Sous mes ailes [PRIVADO]

por **Nicolás D' Lenfent** Sáb Dic 31, 2016 3:23 pm

El rey de los cuervos está interpretando una melodía excelsamente tétrica, moviendo al compás su falange en la que sostiene el arco, con una sutileza, postrado en el suelo, recargado en el sofá de aquella estancia de 4 paredes, rodeado de instrumentos musicales, y pinturas rupestres, todo un decorado del oscurantismo, sombrío, llamativo por sus escasas velas que han sido encendidas, sus llamas se menean ligeramente, ofreciendo un aspecto acogedor, pues era lo suficiente para alumbrar. El salón de música era llamado, pero desde que solo oscuridad veía, lo ha nombrado su refugio, el lugar donde se mantiene cautivo para liberar sus evocaciones, tantos días tocando,—noches eran para él— cambiando de un momento a otro el ritmo, esta vez era sensual, dramática las notas, que el hombre, y el inmortal siempre han amado a los cuervos. Poco a poco iba tomando sus hábitos, que empezó a creerse uno, hasta llamarse cuervo. Todos se dirigen al violinista como un ave moribunda; el cual de sus alas se quebrantaron y después de intentar volar, caía, y caía hasta que se desmembró un ojo, no fue impedimento alguno, el siguió, quiso pertenecer al cielo despejado de estrellas, pero cayó, y ahora, ciego quedó. Fue un castigo, por no aceptar que sus alas no soportan el vuelo, maldecido quedo que ahora, por creerse un cuervo, es aclamado por los demonios, quienes se alimentan de estos, todos ellos quieren arrancarle las tripas, y devorar su alma, porque existen dos razones; Una, los inmortales si poseen un espíritu, y solo los verdaderos demonios pueden vislumbrarlo, y la última; es que en realidad ese inmortal, posee un anima. No es de él, no se pertenece, y nunca se pertenecerá. Nicolás es el anima que se mantiene cautiva, y ese cuerpo ha perdido su identidad, es Luthier, el humano que fue sacrificado para convertirse en lo que es ahora.

En toda su melodía intensifica la agudeza, descendiendo y ascendiendo, suaves y graves se van combinando, llamándola, llama a sus aliados, a su especie, a su familia, esa cuerva era su espía, podría ser sus ojos cuando de su amante no contaba, era ella la indicada para confiarle algunas tareas, pues eran riesgosas para su querubín, y no quería meterlo en problemas, él no, su ángel debía seguir impecable, sin ser manchado por las aberraciones del cuervo. Por lo que fue primeramente descalificado. Había escogido una partidura para comunicarse con ella, cuando solo se encontrara. Había hallado la manera de llamarla cuando le requería, ya no era necesario que se escabullera para vigilarle, tenía la autorización de presentarse hasta en su manera humana, pero ella sabía darle preferencia a sus goces, deleitaba las plumas de sus alas, la forma en la que su cuerpo se posa en su rodilla, pues así se mantenía alzada para que se situara en ella. Podía hablarle con una seguridad de que le estuviese viendo. Llamándole como a su cantar, un canturreo que pronto escucho como sus alas se agitaban, arriba hacia abajo, y viceversa, se aproxima, la puerta estaba abierta y no se detuvo, terminó esa sinfonía para ella, liberando las notas bajas que finalizó, posando el arco a un lado y del otro el violín. — Zuria, mi hermosa ave, ¿por que estas tan intranquila?, ¿habías tenido una pesadilla? No temas pequeña, yo velaré por ti, ya no hay porque tener miedo—. su voz parecía ser un canto dulcísimo si se le prestaba atención a su vibrar, estirando la falange para acariciar esa hermosa ave, con cuidado, no debía ni lastimarle una pluma, recorriendo su lomo, y volviendo a subir hasta su pico, siendo guiado por ella, porque a veces se equivocaba por donde tocaba, aunque percibiera su presencia, y le escuchara su respirar. — ¿Quieres decirme qué es lo que te atormento esta noche? , —su mente estaba abierta, solo se percata de pensamientos por parte de ella, quería tenerla un momento así, sentir su plumaje, adorarla un poco más. Porque los ojos negros como la oscuridad más profunda hacen del inmortal que todos tengan miedo de él. Mas ella se aferra a su presencia, aprendió a apreciarla pues ¿quién podría negarse a un cuervo? Era una idolatría.

por **Zuria Dalca** Sáb Ene 28, 2017 12:51 am

Para aquellos que habían o hubieran conocido a Zuria meses atrás, les hubiera parecido una joven simple, dedicada a ganarse el pan de cada día y a buscar la melodía que la ayudase a dormir sin que sus sueños se vieran atosigados por las pesadillas. Esa Zuria temerosa de las noches era ahora una mujer completamente diferente. Su encuentro de manera accidental con un inmortal capaz de llevar paz a su alma había sido el inicio de su transformación. Si bien en un inicio se vio obligada a acosar desde las sombras, hasta el punto de lo enfermo al vampiro ciego, fue la aceptación del mismo por el lado animal de la muchacha lo que les llevó a cambiar su relación, volviendo a la cambiante no únicamente la admiradora del vampiro sino también su espía, protectora y todo cuanto él le pidiera que fuera. Y esa noche, como muchas otras, el violinista llamaba a su insomne posesión.

La música interpretada por el ser oscuro al que ella decidía idolatrar, como si de un dios se tratará, estaba llamándola y como era ya costumbre, la cuerva acudía al llamado de su amo, cual mascota perfectamente entrenada. Su asistencia no era obligatoria, ella poseía aún la libertad de tomar sus propias decisiones, pero siempre decidía estar al lado de aquel ser al que amaba y que podía mirar su alma.

La cuerva entraba por la ventana abierta de la habitación donde el D’Lenfent se hallaba. A un lado de él descansaba el instrumento que momentos antes sirviera para llamarla, instrumento al que ella amaba casi tanto como al dueño. Con un graznido aviso al inmortal de su llegada, eso pese a saber que no era necesario hacerlo ya que si bien era incapaz de verla, el inmortal la sentía. Tan bien era capaz el D’Lenfent de sentirla que apenas y se posaba sobre su rodilla la interrogaba sobre las dificultades de la noche. Zuria no respondió de inmediato. No quería que sus dificultades fuesen una carga para el vampiro que ya tenía muchos asuntos que resolver y situaciones con las cuales lidiar. La cambiante de hecho pensaba mantenerse silente sobre la falta de descanso de los últimos días, de no ser por el embeleso de la voz del vampiro que la llevó a hacer uso del vinculo mental de ambos para comunicarse.
“Han sido las mismas pesadillas de siempre, nada que deba perturbarnos, no ahora. Ya tendré tiempo para descansar después porque hay asuntos más importantes que atender” aseguró aquello tratando de mantener tranquilo a quien con paciencia acariciaba su pequeña forma animal “Has tocado de manera maravillosa” le elogió “Pero ha habido algo diferente, ¿Sucedió algo?” y es que para quien otorgaba toda su atención a un solo ser, no existía nada que pudiera escaparse de su percepción.

por **Nicolás D' Lenfent** Miér Feb 08, 2017 9:41 pm

Sublime; suave su pelaje que posee aquella ave, tan hermosa, tan encantadora se vislumbra en la ceguedad del violinista, auténtica que su pequeño cuerpo es acariciado con una adoración inexplicable, incomprendidas para los que solo creen que es un afecto. Había sido una maravilla que al caer al mundo de las sombras por completo, quien le hiciese compañía fuese aquello que más venera, al cuervo. Entablando una conversación profunda, sin necesidad de voces, aunque sus graznidos era su única música, si le dieran a elegir entre las notas de un violín y los graznidos del cuervo, estaba en una disputa en la que quizas, solo quizas, iria tras los graznidos; el ser ese cuervo, el verse tan elegante, misterioso, poderoso, y el devorar era una oferta muy tentadora. Que el ver atormentada esa ave, le asemeja un sentimiento, uno en el que con exactitud comprendía, el sentir las emociones ajena, el temperamento del cuerpo, y las sensaciones que ocasionan, todo eso es conocedor, que darle consuelo, aliento a su ave, era la manera de apaciguar el propio dolor, porque sufre, le dañan cuando dañan a un ave, es como si le cortaran las alas y a el, le sangrara el cuerpo, como si sintiera la congoja por ella.

— No te dejes consumir por ellas, sé que son hermosas las pesadillas; el sentir en una tempestad es la mayor fuerza de existencia que ocasionan, pero no sigas permitiendo que dominen tu sueño. Tu mente debe yacer tranquila, y por eso debes descansar, los asuntos a tratar son delicados y te necesito mas atenta que nada.

Su mente siempre abierta para las mentes exteriores, la escucha, y es enternecedora la manera en la que descubrió como una ave esconde a un humano dentro, ¿cómo no podía idolatrarle? Si posee todo aquello que ama y desdeña, una combinación que eclipsa, impacta y se estrella en un nuevo sentir. Porqué confianza existe entre ellos, ¿qué clase de falacia era? Ya que el cuervo jamás confía en los humanos, pero ¿ella que era realmente? Porque se ganó su confianza, y quizás por la naturaleza, pero eso no quiere decir que nunca ha matado a un cuervo, sería una mentira si lo admite.

Aprendiendo a conocerse, poco a poco iban descubriendo cosas de cada uno, así como tuvo el criterio de afirmar que su música fue distinta. Y ahí iba el porque; — Estas aprendiendo a diferenciar un dolor de otro. Estas en lo cierto, hay cosas que por más que uno quiera controlar, su auténtica naturaleza lo hace ser imposible. ¿Sabes el porqué no salgo, el porqué me he condenado a estas cuatro paredes? Se que lo has descubierto, nunca se conoce al asesino que se sienta a tu lado, tampoco se conoce al psicópata sentado a tu lado, y entonces, acabarás pensando como demonios has llegado a sentarte ahí. Dime, ¿tienes miedo a que lo que pueda suceder? Y si lo sintieras, ¿seguirás siendome fiel?

Interroga, demanda, aclara entre el vacío de una mente, el verdadero caos se estaba acercando, pues sus enemigos se han unido para atacar, y ella, su trabajo era acompañarlo si así la muerte se les presentara, pues no hay mejor amante que no desee dañar la protección, la vida de quien más se ama, pensando que si acababa al fin con lo que se inició, podría estar en paz.

por **Zuria Dalca** Jue Abr 20, 2017 9:21 pm

Se regocija ante las caricias que recibe de parte del violinista. Su cercanía, la música que es capaz de producir, todo lo que proviene de él la calma. Zuria se encuentra embelesada por el hechizo del inmortal, ese al que ama con todo su ser y a quien acude sin pensarlo ni un segundo cada vez que es llamada. Para la cambiante resulta imposible ocultarle las cosas al vampiro, que pese a estar ciego puede ver perfectamente a través de ella y de sus temores, mismos que ella minimiza pues su deseo de verlo bien a él es mayor que cualquier desventura que pueda vivir la cuerva.
“Trato de evitarlas tanto como puedo, pero existen algunas pesadillas que aún son demasiado fuertes como para que pueda derrotarlas por mi cuenta, aun así, no voy a rendirme a ellas” el animal se acerca más a la mano del vampiro en busca de consuelo “No tienes nada de que preocuparte por mi, soy fuerte, podemos tratar cualquier cosa que te perturbe después de todo, estoy para ayudarte, siempre” la disposición de la cambiante para escuchar y ayudar al vampiro es absoluta.

El silencio se instala por breves segundos en la habitación. Un ligero graznido que sale del pico del Zuria es lo único que destruye aquel instante de perfección que segundos después es perturbado también por la perfecta voz del violinista. La atención de la cambiante se centra en Nicolás y las palabras que salen de sus labios. Palabras reales pero temibles para cualquiera que no estuviera listo para enfrentar a sus propios demonios y a los de otros. El inmortal tenía razón en decir que ella había descubierto muchas cosas de él. La cuerva sabía desde un principio que su amado vampiro era un ser oscuro, más oscuro de lo que cualquier otro ser podría llegar a ser pero eso no le importaba. La fidelidad que Zuria estaba dispuesta a darle era absoluta. La cambiante estaba dispuesta a convertirse en lo que él deseara con tal de estar a su lado, así que si tenia miedo de algo, era probablemente de si misma y sus oscuros deseos.

No estaba del todo segura en que era lo que se avecinaba. El futuro al parecer les deparaba cosas terribles, cosas que enfrentaría sin dudar.
“No tengo miedo de lo que venga, temo más al pasado, a la soledad que he sentido y la desesperanza que muchas veces se ha instalado en mi corazón” el pecho del cuervo se hincha como si de esa manera diera más valor y poder a las palabras que transmite al hombre que no puede verle “Seguiría siéndote fiel sin importar nada. Me has dado una oportunidad nueva de vida y es por eso que te ofrezco mi existencia entera para que hagas con ella lo que debas. Iré contigo a enfrentar lo que sea, de ser necesario, viajare al mismo infierno por ti” y no existía ser más decidido a algo que ella en esos momentos.

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Abr 28, 2017 9:56 pm

Imposible; el calor emprendido de ese pequeño cuerpo, cuyas alas parecía adormecer la mano del inmortal, acariciándole lentamente, con delicadeza, una sensibilidad que solo ese músico desprende como si de finas notas se tratara. Preocupado por las desesperanzas que ocasiona el contarle como aquel violinista que tanto adora, se ha ido a la deriva, ha perdido su toque, y su magia, estaba desapareciendo esa esencia más pulcra, y todo porque solo escucha un llamado; suicidio. Compartiendo las pesadillas que jamás se irán, más en cambio para él, era gozante, muy a pesar que se esté muriendo, lo disfrutaba, se sentía tocado, protegido a pesar del daño. Y ella, temía por ellas, y debía calmarlas, ningún cuervo tan hermoso merecía el aturdimiento.

— Aquí estaré, no estás sola, tus pesadillas son mías, y por lo tanto debemos desecharlas. Me preocupa que puedan dañarte con una insignificante ilusión, o un toque por lo mínimo que sea. Necesito tu fortaleza, antes de que me vuelva muy vulnerable, el pasado siempre nos persigue, nunca se ira, y nunca podrá ser desterrado, tarden que temprano regresa y más potente para dar batalla, es mi soledad la que te está invadiendo, me estoy hundiendo, nos estamos hundiendo pero debes poner fin a esto, si sigues conectada a mis evocaciones, si sigo sintiendo lo que sientes, ninguno de los dos sobrevivirá. Se avecina una guerra, ¿recuerdas lo que hablamos del espíritu que yace en mí? Pues está sucediendo, ya solo escucho su llamado, y vuelvo a sentir un vacío, es muy aterrador, un sentimiento que no me deja existir, ¿que será? Que no puedo ni conocer más allá de esto.

Confesó Nicolás el estado en el que se sitúa, necesitando arrojar esa sensación, oprimiéndole el pecho, un ahogo que parecía nunca irse muy a pesar de que hablara, le está dominando, enloqueciendo por el silencio, las alucinaciones, pidió no ver, incluyendo internamente y le atacan por el precio; pesadillas, encerrado en ese cuarto. — Él pronto llegará, necesito que te mantengas alerta, no permitas que sepa de tu existencia, necesito que me salves, solo tú sabrás hacerlo, nadie posee la existencia de alguien, no eternamente, pues mírame, quien juró nunca hacerlo y del que jamás espere, lo ha hecho, tu eres un cuervo que necesita volar, no puedo retenerte por mucho, si así lo quisiera, todos se van, y lo único que pido, es eso, no permitas que sea sometido a las demandas del demonio, y si es necesario, eres la única que podría pedirle esto, mátame, mátame si me eres fiel, lo harás, sé que lo harás, Zuria, tú y nadie más.

Si iba a los extremos es porque estaba cambiando, todo comenzaba a situarse en su lugar, como debió de ser desde el principio, hundirse solo, arrasar con su mera existencia, y seguir el tormento en un pozo sin salida donde siempre sufrirá y nadie le podrá salvar, aunque deje esa tarea a su cuerva, púes el único regalo que podría otorgarle como agradecimiento, era ese, que le devore cuando al fin llegue el momento, ya que todos pelean por su único ojo, sus labios, su carne... y a ella se lo dejaría, que haga con su cadáver lo que quisiese. Pero no a él; a Asmodeo.

por **Zuria Dalca** Jue Mayo 25, 2017 10:44 pm

La mano fría del vampiro contra su plumaje cálido le brindaba una paz que en tiempos pasados nunca creyó llegar a experimentar. Por irónico que resultara debido a la personalidad y raza del inmortal, Nicolás era para ella un ancla a la realidad y a la vida, era quien le otorgaba un sentido del ser; por eso, ella estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por mantenerlo a salvo. Zuria deseaba con todo su corazón poder compartir las penas, las glorias, el placer y el dolor del violinista; quería convertirse en la sombra del inmortal y era esa idea la que la llevaba a enfrentarse a sus propios demonios porque en su mente, Nicolás tenía demasiado con los propios y no necesitaba los de ella.

Pese a no desear ser una carga, la cambiante no podía ocultarle del todo sus pesadillas y sufrimientos a Nicolás, así que con cierto pesar, compartió con el inmortal sus temores, esos que hallaron consuelo en las palabras del inmortal.
“No debes preocuparte por mi” respondió decidida “Debo ser consciente en que son meras ilusiones y que no pueden dañarme. Necesito aprender a diferenciar los sueños de la realidad, así, las pesadillas no podrán dañarme ni a mi, ni a ti” Zuria no podía enfocarse en si misma, le era imposible hacerlo ya que su preocupación mayor siempre estaba en el violinista. A ojos de quien la escuchará, resultaría más que evidente que estaba completamente obsesionada con él y quizás, era una bendición que en su forma animal, solo pudiera ser escuchada por Nicolás; de la misma manera en que resultaba ser una bendición el hecho de que no tuviera más amigo que la soledad.

La cambiante no pudo evitar graznar cuando Nicolás le aseguraba que su momento más vulnerable estaba por llegar y que dependería de ella para salir de las dificultades. Zuria graznaba con mayor intensidad a medida que el inmortal continuaba hablando, la cuervo lo hacía tratando de evitar que las peticiones del violinista fueran escuchadas por sus oídos, sin embargo, sus intentos fueron en vano y hasta la consciencia de la cambiante fueron capaces de llegar todas y cada una de las peticiones del inmortal.
“Pero si no me conecto a tus evocaciones, si no sentimos lo que el otro. ¿Cómo te seré de ayuda? ¿Cómo podre salvarte? ¿Cómo sabré que el espíritu te esta afectando?” las preguntas debían estar resonando en la mente del inmortal como si de gritos se tratase porque eso era lo que eran en la mente de la cambiante, gritos desesperados para que él no le pidiera eso.

Ella sabía que Nicolás verdaderamente la necesitaba fuera de su mente, invisible a ese espíritu que el violinista sabía lo asechaba desde lo más profundo de su mente, llevándole lentamente a perderse a si mismo.
“Claro que voy a salvarte, estaré a tu lado sin importar nada, eso ya te lo he dicho” aseguró, acercándose cada vez más al cuerpo del vampiro "Y no digas que me iré, no lo hare nunca” Zuria, al haber estado conectada de cierta manera a él sabía de las ideas que tanto le atormentaban, esas que lo llevaban a asegurar que algún día ella se iría de su lado “Mi querido violinista, yo siempre he sido capaz de volar pero ha sido mi decisión volar por y para ti. Puedo irme por un tiempo pero mi existencia no esta completa y no se siente bien sin ti a mi lado, así que no temas, que yo te acompañare siempre y no permitiré que quedes a merced del demonio que habita en ti” pero fueron las palabras finales del vampiro lo que la llevaron a sufrir más que cualquier otra cosa en el mundo “Seré capaz de salvarte, pero si fracaso, ten por seguro que hare lo que me pides. Lo prometo.” Y en aquella promesa sentía que se le iba la fuerza, porque quizás a lo que más temía Zuria era al ser incapaz de salvarlo y tener que llegar a acabar con la existencia de Nicolás a quien amaba profundamente.

por **Nicolás D' Lenfent** Miér Jun 21, 2017 7:42 pm

No medita su muerte, sino se aseguraba de no caer bajo las profundidades del pesado, ese que le aterra y fue confesado a su cuervo, le advirtió lo que pronto sucedería, le aconsejaba por muy desdichada que sean sus palabras que se salvarán, ya sea a través de ella, porque entre tanto tormento, tantas vivencias contadas y vividas, esos dos estaban muy entrelazados y para que uno pueda estar a salvo el otro debía estarlo, una extrañeza que perjudicaban a ambos, pues jamás se había visto una unión entre un inmortal y un cuervo, y para Nicolás resultaba un tesoro, uno en el que mil veces prefiere morir y renacer como esta ave negra…

Convirtiéndose más que una aliada, le protegió donde quiera que se hallara, ya no se sentía solo, y no se siente enloquecer, ya ni se sabe quién salvo a quien, solo que ahí estaban, sujetándose uno del otro, siendo el fuerte para subsistir, compartiendo todo pues resulta que si se puede llegar a tener un alma gemela, y ella lo era para con él. — Nunca me digas eso, sabes que siempre terminaré preocupándome por ti, así como tú. Debemos aprender más de la realidad que de los sueños, porque esas pesadillas a las que llamas solo es lo que nos da miedo en lo exterior, superémoslo juntos. Escúchame, sé que habrá otra manera de protegernos mutuamente, pero si sigo llevándote conmigo caerás a mi lado, y eso no quiero. Utiliza tus habilidades, sigue mi camino calladamente, no permitas que nadie sepa de tu existencia, nadie debe saber que eres mi sombra, ni que eres mis ojos, intenta hallar la manera de desaparecer frente a los demás, pero conmigo, sigue ahí aunque yo no pueda verlo. Aunque de antemano sé que jamás me abandonarás, como yo estaré siempre esperándote, mi hermoso cuervo.

Las réplicas golpeaban en su mente, dañando el audio con el tormento de sus contestaciones, así conforme retumbaban las respondía, tratando de apaciguar inquietudes, descontentos que guiados a la verdad, trataba de hallar salida a eso. No quiere perderle, no a ella, ya no puede permitir que alguien más se aleje, ya no, sería el final si eso sucedía, que no debía llorar, dolía el solo pensar verse encerrado en una negrura consigo mismo. Tratando de arrojar una sonrisa, tétrica, porque es inútil que cambie su aspecto, elevando la falange para depositar al cuervo en su hombro, levantándose que entre esas cuatro paredes emprendió caminata, debía salir de ese encierro, ya era momento de enfrentar la realidad, y seguir conociendo las maravillas de los parajes a su lado.

— Jamás me había sentido tan dichoso de tener una compañía como la tuya, juntos siempre estaremos, eso nunca lo olvides mi pequeña ave, ya sea de una u otra forma, ambas son ganancias para nuestro porvenir, ya no te sientas sola, al contrario plenamente llena y alegre, solo debes de volar cuando eso suceda, que al menos con el aire podre alcanzarte, vamos, unamos vuelos y no pensemos más en muere, sino en eternidad.

por **Zuria Dalca** Sáb Jun 24, 2017 9:06 pm

Entregaba sin reparos todo lo que fue, todo lo que era y sería, a su amado violinista. Zuria sabía, por advertencias y pensamientos compartidos, que ambos estaban entrando en un terreno peligroso del que posiblemente ninguno saliera, aún así, ella se encontraba del todo dispuesta a enfrentarse a los demonios de Nicolás con tal de vivir un día más a su lado. Para la cuervo, que durante años fue una existencia completamente solitaria, la compañía del violinista lo era todo y a no ser que él de alguna forma estuviera a su lado, ella prefería morir. La muerte, sin embargo, era solo un escalón más dentro de la unión del inmortal y la cuervo, que parecían estar unidos por motivos poderosos.

No necesitaba que él le recordase que se preocupaba por ella, Zuria lo sabía. Nicolás siempre se había mostrado protector con ella, cuidándola no solo de los enemigos del exterior sino también de los que existían en la mente de ella y por supuesto, en la de él. Pese a saber eso, las palabras que salían de los labios del inmortal, lograron dar luz a los pensamientos aún oscuros de la cambiante, que lentamente dejo de graznar con desespero, permitiéndose en esta ocasión, analizar debidamente lo expresado por su amado violinista.

Una vez más, Nicolás tenía razón. Era necesario que ella estuviera oculta, que lo mantuviera vigilado pero que la entidad oscura que habitaba dentro del cuerpo del vampiro no supiera de la existencia de ella, que era la única que podía guiar al violinista en su cruzada a la libertad de sus demonios.
“Comprendo” anunció más calma, pues comprender que “alejarse” era la única forma de mantenerlo a salvo la tranquilizo “Me costara trabajo mantenerme distante. No porque no sepa como alejarme, sino porque no podre acompañarte cuando estés sufriendo” porque odiaba ser solo una espectadora del sufrimiento de quien amaba, en especial cuando como Nicolás le daba a entender, ambos podían compartir sus penas y sus glorias con el otro. Eran pues compañeros en su viaje existencial. “Solo nunca dudes de mi cercanía” pidió suavemente “Aun cuando no puedas sentirme, no te abandonare y ya veras, encontrare la manera de que juntos podamos superar todo. Camina con confianza a la oscuridad, porque desde las sombras vigilare tu andanza.”

Las promesas estaban pactadas, el plan estaba trazado y lo único que faltaba ahora era que la oscuridad que habitaba en el violinista se hiciera presente, porque ellos, estaban listos para enfrentarla.

Posada entonces de manera fiel sobre el hombro del que consideraba su dueño, Zuria le escucho complacida, al tiempo que vigilaba el inicio de su andanza.
“Me alegra saber que mi vida tiene realmente un propósito. Siempre me sentí vacía, pero fue tu aparición la que ha llenado mi existencia de significado y placer” hizo una pausa antes de continuar “Nunca he sido más feliz que ahora y todo gracias a ti, mi amado violinista. Ahora, como lo has dicho, pensemos en la eternidad y dime ¿A dónde es que vamos ahora?” preguntó, antes de acercar su cabeza hasta la mejilla de Nicolás y acariciarle, en una muestra de completa confianza a él.

por **Nicolás D' Lenfent** Miér Jul 26, 2017 8:46 pm

Decidido está en salir de ese encierro que se forjó después de tantas tempestades caídas, sin estar solo, acompañado por el ave que aguarda en su hombro, nada podía ofrecerle por tan grata presencia, se merecía todo Zuria, porque ante su cariño, su cuidado y los gestos gratos cautivadores, no podía siquiera pagarle con lo mismo, eran nada a comparación de ella. Mientras avanza a la salida de esa oscuridad, poco a poco la luz se vuelve tenue, sonriendo porque el plumaje le da una sensación enriquecedora, tenerla así de cerca era un preciado regalo. Y ante sus graznidos, y las pisadas de Nicolás, era el comienzo de la existencia, una lucha continua, un mundo donde solo los seres como ellos, se podían postrar por encima de todo. Confiando uno del otro para sobrevivir, siempre juntos, ese es el secreto de ser almas gemelas, protegerse mutuamente, pensar uno como en el otro, sin estar solos aunque no estén físicamente, conectados en todo momento y cuando más se necesite, ahí estarán sin dudarlo.

...Sin ser necesario que hablaran más del asunto, solo con miradas, con los pensamientos podían comprenderse, la unión siempre esclarecida, y fortalecida, que al fin cerró la puerta al salir, y el mundo les esperaba. Tan pronto el viento fue la bienvenida para ellos, ¿cuántas noches había sido sin que Nicolás haya salido? Demasiadas, tantas que el andar en sombras no cambiaba en nada, era la misma imagen vista, más las sensaciones aumentaban. Tenían que alimentarse, ambos debían retomar fuerzas, porque en esa parte se siente culpable, descuido a Zuria y debía remediarlo.

— Siempre sabremos nuestros sentimientos, nuestras sensaciones, recuérdalo, aunque no estemos físicamente, siempre nos acompañaremos, como este viento, no lo vemos, pero lo sentimos. Así de extensa es mi confianza para contigo, siempre estaré agradecido, que es momento de empezar a existir. Nos hemos descuidado uno del otro, debemos empezar por ahí, iremos en busca de alimento, así que dime, ¿qué es de tu elección?

Mantenido en la mente ajena, en el mundo exterior, a las lejanías de sus alrededores, alerta, yendo en dirección muy al bosque, sin ser vistos, tratando de retomar un sendero solitario, donde pueda hablar con libertad, compartir el instante exclusivamente con ella.

por **Zuria Dalca** Jue Ago 24, 2017 11:56 pm

Se hallaba nerviosa por lo hablado con antelación. Zuria prometía cosas que de tener que llegar a cumplir, destrozarían completamente su alma, sin embargo, aún faltaba tiempo para tener que tomar decisiones tan radicales. La cambiante aún tenía tiempo para evitar que su amado violinista cayera en las garras de la oscuridad, esas de las que ella pensaba arrancarlo, aun si eso le costaba su propia vida. La cuervo pues, no estaba dispuesta a renunciar a aquel ser que amaba con locura. Él era suyo, tan suyo como ella era de él.

Aquella noche de cierta manera terrible, también resultaba ser una llena de dicha pues el violinista estaba por enfrentarse a algo que había estado evadiendo durante mucho tiempo. Con emoción por lo logrado, Zuria graznaba en el hombro de Nicolás, quien lentamente se acercaba hasta la puerta que les llevaría a ambos al mundo, ese que el vampiro había decidido evitar.

Cuando la puerta se abrió y el vampiro camino al exterior, Zuria pudo sentir como su corazón se agitaba en su pecho y como muestra de su alegría, pegó su pequeña cabeza de cuervo a la mejilla de su amado inmortal que comenzaba a andar con paso calmo y despreocupado, buscando una calle poco concurrida en la que la charla que llevaban pudiera continuar sin la interrupción de los sonidos del exterior.
“Por supuesto que los sabremos, estamos unidos por un vinculo poderoso, de eso no tengo la menor duda” comunico aquello a la mente del inmortal para después, alzar el vuelo contemplar el camino que estaban recorriendo. Ella se alimentaba poco, siempre había sido así, por lo que no tenía gran interés en encontrar algo para ella, de hecho, todo su interés estaba en encontrar alimento digno del vampiro a que servía y no fue sino hasta que detecto desde las alturas la presa que creía adecuada, que voló de regreso a su violinista para posarse una vez más en su hombro “Encontré a alguien de quien puedes beber” hizo una pausa “y no vayas a decirme que coma primero yo, que de entre nosotros el que más necesita de alimento eres tú” eso lo sabía porque fue testigo de que durante su reclusión en su hogar, comía apenas lo necesario para sobrevivir.

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Sep 08, 2017 2:57 pm

El inmortal observa bajo penumbras y percibe sonidos acogedores, muchos creerían que teme al exterior, no es así, teme a que sea imaginaria su ceguedad, a que se termine ese mundo, tan descabellada e imposible idea, pero era su único temor, que el caminar a viento y una penumbra más, se vaya con ello, así es tan monstruoso, no quiere salir de ese estado, mil veces preferiría que todo terminará como está ahora, que cambiar su rumbo. Tanto, que el cuervo graznaba, regocijándose en su hombro y mejilla ¡ah, que gustosa sensación! Sus alas tan solo el percibirlas le llena de dicha, le comparte esa ilusión de ser parte de ella. Porque, ¿hasta cuándo se le concederá ser por fin un cuervo? …Tan cautivador, el corazón de esa preciosa ave era música para los oídos de Nicolás, como amaba a los cuervos, como la enaltece, ella es su mera adoración, alegres y fuertes.

Ella alzó vuelo, inspeccionando el lugar por el que Nicolás camina, tranquilamente, alarmándose con los sonidos, prosiguiendo el instinto del olfato, nadie andaba por esos rumbos, no corrían peligro por lo que el ser solo ellos dos, brindó la confianza suficiente como para hablarle fuera de esos pensamientos, aunque por parte de él, porque de ella seguiría de esa manera, que al descender y volver a posarse en su hombro, desvió un poco la mirada, un gesto que un ciego, no cualquier ciego, haría para ofrecer al menos el rostro sin que le mirase directamente, sintiéndose regañado, como a un niño le haría su madre por no alimentarse correctamente. ¿Cuánto fue el tiempo en que se han preocupado por él? ¿Desde cuándo Nicolás tiene quien le proteja y viceversa? … El tiempo sí que ha cambiado, como el paso al que van, y el sendero que decidieron tomar, captándose un dulzón exquisito, uno que solo un inmortal como él se excita y hace que sus pupilas se dilaten y se tiñeron de carmín, si, era su enfurecida hambre, está de acuerdo en que necesitaba alimentarse, pero, ella, ¿qué sucedería con ella? ….

— Hagamos algo, iré y tomaré la cena más quiero que tú también lo hagas, no comeré de no ser así, ¿estás de acuerdo? De ser así, ve, porque no creo que mis sobras sean suficientes para ti, y peor, a la víctima que has mirado, y de la que estoy ansioso por devorar.

Enfatizó, dirigiéndose a donde una madre con su bebé en brazos caminaban por auxilio, necesitaban protección, les venían siguiendo que se encontraron a los peores, y de no haber sido por Zuria, las habría matado a ellas dos, eran su especialidad, pero fue por el vándalo, haciendo de las suyas con la horrorosidad que alguien como él solo ejecutaría. Y ahí es que terminó por desahogarse, liberando toda carga de sensaciones, porque exploto al fin.

por **Zuria Dalca** Lun Sep 25, 2017 9:02 pm

Nicolás caminaba lento pero seguro y eso hace sentir satisfecha a Zuria, pues aunque se encuentre en su forma animal, él sabe que puede contar con ella y que la cuervo no permitirá que nada le pase pues ella esta dispuesta a dar su vida por aquel ser que le ha brindado un propósito real. Un graznido es emitido por parte de la cambiante, que usando la unión mental con el violinista le comunica que ha encontrado alimento para él. La rumana esperaba poder permanecer al lado del vampiro mientras se alimentaba de la sangre de un ser vivo, pero son las palabras emitidas por el inmortal, esas que verdaderamente son pronunciadas, las que cautivan aún más el corazón ya obsesionado de la cuervo.

En su vida había tratado de ayudar a muchas personas, de encontrar entre ellas a alguien con quien tuviera un lazo especial y había sido en un vampiro en quien encontraba lo que tanto añoraba. Zuria se preocupaba por la alimentación de Nicolás, por la oscuridad que poco a poco se apoderaba de él y lentamente había convertido los deseos del vampiro en los propios, sin embargo, ella no era la única preocupada por el bienestar del otro y era por la manera en que Nicolás se preocupaba por ella, que la cambiante estaba más agradecida que nunca. D’Lenfent era como un niño terco, así que Zuria supo en cuanto hablo que lo que decía era verdad. Si ella no se alejaba para alimentarse, él realmente no probaría la sangre de la presa que le encontraba. La cuervo agito su cuerpo en el hombro del inmortal, transmitiendo de esa manera parte de la incomodidad pero también del agradecimiento que tenía para él.
“Volveré pronto, llámame si algo sucede” el inmortal era poderoso, capaz de protegerse a sí mismo, aún así, Zuria insistía en querer estar a su lado pues nunca se sabía cuando alguien podría hacer daño a su amado violinista.

La cuervo alzó el vuelo y lentamente se sumergió en la oscuridad de la noche, buscando en las cercanías algo que sirviera para mitigar el hambre, aunque tampoco era que tuviera mucha. Zuria se encontraba acostumbrada a alimentarse poco ya que en su experiencia, estar vació beneficiaba a la rapidez cuando de formas animales se trataba, por eso se esforzaba únicamente por consumir lo estrictamente necesario. En el patio de una enorme mansión encontró un pequeño bebedero para aves, siendo esa la única parada que hizo y en la que únicamente se hidrato un poco.

Habiendo bebido agua, levantó una vez más el vuelo para regresar cerca de donde sabía que Nicolás ya habría terminado de alimentarse y por medio de su mente, interrogó al violinista.
“¿Te sientes con más energía? Porque si aún crees que necesitas beber más puedo buscar otra víctima para ti” recorrió, desde la rama donde se posaba, los alrededores “Después de todo necesitas estar fuerte, ya que dijiste que haríamos algo importante, ¿o no?” No se preguntaba si lo que hacía estaba bien o mal, siempre que fueran ordenes dadas por el inmortal, ella era feliz de cumplirlas.

por **Nicolás D' Lenfent** Dom Oct 08, 2017 8:53 pm

¡Cuán maravilloso fue! Que el cuervo se despidiera y volará tan lejos, lo suficiente para percibir sus alas agitarse, que vaya contra el viento y él, yendo directo a impactar al delincuente, movimientos bestiales para alguien quien se comporta peor que un animal. Ambos por caminos distintos pero entrelazados, porque a pesar de guiarse por la vida humana, aun escucha a su hermoso cuervo a cierta distancia. Un encuentro sangriento se formuló entre él y su víctima. La madre con su pequeño fueron liberadas, no podía ir tras ellas, no por el hecho que no deseaba aumentar poder a su bestia sino solo lo hace por mantenerse existente, fuerte y capaz de soportar esa noche. Por lo que no era necesario el placer. Solo por ese momento. Por lo que al tomar del pescuezo al humano lo apretujo con fuerza para que le duela. Olfateando la vestimenta que trae, su perfume apestaba a plena eyaculación, riendo porque maldita sea la hora en que no pudo hacer eso con las que dejó irse. Tanto tiempo sin fornicar, demasiado alejado de bajas pasiones, aislado a cada deseo y hundido en una frialdad extrema. Como justo atraca al villano, abre la boca y sus colmillos se exponen para incrustarlos en la yugular. Una mordida tremenda, sin ser suficiente le vuelve a morder y destrozar esa carne. Succionando, ronroneando como un pequeño felino que intenta aprender a maullar. Pero este inmortal goza la sangre, le queme la garganta como si fuese su primera vez, arde, le excita de solo sentirla recorrer en sus entrañas, había olvidado lo que se sientes devorar, lo que es ser él.

Duró segundos, tan pocos e insuficientes, si, quería más, su cuerpo gritaba por succionar hasta la última gota pero antes de que eso pasara, arrojó el cadáver, no le servía, no era su aperitivo, tratando de controlarse, no quería sucumbir al homicidio, no quería mancharse las manos en esa noche y por inocentes. Llegó el momento de lamerse las manos, los dedos y la propia boca, yendo hacia el paradero del ave, abandonando el acto atroz que le hace hacer su hambre, pensando en ella, y acudiendo a las réplicas. Con emoción y alegría. Excitación y coraje, debía y ansiaba celebrar con ella.

— Me siento con deseos de recorrer toda París, esa es mi única hambre, ven, vayamos juntos. Eso es lo importante ahora, que para después no tendremos tiempo ni de hablar. Mi pequeña Zuria, desciende y volemos juntos, a partir de ahora, seremos uno, existiendo y protegernos mutuamente. Vamos allá, donde nadie espera vernos, y que deseamos volver al mundo que un día olvidamos. Ya no más oscuridades, dejemos que nos conozcan y después, solo después será lo que tenga que suceder.

Le susurro, una transformación indómita, exponerse, vivir, batallar, eso es lo que serán, sangre y heridas hacia quien ose atacarlos. Persiguiendo un sendero más allá de las luces de las calles parisinas, yendo a cada rincón y saliendo a donde la aristocracia se jacta por su poder, y es como se da a conocer al fin, el inmortal que hizo pacto con el diablo, el que habla con los cuervos y es rey de una nueva era sangrienta, porque porta la protección de la muerte, y esa es su queridísimo cuervo.

por **Zuria Dalca** Mar Oct 24, 2017 11:26 pm

El violinista mostraba ante Zuria una vez más aquella maravillosa capacidad que poseía para continuar existiendo, algo que verdaderamente no sorprendía del todo a la cambiante. Tanto el inmortal como ella eran seres oscuros, entregados completamente a la oscuridad. La noche eran sus dominios y no existían criaturas más felices de estar sumergidos en ella que aquel peculiar par. Se mezclaban con el ambiente, se volvían uno con su entorno y permitían simplemente que el tiempo pasará mientras que disfrutaban de todo lo que sucedía a sus alrededores.

El cuervo grazno antes volar alrededor de su amado violinista. Se sentía completamente viva, extasiada por la manera en que Nicolás parecía resurgir de sus propias cenizas, como si de un ave fénix se tratase. La sangre que ahora corría por el interior del inmortal le llenaba de una vitalidad nueva, lo despertaba de ese letargo en el que aparentemente se mantuvo, quizás porque en parte sabía de la lucha que se acercaba y de lo incierto de su triunfo, ese que Zuria creía que obtendrían. Independientemente del motivo que llevaba a Nicolás a llenarse de tanta energía y a invitarla a olvidarse de lo que les deparaba el futuro, la cambiante lo seguiría.
"No preguntare más sobre lo que sucederá, al menos no esta noche en la que solamente le perteneceremos a la oscuridad y a nosotros mismos" la figura del cuervo fue a posarse sobre una de las ramas del árbol más cercano “¿Existe algún lugar que ansíes visitar? Ya que no paseabas desde hace mucho, considero una buena idea que vayamos a donde te sientas cómodo” pero ella no solo buscaba el bienestar y la comodidad del violinista esa noche, no. Zuria se encargaba diariamente de velar por el inmortal y se encontraba decidida a entregar su vida entera por él.

La cambiante desciende entonces de la rama para posarse una vez más en el hombro de su amo y señor. Al lado de él el dolor se volvía placentero, el frío se tornaba cálido y su corazón se aceleraba como en presencia de nadie más.

por **Nicolás D' Lenfent** Jue Dic 07, 2017 10:59 pm

El aleteo del cuervo determina el camino que hay que seguir en la muerte para alcanzar aquella paz. Ella determinará la danza macabra hasta alcanzarla. El viento es cómplice de una entrega, de amores perdidos, de traiciones ante amantes y que una vez forjaron un sendero cierto e imposible de destruirse, más perdido quedo todo, perdido entre el Réquiem de una despedida. Descubriendo entonces en la oscuridad, su sendero hasta que el dolor ya no se sienta más, pero es eterno, parece que jamás cesa esta tragedia, este anhelo por el sufrimiento, como si le conociesen más que a él mismo, porque muy en el fondo goza de su miseria, del abandono, y de las puñaladas.

Siendo momentánea la tranquilidad con el cuervo, porque ambos saben que está en la propia naturaleza alimentarse del daño, de la sangre que arrebatan, y la vida efímera. Una adicción a la que están destinados, creados para esto y mucho más. Tan pronto como regresó a su lado, forjaron el nuevo camino, descendiendo las hojas de los árboles, la temporada cambiaba su rumbo, el aire estaba a su favor en esa caminata, junto con las pisadas y los sonidos son quienes dirigen al tuerto, abandonando la callejuela para ahora reinar las propias calles de París, pasearse como los dueños de ese mundo, de la tierra entre las sombras, avanzando y entre cada paso, se podía sentir la vida.

— Así es mi querida Zuria, despidámonos de esta, París, que ya perdió el glamour, tristemente la época ha alejado las maravillas que guardaba este lugar. ¿Y qué sitio es al que quisiera ir? … A un lugar muy intimo, a donde todo empezó, en una laguna secreta y olvidada, en esa que desperté y ahí es que comencé a existir y ahora, moriré, dejemos ahí todos mis recuerdos, esos que ya conoces y que solo sabremos nosotros. Y, después, ¿qué lugar desearía visitar mi preciosa ave? Recuerda que partiremos a tierras desconocidas, quizás comencemos por apoderarnos del Imperio Romano, ¿te gustaría reinar a mi lado? ¿No te parece un magnífico golpe para empezar? Tú, y yo, en toda cima.

Ahí estaba la ambición de su toque, un ansia sangrienta y traicionera, ya que el punto de ebullición era apoderarse poco a poco de lo que es dueño Asmodeo, y junto con ella lo lograra, sin duda alguna, porque es más poder, es más la sed de venganza, y esos instintos de protección son la base para la victoria venidera.

por **Zuria Dalca** Dom Feb 18, 2018 9:44 pm

La existencia de todo ser esta regida por la incertidumbre del futuro, más en pocas almas esa incertidumbre es regente y en la de aquellas almas que vagan por las calles de París es de esa manera. La cuervo sabe que quiere estar al lado de aquel vampiro, sabe a donde se dirigen en ese momento y sabe que es lo que sería capaz de hacer para salvar a su amado violinista pero en realidad no sabe que es lo que les depara el futuro y aunque se muestre positiva con respecto a que ambos saldrán gloriosos de la lucha interna que Nicolás enfrenta, la verdad es que no sabe si será así, de la misma manera en que no sabe si será lo suficientemente fuerte para resistir al ser oscuro dentro de su amo, ser que de despertar podría aniquilarla. Y aun con toda esa incertidumbre y las posibilidades no del todo a su favor, el vampiro y la cambiante se embarcan a la aventura de existir.

“Vayamos a donde deseas ir, muéstrame el lugar donde todo comenzó pero muéstramelo desde tu perspectiva pues la mía esta manchada con la realidad que mis ojos pueden ver, mientras que tú, ves todo de la manera en que debería ser” la cambiante lo idolatra, lo ve como el único capaz de ver las esencias reales de todo lo que les rodea y eso le fascina. Le gusta escuchar de la existencia a través de los labios del vampiro pero aún más disfruta escuchar de ella por medio de la música que el toca para ella “¿A mi? A mi me gustaría ir al lugar donde te vi por primera vez, quiero que vayamos al teatro, que toques para mi el violín pues como ya has dicho, partiremos y quien sabe si volvamos a este lugar” ansia verlo como aquella noche, pues fue esa misma noche en la que ella decidió que quería saberlo todo de él, que quería acompañarlo hasta el fin de su tiempo y que quería servirle.

La emoción la turba y un graznido sale de la garganta del animal de plumaje oscuro en que ella se transforma y que para él resulta tan especial.
“Magnifico me parece el poder estar a tu lado y acompañarte en la travesía de tu existencia, así que si el acompañarte incluye reinar a tu lado, lo hare sin pensarlo” responde antes de añadir “y si lo que deseas tomar es el Imperio Romano, ¿Qué esperamos?, ¿No es esta una buena noche para arriesgarse y comenzar a movernos?” moverse, eso es lo que necesita el inmortal. Salir de aquella ciudad que poco a poco lo consumió y de la que ella piensa salvarlo; aunque claro, él la salvo primero.

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Mar 30, 2018 7:14 pm

Hubo un punto en el que ni uno ni otro sendero eran los precisos retomar, el que estén yendo a donde las calles se van uniendo, y las cuales el paso se va alejando de la población, no fijaban un destino con exactitud, y aunque hubiesen expuesto los deseos de cada quién para despedirse de la ciudad, no era momento de enterrar el pasado, ni el despedirse de todo lo que les rodeaba, era mejor seguir avanzando a pesar de que todo les esté arrastrando, debiendo de jamás volver y afrontar lo venidero. Más el teatro ya no era su fantasía, aquella ilusión en la que se vio envuelto cuando llegó, desapareció, ya que el deseo de tocar no era de un violinista, es como si le hubiesen arrancado las manos imposibilitándolo de que se expresara por excederse al toque del violín, ella lo escuchó más de lo que él pudo hacer, como si la mudez del violín solo le produjera eco a él mismo, muy a pesar de haber interpretado las sinfonías más tétricas y horrorosas, al fin se podía decir que murió aquel Nicolás en la hoguera, y ella tocó el tema importante, tenían que conquistar.

Así, río, entusiasmado y girando en su propio eje, manteniendo a la avecilla en su hombro…

— Tienes toda la razón, debemos de ir tras esa batalla, ya después tocaremos y recordaremos el pasado para festejar completamente nuestra gloria. Vamos al Imperio Romano, y ahí prometo que tocaré para ti, exclusivamente para ti cuando sea nuestra tierra, ¡nuestro mundo ese lugar!. Ya habrá tiempo de atraer remembranzas. Listos mi hermosa cuerva.

Se fue directo al puente, ya llevaban lo necesario para subsistir; ellos mismos, dar cada paso hacia adelante, sin pensarlo más ni demorar la hora, ya habrá manera de contactar a la mansión y hacer guardar las cosas, lo único que importaba era ella y él. — No te preocupes, nos iremos con lo que traigamos, si hombres con ningún quinto pudieron construir las ciudades más grandes, nosotros podemos hacer lo mismo, solo que aquí ya la ciudad está hecha, solo es cuestión de tomarla. Sin embargo, espero que no temas al navegar, los barcos pueden ser muy agresivos pero estaremos juntos en todo.

Trato de compartir sus experiencias, dirigiéndose a la nueva aventura, tenían que comenzar y así es como se enfrentan a los peores miedos de Nicolás, y a descubrir el mundo que se oculta ante Zuria. Ya no quedaba más que el viaje inesperado en aquella noche, el mundo quiso que se tornara de esa manera, quizás para una buena fortuna, pero nadie podría obstruirles el paso, ya sabrán como saldrán adelante, pero eso sí, un barco está a su disposición, en aquel viejo transporte en el que perdió su ojo, y le arrebataron todo, tal que ahora, será él quien se posesione de lo que le convenga, ya es una nueva era y un nuevo comienzo para ambos.

por **Zuria Dalca** Vie Mayo 25, 2018 11:26 pm

Tenían hambre del futuro y de las posibilidades que este les ofrecía. El pasado era algo digno de alabarse, pues de no existir, nunca hubieran llegado al presente, pero así como se alababa al pasado, también tenía que dejársele ir, descansar junto a los muertos que quedaban tras el paso del inmortal y la cuerva. Las memorias ahora solo podían significar un obstáculo, por eso tanto el vampiro como la cambiante decidían dejar al pasado en su sitio y concentrarse en lo verdaderamente importante ahora.

Un Reino entero por ser conquistado, ese era el sueño de Nicolás ahora y Zuria estaba más que dispuesta a acompañarlo a cumplir aquel sueño, pero más que eso, ella estaba dispuesta a luchar a su lado, a dar todo lo que poseía y más para que el mundo que el vampiro dibujaba en su mente ocurriera.
“Celebraremos al pasado cuando este nos lleve a la gloria, me parece ese lo más prudente ya que no tenemos tiempo que perder” se emociona como si la idea hubiera sido suya, porque en parte lo era. La cambiante se encuentra pues tan ligada a la mente de aquel inmortal que hasta llega a confundirse con respecto a quien piensa cada cosa y si bien eso aterraría a otros seres, a ella le fascina, pues le hace sentirse más unida al vampiro “Estamos listos para la batalla, estamos listos para conquistar” el animal bate sus alas y grazna, anunciando así que ha dado inicio la guerra por el dominio, uno en que no duda, será completamente del inmortal al que adora.

Nicolás andaba en dirección al puente, en su hombro, descansaba Zuria y nada más que la existencia de ambos era lo que llevaban, porque en realidad no necesitaban nada más. Juntos eran capaces de cualquier cosa y todo lo material que pudieran necesitar podrían conseguirlo con facilidad. Con orgullo, como si ya se tratase de la mano derecha de un gobernante, la cuervo se mantenía recta e inmóvil en el hombro del vampiro.
“ Mientras te tenga a mi lado, todo lo material es secundario pues confió en tus capacidades para obtener lo que necesitamos, así como no dudo ni un segundo en que el Imperio Romano será tuyo. Recuerda que de ti nunca dudo, recuerda que mi existencia te pertenece completamente y que la tierra o el mar, son solo partes del mapa, mientras que tú eres mi todo”.

El barco que les guiara a su nuevo destino los aguardaba y para Zuria, no existía temor a nada, ni siquiera a navegar mientras que Nicolás estuviera a su lado. Quizás lo único que le preocupaba, era lo que aquel barco significo en la existencia de su amado vampiro, más lo ve tan entero, tan decidido, que como si de un animal de buen augurio se tratase, Zuria grazna, indicando que se encuentra lista, que el viaje a su futuro puede comenzar.

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Mar 05, 2019 11:16 pm

La adora; siempre dispuesta a seguir al tuerto, jamás le llevara la contraria ya que siempre lo alienta a perseguir sus objetivos, como si el hambre fuese el mismo y se equiparan para un comienzo, sin temor alguno por avanzar juntos, como almas gemelas, porque ya no había un mundo sin ella, la necesitaba, y el que este posada en su hombro, sabe que siempre permanecerá ahí, nadie podía arrebatarle ese lugar, ella era suya como él de ella, y juntos se van hacia una conquista. Ya era momento de que el tiempo hablara de ellos, el que descubrieran nuevos logros imaginarios e inalcanzables para otros, tenían que hacer la historia y hacer que escriban de ambos. Donde una inmensa fuerza los orilla a viajar en las penumbras aguas, tan alocadas olas chocan contra el barco, y es momento de despedirse de esas tierras parisinas, está zarpando el barco y la ancla ya fue alzada, solo unos instantes en que se puso en movimiento y es como inicia la partida, dirigiéndose al más allá, donde está la sangre y la lucha, la batalla y las muertes ya no afectarían para ellos, pues entre ellos mismos se protegerán, y no había marcha atrás.

Y en el momento en que los tripulantes reconocieron su rostro, y se limitaron a inclinarse ante él, le debían mucho, sus vidas hasta diría, pues que un pasajero y dueño de ese barco fuera atacado bajo la vigilancia de estos y saliera severamente dañado, tenían que al menos pedir disculpas de las diferentes maneras que puedan existir, por ello, no le impidieron zarpar con su ave, les dieron la bienvenida y fueron atendidos como toda alcurnia. Siendo ahí el preciso momento en que se confesó a su acompañante sobre lo sucedido en ese mismo lugar. Dolía, no se engaña, porque siempre será una reciente herida, en el que perdió todo y ahora, con su compañía ya no se sentía solo, y de la misma forma en que ella se siente por este melancólico inmortal, él la atesora más que a su propia existencia. Olvidándose atrás de los pensamientos suicidas, o al menos eso creía, como él alejarse de la maldita oscuridad, pero al aceptar eso, es negarse la naturaleza de su pequeña Cuervo, y es por ello que seguirá sumergiéndose en las sombras, por amor a ella.

Y ahí, con el aire golpeando los cuerpos cuando se situaron en la orilla del barco, donde se atraía el aliento de la lejanía del agua y su acercamiento tan vehemente, meditaba junto con ella, debían tomar aquel poderío codiciado por los hombres, alzarse en lo alto e imponerse como reyes, quizás este demente, pero quiere participar en guerras, concentrarse en las fortalezas de unas tierras que pueda mantener bajo su mando, necesitando concentrarse en sentarse siempre en el trono junto con su cuerva. Reflejándose invencibles sin que ya nadie más los lastime, o los abandonen, y con la ayuda de fuerzas imparables, el nuevo emperador reinará con terror y sangre. Quitará todo aquello que el maldito demonio forjó y lo hará suyo, quiere luchar, liberar a los pueblos de la tiranía, y esta consiente que pueden traicionarlo, pero solo confía en ella, y es por eso que la situara a su lado, siempre acompañado.

Pues el imperio que quiere nació con la traición y la avaricia de un hombre que quiso ser más fuerte y poderoso, creyéndose dios, traicionando a su propio linaje, tras estar sediento de poder, queriendo retomar a un Nicolás que ya murió. Y es ahí por qué escogió ese reino, porque el rey es el maldito Asmodeo, aquel que le arrebató todo y eso mismo quiere hacer con él, convertirse en lo que más teme, en un tirano que se autoproclamara rey y quien lo destituya de su cargo, reflejándose en las aguas: él, sentándose en el trono de oro, y viendo como la herencia que había robado el otro morirá lentamente por afianzar su recién estrenado poder, y descubrió que ordenó que buscaran por todo imperio una raza que se creía extinta; a los nigromantes. Tan ambicioso Asmodeo, lo quiere destruir, ¡oh, sí!

En tanto a esa raza casi legendaria era las más poderosa arma en manos del emperador supremo (o eso se creía Asmodeo), pues los nigromantes eran capaces de, además de usar la magia elemental, manipular a los muertos, todas las criaturas vivas poseen la esencia, que era la fuente de la que extraían su vitalidad, la que les permitía existir. Y se mofo junto con su avecilla, al descubrir que el demonio estaba actuando bajo el miedo de los nigromantes, pues esto se encargaban de imponer la voluntad del emperador y es algo que no harán con él, pues no lo matarán de manera silenciosa, quiere reinarlos, destruir el nombre de Asmodeo y proclamar el suyo junto con su ave hermosa. Ambos cómplices, aliados y hasta amantes en el buen sentido que se confiesan la lealtad uno para el otro, el respeto que se merecen y el cuidado.

Siendo un viaje largo, en el que ahora podían disfrutar del paisaje, sin mancha alguna de sangre, sin heridas ni golpes de defensa, están ahí completamente motivados a ganar al pueblo germánico, pronto, muy pronto ambos estarán en la cima, tocando de nueva cuenta el violín recordando cómo terminaron uniéndose, y celebrando las victorias…

FINALIZADO

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