Fury of the Storm - [R.R.]prv.

por **Varek J. Lachance** Dom Feb 12, 2017 4:12 pm

El cazador llevaba únicamente dos días en tierras Francesas, suficiente tiempo para darse cuenta de que algo no iba bien, que debía tener los pies en tierra firme y seguir adelante para adelantarse a la situación que parecía estar ganándole en carrera. El tiempo parecía jugar en contra de uno mismo cuando tenías esa mosca detrás de la oreja, y solamente podías evadirte manteniendote ocupado, matando cada segundo, minuto... haciendo algo útil, y a la vez lo que mejor se te daba, en este caso, cazar.

La luz de la luna se filtraba entre los troncos de los árboles, cómo si un foco alumbrase desde la lejanía, impidiendo ver más allá de 5 metros y realzando la niebla que pululaba en libre albedrío. El frío había comenzado a congelar las gotas de rocío, que trataban de sobrevivir en las pocas hojas que quedaban en las ramas de los árboles que sobrevivían al paso del invierno. El vaho salía por la boca del Varek, que con respiración entrecortaba caminaba con rapidez por el suelo ocupado de hojas húmedas, ramas y hierba mojada. Sabía que cada paso que daba despertaba a las fieras que aquella noche dormitaban en el bosque. Pero le daba igual, tenía una corazonada y la buscaba.

Sus pies se pararon en un claro, alumbrado por un cielo limpio. Apoyó ambas manos en los revólvers y cuando notó la presencia detrás de él se giró con una sonrisa en los labios. Casi tres meses después, volvían a encontrarse.

por **Rayda Rennoir** Lun Feb 13, 2017 2:30 pm

La luna acompañaba los movimientos lentos de Rayda. Algunos rayos de luz blanca se colaban entre las hojas de las espesas copas de los árboles, iluminando levemente la zona. Todo parecía en calma, pero tan solo era una falsa sensación de que el peligro acechaba en esos bosques. Como muchos dicen, la calma que precede a la tempestad. Pero para los que eran como ella, la tempestad nunca llegaba.

Caminaba fijando sus sentidos a su alrededor, en busca de alguna presa que sirviera de alimento aquella noche. Llevaba semanas cazando sin cesar, asesinando a todos los incautos que se encontraba por la oscuridad de la ciudad o del bosque. Se sentía insaciable, como si todas las vidas que estaba arrebatando no le llenaran lo suficiente para complacerla. Notó la presencia de un humano y sonrió, dirigiéndose hacía su dirección. A cada paso que daba, la presencia era mayor y más intensa, erizando su piel y causando que la sonrisa se ensanchara cada vez más. No podía evitar sentir algo familiar en aquella figura que se manifestaba a través de sus sentidos. A medida que se acercaba, vio como la presencia se plantaba en medio de un claro en las profundidades del bosque. En aquel instante, percibió el olor y el aura de Varek. Algo en su interior se activó, como si de una alarma se tratase. Después de haber desaparecido casi tres meses, Varek le debía una respuesta a su proposición en el Palacio Royal, aunque algo en su interior le decía que el cazador no aceptaría su propuesta. Sus pasos le llevaron hasta la espalda del cazador casi instintivamente, con una sonrisa picara en los labios. - Mira lo que me trae la noche. - susurró mientras el cazador se giraba para mirarla, con su característica sonrisa en los labios. - Parece que el destino nos vuelve a unir. - su voz sonaba como una melodía por todo el claro. Con pasos lentos, caminó hasta una roca cercana, sentándose en ella. - Ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos, pensé que habías muerto. Pero me alegra volver a verte, te diría que te he echado de menos, pero no quiero darte el placer de sentir algún tipo de poder sobre mi. - bromeó mientras miraba un pequeño lago situado cerca de su posición. Con su mano izquierda, quitó el pasador que sujetaba su pelo, dejando que cayera por su espalda y sus hombros. - ¿Qué haces por aquí? ¿Jugar al gato y al ratón con algunos de los seres que habitan estos bosques? -dirigió su mirada a los ojos del cazador, notando como la emoción de su encuentro recorría todo su cuerpo.

por **Varek J. Lachance** Jue Feb 16, 2017 4:59 am

Con un silencio estremecedor, se paró frente a él. Varek esbozó una altiva sonrisa al ver cómo una vez más algo se despertaba dentro de él. En todos estos meses había tratado de representar el sentimiento que evocaba aquella mujer, tratando de compararlo con algún otro momento de su vida. Pero sólo encontraba vacío, y gracias a ese vacío se daba cuenta de cuan falso era todo lo que se movía en su interior. El sentimiento nacía, pero moría casi segundo después. Porque era tan falso, como el latir de su corazón.

A pesar de todo esto, lo difícil que podía significar luchar contra un deseo que liberaba endorfinas al igual manera que si fuese real, el cazador no se privaba de recibir la visita de ella, y disfrutar de su presencia. La idea de unirse a ella, que había sido introducida en Varek seguramente de una forma deliberada por ella, había desaparecido por completo - Si sigues caminando por las calles de París, en algún momento tendrías que volver a encontrarme, culpa al destino si te hace sentir más mundana - susurró en un tono tranquilo, observando y deleitándose de la hermosura y delicadeza que la vampiresa le dedicaba, tratando de cautivarlo.

La confianza que guardaba en cada gesto era aterradora ¿Tan embelesado se creía que le tenía?. Un escalofrío recorrió la espalda de Varek ante la idea de haberse dejado llevar por ella aquella noche en el palacio.

Alzó la mirada hacía el cielo claro y estrellado, apretando sus manos contra los revólveres. No quería matarla, no aun. Pero tampoco quería seguir teniendo que soportar aquel desdén que le dedicaba en cada palabra, en cada mirar. Él era Varek, el cazador.

Con un gesto rápido e ignorando sus palabras para aprovecharse de ellas sacó ambas armas disparándolas. El sonido de los cañonazos despertó a todos los pájaros adormilados que reposaban en las copas de los árboles. Sus bandazos de sus alas, resonaron tras el eco del cañón, pero para entonces Varek ya estaba sentado sobre ella, con las piernas alrededor de sus cintura, apretaba con la mano derecha uno de los orificios de la bala. En la otra, una estaca de madera. La mujer había caído al suelo desde la roca por el impacto de ambas armas.

Varek sonrío - Sé que podías haberlo evitado - masculló acercando su frente a la de ella - Vas a ser mía - le susurró acariciando su rostro con la estaca de madera, lentamente - Dame de beber - le pidió rozando sus labios con los de él. Se incorporó para apartar sus manos, liberándola, y dejó caer la estaca sobre la hierba fresca.

por **Rayda Rennoir** Jue Feb 16, 2017 2:57 pm

Los movimientos de Varek fueron rápidos, pero no lo suficiente para que Rayda no viera sus intenciones. Se sorprendió de ver al cazador atacándola, de nuevo. Dejó que las balas impactaran contra su cuerpo, provocando que cayera al suelo. Su cabello quedó repartido por la húmeda hierba. La sangre empezó a brotar de su herida, manchando su vestido. En menos de un segundo, Varek se situó sobre ella, apretando en la herida. La vampira apretó la mandíbula para soportar el dolor. Justo cuando iba a devolverle el golpe, notó como una estaca de madera apuntaba a su corazón.

Miró la sonrisa del rostro de Varek, mientras le escuchaba hablar. Mantenía el rostro tenso, soportando el dolor que aquel cazador le estaba causando. ¿Por qué se había dejado atacar? ¿Por qué no le mataba directamente y se dejaba de juegos? Su pregunta se respondió a si misma, todo era un juego. Todos aquellos encuentros eran un juego. El roce de la estaca contra su piel y las palabras de Varek le hicieron sonreír. Le estaba pidiendo su sangre, sin ningún motivo aparente. Se quedó en el suelo sentada, pasando sus manos por el pelo para quitarse las pequeñas ramitas que se le habían enredado. - Quieres que sea tuya... -dijo, acercándose a él y agarrándole del cuello. - Vuelve a romper otro de mis vestidos y te arrancaré el corazón del pecho. - lo dejó caer al suelo, dándose la vuelta y caminando en dirección al lago que había visto antes. Contempló su reflejo en el agua, frunciendo el ceño. - ¿Por qué quieres mi sangre? ¿Acaso te estás volviendo adicto? - soltó un suspiro, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. - Dame un motivo razonable para que te entregue algo tan valioso como mi sangre, teniendo en cuenta de que me has atacado y yo te lo he dejado pasar. - se giró de nuevo, para mirarle. Mantenía las distancias por precaución, no quería volver a ser atacada ni tampoco quería arrancarle la garganta a Varek.

Decidió volver a su juego, jugar con su mente le divertía, pero le arrastraba a ella en cierta forma. - Sabes, me encanta cuando tienes esos impulsos. El numerito de la estaca a estado genial. Y ese punto de controlador te hace más atractivo. - paso la lengua por su labio superior, enseñando sus colmillos. - Pero si quieres mi sangre, necesito algo más que cuatro amenazas absurdas.

por **Varek J. Lachance** Vie Feb 17, 2017 6:04 am

Varek quedó tumbado al lado de ella, sobre la húmeda hierba. Cerró los ojos durante unos segundos mientras ella, como si nada hubiese pasado se arreglaba el pelo, y acomodaba de nuevo sus ropas, manchadas por el rojo escarlata de su sangre. Era una escena de lo más ridícula, y ambos lo sabían.

Los finos y delicados dedos parecían haber rodeado el cuello del cazador en cámara lenta, por la perfección de sus movimientos, pero realmente el cazador apenas había notado el gesto, que ahora le mantenía cerca de ella, sentando, para después volver a lanzarlo hacía atrás. La vampiresa se levantó y Varek la miró desde el suelo. La estampa eran increíble. El rostro... el cabello... Rayda, deslumbraba como una estrella más en el firmamento, desde el suelo, resaltaba con fuerza contrastando con el manto oscuro que les cubría.

Varek se alzó de un salto, hábilmente, y acomodó sus armas en sus vainas - ¿Qué hay más valioso que dejar que me controles ? - preguntó de forma retorica, acomodándose contra un viejo tronco en la orilla del lago. El hombre podía no saber hasta que punto estaba siendo manipulado por ella, pero podía hacerlo y lo haría, lo tenía claro. Era un riesgo que asumía desde el primer día que la dejó vivir. Desde entonces descubrió que su obsesión se atribuía a que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por él para ocultar el desorden de su naturaleza, su decisión de ser un cazador e humano a la vez. Descubrió también en su reciente viaje a Nueva orleans que no era disciplinado por virtud, sino como reacción contra su negligencia. Que parecía generoso para encubrir su mezquindad, la puntualidad que parecía aparentar, ocultaba lo poco que le importaba el tiempo ajeno.

Descubrió que Rayda era lo más caro a su corazón, una obsesión queriendo convertirse en posesión; por eso aquello tenía que morir de forma prematura. Para que ambos siguiesen siendo quienes siempre habían pensador ser - ¿Qué más quieres, Rayda? Soy tuyo - esbozó una sonrisa ladina, esperando que se girara para encontrarse con sus ojos, deseoso por sentirla una vez más.

por **Rayda Rennoir** Dom Feb 19, 2017 4:35 pm

La noche seguía tranquila, el agua del lago no se movía y el viento era suave y delicado. Escuchando las palabras del cazador, pensó en lo fácil que podría ser doblegarle ahora. Hacerlo totalmente suyo. Pero la sola idea se desvanecía por si misma. Se dio cuenta de lo que realmente llamaba su atención, era la rebeldía que Varek suponía para ella. Negó con la cabeza mientras sonreía. - Eres mío. - le dijo mientras se acercaba a él. Posando su mano derecha sobre el rostro de Varek, mientras mantenía la sonrisa. - Y yo soy tuya, si así lo deseas. - su mirada se volvió severa, como si quisiera hacer reflexionar al cazador. - Te lo dije en el palacio, podría utilizar mis poderes para hacer lo que me placiese contigo, pero nunca te obligué a hacer nada. Ni nunca lo haré. - sin alejarse, apartó la mano del rostro de Varek para coger su mano.

Observó sus venas, escuchando las palpitaciones de su corazón. - Todo tiene un precio, mi sangre por tu libertad, a mí por tu moralidad. - le miró a los ojos, con tranquilidad. - Puedo entregarte todo lo que quieras, solo tienes que pedírmelo. Pero no puedo entregarte algo que con el tiempo acabarías odiando... Sé como eres Varek, y te odiarías a ti mismo ,y por consecuencia a mi, por tener dependencia de mi sangre. No quiero ser la culpable de lo que podría ser tu destrucción. - su mano libre se posó sobre el pecho de el, sintiendo su vivo corazón. Suspirando, apartó la mano del pecho de Varek, alejándose unos pasos de el. Sin romper el contacto visual, Rayda se agachó y cogió la estaca de madera del suelo. La miró con recelo, observando como algo tan sencillo podía acabar con su vida. - Sabes, lo hermoso de la vida es su fugacidad. - partió la estaca en dos, esparciendo cada fragmento a cada lado. - Los humanos nunca podréis apreciarlo. Siempre queréis más y más... Igual que nosotros. - volvió a mirarle, mientras que con sus uñas, hizo un corte en su propio cuello, dejando que un hilo de sangre cayera hacia sus pechos. - Si es lo que quieres... No puedo negarte nada, Varek. - con una sonrisa pícara, apartó su melena y estiró el cuello, dejando más a disposición del cazador la reciente herida.

por **Varek J. Lachance** Mar Feb 28, 2017 11:27 am

La armonía de sus movimientos hacía parecer al cazador que el tiempo iba ralentizado. Cada detalle podía ser disfrutado y apreciado, valorado. Disfrutando de cada sensación que ella le otorgaba cerró los ojos cuando sintió la mano fría en su mejilla. Era tan sencillo dejarse llevar por cada movimiento, sintiéndose invitado a participar en cada ello. Pero gracias a la pasividad que le caracterizaba, apenas se tomó un par de segundos para asimilar la caricia, volviendo a abrir los ojos.

Sus finos y largos dedos agarraron su mano, ambos volvieron la mirada a ella, para Varek era tan simple y conocida, para ella. Era fascinante, era la realidad que les separaba. Dejándola caer en su costado, apoyó su fría mano en el pecho de Varek - Mi destrucción lleva activa desde que te conocí - susurró sin darle más importancia a sus palabras que la misma frase conllevaba.

Agachada, con sus manos sobre la estaca que llevaba el nombre del cazador, resaltaba la extraña luz que parecía despedir. Sus ropajes posados con suavidad y perfección sobre la hierba invitaban al cazador a tomar posición a su lado y hacerla levantar, para que no se ensuciara. Sin embargo, cuando da un paso hacía ella, para alzarla, un reguero de sangre comienza a recorrer su cuello, cayendo entre sus pechos. El color borgoña resalta sobre la pálida piel de la vampiresa, brillando bajo la luz de la luna.

Apretando su mandíbula la alza, suavemente agarrando su mano. Y apoyando la otra mano sobre su cintura, posa sus labios sobre la pequeña herida. Comenzando a beber de ella. Odiando aquel metalizado sabor.

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