The Ghastly Silence {Privado}

por **Aleister Sanguinetti** Dom Mar 12, 2017 6:20 pm

La noche acompañaba a mi destino, si es que destino podría llamársele… como la sombra del sentimiento solitario que me envolvía en aquel momento, los oscuros mantos de un abrazo al hombre, que aun así no tenían tampoco formas, se trasladaban a través de mi alma. La sincera caricia de una Madre Oscura, se degradaba entre mis labios serenos observando a mí alrededor la muerte podrida que emanaba un aroma a viejos cadáveres rotos inclusive entre las entrañas. Imagino a un alma olvidada deambulando, y preguntándome el porqué de mi paseo por las cloacas de París, o al vagabundo pidiendo auxilio por un mísero franco sentado en el transcurso de la vida y mi camino…

La circunstancias de un recuerdo me trajo hasta aquí, la memoria de un ser que me había pedido ayuda para descifrar algunos secretos del mas allá, hasta el cansancio me buscaba y que venía cada tanto a hacerse la suerte vagando por este lugar, un ser al que no le gustaban los lugares públicos y prefería reunirse conmigo en el inframundo de la avenida principal de la ciudad. Llegué hasta su paraje en dónde escuchaba las ratas sonar, corriendo lejos de mí, como si trajese la muerte en el interior de mi carne. Recuerdo nuestro primer encuentro con este ser, fue en la biblioteca cuando justamente investigaba acerca de los demonios, me había dicho que me invitaría un café del cual jamás me olvidaría, y la verdad es que sólo me trajo hasta aquí, al principio creí que me estaba buscado la muerte asesina y que aquél sería mi día, pero la verdad es que esta criatura solo me pidió que intentara sentir con mis poderes y de alguna manera, la calidez de un café en el paraje que estaba contemplando en este minuto…

Y así fue, la presión atmosférica en este lugar era mucho más alta y sentía la energía calórica que desprendía seguramente algún fantasmagórico ser varado allí buscando la libertad… el lobo me decía que él hablaba con este ente, y que le contaba acerca de una antigua magia, y que si se descubría en estos tiempos, reinaría un caos infinito.

“-¿Un caos infinito?... ¿No hay suficiente caos ya en este mundo?,-“me pregunté para mis adentros la primera vez que escuché aquellas declaraciones de aquel licántropo y su invisible acompañante. Luego de aquél primer encuentro, tuve algunos otros con el hombre lobo en el lugar, y que quizás quedaron aguardados en lo más profundo de mis memorias.

Pero seguí mi camino, cuyo vacío pude sentir de inmediato, el lobo ya no estaba aquí, ni mucho menos el ente con el calor del café. Después de haberle hallado muerto en aquél mismo paraje, en dónde yo mismo recogí su cadáver y le di un despido decente, nunca pude descifrar que fue lo que le había sucedido, el lobo de melenudo pelaje marrón simplemente había muerto ahogado en su propia sangre como si una bomba hubiese explotado dentro su boca y ésta lo hubiese desangrado de esa forma horripilante. “Lucius”… se llamaba aquél misterioso licántropo que venía a mi memoria como una pintura rota o rasgada en su lienzo con sus propias garras de bestia. Me pregunto ahora, si aquél “Hombre” tendría algún familiar, o algún amigo aparte de mí. Nunca lo supe.

Vine aquí porque sentía que necesitaba volver a este lugar, a este paraje debajo de la ciudad en dónde los ladrillos no estaban de la forma habitual, quizás por la humedad o la antigüedad, o quizás porque mis ojos veían a través de éste particular recuerdo. Aquél mísero y asqueroso paraje podían deformar mi realidad en unos cuántos minutos. Supongo que es porque me sentía conectado con aquél lugar, aunque ni me gustara. Observé directamente hacia un punto fijo en los ladrillos deformados, cuando de pronto sentí los pasos de algo más… ¿Sería el lobo?, ¿Sería el ente o sería simplemente otra alma perdida entre las cauces de este asqueroso lugar en busca de algo?... o tal vez un simple vagabundo.

Me quedé en mi lugar afirmado contra esa pared de ladrillos y encendí el tabaco que traía en una caja metálica, para disimular mi distraída realidad, y observé cómo doblaría la esquina lejana en aquél túnel obscuro lleno de ratas y porquerías varias, hasta encontrarse prontamente cerca de mí….

…Y en ese momento éramos la bocanada y yo, y el ser existente a unos pasos más allá de mí, su energía me visitaría y quizás podría llegar a sentir el placer de transmutarme algo de abrigo, pues yo… como siempre, pensando en mi propio beneficio.

por **Elyon Enhydra** Sáb Mar 25, 2017 3:52 pm

La noche había resultado productiva, una buena caza había surgido hacía pocas horas, un atractivo joven había sido la presa de la vampiresa, y lo había dejado en aquel bar, recuperandose de un desangro un poco más pronunciado de lo que habitual, ya que su sangre le había resultado especialmente deliciosa, la palida dama relamía sus rojos labios y sacaba un pequeño espejo asegurandose la perfección en el rostro que no reflejase su lado más monstruoso. De echo no le gustaba nada verse como un monstruo, por lo que procuraba no matar a sus vicitmas, una costumbre inculcada en unos ideales ferreos que ella misma había impuesto a sus reglas en la no muerte, más a veces era dificil no excederse cuando la sangre era deliciosa . -Silencio, la muerte no habría sido una buena idea. - Respondió a la nada, una nada que en su cabeza era muy real, las miles de voces que de vez en cuando se mostraban claras y en algo que tenía sentido aunque no necesariamente buena idea, aunque eso ella no terminaba de ser consciente, pocos eran capaz de calmar esos demonios que daban sadicas ideas a la joven vastago.

La verdad es que Bloondy no se había fijado en que rumbo tomaba por esas Parisinas calles, la verdad es que para ella era muy facil, de echo miró a ambos lados de la calle, esta zona no le sonaba absolutamente nada, sacudió la cabeza con disgusto. -¿Veis? me habeis distraido, y ahora me he perdido...creo..¿alguna idea?- Entre confusas respuesta entendió la sugerencia de la voz más ronca de que continuase hacía alante, donde el ambiente lo noto ciertamente cargado, aunque no entendía a que era esto posible o que lo provocaba. Suspiró impaciente avanzando a la oscuridad, con sus pupilas dilatadas favoreciendo la visión a la oscuridad, no parecía que allí fuese a encontrar una presa, pero los susurros le sugerian que algo había ahí.

Relamió sus labios y se frenó...miró aquel tunel oscuro, no por que le diese miedo la oscuridad, claro que no, pero se imagino varias escenas aterradoras inspiradas en oscuros cuadros que recordaba en su hogar. Naturalmente en sus pensamientos la aterradora criatura que inspiraba terror era ella, aunque a simple vista no daba esa sensación. Sonrió mientras se integraba a la oscuridad para atravesar aquel paso, realmente se había perdido al final, pero alcanzó a ver algo al salir...alguien había apostado en la pared, ¿una posible presa? estaba satisfecha de la anterior, pero siempre le divertía conocer a nuevos. Se acicaló su azabache melena, un aspecto presentable no da miedo a nadie..susurro aquella rasposa voz en su mente, más ella dedicó una delicada y timida sonrisa mientras se aproximaba.

por **Aleister Sanguinetti** Dom Abr 02, 2017 1:29 pm

Al momento en que percibí al otro ser que de a poco se acercaría al lugar, me desvanecí desapareciéndome para que no me viera. Yo solía ocultarme de otras criaturas, pues para nada me gustaba que vieran mi aspecto humano. Y entonces en el lugar la temperatura comenzó a bajar, y el frío envolvió a la transeúnte. Una vampiresa, una bestia escondida entre los negros y lacios cabellos de la mujer, detrás de sus labios almidonados y renovados se ocultaba el juicio de unos colmillos asesinos. Había visto a lo largo de mi vaga existencia muchas criaturas como esta, pero aquella mujer parecía una auténtica dama con clase, en el aspecto de su figura yacía sensualmente un ser superior a cualquiera de los que poseían este lugar, ya que por desgracia el lugar estaba lleno de vagabundos y gente en la miseria… así como yo, yo era la mismísima miseria hecha en espíritu y por eso me cuestionaba el por qué aquella hermosa mujer se encontraba entre los pasadizos más decadentes de la ciudad…

Claro que a las bestias las podemos encontrar en cualquier parte, yo por ejemplo no soy una bestia, ni un humano, ni algo que no pueda pasar desapercibido… yo soy la nada, estoy aquí y allá y en todas partes encerrado entre varios mundos, en dónde las luces no son estrellas, ni tampoco cristales hermosos, el viento no es una brisa sino más bien una ráfaga del infierno. ¿Seré alma? Pues tampoco, ya que carezco de toda pureza. Solo sé que estoy muerto en la agonía de esta ciudad.

Tracé en el aire una brisa en forma de un velo blanco, que la rodeaba. Siempre he tenido una cierta indiferencia ante estas criaturas… más bien, ante todas las criaturas vivientes. Pero la soledad que la embargaba me parecía que la llevaba a niveles superiores, como si no le afectara o al menos es lo que aparentaba -¡Qué daría yo por tener una actitud como ésa frente a esta vida!-. En sus ojos se reflejaba la curiosidad, pues parecía estar perdida entre mis dominios pero no rechistaba en adentrarse, pues lo hacía con sutileza y elegancia, escuchando las voces en su cabeza. Yo también las oía… tantos lamentos, tantos contactos telepáticos con otros de su misma raza y así mismo con demonios que al parecer, ella misma dejaba entrar en su interior.

Quedé admirado, pero tenía miedo de mostrarme de hacer de su visita a estos lugares una burla. Era hermosa, divinamente hermosa. Me recordaba tanto a la esencia demoníaca de Lilith, en sus rasgos y voluptuosa figura se veían los retazos de su origen. Tenía también una esencia extranjera, como si no fuese de esta ciudad. Pero nada sabía yo, no quería entrometerme en su cabeza, ni atontarla con mis preguntas, más bien solo me producía una especie de respeto ante su presencia. Era entonces de esperarse que mi propia soledad me jugaba una mala broma, puesto a que me sentí atraído y decidí abrazarla con el frío de mi halo. Susurrar magia a sus oídos… pero yo era demasiado viejo, demasiado triste, demasiado poco… yo era la nada.

-¿Qué haces merodeando por aquí con tu maldición, cortejando a las almas en pena de este lugar?-exhalé suavemente, sin aparecerme más que en la blanca y fría brisa que rodeaba la posición de su vampiresca jovialidad.

por **Elyon Enhydra** Dom Abr 02, 2017 6:18 pm

La calle era fria, Bloondy miraba aquellos vagabundos, le había parecido ver a alguien, pero parece que su mente le jugó mala pasada, no...solo un reflejo una sombra de algo que le había echo pensar que era alguien. Se colocó el pelo tras su oreja mientras seguía avanzando, dejó caer unos francos a los pies de uno de esas pobres almas atormentadas, que en posición de vagabundo allí se encontraba, lo dejo atrás para seguir avanzando, si...se había perdido, aun no conoce nada bien París, pero no veía que fuese un coto de caza apetecible, suficiente tenían esas pobres alma con lo que tenían encima, ademas no le gustaba alimentarse de mendigos, no solo por el cuello sucio, eso era hasta lo de menos. Se acercó hasta la pared quedandosela mirando con aire serio, estaba claro que se lo había imaginado, allí no hay nadie, miró a su alrededor buscando una posible ruta de paseo para continuar explorando pared bajo la sugerencia de los susurros. -Me habeis echo perderme definitivamente, si no conocemos París..- Musitó para sí misma, "Quedaté quieta" dijo uno de los susurros con voz cavernosa, Bloondy solo se limitó a obedecer mientras chasqueaba los dedos impacientemente.

Ella guardó silencio como intentando escuchar algo que solo en su mente se hacía real, alzo una ceja por el desconcierto, pero cuando empezó a caminar percibió un extraño halo blanquecino, ella se frenó con sorpresa por esa revelación ante sus ojos, ella seguía con la mirada revelando la curiosidad en su rostro, se tocó con dos dedos su barbilla, en su largo tiempo en la no-muerte no había experimentado esa visión antes. No de esa forma, estaba acostumbrada a ver una percepción del mundo muy distinta, estatuas que te observan, gritos arrastrados por el viento...pero no de esta forma. "Aquí hay algo...tus ojos no lo ven, pero está" Susurro otra vos en su cabeza. Sí ella tambien había caido en susodicha percepción. No pudo evitar dibujar una sonrisa ante ese velo blanco, incluso avanzó con intención de seguirlo, se podría decir que la emoción la embargaba.

Abrió los ojos cuando esa voz escucho, se relamío lentamente sus labios color rojo burdeos y ladeo la cabeza con la mirada perdida. -¿Mi maldición? solo es un dulce paseo perdiendome en la infinidad de las calles parisinas...más no creo que las almas de esté lugar les preocupe mi presencia, parecen tener el mundo deborandoles.- Respondió con esa sonrisa ladeada, no estaba segura de si solo se trataba de otro susurro más en su mente, o alguna presencia que sus ojos cainitas no lograban ver, sus pupilas dilatadas para una mejor visión en la oscuridad, nada ni nadie veia que pareciese hablarla. -No conocía vuestra voz. - Musitó por si solo se trataba de un susurro más. Dejo escapar una leve risilla. -¿Y quien es esta voz que ante mí se manifiesta? ¿me susurrareis secretos? ¿Teneis nombre voz? es una delicia escucharte. -Dijo la vastago sin más. Emocionada por lo que ante ella parecia manifestarse.

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