Bienvenida a mi mundo [Viola]

“Entonces como en el vals...déjate llevar por tus deseos” Sus palabras entraron a mi cabeza, casi como si fuera mi propio subconsciente el que me estuviera hablando, guiándome en ese mismo momento del cual no quería salir. No era un sueño, no era una ilusión, no era un pasado muy por el contrario era el presente el mío donde tenía la posibilidad de elegir, decidir pero ya lo había hecho y no daría marcha atrás todo era consentido y no me opondría a los deseos que se comenzaban a acumular en mi interior que poco a poco pedía más de aquellos besos, más de su tacto más de él. Una corriente eléctrica corrió por mis cuerpo ante el tacto de su mano con mi cuerpo que a pesar que estaba cubierto por una tela podía sentir todo perfectamente, a medida que hacia eso mi respiración se volvía profunda quizás conteniéndome de no hacer una locura, o mejor dicho dejándome guiar por los pasos que el dictaba y yo quería seguir. Esa era la opción que había elegido y estaba dispuesta a llevar hasta el final.

El era un caballero por donde se lo viera y lo demostraba con sus actos, cuando se detuvo una sonrisa se dibujó en mi rostro que parecía vislumbrar un extraño placer. Sus palabras fueron claras y aquello me había gustado aún más, si esta sería mi primera vez no quería que fuera aquí abrí mis labios para hablar, pero solo un suspiro ahogado surgió de mi interior causando que mis mejillas se enrojecieran con el solo hecho de imaginar esa situación otra sonrisa esta vez con algo más de picardía se posó en mi rostro y luego de respirar algo más normal pude hablar - ¿Siempre eres tan asertivo? – no pude responder a primera instancia porque el impulso que me caracterizaba siempre salía antes de lo que podía llegar a pensar. Trague saliva y quede mirando a Dorian – Cierto, no es el mejor lugar para este final. Vamos a mi casa en ella encontraremos una noche eterna en la que no solo mis sabanas quieren impregnarse de ti, mi cuerpo y mi alma también – aquellas palabras habían sido atrevidas para mí, pero al fin ya ni siquiera sonar un poco atrevida me importaba estando junto al caballero que hacía que mi corazón latiera rápido y lento en un solo segundo.

¿Qué se suponía que haría a continuación? Mi cabeza trabajaba más rápido que mi propio pensamiento, aunque los dos estaban de acuerdo me costaba de cierta manera llevar una sola idea en mi interior. Los nervios de alguna medida me comían poco a poco ese cosquilleo en mi estómago no paraba por el contrario aumentaba a medida que pasaban los segundos que en ese momento se volvían escasos haciendo de cada momento una eternidad. ¿Incomodidad? No, estaba demasiado cómoda como su presencia, con sus caricias, sus besos, su mirada y su cuerpo. Una extraña confianza aumentaba y eso me ayudaba a seguir la misma línea con la que habíamos comenzado a primeras horas del atardecer. Había ido en busca de información para hacer un pedido especial y poco a poco aquello había quedado atrás su voz que en primera instancia me había cautivado ahora lograba que no solo pensara en el sino en todo lo que me hacía sentir, emociones y sensaciones nuevas que se apoderaban de mi cuerpo. – Créame, que aunque fuera el trayecto más largo hasta mi casa no daría pie atrás. Mi cuerpo lo pide – pude decir aunque la última frase casi se desvaneció en mis labios a medida que llegaba a ser tan solo un simple susurro.

Aún nos queda oscuridad… aprovechemos – ya ni siquiera podía reconocerme a mi diciendo aquellas palabras, más bien eran las justas. Me acerque a el con lentitud y deposite un beso en su fría y pálida mejilla, acomode mi vestido mientras me levantaba de aquel sofá que ya cargaba en mi memoria como un buen recuerdo. De alguna manera sabía que con el amanecer el final ya estaría escrito…