AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Sound and the Fury → Privado
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The Sound and the Fury → Privado
“Life ... is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.”
― William Shakespeare, Macbeth
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.”
― William Shakespeare, Macbeth
El viento despeinó su cabello y fue una sensación extraña, hace tanto que no sentía tal cosa que no supo qué hacer. Miró el horizonte desde lo alto de la colina, las casas que se iban apilando como en un castillo de naipes y luego, al fondo, París en todo su esplendor. Más cerca, los sembradíos de trigo que alimentaba las arcas de los Satie.
Era tan raro que saliera, que incluso los trabajadores más antiguos, aquellos que de hecho ya lo habían visto en una de sus raras apariciones, lo miraron raro. Por eso ordenó al mayordomo que lo acompañaba que lo llevara a ese sitio, lejos de todos. Había ido a revisar un asunto administrativo que el capataz no pudo resolver, y odiaba eso, aunque se portó benévolo porque el hombre le había servido por años.
Una vez en aquel lugar alto, vigilando como desde una atalaya, Honoré ordenó ser dejado solo un momento, y se sabía que sus órdenes debían acatarse con prontitud o atenerse a las consecuencias. De ese modo, solo y sentado en la silla de ruedas que lo ataba, miró ese exterior que quizá no vería en mucho tiempo tras ese día. Suspiró, pensando en sus hijos, y en la nueva niñera, la señora MacFarlane que se empeñaba en interferir con su reclusión voluntaria.
Sus cavilaciones se vieron interrumpidas cuando escuchó ruido a sus espaldas. Maniobró la silla de ruedas con habilidad y se giró 180 grados. Aguzó la vista, pero no pudo ver nada, más que los árboles por los cuales la luz de la tarde ya se colaba, naranja y dorada.
—¿Quién anda ahí? —exigió saber. No podía ser su mayordomo, ni el capataz. Si su orden había sido ser dejado solo, no se atreverían a acercarse. Mucho menos uno de sus trabajadores, creyó, porque le tenían miedo y recelo, aunque no los tratara mal precisamente.
Tensó la mandíbula y empujó las ruedas de su silla un poco al frente. Era una lata estar pegado a ese armatoste; le complicaba todo, como en ese caso, averiguar si se trataba de alguien, o de un animal silvestre. De ser lo primero, entraban en otro problema: ¿qué hacía en su propiedad? Si bien los trigales estaban separados de su casa, esos terrenos no dejaban de ser suyos, como fueron de su abuelo, y jamás llegaron a ser de su padre.
Quiso acercarse más, y eso provocó que por poco la silla rodara cuesta abajo. Logró detenerla, lastimándose las manos en el proceso. Maldijo por lo bajo, detestándose por lo inútil que era, dependiendo de ese aparato para todo.
Última edición por Honoré Satie el Jue Feb 08, 2018 10:30 pm, editado 2 veces
Honoré Satie- Humano Clase Alta
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Localización : París
Re: The Sound and the Fury → Privado
Si bien París le resultaba sumamente agradable, la salida a zonas algo más alejadas al ajetreo de la ciudad, campos, cosechas y demás, si bien se podía considerar que la aparente joven vampiresa había madrugado por así llamarlo al levantarse cuando los ultimos rayos del sol aun bailaban entre los arboles, el truco era no exponerse a él directamente, simplemente a estas horas era cuestión de esperar a que la luz se terminase de apagar, olisqueaba los aromas del campo, más se puso su capucha ocultando su rostro, no llamar la atención siempre era sumamente importante, aunque una jovencita siempre alguna mirada desviaba, todo depende de quien se cruzase en el camino, no era algo que ahora le preocupase en exceso, siempre segun era la situación.
Más ahora acariciaba un mechon de su platino pelo, mientras pensativa se iba dirigiendo a los campos de cosecha, había casas, las veía a lo lejos, eran un buen sitio donde encontrar una presa relativamente facil, de hecho pocas veces encotraba las presas tan alejadas, eso solía despertar un ese instinto más sadico y oculto que la rubia solía tener, el que no había motivo para mostrar. Ladeó la cabeza sonriendo de maliciosamente, mientras se acercaba más y más pudiendo captar ciertas presencia, manteniendose oculta a los ultimos rayos del sol, mientrás observaba algo que le llamo ciertamente la atención.
Se movió rapido, mientras desde su escondrijo..esperaba que las luces desaparecieran, sonrió de medio lado mientras escuchaba aquella voz preguntar por quien se escondía, la rubia observó con atención, la noche se hizo presente permitiendola salir de donde se escondía aunque no a la vista de aquel hombre, al que observó con atención, viendo como se dejaba las manos al intentar frenar esa silla de ruedas para no caer, podía notar su pulso desde donde estaba, como miraba el trigal. La vampiresa se acercaba por detrás de forma sigilosa, mirandole con cierta curiosidad, miró alrededor comprobando que nadie más huniera ahí.
Agarró la silla por detras y se inclinó hacia alante por el lado derecho del hombre. -Buenas noches...- Dijo arrastrando un poco la silla hacia donde le fuera dificultoso moverse, se giró hasta colocarse frente a él sonriendo de ladeada manera. -Disculpame, quizás me he despistado un poco, estoy algo perdida..¿Eres el señor de estas tierras?.- Sonrió de medio lado, quizás era intimidante para aquel mortal esa presencia. Esas formas, pero estaba algo desentrenada en las formas de estar con mortales, aunque si su objetivo era el pulso de ese hombre poco le debiera importar, pero se sentía que quizás era muy abusona de su parte. Mejor dar la oportunidad a hablar tal vez.-Soy Arikel...un placer.- Dijo con cierto tono de superioridad mientras entrecerraba los ojos observandole con esa sonrisilla maliciosa.
Más ahora acariciaba un mechon de su platino pelo, mientras pensativa se iba dirigiendo a los campos de cosecha, había casas, las veía a lo lejos, eran un buen sitio donde encontrar una presa relativamente facil, de hecho pocas veces encotraba las presas tan alejadas, eso solía despertar un ese instinto más sadico y oculto que la rubia solía tener, el que no había motivo para mostrar. Ladeó la cabeza sonriendo de maliciosamente, mientras se acercaba más y más pudiendo captar ciertas presencia, manteniendose oculta a los ultimos rayos del sol, mientrás observaba algo que le llamo ciertamente la atención.
Se movió rapido, mientras desde su escondrijo..esperaba que las luces desaparecieran, sonrió de medio lado mientras escuchaba aquella voz preguntar por quien se escondía, la rubia observó con atención, la noche se hizo presente permitiendola salir de donde se escondía aunque no a la vista de aquel hombre, al que observó con atención, viendo como se dejaba las manos al intentar frenar esa silla de ruedas para no caer, podía notar su pulso desde donde estaba, como miraba el trigal. La vampiresa se acercaba por detrás de forma sigilosa, mirandole con cierta curiosidad, miró alrededor comprobando que nadie más huniera ahí.
Agarró la silla por detras y se inclinó hacia alante por el lado derecho del hombre. -Buenas noches...- Dijo arrastrando un poco la silla hacia donde le fuera dificultoso moverse, se giró hasta colocarse frente a él sonriendo de ladeada manera. -Disculpame, quizás me he despistado un poco, estoy algo perdida..¿Eres el señor de estas tierras?.- Sonrió de medio lado, quizás era intimidante para aquel mortal esa presencia. Esas formas, pero estaba algo desentrenada en las formas de estar con mortales, aunque si su objetivo era el pulso de ese hombre poco le debiera importar, pero se sentía que quizás era muy abusona de su parte. Mejor dar la oportunidad a hablar tal vez.-Soy Arikel...un placer.- Dijo con cierto tono de superioridad mientras entrecerraba los ojos observandole con esa sonrisilla maliciosa.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: The Sound and the Fury → Privado
Siguió oteando el lugar, tratando con ahínco de encontrar al intruso. El ardor en las manos pasó a segundo plano ante la desesperación de no poder ver, más aún cuando la penumbra de la noche se dejó caer con fuerza, matando el último rayo del astro rey en el horizonte.
Fue a preguntar una vez más, a darle una segunda oportunidad a quien anduviera por ahí, antes de llamar a su gente para que lo sacaran a patadas. No era secreto que Honoré era muy celoso de lo que era suyo, y esta intromisión le pareció una grosería. No obstante, ya no pudo hacerlo. Sintió cómo alguien tomaba la silla, brincó en su lugar, y dio un súbito suspiro cuando escuchó la voz femenina. ¿Cómo había conseguido acercarse sin que él la detectara?
—Sí, soy el señor de estas tierras —afirmó con aplomo cuando la tuvo de frente: joven, pálida, bonita a su modo, y claramente extranjera—. No me importa cómo te llames, estás en propiedad privada —soltó con esa amargura que lo acompañaba desde que estaba atado a la silla de ruedas. Honoré podía ser muy déspota cuando se lo proponía, sobre todo con extraños.
—Vaya que sí estás perdida —continuó con ironía—, ¿cómo rayos llegaste a este lugar? Además, no es hora para que una mujer ande sola tan lejos de la ciudad —dijo, pero la verdad es que le daba exactamente lo mismo si la chica sufría algún contratiempo. Lo único que le interesaba en ese instante era que dejara sus malditos sembradíos.
—¿Necesitas ayuda? Puedo decirle a uno de mis trabajadores que te encamine a la ciudad —ofreció luego, con cierta urgencia. Esa repentina amabilidad nacía de la misma necesidad: la de que la joven se largara.
Comenzaba a odiar realmente estar fuera de su habitación, de la que de por sí, raramente salía. No tenía tiempo para estas tonterías. Quiso mover la silla, pero no pudo y frunció el ceño, alzó la vista para verla a los ojos con algo parecido al odio. No podía ser odio, porque Honoré no invertía emociones en cualquiera, pero sí se asemejaba lo suficiente como para notar el carácter agrio en el hombre. Y bueno, se decía constantemente, ¿qué esperaban de un pobre paralítico?
Apremió por una respuesta en un gesto, tensando la mandíbula y apretando con las manos las ruedas de la silla.
Honoré Satie- Humano Clase Alta
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Localización : París
Re: The Sound and the Fury → Privado
La vampiresa observaba al hombre ladeando la cabeza, permitiendose una mirada de lo que se pudiera decir ternura observandole, solo por ver a lo que podría convertirse en una presa desvalida debido a lo que estaba aferrado sin poder huir, más se mantenía mirandole de esa forma melosa, tranquila mientras meditaba cual sería el siguiente paso a dar con aquel hombre, que ahora tenía un tono serío cuando aseguró que le daba exactamente igual como se llamara aquella jovencita de aparentes dieciseite años, una adolescente con un gusto por la ropa londinense, más a pesar de la bordería del hombre, la chica no perdía la discreta sonrisa para no mostrar sus colmillos.
Dejo escapar un suave suspiro antes de inclinarse mirando al hombre, con aire burlon tal vez, algo que quizá aquel hombre pudo intuir, desvió su azul celeste mirada unos segundos antes de responder los gruñidos del hombre. -Vaya, eres muy poco amistoso...es de mala educación no presentarse, vamos...dime tu nombre.- Dijo eso último con un dulce tono lastimero, que aunque dudaba que sirviese con el hombre, si estaba convencida de que al menos conseguiría una sensación de desconcierto.
La vampiresa se relamió muy lentamente, mientras concentraba su atención en el pulso del hombre, al que por cierto si le encontraba ciertamente atractivo, aunque le estropeaba esa amargura que acompañaba al estar atado a la silla, pero respondió con una sonrisa discreta a las cuestiones que acompañaron seguidamente con ironia que este escupió entre sus labios, la rubia noruega dejó escapar una risa. -Oh, pues estoy aquí por que he aprovechado que mi padre no miraba para hacer unas travesuras que pudieran resultar interesantes.- Comento con una cierta picarda en sus palabras, buscando aun más el despistar o al menos hacer estallar las emociones confusas que pudiera crear en aquel hombre, podía escuchar el latido de su corazón, potente, sin duda alguna, quizá por la tensión y el contra tiempo que para él era tener a una desconocida en sus tierras, y que fuese tal vez demasiado invasora en cuanto al espació personal.
Se mordió el labio aun con cuidado de no mostrar sus colmillos, y aunque a simple vista el hombre se llevaría una imagen distorsionada de lo que pudiera significar ese gesto. -¿Tus trabajadores? parece que tu mal humor te precede, o no estarias tan....poco acompañado. - Sonrió devolviendole la ironia mientras miraba a ambos lado observando la soledad del sitio. Más el hombre quiso retirarse pero Arikel no estaba dispuesta a dejar escapar a su posible presa , eso era así y era una realidad de la que aquel hombre no era consciente, ni iba a dejar que lo descubriera, al menos por el momento, asi que iba a invertir tiempo en un juego que pudiera antojarsele sumamente divertido como necesario para conseguir algo más, ladeó la cabeza mirandole. -¿Por qué quieres que me vaya? oh...no quiero irme, me gusta conocer gente, y si es atractivo mejor. - Le guiñó un ojo con coqueteo, sin duda eso no se lo esperaría, y ademas por el patrón de comportamiento que llevaba seguramente se lo tomaría a mofa, o empezaría a compadecerse de si mismo, asi que la vampiresa quiso atajar aquello, acercandose más al hombre aferrando la silla para impedirle la retirada. -Es una pena ese humor tan agrió, quizás me he precipitado metiendome en un sitió...mejor dicho propiedad privada...pero...ahora mismo no me arrepiento, seguro que tu tambien estas hastiado y por eso tu humor es tan...gruñon.- Dijo en el tono mas dulce que la vampiresa era capaz de hacer, se acercó un momento a él, el mortal lo tomaría como un intento de coqueteo, la realidad era más oscura, pues buscaba oler su sangre. Se retiró un poco aun aferrando la silla y le dió tiempo a asimilar las acciones de la joven.
Dejo escapar un suave suspiro antes de inclinarse mirando al hombre, con aire burlon tal vez, algo que quizá aquel hombre pudo intuir, desvió su azul celeste mirada unos segundos antes de responder los gruñidos del hombre. -Vaya, eres muy poco amistoso...es de mala educación no presentarse, vamos...dime tu nombre.- Dijo eso último con un dulce tono lastimero, que aunque dudaba que sirviese con el hombre, si estaba convencida de que al menos conseguiría una sensación de desconcierto.
La vampiresa se relamió muy lentamente, mientras concentraba su atención en el pulso del hombre, al que por cierto si le encontraba ciertamente atractivo, aunque le estropeaba esa amargura que acompañaba al estar atado a la silla, pero respondió con una sonrisa discreta a las cuestiones que acompañaron seguidamente con ironia que este escupió entre sus labios, la rubia noruega dejó escapar una risa. -Oh, pues estoy aquí por que he aprovechado que mi padre no miraba para hacer unas travesuras que pudieran resultar interesantes.- Comento con una cierta picarda en sus palabras, buscando aun más el despistar o al menos hacer estallar las emociones confusas que pudiera crear en aquel hombre, podía escuchar el latido de su corazón, potente, sin duda alguna, quizá por la tensión y el contra tiempo que para él era tener a una desconocida en sus tierras, y que fuese tal vez demasiado invasora en cuanto al espació personal.
Se mordió el labio aun con cuidado de no mostrar sus colmillos, y aunque a simple vista el hombre se llevaría una imagen distorsionada de lo que pudiera significar ese gesto. -¿Tus trabajadores? parece que tu mal humor te precede, o no estarias tan....poco acompañado. - Sonrió devolviendole la ironia mientras miraba a ambos lado observando la soledad del sitio. Más el hombre quiso retirarse pero Arikel no estaba dispuesta a dejar escapar a su posible presa , eso era así y era una realidad de la que aquel hombre no era consciente, ni iba a dejar que lo descubriera, al menos por el momento, asi que iba a invertir tiempo en un juego que pudiera antojarsele sumamente divertido como necesario para conseguir algo más, ladeó la cabeza mirandole. -¿Por qué quieres que me vaya? oh...no quiero irme, me gusta conocer gente, y si es atractivo mejor. - Le guiñó un ojo con coqueteo, sin duda eso no se lo esperaría, y ademas por el patrón de comportamiento que llevaba seguramente se lo tomaría a mofa, o empezaría a compadecerse de si mismo, asi que la vampiresa quiso atajar aquello, acercandose más al hombre aferrando la silla para impedirle la retirada. -Es una pena ese humor tan agrió, quizás me he precipitado metiendome en un sitió...mejor dicho propiedad privada...pero...ahora mismo no me arrepiento, seguro que tu tambien estas hastiado y por eso tu humor es tan...gruñon.- Dijo en el tono mas dulce que la vampiresa era capaz de hacer, se acercó un momento a él, el mortal lo tomaría como un intento de coqueteo, la realidad era más oscura, pues buscaba oler su sangre. Se retiró un poco aun aferrando la silla y le dió tiempo a asimilar las acciones de la joven.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: The Sound and the Fury → Privado
Aún de vez en cuando tenía la esperanza de poder mover la silla y hacía el amargo de jalarla para poder arrebatarla del agarre ajeno, pero para ser una chiquilla tan delicada, tenía mucha fuerza. Honoré la maldijo por lo bajo e intentaba hacerse hacia atrás en su asiento cada vez que se acercaba. Estaba completamente desvalido ante la rubia, que parecía muy empecinada en fastidiarlo, porque a sus ojos no había otro motivo para haberla estado aguantando ya por tanto tiempo.
Su boca formó una línea recta en su rostro de ceño fruncido, para impedir que desde su garganta escapara su nombre. Ahora era más una cuestión de honor. En cambio, bufó, odió que tuviera razón respecto a sus trabajadores, pues ni uno parecían andar por ahí cerca.
—No necesito tu lástima —al fin respondió. Para él, cualquier cumplido era por compasión de su situación, no le cabía en la cabeza que pudiera tratarse de algo sincero—. Mi humor siempre es el mismo. Ya está, ¿no? Ya conociste a alguien, según tú, atractivo, ahora vete. —Volvió a hacer el intento de mover la silla, y una vez más fue inútil.
—¿Qué buscas exactamente? ¿Por qué atormentas a un lisiado? ¿No lo ves, niña? Sólo quiero estar solo —soltó con la amargura usual. Siempre que se refería a él era con especial énfasis en ese aspecto, no para victimizarse, sino para dejarle claro al mundo que sus intenciones eran inamovibles: quería que lo dejaran en paz.
¿Era tan difícil entenderlo?
—Te aseguro que París tiene gente más interesante, y sobre todo, más dispuesta para conocer —dijo luego—, porque no eres de aquí, ¿no es así? Tu nombre, tu acento, tus ojos, tu cabello… eres del Norte, ¿o me equivoco? —continuó. Aunque amansó su intratable manera de manejarse, estuvo lejos de sonar amistoso, y es que eso ni siquiera cabía en su vocabulario.
—Si te digo mi nombre, ¿me dejarías tranquilo? —Quiso negociar—. No creo que te suene de nada, pero insistes también mucho en eso. ¿Es suficiente para comprar mi libertad? —Con ello, miró las blancas manos de la chica que le impedían huir en su silla.
Le pareció un trato justo.
Honoré Satie- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/08/2016
Localización : París
Re: The Sound and the Fury → Privado
No había que esforzarse en adivinar que ese hombre huraño no estaba nada comodo con las acciones que la chica tenía, aferrando su silla pra que no se retirara, incluso este parecía percatarse de que la joven a pesar de un apecto tan delicado tenía una inusual fuerza que le mantenían si poder poner distancia entre los dos, a pesar de sus quejidos y gruñidos, Arikel observaba al hombre, como si lo estuviera estudiando, realmente en lo que estaba concentrada era en el latido de su corazón que bombeaba con fuerza, supuso que por la tensión que tenía por la insistencia de la joven en conocerlo mejor, Arikel se meditaba si desvelar su naturaleza para probar su sangre, pero lo cierto es que no deseaba matarlo, realmente le estaba despertando el interes de otra forma, quizá pudiera divertirse más con el mortal malhumorado que tenía frente a ella.
-¿Lastima?.- Repitió esa palabra cuando el hombre al fin la respondió, lo que hizo que la vampiresa enarcara una ceja mirandole aun con atención ignorando la nueva petición de que e marchara, ella ladeó la cabeza frunciendo el ceño mientras le miraba. -No me das la menor lastima, te regodeas en estado y eso hace que cualquier pizca de la lastima que pudieras causarme desaparezca...no, no siento pena por tí, ni siquiera me incitas cierta ternura, pero aun asi, me sigues pareciendo alguien atractivo.- Dijo de una manera soberanamente brusca la muchacha, no tenía por que andarse con finuras, ni siquiera lo veía necesario.
-Deja de regodearte en eso.- Replicó cuando nuevamente el hombre volvió a mencionar que era un lisiado, mientras que Arikel seguía con su mirada fija en él, mirandole, estudiandole, se le hacía la boca agua ciertamente, pero preferiría otra actitud también, esta era muy agria, y a la noruega se le estaba antojando intentar bajar esos escudos que podía tener, sería un juego muy interesante, aunque resistirse al bocado pudiera ser. -Yo quiero compañia.- Replicaba la rubia sin dar paso a las peticiones del hombre que tenía frente a ella.
Pareció que el caballero finalmente se fijaba en los rasgos de la jovencita, que ante su pregunta si pertenecía al norte ella asintió con la cabeza sin mediar en ese momento palabra alguna. Queria negociar por su libertad, pero lo que debiera quedar claro es que la vampiresa no se lo iba a dar, ella enarcó la ceja observandole. -Tu ya sabes mi nombre, deberías er más educado..- Dijo mientras sonrió maliciosamente, aunque por despiste quizá si el hombre se fijaba se verían sus colmillos, ella se sentó con total descaro en el regazo del hombre mientras le miraba, sin duda sabiendo que quizá esa acción le hiciera estallar de hira o similar, quizá se llevae un empujon, pero desde luego la vampiresa se esperaba una reacción agresiva.
-¿Lastima?.- Repitió esa palabra cuando el hombre al fin la respondió, lo que hizo que la vampiresa enarcara una ceja mirandole aun con atención ignorando la nueva petición de que e marchara, ella ladeó la cabeza frunciendo el ceño mientras le miraba. -No me das la menor lastima, te regodeas en estado y eso hace que cualquier pizca de la lastima que pudieras causarme desaparezca...no, no siento pena por tí, ni siquiera me incitas cierta ternura, pero aun asi, me sigues pareciendo alguien atractivo.- Dijo de una manera soberanamente brusca la muchacha, no tenía por que andarse con finuras, ni siquiera lo veía necesario.
-Deja de regodearte en eso.- Replicó cuando nuevamente el hombre volvió a mencionar que era un lisiado, mientras que Arikel seguía con su mirada fija en él, mirandole, estudiandole, se le hacía la boca agua ciertamente, pero preferiría otra actitud también, esta era muy agria, y a la noruega se le estaba antojando intentar bajar esos escudos que podía tener, sería un juego muy interesante, aunque resistirse al bocado pudiera ser. -Yo quiero compañia.- Replicaba la rubia sin dar paso a las peticiones del hombre que tenía frente a ella.
Pareció que el caballero finalmente se fijaba en los rasgos de la jovencita, que ante su pregunta si pertenecía al norte ella asintió con la cabeza sin mediar en ese momento palabra alguna. Queria negociar por su libertad, pero lo que debiera quedar claro es que la vampiresa no se lo iba a dar, ella enarcó la ceja observandole. -Tu ya sabes mi nombre, deberías er más educado..- Dijo mientras sonrió maliciosamente, aunque por despiste quizá si el hombre se fijaba se verían sus colmillos, ella se sentó con total descaro en el regazo del hombre mientras le miraba, sin duda sabiendo que quizá esa acción le hiciera estallar de hira o similar, quizá se llevae un empujon, pero desde luego la vampiresa se esperaba una reacción agresiva.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: The Sound and the Fury → Privado
Rodó los ojos de tal manera que fue no sólo evidente, sino hasta doloroso. Vaya que era necia la chica. Se negó a decir algo, ¡no daba explicaciones a nadie! Aunque aceptaba que tal vez se hubiera ahorrado todo este sinsentido si desde un principio se hubiera mostrado más comunicativo. Se estaba debatiendo en ello cuando… ¡¿qué rayos hacía?! Se sintió tan humillado cuando la joven se sentó en su regazo. Incluso casi cae de la silla al perder de momento el equilibrio con el nuevo peso, para su fortuna no lo hizo, porque no creía que Arikel —ese era su nombre— fuera a ayudarlo y ya estaba lo suficientemente insultado ese día como para sumarle eso.
—Quién te crees que eres —musitó por lo bajo, más enojado y sorprendido que otra cosa. Cuando creía que la chica no podía superarse, lo hacía y eso debía concedérselo, aunque a sus ojos no fuera mérito alguno—. Eres exasperante, ¿sabes? Y no conoces lo que es el espacio personal —continuó, pero daba un poco igual, realmente.
Respiró profundamente un par de veces. Si bien casi ni la sentía, con las piernas inservibles como las tenía, no dejaba de ser completamente aleatorio este comportamiento. Bien podía empujarla, pero optó por no hacerlo. Giró el rostro para verla, ¡era más blanca así de cerca! Y estaba más fría. Algo en todo ello lo inquietó, ya no era la cercanía, sino la apariencia ajena, la de un muerto muy hermoso, no había otra forma de describirlo.
—Me llamo Honoré —al fin dijo su nombre, sin más adornos o ceremonias—, ¿contenta? Honoré, te lo repito para que no vuelvas a preguntar —continuó, frunciendo más el ceño, había olvidado la última vez que había dicho su nombre a alguien nuevo, porque ni con MacFarlane se presentó—. Ahora, te agradecería si te quitaras de encima, no estará bien visto si nos encuentran así.
Meditó cómo continuar, qué hacer, qué decir. Estaba en un aprieto, por decir lo menos y esa parecía toda la intención de Arikel.
—No pretendas que me conoces, niña, no me regodeo en mi miseria, es lo que soy, ¿le llamas regodearse a ser realista? Está bien, haz lo que quieras, sólo…, sólo no creas que me conoces o que conoces la historia detrás de mi invalidez, porque eso es, no importa cómo tú, mi familia o los doctores lo llamen, son meros eufemismos, soy un inválido, ¿no hay algo de valor en aceptarlo? —habló con fuerza, pero extrañamente, hubo algo más calmado en su voz y semblante.
—No sé qué pretendes, o por qué me elegiste como víctima de tu molesta actitud, pero libérame ya. Debo regresar a casa —concluyó, mirándola directo a los ojos que, de un modo extraño, no le reflejaron juventud alguna, parecieron arcanos, como si ocultaran muchas cosas que él era incapaz de comprender, no importaba cuántas veces se las explicaran.
Última edición por Honoré Satie el Dom Sep 02, 2018 8:43 pm, editado 1 vez
Honoré Satie- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/08/2016
Localización : París
Re: The Sound and the Fury → Privado
La joven sabía que estaba siendo muy molesta, que todo lo que hacía era sumamente desconcertante, comportandose como una niña engreida y caprichosa, le observaba con atención olfateando con sumo disimulo el aroma que desprendia, escuchando el latir de su corazón y como esta le estaba poniendo absolutamente de los nervios, y ademas Arikel se sentía divertida con todo ese comportamiento y la reacciones ajenas, el sentarse encima de él en el regazo hizo que por poco no perdiera el equilibrio, pegando asi una ligera sacudida que hizo que Arikel dejara escapar una muy leve risita divertida, mientras le observaba, pudo percibir como estaba furioso y sorprendido a partes iguales, eso ladeo una sonrisa de satisfacción por el rostro que este dibujó en su cara. -Exasperante...bueno, no es la primera vez que me lo dicen.- Comentó sumamente despreocupada, más se fijó como al parecer el hombre mostraba algo de atención al aspecto de Arikel, la vampiresa tuvo la ligera sensación de que el mortal tenía cierto interes por el relativo anormal aspecto de ella, quiza demasiado fria, demasiado palida, y ella no podía sonrojarse ni esos matices que le hubieran dado aspecto vivaz.
Ella miraba el cuello de manera fugaz, antes de que este por fin revelara su nombre, aunque de manera muy borde, ella le observó sonriendo levemente para no mostrar más de lo debido, más cuando comentó que se quitara de encima de él por el que dirán si alguien les viera asi, hizo que la vampiresa se tapara la boca dejando escapar una infantil risilla. -Claro, con ese caracter seguro que todos piensan que eres un don Juan.- Comentó con notable sarcasmo mientras finalmente cedía a su petición para ponerse de nuevo de pie alisando su vestido con las manos antes de girarse a observarle de nuevo, mientras sus intenciones se volvian más firmes respecto al mortal, ladeo la cabeza y le observó entrecerrando los ojos con claro gesto pensativo.
Él rugió su respuesta ante el comentario de la platina, sobre su condición mientras ella le miraba de arriba a abajo sin un apice de pena o compasión en su mirada, no se la daba, con su actitud no se ladió, quizás si hubiera tornado algo más dulce ella se habría planteado otra cosa, pero no, ese hombre tenía la amargura a flor de piel, más terminó por enarcar una ceja ante su pregunta. -Si, hay valor en ser realista, pero no en como tú lo enfocas.- Sentenció de manera seca la vampiresa mientras se cruzaba de brazos.
Miró alrededor terminando de comprobar la soledad e intimidad del momento mientras este pedia ser liberado de la molesta joven, Arikel perdió entonces su semblante despreocupado para poner uno totalmente inexpresivo, mientras sus claros ojos se clavaban en los ajenos. -Hay muchos motivos por el que decido "incordiar" a alguien, en tu caso...quizá te a perdido tu actitud, esto para mí es un juego.- Confesó Arikel mientras le miraba de manera más descarada al cuello, se acercó a Honoré y se inclinó sujetandole nuevamente la silla como al principio, pero esta vez la actitud inexpresiva quizá empezaba a marcar ferocidad.
-Creo que te voy a enseñar algo de oscuridad, no juzguez un libro por la cubierta.- Fue entonces cuando sí, ensanchó la sonrisa emitiendo un sobrenatural bufido, el mortal pudo ver los afilados colmillos de la vampiresa, sus claros ojos destellearon rojizos, mostrando la naturaleza, quería percibir su miedo. Tenía todo pensado y aun estaba meditando si matarle o no...todo dependía de él. -Lo siento por ti...- Su tono era oscuro, pero era la presa que había elegido para esa noche, y la chachara previa no llevaba a ningún puerto.
Ella miraba el cuello de manera fugaz, antes de que este por fin revelara su nombre, aunque de manera muy borde, ella le observó sonriendo levemente para no mostrar más de lo debido, más cuando comentó que se quitara de encima de él por el que dirán si alguien les viera asi, hizo que la vampiresa se tapara la boca dejando escapar una infantil risilla. -Claro, con ese caracter seguro que todos piensan que eres un don Juan.- Comentó con notable sarcasmo mientras finalmente cedía a su petición para ponerse de nuevo de pie alisando su vestido con las manos antes de girarse a observarle de nuevo, mientras sus intenciones se volvian más firmes respecto al mortal, ladeo la cabeza y le observó entrecerrando los ojos con claro gesto pensativo.
Él rugió su respuesta ante el comentario de la platina, sobre su condición mientras ella le miraba de arriba a abajo sin un apice de pena o compasión en su mirada, no se la daba, con su actitud no se ladió, quizás si hubiera tornado algo más dulce ella se habría planteado otra cosa, pero no, ese hombre tenía la amargura a flor de piel, más terminó por enarcar una ceja ante su pregunta. -Si, hay valor en ser realista, pero no en como tú lo enfocas.- Sentenció de manera seca la vampiresa mientras se cruzaba de brazos.
Miró alrededor terminando de comprobar la soledad e intimidad del momento mientras este pedia ser liberado de la molesta joven, Arikel perdió entonces su semblante despreocupado para poner uno totalmente inexpresivo, mientras sus claros ojos se clavaban en los ajenos. -Hay muchos motivos por el que decido "incordiar" a alguien, en tu caso...quizá te a perdido tu actitud, esto para mí es un juego.- Confesó Arikel mientras le miraba de manera más descarada al cuello, se acercó a Honoré y se inclinó sujetandole nuevamente la silla como al principio, pero esta vez la actitud inexpresiva quizá empezaba a marcar ferocidad.
-Creo que te voy a enseñar algo de oscuridad, no juzguez un libro por la cubierta.- Fue entonces cuando sí, ensanchó la sonrisa emitiendo un sobrenatural bufido, el mortal pudo ver los afilados colmillos de la vampiresa, sus claros ojos destellearon rojizos, mostrando la naturaleza, quería percibir su miedo. Tenía todo pensado y aun estaba meditando si matarle o no...todo dependía de él. -Lo siento por ti...- Su tono era oscuro, pero era la presa que había elegido para esa noche, y la chachara previa no llevaba a ningún puerto.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: The Sound and the Fury → Privado
—¿Por qué no me sorprende? —preguntó de manera retórica cuando ella confesó que ya la habían llamado exasperante. Al menos no era sólo con él, rio para sus adentros.
Entornó la mirada entonces, muy atento a la chica que a pesar de su actitud, cada vez le parecía más… no sabía cómo definirlo, ¿escalofriante? Era esa palabra tal vez la que más se acercaba a lo que quería decir, sólo que no lograba ver a una joven como ella, bonita y todo, de ese modo. Era un choque de realidades, a decir verdad. Aguardó.
Bufó pero fue lo último que pudo hacer ante la amenaza velada de Arikel. Esos ojos que antes mantuvo semicerrados, ahora se abrieron mucho, más de lo normal, al ver lo que ella le estaba mostrando. Fue un reflejo involuntario, pero se hizo hacia atrás con violencia, aunque claro, no pudo llegar muy lejos y se llevó una mano al cuello.
Había leído lo suficiente sobre cualquier tema para conocer a una criatura como esta. Desde luego, hasta esa velada las había creído sólo mitos, historias para espantar niños y señoras. Sintió una horrible aprensión en el pecho, parecida a la que lo invadió el día de su accidente y hasta entonces supo de qué se trataba: sentía la muerte muy cerca.
Pero Honoré era un hombre de demasiado orgullo como para flaquear. Sus ojos reflejaban el suficiente miedo, pero él no iba a pronunciar palabras que lo detalaran, iba a conservar esa poca dignidad, ese poco decoro que una niña molesta estaba empeñada en arrebatarle.
—¿Y qué vas a hacer? —preguntó, no pudo elevar mucho la voz por miedo a que el temor se viera reflejado en sus palabras y entonces sonó como un murmullo apenas por encima de las cigarras que a esa hora de la noche, ya cantaban su canción a la luna.
—¿En serio te vas a aprovechar de un pobre inválido? —Honoré tenía muchas preguntas, no todos los días se desvelaba ante uno una verdad de la magnitud de aquella (los vampiros existen, ni más ni menos) pero no estuvo seguro que Arikel quisiera responder a todas esas muchas interrogantes. Sobrevivir se convirtió en su prioridad, luego ya tendría tiempo de averiguar todo.
—¿Quieres que te pida clemencia? ¿O qué quieres de mí? —Se mantuvo relativamente calmado, aunque las manos le temblaban un poco y sintió una gota de sudor recorrerle la espalda. Estaba aterrado, pero hacía frente a lo que viniera con aplomo.
Honoré Satie- Humano Clase Alta
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 07/08/2016
Localización : París
Re: The Sound and the Fury → Privado
Las cartas sobre la mesa, Arikel se había cansado del juego que no funcionaba, ese hombre era muy tozudo, demasiado, sus palabras remarcaban que la amargura le dominaba, podía con él, y nada de lo que hiciera Arikel le alegraba, más cuando decidió desvelar su naturaleza decir que la reacción del mortal la estaba satisfacciendo era quedarse corto, el placer que sentía al ver su cara era inmenso, como una cadena sus reacciones empezaron a venir, una tras otras, sus ojos abiertos como platos, su mano al cuello, como si hacer eso le fuera a proteger de la vampiresa, que ladeaba la cabeza observandole, mientras podía oir su pulso tan acelerado como estaba por mostrar sus colmillos y como sus ojos cambiaron de color a rojos, Arikel se mordió el labio inferior con deseo por lo que estaba observando en ese hombre. Más lo que más le sorprendió de todos los acontecimientos era que a pesar de la impresión inicial Honoré luchó por mantener la compostura, pero lo que él no sabía es que Arikel podía percibir su pulso, el bombeo de su corazón a mil, el aroma que desprendía ahora, el miedo.
La pregunta viendo como se comportaba él no le estrañó mucho a Arikel que mantenía un movimiento casi hipnotico, balanceandose levemente de un lado a otro mientras meditaba, manteniendo bien sujeta la silla del hombre que habia elegido como presa.
-¿Hacer? me comporto como mi instinto me pide pequeño...- Dijo con un tono casi compasivo, solo por las emociones que ahora él estaba transmitiendo, ya lo dijo, que esté en una silla no le daba pena alguna, lo unicó que hacía era que no podía echar a correr, aunque pudiera a Arikel no le iba a costar mucho alcanzarle, más sus siguientes palabras hicieron que la vampiresa mostrara sorpresa, incluso que expandiera su sonrisa dejando escapar una suave risilla. -¿Un pobre invalido? vaya...¿ahora me vienes con esas? ¿Que buscas de ello? despertar mi compasión...¿tal vez?- Preguntaba la vampiresa alzando una ceja mientras le observaba. Arikel acercaba la mano al rostro ajeno, acariciando con los dedos, notando el contraste de su temperatura calida, con pulso con la de ella fria como el hielo, se mordió el labio inferior marcando asi su colmillo.
Las preguntas que le hizo no le eran nada extrañas, más de lo que parecían le habían preguntado cuando ella había mostrado su naturaleza, ella deslizó su lengua por los labios, podía notar como temblaba, le agarro un mechon de pelo para obligarle a echar la cabeza hacia atras, con la otra mano le sujetó el brazo y pasó su naríz a pocos milimetros de su cuello, sus labios casi acariciaban la zona yugular del hombre. -Quiero tu sangre, hueles tan bien, y no te molestes en intentar decir que tienes mal sabor, no lo tienes, puedo oler lo que deseo de alguien, y me gusta tu olor.- Susurraba contra su cuello, manteniendose tranquila, le gustaba el aplomo que mostraba a pesar de la situación que se encontraba. -Pero te dejo decir...por que no matarte.- En realidad Arikel no le quería dar muerte, de hecho quería que le diera un motivo para no hacerlo, abrió la boca y Honoré pudo notar como los afilados colmillos empezaron a rozarle la piel, apunto de empezar a ejercer presión antes de morder.
La pregunta viendo como se comportaba él no le estrañó mucho a Arikel que mantenía un movimiento casi hipnotico, balanceandose levemente de un lado a otro mientras meditaba, manteniendo bien sujeta la silla del hombre que habia elegido como presa.
-¿Hacer? me comporto como mi instinto me pide pequeño...- Dijo con un tono casi compasivo, solo por las emociones que ahora él estaba transmitiendo, ya lo dijo, que esté en una silla no le daba pena alguna, lo unicó que hacía era que no podía echar a correr, aunque pudiera a Arikel no le iba a costar mucho alcanzarle, más sus siguientes palabras hicieron que la vampiresa mostrara sorpresa, incluso que expandiera su sonrisa dejando escapar una suave risilla. -¿Un pobre invalido? vaya...¿ahora me vienes con esas? ¿Que buscas de ello? despertar mi compasión...¿tal vez?- Preguntaba la vampiresa alzando una ceja mientras le observaba. Arikel acercaba la mano al rostro ajeno, acariciando con los dedos, notando el contraste de su temperatura calida, con pulso con la de ella fria como el hielo, se mordió el labio inferior marcando asi su colmillo.
Las preguntas que le hizo no le eran nada extrañas, más de lo que parecían le habían preguntado cuando ella había mostrado su naturaleza, ella deslizó su lengua por los labios, podía notar como temblaba, le agarro un mechon de pelo para obligarle a echar la cabeza hacia atras, con la otra mano le sujetó el brazo y pasó su naríz a pocos milimetros de su cuello, sus labios casi acariciaban la zona yugular del hombre. -Quiero tu sangre, hueles tan bien, y no te molestes en intentar decir que tienes mal sabor, no lo tienes, puedo oler lo que deseo de alguien, y me gusta tu olor.- Susurraba contra su cuello, manteniendose tranquila, le gustaba el aplomo que mostraba a pesar de la situación que se encontraba. -Pero te dejo decir...por que no matarte.- En realidad Arikel no le quería dar muerte, de hecho quería que le diera un motivo para no hacerlo, abrió la boca y Honoré pudo notar como los afilados colmillos empezaron a rozarle la piel, apunto de empezar a ejercer presión antes de morder.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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