Bajo tu protección / Tau Sayed

Señor Sayed.- Un hombre ya entrado en años hizo sonar aquella campanilla que cada vez que la puerta era abierta avisaba de una nueva presencia.-Buenos días Lorenzo- Un Tau algo más adulto dejó ver parte de su sonrisa en dirección hacia aquel hombre que cada día veía con cartas en su mano.-Hoy no llueve, quizás repartas más rápido y Elvisa no se quejara de tu impuntualidad en la cena. Dio un pequeño golpe amistoso en el hombro del cartero antes de coger las cartas de su mano.-No te engañes hijo… esa mujer se quejaría hasta de ella misma si pudiera.-Las pequeñas historias cortas a lo largo de los días eran algo cotidiano, sobre todo de su vida cotidiana con la que es su esposa desde hace casi 60 años.

-¡Hasta mañana!-Tau levantó la mano hacia aquella despedida y negando con la cabeza comenzó a repasar cada gasto y factura.-Debería contratar a un contable para esto…-Murmuró entre dientes. Los números no eran el fuerte de Tau precisamente, estaba trabajando en ello yendo a la universidad algunos días que tenía menos llenos de cosas. Estaba cumpliendo la petición de su padre aunque a él le hubiera encantado poder tener más tiempo libre ya que vio como su progenitor se mataba a trabajar día tras día sin un momento de tranquilidad y aunque físicamente eran muy parecidos, el carácter de Tau era totalmente diferente a su padre, el ansiaba la libertad aunque sabía que tenía responsabilidades se planteaba muchas veces si tantas horas de esfuerzo iban a dar más frutos, o más de los que tenían ya.

Mon Dieu…-susurró al ver una carta totalmente diferente a las del banco. Su francés, aunque ya llevaba sus años en Francia no perdía aquel acento inglés que tan característico le hacía parecer a ojos de otros.

La carta era de Molly Winslet.-Niñata…-murmuro con un cariño que nunca se había perdido en el tiempo. A medida que leía sus gestos iban cambiando de asombro a entendimiento, y de entendimiento a decisión. Molly le pedía ayuda, a su manera claro está, de esa manera prepotente y acida que cubre su dulzura propia y que para quien no la conozca bien engaña en su fachada de señorita inalcanzable y fría. Molly no era algo nuevo para él, sabia tanto el como ella que ambos estaban enlazados de alguna manera y lo que no pudo ser hace años… ¿quizás ahora sí ?.

-¡Mama!- Dio un pequeño bote en su silla cuando la mano de la que era su madre, al menos una de ellas, se posó en su maraña de pelo rubio y lo intentó peinar.-No vas a conseguirlo.-Agarró sus manos y las beso con cariño y sin dejarla hablar preguntó.-¿Puedes encargarte tu mañana de todo? Tengo un asunto importante que tratar.

La ceja de Diane se elevó lo suficiente para que Tau rodase los ojos.-No sabrás nada de momento.- un fruncimiento de labios en desacuerdo continuo con el baile de gestos maternos. –Soy tu madre, las madres debemos saber todo, sobre todo de chicos tan guapos…-Agarró las mejillas de Tau y se las estiró a conciencia de que aquello sacaba de quicio al rubio.- y liantes como tu querido Tau.- Una negación con la cabeza y un beso en la frente fue la única contestación de Tau al respecto. –Mañana, recuérdalo.-fue lo último que dijo antes de coger sus cosas

Quizás hace tiempo Tau hubiera bromeado, picado y jugado pero en ese momento de su vida esa actitud solo le apetecía con personas contadas y sobre todo con suficiente confianza como para saber que no iba a ser juzgado y eso… era bastante difícil de conseguir.

-¡APARTATE CHICO!- Después de varias horas de viaje hasta Le havre lo último que quería Tau era que un peón le tirase todo ese pescado sobre su cabeza. Aquel puerto estaba lleno de comerciantes y barcos, alguna vez había estado para enterarse del funcionamiento que llevaba su padre, pero en esta ocasión la excusa era el… placer de volver a ver a aquella mujer sobrenatural en todos los sentidos posibles de aquello.

Y precisamente por aquella sobrenatural belleza Molly no pasó desapercibida para nadie y mucho menos para Tau cuando bajó de aquel barco y, como no, se empezó a quejar de sus zapatos. Su cuerpo se movió con agilidad entre las personas y el griterío dándose cuenta que aquella mujer no se había percatado de su presencia dando a Tau una pequeña ventaja.

Observó cómo le buscó y le buscó hasta cansarse y solo cuando vio que estaba a punto de desistir del todo y marcharse sola se acercó agarrando aquella maleta que ya conocía.-¿Tus poderes de bruja se han agotado? Llevo detrás de ti un buen rato señorita Winslet.-Amplió su sonrisa, y no era una sonrisa como le dio a Lorenzo, esta era una sonrisa única para una chica única.-Hola Molly…