya no las tienen.

El hospital presenta poco movimiento en este día, las enfermeras siguen en sus guardias con tranquilidad y por ende el director no pasea por los pasillos que se tragan toda sombra de algún humano paciente o médico, tampoco está su oficina en donde los papeles silban con el ligero soplido del aire entrando por una ventana; en los jardines mucho menos está, cuyas rosas cerradas aguardan la luz del sol. Unos pasos golpeando la gravita se puede oír a lo lejos, ahí se encuentra, en los exteriores. En aquella noche busca por todas las calles su alimento, una presa, alguien que calme esa sed, esa hambre que tiene. No quiere solo un cuerpo cálido quiere al menos alguien que valga la pena para hincarle los dientes hasta la agónica muerte. Lento, se va volviendo, más y más se adentra entre las calles, se aleja de su lugar de trabajo, no quiere que lo involucren al contrario mientras menos sepan de él mejor.

Una mujer divisa a lo lejos, se acerca a ella como si no quisiera, como si no la hubiera visto, roza contra la mujer, prácticamente chocándola haciendo que caiga de bruces, no usos sus reflejos para ayudarle al contrario dejó que su cuerpo tocara el suelo viéndola desde su posición con un unos ojos de “inocencia”, quizás era un buen hombre pero no podía negar a su naturaleza demoniaca, la misma que le exigía fervientemente que hiciera gala de ella. Negó con lentitud al volverse a estirar la mano –Se encuentra bien, sayyidat– pregunta inquieto mirando a la mujer con un aire de culpabilidad.

Maldita consciencia que le ataca en el último segundo. Quizás solo vuelva a su hogar para discutir con su mujer antes de irse a la cama a descansar con esa frialdad.

por **Yvaine M. Anscombe** Miér Dic 21, 2016 9:32 am

Ahora que estaba lejos de su natal Escocia, su mas grande deseo era poder conocer todo París por si sola como si fuera una mujer mas y no una fémina de la realeza que todo el mundo trata de cuidar como si fuera un objeto de lo mas preciado. Ya cuando había tomado su cena esta finge que va a su cama para descansar, puesto tiene varias personas encargadas de su cuidado pero que le gusta dejar lejos de ella para poder ser vista como una mujer normal y si anda con varios hombre cerca de ella nos que no saben que es importante se darán cuenta por las personas que tiene detrás de ella vigilando cada paso que da.

Luego de salir de su habitación en su residencia en este lugar llamado Francia, se monta en un carruaje que la esta esperando como varias noches atrás ya que se había coordinado con el hombre encargado de manejar el carruaje para que la lleve donde desee cuando aparezca en medio de la noche. Sin mas en medio de la noche esta se deja llevar para la ciudad, para ver el ambiente nocturno de la ciudad francesa por su propia cuenta y hacer una aventura. Despues de unos minutos montada en el carruaje este por fin la deja en la ciudad que piensa regresar pasado unas horas antes que noten su ausencia en su aposento.

Iba caminando por las calles pero esta sin darse cuenta se ha perdido y no sabe porque lugar exactamente es que esta su transporte, lo cual la llena un poco de miedo pero trata ella misma de calmarse para poder llegar una vez mas a su carruaje. De la nada es chocada por un hombre que hace que esta caiga al suelo, esta siento como parte de su cuerpo golpea el asfalto del callejón y luego del impacto esta oye la voz de un hombre, al cual lo mira mientras extiende su mano para ayudarla luego de hacerla caer.- Si, me encuentro bien Monsieur.- Dijo mientras toma la mano del hombre para poderse levantar.

El hombre en verdad es muy llamativo, se queda un poco sorprendida de su bello aspecto.- No me fije por donde caminaba, ni lo vi llegar.- Dijo sinceramente.

por **Dastan B. Dittmar** Jue Ene 12, 2017 8:34 pm

Si miras durante mucho tiempo un abismo el abismo puede asomarse a tu interior
—Friedrich Nietzsche—

Una noche como tantas otras con vientos tranquilos pero con amenazas de lluvias, los cielos braman furiosos con la ira de los dioses antiguos parecía que Shaitan había subido a los cielos a reclamarlos como suyo o quizás Arimán ha abierto las puertas del infierno ante los ojos de Ala. No, él sabía porque la noche está como está, el conocía muy bien aquellos presagios de malos augurios, eran sus quienes eran los que iban a ser castigados, el rumbo que tomaban sus pensamientos y sus deseos en contra de todo lo que él creía.

Bendita consciencia que le hablaba más allá de sus propios deseos o quizás no debería ser llamada de aquella forma como un milagro si no como una maldición, allá estaba su cabeza en el “deber ser o tener ser” por qué no pudo pensar en el simple “ser” alejándose de todo para terminar como siempre lo hacía, cada noche en su cottage alejado de todos quizás con una mujer por la cual algo de dinero podría ayudar a que él se atreva a beber cuello, no tomaba mujeres importantes y siempre eran vagabundas o prostitutas por lo que le traían más problemas con su esposa. Su adorada esposa.

Ese pensamiento fue su perdición, sus cabellos rubios blandiéndose lentamente a cada paso que diera, su perfume no tan escandaloso como otras, un poco en el cuello y las muñecas, esa ropa fresca que olía a lavanda y limón y su piel, su tersa y delicada piel que deseaba hace varias lunas poder acariciar y amar como lo hizo en los primeros años de matrimonio, pero no, solo podía esperar reclamos, desconfianzas y mentiras y eso fue lo que le retuvo a atacar a la joven. Acercándose a la luz mostrando esa mirada cabizbaja de culpabilidad. Ayuda a la joven dama a poder reincorporarse sin prestar atención a las palabras, mejor dicho respondió como un autómata –Estar bien es relativo, depende de a que “estar bien” se refiera, perdóneme quizás no y a lo mejor sí, no soy bueno con estas características tan impropias de mi – volvió su mirada a la joven esta vez borrando ese rastro de amargura por uno más “de él” volvía a ser el Director que siempre fue, aquel doctor intachable de buena reputación y matrimonio respetable.

-Lamento lo ocurrido, pues no solo ha sido usted la que venía distraída, yo también he estado más en el cielo que en la tierra, por lo tanto como un caballero debo tomar la culpa y por ello digame ¿hay algo que pueda hacer para expiar mi culpa de este acontecimiento?- rogaba a los dioses conocidos y a los más antiguos de los textos que solía leer por encontrar algo para poder tranquilizar a su alma ¿alma?, quizás era a su mente racional, todo gracia a que los cabellos de aquella dama le recodaron a los de su amada ghazala

por **Yvaine M. Anscombe** Jue Ene 19, 2017 11:41 am

El miedo la estaba invadiendo un poco porque no sabe por donde esta caminando por lo que teme que algo malo pueda pasarle, es una persona de gran importancia que cualquier cosa que pase sera perjudicial para su nación y ahora es que piensa en las advertencias que día a día le daban toda la gente que la cuida pero ella muchas ve un poco molesta. No podía creer que ahora estaba en medio de la noche, metida en un callejón de una ciudad de la cual esta de temporada y no conoce bien total mente perdida de donde puede estar su carruaje. Por un momento pensó en rezar pero Dios mismo sabe que ella no es tan cristiana como lo aparenta ser cuando debe ir a misa por obligación de su cargo y demostrar que esta de acuerdo con la creencia en ese ser que le arrebato toda su familia, por eso se ha negado darle oraciones desde el momento que se llevo a la gente que mas le importaba.

Estaba caminando cuando de momento se cae y se topa con un hombre en medio de su desesperación, este parece un hombre de bien por su forma de vestir por lo cual no debe de temer. Sabe reconocer las personas por su ropa, sabe de que clase son porque cada uno usa una tela en especial por su condición.

- Veo esta profundizando un poco en la filosofía, no soy muy buena en ello pero le aseguro estoy bien en todo el sentido de la palabra.- Dijo mientras se incorpora gracias a la ayuda del hombre, además da gracias que no tiene sus mejores ropas para no llamar la atención de los demás en la calle y tener mas problemas.

Lo escucho hablar y sonrió tiernamente, a la verdad es todo un hombre bueno con el que se ha topado.- Muchas gracias caballero, quiero saber si me puede ayudar a salir de estos callejones para poder tomar mi carruaje que debe estar esperandome.- Confeso, esperando este acepte ayudarla una vez mas ya que lo hizo primero cuando la ayudo a levantarse de su caída luego de toparse con el en este lugar.

por **Dastan B. Dittmar** Dom Feb 12, 2017 4:41 pm

La joven frente a sus ojos le recordaba con sus palabras que no debía mostrar su naturaleza o de lo contrario cometería el peor error de su vida, aunque ello ya loa había hecho al ocultarle y engañar a su esposa como lo hace de su condición. Mirar a la mujer frente a él le llevaba en recuerdos pasados en el que ahora se pregunta “y si…” “y si le hubiese contado la verdad”

Negó manteniéndose de nuevo en el presente en aquel momento que pasaba por sus ojos y sus sentidos, se sentía vivo aun sin estarlo sabía que eso era más peligroso si dejaba aun más entrever su naturaleza, controló un poco sus palabras con sonrisa pero el león de Persia estaba en un aprieto, si seguía con la mujer por el camino se podría encontrar con la necesidad de mostrar sus habilidades pues por el camino habían ciertos peligros como otros de sus congéneres alimentándose además de encontrase con inquisidores u otros peligros, podía sentirlos con solo cerrar los ojos. Sonrió extendiendo su mano pero sin llegar a tocar la ajena, si sentía su piel podría darse cuenta de que algo no estaba bien, aunque ya había olvidado mover los hombres para simular la respiración.

Indicó un camino largo a la joven, pero al menos algo seguro por el momento –Me disculpo si la confundí con mis palabras, estoy acostumbrado a usarlas cuando estoy de servicio en el hospital, sobre todo cuando los pacientes nos mienten de sus dolencias, ello se me ha vuelto una costumbre en todo momento de mi vida – trató de ocultar sus uñas al mover los dedos de tal forma que se camuflaban con la oscuridad de los callejones -Será un placer el hacer que llegue sana y salva a su hogar, no sería un buen médico si no lo hiciera, en mejores manos no pudo encontrar la ayuda que necesitaba señorita…- hizo una pausa al mostra que no sabía el nombre de la dama, así como un gesto con sus cejas como si con verla pudiera adivinar el nombre de aquella jovencita.

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