Hands Full || Cailen

por **Arianrhod Dankworth** Miér Feb 01, 2017 9:46 pm

Había sido una mañana bastante provechosa para la joven hechicera quien se había levantado antes del amanecer para comenzar con su travesía de búsqueda de encargos y recolección de hierbas silvestres, además la joven había tenido que ir en busca de un paquete especial para lo cual había tenido que cruzar el puente nuevo y ahora se encontraba con sus manos llenos y cargada prácticamente hasta los dientes, si este lugar no estuviera lleno de mundanos ella utilizaría su magia para aliviar su carga pero debía acomodarse al mundo en el que vivía y seguir de esta forma su camino.

Si bien las raíces que había recolectado y las hierbas no pesaban mucho, había un par de plantas que cargaba con tierra para que se mantuvieran frescas que agregaban algo de peso extra y aquella caja que tanto le pesaba estaba llena de frascos los cuales utilizaría para envasar sus productos en la botica que se encontraba en la zona comercial de París, por eso mismo es que aquella caja era la más pesada y delicada al mismo tiempo, si la dejaba caer y alguno o más frascos se dañaban significarían muchos francos perdidos y no se podía arriesgar a aquello, por lo que simplemente se estaba haciendo a la idea de tener que ir parando cada ciertos metros para descansar.

Ahora Arianrhod ya se encontraba en su camino de vuelta a la botica al menos, el sol había salido ya hace un par de horas y si bien el camino que le esperaba era largo, ya era menos que la distancia inicial cuando recién tomó el paquete entre sus manos.

La británica reposó suavemente la caja en el suelo junto a las bolsas extra que cargaba para estirar sus brazos y soltar un suspiro, no le quedaba más que armarse de energías y ganas pues ya no había de otras, ya se encontraba en esa posición. Por el momento simplemente descansaría un poco, el día era joven aún y si bien no tenía todo el tiempo del mundo si tenía una gran cantidad perteneciente al día de hoy.

Aria aprovecho aquellos momentos para admirar el punte nuevo ya que realmente no había pasado por allí demasiadas veces, ya que como bien decía su nombre, era algo nuevo. Ahora podía aprovechar de disfrutar el paisaje, de admirar la arquitectura y deleitarse con la vista que tenía desde aquellas barandas de cemento con aquel diseño tan característico que se podía divisar en París, detalles que realmente no parecían tener demasiada importancia para personas que habían vivido acá toda su vida, pero que para la británica significaban un verdadero cambio en comparación con su natal Manchester.

- Puede que deba tomarme más tiempo para admirar las vistas que entrega París -pensó la joven-, aunque puede que para el próximo paseo me convenga más ir sin peso extra -miró la caja que reposaba en el piso a su lado con una sonrisa.

por **Cailen Gowan** Jue Mar 09, 2017 10:12 pm

Tras un día extrañamente colmado de buenas ganancias en limosnas tenía el ánimo por los cielos. Por una noche podría permitirme un sueño tranquilo sabiendo que podía comer y que la culpa no vendría a acompañarme cuando la luna saliera a alumbrar el oscuro cielo adornado de estrellas. Finalmente podría descansar sin ser un vil pecador, no podría estar más contento.

Tal vez demasiado, volví al callejón en donde moraba con el fin de recostarme y dejarme caer a los gentiles brazos de Morfeo pero parecía ser que seguía demasiado exaltado y no conseguía cerrar los ojos. Sentía una necesidad de no desperdiciar una noche como esa en dormir, quería disfrutar de la paz que tenía, por lo que, no menos de dos horas después de que me recosté sobre el suelo amortiguado por montones de telas y trapos de todo tipo, volví a ponerme de pie y me dispuse a caminar por las calles de la ciudad francesa.

La mente era extraordinaria, pues esa noche París me parecía más hermosa que de costumbre y no me cansaba de contemplarla y perderme entre las laberínticas calles que conocía como la palma de mi mano, perderme sería improbable pero si llegara a pasar no sería un problema de ninguna forma. Fue andando sin rumbo fijo que llegué hasta el puente nuevo poco después de que el sol saliera para indicar un nuevo día. Había visto durante meses la construcción de aquella obra arquitectónica pero no me había dado la oportuniad de tan siquiera acercarme una vez que fue terminado. Cuando estuve a pocos metros de llegar a donde se encontraba, noté una silueta un poco extraña a la que no alcanzaba a ver debido a que la luz del astro rey terminaría deslumbrándome si ntentaba enfocar mi vista en aquella dirección.

Caminando unos pasos a la derecha para obtener otro ángulo, me di cuenta de lo que se trataba, una mujer, una jovencita intentaba cruzar el puente pero una descomunal cantidad de cajas de diversos tamaños le dificultaba la tarea. Sin pensarlo dos veces me remangué la camisa y me acerqué con paso decidido, antes de que pudiera dejar escapar alguna palabra por sus labios carmesí tomé algunas de las cajas que había dejado en el suelo, una vez que equilibré esta entre mis manos le sonreí educadamente.

-Lamento si resulté inoportuno pero la observé y no pude evitar notar que necesitaba ayuda con sus pertenencias. Soy Cailen, para servirle.

por **Arianrhod Dankworth** Lun Abr 10, 2017 6:19 pm

Tras pasar algunos minutos observando simplemente el horizonte mientras recuperaba sus fuerzas, la joven inglesa decidió que ya era momento de seguir, por lo que se acomodó el cabello y soltó un suave suspiro antes de dirigir una mirada a sus cajas, soltó una suave risa antes de tomar una profunda respiración que la ayudaría a prepararse para seguir con el largo camino que le aguardaba.

Pero antes de que pudiera levantar las cajas fueron otras las manos que sostuvieron el empaque de sus frascos y lo levantaron del piso, Aria no estaba segura de qué hacer, pero antes de poder decir nada ya fuera una queja o alguna muestra de su confusión, siguió con la vista las manos que tomaron la caja por los brazos para finalmente llegar a un rostro y darse cuenta de que había sido un hombre quien había llegado a socorrerla, o eso esperaba, no le gustaría tratar con algún ladrón justo en ese momento;fue entonces que el joven abrió la boca y dejó salir las palabras para explicar que solo quería ser de ayuda, y así nada más Aria le creyó.

La morena no puso en duda las palabras de quien estaba frente a ella, pues el aura del chico le demostraba que aquello era verdad, él solo quería ayudar, y a pesar de que sus ropas mostraban que no era precisamente el príncipe que venía a salvar a la damisela en apuros, aquello era suficiente para ella. No era realmente una novedad que la joven Dankworth dejara casi a totalidad su reacción y actitudes con las personas guiándose por lo que aquellos hermosos colores a sus alrededores le indicaban. Ella había crecido viendo los colores de las personas y aquello la había hecho aprender y acostumbrarse a hacer aquello, es por ese motivo que este día su actuar no sería diferente al de siempre.

Antes de que el silencio se prolongara demasiado tiempo se dio cuenta que debía responder a las palabras del joven, pues no quería que se sintiera incómodo ni que se retractara solo por su falta de palabras al respecto.

— Inoportuno no sería una palabra que utilizaría para describir tu llegada, sorpresivo quizás, pero realmente aprecio el gesto -respondió con una sonrisa muy típica de ella en el rostro-. ¿No significa una molestia, Cailen? -preguntó la hechicera mientras se acomodaba de mejor forma la bolsa con plantas y raíces que antes llevaba colgando, ahora tenía más espacio para sostenerla y llevarla más cómodamente, mientras se daba cuenta de que él le había dado su nombre pero ella no había repetido el gesto- Soy Arianrhod, un gusto.

por **Cailen Gowan** Miér Mayo 31, 2017 12:38 am

-No me molesta en lo absoluto, mi lady. -Respondí antes de acentuar con un resoplido que salió de mi boca por cambiar la caja de posición; el peso no tuvo nada que ver con el gesto o los ademanes, la razón por la que opté por acomodarme de otra forma yacía bajo las prendas; sobre mi piel estaban pintadas unas manchas moradas, amarillas, verdes y azules, moretones que quedaron de recordatorio de una pelea en la que me había envuelto hacía poco menos de una semana. Si bien podía caminar perfectamente, no podía decir lo mismo de andar y con los bordes de la pesada caja haciendo presión en aquellas zonas dolorosas en mi abdomen. Caminar hasta cual fuera el destino de la joven sin duda resultaría un martirio.

En cuando la caja estuvo apoyada contra mis brazos y no el pecho, sentí un alivio. Así está mejor. -Por favor. -Proseguí, como si no hubiera pasado absolutamente nada. -Guíe el camino, estaré a unos pasos detrás. -Si algún conocido mío de las calles y barrios bajos me viera en ese segundo seguramente me tacharía de loco, o tal vez imbécil. Que se jodan. No soy como ellos, y así está mejor. -¿Para qué son estas cajas? Si es que me permite preguntar. -Tal vez estaba siendo un metiche al inquirir en asuntos que no eran míos, pero la curiosidad ganaba la mayoría de mis dilemas internos. ¿Por qué una joven cargaría tantas cajas? ¿para qué serían?

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