AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Angus C. Neil
Página 1 de 1.
Angus C. Neil
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Angus Corwin Neil▲EDAD▲
25 de Humano - 13 de Vampiro▲ESPECIE▲
Vampiro▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲
Ninguna▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase Media▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Heterosexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
Escocia▲HABILIDADES/PODERES▲
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.
→ Persuasión: Habilidad para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona. Este poder logra que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse o incluso darse cuenta, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas.
→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
→ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.
Solo pequeños fragmentos de quien una vez fue quedan dentro de Angus. A pesar de todo, quizá para bien. En vida era un chico sin miedo, enérgico por necesidad, rebelde, bromista, de mente abierta y de carácter intenso aunque se tomaba su rol de hermano mayor bastante enserio y por ello se llevaba a matar con sus padres, lo que le costó alguna paliza que otra hasta que fue lo suficientemente mayor como para devolver los golpes. Sociable y con cierto carisma natural, era el encargado junto con su hermana mayor de vender o intercambiar en la ciudad las frutas u hortalizas que se separaban de la colecta y siempre que podía se escapaba tanto sólo como con sus hermanos de mayor edad y acudía allí donde la gente se concentraba ya fuese para encontrar amistades (casi siempre de dudosa moral) o robar algo lo suficientemente valioso como para sacarle a él y a sus parientes de aquella prisión llamada hogar, cruzada que nunca tuvo éxito.
Le encantaba la música aunque lo mejor que podía escuchar más allá del canto campestre de su hermana Jamie eran los marineros borrachos con sus instrumentos improvisados invocando al mar, las sirenas de buena pechera y la cerveza. Aunque eso no le privaba de fantasear con la idea de hacerse bardo ambulante. Era un buen amigo del pecado y coqueteaba bastante con la lujuria y la envidia. No pocas fueron las pelea, las veces en las que despertaba en lecho o granero ajeno o tirado en un callejón intoxicado de alcohol del malo y casi desloma a su caballo en el camino de vuelta a casa para conseguir llegar momentos antes del alba, si es que no lo habían robado antes.
Pero la esencia de este hombre quedó profundamente enterrada o marchita después de su conversión a la no-vida. Más por la experiencia traumática que por la transformación en sí, casi toda su luz se apagó. Se volvió un hombre solitario, irónico, desconfiado y reprimido, casi siempre en su propia burbuja. Afligido, su mente se llenó de culpa e ira, lo que en momentos de tensión le puede provocar irritabilidad y ansiedad. En la oscuridad de su nueva existencia aprendió a ser paciente, observador y más protector, virtudes que le vinieron bien en su cargo autoimpuesto de guardián silencioso. A pesar de criarse en una familia analfabeta al volverse un inmortal y gracias a los dones que ello le proporcionó pudo conseguir una educación decente, aunque no consiguió corregir mucho su lenguaje tosco. Aquello le abrió la puerta a un hambre distinta que no era de sangre, sino de conocimiento. Debido a la vida que llevó y a su vigilia obsesiva en la muerte hay aspectos de él que no se atreve a ver o no ha dedicado tiempo a reconocer y lucha por acallarlos. Uno de ellos es lo de que a pesar de haberse convertido en lo que destruyó a su familia en el fondo lo disfruta y en muchas ocasiones siente grandes tentaciones de abandonar su humanidad para dejar volar todo el peso del dolor y la culpa que lleva clavado en su corazón. La vida le enseñó a ser un superviviente y esa lección le será útil.
Ahora más que nunca.
Le encantaba la música aunque lo mejor que podía escuchar más allá del canto campestre de su hermana Jamie eran los marineros borrachos con sus instrumentos improvisados invocando al mar, las sirenas de buena pechera y la cerveza. Aunque eso no le privaba de fantasear con la idea de hacerse bardo ambulante. Era un buen amigo del pecado y coqueteaba bastante con la lujuria y la envidia. No pocas fueron las pelea, las veces en las que despertaba en lecho o granero ajeno o tirado en un callejón intoxicado de alcohol del malo y casi desloma a su caballo en el camino de vuelta a casa para conseguir llegar momentos antes del alba, si es que no lo habían robado antes.
Pero la esencia de este hombre quedó profundamente enterrada o marchita después de su conversión a la no-vida. Más por la experiencia traumática que por la transformación en sí, casi toda su luz se apagó. Se volvió un hombre solitario, irónico, desconfiado y reprimido, casi siempre en su propia burbuja. Afligido, su mente se llenó de culpa e ira, lo que en momentos de tensión le puede provocar irritabilidad y ansiedad. En la oscuridad de su nueva existencia aprendió a ser paciente, observador y más protector, virtudes que le vinieron bien en su cargo autoimpuesto de guardián silencioso. A pesar de criarse en una familia analfabeta al volverse un inmortal y gracias a los dones que ello le proporcionó pudo conseguir una educación decente, aunque no consiguió corregir mucho su lenguaje tosco. Aquello le abrió la puerta a un hambre distinta que no era de sangre, sino de conocimiento. Debido a la vida que llevó y a su vigilia obsesiva en la muerte hay aspectos de él que no se atreve a ver o no ha dedicado tiempo a reconocer y lucha por acallarlos. Uno de ellos es lo de que a pesar de haberse convertido en lo que destruyó a su familia en el fondo lo disfruta y en muchas ocasiones siente grandes tentaciones de abandonar su humanidad para dejar volar todo el peso del dolor y la culpa que lleva clavado en su corazón. La vida le enseñó a ser un superviviente y esa lección le será útil.
Ahora más que nunca.
Angus Corwin Neil nació un 12 de Noviembre en el seno de una entonces pequeña pero cruel e implacable familia como segundo hijo.
El primer recuerdo lúcido que tiene es el de su padre azotándole por haber arrancado mal unas zanahorias y el de su madre alentándole a continuar con su castigo. Siempre que recibía una “reprimenda” por parte de sus patrones acababa huyendo bajo las faldas de su hermana, cinco años mayor que él, y se descargaba llorando, en ocasiones hasta quedarse dormido gracias a las nanas de ésta. Con el tiempo, su carácter se endureció y el miedo se convirtió en simple apatía. Dejó de interesarle su propio pellejo y, siguiendo el ejemplo de su hermana mayor, empezó a mirar por los pequeños de la casa, que aún entre abortos parecían llegar con prisa. A pesar de nacer granjero siempre tuvo cierto porte y elegancia natural digno de alguien de una clase más alta además de una facilidad inusual para la comunicación para alguien analfabeto y algunas personas lo consideraban un muchacho apuesto cuando no iba cubierto de sudor, tierra o mugre.
Cuando tenía 15 años asistió al parto de la séptima y última adición de la familia, Jamie. La debilidad de ésta debido a la mala alimentación y falta de cuidados le afectó profundamente, por lo que le dedicó especial atención a la pobre infante. Una tarde, entre uno de sus descansos clandestinos, él y uno de sus hermanos pequeños escucharon a sus padres hablar sobre abandonar a su hermana en alguna cuneta a una muerte segura debido a su pobre estado de salud. Aquella falta de humanidad terminó de colmar el vaso y la poca tolerancia que le quedaba hacia sus patrones se esfumó en una violenta discusión que como no podía ser de otra manera acabó a golpes. A pesar de no ser ni por asomo la primera vez que le golpeaban aquel día se ganó su primera cicatriz. Pero todo mereció la pena pues desde ese momento el cuidado de la pequeña Jamie pasó a ser responsabilidad de él y de su hermana mayor. No podían ahorrarle el futuro en el campo pero podrían darle las atenciones que necesitaba y se merecía. A los tres les gustaba jugar a maquillarse la cara con harina y el hollín de la chimenea o las cenizas de la hoguera y parodiar/ burlarse de la gente rica y los nobles.
Las escapadas a la ciudad se volvieron cada vez más constantes. Al principio solo para encontrar medicinas para su hermana, pero poco a poco y con el pasar de los años encontraron la diversión que no tenían en casa. Todos y cada uno de los hermanos convirtieron en costumbre el huir del yugo de sus patrones cuando no les alcanzaba ni su vista ni su juicio. Aquello reforzó sus lazos. Allí descubrieron la música, aunque no en su máxima expresión, pero sonaba infinitamente mejor que los gritos afónicos de sus padres o el sonido de la tierra al cavar.
Con 18 años Angus comenzó a frecuentar malas compañías y a meterse en problemas más allá del territorio de su granja. Peleas de bares, robos y apuestas, líos de faldas, copas sin pagar… Pero ahí estaban las malas compañías, sacándole de un lío para meterle en otro. A pesar de sus excesos y la reputación que se estaba labrando se las apañaba (más o menos) para regentar junto a su hermana mayor y la ayuda de la pequeña Jamie un modesto puesto andrajoso en el mercado de la ciudad donde vendían o intercambiaban lo que producían en el campo. Siempre pensó que la gente se compadecía de que el destino no los hubiera puesto en el seno de otra familia. La realidad era que sentían más pena por la pequeña Jamie por ir siempre acompañada de Angus, que a su vez se codeaba con la calaña de la ciudad.
La noche de su 23 cumpleaños durante una de sus excursiones a la ciudad conoció a un pequeño grupo bastante variopinto de personas que ayudó desinteresadamente a Angus y a sus amigos a salir de un lío. Tres hombres y una mujer. Uno de ellos le llamó especialmente la atención pues era un tipo mayor, grande y exótico que llevaba el cuerpo lleno de tatuajes. Parecía de otra época. De la mujer quedó prendado al momento de ponerle los ojos encima como si hubiese caído bajo una especie de hechizo. Aquella noche Angus tuvo la mejor fiesta de su vida. Probó la mejor comida y bebió del mejor whiskey que la ciudad podía darle. Antes del alba yació con la chica misteriosa y ésta le prometió volver a encontrarse. Y así fue. Durante casi todas las noches de los siguientes dos años tanto él como sus hermanos recibieron con brazos abiertos la hospitalidad de aquellas personas a las que parecía que la riqueza no se les acababa nunca. Incluso enseñaron a Angus a leer un poco y le inculcaron algo de cultura. Extrañamente a sus patrones dejó de importarles lo que hicieran por la noche siempre y cuando cumplieran con sus jornadas de trabajo. Todo iba de maravilla. Angus tenía una relación abierta con la chica misteriosa y sus hermanos estaban bien nutridos gracias a sus nuevos amigos. Incluso había dejado de lado las malas compañías. Sí… Todo iba de maravilla. Pero no por mucho tiempo.
Con 25 años, durante la noche anterior al 21 de marzo la chica misteriosa le hizo una confesión a Angus que jamás olvidaría. Le habló de que tanto ella como dos de los demás eran vampiros y el otro tenía poderes mágicos y que ella en concreto llevaba observándole desde antes de conocerse. Le dijo que pensaban marcharse a otras tierras y que quería convertirle en su compañero y amante eterno, y que eso significaba que no volvería a ver a su familia. Después de tomarse un rato para digerir la información y con el corazón encogido él se negó, pues por mucho que quisiera dejar atrás el campo e irse con ella no estaba dispuesto a dejar a sus hermanos atrás y aceptar la idea de no volver a verlos. Sin mediar palabra ella se despidió con un beso algo frío pero cortés. La calmada decepción de la chica misteriosa ante la negativa de Angus no fue sino la calma que precedería a la tormenta.
El día siguiente sería uno normal en toda regla. Como en los viejos tiempos. Angus tenía el corazón roto, pero sobreviviría. Decidió que lo mejor era no decirles nada a sus hermanos sobre la verdadera identidad y el adiós de aquellas personas que tanto les habían dado.
A la noche, casi al final de una larga jornada, Angus se saltó la colecta y se fue sigilosamente al granero para dedicarse un rato a aliviar su pena con algo de Whiskey que había escondido. Casi no le dio tiempo a acomodarse después de unos cuantos tragos cuando cuatro figuras familiares se presentaron delante de él con una velocidad que le sobresaltó. Como si siempre hubiesen estado ahí. La chica misteriosa rompió entonces su silencio y lo que le dijo le envió un escalofrío que nunca le abandonaría. Acto seguido los portones del granero se abrieron violentamente, como algo mágico, y delante se encontraba el padre de los Neil. Apenas le dio tiempo a gritar cuando uno de los vampiros, el grande con tatuajes, se echó encima de él y después de desangrarlo en un pestañeo lo zarandeó y tiró sobre unas pilas de heno que prendieron rápidamente, pues el ahora difunto padre llevaba una vela encima. Antes de que Angus huyera del fuego el grupo de sobrenaturales ya había salido del granero y estaba armando el caos en la granja. Parecía que estaban matando a todo lo que se les cruzaba y destruyendo la propiedad.
Entre la masacre pudo ver a la pequeña Jamie que se hallaba en medio del huracán. Tan rápido como sus pies le dejaron agarró a su hermana y la llevó hasta la casa. Una vez allí la instó a que huyera hasta la ciudad, a lo que ella se negó. En otra situación él se habría sentido orgulloso por su valentía. Le dedicó un último abrazo y rogó de nuevo que huyera. Cuando se giró para enfrentarse a los que una vez consideró casi como unos salvadores recibió un puñetazo tan fuerte en el costado que inmediatamente le dejó indefenso y gritando de dolor en el suelo. Poco antes de quedar inconsciente por un segundo golpe pudo ver como arrastraban a los supervivientes de la familia al interior de la casa, junto con él.
Al despertar se encontró con cuatro de sus hermanos, entre ellos su hermana mayor, colgados de las manos como animales. Todos estaban vivos, pero parecía que los habían torturado. Habían tapiado las ventanas y grietas de la casa con madera y la única luz que había era la de las velas que había repartidas por la casa y las que había clavadas en el cadáver destrozado de su madre. Después de contemplar aquella escena, de suplicar mil veces que dejaran ir a sus hermanos y de escuchar otras mil negativas a aquellas peticiones comenzó la tortura real para Angus. Por cada hermano a excepción de la mayor, cada vampiro se alimentó de uno de ellos, lentamente, pero sin descanso hasta que solo quedaban cascarones. Era insoportable ver cómo se revolvían y escuchar los ruegos cada vez más apagados de sus hermanos conforme vaciaban sus cuerpos. Pero había algo que no le dejaba gritar, apartar la vista o moverse. Estaba totalmente congelado y lo único que parecía poder salir de él eran las lágrimas.
Al final solo quedaba su hermana mayor, que después de aquel horror quedó en shock, completamente ausente. El final todavía no había llegado, pues la chica misteriosa tenía otra sorpresa macabra. Después de soltarle un discurso sobre cómo la había forzado a hacer lo que estaba haciendo, que podría haber evitado todo esto y que no iba a aguantar que le hiciesen daño se lanzó sobre la yugular de su antiguo amante y comenzó a sorber la sangre de él. La vida se le escapaba y no podía evitar sentir cierta paz ahora que todo parecía estar terminando. Más no fue así.
Antes de su respiro final, la chica misteriosa rajó profundamente su muñeca y dejó verter la sangre sobre la boca de Angus. Estaba demasiado débil y abandonado para escupirla. O eso creía él hasta que se encontró agarrando con fuerza la fuente que emanaba el líquido carmesí y bebiendo de ella, sediento como nunca. De fondo le parecía escuchar la voz del hombre grande entonando algún cántico en un idioma desconocido. Momentos después de que terminara aquel macabro ritual de amamantamiento todo se volvió dolor. Una eternidad de dolor, le pareció. La vida le abandonaba violentamente y en su lugar dejaba… otra cosa.
Y entonces despertó. Y lo primero que vio fue a su querida hermana mayor. Pero ya no era eso para él. Solo podía ver a un frasco palpitante de sangre y cada latido que oía era una invitación irresistible a la que finalmente respondió de manera salvaje. El frenesí y el hambre eran tan grandes que continuó chupando las arterias vacías de su hermana largo rato de haberla matado, estrujando y comprimiendo su cuerpo en busca de una última gota. Cuando volvió en sí y tomó consciencia de lo que había hecho le inundó un dolor todavía más grande que todo el anterior. Sintió como si pulverizaran su alma. Oscuridad absoluta y, al fondo de ésta, el rostro de su hermana mayor se sumaba al de sus otros cinco hermanos muertos. Todos le miraban con expresiones grotescas y miradas de juicio. La palabra culpa se grabó a cuchillo en su ser. Seguro que morir e ir al infierno hubiera sido una opción mejor.
La chica misteriosa estaba satisfecha. Su venganza sin sentido había salido tal y como ella quería. Después de un discurso que Angus jamás escuchó, pues todavía no había conseguido volver en sí, el pintoresco grupo abandonó al neófito a su pésima suerte. No más de dos días pasaron hasta que el trance del una vez joven humano se vio interrumpido de nuevo por el olor de la sangre fresca. Alguien de la ciudad entró a la casa a investigar y se encontró con la escena. Entre los cuerpos en descomposición se hallaba la figura acurrucada de Angus, que rápidamente se abalanzó sobre el incauto cerrando la puerta detrás de él. Antes de exhalar su último aliento el hombre dijo un nombre: Jamie.
Su mente se llenó de dudas y más culpa. Si su dulce hermana pequeña se enteraba de lo que había hecho, de en lo que se había convertido… Pero todo eso quedó en segundo plano cuando cayó en la cuenta de que los responsables de su infierno personal podrían volver para terminar el trabajo. Jamie había conseguido escapar y probablemente ellos no querrían dejar cabos sueltos. La idea de que aquello fuese posible le llenaba de ira y miedo. No podía correr el riesgo, así que decidió, contra todo pronóstico, que lo mejor sería viajar a la ciudad y buscar a su hermana. Finalmente al cabo de unas cuantas noches la encontró viviendo en un orfanato. Parecía estar bien cuidada y no había señal ninguna de los pintorescos. Meditó sobre la idea de cogerla y llevársela lejos, pero abandonó aquel pensamiento tan pronto como le vino la sed. Apenas era capaz de controlarse cuando necesitaba alimentarse. Pero si se mantenía a suficiente distancia… Quizá con el tiempo no tendría problemas.
Durante los siguientes tres años se dedicó a aprender a controlar su nueva condición además de vigilar el orfanato todas las noches. Por las mañanas apenas descansaba y no hacía más que concentrarse en su hermana. Había conseguido montarse un refugio en el mismo orfanato, en una zona cerrada y en mal estado. Por medios que le eran muy útiles pero que todavía no entendía demasiado bien consiguió persuadir a algunos de los profesores del orfanato para que le impartiesen las mismas clases que a los demás niños además de ejercer de vigilantes diurnos para su hermana. Todo a cambio de un poco de sangre o unas palabras autoritarias.
Cuando se enteró de que una familia francesa había adoptado a Jamie le vino la ansiedad. Se la iban a llevar lejos, muy lejos. No podía soportar la idea de perder su rastro, de que corriese peligro. Y no estaba dispuesto a perder a la última de la familia. Le costó quemaduras, varias vidas y suplantaciones de identidad pero finalmente consiguió llegar a Burdeos dentro de una caja. Afortunadamente era de noche. Podía sentir a su hermana cerca y, mientras fuera así, sería capaz de rastrearla y no perderla de vista. Consiguió atrincherarse en el mismo barrio en el que ahora vivía su hermana con otra… con otra familia. Aquello le causaba dolor, pero en el fondo sabía que podrían darle una vida infinitamente mejor que la que llevaba en el campo.
Lo primero que hizo una vez se estableció en su refugio con vistas a la casa de su hermana fue intentar lo mejor que pudo procurarse a alguien que le enseñara el idioma. Repitió el mismo proceso que le había funcionado antes. A cambio de su sangre se metió a un par de profesores en el bote para que pudiera continuar su educación y tener guardianes diurnos para Jamie. Ya había mejorado su nivel de lectura y aprendido a escribir durante los años anteriores pero aprender francés se le hizo un poco cuesta arriba. Además de la lengua, una vez que su compresión del idioma fue suficiente también le enseñaron sobre literatura, música y algo de matemáticas. Durante los siguientes años continuó con su vigilia sin descanso allá donde fuera su hermana. Le rompía el corazón cada vez que la veía pasar penurias, pero no se atrevía a revelarse. Si hubiera sido por él jamás lo habría hecho.
Una noche, y para su desgracia, cometió el error de acercarse demasiado a la casa donde vivía Jamie. Durante un momento de despiste ésta descubrió que había alguien observándola y antes de que se diera cuenta ella ya estaba frente a la puerta, sujetando un cuchillo. Por primera vez en trece años Angus miró a su hermana a los ojos y la furia que vio en ellos le recordó a la misma que veía en el resto de sus hermanos cada vez que cerraba los ojos. No se sorprendió, pues pensaba que lo merecía con creces. Pero ya era demasiado tarde para huir y Jamie no estaba dispuesta a dejarle marchar así como así. Él le habló sobre en lo que se había convertido y le explicó casi todo lo que pasó desde que la una vez pequeña Jamie escapó de la granja hasta ese momento, omitiendo todas las partes que le avergonzaban o que no quería que ella cargase sobre sus hombros.
Ya han pasado unos meses desde aquello y actualmente los hermanos viven juntos. Aunque todo sigue muy frío ella mira por Angus durante el día y al caer la noche él sigue haciendo lo que mejor ha aprendido a hacer. Ser su guardián silencioso.
El primer recuerdo lúcido que tiene es el de su padre azotándole por haber arrancado mal unas zanahorias y el de su madre alentándole a continuar con su castigo. Siempre que recibía una “reprimenda” por parte de sus patrones acababa huyendo bajo las faldas de su hermana, cinco años mayor que él, y se descargaba llorando, en ocasiones hasta quedarse dormido gracias a las nanas de ésta. Con el tiempo, su carácter se endureció y el miedo se convirtió en simple apatía. Dejó de interesarle su propio pellejo y, siguiendo el ejemplo de su hermana mayor, empezó a mirar por los pequeños de la casa, que aún entre abortos parecían llegar con prisa. A pesar de nacer granjero siempre tuvo cierto porte y elegancia natural digno de alguien de una clase más alta además de una facilidad inusual para la comunicación para alguien analfabeto y algunas personas lo consideraban un muchacho apuesto cuando no iba cubierto de sudor, tierra o mugre.
Cuando tenía 15 años asistió al parto de la séptima y última adición de la familia, Jamie. La debilidad de ésta debido a la mala alimentación y falta de cuidados le afectó profundamente, por lo que le dedicó especial atención a la pobre infante. Una tarde, entre uno de sus descansos clandestinos, él y uno de sus hermanos pequeños escucharon a sus padres hablar sobre abandonar a su hermana en alguna cuneta a una muerte segura debido a su pobre estado de salud. Aquella falta de humanidad terminó de colmar el vaso y la poca tolerancia que le quedaba hacia sus patrones se esfumó en una violenta discusión que como no podía ser de otra manera acabó a golpes. A pesar de no ser ni por asomo la primera vez que le golpeaban aquel día se ganó su primera cicatriz. Pero todo mereció la pena pues desde ese momento el cuidado de la pequeña Jamie pasó a ser responsabilidad de él y de su hermana mayor. No podían ahorrarle el futuro en el campo pero podrían darle las atenciones que necesitaba y se merecía. A los tres les gustaba jugar a maquillarse la cara con harina y el hollín de la chimenea o las cenizas de la hoguera y parodiar/ burlarse de la gente rica y los nobles.
Las escapadas a la ciudad se volvieron cada vez más constantes. Al principio solo para encontrar medicinas para su hermana, pero poco a poco y con el pasar de los años encontraron la diversión que no tenían en casa. Todos y cada uno de los hermanos convirtieron en costumbre el huir del yugo de sus patrones cuando no les alcanzaba ni su vista ni su juicio. Aquello reforzó sus lazos. Allí descubrieron la música, aunque no en su máxima expresión, pero sonaba infinitamente mejor que los gritos afónicos de sus padres o el sonido de la tierra al cavar.
Con 18 años Angus comenzó a frecuentar malas compañías y a meterse en problemas más allá del territorio de su granja. Peleas de bares, robos y apuestas, líos de faldas, copas sin pagar… Pero ahí estaban las malas compañías, sacándole de un lío para meterle en otro. A pesar de sus excesos y la reputación que se estaba labrando se las apañaba (más o menos) para regentar junto a su hermana mayor y la ayuda de la pequeña Jamie un modesto puesto andrajoso en el mercado de la ciudad donde vendían o intercambiaban lo que producían en el campo. Siempre pensó que la gente se compadecía de que el destino no los hubiera puesto en el seno de otra familia. La realidad era que sentían más pena por la pequeña Jamie por ir siempre acompañada de Angus, que a su vez se codeaba con la calaña de la ciudad.
La noche de su 23 cumpleaños durante una de sus excursiones a la ciudad conoció a un pequeño grupo bastante variopinto de personas que ayudó desinteresadamente a Angus y a sus amigos a salir de un lío. Tres hombres y una mujer. Uno de ellos le llamó especialmente la atención pues era un tipo mayor, grande y exótico que llevaba el cuerpo lleno de tatuajes. Parecía de otra época. De la mujer quedó prendado al momento de ponerle los ojos encima como si hubiese caído bajo una especie de hechizo. Aquella noche Angus tuvo la mejor fiesta de su vida. Probó la mejor comida y bebió del mejor whiskey que la ciudad podía darle. Antes del alba yació con la chica misteriosa y ésta le prometió volver a encontrarse. Y así fue. Durante casi todas las noches de los siguientes dos años tanto él como sus hermanos recibieron con brazos abiertos la hospitalidad de aquellas personas a las que parecía que la riqueza no se les acababa nunca. Incluso enseñaron a Angus a leer un poco y le inculcaron algo de cultura. Extrañamente a sus patrones dejó de importarles lo que hicieran por la noche siempre y cuando cumplieran con sus jornadas de trabajo. Todo iba de maravilla. Angus tenía una relación abierta con la chica misteriosa y sus hermanos estaban bien nutridos gracias a sus nuevos amigos. Incluso había dejado de lado las malas compañías. Sí… Todo iba de maravilla. Pero no por mucho tiempo.
Con 25 años, durante la noche anterior al 21 de marzo la chica misteriosa le hizo una confesión a Angus que jamás olvidaría. Le habló de que tanto ella como dos de los demás eran vampiros y el otro tenía poderes mágicos y que ella en concreto llevaba observándole desde antes de conocerse. Le dijo que pensaban marcharse a otras tierras y que quería convertirle en su compañero y amante eterno, y que eso significaba que no volvería a ver a su familia. Después de tomarse un rato para digerir la información y con el corazón encogido él se negó, pues por mucho que quisiera dejar atrás el campo e irse con ella no estaba dispuesto a dejar a sus hermanos atrás y aceptar la idea de no volver a verlos. Sin mediar palabra ella se despidió con un beso algo frío pero cortés. La calmada decepción de la chica misteriosa ante la negativa de Angus no fue sino la calma que precedería a la tormenta.
El día siguiente sería uno normal en toda regla. Como en los viejos tiempos. Angus tenía el corazón roto, pero sobreviviría. Decidió que lo mejor era no decirles nada a sus hermanos sobre la verdadera identidad y el adiós de aquellas personas que tanto les habían dado.
A la noche, casi al final de una larga jornada, Angus se saltó la colecta y se fue sigilosamente al granero para dedicarse un rato a aliviar su pena con algo de Whiskey que había escondido. Casi no le dio tiempo a acomodarse después de unos cuantos tragos cuando cuatro figuras familiares se presentaron delante de él con una velocidad que le sobresaltó. Como si siempre hubiesen estado ahí. La chica misteriosa rompió entonces su silencio y lo que le dijo le envió un escalofrío que nunca le abandonaría. Acto seguido los portones del granero se abrieron violentamente, como algo mágico, y delante se encontraba el padre de los Neil. Apenas le dio tiempo a gritar cuando uno de los vampiros, el grande con tatuajes, se echó encima de él y después de desangrarlo en un pestañeo lo zarandeó y tiró sobre unas pilas de heno que prendieron rápidamente, pues el ahora difunto padre llevaba una vela encima. Antes de que Angus huyera del fuego el grupo de sobrenaturales ya había salido del granero y estaba armando el caos en la granja. Parecía que estaban matando a todo lo que se les cruzaba y destruyendo la propiedad.
Entre la masacre pudo ver a la pequeña Jamie que se hallaba en medio del huracán. Tan rápido como sus pies le dejaron agarró a su hermana y la llevó hasta la casa. Una vez allí la instó a que huyera hasta la ciudad, a lo que ella se negó. En otra situación él se habría sentido orgulloso por su valentía. Le dedicó un último abrazo y rogó de nuevo que huyera. Cuando se giró para enfrentarse a los que una vez consideró casi como unos salvadores recibió un puñetazo tan fuerte en el costado que inmediatamente le dejó indefenso y gritando de dolor en el suelo. Poco antes de quedar inconsciente por un segundo golpe pudo ver como arrastraban a los supervivientes de la familia al interior de la casa, junto con él.
Al despertar se encontró con cuatro de sus hermanos, entre ellos su hermana mayor, colgados de las manos como animales. Todos estaban vivos, pero parecía que los habían torturado. Habían tapiado las ventanas y grietas de la casa con madera y la única luz que había era la de las velas que había repartidas por la casa y las que había clavadas en el cadáver destrozado de su madre. Después de contemplar aquella escena, de suplicar mil veces que dejaran ir a sus hermanos y de escuchar otras mil negativas a aquellas peticiones comenzó la tortura real para Angus. Por cada hermano a excepción de la mayor, cada vampiro se alimentó de uno de ellos, lentamente, pero sin descanso hasta que solo quedaban cascarones. Era insoportable ver cómo se revolvían y escuchar los ruegos cada vez más apagados de sus hermanos conforme vaciaban sus cuerpos. Pero había algo que no le dejaba gritar, apartar la vista o moverse. Estaba totalmente congelado y lo único que parecía poder salir de él eran las lágrimas.
Al final solo quedaba su hermana mayor, que después de aquel horror quedó en shock, completamente ausente. El final todavía no había llegado, pues la chica misteriosa tenía otra sorpresa macabra. Después de soltarle un discurso sobre cómo la había forzado a hacer lo que estaba haciendo, que podría haber evitado todo esto y que no iba a aguantar que le hiciesen daño se lanzó sobre la yugular de su antiguo amante y comenzó a sorber la sangre de él. La vida se le escapaba y no podía evitar sentir cierta paz ahora que todo parecía estar terminando. Más no fue así.
Antes de su respiro final, la chica misteriosa rajó profundamente su muñeca y dejó verter la sangre sobre la boca de Angus. Estaba demasiado débil y abandonado para escupirla. O eso creía él hasta que se encontró agarrando con fuerza la fuente que emanaba el líquido carmesí y bebiendo de ella, sediento como nunca. De fondo le parecía escuchar la voz del hombre grande entonando algún cántico en un idioma desconocido. Momentos después de que terminara aquel macabro ritual de amamantamiento todo se volvió dolor. Una eternidad de dolor, le pareció. La vida le abandonaba violentamente y en su lugar dejaba… otra cosa.
Y entonces despertó. Y lo primero que vio fue a su querida hermana mayor. Pero ya no era eso para él. Solo podía ver a un frasco palpitante de sangre y cada latido que oía era una invitación irresistible a la que finalmente respondió de manera salvaje. El frenesí y el hambre eran tan grandes que continuó chupando las arterias vacías de su hermana largo rato de haberla matado, estrujando y comprimiendo su cuerpo en busca de una última gota. Cuando volvió en sí y tomó consciencia de lo que había hecho le inundó un dolor todavía más grande que todo el anterior. Sintió como si pulverizaran su alma. Oscuridad absoluta y, al fondo de ésta, el rostro de su hermana mayor se sumaba al de sus otros cinco hermanos muertos. Todos le miraban con expresiones grotescas y miradas de juicio. La palabra culpa se grabó a cuchillo en su ser. Seguro que morir e ir al infierno hubiera sido una opción mejor.
La chica misteriosa estaba satisfecha. Su venganza sin sentido había salido tal y como ella quería. Después de un discurso que Angus jamás escuchó, pues todavía no había conseguido volver en sí, el pintoresco grupo abandonó al neófito a su pésima suerte. No más de dos días pasaron hasta que el trance del una vez joven humano se vio interrumpido de nuevo por el olor de la sangre fresca. Alguien de la ciudad entró a la casa a investigar y se encontró con la escena. Entre los cuerpos en descomposición se hallaba la figura acurrucada de Angus, que rápidamente se abalanzó sobre el incauto cerrando la puerta detrás de él. Antes de exhalar su último aliento el hombre dijo un nombre: Jamie.
Su mente se llenó de dudas y más culpa. Si su dulce hermana pequeña se enteraba de lo que había hecho, de en lo que se había convertido… Pero todo eso quedó en segundo plano cuando cayó en la cuenta de que los responsables de su infierno personal podrían volver para terminar el trabajo. Jamie había conseguido escapar y probablemente ellos no querrían dejar cabos sueltos. La idea de que aquello fuese posible le llenaba de ira y miedo. No podía correr el riesgo, así que decidió, contra todo pronóstico, que lo mejor sería viajar a la ciudad y buscar a su hermana. Finalmente al cabo de unas cuantas noches la encontró viviendo en un orfanato. Parecía estar bien cuidada y no había señal ninguna de los pintorescos. Meditó sobre la idea de cogerla y llevársela lejos, pero abandonó aquel pensamiento tan pronto como le vino la sed. Apenas era capaz de controlarse cuando necesitaba alimentarse. Pero si se mantenía a suficiente distancia… Quizá con el tiempo no tendría problemas.
Durante los siguientes tres años se dedicó a aprender a controlar su nueva condición además de vigilar el orfanato todas las noches. Por las mañanas apenas descansaba y no hacía más que concentrarse en su hermana. Había conseguido montarse un refugio en el mismo orfanato, en una zona cerrada y en mal estado. Por medios que le eran muy útiles pero que todavía no entendía demasiado bien consiguió persuadir a algunos de los profesores del orfanato para que le impartiesen las mismas clases que a los demás niños además de ejercer de vigilantes diurnos para su hermana. Todo a cambio de un poco de sangre o unas palabras autoritarias.
Cuando se enteró de que una familia francesa había adoptado a Jamie le vino la ansiedad. Se la iban a llevar lejos, muy lejos. No podía soportar la idea de perder su rastro, de que corriese peligro. Y no estaba dispuesto a perder a la última de la familia. Le costó quemaduras, varias vidas y suplantaciones de identidad pero finalmente consiguió llegar a Burdeos dentro de una caja. Afortunadamente era de noche. Podía sentir a su hermana cerca y, mientras fuera así, sería capaz de rastrearla y no perderla de vista. Consiguió atrincherarse en el mismo barrio en el que ahora vivía su hermana con otra… con otra familia. Aquello le causaba dolor, pero en el fondo sabía que podrían darle una vida infinitamente mejor que la que llevaba en el campo.
Lo primero que hizo una vez se estableció en su refugio con vistas a la casa de su hermana fue intentar lo mejor que pudo procurarse a alguien que le enseñara el idioma. Repitió el mismo proceso que le había funcionado antes. A cambio de su sangre se metió a un par de profesores en el bote para que pudiera continuar su educación y tener guardianes diurnos para Jamie. Ya había mejorado su nivel de lectura y aprendido a escribir durante los años anteriores pero aprender francés se le hizo un poco cuesta arriba. Además de la lengua, una vez que su compresión del idioma fue suficiente también le enseñaron sobre literatura, música y algo de matemáticas. Durante los siguientes años continuó con su vigilia sin descanso allá donde fuera su hermana. Le rompía el corazón cada vez que la veía pasar penurias, pero no se atrevía a revelarse. Si hubiera sido por él jamás lo habría hecho.
Una noche, y para su desgracia, cometió el error de acercarse demasiado a la casa donde vivía Jamie. Durante un momento de despiste ésta descubrió que había alguien observándola y antes de que se diera cuenta ella ya estaba frente a la puerta, sujetando un cuchillo. Por primera vez en trece años Angus miró a su hermana a los ojos y la furia que vio en ellos le recordó a la misma que veía en el resto de sus hermanos cada vez que cerraba los ojos. No se sorprendió, pues pensaba que lo merecía con creces. Pero ya era demasiado tarde para huir y Jamie no estaba dispuesta a dejarle marchar así como así. Él le habló sobre en lo que se había convertido y le explicó casi todo lo que pasó desde que la una vez pequeña Jamie escapó de la granja hasta ese momento, omitiendo todas las partes que le avergonzaban o que no quería que ella cargase sobre sus hombros.
Ya han pasado unos meses desde aquello y actualmente los hermanos viven juntos. Aunque todo sigue muy frío ella mira por Angus durante el día y al caer la noche él sigue haciendo lo que mejor ha aprendido a hacer. Ser su guardián silencioso.
- Tiene un tatuaje de una enredadera tribal que le cubre todo el brazo izquierdo. Se lo hizo uno de los vampiros que masacró a su familia.
- Mide cerca de 1,90m.
- Lleva varias cicatrices superficiales repartidas por el cuerpo que casi no resaltan a la vista a excepción de una que va desde debajo del pectoral derecho hasta las costillas fruto de un corte con una hoz con la que su padre le atacó cuando tenía 16 años.
- Su voz es bastante grave, pero cálida y calmada. Se vuelve mucho más expresiva cuando canta.
- Quiere aprender a tocar música, pero su vigilia le ocupa casi todo el tiempo.
- A pesar de eliminar su acento escocés y sustituirlo por uno más inglés neutro tiene tendencia a arrastrar un poco las erres, lo que hace que su francés suene raro.
- Es zurdo.
- Le gusta la ropa oscura y elegante, pero algo gastada.
- Aunque no es creyente, siempre lleva un rosario colgado del cuello. Pertenecía a su hermana mayor.
- Nunca se acerca a menos de dos metros de su hermana. Muchas veces tampoco le aguanta la mirada y aparta la cabeza, avergonzado.
- Ni él ni sus hermanos supieron nunca el nombre de sus padres. En la ciudad los conocían simplemente como los Neil.
- En ocasiones esporádicas está tan dentro de su propia mente que pierde la noción de donde está y durante unos momentos se cree que está volviendo a vivir en su granja con sus hermanos o revive la experiencia de estar viéndolos morir de nuevo como si fuera la primera vez.
- Mide cerca de 1,90m.
- Lleva varias cicatrices superficiales repartidas por el cuerpo que casi no resaltan a la vista a excepción de una que va desde debajo del pectoral derecho hasta las costillas fruto de un corte con una hoz con la que su padre le atacó cuando tenía 16 años.
- Su voz es bastante grave, pero cálida y calmada. Se vuelve mucho más expresiva cuando canta.
- Quiere aprender a tocar música, pero su vigilia le ocupa casi todo el tiempo.
- A pesar de eliminar su acento escocés y sustituirlo por uno más inglés neutro tiene tendencia a arrastrar un poco las erres, lo que hace que su francés suene raro.
- Es zurdo.
- Le gusta la ropa oscura y elegante, pero algo gastada.
- Aunque no es creyente, siempre lleva un rosario colgado del cuello. Pertenecía a su hermana mayor.
- Nunca se acerca a menos de dos metros de su hermana. Muchas veces tampoco le aguanta la mirada y aparta la cabeza, avergonzado.
- Ni él ni sus hermanos supieron nunca el nombre de sus padres. En la ciudad los conocían simplemente como los Neil.
- En ocasiones esporádicas está tan dentro de su propia mente que pierde la noción de donde está y durante unos momentos se cree que está volviendo a vivir en su granja con sus hermanos o revive la experiencia de estar viéndolos morir de nuevo como si fuera la primera vez.
- Descripción física:
Angus C. Neil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 11/01/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Angus C. Neil
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Invitado- Invitado
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour