Kellen Groger - SM

♠ Nombre del Personaje: Kellen Groger

♠ Edad: Aparenta 16 años, pero tiene realmente 237.

♠ Especie: Vampiro

♠ Tipo y Nivel Social: Clase Alta

♠ Lugar de Origen: Sacro Imperio Romano Germánico

♠ Fecha de Muerte: 1579

♠ Habilidad/Poder: Vuelo, Control de Emociones, Control Mental.

♠ Descripción Física: Kellen mide aproximadamente 1,59 mts. Su piel es completamente pálida al igual que su cabello es muy claro, lo que provoca un precioso contraste con sus brillantes ojos azules. Trae las uñas largas y perfectas, a veces coloreadas.

Spoiler:

♠ Descripción Psicológica: A pesar de su edad, Kellen sigue teniendo una mentalidad adolescente casi rayando lo infantil. Desquiciadamente posesivo y celoso, no soporta que toquen lo suyo y apena soporta que miren más de lo correspondiente. Le gusta ser mimado y obedecido, bajo pena de duros castigos físicos, los cuales siempre acaban siendo un poco más dulces con los suyos. Sin embargo con el resto es completamente despiadado y sin escrúpulos. Amoral por completo, no cree hacer nada mal. Solo sigue sus necesidades y sus deseos, poco importándole si pasa por encima de alguien más.

♠ Historia: Kellen nació en el seno de una familia pequeña y algo desarmada, en el Sacro Imperio Romano Germánico en 1563. Su padre había fallecido pocos meses antes de su nacimiento en la guerra, dejando a su viuda con tres hijos, incluyendo al no nato. A pesar del dinero que le entregó el Imperio por su pérdida, apenas podían sobrevivir con lo que producía el pequeño campo que poseían. Cuatro años luego de su nacimiento un pálido y elegante hombre pasó por allí y sabiendo de manera extraña de su problema, ofreció a llevarse a uno de sus niños, criarle y educarle e, incluso, darle un poco de dinero a ella. En medio de su desesperación al casi no tener que comer, la mujer aceptó, entregándole al menor de sus niños, con el dolor de saber que probablemente nunca más volvería a verle.
Aquel elegante hombre resultó ser un vampiro, pero Kellen nunca se enteró hasta que cumplió siete años, donde vio por accidente como su padre se alimentaba de una mujer hasta hacerle abandonar el último aliento. No dudó en preguntar que pasaba, y por la insistencia y la debilidad que el mayor tenía hacia el pequeño, acabó contándole toda la verdad, pero Kellen no le odió como él esperaba que ocurriese. Por el contrario le comprendió y entendió muchas cosas de la vida de ambos.
Sin embargo la posesividad de Kellen alcanzaba límites insospechados. Odiaba a todas las víctimas de su padre, que eras seducidas y sujetas con tanta delicadeza, sintiendo los colmillos ajenos y satisfaciendo aquella hambre con su vida misma. No es que él desease morir, sin embargo él en el fondo de su alma sabía que nadie más que él debía ser sujetado por aquellas manos.
De esta forma, cuando la oportunidad se presentó en un largo viaje a Grecia, donde su padre haría negocios, Kellen no la desperdició. Tres días de hambruna había pasado el vampiro, y cuando comenzaba a sopesar el beber de su cochero, el pequeño rubio se ofreció. Le pidió que bebiese de él, que sabía que si bebía solo un poco podría sentirse mejor y que no moriría. Se lo pidió, se lo suplicó, pero su padre se mostraba completamente reticente a eso. Entonces la daga rompió la piel de su cuello y toda la furia paranormal de su padre, toda aquella hambre, surgió de golpe. Y así, con nueve años, Kellen se volvió la fuente sustentable de comida para el vampiro, sin perjuicio de que aquel seguía teniendo otras fuentes de alimento.
Así pasaron los años y Kellen fue creciendo cada vez más, y pronto lo notó. La diferencia entre la inmortalidad de su padre y su frágil mortalidad. El como su piel pronto se afearía, el como su sangre probablemente perdiese su dulce sabor y como el vampiro podía dejar de amarle, cayendo en la desesperación. Exigió ser convertido, exigió adquirir aquella inmortalidad, exigió la promesa de que estarían juntos para siempre. Sin embargo el mayor no quería y nada lo haría cambiar de decisión. Nada, excepto lo que Kellen hizo, puesto que él le conocía mejor que nadie. Una daga larga atravesó el estómago del rubio justo enfrente de su padre. La sangre abandonaba su boca mientras la luz se perdía en sus ojos. No podía escuchar los gritos desesperados del vampiro y tampoco podía ver sus ojos aterrados, sin embargo sintió aquellas gotas de sangre en su lengua mientras caía en la inconciencia de la muerte antes del renacimiento a las tinieblas.
60 años pasó el joven vampiro en compañía de su padre y pronto compañero y amante. Era suyo y él le pertenecía, aquello era todo lo que Kellen necesitaba. Pero entonces una joven se interpuso en el camino. Una joven de hermosos ojos verdes y sonrisa delicada que provocó que su padre la persiguiese por las noches, solo por una charla, nada de sangre. Y Kellen les odió, a ambos. Y los mató. A ella por atreverse a enamorarle, y a él... a él porque no le dejaría dejar de amarle.
Sin un objetivo Kellen regresó a su tierra, con la fortuna de su padre y sus contactos, aquellos que ni una pregunta le hicieron por la desaparición del vampiro mayor. Buscó a su familia, pero el tiempo era cruel con los mortales, y ni su madre ni sus hermanos vivían. Sin embargo habían sobrinos, hijos de sus hermanos, y haciéndose pasar por un pariente lejano les preguntó todo lo que supiesen sobre ellos. Luego de empaparse por aquellas antiguas de vidas que fueron miserables pero felices al final, Kellen sintió que finalmente daba un paso adelante. Su padre había fallecido, y aquellos que eran su familia biológica también habían desaparecido. Bueno, aún quedaban los restos, pero ningún Grogen sobrevivió aquella noche.
Y manchado con la sangre de la que fue el resto de su familia, Kellen caminó lejos de allí, mirando hacia el futuro que sabía le depararían muchas cosas.
De esa forma casi sin notarlo, los años pasaron por la tierra pero no por su piel. La fortuna no hizo más que aumentar, mientras iba rodeándose de jóvenes y hermosos vampiros y humanos encantados por su elegancia y poder de seducción. Un reguero de sangre iba quedando por donde pasaba, principalmente de jóvenes y hermosas mujeres que eran odiadas por el rubio siendo recordaba su madre que le vendió y aquellas mujeres que eran alimento predilecto de su padre. Y, por supuesto, aquella que le había arrebatado el corazón de aquel que era el único a quien había amado de verdad.
París fue su destino ya que era una ciudad moderadamente fría y moderamente húmeda, y esa era exactamente la indicación que había indicado el médico para que su última mascota se curase del todo. Y todos sabían que Kellen cuidaba muy bien a los suyos.

♠ Datos Extras: + Odia a las mujeres y bebe de ellas con repulsión, a diferencia de cuando bebe de varones.
+ Le gusta 'torturar dulcemente' a sus amantes hasta que caigan por su propio peso en sus deseos.
+ Le agrada sentir el dulce sabor del azúcar en su lengua, al igual que el chocolate traído del nuevo mundo. La miel sin embargo no es de su gusto.
+ Le gusta mimar a los suyos, pero también le gusta ser mimado. Saluda de besos a hombres y mujeres por igual.
+ No bebe del cuello de sus víctimas, sino que del interior de sus muslos. Del cuello solo bebía su padre, y él no es su padre.
+ Tiene una marca en la lengua. Nadie sabe la verdadera razón, pero podría haber sido una maldición.