Día de muertos {Adda}

por **Horatio Flēming** Vie Mayo 19, 2017 7:34 pm

Una manzana llegó a mis pies rodando con su vida intacta como si fuera un regalo de algún dios profano, pero no, al parecer le pertenecía a alguien que había estado de paseo para dejar alguna clase de ofrenda a los difuntos. ¿Aún creen eso?, si supieran que la comida nos sabe a basura, no tenemos percepción del gusto ya, tanto es así que al final la comida se termina pudriendo en nuestras manos como cenizas. Entre mis manos tomo aquel fruto rojo como el pecado viendo cómo va tornándose más rojizo a tonos vino hasta volverse marrón y por último en un negro asqueroso.

—¡Esto es en lo que terminamos!—

Exclamo con una sonrisa de satisfacción. Entre mis dientes llevó el cigarro, la costumbre que no puedo dejar ni después de muerto; es por la sensación de vida efímera que provoca el fumar con ese humor que se exhala con fuerza.

Contra una lápida vieja, partida por la mitad con el nombre casi ilegible por el moho y las hojas de los árboles que caen. Están tan descuidadas y sucias como quien descansa ahí abajo. Suspiro al dar una patada en la merecida lápida de la que caen ramas y hojas secas. Miro con furia irreversible por el lugar a sabiendas que nunca encontraré lápida que lleve mi nombre, porque aquella inútil al parecer no lo es tanto como parecía.

por **Alexis Hamilton** Sáb Mayo 20, 2017 5:37 pm

“Qué cerca sentimos a algunos que están muertos;
y qué muertos nos parecen otros que aún viven.”
Wolf Biermann

Que alegría, despertar a media noche, escapar y es que esto se está convirtiendo en mi aventura favorita… El viento frío hace que mi cabello se mueva sobre mis hombros al saltar… a paso tranquilo, vivo tan cerca de aquellas tumbas que al mirar el cielo nublado y las pequeñas gotitas de lluvia qué caen del cielo, se desvanecen con el tacto humano desapareciendo entre la piel y el vestido. Mi rostro se fija en aquella sombra que no se diferenciar… y la evito, la ignoro, puede no ser nada o puede ser todo, pero no es algo que pretendo averiguar.

La presencia, el frio se apoderan de mi causa y ni los saltos la calman… sonrío… estoy entre tumbas y entre ellas me justifico la vida al saltar… quiero lluvia, quiero agua sobre mi rostro que cae pero pierdo el equilibro, sonrío – esta noche los muertos te acompañan Adda… - una melodía escuchaba, en mi mente como si aquella noche estuviera aun grabada, no extraño la compañía, no extraño despertar y no verlo a mi lado observando cada detalle de mí descanso, pero aquí… si, en ese secreto más íntimo… me hace falta la forma de tocar, como con el tiempo, aquel muerto había marcado mi cuerpo de formas que solo cicatrizara el tiempo, en ningún caso, borrara.
el equilibrio tampoco me acompaña, resbalo sobre las hojas y una tumba quebrada, apoyo mi mano sobre la piedra filosa y mi mano se desangra… Adda, Adda… como tientas el destino y juegas con tus cartas… el alfil se mueve como piezas de ajedrez y la reina derrotada en el suelo, sumida en sus propios pensamientos mientras se acomoda sobre la tumba maltrecha pensando en hacerle una a su esposo muerto…

- ¿Lo merecerá? - pregunte de la misma forma en que observaba mi vestido manchado en barro, aunque no estaba quieta, el frio abrazaba mi espalda, voltee – Quien esta conmigo...? – pregunte sin más, con la sonrisa curiosa, con el temor en mis huesos… con la sensación a libertad y curiosidad… lo que sea que fuera, quien sea que fuera yo estaba ya intrigada.

por **Horatio Flēming** Miér Jul 19, 2017 11:49 pm

El viento se agito hasta que se sesgo quedando el lugar en una completa paz y tranquilidad aunque mi humor no era el mismo que el del viento debía confesarlo pero aun así el ver aquella lápida me molesta aun cuando esta tan partida que no queda más que viejos pedazos. Pensándolo en ese momento la razón de mi enojo es ella, que se haya ido y piense que todo terminará que no la encontraré, como si no estuviera conectad conmigo desde ese día que me mató.

Maldigo profundamente agitando de nuevo el viento de la noche, estoy tan molesto por el momento que solo sonrío con maldad y de la nada la voz, el aroma de una nigromante que se acerca a la morada de los muertos —¡Eso es tener mucha suerte!— murmuro en el momento que ella pregunta por compañía, pienso si realmente sabe que al ser bruja con esa palabra puede conjurar a muchos de mi especie pero con mejores intenciones, ah sí, porque no creo que haya un ser con peores intenciones que las mías, con el aroma de la muerte y sangre que destilan y envenena a quien se acerca.

Para molestar la bruja volví a detener el viento, usando mis habilidades agité un poco las lápidas cercanas a ella así como las piedras que vibraban era un uso de tremenda energía pero absorber la de los otros muertos más débiles me era suficiente alimento, luego de un momento todo lo calmé como si nada sobrenatural ocurrió apareciendo corpóreamente tras la bruja —Pediste compañía, aquí me tienes ¿Cuál es tu deseo, maestra?— al menos podía divertirme como en mis tiempos de vida, aunque ahora estoy más vivo que muerto.

Si realmente esa inútil hizo algo bueno por primera vez, aunque también lo hará cuando me la devore por completo.

por **Alexis Hamilton** Mar Ago 08, 2017 1:32 am

Tu alma, sobre la tumba de piedra gris
a solas yacerá con sombríos pensamientos;
Nadie, en toda esa intimidad, penetrará
en la delgada hora de tu Secreto,

Sé silencioso en esa quietud,
la cual no es Soledad, ya que
Los Espíritus de los Muertos,
quienes te precedieron en la Vida,
en la Muerte te rodearán,
y con Sombras, tu quietud enlazarán.
Spirits of the Dead, Edgar Allan Poe

Si, las noches se vuelven más oscuras en esta sombría ciudad, en este sombrío clima y este viento no llena ese vacío que tengo en el pecho. Pero esta noche es una, el fango otro, sentía mis manos embarradas en lodo al sostenerme después de caer, no podría levantarme fácilmente dada la situación de aquel desnivel, tumbas a mi alrededor y una ligera sensación de que yacía observada me perdían de notar que alguien hablase… voltee si, pero en la dirección incorrecta y cuando apoye mi mano en aquel mausoleo roto, volví mi vista hacia el lado correcto, junto a un extraño, extraño… ser, ¿Lo he llamado? el estremecimiento inunda mi cuerpo y mi respuesta se vuelca en silencio, no soy experta en esas cosas, en brujería… la magia fue por años un simple sueño, el de poder desaparecer mágicamente y vivir en libertad, saltando bajo árboles y paseando entre tumbas al crepúsculo, una simple utopía, llena de ilusiones para liberarme de mi opresor, pero realmente no creía que pudiese usarla a mi favor luego de recuperar junto a mi memoria, lo que se me había arrebatado de las manos.
Es por eso por lo que me resultaba aun curioso, escuchar que he llamado al ser aparecido ante mis azules, me levanto para retroceder, y es que el temor es un vivo referente por seguir, sospecha, precaución encienden las alarmas de mi interior pensamiento, aquel que conoce mi más oscuro secreto.

-No tengo deseos, no que pudiera expresar en voz alta y menos a extraños monsieur - ¿podría hacer la gran pregunta que invade mis sentidos? - ¿Qué es? – el conocimiento es poder, y yo estoy absolutamente segura de que al no saber la respuesta me traerá una desventaja en cuanto a defensas… - acaso usted…. Esta… muerto? - Mi voz parece ausente y me sujeto de la tumba rota en la que mi mano parece mi sostén con un trago amargo de saliva atravesada. - puedo... preguntar... - es tanta la curiosidad y temor de que mi captor vage por el mundo asi... que no me importaría morir como un gato por conseguir respuestas que ayuden a calmar el temor, uno que genera un picor en mis manos, y lo he comprendido... comprendo esta libertad como un comienzo de aprendizaje sin fin.

por **Horatio Flēming** Sáb Ago 19, 2017 9:55 pm

La briza de la noche se volvía más fría tanto como para helar el cuerpo y alma de aquellos fieles hombres y mujeres que se atrevan a vagar por las noches entre las calles oscuras y peligrosas de la ciudad parisina. El viento cruje ante los árboles azotándolos con fuerza y con una furia inclemente, las lápidas se trizan, se desgarran desde adentro pudriéndose ante el pesado y fuerte presencia de la muerte misma.

La figura masculina aparece entre la niebla de la noche del cementerio dando pasos que apenas y dejan una marca, sigue avanzando hasta estar frente a frente con aquella bruja inclinándose como si de una madame se tratase, toma la mano de la mujer dejando un atrevido, frio y maquiavélico beso en el dorso de la mujer —¿Acaso no has sido tu quien me llamado? ¿No has extendido tus conjuros de bruja a los cielos por mi presencia? ¿Me he equivocado en venir aquí a cumplir deseos perturbadores?— enarco la ceja ante su pregunta tomando el mentón de la bruja mirando a sus ojos infernales como pozos de entrada al más profundo y dolorosa ciudad del inframundo, sonrió relamiéndome los labios, ella tiene un alma y esencia tan poderosa que es tan revitalizante solo tocarla, su energía produce chispas.

Asiento al preguntar ella por mi estado de vida —Estoy más que muerto, paso vivo encerrado en un mundo agónico de sufrimiento al ver a mi asesino día y noche y ser esclavizado a alimentarme de ella hasta que ella muera, quieres liberarme, acaso me has llamado para eso pequeña bruja— alce la vista con un brillo oscuro, con el hambre de energía que aquella bruja emanaba, traté de acercarme a ayudarle extendiendo la mano, una mano que provoca que el viento se agite con mayor fuerza como para levantar las hojas marchitas y caídas del cementerio como un mal augurio.

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