Madre no hay mas que una. (privado)

por **Höor Cannif** Jue Ene 12, 2017 6:33 am

Entré por la puerta de la mansión Cavey tras varios días de viaje. Estaba cansado y para no mentir, bastante cabreado, pero tenia la información que Valeria necesitaba saber, su mano derecha estaba vivo, esperaba que con eso le bastara.

Me adentre hacia el gran salón, allí oí voces, una conversación mantenida por Valeria con otra mujer a la que hubiera conocido hasta en el abismo mas oscuro. Mi madre.
Sonreí de medio lado dejando caer el petate, por el pasillo coincidí con una de las doncellas que me saludo educadamente pero feliz por mi regreso.

Crucé el pasillo hasta alcanzar la sala, acercándome a ambas que charlaban animadas tomando té con pastas.
Mordí los labios de Valeria, la había echado de menos, pero admito que me sentía algo frio con ella en ese instante. Teníamos cosas de las que hablar, pero conociéndola serian cosas que quedarían en silencios para no llegar a una guerra entre los dos sin remedio.

Después me acerqué a mi madre, la abrace, ella era una mujer fuerte, mucho.
-No esperaba que vinieras tan pronto madre, aun no tenemos preparada la boda y creo que va para largo -bromeé mirando de reojo a Valeria.

Supongo que estaba algo molesta porque me fui sin avisar, aunque algo me decía que me conocía lo suficiente como para saber que tras su petición me piraría a buscar a ese hombre que le quitaba el sueño.

Mi madre parecía querer quedarse a solas conmigo y Valeria lo entendió a la perfección, un suave beso que prometía una batalla en el lecho, antes de esfumarse de la habitación para darnos algo de intimidad.
Me serví una copa de whisky llevándola a mis labios para darle un trago rápido.
-¿Como va todo por le norte madre? -pregunté extrañado de que hubiera venido sin ningún tipo de escolta a París.
Mas aun, que mi tío le hubiera permitido el viaje, ese hombre siempre vivió obsesionado con ella, aflojar su agarre le tenia que haber costado demasiado, eso o estaba preparando algo que no esperamos ninguno de nosotros.

Era lo malo de la serpiente que teníamos como rey, nada bueno se podía esperar de él.
-Madre, se que este viaje no lo has hecho únicamente para felicitarme por mi reciente compromiso y aunque admito me alegra tenerte cerca ¿que te trae por París?

Mi instinto me decía que había segundas intenciones en ese viaje y preocuparme por ella era el deber de todo hijo, yo no era en eso diferente al resto, de echo, posiblemente era infinitamente mas sobre-protector que los demás, nuestra vida nunca fue sencilla y desde muy pequeño decidí que nade mas haría llorar a mi madre sin pagar por ello.