The Farce ♔ Privado

por **Yuri Alekséyevich** Sáb Ene 14, 2017 2:20 pm

El ruiseñor enjaulado en prisión de oro, seguía siendo un rehén, seguía atrapado en aquella mansión, tras cuatro paredes y lujos inconmensurables. Una tras otra las horas morían sobre la marcha de aquel antiguo reloj. Los ojos de Yuri ansiosos no dejaban de contar los segundos esperando a que llegara el medio día. Sus pequeños pies se balanceaban en la silla esperando a que dieran la orden de salir. Iniciarían el recorrido por el circo y posteriormente seguiría el parque de diversiones. Ente sus manos descansaba la cajita de madera con la colección de muñecas matrioskas maltrecho que había recibido por parte de su madre en su cumpleaños número 8.

Cuando el tic-tac del reloj se hizo escuchar, no fue inevitable en el pequeño un ligero sobresalto, causado por la conmoción que le producían aquellos ligeros repiques la servidumbre le condujo hasta el carruaje, la sonrisa en sus labios era más que obvia y denotaba cierto impulso por arribar cuanto antes hasta aquellos lugares fantásticos, esta vez no se aburriría durante el viaje, porque a pesar del sofocante calor y la fastidiosa fachada de aquellos que le cuidaban a diario Yuri sabía que bien valdría la pena soportar tales cosas. El carruaje dio rienda suelta y se internó en las calles de París, el pequeño observó en las callejuelas la multitud de personas que iban de un lado a otro, por su mente inocente cruzó la idea si ellos también se dirigían hacia el mismo sitio.

El chofer apresuró el paso de los caballos y de mala gana accedió a ir un poco más rápido. Se detuvieron a un par de calles lejos del tumulto y aun así ya podía escucharse la fiesta de todos aquellos extraños. Yuri camino entre las personas solitario, los escoltas venían detrás suyo, ninguno de esos hombres se quedaría a cuidar de él, pero tampoco podían dejarle abandonado a su suerte. Para este paseo habían citado a una persona para que acompañase al chiquillo, la identidad de la misma sería revelada hasta que se presentara ante ellos, los soldados iniciaron la búsqueda con la mirada mientras veían al niño correr impaciente.

Un descuido le provocó chocar con alguien más que al parecer también se hallaba distraído. Ayudó al pequeño a levantarse ofreciendo su mano. Yuri rió y aguardó un par de segundos. En la distancia al uno de los soldados notó el encuentro y les alcanzó cuestionando de inmediato a la joven. Yuri se adelantó a responder que aquel desconocido, sería su acompañante por el día de hoy, tomó la mano ajena y le apretó ligeramente esperando que siguiera el juego, una mentira blanca no tenía nada de malo.

–Descuiden, me quedaré aquí unos minutos– levantó sus orbes cerúleos hacia aquel nuevo anfitrión –Su nombre es…–

El par de escoltas intercambiaron miradas para después murmurar un par de cosas, ambas figuras esperaron la respuesta del supuesto encargado ahora de la seguridad del niño, mientras este le observaba con intenciones de no ser delatado en su mentira piadosa.

por **Arianrhod Dankworth** Sáb Ene 14, 2017 9:48 pm

Había decidido tomarse este día libre y había dejado cerrada la botica para poder darse un tiempo para si misma y recorrer la ciudad, darse un respiro. Arianrhod llevaba mucho tiempo trabajando arduamente, últimamente había tenido más trabajo de lo normal debido a ciertos casos especiales que se han presentado frente a ella y a las nuevas relaciones que ha adquirido, es por eso que finalmente tras vagar por las calles parisinas acabó decidiendo llevar sus pasos al circo.

— Creo que ha pasado demasiado tiempo desde que vine a este sector por última vez -pensó la joven-, definitivamente debía dejar de sumergirme tanto en mi negocio y salir un poco más, no es como si el dinero me faltara, el negocio va bien, todo está tranquilo. Es necesario que aproveche antes de que sea demasiado tarde.

Finalmente lleguó a su destino y el colorido del ambiente la deslumbró y alegró bastante, la verdad es que a veces olvidaba su edad verdadera y comenzaba a comportarse como alguien mucho mayor cuando no era necesario. La muchacha dejó que una sonrisa se posara en su rostro mientras admiraba todo a su alrededor, hasta que en algún momento sintió un golpe en sus piernas lo que acaba sacándola de su ensimismamiento.

Miró hacia abajo y logró ver a un niño que había chocado contra ella, rápidamente se agachó y lo ayudó a ponerse de pie; el pequeño rió y solo unos segundos después llegaron dos hombres uniformados quienes saltaron directamente a interrogar a la joven inglesa.

— ¿Quién era ese niño para estar acompañado por estos dos hombres?

El pequeño saltó inmediatamente a responder antes de que pudiera decir nada. Tomó la mano de Aria con toda la confianza que da la niñez y aseguró a los hombres que ella sería su acompañante.

— ¿Qué? —pensó bajando la mirada al pequeño, pero entonces él apretó su mano y sus ojos subieron en su dirección con una expresión— de seguro es un chico consentido... ¿Quién podría resistirse a esa mirada?

— Arianrhod —respondió tras la sutil interrogante del pequeño a su nombre—, mi nombre es Arianrhod Dankworth, un gusto —realizó una pequeña reverencia a modo de saludo.

— Espero que este pequeño no me traiga problemas —piensa mientras le dirije una sonrisa a los guardias.

por **Yuri Alekséyevich** Sáb Feb 11, 2017 6:37 pm

Estaba lejos de ser un niño caprichoso. No lo había sido en su natal Rusia y no iba a iniciar ahora. Si había tomado la decisión de caminar por aquel lugar sin consentimiento alguno o supervisión adulta era porque los cambios de vez en cuando le abrumaban de sobremanera. Era cierto que gozaba del beneplácito que cualquier jovencito de sangre real posee, pero también era un hecho que necesitaba despejar su mente de los acontecimientos recientes que habían marcado el rumbo de su destino de forma desapacible. La respuesta de la mujer le tomó por sorpresa y aunque ella bien pudo haberse negado ante la petición particular, solo se limitó a responder a los guardias. Era como si de sus pequeños hombros un peso se hubiese disipado al saber que ella estaba dispuesta a seguirle el juego.

Los hombres seguramente no se habían tragado el cuento que el niño y la joven ahora trataban de venderles, no obstante tampoco estaban seguros de querer investigar si aquello era cierto o una farsa, así que dieron media vuelta mientras soltaban un par de indicaciones al aire. El niño debía ser devuelto a casa en un par de horas más. Dicho esto se disiparon entre el gentío que poco a poco se aglomeraba a ver el siguiente número. Yuri suspiró ya que aquella escena de desinterés en su persona no le resultaba del todo ajena. Volvió a mirar a la mujer y con cierta pena en su rostro pudo hablar nuevamente.

–Siento aquel acto madmoiselle, debe pensar que soy un niño mentiroso– susurró encogiendo ligeramente los hombros.

–Mi nombre es Yuri– añadió.

Miró a su alrededor. Los grandes animales que rugían desde sus jaulas, haciendo énfasis en un claro intento por ser libres. Yuri era un niño en apariencia pero su mente comprendía que en ocasiones él se sentía de ese modo, atrapado en la mansión sin noticias de sus padres o del hombre que supuestamente estaba a cargo de su cuidado.

–Entenderé si no acepta quedarse madmoiselle Dankworth, después de todo no es su obligación continuar con la farsa–

Soltó mientras le dedicaba una ligera sonrisa.

por **Arianrhod Dankworth** Lun Feb 13, 2017 8:32 pm

Los hombres que segundos antes se habían dedicado a interrogar a la joven sin parecer totalmente convencidos simplemente habían decidido dar media vuelta y marcharse indicándole que debía de devolver al niño en un par de horas a su hogar. Aria soltó un suspiro algo confundida, aquel niño andaba con guardias tras de él, pero realmente no les importaba con quién lo dejaban, no entendía del todo de que iba su fachada.

La joven se giró nuevamente al niño y le dedicó una nueva mirada a la vez que él comenzaba a hablar, le causó gracia la madurez que podían aparentar las palabras de aquel infante, se notaba que era alguien con mucha educación, seguramente alguien de la alta sociedad.

— Aquello podía explicar el hecho de los guardias -pensó la joven.

— Pues la verdad es que no -respondió con una sonrisa mientras se agachaba para quedar a la altura del pequeño-, solo me pareces un niño travieso -soltó una pequeña risa-. Yo creo que tras cada travesura hay una buena historia que puede impulsarla asi que... ¿cuál es tu nombre? -preguntó al notar que realmente desconocía la identidad del niño del que ahora estaba a cargo, a lo que el niño respondió tranquilamente- Yuri... ¿Cuál podría ser la historia tras tu escapada del día de hoy?

Este niño era pura inocencia y Arianrhod lo podía percibir en su aura, era tan volátil y pura, tal como el aura de todos los niños en la cual se podían notar rasgos blancos emanando por todos lados debido a que es una edad llena de cambios, aprendizaje y errores. No importa que tan mal pudieran portarse o qué tantas travesuras cometieran, aquel brillo blanco los acompañaba hasta el fin de su infancia, al fin y al cabo todos los niños son inocentes, no comprenden realmente todo lo que los rodea.

por **Yuri Alekséyevich** Dom Mar 05, 2017 3:51 pm

La sonrisa en la fisonomía de la mujer tranquilizó momentáneamente el nerviosísimo del pequeño. No esperaba una reacción positiva tomando en cuenta que aquella mentira le causaría un problema de mayor magnitud a ella que a él. Estudió con cautela la fachada de la mujer y aunque quizás este no poseía dones sobrenaturales como su madre, su instinto le dictaminaba que podía permanecer con ella, al menos un par de horas más. Cuando ella se colocó a su altura fue inevitable no evocar en ese momento el recuerdo de su madre quien con frecuencia hacia aquel gesto para admirar la singularidad de las pecas en el niño que salpicaban sus mejillas. Estaba en lo correcto, tan solo había sido una travesura, un intento por distraerse de la pesada rutina y aunque a veces la culpabilidad le carcomía seguramente durante el transcurso del día terminaría por olvidar el pequeño incidente.

Sabía que debía mantener un estado de mesura con los extraños, pero ella se había convertido involuntariamente en su cómplice y le transmitía cierta confianza.

–Esa mañana tampoco encontré a mamá y papá en la mansión– soltó en un susurro, como si quisiera que nadie más supiera que seguía solo desde su arribo a la capital francesa.

–Quizás su viaje se ha prolongado–

Llegó a esa conclusión y encogió inevitablemente sus diminutos hombros.

–Así que pensé que unas horas en el circo podrían distraerme, aunque entiendo que escaparme no fue lo correcto–

Tras cada confesión había un acto de arrepentimiento intangible en el niño. Y es que su inocencia siempre salía a flote mostrando la educación que había recibido por parte de sus padres. Poco a poco el espacio se aglomeraba para dar inicio a la siguiente función, los adultos llegaron inmediatamente hacia la fila donde se compraban los boletos, mientras los niños corrían impetuosos sosteniendo manzanas de caramelo hacia sus padres, listos para saciar su curiosidad una vez dentro de la carpa.

Yuri sonrió nostálgico ante aquella escena, sin embargo no se sintió triste, pensó que era bueno que otros chicos de su edad no tuvieran que sentir la soledad que a él le asolaba por las noches. Miró hacia la mujer nuevamente y extendió la mano.

–La función está por empezar ¿Le gustaría acompañarme? Me portaré bien– explicó mientras levantaba su diestra en forma de promesa.

por **Arianrhod Dankworth** Mar Abr 04, 2017 4:46 pm

Aria escuchó atentamente las palabras del pequeño y si ya se había metido en este embrollo tenía que seguir en el hasta el final, pues de verdad prefería acompañarlo que marcharse por la imprudencia del niño y permitir que algo malo le pasara, aquello no lo soportaría, además... hace mucho que no compartía con un infante y este parecía ser educado a la vez que le daba la sensación de que sería una buena tarde.

— Con mucho gusto te acompañaré, Yuri -respondió la hechicera con una sonrisa en el rostro intentando no soltar una suave risa debida a la ternura que le causaba el pequeño-. ¿Qué mejor compañía para mi día libre? Y pensar que si no hubiera sido por tu aparición habría tenido que ver el espectáculo yo sola -Dankworth hizo un leve puchero dirigiendo su mirada al hombrecito a su lado.

Al parecer ella no era la única que pasaba demasiado tiempo sola, realmente no comprendió todo lo que el pequeño quiso decir, pero logro comprender lo esencial... el tiempo en familia no es algo que él disfrutara normalmente, aquello la entristeció un poco pues él era solo un niño, recién comenzando su vida, en una etapa que es cuando más se necesita la guía de los padres, pero ahí estaba él, escapando de casa para poder distraerse.

Si bien los padres de la inglesa se encontraban muertos, al menos ella había quedado sola a una edad más avanzada, y afortunadamente contaba con la hechicería de su lado para poder sobrevivir y salir adelante. Si bien obviamente al ruso dinero no le hacía falta, el dinero no lo era todo.

Tomó la mano de Yuri para guiarse a la fila de personas que se había formado para pagar el derecho de admisión a la carpa y poder ingresar a ver la función.

— ¿Te parece bien primero asegurar los tickets y luego un par de golosinas?

¿Qué más podía decir? A pesar de que los dulces fueran la debilidad de muchos niños... también lo eran de las mujeres en genera o al menos las adolescentes, y ella aún era joven... cuando se daba el tiempo de vivir la vida.

por **Yuri Alekséyevich** Vie Abr 07, 2017 4:37 pm

La sensación de soledad e impotencia al desconocer el paradero de sus padres era algo que poco a poco se transformaba en una especie de hábito para el pequeño, en las noches donde no tenía compañía y Hermes se acomodaba en su regazo. Así que la compañía de la mujer era lo mejor que había podido sucederle ese día. Ella se había convertido en su cómplice y lo que menos podía hacer era causarle las menos molestias posibles. Sonrió al escuchar la confesión de Arianrhod y se permitió pensar que los adultos de vez en cuando también escapan de sus deberes y del tumulto de personas que afectan su entorno, eso le recordó brevemente que a su regreso a la mansión seguramente sería reprendido no solo por haber huido sino por no portar la corona y demás aditamentos que le reconocían como un heredero de sangre real.

Esos términos siempre causaban confusión en su mente y es que los deberes últimamente habían acrecentado y tenía que lidiar con cosas que usualmente sus padres tenían a cargo. Suspiró y al notar que ella tomaba su mano, sacudió su cabeza ligeramente para apartar aquellas cosas que pudieran distraerle del evento que estaba por venir. Con pasos calmos se dirigieron hacia la fila de personas que ya estaban preparadas para adentrarse en la carpa. Un par de miradas curiosas no dejaban de posarse sobre ambos, dando pie a especulaciones donde más de uno creería que se trataba de una escena familiar, Yuri sonreía amablemente a todos aquellos que cruzaban sus ojos con los suyos, siempre se había comportado de ese modo y era un gesto noble que su madre Ana siempre recalcaba en él cuando solían dar paseos por las calles nevadas de Rusia.

–Dos boletos por favor– se apresuró a decir mientras buscaba en sus bolsillos un par de francos.

–Deben estar por aquí– susurraba con la cabeza gacha, concentrado en hallar las monedas.

Algunas personas no tardaron en demostrar su falta de paciencia, ante aquel acto del chiquillo, cuando por fin el sonido metálico hizo eco, colocó los mismos sobre el pequeño mostrador.

–Un adulto y un niño– dijo con una seguridad propia de los Alekséyevich.

El hombre asintió con una sonrisa y entregó los boletos en las manos del niño, se apresuró a guardarlos dentro del bolsillo izquierdo y dirigió sus orbes inquietos una vez más hacia su acompañante.

–Todo listo, podemos ir por un par de caramelos– dijo ya un poco más tranquilo –¿Cuáles son tus dulces favoritos? Los míos son los de manzana, aunque también me gustan los chocolates. Mi nana siempre dice que no debemos abusar del azúcar, si papá estuviera aquí, me diría seguramente que…–

Cortó su oración repentinamente para perder sus ojos en la nada.

por **Arianrhod Dankworth** Miér Mayo 31, 2017 12:44 am

La joven hechicera se vio conmovida ante el infante, sus reacciones y su forma de actuar, no es que ella realmente se esperara recibir las miradas que les fueron dirigidas a ambos mientras iban de la mano hacia la taquilla, los niños era algo que a ella podía gustarle un montón, en especial cuando eran tan agradables, amables y bien portados como aquel con el que se había topado aquella mañana y quien sería de cierto modo su acompañante en ese día libre que había tomado en busca de una distracción, aquel niño definitivamente era una distracción.

En cuanto llegaron a la sección donde vendían los boletos, Yuri con toda la personalidad que no sabe cómo cabía en ese pequeño cuerpecito pidió los tickets y no solo eso, porque en cuanto le respondieron con algo de ternura en un principio no permitió que ella buscara el dinero para pagar, si no que fue él quien comenzó a rebuscar en sus bolsillos por las monedas. Viéndolo ahí, actuando tan naturalmente como alguien autosuficiente tuvo una mezcla de sentimientos, primero ternura al ver como el pequeño actuaba, le siguió algo de confusión al pensar cómo es que había llegado a aprender aquel actuar y de donde sacó tanta personalidad para acabar sintiendo algo de lástima al pensar que quizá se desenvolvía de esa forma debido a la costumbre de pasar por situaciones parecidas anteriormente. Tras estos pensamientos poco le importó el que el resto de la gente se estuviera molestando por la demora del pequeño en encontrar lo que buscaba y pagar, ella solo se quedó a su lado admirándolo hasta que estuvo completa la transacción.

Si bien le intrigaba averiguar más del muchachito que había tomado a su cuidado, no quería parecer entrometida, así que le dedicó una mirada saliendo de la boletería junto con una sonrisa antes de hablar— Eres todo un caballero, Yuri, muy educado y atento -intentó realizar un cumplido hacia él-. Y por cierto, muchas gracias por la invitación al circo -añadió sin quitar la sonrisa de su rostro antes de hacer una leve reverencia hacia él.

En cuanto la conversación se dirigió a los caramelos posó su mano libre bajo su mentón, haciendo el ademán pensante antes de responder— Pues a decir verdad me gustan mucho los chocolates -dice haciéndole un guiño-, pero tu nana tiene razón, no hay que abusar del azúcar. Fruta con caramelo suena genial, así también comemos algo más sano con el dulce ¿no crees? -ríe encongiéndose de hombros para devolver la mirada al pequeño y notar como dejaba una frase a medias a la vez que su mirada se perdía en alguna parte del paisaje que los rodeaba. Inmediatamente se preocupó y se agachó hasta quedar en cuclillas frente a él, alcanzando su altura.

— Yuri... -preguntó suavemente- ¿estás bien?

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