Flame [Y.M.K.] prv.

por **Varek J. Lachance** Dom Ene 08, 2017 1:28 pm

Todo era parte de un plan.

El olor a vino endulzaba el ambiente del salón. Las risas eran una melodía que acompañaba a todo el que le apeteciese pasar un buen rato, pero Varek estaba allí porque tenía que seguir el curso de su vida, no podía pararlo que había esperado que hiciese su hermano.

Como todas las navidades los Lachance invitaron a una pequeña fiesta a sus socios y nuevos inversores. Convidó también a viejos y nuevos amigos, como Höor Cannif un indispensable en la agenda de Jean. Varek sin embargo no había hecho demasiadas migas ese mes. La mayor parte lo pasó con las hermanas Van der Faye, que por temas ajenos decidieron no acudir a la fiesta, no sin antes dejar su marca; una gran cesta de fruta fresca adornaba una de las mesas con una tarjeta donde aparecía el apellido.

Cuando los sirvientes entraron en el salón portando las copas de Champan, el heredero y principal impulsor del negocio Lachance se sentó en el piano de cola. Sus finos dedos se deslizaron por las teclas de marfil. La melodía hizo callar al salón, que asombrada, disfrutó de la melancólica sonoridad. Y es que pese a que Varek era alguien frío, y bastante calculador, era muy difícil esconderle a la música un sentimiento tan fuerte como el que estaba sintiendo el cazador.

Cuando acabó, el salón se llenó en aplausos, y Varek dio paso a un pianista profesional que tomó asiento para tocar melodías más comunes, provocando que cada uno volviese a sus temas de conversación. El cazador se adentró en su biblioteca personal, agarró uno de los viejos tomos de la librería sin mirar y se sentó en el alfeizar, disfrutando de la tenue iluminación de la luna abrió el libro. Para él ya había hecho lo que debía de haber para que la fiesta tuviese el visto bueno por todos sus invitados, y para que Jean se diese cuenta de que sabía que todo era una farsa.

por **Yvaine M. Anscombe** Mar Ene 10, 2017 11:05 am

Desde que había llegado a París se la había pasado de fiesta en fiesta, siendo invitada a cada evento que la gente se inventaba para no parecer una persona anti social que no le gusta ir a las invitaciones que hacen para ella. Al final trata de verse de lo mas alegre cuando entra en la fiesta, todo el mundo parece conocerla y como siempre ella desconoce la gente en dicha fiesta pero siempre pone su mejor sonrisa para poder estar frente de la gente. Yvaine odiaba en cierta parte ser parte de todas estas fiestas, pero debía hacerlo para no hacer caer su titulo que dejo su padre en sus manos y el cual piensa llevar con honor hasta el día de su muerte como la alcanzo a sus dos progenitores junto a su prometido por igual.

Todo parecía de lo mas normal, hasta que un hombre comenzó a tocar el piano de una forma tal que la dejo magnificada por esa forma de tocar como tenia tiempo que no lo escuchaba. La única persona que había visto tocar de manera semejante era su amado, que falleció hace unos años atrás y ahora trata de hacer su vida una vez mas. Se movió en medio de la gente para ver la persona que estaba tocando, esta que por fin puede verlo bien hacer sus últimos toques y aplaudir en gran manera cuando este termina de tocar esa pieza tan única. Esta intenta acercarse a el para felicitarlo y preguntarle donde aprendió a tocar de esa manera porque desea unas clases, para aprender a tocar similar a el.

Una persona la detiene por unos momentos y logra ver hacia donde va el hombre, luego de llegar a la conclusión de que iría a una comida con un hombre que dice ser de la alta sociedad de París, esta se mueve entre las personas para ir hacia donde el hombre. Cuando abre la puerta por donde vio al hombre entrar, esta ve que esta sentado leyendo y que además tiene una gran variedad de libros.- Disculpe, ¿ se puede? - Pregunto para ver si podía pasar, para hablar con el unos momentos.

por **Varek J. Lachance** Mar Ene 10, 2017 1:12 pm

Varek deslizó sus dedos por el tomo de Shakespeare, que resultó ser Trabajos de amor perdidos. El cazador no era de leer comedia. Pero estaba fascinado con aquel autor, y siempre daba una oportunidad a cualquiera de sus obras, llegando finalmente a la conclusión de que el hombre era un artista y poseía un don para escribir, aquella comedia era extravagante e intelectual, colmada de ocurrencias y brío.

Absorto en sus pensamientos, mientras sus ojos recorrían las primeras paginas del tomo, sintió que la puerta se abría en el fondo de la sala. Pensando que se traba de una de las sirvientas, la quiso deleitar con una frase de la obra. No era raro escuchar a Varek leer en voz alta los libros que poseía. Desde temprana edad pasaba horas enteras leyendo a su hermano pequeño, y ahora, a su sirvientes o a su hermano, cuando la situación era lo suficientemente calmada para poder disfrutar de los versos o de las grandes metáforas que poseían aquellas hojas - La gloria engendra crímenes abominables cuando, para alcanzar el renombre y conseguir el elogio, cosas bien vanas, nuestro corazón realiza esfuerzos imposibles - su voz resuena por la sala, seria. No se percata hasta segundos después de que su oyente no es una de sus trabajadoras, si no una mujer escocesa, baronesa para ser exactos, que ha sido convidada por pertenecer a una élite a la que ya pertenece el señor Lachance.

Varek cierra el tomo, haciéndolo sonar. No le gusta que le interrumpan, no le gusta que entren en su santuario sin permiso. Y ella, por muy alta clase que fuese, no poseía ningún derecho excepcional en casa de los Lachance, para él, era una mujer más.

Como si de la bestia de la bella y la bestia se tratase, el cazador se mantiene en la penumbra, mientras que ella, alumbrada por la luz de la luna, se ve hermosa - ¿Qué deseáis? Aquí no hay nada más que viejos libros - dice con tono seco, aun que expectante. ¿Qué lleva a alguien a irrumpir la tranquilad de Varek, cuando su reputación provoca que sea evitado hasta el saludo.

por **Yvaine M. Anscombe** Jue Ene 12, 2017 8:26 pm

No era de las personas que se adentraban en las casa ajenas pero esta vez tenia demasiada curiosidad por saber mas sobre el hombre que ha tocado esa pieza y no por motivos amorosos sino para saber un poco mas de ese increíble talento tiene. Luego de poderse safar de una de las tantas personas que se acercan a ella para conversar un poco y saber cosas de ella, Yvaine se adentra de a poco en la gran biblioteca en la cual estaba sentada el hombre al fondo con un libro en sus manos. Cuando esta se adentra medio cuerpo pidiendo permiso para poder pasar, este le lanza un verso para poder responderle a ella lo cual no le sorprende porque al parecer vive del arte.

De momento el hombre cerro el libro de manera abrupta lo cual hace que esta se asuste un poco y lo demuestra cuando su cuerpo se estremece un poco, pero no se mueve del lugar a pesar no ver bien al hombre por estar muy al fondo sabe que esta en ese lugar porque le habla sin moverse desde su lugar.

- Quiero felicitarlo primera mente por esa tocada de piano, en verdad ha sido fascinante poder escucharlo y ha sido lo mejor de la velada a decir verdad.- Expreso sinceramente mientras se mueve un poco mas de la puerta para ser alumbra completamente por la luna, así su vestido azul claro y todo ella se ve como si estuviera bajo un foco.- Ademas de que veo es un gran lector y yo amo los libros, me dicen un poco tonta porque paso mucho tiempo leyendo todo tipo de historia.- Confeso mientras deja de pro un momento hacia donde esta el hombre para perderse mirando los libros que tiene el hombre, estaba emocionada la ver la magnifica colección de la cual es dueño el hombre ya que se parece un poco a la que ella tiene.

- Perdone que lo haya interrumpido, solo pase a felicitarlo y he terminado maravillada por su gran colección.- Afirmo.- Soy Yvaine, un placer conocerlo.- Expreso desde su lugar sin moverse, para no incomodar mas al hombre.

por **Varek J. Lachance** Dom Ene 15, 2017 12:00 pm

El cazador desliza sus dedos por el grueso cartón del tomo cerrado, los años han hecho que se sienta aterciopelado, polvoriento. Un detalle que le agrada y calma a la vez, le recuerda a la calidez de una casa, que se puede llamar hogar.

Se incorpora, levantándose del alfeizar y camina hasta la mesa de madera, donde deja el tomo. Mientras tanto observa a la mujer hablar, reconociéndola por el acento escoces, no hay ningún invitado más escoces, así que por descarte se trataba de la baronesa de escocia.

La luz de la luna enfoca ahora el cazador, como si un segundo actor hubiese entrado en al función. Ambos se mantienen a una distancia prudente, respetándose, a pesar de que el heredero no le haya hecho ni gracia la intromisión - Agradezco sus halagos, mademoiselle, Kirkpatrick - camino hasta la pared y encendió un par de lamparas de aceite, dando luz a la gran biblioteca. Con amplias baldas, accesibles por una escalera corredera - Es bienvenida a mi Biblioteca - susurró, no le hacía demasiada gracia tener que compartir todo aquello, no soportaba que nadie tocara su colección, pero cuando se trataba de alguien tan influyente se veía con las manos atadas.

Con los pies descalzos por encontrarse ya en su retiro, y una camisa blanca entre abierta camina hasta la mujer, agarrando su mano con sutileza para depositar sus labios en ella - Varek Lachance, heredero de los Lachance, es un placer tenerla hoy aquí - y se apartó dando un paso atrás, ofreciéndole de nuevo le acceso a su librería.

Jamás le perdonaría a su hermano tener que estar interpretando aquella estúpida obra.

por **Yvaine M. Anscombe** Jue Ene 19, 2017 11:27 am

La joven es amante de los libros y no puede creer que en medio de una fiesta en la cual estaba por esta se había topado con una hermosa biblioteca, a decir verdad no lo creía y solo estaba conteniéndose delante del hombre para no saltar de la emoción para ver los títulos que tenga pero ella todavía no obtiene para su colección persona que tiene consigo. Así que disimula muy bien, que solo vino a felicitar al mejor musico que ha escuchado en mucho tiempo y desde que llego a París no había escuchado que se le asemeje al hombre.

Ve como el hombre se incorpora y puede ver como esta de lo mas relajado el hombre, su camisa a medias que deja ver parte de su pecho además de sus pies sin calzado alguno. Yvaine en ese momento se siente mal, porque al parecer había interrumpido un momento en el que hombre se había retirado a estar solo.

-No, yo le agradezco una vez mas a usted por semejante pieza que ha tocado.- Afirmo con sinceridad y algo de emoción, ya que estaba loca por saber donde aprendió ha tocar de esa manera para ponerse bajo las manos de dicho maestro.- Gracias por la bienvenida, monsieur.- Expreso un poco nerviosa.

Luego siente que este toma su mano para depositar un beso en ella, para escuchar sus palabras.- El placer es mi monsieur Lachance, además pido una excusa porque lo perseguí para felicitarle y he terminado interrumpiendo su descanso.- Dijo honestamente, mirandolo fijamente.- Amo los libros y ver este lugar es mucho mejor que estar en la fiesta con esa gente, lo mejor ha sido su musica como este lugar.- Sentencio.

por **Varek J. Lachance** Dom Ene 22, 2017 8:01 am

Con paso tranquilo, y haciendo resonar la vieja madera por donde pasaba, comenzó a encender todas las lamparas de la habitación, quedando esta finalmente bien alumbrada. Ahora podía moverse por cada estantería sin tener que forzar la vista para ver que ejemplar tenía frente a ella - Gracias - susurró parándose para observarla - Comencé a tocar el piano a temprana edad, disfrutando de ello. Aun no he perdido el gusto - le explicó, quedándose retirado para no molestarla si deseaba acceder a las estanterías. Hubo un tiempo en el que embriagado por el gusto de la música pasaba horas y horas componiendo y tocando. Llegaba a no dormir.

Solía venir de caza, y hacía creer a Jean que primero había estado componiendo, antes de despertarlo cada amanecer con una nueva melodía en el piano. Varek se veía desahogado en la lectura y la música. Donde no necesitaba a nadie más que a él mismo para satisfacerse. Hoy era el día, después de casi un año, en el que había vuelto a rozar con la yema de sus dedos las teclas de marfil, recordando cuan enamorado estaba de aquel instrumento.

por **Yvaine M. Anscombe** Mar Ene 24, 2017 8:04 am

Era la primera vez que pasaba por una situación como esta pero espera muy en el fondo no ser una molestia para el hombre, ya que a pesar de mostrarse muy amable puede estar enojado porque una invitada se ha metido en su lugar de relajarse.- De nada.- Dijo observándolo y posando en su rostro una linda sonrisa, esta siempre ha sido una chica amable por lo que trata de seguir de esa manera porque ha logrado de esa forma ganarse el cariño de muchas personas.- Se ve que no lo ha perdido, eso me ha maravillado mucho en verdad.- Expreso con mucha honestidad, porque esa pieza la movió para seguir y poder hablar con el, ahora sabe que quizás el maestro que le enseño este muerto por lo que una idea un tanto loca se asoma por su mente.

- ¿ Podría enseñarme a tocar un poco? - Pregunto al hombre de nombre Varek, esperando que su respuesta en verdad sea afirmativa y no termine diciéndole que esta loca por pensar una cosa así porque seguro no es maestro. Al final ya la pregunta sea a lanzado, por lo cual no se puede retractar.

por **Varek J. Lachance** Mar Ene 31, 2017 3:29 am

Varek notó una punzada de dolor en su sien. Obligandose, y en acto reflejo, a llevarse la mano hasta allí y frotarse suavemente. No podía creerse estar teniendo tanta paciencia. Jamás la había necesitado en ninguna situación, y ahora era consciente de lo educado que podía llegar a ser pero las consecuencias que traían. Nunca solía tener dolor de cabeza, ni aun que pasase más de 24h clavado a sus libros, investigado. Solamente solía sentirse cansado e indispuesto, algo mareado.

Suspiró apartando su mano y negando con la cabeza - No doy clases, mademoiselle - lo único a lo que había accedido, como tutor, era a descifrar aquel manojo de papeles que Aveline Blackmore le había dado. Y porque era algo que le enriquecía a él mismo. Dándole sabiduría y entretenimiento. Además podría descubrir en que andaba la Orden y eso siempre era un factor beneficioso.

Caminó hasta la puerta y la abrió con suavidad - Debo pedirle que me permita seguir en soledad - susurró, haciendo una leve inclinación - Gracias por su compañía - musitó, clavando sus ojos en los de ella.

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