The witch friend - [Eden]

por **Willow Osborne** Miér Abr 19, 2017 2:16 pm

La hechicera proveniente de Salem no esperó que a su llegada a París sus poderes se intensificaran de la manera en que lo hicieron. Desde su primera noche en tierras francesas sus sueños le indicaron el camino que debía seguir, aquel por el que tanto pidió durante su viaje en barco y el que esperaba, le diera una vida completamente nueva, plagada de situaciones diferentes a las que se enfrentó durante toda su vida. Sus sueños y las posibilidades que estos le mostraban, llevaron a Willow hasta aquella habitación del hostal donde ahora se encontraba sentada mirando con atención la puerta en espera de escuchar como tocaban. La bruja se mantenía pues expectante, aguardando por la llegada de la única persona a la que podía considerar amiga y a quien llegó mediante sueños. Por algún inexplicable motivo inicial, esa persona era el primer ser sobrenatural con el que alguna vez la bruja soñó. En el mundo de sus sueños esa persona lucía tan real, tan cercana a ella y dispuesta a ayudar en esa nueva aventura que Willow emprendía, que ella no dudo siquiera un segundo y siguió todas las pistas de aquel sueño hasta encontrarle.

El contacto inicial fue verdaderamente complicado, no solo por la personalidad tan poco empática de la bruja sino por el reto que encontró en explicar como era que había llegado hasta ahí y como es que sabía que ambos iban a compartir parte del camino de su existencia, todo sin parecer una completa demente, así que lentamente y pidiendo iluminación sus antepesados, Willow le explico todo lo acontecido desde su llegada a París y sus sueños. Las palabras que salieron de sus labios aunque carentes de mucho sentido para cualquiera que la escuchara, convencieron a la persona, detalle que ella aún no podía asimilar muy bien pues ¿Quién le creería a una mujer completamente desconocida? Al menos ella no se hubiera creído ni una maldita palabra.

Cualquiera que fuese el motivo que llevaron a esa persona a darle una oportunidad a la bruja, ya era parte del pasado. Ahora Willow no pensaba más en su primer encuentro sino que pensaba en el encuentro que sucedería ese día. La hechicera necesitaba hablar con alguien sobre lo acontecido noches atrás en Notre Dame, cuando se encontro con un inquisidor que parecía conocerla y quien la dejo partir de la catedral completamente confundida y creyendose una demente.
– No estoy demente, no lo estoy – susurró para si pero sin estar del todo convencida. Quizás que alguien más le dijera que no estaba demente era lo que más necesitaba en ese momento.

por **Eden Enqvist** Jue Abr 20, 2017 3:56 pm

Eden tardó en reaccionar. No podía creerlo, le resultaba una paradoja demasiado caprichosa como para resultar cierta. Ante él estaba ella. Gesto apacible, mirada penetrante. Su cuerpo rezumaba poder, esa inconfundible sensación que desprende un humano cuando la magia bulle en su corazón. Como es lógico, el licántropo entró en pánico, pues no pudo evitar recordar a Akvasgard, el hechicero que lo mantuvo preso durante trece años. Y cómo, por medio de su magia, se sirvió de su lobo interior, Mardróm, para masacrar villas y poblaciones enteras en diversas regiones escandinavas. Su vida, su macabra danza de muerte y sangre.

Sin embargo, las palabras que aquella mujer pronunció entonces lograron domar de forma inesperada sus fundados instintos contra la magia. Afirmaba haber soñado con él, le narró sus desventuras, y predijo un futuro encuentro entre ambos. Eden se quedó perplejo, no por el contenido de incuestionable extrañeza, pues cosas de mayor rareza habían presenciado sus ojos, sino por la pasión inherente a su historia. Estaba convencida de lo que decía, con una certeza marmórea, inquebrantable. Una que la condujo a aseverar que él la ayudaría en su futura empresa, pues eran amigos. Amigos... el licántropo necesitó toda la noche para aclarar su mente. Algo, que como era habitual en él, no consiguió.

“Aquí estás, Eden, a punto de cometer un error, uno más -se dijo, mientras contemplaba aquella puerta de madera, tras la cual podía sentir a la bruja. Aguardando su llegada-. Hechicería, me pasé más de una década sometido a ella y ahora vengo a buscarla, ¿por qué? ¿Soy yo o es Mardröm el que ambiciona liberarse una vez más de mi control? ¿Por qué distraerte de tu misión de esta forma? ¿Vale la pena poner en riesgo a las inocentes gentes de París? Quizás ella pueda ayudarme a arrojar algo de claridad sobre mis recuerdos... Pero, ¿y si mi juicio está equivocado? Y si ella...”

El licántropo apretó el puño y respiró profundamente. Su corazón latía con fuerza. Por supuesto, estaba nervioso. Aquella situación era demasiado peculiar, y por ende, incontrolable. Justo el tipo de contexto en el que había jurado no verse involucrado. Pero, ¿por qué no podía volver atrás? ¿Qué era lo que le impelía a acudir al encuentro? ¿Hasta tal punto le había cautivado aquella enigmática hechicera? ¿Qué era lo que estaba sintiendo?

Y entonces alzó el puño y dio dos golpes secos, tímidos. La decisión estaba tomada.

por **Willow Osborne** Miér Mayo 24, 2017 10:01 am

Sus sueños la guiaron con sabiduría durante su vida entera, por eso era que no dudaba ni un segundo de que era parte de su destino encontrarse con Eden, de la misma manera en que su destino noches atrás fue conocer a Klaus y cuestionarse de los verdaderos motivos que la guiaban a París. Willow se miraba al espejo todas las mañanas, asegurándose que el único motivo por el que estaba en aquella ciudad era porque en ella podía iniciar de cero, sin embargo, desde que los sueños del licántropo con el que se vería aquel día y Klaus aparecieran en su vida, las dudas oscurecían el reflejo de su mirada.

La oscuridad que veía en sus propios ojos le ponía nerviosa, la llevaba a no saber que podía esperar del futuro, de la misma manera en que no sabía si Eden realmente llegaría a su cita. Si bien el licántropo creyó sus palabras la primera vez que se vieron, Willow notó en él un recelo doloroso, algo que bien podría haber sentido de manera más clara si alguno de sus dones fuera la empatía, pero brujas como ella provenientes de Salem solo podían aspirar a dones oscuros como sus almas. Aquel recelo que percibió en el lobo era lo que en ese instante le generaba dudas.

Cuando provenientes de la puerta que aún contemplaba de manera fija, se escucharon un par de golpes, Willow se levantó de su lugar y avanzó hasta la puerta, misma que abrió rápidamente sin siquiera preguntar si es que era su cita del día quien acudía. Al abrir a puerta, las dudas que antes tuviera se disiparon pues frente a ella se hallaba el licántropo con el que tanto había estado soñando desde que llegó a Francia.
– Creí que no llegarías – admitió agachando ligeramente la mirada en gesto de disculpa como si haber dudado de Eden fuera algo terrible – pero me alivia saber que te has atrevido a venir – Willow se movió a un lado, invitando al lobo, con una señal de su mano, a ingresar en la habitación – Sé que no es sencillo que alguien que no conoces aparezca, asegure saber cosas de ti y te diga que van a ayudarse el uno al otro – al menos ahora lo sabía y antes de continuar hablando espero a que invitado ingresara, deseaba que estuvieras completamente a solas y en un lugar cerrado para poder conversar.

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