AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Interlude ft Ayshane
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Interlude ft Ayshane
Amaneció casi a las 4:45 de la mañana. Me sorprendió ver el sol salir tan pronto, y de una manera u otra me incomodó que la noche no quisiera acompañarme un rato más aquel día. Me gustaba emplear mi tiempo de noche leyendo a la luz de la luna, dejándome acunar por ella y viéndola como cambiaba las sombras en mis hojas a medida que pasaban las horas. Era realmente confortador y daba igual donde estuviese que aquello me llenaba, me hacía sentir en casa. Sin embargo, estaba en casa de mis tíos, en Paris, y aun que daban todo por mí, pasaban el día trabajando y me sentía solo. Por eso hoy no iba a dormir. Me acomodé la ropa y bajé temprano a desayunar en su compañía. Huevos, pan y un poco de Leche recién servida.
Sobre las 6 salimos los tres juntos dirección Paris. Ellos hicieron su para antes, pero yo proseguí con mis pasos hasta el centro de parís. Eran ya las 7 cuando llegué al mercado que ya estaba en marcha. El olor de las panaderías me hacía rugir el estómago de nuevo mezclándose con el dulce aroma de las flores recién cortadas que vendían en los puestos.
Caminé silbando feliz, me gustaba el día y el bullicio. Me sentía cómodo conmigo mismo y con los que me rodeaba. Nadie iba a atacarme ni tenía porque prestar atención a quien podía ser o no ser algo. En el mercado todos éramos iguales. Me paré frente a un hombre que estaba haciendo cosas con bolas de fuego ardiente y un aro. Me pareció divertido pero decidí no dejar ninguna moneda. Prefería gastármela comiendo algo. Y así hice.
Caminé hasta la una de las múltiples panaderías que rodeaban la plaza y me compre una bolsa pequeña de bollos, me retiré un poco del gentío y me senté en el amplio parque, bajo de un árbol.
Sobre las 6 salimos los tres juntos dirección Paris. Ellos hicieron su para antes, pero yo proseguí con mis pasos hasta el centro de parís. Eran ya las 7 cuando llegué al mercado que ya estaba en marcha. El olor de las panaderías me hacía rugir el estómago de nuevo mezclándose con el dulce aroma de las flores recién cortadas que vendían en los puestos.
Caminé silbando feliz, me gustaba el día y el bullicio. Me sentía cómodo conmigo mismo y con los que me rodeaba. Nadie iba a atacarme ni tenía porque prestar atención a quien podía ser o no ser algo. En el mercado todos éramos iguales. Me paré frente a un hombre que estaba haciendo cosas con bolas de fuego ardiente y un aro. Me pareció divertido pero decidí no dejar ninguna moneda. Prefería gastármela comiendo algo. Y así hice.
Caminé hasta la una de las múltiples panaderías que rodeaban la plaza y me compre una bolsa pequeña de bollos, me retiré un poco del gentío y me senté en el amplio parque, bajo de un árbol.
Gauekko- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Los primeros rayos de sol colándose por la rejilla de la contraventana fueron los culpables de que aquella mañana me hubiese despertado tan temprano. Con un gruñido ronco, me di la vuelta en la cama, tapándome la cabeza con la almohada con la intención de dormir un par de horas más. Mi búsqueda de un prometido inexistente y el presentimiento de que alguien seguía mis pasos habían hecho de la noche anterior una extraña combinación en la que pasaba de buscar a ser buscada dependiendo del momento, necesitando más que un merecido descanso esa mañana.
Tras cambiar de postura varias veces sin encontrar la posición correcta para volver a conciliar el sueño, me levanté a regañadientes con la esperanza de que ese nuevo día viniese acompañado de ánimos renovados; aunque tenía más que pensado que si mi búsqueda no daba sus frutos en breve volvería a mi hogar.
Me aseé en la tinaja con tranquilidad antes de vestirme en esta ocasión con un corsé y una falda color burdeos, armándome con mis dos cimitarras bajo la capa de pieles que las cubrirían. No estaba en guerra, no tenía que defender a mi manada, pero desde mi llegada a París había descubierto que ir armada era lo más sensato.
Después de un rápido desayuno en el hotel donde permanecía alojada, me encaminé hacia el mercado ambulante, donde me había recomendado el recepcionista que había un maravilloso herrero que sabía templar las espadas como nadie en París. Y con la idea en la mente de afilar las mías y tal vez con hacerme de una espada nueva, me dirigí hacia ese lugar donde cientos de ciudadanos inundaban sus calles y sus mercaderes ofrecían sus mercancías a gritos.
No tardé en dar con el puesto del herrero, que muy presto por mi encargo, me ofreció con enseñarme en su carreta unos magníficos ejemplares al final de la mañana cuando el gentío disminuyese y pudiese alejarse de su puesto.
Dispuesta a esperar unas horas y con mis espadas ya afiladas, me alejé hasta un parque cercano donde podría descansar hasta que llegase la hora de mi cita con esas nuevas armas. Me senté sobre la mullida hierba que rodeaba a un centenario roble en mitad del jardín, apoyando mi espalda sobre el robusto tronco de éste, cerrando los ojos y disfrutando de la paz y tranquilidad que me ofrecía aquel lugar.
Pasaron unos minutos, tal vez fuesen horas y yo me había quedado traspuesta cuando percibí la presencia de otro ejemplar de mi especie cerca. Abrí los ojos despacio, inclinándome hacia un lado del árbol para comprobar que justo al lado opuesto se había sentado un joven de aura lupina, un aura bien distinta a la de otros licanos, y que llamó mi atención.
-Buenos días.- susurré a su espalda esbozando una amplia sonrisa. No acostumbraba a entablar conversación con nadie, de hecho no era una loba muy sociable, pero la razón de llevar tanto tiempo sin encontrar a alguien de mi especie con quien hablar me empujó a tratar de al menos hacer mi espera más agradable.
Tras cambiar de postura varias veces sin encontrar la posición correcta para volver a conciliar el sueño, me levanté a regañadientes con la esperanza de que ese nuevo día viniese acompañado de ánimos renovados; aunque tenía más que pensado que si mi búsqueda no daba sus frutos en breve volvería a mi hogar.
Me aseé en la tinaja con tranquilidad antes de vestirme en esta ocasión con un corsé y una falda color burdeos, armándome con mis dos cimitarras bajo la capa de pieles que las cubrirían. No estaba en guerra, no tenía que defender a mi manada, pero desde mi llegada a París había descubierto que ir armada era lo más sensato.
Después de un rápido desayuno en el hotel donde permanecía alojada, me encaminé hacia el mercado ambulante, donde me había recomendado el recepcionista que había un maravilloso herrero que sabía templar las espadas como nadie en París. Y con la idea en la mente de afilar las mías y tal vez con hacerme de una espada nueva, me dirigí hacia ese lugar donde cientos de ciudadanos inundaban sus calles y sus mercaderes ofrecían sus mercancías a gritos.
No tardé en dar con el puesto del herrero, que muy presto por mi encargo, me ofreció con enseñarme en su carreta unos magníficos ejemplares al final de la mañana cuando el gentío disminuyese y pudiese alejarse de su puesto.
Dispuesta a esperar unas horas y con mis espadas ya afiladas, me alejé hasta un parque cercano donde podría descansar hasta que llegase la hora de mi cita con esas nuevas armas. Me senté sobre la mullida hierba que rodeaba a un centenario roble en mitad del jardín, apoyando mi espalda sobre el robusto tronco de éste, cerrando los ojos y disfrutando de la paz y tranquilidad que me ofrecía aquel lugar.
Pasaron unos minutos, tal vez fuesen horas y yo me había quedado traspuesta cuando percibí la presencia de otro ejemplar de mi especie cerca. Abrí los ojos despacio, inclinándome hacia un lado del árbol para comprobar que justo al lado opuesto se había sentado un joven de aura lupina, un aura bien distinta a la de otros licanos, y que llamó mi atención.
-Buenos días.- susurré a su espalda esbozando una amplia sonrisa. No acostumbraba a entablar conversación con nadie, de hecho no era una loba muy sociable, pero la razón de llevar tanto tiempo sin encontrar a alguien de mi especie con quien hablar me empujó a tratar de al menos hacer mi espera más agradable.
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 25/09/2016
Localización : Paris
Re: Interlude ft Ayshane
Miré el bollo girándolo en mis dedos. Quizás trataría de fabricar de estos en casa, uno de esos días en los que no me apetezca venir a Paris centro a jugarme la vida. Jugué con el hasta que le pegué un buen mordisco. Tal fue que me di cuenta al mascar, que apenas había dejado una pizquita en mi mano y que podía zamparme los bollos de uno en uno. Me dejé caer en el suelo disfrutando de llenar la panza cuando escuché unos buenos días. Miré hacia dónde provenía la voz y vi a una chica lupina - ¡Hola! – Dije agradecido, alzándome y ofreciéndole un bollo - Vaya – dije al ver sus ropajes – Eres luchadora, ¡joder! – estaba tan nervioso de que alguien como ella se hubiese dirigido a mí. Desde el encuentro con la cazadora me sentía estúpido y había decidido comenzar a entrenarme, comprarme armas y por lo menos saber defenderme. Pero una vez me había hecho con aquel cuchillo que llevaba atado a mi cadera me había dado cuenta de que sólo sabía usarlo para despedazar el pollo que me comía al mediodía.
Me levanté y acomodé mi ropa – Me llamo Gauekko – esbocé una amplia sonrisa y la miré con pausa. Era muy bonita, más pequeña que yo. Eso le otorgaría mucha agilidad, la suficiente para poder burlar a alguien como yo. Cogí aire y pensé en como decírselo - Soy un inepto que no sabía que existían otra razas, ¿sabes que se puede hacer magia?... no eso no. Oye me enseñas a usar el cuchillo pa algo más que pa cortar pan?... no.. - me pasé la mano por el torso, y suspiré - Me gustaría que alguien me enseñase a defenderme - eso era lo primero, sí - Y después a poder ser alguien activo, atacar. - apreté mi mandíbula - Te pagaré - mis padres no me habían dado un balde de Francos, pero podía trabajar en el molino de mis tíos y sacar la pasta de ahí. Suficiente cada día para poder pagarle una buena suma a la muchacha. Estaba seguro de que ella sabía lo que se hacia. O esa impresión me daba a mi.. quizás las apariencias engañaban, y el luchador parecía yo..
Me levanté y acomodé mi ropa – Me llamo Gauekko – esbocé una amplia sonrisa y la miré con pausa. Era muy bonita, más pequeña que yo. Eso le otorgaría mucha agilidad, la suficiente para poder burlar a alguien como yo. Cogí aire y pensé en como decírselo - Soy un inepto que no sabía que existían otra razas, ¿sabes que se puede hacer magia?... no eso no. Oye me enseñas a usar el cuchillo pa algo más que pa cortar pan?... no.. - me pasé la mano por el torso, y suspiré - Me gustaría que alguien me enseñase a defenderme - eso era lo primero, sí - Y después a poder ser alguien activo, atacar. - apreté mi mandíbula - Te pagaré - mis padres no me habían dado un balde de Francos, pero podía trabajar en el molino de mis tíos y sacar la pasta de ahí. Suficiente cada día para poder pagarle una buena suma a la muchacha. Estaba seguro de que ella sabía lo que se hacia. O esa impresión me daba a mi.. quizás las apariencias engañaban, y el luchador parecía yo..
Gauekko- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Me levanté de la hierba cuando el lobo al que terminaba de saludar se puso en pie sorprendido por mi presencia, ofreciéndome lo que parecía ser una especie de bollo que tomé con una tímida sonrisa. No acostumbraba a concederle a los demás mi confianza con tanta rapidez, pero había algo en esos preciosos ojos claros que me decía que era alguien en quien se podía confiar. Su aura parecía limpia, no había maldad en ella, y en los tiempos que corrían era algo extraño de encontrar.
- Muchas gracias, caballero.- contesté en apenas un susurro manteniendo el dulce entre mis manos, olfateando con suavidad por puro instinto el bollo recién hecho. La fuerza y vitalidad que mostraba con cada movimiento que realizaba al acercarse a mí me resultaban de lo más curiosas; parecía nervioso por mi intromisión en su descanso, pero sin embargo no estaba molesto por ello.
Sonreí de lado cuando confirmó algo que era más que evidente por mi aspecto y las armas que sobresalían por debajo de mi capa, que sabía luchar.- Soy una de las guerreras de mi manada, y mi nombre es Ayshane. Encantada de conocerlo, señor Gauekko. - extendí mi mano al presentarme, esperando que entendiese el gesto como una mera formalidad. No solo era una guerrera, era la beta de la manada, aunque hasta que nació mi hermano fui educada para liderarla en caso de que mis padres no tuviesen hijos varones y convertirme en su alfa.
Me acerqué a él un par de pasos, quedando ambos uno frente al otro. Era algo más alto que yo y su aspecto no tenía nada que ver con los lobos que había conocido con anterioridad; quizás fuese eso lo que llamaba tanto mi atención, o tal fuese que la idea de compartir mi tiempo con él me resultase de lo más atractiva. Su olor embargó mi olfato durante unos segundos, olía a libertad, a bosque; me sonrojé por el rumbo que estaban tomando mis pensamientos sin darme cuenta.- Será un placer enseñarle a defenderse, pero no debe preocuparse por mis honorarios, su tutelaje me puede servir a mí de entrenamiento, así que no tiene porque pagarme nada .- ladeé la cabeza ligeramente para observar detenidamente a ese lobo que acababa de convertir mi estancia en París a otra más agradable. Y bien, señor Gauekko, ¿qué armas sabe blandir?- pregunté deseando empezar nuestro entrenamiento, pensando que podríamos aprovechar la mañana mientras hacía tiempo para asistir a mi cita con el herrero.
- Muchas gracias, caballero.- contesté en apenas un susurro manteniendo el dulce entre mis manos, olfateando con suavidad por puro instinto el bollo recién hecho. La fuerza y vitalidad que mostraba con cada movimiento que realizaba al acercarse a mí me resultaban de lo más curiosas; parecía nervioso por mi intromisión en su descanso, pero sin embargo no estaba molesto por ello.
Sonreí de lado cuando confirmó algo que era más que evidente por mi aspecto y las armas que sobresalían por debajo de mi capa, que sabía luchar.- Soy una de las guerreras de mi manada, y mi nombre es Ayshane. Encantada de conocerlo, señor Gauekko. - extendí mi mano al presentarme, esperando que entendiese el gesto como una mera formalidad. No solo era una guerrera, era la beta de la manada, aunque hasta que nació mi hermano fui educada para liderarla en caso de que mis padres no tuviesen hijos varones y convertirme en su alfa.
Me acerqué a él un par de pasos, quedando ambos uno frente al otro. Era algo más alto que yo y su aspecto no tenía nada que ver con los lobos que había conocido con anterioridad; quizás fuese eso lo que llamaba tanto mi atención, o tal fuese que la idea de compartir mi tiempo con él me resultase de lo más atractiva. Su olor embargó mi olfato durante unos segundos, olía a libertad, a bosque; me sonrojé por el rumbo que estaban tomando mis pensamientos sin darme cuenta.- Será un placer enseñarle a defenderse, pero no debe preocuparse por mis honorarios, su tutelaje me puede servir a mí de entrenamiento, así que no tiene porque pagarme nada .- ladeé la cabeza ligeramente para observar detenidamente a ese lobo que acababa de convertir mi estancia en París a otra más agradable. Y bien, señor Gauekko, ¿qué armas sabe blandir?- pregunté deseando empezar nuestro entrenamiento, pensando que podríamos aprovechar la mañana mientras hacía tiempo para asistir a mi cita con el herrero.
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 25/09/2016
Localización : Paris
Re: Interlude ft Ayshane
La gente a nuestro alrededor no nos prestaba demasiada atención. Tampoco es que hubiese mucha gente y la mayoría iba absorta en sus pensamientos y en sus compras de mañana como para darse cuenta o escuchar aquella conversación. Le estreché la mano con fuerza y firmeza queriendo inspirarla confianza y gratitud. Ella debía ser mucho mayor que yo, pero una vez más el físico nos engañaba y no podías dejarte llevar por la información que tus ojos recibían.
Acomodé mi ropa que al haberme levantado tan rápido se había quedado de una mala manera y no quería demostrarla en ningún momento que era un idiota. Estiré mis hombros y los hice sonar cuando ella se acercó a mi. Me sorprendí ante su altura, le sacaba un buen trozo a la muchacha, aun así parecía mucho más feroz que yo.
Me rasqué la pregunta y eché una bocanada de aire cuando me hizo la pregunta. ¿Qué podía responderle para que no pensara que había estado dentro de un huevo incomunicado? Había leído sobre katanas, sobre dagas, sobre armas de fuego. Pero jamás había manejado nada más que el cuchillo del pollo – Se desmenuzar pavo y pollo – me salió sin pensar. ¿Porqué coño había dicho eso? Porque cojones me había dejado así, en evidencia? - Oye, es una broma – joder, ha sonado es una broma, hahaha no – Mecagüen - apreté mis puños nervioso y mi mandíbula se tensó – No se usar nada, Ayshane, lo siento - mi rostro se tornó serio y expectante por su reacción. Esperaba que aquello no le echase atrás, o que aceptase mi dinero – Tienes que empezar desde subsuelo a entrenarme, acepta mi dinero por tu paciencia – le pedí – Y si lo deseas, cuando ya sea realmente algo tan efectivo para ti como para mi, buscaremos otra manera de pago – asentí con la cabeza, aun con semblante serio. Ella iba a ser mi fuente de fuerza e inspiración, y acababa de dejarme en total ridículo. Tanto que la verdadera reacción que esperaba era que se girase y se marchara riendo.
Acomodé mi ropa que al haberme levantado tan rápido se había quedado de una mala manera y no quería demostrarla en ningún momento que era un idiota. Estiré mis hombros y los hice sonar cuando ella se acercó a mi. Me sorprendí ante su altura, le sacaba un buen trozo a la muchacha, aun así parecía mucho más feroz que yo.
Me rasqué la pregunta y eché una bocanada de aire cuando me hizo la pregunta. ¿Qué podía responderle para que no pensara que había estado dentro de un huevo incomunicado? Había leído sobre katanas, sobre dagas, sobre armas de fuego. Pero jamás había manejado nada más que el cuchillo del pollo – Se desmenuzar pavo y pollo – me salió sin pensar. ¿Porqué coño había dicho eso? Porque cojones me había dejado así, en evidencia? - Oye, es una broma – joder, ha sonado es una broma, hahaha no – Mecagüen - apreté mis puños nervioso y mi mandíbula se tensó – No se usar nada, Ayshane, lo siento - mi rostro se tornó serio y expectante por su reacción. Esperaba que aquello no le echase atrás, o que aceptase mi dinero – Tienes que empezar desde subsuelo a entrenarme, acepta mi dinero por tu paciencia – le pedí – Y si lo deseas, cuando ya sea realmente algo tan efectivo para ti como para mi, buscaremos otra manera de pago – asentí con la cabeza, aun con semblante serio. Ella iba a ser mi fuente de fuerza e inspiración, y acababa de dejarme en total ridículo. Tanto que la verdadera reacción que esperaba era que se girase y se marchara riendo.
Gauekko- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Creo que mi primera reacción ante la respuesta a mi pregunta acerca de que arma sabía empuñar fue abrir los ojos sorprendida. Puede que a continuación tratase de disculparse justificando que había sido una broma, pero algo me decía que sus palabras escondían más verdad de lo que quería hacerme entender después. Sonreí ante sus vanos intentos de convencerme de que esa primera confesión que había salido sin pensar de sus labios era errónea, esa que por haber sido dicha de esa forma inconsciente encerraba más verdad que ninguna, imagino que con el objetivo de no parecer que mi labor iba a ser de lo más complicada.
Di un paso hacia él, colocando mi mano sobre su brazo antes de hablar.- Gauekko, no tiene porque disculparse por no saber usar armas. Empezaremos sentando las bases de su entrenamiento y poco a poco iremos entrenando con armas más complicadas de manejar.- los lobos solían ser cabezotas de más, pero el empeño de ese en particular porque aceptase sus honorario se llevaba el premio.- No será el primer lobo al que adiestre, es algo común a mi manada que los adultos entrenemos a los más jóvenes, lo que hace que me pregunte, cómo es posible que no le hayan enseñado nada en su manada con anterioridad.- era posible que este tema no fuese de mi incumbencia, pero resultaba extraño que no tuviese ninguna noción de lucha. Yo misma había entrenado desde bien pequeños a mis hermanos para que fuesen capaces de defenderse llegado el momento, aunque después sus gestas más duras las habían aprendido en la batalla contra clanes enemigos.- Aceptaré que me pague, pero no con su dinero, sino con su compañía. Llevo demasiado tiempo sola por París y agradezco tener a alguien con quien conversar, ¿le parece bien?
Nos iba a llevar tiempo convertirlo en lo que yo era, tenía que comprimir años de lucha en días, tal vez semanas si la búsqueda de mi prometido se alargaba más de la cuenta. En cualquier caso, empezar cuanto antes sería una buena idea si quería dejarlo convertido en un guerrero antes de mi partida.
-Necesitaremos un lugar más tranquilo para empezar a entrenar, lejos de las miradas indiscretas que podrían traernos problemas con cazadores e inquisidores.- me senté otra vez bajo la sombra de ese árbol que nos había ayudado en nuestro encuentro fortuito y esperé que él me acompañase mientras hacía tiempo para mi encuentro con el herrero.- Tengo una cita con el herrero del mercado en unas horas, podremos aprovechar para ver con que arma se siente más cómodo. Yo uso armas blancas, en particular dos cimitarras.- miré a ambos lados por si había alguien observándonos y al no percibir a nadie saqué una de ellas para enseñársela.- Está recién afilada, tenga cuidado. Cada uno nos sentimos más cómodos un tipo particular de arma, tendremos que buscar la suya. – le cedí mi espada para que la observase a conciencia, esperando que no se cortase un dedo si pensaba que era como los cuchillos que se utilizan para trinchar los pollos.- Nuestro primer entrenamiento empezará esta tarde en el bosque y si no le parece mal, comenzaremos por la lucha cuerpo a cuerpo.- apoyé la espalda sobre el tronco. Era un diamante en bruto y lo primero que debía pulir era sacar provecho de esa fuerza natural que los licántropos poseíamos y que al parecer la suya estaba escondida, aunque latente.
Di un paso hacia él, colocando mi mano sobre su brazo antes de hablar.- Gauekko, no tiene porque disculparse por no saber usar armas. Empezaremos sentando las bases de su entrenamiento y poco a poco iremos entrenando con armas más complicadas de manejar.- los lobos solían ser cabezotas de más, pero el empeño de ese en particular porque aceptase sus honorario se llevaba el premio.- No será el primer lobo al que adiestre, es algo común a mi manada que los adultos entrenemos a los más jóvenes, lo que hace que me pregunte, cómo es posible que no le hayan enseñado nada en su manada con anterioridad.- era posible que este tema no fuese de mi incumbencia, pero resultaba extraño que no tuviese ninguna noción de lucha. Yo misma había entrenado desde bien pequeños a mis hermanos para que fuesen capaces de defenderse llegado el momento, aunque después sus gestas más duras las habían aprendido en la batalla contra clanes enemigos.- Aceptaré que me pague, pero no con su dinero, sino con su compañía. Llevo demasiado tiempo sola por París y agradezco tener a alguien con quien conversar, ¿le parece bien?
Nos iba a llevar tiempo convertirlo en lo que yo era, tenía que comprimir años de lucha en días, tal vez semanas si la búsqueda de mi prometido se alargaba más de la cuenta. En cualquier caso, empezar cuanto antes sería una buena idea si quería dejarlo convertido en un guerrero antes de mi partida.
-Necesitaremos un lugar más tranquilo para empezar a entrenar, lejos de las miradas indiscretas que podrían traernos problemas con cazadores e inquisidores.- me senté otra vez bajo la sombra de ese árbol que nos había ayudado en nuestro encuentro fortuito y esperé que él me acompañase mientras hacía tiempo para mi encuentro con el herrero.- Tengo una cita con el herrero del mercado en unas horas, podremos aprovechar para ver con que arma se siente más cómodo. Yo uso armas blancas, en particular dos cimitarras.- miré a ambos lados por si había alguien observándonos y al no percibir a nadie saqué una de ellas para enseñársela.- Está recién afilada, tenga cuidado. Cada uno nos sentimos más cómodos un tipo particular de arma, tendremos que buscar la suya. – le cedí mi espada para que la observase a conciencia, esperando que no se cortase un dedo si pensaba que era como los cuchillos que se utilizan para trinchar los pollos.- Nuestro primer entrenamiento empezará esta tarde en el bosque y si no le parece mal, comenzaremos por la lucha cuerpo a cuerpo.- apoyé la espalda sobre el tronco. Era un diamante en bruto y lo primero que debía pulir era sacar provecho de esa fuerza natural que los licántropos poseíamos y que al parecer la suya estaba escondida, aunque latente.
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 25/09/2016
Localización : Paris
Re: Interlude ft Ayshane
Colocó su mano sobre mi brazo con firmeza, me recorrió un escalofrío de los pies a la cabeza, sintiéndolo atravesarme de abajo arriba - Gracias, Ayshane, te comento - dije carraspeando, tratando de parecer serio, pero de serio tenía lo que de vampiro - Mis padres jóvenes me tuvieron y sufrieron el ataque de dos lobos, convirtiéndose. Cuando yo cumplí 7 años, decidieron que lo mejor para que creciese sano, era convertirme también y así integrarnos en la comunidad. Entonces una noche vinieron cazadores. Yo no sabía, mis padres me dijeron que era la iglesia, que venía porque había muchos en el pueblo que no creía. Decidieron ocultarme que existían humanos, que existían otras razas sobrenaturales. Hace unos meses desperté y salí a la realidad, de ahí que sea una bala perdida - suspiré y dejé caer mis hombros. Eran tantos años en los que podía haber entrenado y ser un buen luchador. Ahora por mucho que me empeñase, me costaría alcázar el nivel que debería tener alguien de mi edad, y aun así, jamás lo haré a tiempo.
Asentí fuertemente con la cabeza - Pero soy un poco pesado - le confesé - intentaré no serlo, intentaré hablar lo mínimo, perdón, ya estoy siendo pesado - cerré la boca y me mordí la lengua.
Cuando se sentó, me relajé un poco y me senté a su lado, la miré atentamente mientras hablaba, asintiendo - Un arma - repetí. Que miedo me daba tener un arma, ¿y si saltaba y me la clavaba en los huevos? o se me caía encima de un pie... joder. Agarré su espada con cuidado y la miré detenidamente - Pesa - susurré sorprendido, su hoja era delicada y muy fina, pero pesaba, quizás era lo que ayudaba a manejarla con más certeza en las luchas - Es muy bonita, yo tengo un cuchillo en casa con mi nombre escrito en él. Una... daga!, podría llevarla, esa no me la clavaría.- se la devolví por si se me escurría y cerré los ojos apoyando mi cabeza en el tronco, durante unos segundos. Había tenido mucha suerte encontrándome a esa lobezna - Oye - abrí los ojos - Mis tíos tienen una pequeña casa en el bosque, un molino. Podemos quedarnos allí, entrenar allí, no nos molestarán, son muy buena gente - le sonreí, todo me excitaba de extrema manera, me apetecía ir donde el herrero a ver las armas que había allí, a ver si alguna me susurraba, llévame.
Asentí fuertemente con la cabeza - Pero soy un poco pesado - le confesé - intentaré no serlo, intentaré hablar lo mínimo, perdón, ya estoy siendo pesado - cerré la boca y me mordí la lengua.
Cuando se sentó, me relajé un poco y me senté a su lado, la miré atentamente mientras hablaba, asintiendo - Un arma - repetí. Que miedo me daba tener un arma, ¿y si saltaba y me la clavaba en los huevos? o se me caía encima de un pie... joder. Agarré su espada con cuidado y la miré detenidamente - Pesa - susurré sorprendido, su hoja era delicada y muy fina, pero pesaba, quizás era lo que ayudaba a manejarla con más certeza en las luchas - Es muy bonita, yo tengo un cuchillo en casa con mi nombre escrito en él. Una... daga!, podría llevarla, esa no me la clavaría.- se la devolví por si se me escurría y cerré los ojos apoyando mi cabeza en el tronco, durante unos segundos. Había tenido mucha suerte encontrándome a esa lobezna - Oye - abrí los ojos - Mis tíos tienen una pequeña casa en el bosque, un molino. Podemos quedarnos allí, entrenar allí, no nos molestarán, son muy buena gente - le sonreí, todo me excitaba de extrema manera, me apetecía ir donde el herrero a ver las armas que había allí, a ver si alguna me susurraba, llévame.
Gauekko- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Escuché con atención cada una de las palabras que salían de sus labios, con las que me confiaba una parte de su vida como si fuésemos antiguos amigos en lugar de desconocidos que se acaban de encontrar por alguna razón. Por su forma de expresarse y por el cautiverio al que parecía haber estado expuesto, debía ser más joven que yo. O que tenía un carácter bastante más jovial que el mío; envidiaba su forma de aceptar las cosas, de poder reírse de sí mismo. Era posible que mi trabajo con su tutelaje fuese recompensado con esa sonrisa tan contagiosa.
-No se preocupe por el tiempo que cree haber perdido mientras se encontraba aislado, tampoco se ha perdido mucho desconociendo la realidad. Sus padres tan solo quisieron protegerle de un mundo cruel donde los que somos diferentes somos perseguidos y exterminados.- apunté con una cálida sonrisa al imaginar como debía sentir al descubrir que el mundo que conocía no era ni una décima parte de lo que en realidad existía.- Conseguiré que aprenda lo suficiente para defenderse si lo atacan, y no me marcharé de París hasta que lo vea convertido en un guerrero.
Levanté una ceja sorprendida cuando tomó mi cimitarra y dijo que pesaba. A mí no me lo parecía, claro que llevaba empuñándola tanto tiempo que tal vez me hubiese acostumbrado a su peso.-Una daga es un buen arma para llevar escondida y que le sirva de factor sorpresa en una confrontación. Yo misma llevo varias escondidas en diferentes partes de mi cuerpo. El arma que porte debe ser de mayor calibre, que le aporte la distancia suficiente con el enemigo como para no ver su seguridad comprometida.- traté de evitar una sonrisa cuando su pensamiento era encontrar un arma que no se clavase a sí mismo. No sé si aprendería algo en los entrenamientos, pero de lo que estaba segura es que nos lo íbamos a pasar en grande, al menos yo.- Si llegado el momento piensa que no se ve preparado para llevar una espada, siempre podemos probar su puntería con un arco. Esto no requiere mucha fuerza para levantarlo y es cuestión de destreza que pueda convertirse en un arma peligrosa.- proseguí pensando que podría serle útil; aunque de una forma u otra lo mejor sería que se acostumbrase a llevar una espada, una que fuese más ligera; tal vez una katana fuese su mejor opción. Volví a enfundar la mía cuando me la devolvió.- Me parece un perfecto lugar donde entrenar, si a sus tíos no les importa. ¿Ellos son humanos?- si Gauekko no prodecía de un antiguo de linaje de licántropos, sino que había terminado convirtiéndose en uno de casualidad, lo más probable es que el resto de sus familiares tampoco lo fuese. Le di un pequeño pellizco al bollo que me había dado y que todavía llevaba en la mano y me lo metí en la mano.- Gracias por el desayuno- me limité a decir buscando esa mirada que me había hecho en embarcarme en la mayor de las locuras que había cometido hasta ahora.
-No se preocupe por el tiempo que cree haber perdido mientras se encontraba aislado, tampoco se ha perdido mucho desconociendo la realidad. Sus padres tan solo quisieron protegerle de un mundo cruel donde los que somos diferentes somos perseguidos y exterminados.- apunté con una cálida sonrisa al imaginar como debía sentir al descubrir que el mundo que conocía no era ni una décima parte de lo que en realidad existía.- Conseguiré que aprenda lo suficiente para defenderse si lo atacan, y no me marcharé de París hasta que lo vea convertido en un guerrero.
Levanté una ceja sorprendida cuando tomó mi cimitarra y dijo que pesaba. A mí no me lo parecía, claro que llevaba empuñándola tanto tiempo que tal vez me hubiese acostumbrado a su peso.-Una daga es un buen arma para llevar escondida y que le sirva de factor sorpresa en una confrontación. Yo misma llevo varias escondidas en diferentes partes de mi cuerpo. El arma que porte debe ser de mayor calibre, que le aporte la distancia suficiente con el enemigo como para no ver su seguridad comprometida.- traté de evitar una sonrisa cuando su pensamiento era encontrar un arma que no se clavase a sí mismo. No sé si aprendería algo en los entrenamientos, pero de lo que estaba segura es que nos lo íbamos a pasar en grande, al menos yo.- Si llegado el momento piensa que no se ve preparado para llevar una espada, siempre podemos probar su puntería con un arco. Esto no requiere mucha fuerza para levantarlo y es cuestión de destreza que pueda convertirse en un arma peligrosa.- proseguí pensando que podría serle útil; aunque de una forma u otra lo mejor sería que se acostumbrase a llevar una espada, una que fuese más ligera; tal vez una katana fuese su mejor opción. Volví a enfundar la mía cuando me la devolvió.- Me parece un perfecto lugar donde entrenar, si a sus tíos no les importa. ¿Ellos son humanos?- si Gauekko no prodecía de un antiguo de linaje de licántropos, sino que había terminado convirtiéndose en uno de casualidad, lo más probable es que el resto de sus familiares tampoco lo fuese. Le di un pequeño pellizco al bollo que me había dado y que todavía llevaba en la mano y me lo metí en la mano.- Gracias por el desayuno- me limité a decir buscando esa mirada que me había hecho en embarcarme en la mayor de las locuras que había cometido hasta ahora.
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/09/2016
Localización : Paris
Re: Interlude ft Ayshane
Apoyé mi cabeza en el tronco del árbol y cerré los ojos, sintiéndome uno con la naturaleza. El árbol me parecía cómodo, en lugar de rudo y duro. Y el viento despeinaba mi cabello, acariciándome el rostro con los mechones. Estaba comenzando mi nueva historia junto a Ayshane, y me sentía algo nostálgico de estar dando ese gran paso. Iba a convertirse en un guerrero pero sólo para ayudar a quienes lo necesitaban o para defenderse, jamás haría daño de forma innecesaria o por vicio. Siempre evitaría cada batalla aun que fuese él la victima. Huiría de cada una de ellas, evitando derramar sangre y manchar su alma.
Miré a Ayshane dibujando una sonrisa en mi rostro - Sea cual sea, aprenderé bien, porque tendré la mejor entrenadora - suspiré, y me incorporé con lentitud, ofreciendo mi mano para levantarla, debíamos ir donde ese herrero antes de la hora de recogida para que pudiera echar un ojo - Mis tíos son humanos, pero saben de nuestra existencia y son muy tolerables, son muy buena gente y apenas están en esa casa, es más, ahora en invierno suelen quedarse en el molino, será todo el terreno nuestro - dije animado, por que la idea pintaba mejor de lo que pensaba..
Caminamos la pequeña colina abajo adentrándonos en el mercado. Mi curiosidad me obligaba a ir con paso lento mirando cada puesto, jactandome de sus precios y manjares. Me encantaba surcar ese mercado y alimentarme del olor y el ambiente, me llenaba de vida. Cuando llegamos a la puerta del herrero le miré. Esbocé una gran sonrisa y di un paso delante con firmeza.
Miré a Ayshane dibujando una sonrisa en mi rostro - Sea cual sea, aprenderé bien, porque tendré la mejor entrenadora - suspiré, y me incorporé con lentitud, ofreciendo mi mano para levantarla, debíamos ir donde ese herrero antes de la hora de recogida para que pudiera echar un ojo - Mis tíos son humanos, pero saben de nuestra existencia y son muy tolerables, son muy buena gente y apenas están en esa casa, es más, ahora en invierno suelen quedarse en el molino, será todo el terreno nuestro - dije animado, por que la idea pintaba mejor de lo que pensaba..
Caminamos la pequeña colina abajo adentrándonos en el mercado. Mi curiosidad me obligaba a ir con paso lento mirando cada puesto, jactandome de sus precios y manjares. Me encantaba surcar ese mercado y alimentarme del olor y el ambiente, me llenaba de vida. Cuando llegamos a la puerta del herrero le miré. Esbocé una gran sonrisa y di un paso delante con firmeza.
Gauekko- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Era agradable compartir el tiempo con Gauekko, incluso con esos pequeños silencios en los que cada uno nos veíamos inmersos en nuestros pensamientos y que solo se comparten con alguien en quien confías lo suficiente como para bajar la guardia. Lo miré de reojo con una sonrisa, observando cada una de sus facciones, de sus gestos que me invitaban a poder relajarme a su lado. Podía ver la bondad en su aura, en la locuacidad de sus palabras y en ese carácter desenfadado del que hacía gala continuamente.
-No creo que sea la mejor entrenadora, pero si una que no descansará hasta ver que se convierte en un lobo capaz de defenderse de los peligros que nos acechan. Gracias por depositar su confianza en mí.- contesté tras aceptar su mano para que me ayudase a ponerme en pie. Sacudí mi ropa de las posibles hojas que se hubiesen quedado adheridas a ésta, escuchando la información que me daba de sus tíos. Sin duda la familia de ese lobo era una excepción en muchos aspectos, e iba a costarme que viese la realidad de este mundo cruel que nos rodeaba.- Tiene suerte en que sus tíos hayan sido tan compresivos con nuestra naturaleza, no es común que los humanos nos vean de ese modo, incluso aún defendiéndoles de males mayores.- hice una breve pausa mientras encaminábamos nuestros pasos hacia el mercado; era todavía temprano y yo había acordado mi cita más tarde, pero me sentía incapaz de truncar su entusiasmo de ir a buscar el arma que convertiría en una parte de su cuerpo.
- Mi familia ha sido la encargada de proteger de los vampiros a los humanos de una pequeña región al norte de Rusia. Incluso hemos llegado a enfrentarnos a otras manadas que no entendían nuestro afán de protegerlos de las desgracias que los acechaban. Y aun así, seguimos siendo perseguidos por muchos cazadores que no entienden que no todos los lobos somos iguales, del mismo modo que no todos los humanos lo son. Es por ello que jamás mataré a un humano a no ser que sea en defensa propia, y me gustaría que si os entreno, sigáis las mismas doctrinas que yo obedezco.
Era hermoso ver a Gauekko sorprenderse continuamente por cada puesto del mercado, como si todo lo viese a través de los ojos de un niño que descubre el mundo que le rodea por primera vez. Sonreí divertida negando con la cabeza, imaginando como se pondría cuando el herrero mostrase el arsenal de armas que tenía. Sería sin duda una preciosa imagen que grabaría en mi memoria durante mucho tiempo.
-¿Estás preparado?- pregunté buscando su mirada antes de abrir la puerta del puesto del herrero, que me miró confuso al verme aparecer de nuevo antes de la hora indicada. Encogí los hombros con una amplia sonrisa cuando entramos en el local y me acerqué al mostrador con la intención de empezar cuanto antes esa búsqueda del arma perfecta. Saqué un saco con monedas de mi cinturón y lo dejé caer sonoramente sobre el mostrador.- Creo caballero que hoy podrá cerrar el puesto unas horas antes. Necesitamos armar a este joven guerrero y su interés por atendernos será recompensado.- enfrenté su mirada mientras sopesaba el dinero que habría en la bolsa, sabiendo que ambos hablaríamos en este caso el mismo idioma. El dinero no era un problema para mí; había traido lo suficiente de Rusia como para poder mantenerme un año en París. Además de que con una simple misiva no tendría inconveniente en poder retirar más efectivo del banco de la ciudad. - No se preocupe por la cantidad, tengo más bolsas como esa. ¿Tiene algún arma interesante que me pueda mostrar?
Me giré hacia Gauekko cuando el herrero cerró la puerta, girando el cartel de abierto, pasando después a la trastienda donde comenzaron a escucharse ruidos de metales en su trajinar.- Tomate en tiempo que necesites y elige las armas que más te gusten. Y no te preocupes, siempre podremos volver a por más. El herrero estará más que contento de volver a vernos.
-No creo que sea la mejor entrenadora, pero si una que no descansará hasta ver que se convierte en un lobo capaz de defenderse de los peligros que nos acechan. Gracias por depositar su confianza en mí.- contesté tras aceptar su mano para que me ayudase a ponerme en pie. Sacudí mi ropa de las posibles hojas que se hubiesen quedado adheridas a ésta, escuchando la información que me daba de sus tíos. Sin duda la familia de ese lobo era una excepción en muchos aspectos, e iba a costarme que viese la realidad de este mundo cruel que nos rodeaba.- Tiene suerte en que sus tíos hayan sido tan compresivos con nuestra naturaleza, no es común que los humanos nos vean de ese modo, incluso aún defendiéndoles de males mayores.- hice una breve pausa mientras encaminábamos nuestros pasos hacia el mercado; era todavía temprano y yo había acordado mi cita más tarde, pero me sentía incapaz de truncar su entusiasmo de ir a buscar el arma que convertiría en una parte de su cuerpo.
- Mi familia ha sido la encargada de proteger de los vampiros a los humanos de una pequeña región al norte de Rusia. Incluso hemos llegado a enfrentarnos a otras manadas que no entendían nuestro afán de protegerlos de las desgracias que los acechaban. Y aun así, seguimos siendo perseguidos por muchos cazadores que no entienden que no todos los lobos somos iguales, del mismo modo que no todos los humanos lo son. Es por ello que jamás mataré a un humano a no ser que sea en defensa propia, y me gustaría que si os entreno, sigáis las mismas doctrinas que yo obedezco.
Era hermoso ver a Gauekko sorprenderse continuamente por cada puesto del mercado, como si todo lo viese a través de los ojos de un niño que descubre el mundo que le rodea por primera vez. Sonreí divertida negando con la cabeza, imaginando como se pondría cuando el herrero mostrase el arsenal de armas que tenía. Sería sin duda una preciosa imagen que grabaría en mi memoria durante mucho tiempo.
-¿Estás preparado?- pregunté buscando su mirada antes de abrir la puerta del puesto del herrero, que me miró confuso al verme aparecer de nuevo antes de la hora indicada. Encogí los hombros con una amplia sonrisa cuando entramos en el local y me acerqué al mostrador con la intención de empezar cuanto antes esa búsqueda del arma perfecta. Saqué un saco con monedas de mi cinturón y lo dejé caer sonoramente sobre el mostrador.- Creo caballero que hoy podrá cerrar el puesto unas horas antes. Necesitamos armar a este joven guerrero y su interés por atendernos será recompensado.- enfrenté su mirada mientras sopesaba el dinero que habría en la bolsa, sabiendo que ambos hablaríamos en este caso el mismo idioma. El dinero no era un problema para mí; había traido lo suficiente de Rusia como para poder mantenerme un año en París. Además de que con una simple misiva no tendría inconveniente en poder retirar más efectivo del banco de la ciudad. - No se preocupe por la cantidad, tengo más bolsas como esa. ¿Tiene algún arma interesante que me pueda mostrar?
Me giré hacia Gauekko cuando el herrero cerró la puerta, girando el cartel de abierto, pasando después a la trastienda donde comenzaron a escucharse ruidos de metales en su trajinar.- Tomate en tiempo que necesites y elige las armas que más te gusten. Y no te preocupes, siempre podremos volver a por más. El herrero estará más que contento de volver a vernos.
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/09/2016
Localización : Paris
Re: Interlude ft Ayshane
Miré a Aysane con semblante serio, todo lo serio que podía ponerme - Prometo, Ayshane, que jamás mataré a nadie que realmente sienta de corazón que no se lo merece, y a pesar de todo ello, siempre... Siempre trataré de dejarlo ir y que otro juzgue esa gran hazaña por mi. No quiero llevarme el alma de nadie a cuestas - me aterrorizaba pensar que tendría que dormir cada noche pensando que me había llevado conmigo a alguien que no sabía quien era y quien lloraba su muerte, si es que sabían que yo le había matado. O si sabían lo horrible que era como persona para que yo hubiese llegado al punto de tener que acabar con su vida.
Entra en la tienda, esquivando un montón de metales que parecían estar allí colgados sin sentido alguno. No comprendía el motivo de sus colores, o sus diferentes tesituras, al igual que no sabía como debían forjarse cada uno, o cual era más sencillo de blandir. Tampoco sabía cual era mi fin, y para que iba a utilizarlos. ¿Defensa y por si acaso ataque? No comprendía nada, y me dejé llevar por mis sentidos, pues vi como Ayshane hablaba y le daba algo, pero no les presté más atención, hasta que ella volvió a mi lado - No tengo ni idea, Ayshane - le confesé. Dando me cuenta de que no quería herir a nadie, no quería matar a nadie - Busquemos algo que utilice sólo en caso de emergencia - le susurré. Sería lo más sensato, no dejarnos un dineral. Aprender a blandir algún tipo de daga pequeña. Y valerme las demás veces por mi destreza y habilidad en estado lobezno. Para mi lo primordial era aprender a defenderme y a huir si era necesario. No a empuñar armas que asesinaran si fuese necesario.
Entra en la tienda, esquivando un montón de metales que parecían estar allí colgados sin sentido alguno. No comprendía el motivo de sus colores, o sus diferentes tesituras, al igual que no sabía como debían forjarse cada uno, o cual era más sencillo de blandir. Tampoco sabía cual era mi fin, y para que iba a utilizarlos. ¿Defensa y por si acaso ataque? No comprendía nada, y me dejé llevar por mis sentidos, pues vi como Ayshane hablaba y le daba algo, pero no les presté más atención, hasta que ella volvió a mi lado - No tengo ni idea, Ayshane - le confesé. Dando me cuenta de que no quería herir a nadie, no quería matar a nadie - Busquemos algo que utilice sólo en caso de emergencia - le susurré. Sería lo más sensato, no dejarnos un dineral. Aprender a blandir algún tipo de daga pequeña. Y valerme las demás veces por mi destreza y habilidad en estado lobezno. Para mi lo primordial era aprender a defenderme y a huir si era necesario. No a empuñar armas que asesinaran si fuese necesario.
Gauekko- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Gauekko parecía totalmente perdido en la armería del herrero, donde sus ojos recorrían cada una de las armas que llamaban su curiosidad, pero era incapaz de coger ninguna para comprobar si estaba equilibrada, si la encontraba demasiado pesada o si simplemente no le gustaba la empuñadura. Ni siquiera osaba tocarlas por encima con la mano. Esa compra iba a resultar complicada de por sí, de modo que decidí tomar la iniciativa y ser yo quien le diese las opciones que mejor me parecían. Me acerqué con calma hasta su lado, observando un escaparate de dagas que podía ser una de nuestras opciones y coloqué con afecto una mano sobre su brazo.
-Hagamos una cosa, escogeré algunas armas para vos que creo que le serán de utilidad y que no sean muy pesadas, y trataré de adiestrarle especialmente en éstas.- lo miré de forma comprensiva; imaginaba lo difícil que debía de ser para alguien que jamás había blandido un espada tener que escoger entre tal cantidad de ellas.- Cada una de estas espadas, o dagas, sirven tanto para defenderse como para atacar, todo depende de quien las empuña. Va en el corazón de cada uno en que desee utilizarla.- cogí una de las dagas que parecían idóneas a mi gusto, pero después de pesarla e intentar mantenerla en equilibrio sobre mi dedo índice, la descarté y volví a colocar en su sitio.
- Si escoge un arma pequeña y vuestro oponente blande una espada, tendréis pocas posibilidades de salir ileso, y no me gustaría que por no insistir ahora en vuestra preparación, le ocurriese algo malo. Estoy segura de que sea cual sea el arma que portéis, seréis capaz de usarla solo en defensa propia; es por eso que creo que aprovisionarnos de varios tipos de espadas cortas y dagas sería conveniente.- intenté mirándolo fijamente a los ojos y esperando su aprobación que comprendiese lo importante de ir armado aunque su intención no fuese atacar a nadie sino defenderse.
El herrero salió entonces de la trastienda con algunas de esas armas que le había solicitado y algo que no había entrado en mis planes en un principio, pero que al ver la perfección de su montaje escogí casi de inmediato. Una ballesta de madera noble y ribetes dorados fue el objeto que encandiló mi atención y creí perfecta para mi aprendiz.
Finalmente, dos preciosas espadas cortas con empuñaduras de cuero y metal, varias dagas medievales leggins, un par de puños de metal, un arco y la ballesta fueron nuestras compras de ese día, dejando reservada una espectacular espada templaria para recoger en otra ocasión.
El herrero cargó con nuestra adquisición hasta mi montura, y tras darle algunas monedas extras por los servicios prestados, me dirigí a Gauekko con una sonrisa iluminada por la emoción de poder practicar con alguien.- ¿Cuándo empezamos, querido aprendiz?
-Hagamos una cosa, escogeré algunas armas para vos que creo que le serán de utilidad y que no sean muy pesadas, y trataré de adiestrarle especialmente en éstas.- lo miré de forma comprensiva; imaginaba lo difícil que debía de ser para alguien que jamás había blandido un espada tener que escoger entre tal cantidad de ellas.- Cada una de estas espadas, o dagas, sirven tanto para defenderse como para atacar, todo depende de quien las empuña. Va en el corazón de cada uno en que desee utilizarla.- cogí una de las dagas que parecían idóneas a mi gusto, pero después de pesarla e intentar mantenerla en equilibrio sobre mi dedo índice, la descarté y volví a colocar en su sitio.
- Si escoge un arma pequeña y vuestro oponente blande una espada, tendréis pocas posibilidades de salir ileso, y no me gustaría que por no insistir ahora en vuestra preparación, le ocurriese algo malo. Estoy segura de que sea cual sea el arma que portéis, seréis capaz de usarla solo en defensa propia; es por eso que creo que aprovisionarnos de varios tipos de espadas cortas y dagas sería conveniente.- intenté mirándolo fijamente a los ojos y esperando su aprobación que comprendiese lo importante de ir armado aunque su intención no fuese atacar a nadie sino defenderse.
El herrero salió entonces de la trastienda con algunas de esas armas que le había solicitado y algo que no había entrado en mis planes en un principio, pero que al ver la perfección de su montaje escogí casi de inmediato. Una ballesta de madera noble y ribetes dorados fue el objeto que encandiló mi atención y creí perfecta para mi aprendiz.
Finalmente, dos preciosas espadas cortas con empuñaduras de cuero y metal, varias dagas medievales leggins, un par de puños de metal, un arco y la ballesta fueron nuestras compras de ese día, dejando reservada una espectacular espada templaria para recoger en otra ocasión.
El herrero cargó con nuestra adquisición hasta mi montura, y tras darle algunas monedas extras por los servicios prestados, me dirigí a Gauekko con una sonrisa iluminada por la emoción de poder practicar con alguien.- ¿Cuándo empezamos, querido aprendiz?
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/09/2016
Localización : Paris
Re: Interlude ft Ayshane
Ayshane parecía estar familiarizada con todas las armas que había allí. Las miraba como si fuesen viejas amigas, las cogía, jugaba a hacer malabares con ellas, para después devolverlas a su sitio. Yo simplemente trataba de salir vivo de allí, sin un corte de pelo nuevo o con todos los extremos de mi cuerpo intactos.
Finalmente y como era lo más sensato, Ayshane tomó el papel principal he adquirió diferentes armas. Me mantuve en silencio y les seguí en cada comentario. Acabamos al lado del caballo, mientras el señor cargaba todo en las monturas. Cuando se marchó miré a mi maestra - Cuando me digas, por ahora podemos ir donde te he dicho para que te acomodes y comenzar mañana temprano - sonreí mientras posaba mi mano en su caballo, acariciándolo. Me encantaban los animales.
La pequeña casa de mis tíos estaba vacía desde temprano por la mañana. Era pequeña y con una fachada blanca. Dentro había de todo, desde un reloj de cuco, hasta un trabuco de un pirata. Mis tíos guardaban todo lo que encontraban y como una vez trabajaron cerca del puerto, recogían lo que encontraban en la playa, lo arreglaban y lo ponían de adorno. Arriba había dos habitaciones, y una tercera con un sofá y una librería. Podía dormir allí Ayshane
Finalmente y como era lo más sensato, Ayshane tomó el papel principal he adquirió diferentes armas. Me mantuve en silencio y les seguí en cada comentario. Acabamos al lado del caballo, mientras el señor cargaba todo en las monturas. Cuando se marchó miré a mi maestra - Cuando me digas, por ahora podemos ir donde te he dicho para que te acomodes y comenzar mañana temprano - sonreí mientras posaba mi mano en su caballo, acariciándolo. Me encantaban los animales.
La pequeña casa de mis tíos estaba vacía desde temprano por la mañana. Era pequeña y con una fachada blanca. Dentro había de todo, desde un reloj de cuco, hasta un trabuco de un pirata. Mis tíos guardaban todo lo que encontraban y como una vez trabajaron cerca del puerto, recogían lo que encontraban en la playa, lo arreglaban y lo ponían de adorno. Arriba había dos habitaciones, y una tercera con un sofá y una librería. Podía dormir allí Ayshane
Gauekko- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 10/12/2016
Re: Interlude ft Ayshane
Una cálida sonrisa se dibujó en mi rostro cuando Gauekko se acercó hasta mi montura mientras el herrero cargaba nuestra compra, acariciando a ésta con cuidado. Mi caballo, que de normal se mostraba reacio a ser tocado por nadie que no fuese yo misma, permaneció impasible dejándose hacer, ni siquiera un relincho o un movimiento que me pusiese alerta sobre su incomodidad por el desconocido. Sin duda aquel sabio animal veía en el aura del lobo lo mismo que había visto yo, un corazón demasiado noble encerrado en una naturaleza lupina.
Suspiré contrariada tras escuchar sus palabras, intentando dar otro significado a aquello que me había parecido entender y que sin embargo me parecía inverosímil. Pero tras unos segundos en los que lo observé con atención y que parecía esperar una respuesta por mi parte, no cabía la menor duda de que me estaba ofreciendo el molino de sus tíos para vivir allí con él. Solté el aire de mis pulmones despacio, desconcertada todavía por no saber que decirle.
-Si lo deseas, podemos ir juntos ahora al molino donde entrenaremos, así mañana por la mañana sabré donde tengo que acudir para encontrarnos.- hice una breve pausa sopesando que más añadir; no quería que pensase que rechazaba su oferta deliberadamente. Me acerqué hasta él, mirándolo con agradecimiento, esbozando una sincera sonrisa. - Agradezco su invitación, tal vez si algún día se nos hace muy tarde o estoy cansada para volver, pueda quedarme allí con vos. Pero se me hace extraño compartir alojamiento con alguien, suelo ser una loba solitaria, al menos desde que dejé a mi manada.
Con un suave roce de mi mano en la suya, cogí las riendas de mi caballo y de un salto subí a la silla, donde me acomodé hacia adelante para dejarle espacio a Gauekko para montar. No sabía si tendría su montura cerca, o si habría llegado hasta allí andando; de una forma u otra, lo mejor sería continuar juntos. Le extendí la mano para ayudarle como invitación para subir, imaginando que se pondría detrás y guiaría al caballo hacia el molino.- ¿Vamos?- pregunté con un tono de voz alegre y distendido, que hacía gala de mi buen humor por ese grato encuentro que se había convertido en un maravilloso hallazgo.
Suspiré contrariada tras escuchar sus palabras, intentando dar otro significado a aquello que me había parecido entender y que sin embargo me parecía inverosímil. Pero tras unos segundos en los que lo observé con atención y que parecía esperar una respuesta por mi parte, no cabía la menor duda de que me estaba ofreciendo el molino de sus tíos para vivir allí con él. Solté el aire de mis pulmones despacio, desconcertada todavía por no saber que decirle.
-Si lo deseas, podemos ir juntos ahora al molino donde entrenaremos, así mañana por la mañana sabré donde tengo que acudir para encontrarnos.- hice una breve pausa sopesando que más añadir; no quería que pensase que rechazaba su oferta deliberadamente. Me acerqué hasta él, mirándolo con agradecimiento, esbozando una sincera sonrisa. - Agradezco su invitación, tal vez si algún día se nos hace muy tarde o estoy cansada para volver, pueda quedarme allí con vos. Pero se me hace extraño compartir alojamiento con alguien, suelo ser una loba solitaria, al menos desde que dejé a mi manada.
Con un suave roce de mi mano en la suya, cogí las riendas de mi caballo y de un salto subí a la silla, donde me acomodé hacia adelante para dejarle espacio a Gauekko para montar. No sabía si tendría su montura cerca, o si habría llegado hasta allí andando; de una forma u otra, lo mejor sería continuar juntos. Le extendí la mano para ayudarle como invitación para subir, imaginando que se pondría detrás y guiaría al caballo hacia el molino.- ¿Vamos?- pregunté con un tono de voz alegre y distendido, que hacía gala de mi buen humor por ese grato encuentro que se había convertido en un maravilloso hallazgo.
Ayshane Yuri- Licántropo Clase Alta
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