Encuentro inesperado, deseos reprimidos -Privado-

Cerró los ojos, en cuanto comenzó a entonar aquella bella y nostálgica canción, en su mente volvieron recuerdos de un pasado, que aunque en parte doloroso, no dejaba de tener momentos de extrema dicha, deseo y por supuesto una pizca de lujuria. Sus labios se curvaron en un suave movimiento, asemejando una sonrisa, esa, que hacia tiempo no emergía en su rostro, si no era fingida. ¿porque debía sonreír o sentirse feliz, cuando debía trabajar en un lugar así, solo para pagar la cuota de sangre sobrenatural que la mantenía cuerda? ¿porque mostrar su dolor, si al final, nadie podría salvarla de aquella situación, en que la dejara su amo, cuando decidió partir solo de Dinamarca?

Su mente era un caos, mezcla de sentimientos, recuerdos, pensamientos dolorosos y frustrantes a la vez. - Si tan solo me hubiera llevado con él, si al saber de mi gran dolor, él se hubiera apiadado de mi y ayudado a destruir a mis enemigos? - caviló, mientras entonaba aquella canción que en nada se parecía a los negros sentimientos que la estaban poseyendo, aunque aquella frustración, el viejo resentimiento, le servía para expresar el dolor por el amor ausente, haciendo que todos los presentes enmudecieran, intentando seguir aquella sublime presentación.

Fue entonces cuando abrió los ojos, cuajados de lagrimas, como si en verdad, sufriera por un amor ausente, por ese que, desde que dejara Dinamarca, no había vuelto a nombrar. Su mirada vagó por el publico, deteniendose brevente en los rostros mas atractivos, los hombres mas seductores, los posibles candidatos a compartir el cálido lecho. Mas al  llegar a uno, su corazón se detuvo por una fracción de milésima, para luego comenzar a latir con la velocidad de un caballo desbocado. Su mirada se había detenido en él, ¿acaso su mente le estaba haciendo una jugarreta? ¿podía ser que luego de tanto tiempo, su amo hubiera vuelto a buscarla? ¿porque allí? ¿como se había enterado de que ella estaba trabajando en un lugar como ese?

El destello rojiso en los ojos del inmortal, la hicieron trastabillar, tuvo que aferrarse al piano, pues fue como si una mano la acariciara ardorosamente. Tuvo que detener su canto, morder un suspiro. Intentó retomar su canción, mas le era imposible estando ese vampiro presente. Fue entonces que el encargado del local apareció, para ayudarla  y pidió a la audiencia que los excusaran, mandando a un grupo de coristas, a bailar y cantar, canciones subidas de tono, que alegraran ala audiencia, mientras ella, huía a su camerino.

¿Había sido todo una fantasía? pues cuando aturdida intentó buscar nuevamente los ojos de su amo, éste ya no se encontraba en la sala. ¿sería su deseo de encontrarlo? ¿la angustiosa necesidad de beber aquella sangre, de sentir su cuerpo cerca de ella? Ayudada por una de las doncellas del lugar, llegó a su camerino, pidió le prepararan un baño caliente, con pétalos de rosas, necesitaba calmar sus nervios, no conseguiría nada dejándose llevar por sus malditos recuerdos, o por la necesidad de volver a estar al lado de un inmortal, que la abandonara como una muñeca, cuando se ha cansado de ella.

Sumergida en la calidez de aquel baño, inclinó su cabeza hacia atrás, reposando la nuca en el borde de la tina, cerró los ojos y suspiró, recordando el destello rojo de esa mirada sobrenatural. Mas había un problema que debería sortear antes de que pudiera volver a su residencia aquella noche. El vampiro que la había rescatado y que hoy dominaba su sed de sangre, estaría frustrado por el escándalo del espectáculo y seguramente le haría pagar su numerito, - Malditos vampiros, malditos hombres... ¿porque no puedo vivir sin ellos? -.

Escuchar aquella voz, girar su cuerpo, dentro del liquido de la bañera, solo para confirmar que no se trataba de un sueño, de una alucinación, le llevaron apenas unos pocos segundos. Sus ojos se clavaron en aquel cuerpo, en sus orbes que resplandecían con una tonalidad rojiza, orbes que jamás podría olvidar y que la cautivaban, de la misma forma como lo hicieran la primera noche en que se topó con aquel hijo de la noche.

No pudo pronunciar ni una sola palabra, como tampoco dejaba de contemplarle con la necesidad de un adicto que sabe, pronto podrá disfrutar nuevamente de esa droga, a la que fue alejado por demasiado tiempo. Sus mejillas no se sonrosaron, cuando él  le aclaró que pudo sentir como su cuerpo reaccionó al momento de reconocerle en medio de los espectadores, no era una niña, ni tampoco una virgen, bien él lo sabia, pues le había enseñado muchas de las cosas que sabía sobre hombre y mujeres, sobre lujuria y pasiones, aunque no sobre amor, bien sabía que el vampiro, no conocía ese sentimiento, como tampoco lo conocía ella.

Cuando por fin pudo salir del shock en que había caído al contemplarlo, allí, tan cerca de ella, siendo tan caballeroso, acercándole la toalla para que se pudiera secar. Le sonrió, y pronunció un suave gracias, mientras se abrazaba seductora al paño, mirándole, y de alguna forma, invitándole a desnudarla y dejar que la lujuria floreciera entre ellos, mas Kenner, decidió jugar con ella, haciéndola desear aún mas aquel reencuentro, sintió sus manos en su rostro, sus labios rosando los suyos, de su garganta surgió un quejido, un reproche que le suplicaba no jugar tanto con ella, mas bien sabía que estaría dispuesta a esperarlo mucho mas tiempo, él era su verdadero amo, y a quien esperaría por toda la vida.

Cuando el vampiro la dejó sola, vistiéndose, ella se dirigió a donde éste había dejado la copa con la sangre del vampiro, mezclada en vino. La tomó, con sumo cuidado, y se la acercó a sus labios, probando su contenido, gimiendo como si él la estuviera amando nuevamente. cerró los ojos y sonrió, - Maldito, sabes como seducirme, como volverme dulce y comprensiva contigo, perdonarte aún el que me hayas abandonado... debería marcharme y no volver a ti jamas... - caviló, antes de terminar de beber el contenido de la copa, - pero sé que sin tu sangre, sin tu locura, mi vida sería un insoportable destino de aburrimiento y hastío -.

Terminó de vestirse, con un seductor traje negro, que permitía la seducción, sin llegar a ser escandaloso, y que estaba segura que a su amo le gustaría. Caminó por el pasillo interno del Burdel, dirigiendo sus pasos al despacho de quien había sido su amo sustituto, el que tendría que aceptar que ella, volvería con su primer amo, con su único amo, aunque, nada estaba dicho, podía negarse, podía oponer resistencia, de ser así, la noche sería sangrienta, y uno de los dos vampiros moriría.

Como lo había esperado, su amo, el que ella reconocía como único amo y maestro, se dispuso a cumplir con su velado deseo, Mandar al infierno al vampiro que la había mantenido cautiva durante los años en que Kenner desapareció. Sonrió satisfecha, cuando el vampiro se deshizo de su rival, jamás le podría confesar todas las aberraciones a las que había sido arrastrada por el extinto sobrenatural, pues por una parte, sabría que la furia podría desatarse en el ancestral inmortal y por otra parte, ¿quien le aseguraría que su amo no podría culparle por no haber tenido la voluntad suficiente como para negarse a lo que su captor le había exigido? no, prefería simplemente que aquello quedara sepultado en sus recuerdos, como algo que jamás podría volvería a ocurrir.

Con el aplomo de quien sabe, es  dueño y señor de la situación, el vampiro se acercó a ella, mientras le prometía que no volverían a molestarle. Por dentro suspiró aliviada, en verdad era un gran descanso volver bajo la protección de un inmortal como su amo, ¿quien se podría comparar con él?  Su mirada, que se había posado en aquellos seductores orbes, buscaron desesperada el origen de aquel aroma que le producía un ansia desmesurada. Hacía tantos años que no probaba aquella adictiva ambrosía del vampiro, que debió controlarse para no correr desesperada hacia la herida en la muñeca del inmortal, de donde emanaba el tan preciado liquido. Por un lado, aún sentía enojo por todos los años de ausencia, por haberla abandonado a su suerte. Pero por otro lado, su condición de esclava, su adicción a la sangre del inmortal, la llevaban a perdonarle cualquier falta que él le hubiera provocado.

Su mirada, se clavó en el liquido rojizo que comenzaba a caer en el piso, mas se fue acercando lentamente, hasta que tomó la mano de su amo, para acercar a sus labios la muñeca del inmortal y dejarse llevar por la necesidad de beber aquel preciado néctar. Suspiro aliviada, en cuanto sintió el sabor metálico de la sangre del vampiro. Sus ojos brillaron de manera especial, como hacía tiempo no pasaba. Sabía que no podía excederse, pero por mas que lo intentó, le era imposible dejar de beber.

El vampiro freno su frenesí no deseaba destruir el cuerpo del a joven en ese momento, no quería acabar con su existencia en ese instante por mas que la masacre que el había generado en ese momento, le pidiera beber de sangre por mas que los deseos salvajes de alimentarse de ella fueran hasta dejarla seca se detuvo, cuando hubo degustado lo suficiente para no dejarla inconsciente pero a su vez satisfacer su deseo de sangre, alejándose unos escasos centímetros acaricio el rostro de ella y los labios de la joven, para luego tomando su bastón golpear el techo del carruaje haciendo que este comenzara a moverse y el se lamia los labios quitandose los restos de la sangre de ella.

-Toma mi pequeña debes estar deseando probarla...

Dijo mientras estiraba su mano derecha y con las garras de su ora mano realizo un corte en su muñeca exactamente haciendo que la sangre comenzara a salir de su cuerpo, acercando esta a los labios de la chica para que degustara y volviera a probar aquella sangre que la volvió su esclava, de paso la sangre le ayudaría a recuperarse mas rápido de lo normal y sanar heridas si era que las tenia por el tiempo que había pasado en aquel lugar trabajando, para poder obtener la sangre de aquel maldito vampiro. Este observo y jugo con el cabello de ella mientras le dejaba actuar.

-Tranquila que abra mas de esto cuando lleguemos a mi castillo querida mía...

Menciono sonriendo de lado, mientras la veía alimentarse de su mano y claro estaba dejando manchas en el carruaje y en sus ropas y rostro, ya que no era una vampira por ende no estaba acostumbrada a obtener la sangre de la forma mas prolija ademas que los cortes no los había hecho ella con sus colmillos, este espero unos minutos que la herida sanara y dejo que la joven pudiera limpiar su brazo de la sangre que aun hubiera quedado, para alejarse

Este dejo que ella se alimentara hasta el punto donde su herida se cerro por completo, al ser vampiro esas aperturas aunque fueran hechas con sus propias garras afiladas, no duraban mucho en ese estado, ya que llegado el momento se cerraban de forma automática por la capacidad natural de un vampiro de regenerar sus heridas de una forma antinatural.

Este dejo que ella acariciara su rostro, sentía el calor que la mujer emanaba sus caricias y como tenia la mirada perdida para ver como esta clamaba a el por un favor, le pedía que le librara de todo este tiempo, el cerro los ojos como meditándolo momentáneamente pensando en si aquello seria o no viable abriendo sus ojos subditamente el tomo su mentón acercándola a el para mencionarle levemente cerca de sus labios.

-Que ganaría yo con hacerlo, pero para que no digas que no soy benévolo te concederé el deseo que me pides mas comunicante en el momento en el que estés cerca de mi olvidaras lo que has pasado pero al regresar a tu soledad o a tus cosas recordaras todo nuevamente, deberás ser capaz de llevarlo encantadora mía y ganarte el derecho de olvidarlo todo definitivamente

Menciono para besarla de forma intensa y ver sus recuerdos aquellos que debía olvidar la joven, usando luego parte de sus poderes de control sobre ella le obligaría a no poder recordar nada cuando estuviera el cerca cuando esta sintiera su presencia, seria como si de un interruptor se tratara y apagara todos su recuerdos, que regresarían cuando ella lo notara lejos. Este acaricio luego su mejilla y la dejo recostarse sobre el regresaban al castillo del vampiro.

Sonrio levemente viendo como ella estaba tan necesitada de el, el hecho de abandonarla habia funcionado a veces para lograr la perfecta colaboracion de un esclavo, es la necesidad de que sienta esa perdida el hecho de que no volveria a ver aquella persona que le daba lo que precisaba y volver a recuperarlo significaba poder volver a sentirse viva, volver a sentirse importante y eso era lo que habia logrado en aquella mujer que ahora descansaba en sus brazos. Este espero al que el carruaje llegara a su destino para luego bajar con ella ayudandola a descender luego de hacerlo primero, se trataba de un lujoso hotel que se encontraba en la ciudad, destinado para las personas importantes este sonrio levemente girandose observandola para luego mencionar tranquilamente.

-Sera vuestro nuevo hogar tienes todo cubierto y os serviran como si fuera yo el que diera las ordenes asi que no os preocupeis por eso.

Este camino hasta el carruaje tomando su baston de forma tranquila para luego mencionarle a la joven de manera tranquila mientras observaba la luna que estaba en su termino medio aun quedaban un par de horas para que saliera de forma definitiva el sol.

-Id poneros comoda y esperadme os vere en cuestion de minutos tengo un asunto que atender aqui cerca y ya estare en vuestra recamara espero que me sorprenda.

Dijo aquello antes de desaparecer de frente de ella, tenia la tarea de intimidar a cierta persona que se encontraba hospedandose cerca de alli, Kenner era conocido por no perder el tiempo nunca.