AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ficha de Christopher Tale
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Ficha de Christopher Tale
por Christopher Tale Dom Mar 19, 2017 8:05 pm
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Christopher Tale▲EDAD▲
28▲ESPECIE▲
Humano/Cazador▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase Baja▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Heterosexual.▲LUGAR DE ORIGEN▲
Limerick, Irlanda.▲HABILIDADES/PODERES▲
Conocimientos de esgrima: Chris es no lo que se dice un maestro blandiendo una espada, pero posee la suficiente preparación como para ser considerado una amenaza en combate cuerpo a cuerpo, cosa que, muy a su pesar, siempre tiende a sobreestimar. Armas de fuego: A su vez, Tale posee una extensa comprensión acerca del uso y manejo de diferentes armas de fuego, siendo proficiente en el uso de revólveres y armas de una mano.
Dueño de cabellos claros, casi rubios, Christopher suele llevarlo siempre corto, así como hace gala, usualmente, de cierta barba de tres días que varía en longitud según el tiempo que tenga para acicalarse, el cual suele ser poco.
El rostro de Tale es suave, no posee facciones angulares, cosa que en más de una ocasión le han hecho parecer más joven de lo que en realidad es. Dejando eso a un lado, lo más destacable de su cara son los ojos, de color azul, los cuales sin ser particularmente especiales, son expresivos.
Su línea de trabajo ha obligado a Chris a ser el dueño de una complexión cuanto menos, robusta. Años de entrenamiento, de peleas de bar, y en definitiva, de recibir golpes, han moldeado su cuerpo hasta convertirlo en un instrumento que no duda en usar para acabar con sus enemigos.
Chris, se considera a sí mismo, físicamente hablando, uno más del montón, un individuo anónimo en un mar casi infinito de personas. Esto le ha llevado, en un principio, a ser bastante descuidado con su imagen, lo que se traduce a ropas gastadas y poco cuidadas que a simple vista le hacen invisible a ojos de individuos de clases pudientes, algo que agradece.
Su indumentaria suele reducirse a ropajes ligeros, camisas y pantalones mayormente, así como a una larga cazadora de color marrón de la que nunca se separa, ya sea verano o invierno.
El rostro de Tale es suave, no posee facciones angulares, cosa que en más de una ocasión le han hecho parecer más joven de lo que en realidad es. Dejando eso a un lado, lo más destacable de su cara son los ojos, de color azul, los cuales sin ser particularmente especiales, son expresivos.
Su línea de trabajo ha obligado a Chris a ser el dueño de una complexión cuanto menos, robusta. Años de entrenamiento, de peleas de bar, y en definitiva, de recibir golpes, han moldeado su cuerpo hasta convertirlo en un instrumento que no duda en usar para acabar con sus enemigos.
Chris, se considera a sí mismo, físicamente hablando, uno más del montón, un individuo anónimo en un mar casi infinito de personas. Esto le ha llevado, en un principio, a ser bastante descuidado con su imagen, lo que se traduce a ropas gastadas y poco cuidadas que a simple vista le hacen invisible a ojos de individuos de clases pudientes, algo que agradece.
Su indumentaria suele reducirse a ropajes ligeros, camisas y pantalones mayormente, así como a una larga cazadora de color marrón de la que nunca se separa, ya sea verano o invierno.
Ridículamente hablador, en primera instancia Chris siempre aparenta ser un hombre extrovertido y con buen humor. Una imagen no muy separada de la realidad, pues él mismo se considera así la gran mayoría de las veces.
Las personas que han trabajado con él, o que le conocen de primera mano suelen referirse a Tale con un adjetivo bastante directo: “Idiota”, y no es por qué no sea el individuo más sagaz sobre la faz de la tierra, el motivo, simplemente, es que no suele pararse a meditar mucho las cosas.
Es bastante idealista, algo que no suele cuadrar con su profesión, por lo que tiende a ser más solitario que el cazador medio, lo cual no es poco. No obstante, a pesar de todo ese idealismo que profesa, no está cegado por él, o le gusta pensar eso, su moralidad suele estar sujeta a un juicio propio, a la situación en la que está involucrado. El mundo, más que blanco o negro, para Chris no es sino una escala de grises que trata de balancear todo lo posible.
Su parte idealista se ve reflejada en el sentido del sacrificio del que se suele sentir orgulloso, el cual está muy presente en su modo de enfrentar los problemas. Para bien o para mal, Christopher siempre antepondrá el bienestar de los demás sobre el suyo propio, aunque esto no sea la acción más sencilla o la más indicada.
Entre sus muchos defectos, el más visible de todos es que es descuidado, pero también es un bocazas y, muchas veces, demasiadas quizás, ingenuo. Lejos de comportarse como un bisturí, de atacar con precisión y fuerza a sus enemigos para desaparecer enseguida en las sombras, Christopher tiende a sobreestimar sus habilidades, las cuales son, como mucho, promedio dentro de su profesión.
Las personas que han trabajado con él, o que le conocen de primera mano suelen referirse a Tale con un adjetivo bastante directo: “Idiota”, y no es por qué no sea el individuo más sagaz sobre la faz de la tierra, el motivo, simplemente, es que no suele pararse a meditar mucho las cosas.
Es bastante idealista, algo que no suele cuadrar con su profesión, por lo que tiende a ser más solitario que el cazador medio, lo cual no es poco. No obstante, a pesar de todo ese idealismo que profesa, no está cegado por él, o le gusta pensar eso, su moralidad suele estar sujeta a un juicio propio, a la situación en la que está involucrado. El mundo, más que blanco o negro, para Chris no es sino una escala de grises que trata de balancear todo lo posible.
Su parte idealista se ve reflejada en el sentido del sacrificio del que se suele sentir orgulloso, el cual está muy presente en su modo de enfrentar los problemas. Para bien o para mal, Christopher siempre antepondrá el bienestar de los demás sobre el suyo propio, aunque esto no sea la acción más sencilla o la más indicada.
Entre sus muchos defectos, el más visible de todos es que es descuidado, pero también es un bocazas y, muchas veces, demasiadas quizás, ingenuo. Lejos de comportarse como un bisturí, de atacar con precisión y fuerza a sus enemigos para desaparecer enseguida en las sombras, Christopher tiende a sobreestimar sus habilidades, las cuales son, como mucho, promedio dentro de su profesión.
La historia de Chris comienza en la bodega de un carguero irlandés, o al menos eso es lo que su madre le contó años atrás, cuando apenas era un crio y vivía en uno de los muchos barrios residenciales de Limerick.
Desde el primer día, desde que nació, su destino parecía haber estado sellado, después de todo, el joven Tale no era sino el producto del romance entre un marinero de poca monta y una costurera, era evidente que el futuro de la aristocracia no estaba en el seno de la familia Tale.
La infancia del cazador distó mucho de ser la de un noble, nunca tuvo ningún tipo de capricho, nunca viajó más allá de la fábrica en la que trabajaba a las afueras de la ciudad, simplemente no podían permitírselo, y a decir verdad, nunca le importó. Sus sueños siempre habían sido relativamente asequibles, se conformaba con aprender cosas simples, como a leer, algo que consiguió hacer preguntando, una y otra vez, a las personas con las que trabajaba en diferentes lugares de su ciudad natal, a individuos más agraciados que él pero que, no obstante, se veía obligados a trabajar en sus mismas condiciones.
Dejando esto a un lado, la infancia de Chris en la casa de los Tale fue tranquila, todos ponían de su parte para llevar algo de comida a la mesa, todos trabajaban para sobrevivir, sin excusas. La monotonía regía su vida.
Los años fueron pasando con calma, de forma lenta, pero inexorable. Christopher seguía enfrascado en salir adelante en un mundo que le daba la espalda por no tener buen apellido; mientras tanto, su padre, el marinero, se convirtió en una sombra, sus viajes eran cada vez más largos y duraderos, hasta el punto que a veces llegaban a durar años, al final, el hombre que le había visto nacer a él y a sus hermanos mayores no era más que una silueta de la que su madre hablaba con cierta añoranza en su mirada.
Su adiestramiento comenzó relativamente tarde, a los veinte años, igual que el de sus hermanos.
La primera vez que oyó la palabra “Cazador” no pudo evitar sonreír con amargura, no podía creérselo, ¿Quién lo habría hecho? Su vida hasta ese punto había sido lo más terrenal del mundo, solo había vivido por y para una cosa: trabajar, ayudar a una familia cuyos miembros seguían marchándose y que, por lo que parecía, estaba condenada a vivir en uno de los peores barrios de Limerick .
¿Vampiros? ¿Licántropos? ¿Cambiantes? Cada día que pasaba bajo el techo del almacén en el que su padre le enseñaba esgrima y le mostraba como derrotar a todas y cada una de las criaturas que poblaban las noches todo se volvía más confuso para Chris, menos corriente, como si toda su familia se estuviese burlando de él.
No fue hasta su primera caza real, hasta el día que sus hermanos ya cazadores llamaban “La prueba”, cuando comprendió que todo aquello no era una broma de mal gusto, que no estaban jugando con su cabeza, cuando definitivamente, se creyó que toda su vida, desde su nacimiento, había estado planeada.
Tragó saliva y, tembloroso, apuntó directamente a la cara de la criatura que acababa de decapitar a su padre y había matado a dos de sus hermanos mayores. La bestia rugió al percatarse de que todavía no había acabado con todos los cazadores que buscaban su cabeza, el silencio que reinaba en el lugar se rompió unos segundos, los segundos más largos de la vida del joven cazador.
Una parte muy grande de él quería salir corriendo de aquel lugar, quería volver a la fábrica, a la monotonía, a la seguridad de su día a día; Pero el incesante olor a sangre, que inundaba sus pulmones con cada respiración que daba le devolvía, indudablemente, a la realidad que tenía que encarar por su cuenta y riesgo.
Apretó los dientes, maldijo a los dioses, si es que había más de uno y, gritando tan fuerte como le permitían sus pulmones, apretó el gatillo una y otra vez, hasta que la bestia, ya herida gracias a su familia, cayó frente a él, muerta, a escasos centímetros de dónde él estaba.
No bajó el arma humeante, no inmediatamente, estaba paralizado y le temblaban las piernas, no estaba seguro de que acababa de hacer, de si seguia siquiera vivo. Respirando agitadamente cayó de rodillas al suelo y suspiró, a su espalda, una voz que conocía muy bien, la voz de la otra cabeza de la familia Tale le devolvió a la realidad, le sacó de sus pensamientos.
- “Bien hecho, Christopher” – Dijo su madre tras él - “No esperaba menos de ti”
Desde el primer día, desde que nació, su destino parecía haber estado sellado, después de todo, el joven Tale no era sino el producto del romance entre un marinero de poca monta y una costurera, era evidente que el futuro de la aristocracia no estaba en el seno de la familia Tale.
La infancia del cazador distó mucho de ser la de un noble, nunca tuvo ningún tipo de capricho, nunca viajó más allá de la fábrica en la que trabajaba a las afueras de la ciudad, simplemente no podían permitírselo, y a decir verdad, nunca le importó. Sus sueños siempre habían sido relativamente asequibles, se conformaba con aprender cosas simples, como a leer, algo que consiguió hacer preguntando, una y otra vez, a las personas con las que trabajaba en diferentes lugares de su ciudad natal, a individuos más agraciados que él pero que, no obstante, se veía obligados a trabajar en sus mismas condiciones.
Dejando esto a un lado, la infancia de Chris en la casa de los Tale fue tranquila, todos ponían de su parte para llevar algo de comida a la mesa, todos trabajaban para sobrevivir, sin excusas. La monotonía regía su vida.
Los años fueron pasando con calma, de forma lenta, pero inexorable. Christopher seguía enfrascado en salir adelante en un mundo que le daba la espalda por no tener buen apellido; mientras tanto, su padre, el marinero, se convirtió en una sombra, sus viajes eran cada vez más largos y duraderos, hasta el punto que a veces llegaban a durar años, al final, el hombre que le había visto nacer a él y a sus hermanos mayores no era más que una silueta de la que su madre hablaba con cierta añoranza en su mirada.
Su adiestramiento comenzó relativamente tarde, a los veinte años, igual que el de sus hermanos.
La primera vez que oyó la palabra “Cazador” no pudo evitar sonreír con amargura, no podía creérselo, ¿Quién lo habría hecho? Su vida hasta ese punto había sido lo más terrenal del mundo, solo había vivido por y para una cosa: trabajar, ayudar a una familia cuyos miembros seguían marchándose y que, por lo que parecía, estaba condenada a vivir en uno de los peores barrios de Limerick .
¿Vampiros? ¿Licántropos? ¿Cambiantes? Cada día que pasaba bajo el techo del almacén en el que su padre le enseñaba esgrima y le mostraba como derrotar a todas y cada una de las criaturas que poblaban las noches todo se volvía más confuso para Chris, menos corriente, como si toda su familia se estuviese burlando de él.
No fue hasta su primera caza real, hasta el día que sus hermanos ya cazadores llamaban “La prueba”, cuando comprendió que todo aquello no era una broma de mal gusto, que no estaban jugando con su cabeza, cuando definitivamente, se creyó que toda su vida, desde su nacimiento, había estado planeada.
Tragó saliva y, tembloroso, apuntó directamente a la cara de la criatura que acababa de decapitar a su padre y había matado a dos de sus hermanos mayores. La bestia rugió al percatarse de que todavía no había acabado con todos los cazadores que buscaban su cabeza, el silencio que reinaba en el lugar se rompió unos segundos, los segundos más largos de la vida del joven cazador.
Una parte muy grande de él quería salir corriendo de aquel lugar, quería volver a la fábrica, a la monotonía, a la seguridad de su día a día; Pero el incesante olor a sangre, que inundaba sus pulmones con cada respiración que daba le devolvía, indudablemente, a la realidad que tenía que encarar por su cuenta y riesgo.
Apretó los dientes, maldijo a los dioses, si es que había más de uno y, gritando tan fuerte como le permitían sus pulmones, apretó el gatillo una y otra vez, hasta que la bestia, ya herida gracias a su familia, cayó frente a él, muerta, a escasos centímetros de dónde él estaba.
No bajó el arma humeante, no inmediatamente, estaba paralizado y le temblaban las piernas, no estaba seguro de que acababa de hacer, de si seguia siquiera vivo. Respirando agitadamente cayó de rodillas al suelo y suspiró, a su espalda, una voz que conocía muy bien, la voz de la otra cabeza de la familia Tale le devolvió a la realidad, le sacó de sus pensamientos.
- “Bien hecho, Christopher” – Dijo su madre tras él - “No esperaba menos de ti”
- Su arma predilecta es el Revolver Colt 1851 Navy.
- No sabe cocinar.
- Tiende a exagerar sus anécdotas.
- Confía en los demás con facilidad.
- Es un lector apasionado.
- Se considera, muy a menudo, un hipócrita.
- No sabe cocinar.
- Tiende a exagerar sus anécdotas.
- Confía en los demás con facilidad.
- Es un lector apasionado.
- Se considera, muy a menudo, un hipócrita.
Christopher Tale- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 19/03/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Ficha de Christopher Tale
por Invitado Lun Mar 20, 2017 3:48 pm
FICHA APROBADA
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¡QUE TE DIVIERTAS!
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