AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
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Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Aquel sábado había amanecido realmente bonito para ser mediados de otoño, y luego de pasar toda la noche soñando con Trèfle, su amada yegua, no pudo más que levantarse y vestirse con todo lo indicado para una tarde de equitación. Su nuevo gato, Berlioz, no se veía por ningún lado, pero asoció a que habría salido por la ventana, como cada mañana. Ya volvería por la noche.
Sabía que no era de buen gusto presentarse en casa de su amigo sin invitación, pero él y su padre le habían dicho antes que cuando desease podría ir y ver Trèfle.
Antiguamente, antes de que su padre falleciese, los Leroy tenían un campo cuidado con caballerizas y una pequeña granja. Los empleados la cuidaban y producía bastante ganancias para la familia, pero luego de numerosos problemas, entre ellas algunas plagas, hace unos años su madre se había visto forzada a vender el terreno. La mayoría de los caballos fueron vendidos, a excepción de tres: dos para el carruaje y la yegua de Andrè, regalo por su décimo cumpleaños de parte de su padre.
Su nombre venía de una graciosa mancha blanca del cuello en forma de trébol de cuatro hojas, razón de su padre para comprársela, pero no el motivo del amor de Andrè hacia ella. Juntos habían pasado muchas cosas.
Fue llevado hasta la mansión de su amigo en las afueras de París por el mayordomo en el carruaje, pero no permitió que le anunciasen. Luego de saber que ningun de los amos de la casa se encontraban, pidió que le llevasen a las caballerizas y allí se encontró con su hermosa yegua negra.
En menos de diez minutos se encontraba ya galopando por los campos, saltando rejas y dirigiéndose a las tierras del reino, a aquellas sin dueño, donde podrían ser realmente libres. Sus pies se encontraban engañandos en la montura, mientras que sus manos no soltaban las riendas, sin embargo no veía nada. Sus ojos iban cerrados disfrutando del viento y dejando que Trèfle le guiase por donde ella quisiese. Ella también estaba feliz, lamentablemente él no la sacaba demasiado y probablemente se aburría en las caballerizas de su amigo, ya que por su Pura Sangre no era utilizada en trabajos de campo.
Le encantaba montar, casi tanto como elevar cometas probablemente, o nadar en aquellas aguas cálidas por la noche en Suiza, donde su padre le había llevado en cierta ocasión. Montando se sentía libre y seguro.
De pronto el sol dejó de iluminarle la nuca, y cuando abrió los ojos notó que ya no se encontraban en los campos, sino que habían entrado a uin poco denso bosque. Miró extrañado alrededor mientras su yegua bajaba el ritmo de su trote - ¿A dónde me trajiste, bonita? - preguntó haciéndole cariño en el cuello, aún mirando alrededor.
Entonces el animal se detuvo y Andrè se inclino para ver la razón, parándosele el corazón. Una enorme víbora gris con marcas negras que se veía alzada apuntando a la yegua. El fracés mantenía las riendas sujetas firmemente pero algo le decía que eso no saldría bien.
De un momento a otro el reptil mostró los dientes y atacó, provocando que con un relincho desesperado la yegua se encabrilara casi botando a su jinete, saliendo corriendo en otra dirección, por entre el bosque. Andrè apenas pudo sujetarse, pasando una de sus piernas hacia el otro lado, quedando literalmente colgando de la montura con un pie enganchado dolorosamente. Con un gemido de dolor y sintiendo las ramas de los árboles golpearle en la desquiciada carrera de Trèfle, finalmente pudo desengancharse, cayendo rodando por el pasto mientras el animal no se detenía, perdiéndose entre el follaje.
Y ahí se quedó un momento el francés, con la respiración completamente desbocada al igual que su corazón, con los brazos abiertos mientras sentía un fino dolor en su pie izquierdo. Finalmente pudo abrir sus ojos y los perdió en las copas de los árboles que estaban sobre él.
De acuerdo, ahora si tenía un problema.
[Privado]
Sabía que no era de buen gusto presentarse en casa de su amigo sin invitación, pero él y su padre le habían dicho antes que cuando desease podría ir y ver Trèfle.
Antiguamente, antes de que su padre falleciese, los Leroy tenían un campo cuidado con caballerizas y una pequeña granja. Los empleados la cuidaban y producía bastante ganancias para la familia, pero luego de numerosos problemas, entre ellas algunas plagas, hace unos años su madre se había visto forzada a vender el terreno. La mayoría de los caballos fueron vendidos, a excepción de tres: dos para el carruaje y la yegua de Andrè, regalo por su décimo cumpleaños de parte de su padre.
Su nombre venía de una graciosa mancha blanca del cuello en forma de trébol de cuatro hojas, razón de su padre para comprársela, pero no el motivo del amor de Andrè hacia ella. Juntos habían pasado muchas cosas.
Fue llevado hasta la mansión de su amigo en las afueras de París por el mayordomo en el carruaje, pero no permitió que le anunciasen. Luego de saber que ningun de los amos de la casa se encontraban, pidió que le llevasen a las caballerizas y allí se encontró con su hermosa yegua negra.
En menos de diez minutos se encontraba ya galopando por los campos, saltando rejas y dirigiéndose a las tierras del reino, a aquellas sin dueño, donde podrían ser realmente libres. Sus pies se encontraban engañandos en la montura, mientras que sus manos no soltaban las riendas, sin embargo no veía nada. Sus ojos iban cerrados disfrutando del viento y dejando que Trèfle le guiase por donde ella quisiese. Ella también estaba feliz, lamentablemente él no la sacaba demasiado y probablemente se aburría en las caballerizas de su amigo, ya que por su Pura Sangre no era utilizada en trabajos de campo.
Le encantaba montar, casi tanto como elevar cometas probablemente, o nadar en aquellas aguas cálidas por la noche en Suiza, donde su padre le había llevado en cierta ocasión. Montando se sentía libre y seguro.
De pronto el sol dejó de iluminarle la nuca, y cuando abrió los ojos notó que ya no se encontraban en los campos, sino que habían entrado a uin poco denso bosque. Miró extrañado alrededor mientras su yegua bajaba el ritmo de su trote - ¿A dónde me trajiste, bonita? - preguntó haciéndole cariño en el cuello, aún mirando alrededor.
Entonces el animal se detuvo y Andrè se inclino para ver la razón, parándosele el corazón. Una enorme víbora gris con marcas negras que se veía alzada apuntando a la yegua. El fracés mantenía las riendas sujetas firmemente pero algo le decía que eso no saldría bien.
De un momento a otro el reptil mostró los dientes y atacó, provocando que con un relincho desesperado la yegua se encabrilara casi botando a su jinete, saliendo corriendo en otra dirección, por entre el bosque. Andrè apenas pudo sujetarse, pasando una de sus piernas hacia el otro lado, quedando literalmente colgando de la montura con un pie enganchado dolorosamente. Con un gemido de dolor y sintiendo las ramas de los árboles golpearle en la desquiciada carrera de Trèfle, finalmente pudo desengancharse, cayendo rodando por el pasto mientras el animal no se detenía, perdiéndose entre el follaje.
Y ahí se quedó un momento el francés, con la respiración completamente desbocada al igual que su corazón, con los brazos abiertos mientras sentía un fino dolor en su pie izquierdo. Finalmente pudo abrir sus ojos y los perdió en las copas de los árboles que estaban sobre él.
De acuerdo, ahora si tenía un problema.
[Privado]
Última edición por Andrè Leroy el Sáb Dic 25, 2010 3:23 pm, editado 2 veces
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Había abandonado temprano la casa en la cual pernoctaba en su forma gatuna. En ésta misma forma recorrió las calles de París y otros lugares llegando a sus afuera. Como gato le era mas fácil llegar a distinto lugares. Finalmente se encontró dentro del bosque donde recorrió el lugar aún en su estado animal.
Trepó unos árboles con facilidad y los bajo con un poco de dificultad, estuvo jugueteando entre los arbustos y revolcando su espalda en la hierba. Pues aunque muchos no lo notaran a los gatos les encanta frotar su espalda contra el suelo. Permaneció un momento así, quizás una media hora o mas, incluso hasta correteó una mariposa, saltando por aquí y allá, hasta que sintió unos pasos aplastar la hierba. Se asomó con sigilo y vio un gran animal, un caballo, y sobre el su jinete al cual no podía ver del todo pues la luz del sol daba sobre sus verdes ojos felinos, provocando que sus pupilas se contrajeran. Aún así el aroma que llegaba a percibir le era familiar.
Además sintió deslizarse algo entre la hierba, fue cuando vio a esa víbora amenazante que finalmente terminó por atacar o asustar al animal mas grande. La escena fue sorprendente, casi espeluznante. Corrió tras el caballo que llevaba colgando a su jinete y vio como éste cayó rodando.Sabía que debía ir a ver y prestarle su ayuda, claro...si aún vivía, por lo que aprovechó la lejanía que había entre ellos y se transformó en humano, corriendo con rapidez hacia donde estaba aquel jinete.
Para su sorpresa él ya le conocía, claro, aunque aquel joven no. Era Andrè, su amo, mas bien el amo de 'Berlioz', como le había bautizado en su estado gatuno.
Se arrodilló a su lado extendiendo una mano y poniéndola en su hombro para impedir que se levantase. Había escuchado en su tierra, que algo así se debía hacer cuando una persona tenía una caída fuerte.
-¿Estás bien?- Preguntó para confirmar, pues veía al chico vivo aún, respiraba agitado y estaba completamente asustado, así que con su mano libre le acarició los cabellos en su frente- Tranquilo...te ayudaré, pero primero necesito saber si te duele algo, esa caída estuvo muy fea.
Trepó unos árboles con facilidad y los bajo con un poco de dificultad, estuvo jugueteando entre los arbustos y revolcando su espalda en la hierba. Pues aunque muchos no lo notaran a los gatos les encanta frotar su espalda contra el suelo. Permaneció un momento así, quizás una media hora o mas, incluso hasta correteó una mariposa, saltando por aquí y allá, hasta que sintió unos pasos aplastar la hierba. Se asomó con sigilo y vio un gran animal, un caballo, y sobre el su jinete al cual no podía ver del todo pues la luz del sol daba sobre sus verdes ojos felinos, provocando que sus pupilas se contrajeran. Aún así el aroma que llegaba a percibir le era familiar.
Además sintió deslizarse algo entre la hierba, fue cuando vio a esa víbora amenazante que finalmente terminó por atacar o asustar al animal mas grande. La escena fue sorprendente, casi espeluznante. Corrió tras el caballo que llevaba colgando a su jinete y vio como éste cayó rodando.Sabía que debía ir a ver y prestarle su ayuda, claro...si aún vivía, por lo que aprovechó la lejanía que había entre ellos y se transformó en humano, corriendo con rapidez hacia donde estaba aquel jinete.
Para su sorpresa él ya le conocía, claro, aunque aquel joven no. Era Andrè, su amo, mas bien el amo de 'Berlioz', como le había bautizado en su estado gatuno.
Se arrodilló a su lado extendiendo una mano y poniéndola en su hombro para impedir que se levantase. Había escuchado en su tierra, que algo así se debía hacer cuando una persona tenía una caída fuerte.
-¿Estás bien?- Preguntó para confirmar, pues veía al chico vivo aún, respiraba agitado y estaba completamente asustado, así que con su mano libre le acarició los cabellos en su frente- Tranquilo...te ayudaré, pero primero necesito saber si te duele algo, esa caída estuvo muy fea.
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
La desesperación que sentía mientras su pie estaba enganchado en la montura de Trèfle se disipó completamente en el momento que se sintió libre, apesar de saber que se golpearía fuertemente contra el suelo.
Sus hombros fueron los más dañados por la caída, y mientras sus ojos observaban pasar raudamente bosque y cielo al girar por el pasto, finalmente se detuvo quedando de espalda.
Podía sentir la boca seca, los hombros adoloridos y su pie latiéndole fuertemente. Fue allí cuando supo que algo le había pasado al engancharse. El ver todo borroso también debía ser parte de ello, podía sentir la cabeza algo adolorida, así que también se había golpeado, aunque no fuerte. Sus hombros era lo que más dolía.
Intentó girarse un poco pero solo un gemido escapó de sus labios mientras sus ojos se posaban en una hilera de hongos alineados que mientras observaba iba notando formaban un círculo más y más perfecto. Su respiración se aceleró un poco al comprender que estaba dentro de un Cerclé de Fées, uno de los prohibidos círculos de hadas a los que nadie debería entrar.
Fue entonces que sintió la carrera de alguien y se giró a mirar, soltando otro gemido, pues su cuello resintió el violento movimiento. Era un hombre y parecía extranjero. - Asiático - le dijo una voz en la mente muy parecida a la de su padre.
Vio la preocupación en los ojos ajenos y se sintió agradecido, sin embargo sentía la agitación de la caída muy dentro y el miedo por el lugar donde estaba a flor de piel - E-Estoy bien... - susurró intentando apoyar las manos a los lados para levantarse, pero la mano del hombre se lo impedía. Cerró sus ojos ante las caricias y luego le volvió a mirar - Estoy bien... - repitió - Me duelen los hombros, un poco la cabeza y el... pie - movió un poco el pie izquierdo y apretando los dientes para evitar el gemido que quería salir, pero habían cosas más importantes de las que preocuparse. Miró al hombre suplicante - Pero no importa... por favor, hay que salir de aquí, déjeme levantarme... - mirando con preocupación el Círculo de Hadas que los rodeaba.
Sus hombros fueron los más dañados por la caída, y mientras sus ojos observaban pasar raudamente bosque y cielo al girar por el pasto, finalmente se detuvo quedando de espalda.
Podía sentir la boca seca, los hombros adoloridos y su pie latiéndole fuertemente. Fue allí cuando supo que algo le había pasado al engancharse. El ver todo borroso también debía ser parte de ello, podía sentir la cabeza algo adolorida, así que también se había golpeado, aunque no fuerte. Sus hombros era lo que más dolía.
Intentó girarse un poco pero solo un gemido escapó de sus labios mientras sus ojos se posaban en una hilera de hongos alineados que mientras observaba iba notando formaban un círculo más y más perfecto. Su respiración se aceleró un poco al comprender que estaba dentro de un Cerclé de Fées, uno de los prohibidos círculos de hadas a los que nadie debería entrar.
Fue entonces que sintió la carrera de alguien y se giró a mirar, soltando otro gemido, pues su cuello resintió el violento movimiento. Era un hombre y parecía extranjero. - Asiático - le dijo una voz en la mente muy parecida a la de su padre.
Vio la preocupación en los ojos ajenos y se sintió agradecido, sin embargo sentía la agitación de la caída muy dentro y el miedo por el lugar donde estaba a flor de piel - E-Estoy bien... - susurró intentando apoyar las manos a los lados para levantarse, pero la mano del hombre se lo impedía. Cerró sus ojos ante las caricias y luego le volvió a mirar - Estoy bien... - repitió - Me duelen los hombros, un poco la cabeza y el... pie - movió un poco el pie izquierdo y apretando los dientes para evitar el gemido que quería salir, pero habían cosas más importantes de las que preocuparse. Miró al hombre suplicante - Pero no importa... por favor, hay que salir de aquí, déjeme levantarme... - mirando con preocupación el Círculo de Hadas que los rodeaba.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Estaba preocupado, queriendo mantenerlo quieto pero el otro intentaba levantarse. ¿Y si algo le sucedía? ¿Y si se mareaba y volvía a caer? ¿Qué haría si se quedaba sin amo?- ¿El pie? -Preguntó por confirmar y se dirigía a verle el tobillo. Estaba rojizo alrededor por la fricción del estribo con la piel, pero también lo podía ver algo hinchado. Dio un vistazo hacia donde el joven dirigía sus azules ojos, viendo aquellas hongos, para él no tenían nada en particular...aunque...¿Y si eran venenosos? Quizás por eso la urgencia que tenía de salir de allí. Asintió con la cabeza de forma firme y llevó un brazo por detrás de la espalda del chico y la otra bajo sus rodillas- Yo te sacaré de aquí, tu tobillo está inflamado, apuesto a que no te puedes mover, tomate de mi, por favor.-
Con fuerza, le tomó entre sus brazos y se puso de pie con él, caminado por el bosque, internándose un poco mas en éste- Te llevaré hasta el lago que hay, está muy cerca de aquí.- Caminaba con la vista al frente, de vez en cuando mirando hacia abajo y otras, hacia los ojos de aquel chico.- Si mojas tu pie se quitará la inflamación, quizás puedas pisar...si no creo que tendré que llevarte así hasta la ciudad, Andr...-Iba a decir su nombre, pero se quedó callado fingiendo que tocia- Andabas solo? Digo, además del caballo y tu?-
Detuvo su paso cuando llegó al lago, sentando al joven en una roca y agachándose él para ayudarle a quitarse los zapatos. Se detuvo un momento cuando recordó que no se había presentado, poniéndose de pie enseguida- Disculpa! Esto fue tan rápido que ni siquiera me he presentado, Kim Min Ho -Hizo una leve reverencia y volvió a lo suyo dejandole los pies libres para que los metiera en el agua helada- Y cuál es tu nombre, niño? -
Se levantó y se sentó a su lado en otra roca, mirándole con atención- Sabes...me llama la atención, ¿Por qué tenías tanto puro de salir de ahí? ¿Los hongos eran venenosos? Paso mucho tiempo en el bosque pero no me había percatado de ello.-
Con fuerza, le tomó entre sus brazos y se puso de pie con él, caminado por el bosque, internándose un poco mas en éste- Te llevaré hasta el lago que hay, está muy cerca de aquí.- Caminaba con la vista al frente, de vez en cuando mirando hacia abajo y otras, hacia los ojos de aquel chico.- Si mojas tu pie se quitará la inflamación, quizás puedas pisar...si no creo que tendré que llevarte así hasta la ciudad, Andr...-Iba a decir su nombre, pero se quedó callado fingiendo que tocia- Andabas solo? Digo, además del caballo y tu?-
Detuvo su paso cuando llegó al lago, sentando al joven en una roca y agachándose él para ayudarle a quitarse los zapatos. Se detuvo un momento cuando recordó que no se había presentado, poniéndose de pie enseguida- Disculpa! Esto fue tan rápido que ni siquiera me he presentado, Kim Min Ho -Hizo una leve reverencia y volvió a lo suyo dejandole los pies libres para que los metiera en el agua helada- Y cuál es tu nombre, niño? -
Se levantó y se sentó a su lado en otra roca, mirándole con atención- Sabes...me llama la atención, ¿Por qué tenías tanto puro de salir de ahí? ¿Los hongos eran venenosos? Paso mucho tiempo en el bosque pero no me había percatado de ello.-
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
El pie le dolía, los hombros también y no podía dejar de pensar en lo que le podría pasar a su yegua, pero en medio de todo su torbellino de pensamientos una idea le alcanzó.
¡Qué suerte había tenido de que alguien le hubiese encontrado! Y no solo alguien, sino que alguien que parecía mucho más interesado en ayudarle que en robarle la cartera. Sus ojos se mostraron muy agradecidos de golpe, y tragó saliva.
Solo aceptó las palabras del otro y estiró con algo de dificultad sus brazos para sujetarse del cuello ajeno, y cuando le cogió en brazos casi como si no pesase nada suspiró - Muchas graciar, Monsieur... -.
Sabía que estaba mal, estaba confiando demasiado en un desconocido y siempre le habían dicho que no debía hacerlo, sin embargo... ¿Qué otra opción le quedaba? Además... aquel joven le daba la impresión de que le conocía, y se sentía tranquilo con él. ¿Por qué sería?
Le observó hacia arriba, asintiendo ante lo del lago, para luego sorprenderse al pensar que iba a pronunciar su nombre, pero solo fue su imaginación - Andaba solo... quise salir a dar un paseo con Trèfle y de pronto apareció una víbora y ella se asustó. Es algo asustadiza - susurró, aunque suponía que eso era bastante obvio, por la rapidez con la que había huido.
Fue depositado en la roca y se quitó los zapatos con ayuda del más alto, elevando la vista y perdiéndola en los ojos de aquel. Esos ojos le recordaban a alguien - Oh, lo siento, yo tampoco me he presentado... - sonrojándose un poco sintiendo sus pies en el agua y suspirando con los ojos cerrados, sintiendo alivio inmediato. Volvió a mirarle y sonrió - Soy Andrè Leroy... muchísimas gracias por su ayuda, Monsieur Kim Min Ho - realmente en ese nombre de tres partes no sabía cual era el nombre, cual el apellido y eso. Por su padre sabía que los asiáticos usaban el nombre distinto que ellos.
Movió un poco los pies en el agua y luego le miró, recordando aquello y sintiendo un escalofrío - Lo que pasa es que.... es un... - se inclinó un poco hacia él y susurró - ... un Cerclé de Fées, un círculo de hadas! No hay que entrar allí, si entras hay muchas posibilidades de ser atacado por enormes sapos venenosos! - miró el agua y pegó un ligero chillido elevando los pies hacia la roca y abrazándose las pienas, aunque gimiendo ligeramente al posar el pie herido en la piedra - Es peligroso estar tan cerca del agua, ¡podemos ser atacados! - le miró preocupado - Mi padre siempre me dijo que me alejase de ellos -
¡Qué suerte había tenido de que alguien le hubiese encontrado! Y no solo alguien, sino que alguien que parecía mucho más interesado en ayudarle que en robarle la cartera. Sus ojos se mostraron muy agradecidos de golpe, y tragó saliva.
Solo aceptó las palabras del otro y estiró con algo de dificultad sus brazos para sujetarse del cuello ajeno, y cuando le cogió en brazos casi como si no pesase nada suspiró - Muchas graciar, Monsieur... -.
Sabía que estaba mal, estaba confiando demasiado en un desconocido y siempre le habían dicho que no debía hacerlo, sin embargo... ¿Qué otra opción le quedaba? Además... aquel joven le daba la impresión de que le conocía, y se sentía tranquilo con él. ¿Por qué sería?
Le observó hacia arriba, asintiendo ante lo del lago, para luego sorprenderse al pensar que iba a pronunciar su nombre, pero solo fue su imaginación - Andaba solo... quise salir a dar un paseo con Trèfle y de pronto apareció una víbora y ella se asustó. Es algo asustadiza - susurró, aunque suponía que eso era bastante obvio, por la rapidez con la que había huido.
Fue depositado en la roca y se quitó los zapatos con ayuda del más alto, elevando la vista y perdiéndola en los ojos de aquel. Esos ojos le recordaban a alguien - Oh, lo siento, yo tampoco me he presentado... - sonrojándose un poco sintiendo sus pies en el agua y suspirando con los ojos cerrados, sintiendo alivio inmediato. Volvió a mirarle y sonrió - Soy Andrè Leroy... muchísimas gracias por su ayuda, Monsieur Kim Min Ho - realmente en ese nombre de tres partes no sabía cual era el nombre, cual el apellido y eso. Por su padre sabía que los asiáticos usaban el nombre distinto que ellos.
Movió un poco los pies en el agua y luego le miró, recordando aquello y sintiendo un escalofrío - Lo que pasa es que.... es un... - se inclinó un poco hacia él y susurró - ... un Cerclé de Fées, un círculo de hadas! No hay que entrar allí, si entras hay muchas posibilidades de ser atacado por enormes sapos venenosos! - miró el agua y pegó un ligero chillido elevando los pies hacia la roca y abrazándose las pienas, aunque gimiendo ligeramente al posar el pie herido en la piedra - Es peligroso estar tan cerca del agua, ¡podemos ser atacados! - le miró preocupado - Mi padre siempre me dijo que me alejase de ellos -
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Sonrió casi de risa al escuchar todo su nombre acompañado de un "Monsieur" y aquel acento francés tan bien marcado. Generalmente solía oír "Berlioz" el nombre gatuno que le daba Andrè, quien ni siquiera imaginaba que delante suyo tenía al gato con el cual compartía las noches. -Minho, solo dime así, está bien...-Sonrió mirándole a los ojos-
Su sonrisa se amplió al escuchar la cómica historia sobre los sapos aunque intentó no reír. En hadas si podría llegar a creer, pero aquello de los sapos le parecía invención.- Entonces, creo que huimos a tiempo, aunque...no sé, jamás he visto a esos sapos venenosos de los que hablas...de hecho los sapos son unos animales muy divertidos, al igual que las ranas -Se movió un poco entre las rocas bajando mas hacia los pie del joven, tomando aquel que tenía herido- Es peligroso si te dejas llevar por la corriente...pero éste lugar es seguro, al menos a mi no me ha pasado nada -Movió sus manos alrededor del tobillo y luego de arriba hacia abajo, masajeandole pero ejerciendo presión.
No sentía extraño el hueso, así que quizás solo fue el dolor de la torcedura. - A veces me baño acá y no he tenido problemas...claro, algunas veces hay muchas sanguijuelas, pero si alguna se pega a tu piel, yo la saco! -Enérgico y sin quitar su sonrisa le miró hacia arriba. Sus ojos parecían brillar de emoción.
-Iremos a buscar a tu caballo, conozco algo este bosque, así que no nos vamos a perder, de seguro le encontraremos, así que no te vayas a poner triste niño - Sacudió sus manos saltando gotitas de agua. Las pasó por su ropa para terminar de secarlas- Tus ojos se ven muy lindos...son como el agua del lago, claro que no creo que se vean tan bien estando húmedos -Mostró una linda sonrisa, aunque el momento podría haber sido perfecto excepto que sintió comezón en la nariz y pasó de forma brusca su brazo por esta.
-Lo mejor será ir ya por el animal, así no le daremos tiempo de que siga caminando por el bosque...será fácil seguir su rastro, sus patas muchas veces dejan marcas...pero, creo que tu no podrás pisar aún, así que te llevaré en mi espalda, y no quiero un 'no' como respuesta -Se puso de espaldas a él, agachándose un poco, esperando que se le abrazara.
Su sonrisa se amplió al escuchar la cómica historia sobre los sapos aunque intentó no reír. En hadas si podría llegar a creer, pero aquello de los sapos le parecía invención.- Entonces, creo que huimos a tiempo, aunque...no sé, jamás he visto a esos sapos venenosos de los que hablas...de hecho los sapos son unos animales muy divertidos, al igual que las ranas -Se movió un poco entre las rocas bajando mas hacia los pie del joven, tomando aquel que tenía herido- Es peligroso si te dejas llevar por la corriente...pero éste lugar es seguro, al menos a mi no me ha pasado nada -Movió sus manos alrededor del tobillo y luego de arriba hacia abajo, masajeandole pero ejerciendo presión.
No sentía extraño el hueso, así que quizás solo fue el dolor de la torcedura. - A veces me baño acá y no he tenido problemas...claro, algunas veces hay muchas sanguijuelas, pero si alguna se pega a tu piel, yo la saco! -Enérgico y sin quitar su sonrisa le miró hacia arriba. Sus ojos parecían brillar de emoción.
-Iremos a buscar a tu caballo, conozco algo este bosque, así que no nos vamos a perder, de seguro le encontraremos, así que no te vayas a poner triste niño - Sacudió sus manos saltando gotitas de agua. Las pasó por su ropa para terminar de secarlas- Tus ojos se ven muy lindos...son como el agua del lago, claro que no creo que se vean tan bien estando húmedos -Mostró una linda sonrisa, aunque el momento podría haber sido perfecto excepto que sintió comezón en la nariz y pasó de forma brusca su brazo por esta.
-Lo mejor será ir ya por el animal, así no le daremos tiempo de que siga caminando por el bosque...será fácil seguir su rastro, sus patas muchas veces dejan marcas...pero, creo que tu no podrás pisar aún, así que te llevaré en mi espalda, y no quiero un 'no' como respuesta -Se puso de espaldas a él, agachándose un poco, esperando que se le abrazara.
Última edición por Kim Min Ho el Dom Dic 26, 2010 11:37 am, editado 1 vez
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Minho era un nombre claramente extranjero y Andrè intentó memorizarlo con ganas mientras abrazaba sus piernas, asintiendo - Está bien... llámeme Andrè entonces - le sonrió un poco, procurando no tocar el agua.
- Oh, ¡no sé si sean tan divertidos! Yo no he visto tampoco a esos venenosos, gracias a Dios, pero papá siempre me decían que eran muy peligrosos y que debía procurar no molestarles ni acercársemeles... quizás no les has visto porque no has entrado nunca a un Círculo de Hadas... - pensativo, soltando un gemidito al sentir como le masajeaba el pie, mirándole algo sorprendido y luego sonriendo dulcemente - Muchas gracias, Minho - susurró para luego mirarle asustado.
Se alejó todo lo que pudo del agua mirándola asustado - ¿¡Hay Sanguijuelas!? ¡Ten cuidado, sale del agua!! - cogiéndole de los hombros y atrayéndole hacia él para que se subiese a la roca también - ¡Las sanguijuelas toman sangre! Si se tiene veneno es bueno, pero si no son malas y peligrosas... No deberías bañarte donde hay sanguijuelas - le miró a los ojos preocupado, para luego sonrojarse suavemente por la cercanía y el halago de sus ojos, desviando la mirada - Muchas gracias por ayudarme a buscar a Trèfle... la quiero mucho - susurró mirándole.
Le vio girarse y se llevó una mano a los labios, dubitativo, pero finalmente reconoció que no debería negarse y causarse más problemas - Pero estaré pesado... quizás podrías dejarme en algún lado y buscarla tú... no quiero molestarte tanto... - pero se abrazó a su cuello cerrando los ojos y dejándose coger - Gracias... - susurró una vez más, creía ya que por enésima vez, pero nada de eso sería suficiente. El joven estaba haciendo mucho por él.
- Oh, ¡no sé si sean tan divertidos! Yo no he visto tampoco a esos venenosos, gracias a Dios, pero papá siempre me decían que eran muy peligrosos y que debía procurar no molestarles ni acercársemeles... quizás no les has visto porque no has entrado nunca a un Círculo de Hadas... - pensativo, soltando un gemidito al sentir como le masajeaba el pie, mirándole algo sorprendido y luego sonriendo dulcemente - Muchas gracias, Minho - susurró para luego mirarle asustado.
Se alejó todo lo que pudo del agua mirándola asustado - ¿¡Hay Sanguijuelas!? ¡Ten cuidado, sale del agua!! - cogiéndole de los hombros y atrayéndole hacia él para que se subiese a la roca también - ¡Las sanguijuelas toman sangre! Si se tiene veneno es bueno, pero si no son malas y peligrosas... No deberías bañarte donde hay sanguijuelas - le miró a los ojos preocupado, para luego sonrojarse suavemente por la cercanía y el halago de sus ojos, desviando la mirada - Muchas gracias por ayudarme a buscar a Trèfle... la quiero mucho - susurró mirándole.
Le vio girarse y se llevó una mano a los labios, dubitativo, pero finalmente reconoció que no debería negarse y causarse más problemas - Pero estaré pesado... quizás podrías dejarme en algún lado y buscarla tú... no quiero molestarte tanto... - pero se abrazó a su cuello cerrando los ojos y dejándose coger - Gracias... - susurró una vez más, creía ya que por enésima vez, pero nada de eso sería suficiente. El joven estaba haciendo mucho por él.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Se sorprendió al ser tomado de los hombros y subió por las rocas de inmediato, no quería preocuparle, aunque a él le causaba gracia el temor de Andrè. Un temor que nacía quizás por el poco contacto con el lugar- Las sanguijuelas no son gran cosa...creo, una vez se me pego una en la pierna pero la quite!-
Cuando sintió que por fin se abrazó a su espalda, pasó sus brazos hacia atrás para tomar sus piernas y así cargarlo en su espalda. - Descuida, no pesas para nada, recuerda que ya te tomé en brazos, además es mas fácil llevarte así...-Negó con la cabeza de forma enérgica él no le iba a dejar solo- Para nada, no es una opción el dejarte aquí, estás lastimado, sería grosero de mi parte, como si te abandonara. Además ¿Qué tal si en este día hay otra yegua perdida? Quizás encuentre a la equivocada, así que debes estar tu para reconocerle.
Afirmó mejor las piernas del menor que iban rodeando su cintura, tomándole casi del muslo y comenzó a caminar, alejándose del lago. Sonrió ante ese último agradecimiento, mirándole de reojo hacia atrás- No tienes porque agradecerme tanto, solo hago lo que toda persona debería hacer.
La verdad es que mucho no pesaba, pero si le cansaba el llevarlo en su espalda, aun así se sentía feliz de poder retribuir todo lo que Andrè hacia por él sin saberlo.
-¿Por qué le temías al lago? - Preguntó de repente, comenzando a tomar un sendero en el bosque, viendo algo del pasto aplastado y suponiendo que el caballo se había ido por ahí.- No creo que en estos lagos hayan Kappas, en Japón si hay ¿Les conoces? Yo creo que no, son unos criaturas con aspecto humano, pero son verdes y tienen cara de tortuga, a veces llevan una caparazón en su espalda -Mientras relataba le daban ganas de verle, solo para corroborar la expresión de asombro y quizás espanto que pondría el joven. Y como no hacerlo si era tan expresivo.
-En su cabeza tienen una especie de hueco que se llena de agua, es como su fuente vital...dicen que son muy educados pero también hay que tener cuidado con ellos y ¿Saber por qué? -Hizo una pequeña pausa esperando alguna reacción y continuó- Por que les gusta raptar niños y mujeres, pero sobretodo niños como tu y se los cenan...si tienes pepinos te salvarás porque si hay algo que les gusten mas que los niños son los pepinos.- Rió por lo bajo, pues si bien esas historias le habían asustado cuando pequeño, o le ayudaban a ser precavido en su tierra, ahora las usaba para molestar al chico en su espalda.- Pero no todo es malo, hay algunos que ayudan en las aldeas a regar los huertos y cultivos, supongo que son como nosotros, hay buenos y malos...aunque jamás llegué a ver uno.
Mientras mas avanzaba mas pisadas encontraba, eran notorias y suponía que por ahí paso corriendo y por eso la pisada tan fuerte.- Mira pequeño...ahí hay una pisada, debe ser de tu yegua...uhm...-Se quedó pensativo unos segundos y luego le miró hacia atrás- ¿Qué edad tienes? ¿Catorce? o ¿Quince? -Preguntó curioso pues desde que había estado al lado de Andrè no se había enterado de su edad.
Cuando sintió que por fin se abrazó a su espalda, pasó sus brazos hacia atrás para tomar sus piernas y así cargarlo en su espalda. - Descuida, no pesas para nada, recuerda que ya te tomé en brazos, además es mas fácil llevarte así...-Negó con la cabeza de forma enérgica él no le iba a dejar solo- Para nada, no es una opción el dejarte aquí, estás lastimado, sería grosero de mi parte, como si te abandonara. Además ¿Qué tal si en este día hay otra yegua perdida? Quizás encuentre a la equivocada, así que debes estar tu para reconocerle.
Afirmó mejor las piernas del menor que iban rodeando su cintura, tomándole casi del muslo y comenzó a caminar, alejándose del lago. Sonrió ante ese último agradecimiento, mirándole de reojo hacia atrás- No tienes porque agradecerme tanto, solo hago lo que toda persona debería hacer.
La verdad es que mucho no pesaba, pero si le cansaba el llevarlo en su espalda, aun así se sentía feliz de poder retribuir todo lo que Andrè hacia por él sin saberlo.
-¿Por qué le temías al lago? - Preguntó de repente, comenzando a tomar un sendero en el bosque, viendo algo del pasto aplastado y suponiendo que el caballo se había ido por ahí.- No creo que en estos lagos hayan Kappas, en Japón si hay ¿Les conoces? Yo creo que no, son unos criaturas con aspecto humano, pero son verdes y tienen cara de tortuga, a veces llevan una caparazón en su espalda -Mientras relataba le daban ganas de verle, solo para corroborar la expresión de asombro y quizás espanto que pondría el joven. Y como no hacerlo si era tan expresivo.
-En su cabeza tienen una especie de hueco que se llena de agua, es como su fuente vital...dicen que son muy educados pero también hay que tener cuidado con ellos y ¿Saber por qué? -Hizo una pequeña pausa esperando alguna reacción y continuó- Por que les gusta raptar niños y mujeres, pero sobretodo niños como tu y se los cenan...si tienes pepinos te salvarás porque si hay algo que les gusten mas que los niños son los pepinos.- Rió por lo bajo, pues si bien esas historias le habían asustado cuando pequeño, o le ayudaban a ser precavido en su tierra, ahora las usaba para molestar al chico en su espalda.- Pero no todo es malo, hay algunos que ayudan en las aldeas a regar los huertos y cultivos, supongo que son como nosotros, hay buenos y malos...aunque jamás llegué a ver uno.
Mientras mas avanzaba mas pisadas encontraba, eran notorias y suponía que por ahí paso corriendo y por eso la pisada tan fuerte.- Mira pequeño...ahí hay una pisada, debe ser de tu yegua...uhm...-Se quedó pensativo unos segundos y luego le miró hacia atrás- ¿Qué edad tienes? ¿Catorce? o ¿Quince? -Preguntó curioso pues desde que había estado al lado de Andrè no se había enterado de su edad.
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Andrè no estaba de acuerdo con aquello de no pesar nada, pero prefirió callarse mientras se afirmaba mejor de él, sonriendo un poco ante sus palabras, acabando por soltar una ligera risa.
- La verdad, Monsieur Minho, dudo que haya otra yegua perdida por aquí... además, Trèfle es totalmente reconocible, tiene una marca en forma de trébol en su frente, es ese el porqué de su nombre, pero gracias por llevarme con usted... no quisiera encontrarme con un lobo o algo así... - con un ligero estremecimiento, apoyando su barbilla en el hombro ajeno, sintiéndose como un niño pequeño por la posición, pero extrañamente cómodo también.
Sus mejillas se colorearon ante su pregunta, pero no alcanzó a responder cuando el otro comenzó a contarle sobre aquellos seres. Mientras más le contaba más cosa le daban. ¿Verdes con cara de tortuga? La expresión horrorizada de Andrè era para un cuadro definitivamente - ... gracias a Dios que no hay por acá de esos... - susurró el chico, mientras el asiático continuaba.
Negó ante la pregunta del porque se tenía que tener cuidado de ellos. O sea, ¿además de porque eran verdes y con cara de tortuga? Un ligero gemido salió de su garganta, pero luego pensó que él ya no era un niño, así que estaría seguro y se compuso - ... supongo que si deben haber malos y buenos... pero hay que saber cuales son sus instintos... por ejemplo, no podemos decir que un lobo es malo porque coma a alguien... es parte de su instinto, ¿no? - eso también era algo que le había dicho su padre, aunque no evitaba que le tuviese miedo a los lobos y tampoco que le tuviese miedo ahora a esos kappas.
Se asomó por sobre el hombro ajeno al ver la pisada y asintió - Si, debe ser... salió corriendo muy asustada, así que deben estar bien marcadas sus patas... - comentó mirándole luego al notar que le iba a preguntar algo para luego encendérsele las mejillas fuertemente. ¿Qué decía? - ¿Cómo? ¿catorce? ¡No! Ya tengo dieciocho años... ¿acaso me veo tan menor? - preguntó tocándose una mejilla casi horrorizado.
Eso explicaba muchas cosas, aunque nunca pensó verse tan más joven.
- La verdad, Monsieur Minho, dudo que haya otra yegua perdida por aquí... además, Trèfle es totalmente reconocible, tiene una marca en forma de trébol en su frente, es ese el porqué de su nombre, pero gracias por llevarme con usted... no quisiera encontrarme con un lobo o algo así... - con un ligero estremecimiento, apoyando su barbilla en el hombro ajeno, sintiéndose como un niño pequeño por la posición, pero extrañamente cómodo también.
Sus mejillas se colorearon ante su pregunta, pero no alcanzó a responder cuando el otro comenzó a contarle sobre aquellos seres. Mientras más le contaba más cosa le daban. ¿Verdes con cara de tortuga? La expresión horrorizada de Andrè era para un cuadro definitivamente - ... gracias a Dios que no hay por acá de esos... - susurró el chico, mientras el asiático continuaba.
Negó ante la pregunta del porque se tenía que tener cuidado de ellos. O sea, ¿además de porque eran verdes y con cara de tortuga? Un ligero gemido salió de su garganta, pero luego pensó que él ya no era un niño, así que estaría seguro y se compuso - ... supongo que si deben haber malos y buenos... pero hay que saber cuales son sus instintos... por ejemplo, no podemos decir que un lobo es malo porque coma a alguien... es parte de su instinto, ¿no? - eso también era algo que le había dicho su padre, aunque no evitaba que le tuviese miedo a los lobos y tampoco que le tuviese miedo ahora a esos kappas.
Se asomó por sobre el hombro ajeno al ver la pisada y asintió - Si, debe ser... salió corriendo muy asustada, así que deben estar bien marcadas sus patas... - comentó mirándole luego al notar que le iba a preguntar algo para luego encendérsele las mejillas fuertemente. ¿Qué decía? - ¿Cómo? ¿catorce? ¡No! Ya tengo dieciocho años... ¿acaso me veo tan menor? - preguntó tocándose una mejilla casi horrorizado.
Eso explicaba muchas cosas, aunque nunca pensó verse tan más joven.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
"Noo podemos decir que un lobo es malo porque coma a alguien...es parte de su instinto, ¿no? "
Fue lo que dijo el menor y le hizo sentido de pronto acordándose del vampiro que le trajo a Francia. - Entonces si un vampiro mata a alguien por beber su sangre ¿Está bien? Es su instinto y además es de lo que se alimentan. -Le vio asomarse por su hombro y sus mejillas de colorearon. Siempre le tenía cerca, pero era la primera vez que lo hacía siendo un humano, algo que jamás imaginó.
-Quizás...quizás se cansó y esté cerca de aquí...-Seguía caminando, aunque sentía sus brazos comenzar a cansarse, y de vez en cuando los movía cambiando de posición sus manos, yendo de adelante hacia atrás por los muslos del menor. Aquel menor del cual estaba seguro que era solo un niño algo alto. Pues su forma de ser y ese rostro tan alegre e inocente no eran de alguien mayor. Cuando escuchó la edad que tenía en verdad, sus ojos de ensancharon y le miró hacia atrás deteniendo el paso- ¿De verdad tienes dieciocho? Es que...tu rostro...luces mas joven, tu rostro es tan....- "Bonito...lindo..perfecto...casi angelical...dulce..." Pensó sin saber que palabra sería correcta- ...es tan jovial? ...Si, eso, creo, bueno! me parecías mas joven, quizás no tanto de lo que dije, creo que exageré.
Volvió la vista al frente y siguió caminando, sintiéndose algo torpe ahora. Solo apuró el paso y miraba fijamente la seguidilla de huellas en el camino, que poco a poco iban siendo menos notorias.- Yo tengo veinte y dos años ...uhm quizás veinte y tres, nunca tuve mucha certeza sobre la edad con la que llegué a Japón...es que no nací allá, en verdad soy de Corea -Comentó aún sin mirarle, intentando tomar algún tema de conversación- Y como ves, ahora estoy en Francia.
Comenzó a sentir algo acalambrados sus brazos, ahora si que Andrè le estaba pesando. Pero debía seguir caminando, no podía mostrarse debilucho, él estaba seguro de su fuerza física.- Niño...digo, Andrè Cuándo lleguemos donde tu yegua ¿Podrás montarla tu solo? Te caíste muy fuerte, no creo que solo haya sido el pie el lastimado, quizás deba llevarte hasta tu hogar para que llamen a un doctor o algo así...puedes decirme donde queda, no tendré problemas para llegar.
Claro que no tendría, pues él perfectamente conocía donde vivía, cada noche llegaba ahí.
Se detuvo de nuevo cuando escuchó un relincho- Debe ser Trufle...Trefli..Trifle..ehh tu yegua...-Avergonzado al no poder pronunciar bien el nombre- Disculpa, aún no manejo muy bien el idioma...
Fue lo que dijo el menor y le hizo sentido de pronto acordándose del vampiro que le trajo a Francia. - Entonces si un vampiro mata a alguien por beber su sangre ¿Está bien? Es su instinto y además es de lo que se alimentan. -Le vio asomarse por su hombro y sus mejillas de colorearon. Siempre le tenía cerca, pero era la primera vez que lo hacía siendo un humano, algo que jamás imaginó.
-Quizás...quizás se cansó y esté cerca de aquí...-Seguía caminando, aunque sentía sus brazos comenzar a cansarse, y de vez en cuando los movía cambiando de posición sus manos, yendo de adelante hacia atrás por los muslos del menor. Aquel menor del cual estaba seguro que era solo un niño algo alto. Pues su forma de ser y ese rostro tan alegre e inocente no eran de alguien mayor. Cuando escuchó la edad que tenía en verdad, sus ojos de ensancharon y le miró hacia atrás deteniendo el paso- ¿De verdad tienes dieciocho? Es que...tu rostro...luces mas joven, tu rostro es tan....- "Bonito...lindo..perfecto...casi angelical...dulce..." Pensó sin saber que palabra sería correcta- ...es tan jovial? ...Si, eso, creo, bueno! me parecías mas joven, quizás no tanto de lo que dije, creo que exageré.
Volvió la vista al frente y siguió caminando, sintiéndose algo torpe ahora. Solo apuró el paso y miraba fijamente la seguidilla de huellas en el camino, que poco a poco iban siendo menos notorias.- Yo tengo veinte y dos años ...uhm quizás veinte y tres, nunca tuve mucha certeza sobre la edad con la que llegué a Japón...es que no nací allá, en verdad soy de Corea -Comentó aún sin mirarle, intentando tomar algún tema de conversación- Y como ves, ahora estoy en Francia.
Comenzó a sentir algo acalambrados sus brazos, ahora si que Andrè le estaba pesando. Pero debía seguir caminando, no podía mostrarse debilucho, él estaba seguro de su fuerza física.- Niño...digo, Andrè Cuándo lleguemos donde tu yegua ¿Podrás montarla tu solo? Te caíste muy fuerte, no creo que solo haya sido el pie el lastimado, quizás deba llevarte hasta tu hogar para que llamen a un doctor o algo así...puedes decirme donde queda, no tendré problemas para llegar.
Claro que no tendría, pues él perfectamente conocía donde vivía, cada noche llegaba ahí.
Se detuvo de nuevo cuando escuchó un relincho- Debe ser Trufle...Trefli..Trifle..ehh tu yegua...-Avergonzado al no poder pronunciar bien el nombre- Disculpa, aún no manejo muy bien el idioma...
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
El menor se quedó callado un momento ante las palabras ajenas pero luego cerró sus ojos apoyándose en el cuello ajeno y asintiendo un poco - Si los vampiros existiesen, supongo que si. No digo que me maten a mi o que maten a mi mamá o a ti, pero... si es lo que necesitan para vivir... pero tampoco es como que los vampiros existan, ¿cierto? - sonriendo un poco con algo como melancolía abriendo sus ojos.
Podía sentir como Minho movía sus manos, acomodándole, y no podía dejar de sentirse culpable ni de sonrojarse un poco por el toque. Quería decirle que mejor le bajase y siguiese buscando solo, pero no quería hacer que se enojase y ya le había dicho que no.
Frunció un poquito el ceño ante aquella expresión tan anonadada y asintió - ¿Es tan difícil de creer?.... los cumplí hace dos meses... aunque si es cierto que me veo algo más joven que los chicos de mi edad, supongo... - algo malhumorado aunque sin demostrarlo. No le gustaba ser tratado como un niño, aunque su madre decía que la mayoría del tiempo se comportaba como uno y le echaba la culpa a lo mimado que le crió su padre. Bueno, a él le gustaba ser así.
- ¿No estás seguro de tu edad? - preguntó anonadado afirmándose mejor de él, para luego asentir un poco al comprenderlo - Vaya... ya veo... ¿y tus padres no te dicen? Ellos deberían saber, ¿no? - le sonrió cálidamente para luego reír - Se nota que te gusta viajar... me gustaría viajar así a mi también... - cerrando sus ojos apoyando su mejilla en el hombro ajeno.
Le escuchó y volvió a erguirse un poquito negando - ¡Uh, no, no! Estoy bien, es solo el pie... aunque no sé si pueda poner el pie en el estribo... - lo sentía bastante hinchado, por lo que le miró - ¿Sabes montar? Podríamos ir juntos sobre Tréfle... aunque no quiero molestarte tanto - susurró algo apenado, girando la cabeza al escuchar el relincho.
- Es Trèfle, definitivamente... - le miró y sonrió negando - No te preocupes, hablas muy bien el francés... solo te falta un poco de práctica y yo podría ayudarte con eso... pero... mejor ahora la atrapamos - apuntando hacia donde se escuchó el sonido - O tú la atrapas... ¿por qué no me dejas en el suelo por mientras? Así no te estorbaré - le sonrió desde el lado de su cabeza.
Podía sentir como Minho movía sus manos, acomodándole, y no podía dejar de sentirse culpable ni de sonrojarse un poco por el toque. Quería decirle que mejor le bajase y siguiese buscando solo, pero no quería hacer que se enojase y ya le había dicho que no.
Frunció un poquito el ceño ante aquella expresión tan anonadada y asintió - ¿Es tan difícil de creer?.... los cumplí hace dos meses... aunque si es cierto que me veo algo más joven que los chicos de mi edad, supongo... - algo malhumorado aunque sin demostrarlo. No le gustaba ser tratado como un niño, aunque su madre decía que la mayoría del tiempo se comportaba como uno y le echaba la culpa a lo mimado que le crió su padre. Bueno, a él le gustaba ser así.
- ¿No estás seguro de tu edad? - preguntó anonadado afirmándose mejor de él, para luego asentir un poco al comprenderlo - Vaya... ya veo... ¿y tus padres no te dicen? Ellos deberían saber, ¿no? - le sonrió cálidamente para luego reír - Se nota que te gusta viajar... me gustaría viajar así a mi también... - cerrando sus ojos apoyando su mejilla en el hombro ajeno.
Le escuchó y volvió a erguirse un poquito negando - ¡Uh, no, no! Estoy bien, es solo el pie... aunque no sé si pueda poner el pie en el estribo... - lo sentía bastante hinchado, por lo que le miró - ¿Sabes montar? Podríamos ir juntos sobre Tréfle... aunque no quiero molestarte tanto - susurró algo apenado, girando la cabeza al escuchar el relincho.
- Es Trèfle, definitivamente... - le miró y sonrió negando - No te preocupes, hablas muy bien el francés... solo te falta un poco de práctica y yo podría ayudarte con eso... pero... mejor ahora la atrapamos - apuntando hacia donde se escuchó el sonido - O tú la atrapas... ¿por qué no me dejas en el suelo por mientras? Así no te estorbaré - le sonrió desde el lado de su cabeza.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
No pudo evitar reír con el comentario de los vampiros. Claro, él no le diría que conocía uno, quizás no le creería.- Déjame ver si entiendo, no crees en vampiros pero si crees en sapos gigantes venenosos? ¿Y por qué no crees en vampiros? ¿Por que no les has visto? De seguro no has visto un millón de francos en tus manos pero aún así crees que existe, asi que ¿Por qué no crees que existen los vampiros? O incluso otra clase de seres...no porque no les hayas visto no existen, el secreto en la magia solo está en creer... -Negó con la cabeza aún riendo- Si esos sapos venenosos existen entonces yo me convierto en gato...-Bromeó mirándole hacia atrás- Oye y no te sientas mal porque te vi menor, recuerda que no nací en esta ciudad, quizás solo me guié por lo que veía en mi país..
Ante la mención de sus padres cayó un momento ¿Qué tan prudente sería el contarle que él los perdió? Él sabía bien que el padre de Andrè había muerto, quizás solo le haría ponerse triste. Por otro lado, podría ser algo que los uniera al tener algo parecido en sus vidas que para él eran tan distintas.- Bueno, la familia de pescadores con la que vivía supuso mi edad a partir de lo que yo les dije...pero...perdí a mi familia antes de eso, en un naufragio...no digo que están muertos pues jamás vi si lo estaban, así que para mi están perdidos... -Sonrió ampliamente mirándole- Pero no me vayas a decir 'pobrecito' pues no es algo que me de tristeza...además con lo que he viajado conozco buena gente...
A través de unos matorrales diviso a la yegua pastando, se veía tranquila. Asintió a la petición de Andrè y de a poco se agacho para dejarlo sentado en el suelo.- Te dejaré aquí mientras voy a atraparle, si sale corriendo vendré por ti y le seguiremos juntos...-Guiñó su ojos y estiró su mano hasta la mejilla del menor donde tenía algo de tierra, limpiándole- Deséame suerte...ah y sobre las prácticas de francés...sería una estupenda idea.- Se puso de pie y comenzó a caminar con sigilo, mirando a la yegua y al suelo para no pisar alguna rama.
Por fin estaba cerca y para su fortuna la yegua no reaccionó mal, quizás entre 'animales' se entendían. Tomó sus riendas y la guió hasta Andrè, volviendo sonriente- Acá está, creo que está muy tranquila y disfrutaba de comer unos frutos de un arbusto...y su pobre dueño preocupado...-Se acercó a un árbol y le ató allí- Ahora si está mas segura, puedo subirte a su lomo para luego montarla yo...y no te preocupes, dije que te llevaría hasta tu hogar y así lo haré. -Finalizó seguro.
Ante la mención de sus padres cayó un momento ¿Qué tan prudente sería el contarle que él los perdió? Él sabía bien que el padre de Andrè había muerto, quizás solo le haría ponerse triste. Por otro lado, podría ser algo que los uniera al tener algo parecido en sus vidas que para él eran tan distintas.- Bueno, la familia de pescadores con la que vivía supuso mi edad a partir de lo que yo les dije...pero...perdí a mi familia antes de eso, en un naufragio...no digo que están muertos pues jamás vi si lo estaban, así que para mi están perdidos... -Sonrió ampliamente mirándole- Pero no me vayas a decir 'pobrecito' pues no es algo que me de tristeza...además con lo que he viajado conozco buena gente...
A través de unos matorrales diviso a la yegua pastando, se veía tranquila. Asintió a la petición de Andrè y de a poco se agacho para dejarlo sentado en el suelo.- Te dejaré aquí mientras voy a atraparle, si sale corriendo vendré por ti y le seguiremos juntos...-Guiñó su ojos y estiró su mano hasta la mejilla del menor donde tenía algo de tierra, limpiándole- Deséame suerte...ah y sobre las prácticas de francés...sería una estupenda idea.- Se puso de pie y comenzó a caminar con sigilo, mirando a la yegua y al suelo para no pisar alguna rama.
Por fin estaba cerca y para su fortuna la yegua no reaccionó mal, quizás entre 'animales' se entendían. Tomó sus riendas y la guió hasta Andrè, volviendo sonriente- Acá está, creo que está muy tranquila y disfrutaba de comer unos frutos de un arbusto...y su pobre dueño preocupado...-Se acercó a un árbol y le ató allí- Ahora si está mas segura, puedo subirte a su lomo para luego montarla yo...y no te preocupes, dije que te llevaría hasta tu hogar y así lo haré. -Finalizó seguro.
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Sus mejillas se colorearon ante la risa ajena escuchándole y sintiéndose algo avergonzado por la forma de plantearlo. No es que él no creyese. O sea, él pensaba que era posible, pero... pero... - ... mi papá me dijo que los vampiros no existían... por eso yo..... no te burles de mí - susurró casi inaudiblemente lo último, sintiendo aquella risa ajena como si siguiese tratándole como un niño tonto. Solo escondió su cara en el cuello ajeno para no mirarle, solo asintiendo. No importaba al final su apariencia, si le trataban como si fuese un niño igual.
Elevó un poco su mirada mientras le escuchaba, quedando algo sorprendido y acabando por tragar saliva y negando. Él no le diría pobrecito, no entendiéndole tanto al menos - Yo... yo también perdí a mi padre en un naufragio - le dijo devolviéndole la mirada comprensivo - ... no es que yo crea que está vivo... o quizás... en realidad me gustaría mucho pensar eso, pero tantas veces me han dicho que es imposible que... me cuesta... - le miró y luego le preguntó bajito, mirándole casi suplicante - ¿Tú crees que pueda estar vivo?-.
Cuando fue depositado en el suelo asintió al mayor - Espero que no se porte mal... mucha suerte - le sonrió mientras pensaba en como invitarle a juntarse alguna vez para enseñarle francés y poder agradecerle de alguna manera toda la ayuda que estaba siendo para él.
Le vio volver con la yegua y su rostro se iluminó - Dios, ¡Tréfle mala! Por eso se vino hacia el bosque, probablemente ya había probado esos frutos... - miró al mayor y sonrió - La verdad es que nunca podré agradecerte lo suficiente... muchas gracias, Monsieur Minho - mirándolo lleno de agradecimiento.
Elevó un poco su mirada mientras le escuchaba, quedando algo sorprendido y acabando por tragar saliva y negando. Él no le diría pobrecito, no entendiéndole tanto al menos - Yo... yo también perdí a mi padre en un naufragio - le dijo devolviéndole la mirada comprensivo - ... no es que yo crea que está vivo... o quizás... en realidad me gustaría mucho pensar eso, pero tantas veces me han dicho que es imposible que... me cuesta... - le miró y luego le preguntó bajito, mirándole casi suplicante - ¿Tú crees que pueda estar vivo?-.
Cuando fue depositado en el suelo asintió al mayor - Espero que no se porte mal... mucha suerte - le sonrió mientras pensaba en como invitarle a juntarse alguna vez para enseñarle francés y poder agradecerle de alguna manera toda la ayuda que estaba siendo para él.
Le vio volver con la yegua y su rostro se iluminó - Dios, ¡Tréfle mala! Por eso se vino hacia el bosque, probablemente ya había probado esos frutos... - miró al mayor y sonrió - La verdad es que nunca podré agradecerte lo suficiente... muchas gracias, Monsieur Minho - mirándolo lleno de agradecimiento.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
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Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
-No, disculpa, pero no me burlo de ti...aunque yo si creo que existen...-Ya serio y luego de contar su experiencia de vida escuchó al menor revelarle algo que él sabía como Berlioz.- Creo que tenemos cosas en común, aunque sean tristes...-Suspiró profundo intentando mirarle, pensando la mejor respuesta para aquella pregunta- Podría ser, la vida siempre da sorpresas y algo extrañas...pero aunque suene cursi, por como me hablas parece que tu si lo mantienes vivo, y creo que eso también cuenta.
Durante la captura de la yegua, se quedó pensativo. ¿Sería eso la última vez que vería a Andrè siendo Minho? Él podría pedirle o insinuarle el seguir viéndose, pero quizás el otro no querría. Bueno, nada perdía con intentarlo. Cuando el asunto de la yegua estaba controlado se agachó para quedar a la altura del menor, sonriéndole como ya se le había hecho costumbre.- Bueno, si le gustan...podrías traerla seguido al bosque a que las coma...yo sé donde hay mas...además paso algún tiempo en el bosque y podría servir de ayuda para que no se pierdan. -Ofreció su ayuda sin timidez alguna y si tenía algo que pedirle a cambio sería el verse otra vez.
-Si quieres agradecer de alguna forma lo que he hecho...podrías aceptar mi invitación y volver a vernos...-Le tomó de la cintura con una mano y debajo de las rodillas para cargarlo en sus brazos y llevarlo hacia la yegua- Me gustaría practicar el idioma con alguien que nació en ésta ciudad...o al menos eso supongo...-Le subió hasta la montura del caballo, dejándolo sentado de lado, y enseguida desató a la yegua y él montó colocando sus pies en los estribos y tomando las riendas, pasando los brazos alrededor de Andrè para darle seguridad- Bueno, ahora debes afirmarte bien de mi iremos a la ciudad y allí me dices donde vives -Soltó una rienda y elevó su mano hasta los castaños cabellos del menor quitandole unas hojas que había en ellos, sonriendole con dulzura- Te mantendré a salvo hasta que llegues a tu hogar.
Durante la captura de la yegua, se quedó pensativo. ¿Sería eso la última vez que vería a Andrè siendo Minho? Él podría pedirle o insinuarle el seguir viéndose, pero quizás el otro no querría. Bueno, nada perdía con intentarlo. Cuando el asunto de la yegua estaba controlado se agachó para quedar a la altura del menor, sonriéndole como ya se le había hecho costumbre.- Bueno, si le gustan...podrías traerla seguido al bosque a que las coma...yo sé donde hay mas...además paso algún tiempo en el bosque y podría servir de ayuda para que no se pierdan. -Ofreció su ayuda sin timidez alguna y si tenía algo que pedirle a cambio sería el verse otra vez.
-Si quieres agradecer de alguna forma lo que he hecho...podrías aceptar mi invitación y volver a vernos...-Le tomó de la cintura con una mano y debajo de las rodillas para cargarlo en sus brazos y llevarlo hacia la yegua- Me gustaría practicar el idioma con alguien que nació en ésta ciudad...o al menos eso supongo...-Le subió hasta la montura del caballo, dejándolo sentado de lado, y enseguida desató a la yegua y él montó colocando sus pies en los estribos y tomando las riendas, pasando los brazos alrededor de Andrè para darle seguridad- Bueno, ahora debes afirmarte bien de mi iremos a la ciudad y allí me dices donde vives -Soltó una rienda y elevó su mano hasta los castaños cabellos del menor quitandole unas hojas que había en ellos, sonriendole con dulzura- Te mantendré a salvo hasta que llegues a tu hogar.
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
El joven solo asintió un poco, sabiendo en realidad que no se burlaba de él. Un suspiro abandonó su garganta y acabó por sonreír ligeramente - Qué feo que tengamos estas cosas malas en común, sin embargo estoy seguro de que si seguimos conociéndonos nos daremos cuenta que tenemos cosas mucho más alegres y bonitas en común - su sonrisa le iluminó los ojos mientras le miraba con admiración. Aquel hombre había sido su ángel, ¿qué hubiese sido de él si no le hubiese ayudado? La imagen mental de Minho con alas no pudo más que hacerle sonreír más.
Las palabras ajenas cuando regresó con su yegua no hicieron más que sorprenderle y animarle luego - ¿De verdad crees que podrías ayudarme? Me encantaría, digo, estoy seguro de que Trèfle estaría encantada - sonrió el joven aguantando una risa, poniéndose de pie con ayuda del mayor mientras apoyaba una mano en el morro del animal, regañándole mentalmente por su carrera, pero sus ojos volvieron a clavarse en Minho luego de eso.
Sus ojos se veían entre extrañados y calmados, pero luego la sonrisa volvió a sus labios - Si... me encantaría volver a verle... - asintió siendo subido a Tréfle, mirando al mayor hacia abajo - Y me encantaría ayudarte a practicar francés, aunque ya lo manejas muy bien - le sonrió cálidamente, viéndole montar y cerrando sus ojos un momento, algo desacostumbrado a la sensación de ser llevado.
- Es algo nostálgico - comentó pegando su espalda más al pecho del otro, aunque hubiese preferido en parte ir atrás para poder afirmarse por si mismo - Hace años que nadie me llevaba en su caballo... en este caso es el mío, y es una yegua, pero se sobrentiende - sonrió mirándole hacia atrás, sacudiendo la cabeza para dejar caer las hojas, volviendo a mirarle - Gracias... en serio gracias... - susurró acariciando sus brazos, mirándole con los ojos cálidos, llenos de agradecimiento.
Las palabras ajenas cuando regresó con su yegua no hicieron más que sorprenderle y animarle luego - ¿De verdad crees que podrías ayudarme? Me encantaría, digo, estoy seguro de que Trèfle estaría encantada - sonrió el joven aguantando una risa, poniéndose de pie con ayuda del mayor mientras apoyaba una mano en el morro del animal, regañándole mentalmente por su carrera, pero sus ojos volvieron a clavarse en Minho luego de eso.
Sus ojos se veían entre extrañados y calmados, pero luego la sonrisa volvió a sus labios - Si... me encantaría volver a verle... - asintió siendo subido a Tréfle, mirando al mayor hacia abajo - Y me encantaría ayudarte a practicar francés, aunque ya lo manejas muy bien - le sonrió cálidamente, viéndole montar y cerrando sus ojos un momento, algo desacostumbrado a la sensación de ser llevado.
- Es algo nostálgico - comentó pegando su espalda más al pecho del otro, aunque hubiese preferido en parte ir atrás para poder afirmarse por si mismo - Hace años que nadie me llevaba en su caballo... en este caso es el mío, y es una yegua, pero se sobrentiende - sonrió mirándole hacia atrás, sacudiendo la cabeza para dejar caer las hojas, volviendo a mirarle - Gracias... en serio gracias... - susurró acariciando sus brazos, mirándole con los ojos cálidos, llenos de agradecimiento.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Por suerte la yegua estaba tranquila y ahora comía los frutos de otro arbusto. No quería cortar ese momento de Andrè apegado a él, sabía que al comenzar el galope llegarían a la ciudad y tendría que separarse de él. Volver a convertirse en gato y solo escuchar y mirar. Le agradaba, pero le gustaba aún mas que Andrè estuviera con él siendo humano. -Si, lo entiendo perfectamente -Contestó mientras continuaba quitandole hojas y ramitas entrelazadas en su suave y castaño cabello. Sintió un estremecimiento cuando sus brazos fueron acariciados con tanta dulzura. Y es que él bien sabía que Andrè la entregaba sin darse cuenta.- ]b]De nada...pero ya no me lo agradezcas tanto...[/b]-Le sonrió casi con amor mirándole a los ojos, y aún afirmando las riendas, inclinó su cuerpo y apoyó su cabeza en la del otro- ¿Te sientes asustado aún? Pensaba en darte una vuelta por el bosque, pero quizás sea mejor que te lleve pronto a la ciudad, otro día podríamos hacer ese paseo.
De repente soltó las riendas y con agilidad bajó de la yegua, mirando a Andrè hacia arriba - Me sentaré delante de ti ahora, así te afirmarás mejor de mi espalda...lo de recién es solo porque quería verte a la cara, te he cargado en mi espalda por mucho tiempo -Volvió a sonreír y es que con Andrè no le costaba.
Su corazón se agitaba y su boca sola respondía para entregarle una sonrisa.
Con la misma agilidad montó la yegua subiéndose en frente y tomando las riendas con firmeza.- Entonces, tomate de mi con fuerza, no te preocupes, iremos a galope ligero para no cansar a Trefle ni que por el movimiento se azote tu tobillo...iremos a la ciudad y ahí me dices hacía donde vives.
De repente soltó las riendas y con agilidad bajó de la yegua, mirando a Andrè hacia arriba - Me sentaré delante de ti ahora, así te afirmarás mejor de mi espalda...lo de recién es solo porque quería verte a la cara, te he cargado en mi espalda por mucho tiempo -Volvió a sonreír y es que con Andrè no le costaba.
Su corazón se agitaba y su boca sola respondía para entregarle una sonrisa.
Con la misma agilidad montó la yegua subiéndose en frente y tomando las riendas con firmeza.- Entonces, tomate de mi con fuerza, no te preocupes, iremos a galope ligero para no cansar a Trefle ni que por el movimiento se azote tu tobillo...iremos a la ciudad y ahí me dices hacía donde vives.
Kim Min Ho- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 22/10/2010
Re: Con el Bosque Escondiéndose [Privado]
Sentir el cuerpo cálido del otro joven a su espalda le provocaba una sensación muy extraña por todas partes. Aparte del calor extra era como... bien, no sabía explicarlo, pero le hacía sentir muy bien en verdad. No se sentía inseguro ni nada por el estilo. Junto con Minho sentía que nada había que temer.
Se dejó acicalar silencioso con los ojos cerrados, para luego sonreír suavemente - Está bien, no lo repetiré más en voz alta para no avergonzarte, pero no dejaré de pensarlo - sin dejar de acariciar esos fuertes antebrazos, deseando tener alguna forma de pagarle al joven todo lo que había hecho por él, pero sin conseguirlo.
Sus ojos brillaron ante la idea, pero en verdad su tobillo se sentía un poco hinchado y temía que si su nana no lo veía pronto o un médico no podría caminar en más de una semana. Se giró y observó al mayor, sonriendo - No estoy asustado, pero creo que será mejor que lo dejemos para otro día... será una promesa, ¿si? - observando sus labios inconcientemente, para luego volver a girarse, algo avergonzado,acariciando la crin de Trèfle.
Le tomó algo por sorpresa la acción del mayor por lo que le miró hacia abajo con la curiosidad atravesándole el rostro, comprendiendo y asintiendo un poco, moviéndose hacia atrás para que se pudiese sentar bien, sonrojado - Lo lamento, me has tenido que cargar mucho... - su mirada se entristeció un poco, acariciando esa espalda en cuanto el otro montó - Mi nana sabe hacer muy buenos masajes, quizás ella quiera hacerte uno, si le digo que es porque me cargaste... o quizás podría intentar yo, aunque no creo ser bueno en eso -.
Se sujetó firmemente pasando sus brazos por la cintura ajena y sonrió suavemente - Eres tan considerado, muchas gracias... solo espero que volvamos a encontrarnos muy pronto... - susurró cerrando sus ojos mientras apoyaba su mejilla en aquella cálida espalda.
Se dejó acicalar silencioso con los ojos cerrados, para luego sonreír suavemente - Está bien, no lo repetiré más en voz alta para no avergonzarte, pero no dejaré de pensarlo - sin dejar de acariciar esos fuertes antebrazos, deseando tener alguna forma de pagarle al joven todo lo que había hecho por él, pero sin conseguirlo.
Sus ojos brillaron ante la idea, pero en verdad su tobillo se sentía un poco hinchado y temía que si su nana no lo veía pronto o un médico no podría caminar en más de una semana. Se giró y observó al mayor, sonriendo - No estoy asustado, pero creo que será mejor que lo dejemos para otro día... será una promesa, ¿si? - observando sus labios inconcientemente, para luego volver a girarse, algo avergonzado,acariciando la crin de Trèfle.
Le tomó algo por sorpresa la acción del mayor por lo que le miró hacia abajo con la curiosidad atravesándole el rostro, comprendiendo y asintiendo un poco, moviéndose hacia atrás para que se pudiese sentar bien, sonrojado - Lo lamento, me has tenido que cargar mucho... - su mirada se entristeció un poco, acariciando esa espalda en cuanto el otro montó - Mi nana sabe hacer muy buenos masajes, quizás ella quiera hacerte uno, si le digo que es porque me cargaste... o quizás podría intentar yo, aunque no creo ser bueno en eso -.
Se sujetó firmemente pasando sus brazos por la cintura ajena y sonrió suavemente - Eres tan considerado, muchas gracias... solo espero que volvamos a encontrarnos muy pronto... - susurró cerrando sus ojos mientras apoyaba su mejilla en aquella cálida espalda.
Andrè Leroy- Humano Clase Alta
- Mensajes : 157
Fecha de inscripción : 05/09/2010
Edad : 32
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