AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Edición Limitada ~{Uryan}~
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Edición Limitada ~{Uryan}~
Recuerdo del primer mensaje :
El silencio era una utopía en su vida. Cuando el mundo se callaba y todos dormían ella estaba despierta, y entonces le sonaban las tripas, aunque no fuera un sonido real porque estaba muerta y nada se movía en su interior. O la voces de su cabeza... susurraban, hablaban, gritaban. Silencio. Sólo quería silencio, un poco de quietud, un momento que fuera suyo de verdad, que no perteneciese a nadie más... pero nunca era posible.
Había vuelto a la Morgue, una vez, sin saber muy bien por qué sus pasos la llevaron a tal lugar. Probablemente su subconsciente quiso regresar al único lugar conocido en el cual podía seguir siendo un monstruo de la noche. Pero nada más poner un pie en aquel callejón, sintió el hormigueo del miedo, el hambre extrema, el hedor y los dientes de las ratas que mordisqueaban y roían su camisón o las puntas de sus dedos. Entonces el pánico la invadió y se alejó de ese sitio.
Buscó también el silencio en el desierto jardín de Saint Clemence. El orfanato donde se crió y donde la convirtió aquel monstruo desalmado, estaba ahora desierto. Tras la masacre no quedaron monjas ni niños a los que cuidar, así que el edificio sucumbió al abandono. En aquellos tres años las malezas habían crecido mucho. No se atrevió a entrar y encontrarse de nuevo frente a frente con la mancha carbonizada sobre el suelo, donde la hermana Adolfina estacó al vampiro, donde ella perdió su vida humana. Tampoco allí encontró el consuelo que buscaba.
Vagó por las calles de París y por un comentario fortuito de Assur supo que había catacumbas. Una de las noches que él se fue con Sunshine la muchacha salió rumbo a aquellos túneles en busca de un lugar donde acallar ciertas voces, apagar esa sensación de hambre no saciada con la bolsa de sangre.
Llegó hasta el descampado en el que al parecer había una de las entradas y observó la abertura que parecía una alcantarilla, mas se trataba de una de las salidas de aquella inmensa red subterránea. Sus pasos eran apagados, livianos. Su vestido era etéreo, pálido como su piel, y su melena dorada y larga descansaba suelta sobre la espalda. Sus labios eran rojos, más que cuando era humana, sus ojos mantenían el azul celeste, cristalino y limpio de cuando estaba viva, pero se tornaban rojizos cuando la embargaba el hambre sin remedio.
Una figura delicada, casi espectral, que se adentraba en unos túneles oscuros. Tarareó por lo bajo una canción que solía cantar cuando jugaban al escondite en el patio de Saint Clemence.
Alargó la mano y fue acariciando las paredes de los túneles palpando la humedad decrépita del lugar, tratando de obviar los siseos de las voces y las palabras extrañas que parecían susurradas en el viento.
- Keep the streets empty for me:
El silencio era una utopía en su vida. Cuando el mundo se callaba y todos dormían ella estaba despierta, y entonces le sonaban las tripas, aunque no fuera un sonido real porque estaba muerta y nada se movía en su interior. O la voces de su cabeza... susurraban, hablaban, gritaban. Silencio. Sólo quería silencio, un poco de quietud, un momento que fuera suyo de verdad, que no perteneciese a nadie más... pero nunca era posible.
Había vuelto a la Morgue, una vez, sin saber muy bien por qué sus pasos la llevaron a tal lugar. Probablemente su subconsciente quiso regresar al único lugar conocido en el cual podía seguir siendo un monstruo de la noche. Pero nada más poner un pie en aquel callejón, sintió el hormigueo del miedo, el hambre extrema, el hedor y los dientes de las ratas que mordisqueaban y roían su camisón o las puntas de sus dedos. Entonces el pánico la invadió y se alejó de ese sitio.
Buscó también el silencio en el desierto jardín de Saint Clemence. El orfanato donde se crió y donde la convirtió aquel monstruo desalmado, estaba ahora desierto. Tras la masacre no quedaron monjas ni niños a los que cuidar, así que el edificio sucumbió al abandono. En aquellos tres años las malezas habían crecido mucho. No se atrevió a entrar y encontrarse de nuevo frente a frente con la mancha carbonizada sobre el suelo, donde la hermana Adolfina estacó al vampiro, donde ella perdió su vida humana. Tampoco allí encontró el consuelo que buscaba.
Vagó por las calles de París y por un comentario fortuito de Assur supo que había catacumbas. Una de las noches que él se fue con Sunshine la muchacha salió rumbo a aquellos túneles en busca de un lugar donde acallar ciertas voces, apagar esa sensación de hambre no saciada con la bolsa de sangre.
Llegó hasta el descampado en el que al parecer había una de las entradas y observó la abertura que parecía una alcantarilla, mas se trataba de una de las salidas de aquella inmensa red subterránea. Sus pasos eran apagados, livianos. Su vestido era etéreo, pálido como su piel, y su melena dorada y larga descansaba suelta sobre la espalda. Sus labios eran rojos, más que cuando era humana, sus ojos mantenían el azul celeste, cristalino y limpio de cuando estaba viva, pero se tornaban rojizos cuando la embargaba el hambre sin remedio.
Una figura delicada, casi espectral, que se adentraba en unos túneles oscuros. Tarareó por lo bajo una canción que solía cantar cuando jugaban al escondite en el patio de Saint Clemence.
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Y el cuco cantando el miedo nos quitó
Cu-cu, cu-cu.
- Lobo, ¿dónde estás?
- ¡Estoy tumbado y descansando! Pronto estaré detrás!!
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Y el cuco cantando el miedo nos quitó
Cu-cu, cu-cu.
- Lobo, ¿dónde estás?
- ¡Estoy poniéndome los pantalones! Pronto estaré detrás!!
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Y el cuco cantando el miedo nos quitó
Cu-cu, cu-cu.
- Lobo, ¿dónde estás?
- ¡Ahora os comeré y en mi panza acabarás!
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Y el cuco cantando el miedo nos quitó
Cu-cu, cu-cu.
- Lobo, ¿dónde estás?
- ¡Estoy tumbado y descansando! Pronto estaré detrás!!
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Y el cuco cantando el miedo nos quitó
Cu-cu, cu-cu.
- Lobo, ¿dónde estás?
- ¡Estoy poniéndome los pantalones! Pronto estaré detrás!!
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Jugando al escondite en el bosque anocheció
Y el cuco cantando el miedo nos quitó
Cu-cu, cu-cu.
- Lobo, ¿dónde estás?
- ¡Ahora os comeré y en mi panza acabarás!
Alargó la mano y fue acariciando las paredes de los túneles palpando la humedad decrépita del lugar, tratando de obviar los siseos de las voces y las palabras extrañas que parecían susurradas en el viento.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
... azules como estrellas, ojitos redonditos,
largos sus bigotes, así es mi lobito...
Lobo, lobito ¿dónde estás?
en una casita, jugando y saltando,
y saco la colita de cuando en cuando...
largos sus bigotes, así es mi lobito...
Lobo, lobito ¿dónde estás?
en una casita, jugando y saltando,
y saco la colita de cuando en cuando...
Era una canción infantil, pero muy adecuada porque Hania ya sabía que Slang estaba allí, escuchaba su mente cercana. Se detuvo en el canal de evacuación de desechos mirando hacia los lados, buscando un buen lugar donde sentarse y cuando decidió qué baldosa era la adecuada (porque no todas tenían pinta de serlo) se sentó allí cruzando las piernas y colocando un pequeño mantel de cuadros en el suelo, el cual sacó de la cesta de mimbre. Sobre él colocó un plato, un cuchillo redondo, de untar, y sacó un tarro de cristal que tenía mermelada de higos. Al abrirlo, el olor inundó sus fosas nasales, dulce y rico... una pena que en la lengua sólo le supiera a cenizas. Llenó el plato de galletas recién hechas y comenzó a untarlas con la mermelada.
— Te he traido galletas...las de ayer estaban malas.
La estampa era curiosa cuanto menos: una joven delicada, de rubia melena y vestida en colores pastel, sentada sobre el mugriento suelo maloliente, extendiendo una merienda dulce para un lobo rojo, salvaje y sanguinario. Y éste agazapado, observando con recelo todo cuanto sucedía. Todo muy normal.
Había dejado de sentir el peligro por su vida, porque ya no tenía una. Sus días sólo eran una sucesión de tiempo extraño, una condena en la que no podría ver el sol nunca más, ni tener una familia, ni siquiera comer una triste galleta sin que la hiciera vomitar sangre. Por eso la mayoría de los vampiros se volvían fríos, crueles y sanguinarios, se quedaban vacíos y renegaban de todo vestigio humano que les quedase. Pero ella prefería desintegrarse antes que ser así, con lo cual, actuaba de la única forma que le quedaba: como si fuera humana, lo más humana posible, por raro que pareciese. Y al final, el resultado es que a ella no le parecía tan extraño estar así, en aquel lugar y haciendo cosas que para la mayoría no tenían sentido. Hania le encontraba todo el sentido del mundo a ese simple gesto...tener a alguien a quien visitar, alguien a quien llevarle galletas que sí podía comer, alguien que no la juzgase por hacerlo. Alguien que cuando viera sus rarezas las aceptara sin cuestionarse si estaba loca o no, si era digna de lástima o de burla...Lo único que buscaba Hania en su no-vida era algo de comprensión y quizás algún día, afecto. Le bastaba con que alguien la aceptase así y la hiciera partícipe de su vida, que la dejara estar allí, sólo eso.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Escuchó al cancioncilla moviendo las orejas, así que sabía que estaba allí, a pesar de lo que pudiera parecer, la rubia cainita no iba a ser tan inútil como se podría sospechar, al menos esperaba que fuera capaz de sentir un peligro inminente..Aunque por qué se le pasó eso por la cabeza no pudo decirlo. Slang tiraba de él hacia la muchacha, como si él fuera la única protección que la vástaga necesitase. Uryan gruñó, resitiéndose al lobo que le instaba a moverse, pero la disputa duró poco. Como siempre, la parte humana cedió a la animal y a pesar de seguir agazapado caminó como si tal cosa, con el hocico pegado al suelo en cuanto notó el olor dulce impregnando el lugar, disipando la esencia de la muerte que siempre acompañaba las catacumbas.
Tampoco el lobo conseguía comprender a la cainita, pero tampoco lo intentó, Slang estaba más pendiente del entorno, de que estuvieran seguros mientras él observaba las galletas. Había comido pan con gusanos, por lo que realmente el sabor o la pinta que tuviera una comida, más o menos salubre, poco le decía, sin embargo con el tiempo había descubierto que comer porquería en forma de lobo era mucho más sencillo que en forma humana y lo mismo ocurría al revés. Cambió de forma al llegar en frente de la chica, completamente desnudo, de nuevo y se sentó como si nada, aunque él no podía cruzar las piernas como si fuera un indio, no le daban los músculos de las piernas, así que flexionó una con la planta del pie apuntando hacia su cuerpo y la otra contra el suelo, extendida. Apoyó los codos en la rodilla flexionada y alcanzó una de las dichosas galletas que ya tenía el fuerte olor a mermelada por encima. Probó sin decir nada. Era lo mejor que había comido en mucho tiempo. Levantó la vista hacia la mujer, le resultaba un misterio, pero a Slang le gustaba y no se sentía en peligro, ni siquiera incómodo..Así que no tenía motivos para estar a la defensiva, al menos..No demasiado. Siguió comiendo, cuando ya tenía dos o tres de camino al estómago, le miró.- ¿Por qué no las haces con carne de rata..o de sangre? tal vez las puedas comer.- Como quien hablaba de echarle nueces al postre, oye.
Tampoco el lobo conseguía comprender a la cainita, pero tampoco lo intentó, Slang estaba más pendiente del entorno, de que estuvieran seguros mientras él observaba las galletas. Había comido pan con gusanos, por lo que realmente el sabor o la pinta que tuviera una comida, más o menos salubre, poco le decía, sin embargo con el tiempo había descubierto que comer porquería en forma de lobo era mucho más sencillo que en forma humana y lo mismo ocurría al revés. Cambió de forma al llegar en frente de la chica, completamente desnudo, de nuevo y se sentó como si nada, aunque él no podía cruzar las piernas como si fuera un indio, no le daban los músculos de las piernas, así que flexionó una con la planta del pie apuntando hacia su cuerpo y la otra contra el suelo, extendida. Apoyó los codos en la rodilla flexionada y alcanzó una de las dichosas galletas que ya tenía el fuerte olor a mermelada por encima. Probó sin decir nada. Era lo mejor que había comido en mucho tiempo. Levantó la vista hacia la mujer, le resultaba un misterio, pero a Slang le gustaba y no se sentía en peligro, ni siquiera incómodo..Así que no tenía motivos para estar a la defensiva, al menos..No demasiado. Siguió comiendo, cuando ya tenía dos o tres de camino al estómago, le miró.- ¿Por qué no las haces con carne de rata..o de sangre? tal vez las puedas comer.- Como quien hablaba de echarle nueces al postre, oye.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Se sentó frente a él cuando se acercó a por una galleta. Era como un perro de presa, desconfiado, altivo, gruñón. Pero no había nada que una galleta no solucionase.
— Porque la carne no puedo comerla, acabo vomitándola. Sólo tolero la sangre. La de rata es ácida, la de gato es un poco mejor. Las de las culebras y ranas apenas dan para un sorbo y además está asquerosa... La sangre humana es...ufffff. Jamás has sentido algo así, es como si de repente todo lo malo y lo feo que has visto y vivido se esfumase y sólo hubiera bienestar y... no sé, es alucinante. Pero no quiero matar personas, así que me traen algunas botellas del hospital y voy bebiendo poquito.
Le explicó a Uryan como si estuvieran tranquilamente hablando de bocadillos o postres. De pronto le sobrevino una duda a la cabeza.
— No sé a qué sabe la sangre de licántropo. Hueles bien, hueles a fortaleza y a todas las cosas calentitas como el té y las mantas en invierno.— seguramente a lo primero que olía el lobo era a mierda y a cloaca, pero a ella le olía a ser vivo con sangre caliente, un aroma difícil de expresar con palabras.— yo siempre estoy fría, porque estoy muerta. Supongo que es lo normal.
Cogió dos galletas entre los dedos y las unió con mermelada, mirando que estuvieran ambas perfectamente alineadas y se la tendió.
— Assur dice que los mordiscos de vampiro llevan al éxtasis. Yo no lo sé, porque cuando muerdo a un gato o a una rata normalmente lo llevo a la muerte.— se encogió de hombros y hablando de escopetas...— ¿siempre estás solo? ¿te molesta que te haga compañía?
— Porque la carne no puedo comerla, acabo vomitándola. Sólo tolero la sangre. La de rata es ácida, la de gato es un poco mejor. Las de las culebras y ranas apenas dan para un sorbo y además está asquerosa... La sangre humana es...ufffff. Jamás has sentido algo así, es como si de repente todo lo malo y lo feo que has visto y vivido se esfumase y sólo hubiera bienestar y... no sé, es alucinante. Pero no quiero matar personas, así que me traen algunas botellas del hospital y voy bebiendo poquito.
Le explicó a Uryan como si estuvieran tranquilamente hablando de bocadillos o postres. De pronto le sobrevino una duda a la cabeza.
— No sé a qué sabe la sangre de licántropo. Hueles bien, hueles a fortaleza y a todas las cosas calentitas como el té y las mantas en invierno.— seguramente a lo primero que olía el lobo era a mierda y a cloaca, pero a ella le olía a ser vivo con sangre caliente, un aroma difícil de expresar con palabras.— yo siempre estoy fría, porque estoy muerta. Supongo que es lo normal.
Cogió dos galletas entre los dedos y las unió con mermelada, mirando que estuvieran ambas perfectamente alineadas y se la tendió.
— Assur dice que los mordiscos de vampiro llevan al éxtasis. Yo no lo sé, porque cuando muerdo a un gato o a una rata normalmente lo llevo a la muerte.— se encogió de hombros y hablando de escopetas...— ¿siempre estás solo? ¿te molesta que te haga compañía?
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Le escuchó con atención, como si aquello fuera una reunión del té de las cinco, discutiendo sobre cuál era la mejor receta de galletas. Se rascó la mejilla obligando a su barba a quejarse mientras masticaba la galleta, pensativo. Como no era exquisito con la comida, no sabía qué decir sobre sabores, él se comía cualquier cosa que le mantuviera vivo, porque durante un tiempo estuvo tan en la miseria que era incapaz de decir que no a cosas tan absurdas como el propio barro o la hierba, sabía y le repetían millones de veces que acabaría vomitando eso y lo poco que había logrado comer durante la semana entera, pero la desesperación era tan grande que no podía contenerse y por apagar el hambre hubiera hecho cualquier cosa. Que era exactamente lo que hizo y por unas cosas y otras acabó así, sin gusto por la comida pero alegrándose por un estómago lleno, sin importar de lo que fuera.
Aun no entendía por qué no se dedicaba a matar y punto, igual que el resto de depredadores lo hacían, eran enemigos naturales porque cazaban las mismas presas, igual que las hienas y los leones, o al menos así era como se veía él. Lo lógico era estar destruyendo a aquella niña, enseñarle lo que era un licántropo de verdad, pero ahí estaba él, pensando en hacer una especie de cocktail de sangre de humano, gato y de rata, para ver si era capaz de comérselo sin sentirse culpable y que por lo menos estuviera rico. Él masticaba todo, carne, sangre, huesos, le importaba un carajo y le sabía todo más o menos igual. Lo mismo sus papilas gustativas habían muerto hacía mucho, pero lo dudaba, las galletas estaban cojonudas.
Le sonaba demasiado lo que hablaba, pero para él a ese éxtasis llegaba con otras cosas, para los humanos eran las drogas, el opio y el alcohol lo que les llevaba a ese ese estado desinhibido, a él era el dolor, el estado crítico, encendía a Slang, que era el encargado de mantener su corazón latiendo, entraba en esa especie de frenesí en el que era incapaz de controlarse y destruía todo a su paso, ese era su momento de “alucine” del que ella hablaba. Tanto hablar de los sabores de las diferentes especies, no pudo evitar ir por el mismo camino que ella, se preguntó a qué sabría la suya y a qué sabría la carne de Hania..Aunque Slang no tenía el más mínimo interés y al final él era su instinto asesino y desatado, si él no quería, era incapaz de ver a la pequeña rubia como una presa. Nadie le había descrito como cálido, aunque suponía que comparado con un cuerpo muerto si que estaba bastante caliente, se frotó el pecho, casi como si quisiera comprobarlo aunque para él era una temperatura normal, a la que estaba acostumbrado y hasta ahora no había valorado. ¿Echaría él de menos el calor..? ¿La luz del sol?
Levantó la vista hacia la cainita y observó atentamente cómo aplastaba las galletas una contra otra, le pareció un gesto curioso y se acercó, estirándose para comer directamente de su boca. Parecería una tontería pero no sabía muy bien por qué había hecho eso, desde luego jamás de los jamases había ocurrido, no dejaba a nadie acercarse tanto y no se fiaba lo más mínimo, ni de su propia sombra. Eso sin contar con el orgullo desmesurado que traía a cuestas, comer de la mano le debería hacer sentir como un maldito perro, pero las galletas de su mano le supieron mil veces mejor, como si hubieran despertado parte de sus sentidos entumecidos. Masticó, aun pensado. Le gustaba la niña porque apenas tenía que hablar, ella ya hablaba por los dos.
Se lamió los labios, quitándose las migas. Miró a la chica a los ojos.- No. Nunca estoy solo.- Estaba Slang y él no desaparecía nunca, estaba allí, cada vez que se acostaba y cada día al levantarse. Aunque a veces desearía que el lobo rojo no existiera, no sabría qué hacer sin él, no sabría qué, ni quién era. Slang le daba un sentido a todo.- No.- Admitió, frunciendo el ceño porque aun no lo entendía.- Me gusta estar solo. Pero no me molesta que estés conmigo.- Miró a la muchacha, suspirando. Extendió la mano, con la palma hacia arriba. Llevaba polvo y porquería, seguramente hacía bastante que no se bañaba en un agua decente, pero ni el olor ni las pintas parecían molestarle, a quién le importaba. Se la tendió, cerca, apoyando el codo sobre la rodilla que mantenía flexionada.- Toma. Lo mismo si bebes dejas de sentirte fría y yo podré decirte qué es lo que se siente cuando te muerde un vampiro.
Aquello ya era el colmo de los colmos. Hasta Slang levantó la cabeza sorprendido, pero tampoco hizo mucho caso, parecía más curioso que temeroso. Uryan sentía que le debía algo a esa mujer, por las galletas, por el sabor de la mermelada.
Aun no entendía por qué no se dedicaba a matar y punto, igual que el resto de depredadores lo hacían, eran enemigos naturales porque cazaban las mismas presas, igual que las hienas y los leones, o al menos así era como se veía él. Lo lógico era estar destruyendo a aquella niña, enseñarle lo que era un licántropo de verdad, pero ahí estaba él, pensando en hacer una especie de cocktail de sangre de humano, gato y de rata, para ver si era capaz de comérselo sin sentirse culpable y que por lo menos estuviera rico. Él masticaba todo, carne, sangre, huesos, le importaba un carajo y le sabía todo más o menos igual. Lo mismo sus papilas gustativas habían muerto hacía mucho, pero lo dudaba, las galletas estaban cojonudas.
Le sonaba demasiado lo que hablaba, pero para él a ese éxtasis llegaba con otras cosas, para los humanos eran las drogas, el opio y el alcohol lo que les llevaba a ese ese estado desinhibido, a él era el dolor, el estado crítico, encendía a Slang, que era el encargado de mantener su corazón latiendo, entraba en esa especie de frenesí en el que era incapaz de controlarse y destruía todo a su paso, ese era su momento de “alucine” del que ella hablaba. Tanto hablar de los sabores de las diferentes especies, no pudo evitar ir por el mismo camino que ella, se preguntó a qué sabría la suya y a qué sabría la carne de Hania..Aunque Slang no tenía el más mínimo interés y al final él era su instinto asesino y desatado, si él no quería, era incapaz de ver a la pequeña rubia como una presa. Nadie le había descrito como cálido, aunque suponía que comparado con un cuerpo muerto si que estaba bastante caliente, se frotó el pecho, casi como si quisiera comprobarlo aunque para él era una temperatura normal, a la que estaba acostumbrado y hasta ahora no había valorado. ¿Echaría él de menos el calor..? ¿La luz del sol?
Levantó la vista hacia la cainita y observó atentamente cómo aplastaba las galletas una contra otra, le pareció un gesto curioso y se acercó, estirándose para comer directamente de su boca. Parecería una tontería pero no sabía muy bien por qué había hecho eso, desde luego jamás de los jamases había ocurrido, no dejaba a nadie acercarse tanto y no se fiaba lo más mínimo, ni de su propia sombra. Eso sin contar con el orgullo desmesurado que traía a cuestas, comer de la mano le debería hacer sentir como un maldito perro, pero las galletas de su mano le supieron mil veces mejor, como si hubieran despertado parte de sus sentidos entumecidos. Masticó, aun pensado. Le gustaba la niña porque apenas tenía que hablar, ella ya hablaba por los dos.
Se lamió los labios, quitándose las migas. Miró a la chica a los ojos.- No. Nunca estoy solo.- Estaba Slang y él no desaparecía nunca, estaba allí, cada vez que se acostaba y cada día al levantarse. Aunque a veces desearía que el lobo rojo no existiera, no sabría qué hacer sin él, no sabría qué, ni quién era. Slang le daba un sentido a todo.- No.- Admitió, frunciendo el ceño porque aun no lo entendía.- Me gusta estar solo. Pero no me molesta que estés conmigo.- Miró a la muchacha, suspirando. Extendió la mano, con la palma hacia arriba. Llevaba polvo y porquería, seguramente hacía bastante que no se bañaba en un agua decente, pero ni el olor ni las pintas parecían molestarle, a quién le importaba. Se la tendió, cerca, apoyando el codo sobre la rodilla que mantenía flexionada.- Toma. Lo mismo si bebes dejas de sentirte fría y yo podré decirte qué es lo que se siente cuando te muerde un vampiro.
Aquello ya era el colmo de los colmos. Hasta Slang levantó la cabeza sorprendido, pero tampoco hizo mucho caso, parecía más curioso que temeroso. Uryan sentía que le debía algo a esa mujer, por las galletas, por el sabor de la mermelada.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 22/02/2017
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Miró la mano llena de mugre de Uryan y parpadeó un par de veces. ¿Le estaba ofreciendo su sangre? no, no,no!!! eso no estaba bien. Pero escuchaba su corazón latir y bombear tan fuerte, tan seguro, que pensó que por un bocadito, sólo para probarlo, no pasaría nada. Dudaba, porque el lobo rojo estaba debajo de aquella piel, y no sabía si lo ofendería con sus colmillos, quizás pensase que otro depredador le plantaba cara y no era eso lo que ella quería.
Sacó una servilleta y tomó su mano con delicadeza, limpiándola con la tela, más que por ella, por él, para evitarle una infección. Aunque ambos sabían lo que era vivir en las cloacas. Fijó sus ojos en las venas del antebrazo y las siguió hasta la muñeca donde se bifurcaban en otras más pequeñas pero igualmente pulsátiles y llenas de vida. ¿Sería capaz de parar? Más le valía o tendrían un problema muy gordo.
Clavó sus profundos ojos azules, tan llenos de vida para estar muerta, en los hielos del licántropo, cuyo cuerpo desprendía calor pero cuyos ojos eran témpanos.
— Si me paso lánzame lejos de ti, no creo que te cueste mucho, peso poco.
Tomó aire aunque no lo necesitaba, era un acto reflejo que aún conservaba, y sujetó su brazo por dos tramos, uno en la mano y el otro al comienzo del antebrazo, dejando la muñeca expuesta como si sujetara una cortada de melón. Acercó los labios y notó el calor de inmediato, que irradió hacia su lengua produciéndole un estremecimiento. Le crecieron los colmillos y acabó por hundirlos en su piel, accediendo a las pequeñas venas que rápidamente llenaron su boca de sangre.
El impacto fue brutal, la sangre de Uryan atravesó su paladar, fuerte, espesa, dulce y picante a la vez, hormigueando a su paso, produciendo un estallido de rabiosa vida, y descendió por su esófago provocado el incendio de cada célula. Era tóxica!! se apartó de inmediato tras haber dado dos tragos, porque aunque era lo más delicioso que había probado jamás, notaba como ardía en su interior, como desgarraba y destruía a su paso.
Reculó contra la pared con las pupilas dilatadas, enferma de placer y de veneno, una extraña combinación que la había dejado temblando contra el muro de cráneos. Jadeó por la elevada temperatura que estaba alcanzando, debía estar en los 32 o 33 grados, habiendo subido al menos 10 en un par de segundos. La temperatura iba en aumento y su organismo no sabía cómo reaccionar.
Sacó una servilleta y tomó su mano con delicadeza, limpiándola con la tela, más que por ella, por él, para evitarle una infección. Aunque ambos sabían lo que era vivir en las cloacas. Fijó sus ojos en las venas del antebrazo y las siguió hasta la muñeca donde se bifurcaban en otras más pequeñas pero igualmente pulsátiles y llenas de vida. ¿Sería capaz de parar? Más le valía o tendrían un problema muy gordo.
Clavó sus profundos ojos azules, tan llenos de vida para estar muerta, en los hielos del licántropo, cuyo cuerpo desprendía calor pero cuyos ojos eran témpanos.
— Si me paso lánzame lejos de ti, no creo que te cueste mucho, peso poco.
Tomó aire aunque no lo necesitaba, era un acto reflejo que aún conservaba, y sujetó su brazo por dos tramos, uno en la mano y el otro al comienzo del antebrazo, dejando la muñeca expuesta como si sujetara una cortada de melón. Acercó los labios y notó el calor de inmediato, que irradió hacia su lengua produciéndole un estremecimiento. Le crecieron los colmillos y acabó por hundirlos en su piel, accediendo a las pequeñas venas que rápidamente llenaron su boca de sangre.
El impacto fue brutal, la sangre de Uryan atravesó su paladar, fuerte, espesa, dulce y picante a la vez, hormigueando a su paso, produciendo un estallido de rabiosa vida, y descendió por su esófago provocado el incendio de cada célula. Era tóxica!! se apartó de inmediato tras haber dado dos tragos, porque aunque era lo más delicioso que había probado jamás, notaba como ardía en su interior, como desgarraba y destruía a su paso.
Reculó contra la pared con las pupilas dilatadas, enferma de placer y de veneno, una extraña combinación que la había dejado temblando contra el muro de cráneos. Jadeó por la elevada temperatura que estaba alcanzando, debía estar en los 32 o 33 grados, habiendo subido al menos 10 en un par de segundos. La temperatura iba en aumento y su organismo no sabía cómo reaccionar.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Slang no sentía que ella fuera una amenaza, pero era muy fan de los impulsos de Uryan, así que no estuvo preocupado ni se volvió agresivo, claro que prestaba atención por si acaso, pero no más de lo que lo haría si Uryan tuviera cualquier otro tipo de antojo. El licántropo pensaba que le había limpiado la herida solo porque estaba lleno de porquería, en realidad hacía mucho tiempo que eso le daba igual. Aborrecía el agua caliente, aunque podría apreciar un chapuzón no era precisamente de sus hobbis favoritos.
Levantó una ceja cuando le dijo que le lanzara, no sabía hasta qué punto ella ignoraba su propia fuerza, los neófitos solían tener un potencial bastante interesante, sobre todo porque no eran capaces de controlar su nueva condición y a menudo abusaban de su poder sin darse cuenta. No sabía si aquella chiquilla rubia podría considerarse como una recién convertida, pero si no quería, seguramente Uryan no podría detenerla con tanta facilidad. Aun así, asintió con la cabeza, porque algo le decía que si le confesaba aquella duda la rubia se negaría a probar y ahora sentía una gran curiosidad. Ni muerto se habría dejado morder por un vampiro pero...Qué más daba, tal vez fuera la excusa perfecta para que Slang despertara y se comiera a la rubia, como debió hacer desde el principio.
Observó sin parpadear cómo Hania cogía aire, como si intentase infundirse fuerzas para lo que iba a hacer,él no estaba para nada preocupado, más bien estaba ansioso por saber lo que sentiría. Miró fijamente aquellos colmillos, en el momento que atravesaron su carne como si fuera mantequilla, el primer escalofrío le impactó. Hizo temblar todo su cuerpo, hasta ponerle la piel de gallina. Al primer sorbo se le pusieron los ojos en blanco, había algo en esa sensación..En extraer su sangre de forma tan poco natural que le hacía estallar la cabeza, sus sentidos ardieron, el placer fue tan inesperado y contundente que tardó unos momentos en comprender que el gruñido que se había escuchado era suyo.
Todos sus sentidos le advertían del peligro, le azuzaban para que respondiera, para que se defendiera y protegiera su vida pero el placer que sentía le decía otra cosa muy diferente. Volvió a gruñir, casi como un ronroneo, al segundo trago había perdido la oportunidad de defenderse pues su cuerpo se había quedado debilitado, seducido por lo que el mordisco, o más bien, la succión le provocaba. Entre abrió los ojos cuando la rubia se alejó con urgencia, mientras jadeaba y su corazón desbocado y en alerta le golpea las sienes. ¿Por qué se había detenido? Miró a la cainita, unos segundos más y habría llegado al final, algo que estando desnudo era más que evidente. Nunca había sentido nada como eso y quería más, pero al ver la expresión de confusión en ella no lo dijo y le miró a los ojos. ¿Se sentiría igual?- ¿Por qué te detienes?..Ya casi estaba, pequeña.
Levantó una ceja cuando le dijo que le lanzara, no sabía hasta qué punto ella ignoraba su propia fuerza, los neófitos solían tener un potencial bastante interesante, sobre todo porque no eran capaces de controlar su nueva condición y a menudo abusaban de su poder sin darse cuenta. No sabía si aquella chiquilla rubia podría considerarse como una recién convertida, pero si no quería, seguramente Uryan no podría detenerla con tanta facilidad. Aun así, asintió con la cabeza, porque algo le decía que si le confesaba aquella duda la rubia se negaría a probar y ahora sentía una gran curiosidad. Ni muerto se habría dejado morder por un vampiro pero...Qué más daba, tal vez fuera la excusa perfecta para que Slang despertara y se comiera a la rubia, como debió hacer desde el principio.
Observó sin parpadear cómo Hania cogía aire, como si intentase infundirse fuerzas para lo que iba a hacer,él no estaba para nada preocupado, más bien estaba ansioso por saber lo que sentiría. Miró fijamente aquellos colmillos, en el momento que atravesaron su carne como si fuera mantequilla, el primer escalofrío le impactó. Hizo temblar todo su cuerpo, hasta ponerle la piel de gallina. Al primer sorbo se le pusieron los ojos en blanco, había algo en esa sensación..En extraer su sangre de forma tan poco natural que le hacía estallar la cabeza, sus sentidos ardieron, el placer fue tan inesperado y contundente que tardó unos momentos en comprender que el gruñido que se había escuchado era suyo.
Todos sus sentidos le advertían del peligro, le azuzaban para que respondiera, para que se defendiera y protegiera su vida pero el placer que sentía le decía otra cosa muy diferente. Volvió a gruñir, casi como un ronroneo, al segundo trago había perdido la oportunidad de defenderse pues su cuerpo se había quedado debilitado, seducido por lo que el mordisco, o más bien, la succión le provocaba. Entre abrió los ojos cuando la rubia se alejó con urgencia, mientras jadeaba y su corazón desbocado y en alerta le golpea las sienes. ¿Por qué se había detenido? Miró a la cainita, unos segundos más y habría llegado al final, algo que estando desnudo era más que evidente. Nunca había sentido nada como eso y quería más, pero al ver la expresión de confusión en ella no lo dijo y le miró a los ojos. ¿Se sentiría igual?- ¿Por qué te detienes?..Ya casi estaba, pequeña.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Su pecho subia y bajaba aunque no entraba ni salia aire, era solo el reflejo de la agitación. Tenía los labios manchados de la sangre del lobo, las pupilas dilatadas y su cuerpo ardía, se retorcía despacio, como si hubiera estado esperando largo tiempo un orgasmo que no terminaba de llegar.
— arde... escuece... es deliciosa y... venenosa.
Tenía la sensación de estar enloqueciendo, de su cabeza y su cuerpo clamaban por más de esa sangre, que la llevaría a un éxtasis tan terrible que bien valía la muerte definitiva. Pero el sentido de supervivencia cainita la había apartado del peligro, la vitae de los garou la podía matar, podía sentirlo de la misma forma que sentía sus potentes efectos. Su pálida piel tenía un rubor anormal, ahora sí que parecía viva, un color saludable lejos del habitual, más cadaverico.
— lo... lo siento...yo... no sé...— vio el empalme de Uryan a duras penas porque su visión estaba algo borrosa, y supuso que debía ser doloroso.— no sé como relajar a tus serpientes... si bebo de nuevo... creo que enfermaré.
El subidón iría bajando poco a poco, no así los efectos del veneno, que seguírían manteniendo su temperatura en febril, teniendo en cuenta que de normal no superaba los 25 grados. Se separó de la pared gateando hacia él, buscó su mano de nuevo. Si ya casi estaba...podría intentarlo de nuevo, sólo un bocadito...Uryan se habia portado muy bien con ella, qué menos que no dejarlo tan jodido. Sus manos fueron sacudidas por un leve temblor, porque su cuerpo sabía lo que venía, deseaba ese éxatasis y después lamentaría haberlo hecho. Gloria y maldición a la vez.
— arde... escuece... es deliciosa y... venenosa.
Tenía la sensación de estar enloqueciendo, de su cabeza y su cuerpo clamaban por más de esa sangre, que la llevaría a un éxtasis tan terrible que bien valía la muerte definitiva. Pero el sentido de supervivencia cainita la había apartado del peligro, la vitae de los garou la podía matar, podía sentirlo de la misma forma que sentía sus potentes efectos. Su pálida piel tenía un rubor anormal, ahora sí que parecía viva, un color saludable lejos del habitual, más cadaverico.
— lo... lo siento...yo... no sé...— vio el empalme de Uryan a duras penas porque su visión estaba algo borrosa, y supuso que debía ser doloroso.— no sé como relajar a tus serpientes... si bebo de nuevo... creo que enfermaré.
El subidón iría bajando poco a poco, no así los efectos del veneno, que seguírían manteniendo su temperatura en febril, teniendo en cuenta que de normal no superaba los 25 grados. Se separó de la pared gateando hacia él, buscó su mano de nuevo. Si ya casi estaba...podría intentarlo de nuevo, sólo un bocadito...Uryan se habia portado muy bien con ella, qué menos que no dejarlo tan jodido. Sus manos fueron sacudidas por un leve temblor, porque su cuerpo sabía lo que venía, deseaba ese éxatasis y después lamentaría haberlo hecho. Gloria y maldición a la vez.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Le gustó cómo sonaba eso, la descripción encajaba totalmente consigo mismo: Ardiente, delicioso, venenoso. Gruñó de satisfacción, o más bien de insatisfacción. Estaba demasiado débil como para quejarse o enfadarse, estaba en una especie de trance mientras su cuerpo era incapaz de responderle y poco a poco se dejaba caer hacia atrás, hasta tumbarse boca arriba en mitad de aquella cripta gris y polvorienta. Observaba el techo mientras sentía que su corazón palpitaba con desesperación, enviando sangre a zonas donde no debería y él estaba cada vez más nublado, más ido.
- Estar al borde siempre es...Mejor que llegar.- Porque llegar significaba que todas las sensaciones se borraban y se extinguían, sin embargo el camino mantenía la excitación, aunque no fuera el placer en su máximo esplendor, pero en esos instantes estaba completamente concentrado en todos los cosquilleos que le habían provocado el simple mordisco. Pese a ser incapaz de moverse con naturalidad, sentía que valía la pena, Slang gruñía y le mordía, advirtiéndole que no era una sensación que debería buscar pero..Como todos los adictos, aquella era una sensación temeraria y tan fuerte que no quería, ni podía negarse.
Miró hacia la cainita, dejando caer la cabeza hacia un lado, cuando ella se acercó, mientras él jadeaba y se estremecía cuando un escalofrío espontáneo nacía en su espina dorsal y se extendía como las llamas del infierno en un campo de trigo seco. Pestañeó lentamente, sus párpados pesaban, el mordisco le había dejado paralizado y pensó en el veneno de una serpiente. Pero no..Esa muchacha..No era una arpía, no intentaba acabar con él. Slang estaba cabreado con él, por su adicción, no le picaba para comerse a la vampira como sería lo más normal. Se humedeció los labios, jadeando. Extendió el brazo, arrastrándolo por el suelo y alzando el antebrazo lo justo para posar el dorso de los dedos en la mejilla de Hania, que ahora estaba hasta sonrojada, con color, cálida.- Debes alejarte.- Cerró los ojos dejando caer la mano de nuevo al suelo, gruñó, con los sentidos aturdidos todavía.- Destruyo todo lo que quiero.- Y no era un pesar, tampoco lo dijo con tristeza, era la realidad y tampoco le importaba. Se consideraba un lobo hambriento de toda emoción excitante, pero por una vez en la vida, no quería que ella saliese perjudicada.
- Estar al borde siempre es...Mejor que llegar.- Porque llegar significaba que todas las sensaciones se borraban y se extinguían, sin embargo el camino mantenía la excitación, aunque no fuera el placer en su máximo esplendor, pero en esos instantes estaba completamente concentrado en todos los cosquilleos que le habían provocado el simple mordisco. Pese a ser incapaz de moverse con naturalidad, sentía que valía la pena, Slang gruñía y le mordía, advirtiéndole que no era una sensación que debería buscar pero..Como todos los adictos, aquella era una sensación temeraria y tan fuerte que no quería, ni podía negarse.
Miró hacia la cainita, dejando caer la cabeza hacia un lado, cuando ella se acercó, mientras él jadeaba y se estremecía cuando un escalofrío espontáneo nacía en su espina dorsal y se extendía como las llamas del infierno en un campo de trigo seco. Pestañeó lentamente, sus párpados pesaban, el mordisco le había dejado paralizado y pensó en el veneno de una serpiente. Pero no..Esa muchacha..No era una arpía, no intentaba acabar con él. Slang estaba cabreado con él, por su adicción, no le picaba para comerse a la vampira como sería lo más normal. Se humedeció los labios, jadeando. Extendió el brazo, arrastrándolo por el suelo y alzando el antebrazo lo justo para posar el dorso de los dedos en la mejilla de Hania, que ahora estaba hasta sonrojada, con color, cálida.- Debes alejarte.- Cerró los ojos dejando caer la mano de nuevo al suelo, gruñó, con los sentidos aturdidos todavía.- Destruyo todo lo que quiero.- Y no era un pesar, tampoco lo dijo con tristeza, era la realidad y tampoco le importaba. Se consideraba un lobo hambriento de toda emoción excitante, pero por una vez en la vida, no quería que ella saliese perjudicada.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
La sangre de Uryan la mataría...no era tan mala idea, morir inmersa en esa sensación cálida, explosiva, embriagadora...mejor que salir a saludar al sol. Se arrastró hasta su mano y dejó que la acariciase, era una sensación bonita porque Slang no era de acariciar, era de destruir, como acababa de decirle.
Tomó su enorme mano con las suyas, más pequeñas y recostó la mejilla sobre su dorso cerrando los ojos.
— no puedes destruirme...ya estoy estoy muerta...y también estropeo todo lo que quiero...— se dejó caer a su lado agarrando su mano como si fuera su almohada y mirando al techo como Uryan. Dos monstruos, uno aceptaba su condición, la otra no, pero en definitiva...monstruos. No podían destruirse porque estaban igualados, tampoco querían hacerlo ni lo necesitaban, y bastaba saber que se podía para no querer hacerlo. Al contrario, a Hania le atraía su compañía, su soledad salvaje, su desapego y su toxicidad.
Lo había mordido, por propia voluntad, sin que nadie la incitara ni la obligase... eso sí era nuevo, y extraño.
— deseaba morderte... es la primera vez que lo hago, no quiero morder ni matar. Supongo que... porque sé inconscientemente que si bebo mucho de ti, moriré, justo castigo para mis acciones.
Uryan no entendía de moralidad, ni de lo que era correcto o justo. Pero Hania sí sentía que ser ella no era correcto, que beber sangre no era justo ni bueno, y se odiaba por ser así. Cerró los ojos notando el recorrido de cada gota de sangre licántropa que se movía por sus venas, como si le hubieran inyectado burbujeante lejía en ellas, sintiendo cómo arrastraban su escasa cordura hacia territorios que desconocía. Jadeó imperceptiblemente y se se encogió rodeando esa mano, sepultándola con su cuerpo, aferrada a ella como si fuera el faro del náufrago... y después la engulló la oscuridad y el delirio. Apenas fue un par de horas, pero su organismo se dejó caer en el delirio extraño en el que un sinfín de Uryans las hacían girar y bailar sin fin sobre un charco de sangre. El resultado real de aquello fue una Hania dormida contra el licántropo, sumida en un sueño inquieto y febril.
Tomó su enorme mano con las suyas, más pequeñas y recostó la mejilla sobre su dorso cerrando los ojos.
— no puedes destruirme...ya estoy estoy muerta...y también estropeo todo lo que quiero...— se dejó caer a su lado agarrando su mano como si fuera su almohada y mirando al techo como Uryan. Dos monstruos, uno aceptaba su condición, la otra no, pero en definitiva...monstruos. No podían destruirse porque estaban igualados, tampoco querían hacerlo ni lo necesitaban, y bastaba saber que se podía para no querer hacerlo. Al contrario, a Hania le atraía su compañía, su soledad salvaje, su desapego y su toxicidad.
Lo había mordido, por propia voluntad, sin que nadie la incitara ni la obligase... eso sí era nuevo, y extraño.
— deseaba morderte... es la primera vez que lo hago, no quiero morder ni matar. Supongo que... porque sé inconscientemente que si bebo mucho de ti, moriré, justo castigo para mis acciones.
Uryan no entendía de moralidad, ni de lo que era correcto o justo. Pero Hania sí sentía que ser ella no era correcto, que beber sangre no era justo ni bueno, y se odiaba por ser así. Cerró los ojos notando el recorrido de cada gota de sangre licántropa que se movía por sus venas, como si le hubieran inyectado burbujeante lejía en ellas, sintiendo cómo arrastraban su escasa cordura hacia territorios que desconocía. Jadeó imperceptiblemente y se se encogió rodeando esa mano, sepultándola con su cuerpo, aferrada a ella como si fuera el faro del náufrago... y después la engulló la oscuridad y el delirio. Apenas fue un par de horas, pero su organismo se dejó caer en el delirio extraño en el que un sinfín de Uryans las hacían girar y bailar sin fin sobre un charco de sangre. El resultado real de aquello fue una Hania dormida contra el licántropo, sumida en un sueño inquieto y febril.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Uryan escuchaba al voz de Hania distorsionada y se esforzaba por seguir el hilo de los pensamientos de la cainita, no lograba entenderla. Estaba equivocada si pensaba que no podría destruirla, podría y lo haría si Slang se lo hubiera permitido, al parecer el lobo se había confundido entre su físico y su edad o no tenía ningún sentido que le dejase actuar de aquella manera. Dejó que ella se restregara contra su manaza, no le importaba porque no se sentía con ganas de empujarla, él nunca había buscado contacto más allá de la simple excitación y mucho menos cariño, pero que la rubia lo buscase en él no le ofendió, tampoco lo comprendió, pero la dejó ser.
Se quedó un buen rato observando el techo, él no quería dormirse, ansiaba recordar cada momento, cada sensación de embriaguez y descontrol, del veneno que se movía por su carne y le hacía débil, pero que al mismo tiempo se sentía expandir, como si no tuviera límites, como si fuera poderoso y amplio como el universo. Una chorrada como otra cualquiera, pero las drogas le hacían sentirse vivo, le hacían ver cosas que normalmente no tenía y todo lo novedoso y peligroso era interesante, un motivo por el que vivir, por el que seguir luchando.
Notó que la mujer se recostaba y que se había quedado estática, al cabo de un tiempo giró la cabeza para verla apoyada en él, con los ojos cerrados, supuso que estaba también flipando, pero por un momento pensó..Pensó que tal vez.-….Hania.- Su tono no era normal, tal vez algo perdido por el mordisco, pero había otros tintes en los que él no quiso indagar. Se empezó a poner tenso, cuando ella no respondió de forma inmediata y pese a tener el cuerpo molido y pesado, se incorporó, arrastrando a la vampira con él, dejando que su cabeza quedara esta vez en su regazo, sacudió su hombro y luego su cabeza, pero con una delicadeza impropia de él. Slang tenía las orejas tiesas, prestando atención. - Hania.- Alzó la voz, firme, cabreado, temiendo que no fuera a despertar.
Se quedó un buen rato observando el techo, él no quería dormirse, ansiaba recordar cada momento, cada sensación de embriaguez y descontrol, del veneno que se movía por su carne y le hacía débil, pero que al mismo tiempo se sentía expandir, como si no tuviera límites, como si fuera poderoso y amplio como el universo. Una chorrada como otra cualquiera, pero las drogas le hacían sentirse vivo, le hacían ver cosas que normalmente no tenía y todo lo novedoso y peligroso era interesante, un motivo por el que vivir, por el que seguir luchando.
Notó que la mujer se recostaba y que se había quedado estática, al cabo de un tiempo giró la cabeza para verla apoyada en él, con los ojos cerrados, supuso que estaba también flipando, pero por un momento pensó..Pensó que tal vez.-….Hania.- Su tono no era normal, tal vez algo perdido por el mordisco, pero había otros tintes en los que él no quiso indagar. Se empezó a poner tenso, cuando ella no respondió de forma inmediata y pese a tener el cuerpo molido y pesado, se incorporó, arrastrando a la vampira con él, dejando que su cabeza quedara esta vez en su regazo, sacudió su hombro y luego su cabeza, pero con una delicadeza impropia de él. Slang tenía las orejas tiesas, prestando atención. - Hania.- Alzó la voz, firme, cabreado, temiendo que no fuera a despertar.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
La sangre de Uryan la sumió en un sueño febril muy profundo, del que le costaba recuperar su consciencia, dejándola más quieta, pálida y fría que de costumbre. Estaba muerta, pero ya de antes, venía muerta de casa. Escuchó su voz de forma lejana, el movimiento que la sacudía por el hombro y aunque se resistía a abrir los ojos porque su cuerpo clamaba por el reposo, los entornó ligeramente.
— mmmm..?
Estaba calentito y mullido y le daba igual que oliera a peste de cloaca, consiguió ordenar a sus músculos que se dieran la vuelta y enterró la cabeza contra su torso.
— cinco minutos...— sentía los párpados pesados, el cuerpo como un peso muerto y a pesar de que había ingerido poca sangre se sentía saciada. Más que saciada, la palabra era empachada, todo su organismo se rendía al poder de ese dulce veneno y su cabeza navegaba por territorios desconocidos. No pensaba con claridad, sólo notaba el agradable calor que le proporcionaba una vez dejaba de quemar y devastar a su paso. Se incorporó despacio arrastrando la mejilla por su torso y acabó por restregarse los ojos con cara soñolienta, dejando la suciedad de sus manos en la cara.
—Ahora ya sé a qué sabes. Eres un delicioso veneno. Tengo que volver, amanecerá en un rato...¿me acompañas?
No se veía muy capaz de caminar sola hasta la casa, seguramente sería un blanco fácil hasta para una carterista de tres al cuarto.
— mmmm..?
Estaba calentito y mullido y le daba igual que oliera a peste de cloaca, consiguió ordenar a sus músculos que se dieran la vuelta y enterró la cabeza contra su torso.
— cinco minutos...— sentía los párpados pesados, el cuerpo como un peso muerto y a pesar de que había ingerido poca sangre se sentía saciada. Más que saciada, la palabra era empachada, todo su organismo se rendía al poder de ese dulce veneno y su cabeza navegaba por territorios desconocidos. No pensaba con claridad, sólo notaba el agradable calor que le proporcionaba una vez dejaba de quemar y devastar a su paso. Se incorporó despacio arrastrando la mejilla por su torso y acabó por restregarse los ojos con cara soñolienta, dejando la suciedad de sus manos en la cara.
—Ahora ya sé a qué sabes. Eres un delicioso veneno. Tengo que volver, amanecerá en un rato...¿me acompañas?
No se veía muy capaz de caminar sola hasta la casa, seguramente sería un blanco fácil hasta para una carterista de tres al cuarto.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
A Uryan le pareció que los minutos pasaban exageradamente lentos, su cuerpo estaba en tensión, era incapaz de golpear a Hania pero ganas no le faltaban, para hacer que reaccionara de una maldita vez. Cuando vio que abría aquellos ojos azul cielo su corazón volvió a latir y apretó la mandíbula. Se quedó quieto, contemplando cómo remoloneaba, la lógica le decía que estaba en el mismo estado de éxtasis que él, pero le cabreó sobremanera que no hiciera nada.- No vuelvas a hacer eso. Finge respirar, por lo menos, muévete de vez en cuando. Maldita sea.- Gruñó, tenso, aunque no le había soltado ni la había apartado de su pecho, no iba a aceptar que se había pegado un susto de muerte, justo unos instantes antes le había dicho que destruía todo lo que tocaba y de pronto ella se había quedado como una bella estatua de mármol. No conocía demasiado a la cainita, pero a Slang no le gustaría verla morir y a él, tampoco.
Gruñó de nuevo, observándola mientras se incorporada pesadamente. Si, ya sabía que él era veneno, aunque se consideraba más una especie de enfermedad, una de esas que llegaba y arrasaba con todo, como la peste. Pensó que debería decirle que se buscase la vida, que fuera sola, que bastante enfadado y bastante estaba haciendo ya el imbécil...Pero en vez de eso se transformó en lobo y sacudió la cabeza, se movía torpe, casi con los andares de un cachorro torpe que no controlaba del todo sus extremidades, pero conseguía disimularlo más o menos cuando empezó a salir de las catacumbas. Era mejor que vieran a una chiquilla rubia acompañada de un lobo inmenso, que de un hombre en cueros y él se sentía infinitamente más cómodo de esa manera.
Gruñó de nuevo, observándola mientras se incorporada pesadamente. Si, ya sabía que él era veneno, aunque se consideraba más una especie de enfermedad, una de esas que llegaba y arrasaba con todo, como la peste. Pensó que debería decirle que se buscase la vida, que fuera sola, que bastante enfadado y bastante estaba haciendo ya el imbécil...Pero en vez de eso se transformó en lobo y sacudió la cabeza, se movía torpe, casi con los andares de un cachorro torpe que no controlaba del todo sus extremidades, pero conseguía disimularlo más o menos cuando empezó a salir de las catacumbas. Era mejor que vieran a una chiquilla rubia acompañada de un lobo inmenso, que de un hombre en cueros y él se sentía infinitamente más cómodo de esa manera.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Llegaron a la verja de la mansión tras caminar a paso lento durante casi una hora. Levantó la vista hacia el interior del recinto ajardinado y supo que era hora de regresar a casa. Se arrodilló un segundo, cogió de las mejillas al enorme lobo rojo y le dio un beso en la frente.
— Hasta pronto Slang. Iré a visitarte, te traeré galletas si te gustan.
El alba pronto rompería la magia de la noche donde dos extraños monstruos habían conseguido entenderse y conectar.
Un tiempo después...
La joven cainita despertaba a un mundo extraño y oscuro para ella, la acompañarían diferentes personas que tratarían de ayudarla a comprender su nueva naturaleza, poniéndola en situaciones en las que peligraría su no-vida y que conseguirían que ella fuera atreviéndose a investigar un poco más sus poderes y habilidades sobrenaturales. Pero no podía dejar atrás su naturaleza humana, era demasiado sentimental para ello. Uryan y Slang habían tocado alguna fibra de su muerto corazón, quizás fuera por su soledad, porque no había nadie en el mundo que amase una criatura así, que viera que a pesar de toda su oscuridad había algo que brillaba muy en el fondo. Se sentía dueña de ese secreto al ser la única que lo había visto por el momento, era como poseer una estrella, lejana y pequeña pero estrella al fin y al cabo.
Se acercó a las catacumbas arrastrando algunos dolores y vacíos en su corazón. Algún adiós y nuevas caras en su vida. Llevaba esta vez galletas de jengibre, naranja y chocolate, se adentró en los túneles llenos de huesos y hedor a muerte en busca del dueño del aura llena de serpientes. Había algo en sus ojos, en la roca con la que estaba hecho su cuerpo humano, que le recordaba que la vida no era sólo una sucesión de días vacíos, que el tiempo pasaba y hacía mella excepto en si misma; y por eso lo único importante eran los recuerdos que pudiera atesorar.
Se sentó sobre una pila de ladrillos y dejó las cesta en el suelo a su lado. Si Slang estaba por allí la olería, y si no, le dejaría los dulces.
— Hasta pronto Slang. Iré a visitarte, te traeré galletas si te gustan.
El alba pronto rompería la magia de la noche donde dos extraños monstruos habían conseguido entenderse y conectar.
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Un tiempo después...
La joven cainita despertaba a un mundo extraño y oscuro para ella, la acompañarían diferentes personas que tratarían de ayudarla a comprender su nueva naturaleza, poniéndola en situaciones en las que peligraría su no-vida y que conseguirían que ella fuera atreviéndose a investigar un poco más sus poderes y habilidades sobrenaturales. Pero no podía dejar atrás su naturaleza humana, era demasiado sentimental para ello. Uryan y Slang habían tocado alguna fibra de su muerto corazón, quizás fuera por su soledad, porque no había nadie en el mundo que amase una criatura así, que viera que a pesar de toda su oscuridad había algo que brillaba muy en el fondo. Se sentía dueña de ese secreto al ser la única que lo había visto por el momento, era como poseer una estrella, lejana y pequeña pero estrella al fin y al cabo.
Se acercó a las catacumbas arrastrando algunos dolores y vacíos en su corazón. Algún adiós y nuevas caras en su vida. Llevaba esta vez galletas de jengibre, naranja y chocolate, se adentró en los túneles llenos de huesos y hedor a muerte en busca del dueño del aura llena de serpientes. Había algo en sus ojos, en la roca con la que estaba hecho su cuerpo humano, que le recordaba que la vida no era sólo una sucesión de días vacíos, que el tiempo pasaba y hacía mella excepto en si misma; y por eso lo único importante eran los recuerdos que pudiera atesorar.
Se sentó sobre una pila de ladrillos y dejó las cesta en el suelo a su lado. Si Slang estaba por allí la olería, y si no, le dejaría los dulces.
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Uryan tenía el mundo hecho del revés, ahora tenía a un cachorro en el que pensar, aun no entendía qué le había entrado para llevar al lobo a uno de sus refugios, tal vez porque tenía claro que no era ningún peligro para él, que si le partió la cara una vez podría hacerlo dos, pero no era una conducta natural y eso le ponía de los nervios. Lo mismo le ocurría con Hania, ella era un paréntesis, un stop en su desquiciada mente que no entendía ni el propio Slang, pero el lobo rojo no era de entender, era de sentir, la razón no le dominaba y, desde luego, a Uryan tampoco. Por esa misma razón estaba siguiendo el rastro de unas galletas que le hacían salivar hasta un el extremo de chorrear babas, pero procuró limpiarse la barba antes de pasar el siguiente cruce de las calles muertas antes de encontrarse con la muchacha sentada en una pila de ladrillos.
Slang se alegró al momento y él..Él también, para qué mentir. Su estómago también se revolvió y rugió con alegría, por una vez el licántropo estaba vestido, con su pantalón de lino de clase baja, botas regias y una camisa que había visto días mejores pero pasable, dentro de lo que se podía esperar de él. Se había tenido que bañar para quitarse toda la sangre de encima, la suya y la de Esthia, después de la peleas clandestinas y el encuentro en el callejón. Slang gruñó. Ya. Al lobo rojo no le gustaba nada el cachorro blanco. Olía problemas, pero a él Hania también se lo parecían y no por eso Slang le permitía comérsela, así que se acercó observando primero la canasta de donde salía tan apetecible olor y luego a la cainita, parecía tan pequeña, tan indefensa.- Debe haber una mejor manera de encontrarnos..Cualquier día me encuentro a la panadera siguiendo el rastro de galletas y le debo dinero.- Cogió aire, con fuerza, pero no por el suave toque a naranja que había llenado el pútrido lugar, si no por los que traía ella consigo.-...¿Te has quitado el olor a cloaca? Por qué lo has sustituido.- Se inclinó para coger la cesta.- Vamos. La noche está tranquila.- Por alguna razón mencionar las cloacas le recordó que ella había salido de ellas y que una mujer así, fuera un vampiro o no, merecía que la luna le arrancara destellos plateados a su piel nívea.
Slang se alegró al momento y él..Él también, para qué mentir. Su estómago también se revolvió y rugió con alegría, por una vez el licántropo estaba vestido, con su pantalón de lino de clase baja, botas regias y una camisa que había visto días mejores pero pasable, dentro de lo que se podía esperar de él. Se había tenido que bañar para quitarse toda la sangre de encima, la suya y la de Esthia, después de la peleas clandestinas y el encuentro en el callejón. Slang gruñó. Ya. Al lobo rojo no le gustaba nada el cachorro blanco. Olía problemas, pero a él Hania también se lo parecían y no por eso Slang le permitía comérsela, así que se acercó observando primero la canasta de donde salía tan apetecible olor y luego a la cainita, parecía tan pequeña, tan indefensa.- Debe haber una mejor manera de encontrarnos..Cualquier día me encuentro a la panadera siguiendo el rastro de galletas y le debo dinero.- Cogió aire, con fuerza, pero no por el suave toque a naranja que había llenado el pútrido lugar, si no por los que traía ella consigo.-...¿Te has quitado el olor a cloaca? Por qué lo has sustituido.- Se inclinó para coger la cesta.- Vamos. La noche está tranquila.- Por alguna razón mencionar las cloacas le recordó que ella había salido de ellas y que una mujer así, fuera un vampiro o no, merecía que la luna le arrancara destellos plateados a su piel nívea.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Sí, evidentemente se había quitado el olor a cloaca, ahora vivía en una mansión inmensa bien pertrechada, inexpugnable porque pertenecía al titán. Pero también estaba allí porque así lo había decidido. Su vida avanzaba, lenta pero hacia delante, sin saber muy bien el destino.
— La panadera cobra todo lo que le pido, mi abuelo es rico y yo soy un titán como él.— como si eso tuviera algo de sentido para la mayoria de los mortales. Alargó la mano para tocar las serpientes de su aura, evidentemente no era más que aire alrededor de su cabeza porque sólo ella podía verlas. Sonrió cuando éstas se agitaron al reconocerla.— ¿Un sitio mejor? claro, vamos.
Cualquier sitio era mejor, o también peor, porque una mansión vacía era peor que una cloaca en compañía, segun se mirase. Salieron al exterior en una zona de bosquecillo y Hania al ver el cielo claro y estrellado entonó una cancioncilla alegre y fue dando saltitos y pasos de baile mientras caminaban y avanzaban hacia ningun lugar. Unas viejas ruinas de una abadía se erigían frente a ellos, aun conservaba el torreón.
— ¿te imaginas ser un pájaro y volar y posarte en esos tejados? sería grandioso. Una vez alguien me llevó al campanario más alto de Notre Dame y pude ver toda la ciudad a mis pies, es maravilloso..— Claro que Drakul siempre había sido muy correcto y había entendido sus anhelos. La vez que se asomó al torreón rumano de Assur casi les cuesta la vida. La discusión fue tremenda, su cabreo monumental y la fiesta quedó arruinada.
— La panadera cobra todo lo que le pido, mi abuelo es rico y yo soy un titán como él.— como si eso tuviera algo de sentido para la mayoria de los mortales. Alargó la mano para tocar las serpientes de su aura, evidentemente no era más que aire alrededor de su cabeza porque sólo ella podía verlas. Sonrió cuando éstas se agitaron al reconocerla.— ¿Un sitio mejor? claro, vamos.
Cualquier sitio era mejor, o también peor, porque una mansión vacía era peor que una cloaca en compañía, segun se mirase. Salieron al exterior en una zona de bosquecillo y Hania al ver el cielo claro y estrellado entonó una cancioncilla alegre y fue dando saltitos y pasos de baile mientras caminaban y avanzaban hacia ningun lugar. Unas viejas ruinas de una abadía se erigían frente a ellos, aun conservaba el torreón.
— ¿te imaginas ser un pájaro y volar y posarte en esos tejados? sería grandioso. Una vez alguien me llevó al campanario más alto de Notre Dame y pude ver toda la ciudad a mis pies, es maravilloso..— Claro que Drakul siempre había sido muy correcto y había entendido sus anhelos. La vez que se asomó al torreón rumano de Assur casi les cuesta la vida. La discusión fue tremenda, su cabreo monumental y la fiesta quedó arruinada.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Giró la cabeza hacia la muchacha cuando le dijo todo aquello, era como un montón de información comprimida en media frase que para él era totalmente incoherente y eso que su lógica no señalaba precisamente al norte. Levantó una ceja mirando a la muchacha.- ¿Cómo es eso..Un titán? ¿Qué significa?- Tenía curiosidad, para qué lo iba a negar, nunca había escuchado algo como eso. Conocía un sin fín de criaturas, o más bien su sabor. Se había comido licántropos, brujos, oráculos, vampiros, que por cierto sabían igual que la carne podrida, humanos, los que mejor sabor tenían..Pero titanes...No, no le sonaba de nada.
Hania tenía suerte, alguien le pagaba las facturas sin importarle las cantidades, él tenía que buscarse la vida desde que fue capaz de caminar, pero nunca se sintió peor ni menos por ello, al final la forma en que maduró le dotó de la capacidad de sobrevivir en las peores condiciones y eso, no todo el mundo lo tenía, no sentía envidia por ella, ni lástima, aunque Slang se quedó tranquilo sabiendo que alguien proveía por la cainita y que estaría segura por su cuenta, algo que la última vez que se encontraron no tenía muy claro.
Uryan caminaba a pasos largos, lentos, mientras observaba a Hania revolotear como una mariposa a su alrededor, como una niña. Esa alegría nunca la había sentido, así que verlo era de su agrado, en el fondo la compañía que le daba la rubia era muy parecida a la que Slang le imponía cuando había infantes cerca, le transmitía cierta paz, aunque estaba alerta, al corriente de que nada le pasara. Levantó la vista hacia la abadía mientras iba comiéndose las cosas que había dentro de la cesta, frunciendo el ceño.-¿Un pájaro?- A él nunca le habían entrado ganas de volar, la verdad, le gustaba tener las garras firmemente clavadas en tierra, ni siquiera le entusiasmaba la inmensidad del mar, de modo que la del cielo tampoco. El mundo real estaba abajo, en la mugre.
Dejó la cesta casi vacía en el suelo y se limpió la boca aun mirando la abadía.- Ven.- Cogió a la chica de la muñeca y la llevó hacia las ruinas para subir al torreón más alto, cuando las escaleras hacia el campanario se volvieron inestables, se quitó la ropa y se transformó. Cogió a la cainita con un brazo y la ropa con la boca. Empezó a saltar, de lado a lado dela fachada, agarrándose a la piedra desnuda con las garras hasta llegar al campanario. Posó allí a la rubia, en lo más alto. Esperó unos instantes antes de tirar la ropa al vacío y finalmente, saltó él, no se molestó en rodar, porque sabía de sobra que su cuerpo aguantaría la presión.
Se dio la vuelta para encarar a la vástaga y le hizo un gesto con las garras hacia él. “Salta. Yo te cogeré”.
Hania tenía suerte, alguien le pagaba las facturas sin importarle las cantidades, él tenía que buscarse la vida desde que fue capaz de caminar, pero nunca se sintió peor ni menos por ello, al final la forma en que maduró le dotó de la capacidad de sobrevivir en las peores condiciones y eso, no todo el mundo lo tenía, no sentía envidia por ella, ni lástima, aunque Slang se quedó tranquilo sabiendo que alguien proveía por la cainita y que estaría segura por su cuenta, algo que la última vez que se encontraron no tenía muy claro.
Uryan caminaba a pasos largos, lentos, mientras observaba a Hania revolotear como una mariposa a su alrededor, como una niña. Esa alegría nunca la había sentido, así que verlo era de su agrado, en el fondo la compañía que le daba la rubia era muy parecida a la que Slang le imponía cuando había infantes cerca, le transmitía cierta paz, aunque estaba alerta, al corriente de que nada le pasara. Levantó la vista hacia la abadía mientras iba comiéndose las cosas que había dentro de la cesta, frunciendo el ceño.-¿Un pájaro?- A él nunca le habían entrado ganas de volar, la verdad, le gustaba tener las garras firmemente clavadas en tierra, ni siquiera le entusiasmaba la inmensidad del mar, de modo que la del cielo tampoco. El mundo real estaba abajo, en la mugre.
Dejó la cesta casi vacía en el suelo y se limpió la boca aun mirando la abadía.- Ven.- Cogió a la chica de la muñeca y la llevó hacia las ruinas para subir al torreón más alto, cuando las escaleras hacia el campanario se volvieron inestables, se quitó la ropa y se transformó. Cogió a la cainita con un brazo y la ropa con la boca. Empezó a saltar, de lado a lado dela fachada, agarrándose a la piedra desnuda con las garras hasta llegar al campanario. Posó allí a la rubia, en lo más alto. Esperó unos instantes antes de tirar la ropa al vacío y finalmente, saltó él, no se molestó en rodar, porque sabía de sobra que su cuerpo aguantaría la presión.
Se dio la vuelta para encarar a la vástaga y le hizo un gesto con las garras hacia él. “Salta. Yo te cogeré”.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
— Pues un titán es como... hum... un dios que desafió a otro dios, entonces los condenaron expulsándolo del cielo para que cayese a la tierra sin todos sus poderes, y luego un grupo de vampiros decidieron extinguir la sangre de los titanes por si acaso algun día decidían recuprar su lugar. Eso es lo que me ha contado mi tío.
Eso era un resumen bastante resumido de lo que era un titán y lo que representaban en la mitología, pero más o menos así Uryan entendería qué era ella en esencia. Sus poderes titánicos ya sólo quedaban reflejados en sus habilidades mentales que parecían no afectar o no ser necesarias con él. Observó complacida como se acababa el contenido de la cesta porque su máximo afán era portar la felicidad a los demás aunque fuera con una simple merienda. Caminaron hacia las afueras y cuando llegaron al torreón lo vio cambiar, dejando al descubierto el esplendor de sus dos serpientes. No se le hizo extraño, pues había conocido a Slang así desde siempre y no le producía ningun tipo de rechazo. Trepó por la fachada llevándola con él como si se tratase de una ligera pluma, pero luego al soltarla el lobo volvió al suelo. Al verlo con las garras extrendidas hacia ella comprendió lo que quería hacer y sonrió de oreja a oreja. Confiaba en que Uryan no la dejaría caer al suelo, aunque para ser sinceros, no creía que un golpe así acabase con su no-vida. Sería doloroso sin duda, pero no mortal, regeneraría los daños y tampoco iría más allá del susto.
Colocó un pie en la almena y después otro, extendió los brazos y se dejóa caer como si fuera un rapaz con las alas exdtendidas y su rubia cabellerqa flotando en el aire. Cerró los ojos para notar mejor la sensación de vacío, de libertad, de ligereza y se lanzó por la cornisa. Cuando Uryan la cazó antes de tocar suelo, notó la dureza de su cuerpo de roca, y rodaron por el suelo entre las risas de la rubia.
— ¡otra vez!.— Había sido liberador, quería volar de nuevo, al menos una vez más.
Eso era un resumen bastante resumido de lo que era un titán y lo que representaban en la mitología, pero más o menos así Uryan entendería qué era ella en esencia. Sus poderes titánicos ya sólo quedaban reflejados en sus habilidades mentales que parecían no afectar o no ser necesarias con él. Observó complacida como se acababa el contenido de la cesta porque su máximo afán era portar la felicidad a los demás aunque fuera con una simple merienda. Caminaron hacia las afueras y cuando llegaron al torreón lo vio cambiar, dejando al descubierto el esplendor de sus dos serpientes. No se le hizo extraño, pues había conocido a Slang así desde siempre y no le producía ningun tipo de rechazo. Trepó por la fachada llevándola con él como si se tratase de una ligera pluma, pero luego al soltarla el lobo volvió al suelo. Al verlo con las garras extrendidas hacia ella comprendió lo que quería hacer y sonrió de oreja a oreja. Confiaba en que Uryan no la dejaría caer al suelo, aunque para ser sinceros, no creía que un golpe así acabase con su no-vida. Sería doloroso sin duda, pero no mortal, regeneraría los daños y tampoco iría más allá del susto.
Colocó un pie en la almena y después otro, extendió los brazos y se dejóa caer como si fuera un rapaz con las alas exdtendidas y su rubia cabellerqa flotando en el aire. Cerró los ojos para notar mejor la sensación de vacío, de libertad, de ligereza y se lanzó por la cornisa. Cuando Uryan la cazó antes de tocar suelo, notó la dureza de su cuerpo de roca, y rodaron por el suelo entre las risas de la rubia.
— ¡otra vez!.— Había sido liberador, quería volar de nuevo, al menos una vez más.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
El lobo rojo aun se relamía mirando a la rubia desde abajo, nunca había “jugado” con nadie, ni se había parado a pensar cómo cumplir los deseos de otros, era egoísta por naturaleza y no le importaban los demás, ni siquiera se molestaba en aprovecharse de otros. Cada uno que se buscase su propia suerte, era demasiado lineal como para molestarse en descubrir las flaquezas de los demás y salir beneficiado, pero con la rubia era diferente, no se quería aprovechar de ella, tampoco deseaba hacerle daño. La relación que tenían era extraña, porque no había sentido esto nunca, salvo tal vez por su “padre” y aun así no eran afectuosos, cuidaban el uno del otro, exprimían sus virtudes y las combinaban para sobrevivir, así de sencillo, no había abrazos ni palabras de ánimo ni confesiones de orgullo. Con Hania sentía algo parecido, no quería que sufriera daños, si podía darle algo que a él no le suponía nada, entonces no le costaba hacerlo y Slang estaba deseoso de dárselo.
De modo que estuvo atento a al trayectoria de la titán mientras caía, con las orejas plegadas contra el cráneo por la concentración. Flexionó las piernas cuando la mujer alcanzaba el suelo y contuvo el golpe dejándose arrastrar por la fuerza del impacto y protegiendo el cuerpo de la pequeña para evitarse daños y así absorber la mayor parte de la caída. Se quedó en el suelo y hasta él podía estar sonriendo divertido al escuchar a la mujer, su pecho subía y bajaba por la tensión más que por el cansancio, de todas formas, Hania seguía siendo un ser inmortal, su carne no era blanda como la de los humanos, era dura, tal vez no tan firme como la suya pero la vida le había abandonado y a pesar de parecer frágil, no lo era.
Movió las orejas y giró el cabezón para mirarla, con cierta curiosidad. Se incorporó, levantando también a la chiquilla, asegurándose disimuladamente de que todo estaba en su sitio, que no había fracturado huesos. Le indicó con un ademán con al cabeza que volviera a subir y él se quedó debajo, volvió a concentrarse para cogerla y repitieron el ciclo hasta que la rubia estuvo satisfecha, hasta él estaba relajado, Slang movía la cola y por ende la suya también lo hacía sin que él se hubiera dado cuenta, estaba tranquilo, despreocupado, lejos de la furia y la irritabilidad que le acompañaban.
Jadeando, la última vez que la rubia se tiró, se quedó tumbado, rodeando el cuerpo de la muchacha con uno de sus poderosos brazos y sus garras, que podían desgarrar a un humano con un simple gesto, apoyado en su muslo, no había intenciones comprometidas, estaba descansando allí porque era donde llegaba. “Tu abuelo. ¿Te trata bien?" Gruñó, pensativo, no deseaba que nadie acabase con la inocencia de Hania, que era lo que seguramente Slang quería proteger. “Puedes llamarme, si lo necesitas, he estado buscando un lugar en el bosque, hay varias casas, casas..De verdad. Más o menos. Podrías..¿Elegir una por mi? No se qué debe tener una casa.” Y se negaba a preguntarle al lobo blanco, la verdad, ya se sentía bastante ridículo y fuera de lugar. Pero necesitaban un sitio donde quedarse, un refugio y como el copo de nieve era tan especialito, le conseguiría por lo menos un lugar lo más “humano” posible, el problema era que él no entendía para nada el concepto de hogar. "Podrás venir cuando quieras si sabes dónde está." Eso sin contar con que Hania tendría mucho más gusto en estas cosas que él.
De modo que estuvo atento a al trayectoria de la titán mientras caía, con las orejas plegadas contra el cráneo por la concentración. Flexionó las piernas cuando la mujer alcanzaba el suelo y contuvo el golpe dejándose arrastrar por la fuerza del impacto y protegiendo el cuerpo de la pequeña para evitarse daños y así absorber la mayor parte de la caída. Se quedó en el suelo y hasta él podía estar sonriendo divertido al escuchar a la mujer, su pecho subía y bajaba por la tensión más que por el cansancio, de todas formas, Hania seguía siendo un ser inmortal, su carne no era blanda como la de los humanos, era dura, tal vez no tan firme como la suya pero la vida le había abandonado y a pesar de parecer frágil, no lo era.
Movió las orejas y giró el cabezón para mirarla, con cierta curiosidad. Se incorporó, levantando también a la chiquilla, asegurándose disimuladamente de que todo estaba en su sitio, que no había fracturado huesos. Le indicó con un ademán con al cabeza que volviera a subir y él se quedó debajo, volvió a concentrarse para cogerla y repitieron el ciclo hasta que la rubia estuvo satisfecha, hasta él estaba relajado, Slang movía la cola y por ende la suya también lo hacía sin que él se hubiera dado cuenta, estaba tranquilo, despreocupado, lejos de la furia y la irritabilidad que le acompañaban.
Jadeando, la última vez que la rubia se tiró, se quedó tumbado, rodeando el cuerpo de la muchacha con uno de sus poderosos brazos y sus garras, que podían desgarrar a un humano con un simple gesto, apoyado en su muslo, no había intenciones comprometidas, estaba descansando allí porque era donde llegaba. “Tu abuelo. ¿Te trata bien?" Gruñó, pensativo, no deseaba que nadie acabase con la inocencia de Hania, que era lo que seguramente Slang quería proteger. “Puedes llamarme, si lo necesitas, he estado buscando un lugar en el bosque, hay varias casas, casas..De verdad. Más o menos. Podrías..¿Elegir una por mi? No se qué debe tener una casa.” Y se negaba a preguntarle al lobo blanco, la verdad, ya se sentía bastante ridículo y fuera de lugar. Pero necesitaban un sitio donde quedarse, un refugio y como el copo de nieve era tan especialito, le conseguiría por lo menos un lugar lo más “humano” posible, el problema era que él no entendía para nada el concepto de hogar. "Podrás venir cuando quieras si sabes dónde está." Eso sin contar con que Hania tendría mucho más gusto en estas cosas que él.
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
—¡Oh, sí! me trata bien, siempre me da lo que le pido. Su casa es grande, pero no le gustan los lobos, así que estaré encantada de venir a la tuya a visitarte. ¿Está cerca? ¿Podemos ir?.— Como no le dijo nada de Esthia, decidió no preguntar, si pensaba algo "en voz alta" ya se enteraría de qué había pasado.
Sólo quería que Uryan estuviera cómodo, feliz, que tuviera un hogar o uhn refugio o lo que fuera que le gustase tener a él y a Slang. Porque tener un lugar seguro en la vida era una sensación cálida.
— Pues una casa debe tener unas pocas cosas. ¿Me dejas que yo te las traiga? estoy comprando un montón de productos necesarios para poner en marcha el orfanato y unos pocos más no me suponen un esfuerzo.— La rubia ya estaba maquinando y haciendo recuento de sábanas, toallas, ropa, platos, cubiertos, sartenes...aunque Uryan no necesitase cocinar su cena no estaba de más por sei invitaba a alguien que símcomiera comida para humanos.
Estaban allí tirados sobre la hierba, con el techo de estrellas sobre ellos, respirando el aire nocturno y la quietud tras las emociones que le había regalado el licántropo un rato antes. Sus manos paseaban por el pelo del lobo, las yemas dibujaban suavmente las montañas de sus nudillos o su hombro. Tenía una anatomía portentosa, hecha de roca y sangre, pero para ella era todo calidez y seguridad.
Sólo quería que Uryan estuviera cómodo, feliz, que tuviera un hogar o uhn refugio o lo que fuera que le gustase tener a él y a Slang. Porque tener un lugar seguro en la vida era una sensación cálida.
— Pues una casa debe tener unas pocas cosas. ¿Me dejas que yo te las traiga? estoy comprando un montón de productos necesarios para poner en marcha el orfanato y unos pocos más no me suponen un esfuerzo.— La rubia ya estaba maquinando y haciendo recuento de sábanas, toallas, ropa, platos, cubiertos, sartenes...aunque Uryan no necesitase cocinar su cena no estaba de más por sei invitaba a alguien que símcomiera comida para humanos.
Estaban allí tirados sobre la hierba, con el techo de estrellas sobre ellos, respirando el aire nocturno y la quietud tras las emociones que le había regalado el licántropo un rato antes. Sus manos paseaban por el pelo del lobo, las yemas dibujaban suavmente las montañas de sus nudillos o su hombro. Tenía una anatomía portentosa, hecha de roca y sangre, pero para ella era todo calidez y seguridad.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Edición Limitada ~{Uryan}~
Le resultó extraña la insistencia de la rubia por ver lo que había encontrado, nadie se había interesado por su vida tanto como ella, ni siquiera el cachorro por el que tenía pensado tener una casa decente, era una relación diferente, la cainita era tan desinteresada e inocente que al final le hacía sentir paternal o lo más cercano a un protector, aunque sabía de sobra que no necesitaba nada como eso. Vivía rodeada de seres poderosos, más que él, de modo que no tenía que temer por su bienestar. Lo único que él podía proporcionarle era justo eso, seguridad, porque otra cosa no pero Uryan se enfrentaba al mundo sin dudas y sin lamentaciones.
Aunque estaba disfrutando de estar allí tirado decidió levantarse. Cambió de forma y se vistió, más por inercia que por otra cosa, nunca tuvo demasiado pudor.- Claro, si te pregunto cuál de todas estaría bien es para que puedas venir siempre que quieras.- Sería al único vampiro que le permitiera rondar su territorio, eso desde luego, pero Hania era tan inofensiva para Slang como para él y si era una trampa, una actuación del vampiro entonces se la había colado doblada. Ayudó a levantarse a la joven y miró por encima su cuerpo para asegurarse una vez más que no se había hecho daño.- No está lejos de aquí.- Le aseguró, cuando empezó a caminar alejándose del campanario en ruinas, todo aquello debió pertenecer a una pequeña aldea, pero se habían desplazado a la urbe en busca de trabajos en la industria, que no dependiera tanto del clima como la vida en el campo.
No caminaba deprisa, de hecho de vez en cuando miraba hacia atrás asegurándose de que la rubia, podía seguirle el ritmo. No estaba tan cerca como realmente había dicho pero cuando finalmente vislumbraron las derruidas paredes de una cabaña destartalada, el licántropo no parecía estar afectado por la caminata. No como la cabaña, que estaba prácticamente a punto de derrumbarse, tenía a su lado un montón de escombros, que era lo poco que había sobrevivido de un segundo edificio. La casa era bastante pequeña, tal vez un antiguo refugio para cazadores. Había mucha madera podrida, sobre el techo había caído una rama que había echado abajo parte del tejado y por lo general tenía más pinta de ruina que de casa, pero fue la culpable de buscar el resto de viviendas que había por allí, fue la primera que encontró al pasear por el bosque para familiarizarse con el y al encontrársela sin querer, tuvo la idea de hacerle una al cachorro, para que dejase a un lado la maldita idea de irse con un noble estúpido con una gran mansión. No era comparable a un gran edificio, pero Esthia necesitaba cosas en las que él nunca había pensado, para Uryan esa cabaña fue la culpable de empezar a buscar, de modo que..Siempre volvía a ella aunque estuviera hecha una porquería.- Esta es la primera que vi..Necesita arreglos pero no me parece que esté tan mal. Podemos entrar a verla, la chimenea está prácticamente entera, aunque tapada. ¿Quieres?- Por qué se sentía como un gilipollas, pues sabría cristo, pero así era, buscando un maldito nido para el cachorro y él, sonaba ridículo y cuanto más pensaba en ello más estúpido le parecía.
- Creo..Que antes de que traigas nada lo mejor sería levantar primero las paredes.- Lo dijo completamente en serio, porque tampoco había pensado que tuvieran que llenarlo con tantas cosas..Había una chimenea, como mucho habría que poner un cobertizo para protegerla lo mejor posible de la lluvia y poco más..¿No?
Aunque estaba disfrutando de estar allí tirado decidió levantarse. Cambió de forma y se vistió, más por inercia que por otra cosa, nunca tuvo demasiado pudor.- Claro, si te pregunto cuál de todas estaría bien es para que puedas venir siempre que quieras.- Sería al único vampiro que le permitiera rondar su territorio, eso desde luego, pero Hania era tan inofensiva para Slang como para él y si era una trampa, una actuación del vampiro entonces se la había colado doblada. Ayudó a levantarse a la joven y miró por encima su cuerpo para asegurarse una vez más que no se había hecho daño.- No está lejos de aquí.- Le aseguró, cuando empezó a caminar alejándose del campanario en ruinas, todo aquello debió pertenecer a una pequeña aldea, pero se habían desplazado a la urbe en busca de trabajos en la industria, que no dependiera tanto del clima como la vida en el campo.
No caminaba deprisa, de hecho de vez en cuando miraba hacia atrás asegurándose de que la rubia, podía seguirle el ritmo. No estaba tan cerca como realmente había dicho pero cuando finalmente vislumbraron las derruidas paredes de una cabaña destartalada, el licántropo no parecía estar afectado por la caminata. No como la cabaña, que estaba prácticamente a punto de derrumbarse, tenía a su lado un montón de escombros, que era lo poco que había sobrevivido de un segundo edificio. La casa era bastante pequeña, tal vez un antiguo refugio para cazadores. Había mucha madera podrida, sobre el techo había caído una rama que había echado abajo parte del tejado y por lo general tenía más pinta de ruina que de casa, pero fue la culpable de buscar el resto de viviendas que había por allí, fue la primera que encontró al pasear por el bosque para familiarizarse con el y al encontrársela sin querer, tuvo la idea de hacerle una al cachorro, para que dejase a un lado la maldita idea de irse con un noble estúpido con una gran mansión. No era comparable a un gran edificio, pero Esthia necesitaba cosas en las que él nunca había pensado, para Uryan esa cabaña fue la culpable de empezar a buscar, de modo que..Siempre volvía a ella aunque estuviera hecha una porquería.- Esta es la primera que vi..Necesita arreglos pero no me parece que esté tan mal. Podemos entrar a verla, la chimenea está prácticamente entera, aunque tapada. ¿Quieres?- Por qué se sentía como un gilipollas, pues sabría cristo, pero así era, buscando un maldito nido para el cachorro y él, sonaba ridículo y cuanto más pensaba en ello más estúpido le parecía.
- Creo..Que antes de que traigas nada lo mejor sería levantar primero las paredes.- Lo dijo completamente en serio, porque tampoco había pensado que tuvieran que llenarlo con tantas cosas..Había una chimenea, como mucho habría que poner un cobertizo para protegerla lo mejor posible de la lluvia y poco más..¿No?
Uryan Lockwood- Licántropo Clase Baja
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