Tayce Cecereu

Tayce es una chica reflexiva, piensa muchos las cosas antes de hacerlas aunque en diversas situaciones no parezca ser de esta manera. Es sumamente observadora pero también reservada con sus cosas. Todo lo que es capaz de ver prefiere guardarlo para si misma o comentarlo solamente con las personas que considera adecuado, de esa misma manera lo hace con sus vivencias y sentimientos.

Es una de esas personas que suele llamar la atención a donde quiera que va, detalle que le parece extraño ya que no es alguien con demasiada educación y proviene de una situación económica precaria. Debido a que mucha gente suele acercársele, se ha vuelto precavida con los desconocidos, esos a quienes suele poner a prueba hasta que es verdaderamente capaz de confiar en ellos. Claro que el que sea precavida no la vuelve grosera y es por eso que siempre muestra una sonrisa y disposición para tratar con quienes desean formar parte de su circulo. Una vez que alguien ha pasado sus pruebas y se gana su confianza muestra su lado cariñoso, generoso y soñador; comparte sus temores e ilusiones y saca su lado protector.

Así como puede llegar a ser de bondadosa y comprensiva, Tayce también puede llegar a ser intolerante. La joven suele tratar de ignorar a aquellas personas con quienes tiene conflictos o que sencillamente le generan alguna clase de descontento, sin embargo, cuando ignorar ya no es una opción, sale su lado agresivo pues no esta dispuesta a soportar que los demás se aprovechen de su buena voluntad o de su deseo de no meterse en problemas. Que Tayce llegue a su límite y se torne agresiva ha sucedido en raras ocasiones pero igual es mejor no tentar al destino con ella.

Hija única. Nacida y criada en París por una humilde familia de clase baja pero trabajadora. Desde que nació, su destino estaba escrito, no importaba lo que ella pensara o quisiera hacer después; para personas como ella o sus padres, no existían muchas oportunidades. Su padre, un hombre enteramente dedicado al trabajo del campo llevó su cuerpo al límite con tal de que su esposa pudiera quedarse en su humilde hogar cuidando de Tayce los primeros años de vida, esos tan importantes para cualquier niño, sin importar su condición económica. Así pues durante sus primeros cinco años de vida, Tayce vivió como cualquier otro niño, rodeada de las atenciones de su madre y las de su padre también, que aunque llegaba cansado se alegraba siempre de ver a su pequeña crecer.

Tayce no pudo disfrutar de las cosas que poseían otros niños de clases más altas a la suya, pero el amor de sus padres lo compensaba todo. Aunque su padre la amaba profundamente y quería solo lo mejor para ella, ya no le era posible continuar trabajando sin ayuda de su esposa, fue así como Tayce se introdujo, gracias a su madre en el ambiente laboral parisino. Su madre encontró trabajo como costurera y si bien la pequeña no podía dedicarse en ese tiempo a eso, si ayudaba en lo que podía en el taller y cuando existía tiempo, observaba a su madre trabajar y practicaba un poco por su cuenta. La costura fue algo en lo que resulto muy buena, por eso a la edad de ocho años, ya laboraba junto a su madre.

De manera tranquila y apacible, como su las preocupaciones no existieran Tayce y sus padres continuaron viviendo. Sus ganancias no eran muchas pero podían vivir y darse de vez en cuando ciertos lujos, esos que realmente no valoraban demasiado porque tenían lo más importante, su compañía. Desafortunadamente tenerse los unos a los otros sería algo que no duraría para siempre, pues cuando Tayce tenía 17 años su madre enfermo gravemente y meses después de caer en cama, de que tanto su hija como su esposo se esforzasen más por conseguirle sus medicinas y mantenerla a salvo, la mujer perdió la batalla contra la muerte.

Que su madre muriera fue un terrible golpe para la muchacha y su padre pero necesitaban seguir viviendo pues aún se tenían uno al otro. Para la Cecereu fue muy difícil regresar a su trabajo como costurera así que dejó ese trabajo y se volvió mesera del café donde gana un poco más de dinero, mismo que ha ahorrado desde ese entonces para cualquier situación que pueda presentarse, sobre todo con su padre. Sus días se volvieron tan ajetreados que sus tiempos libres los comenzó a emplear para descansar un poco, reflexionar sobre su vida y pasarlo con su padre, a quien le pidió redujera sus horas de trabajo en el campo, ya que ella se comprometió a cuidarle de la misma manera en que él le cuido tanto cuando era niña.

Desde la muerte de su madre han pasado 4 años y aunque le es complicado asimilarlo aún, esta feliz de contar con la presencia de su padre.