Juego de muertos [Adda]

- Las apariencias no son sinceras…

Murmure sintiendo la lluvia sobre mi rostro como lágrimas, deslizándose tan frías y finas, no me preocupo en lo mas mínimo si me empapaba, estaba acorralado, con esta nueva persona, ¿Victima, cena, Juguete, Amiga? << ¿Tienes problemas para decidir Dunkelheit?>> en lo absoluto, creo que se que hacer, sabes cómo engatuso a mis victimas o las presas de mi sed de sangre, lo más rico es ese corazón << ¿Por qué bebes eso? Te has vuelto sentimentalista, se dice que el corazón humano no es más que el depósito de los sentimientos. >> vaya parece que lo sé, pero puedo deducir algo, conoce de vampiros y claro, me estará comparando, veo imágenes de algunos, sin embargo el “comodín” esta guardándose.

- No se preocupe Madame que no tengo pensado hacer nada, nada que usted desee, mucho menos algo que yo desee, tengo dominio sobre de mi.

Sonreí al voltearle a ver con el rostro empapado. <<Eres cruel “Dunkelheit”>>, poco a poco extraería todo de sus venas, mis colmillos penizcarían suave su piel, una droga para mis sentidos, no pensaba escuchar a nadie más que sus lamentos.

- Quizá la palabra “Amigo” está siendo usada demás perdóneme…

Podría pensar lo peor o lo mejor de mí, eso no se sabía aun era algo “incierto” una condena de juegos, de sabores amargos, y podría perderme con esta apariencia tan embustera. Pero esta noche la pasaba tan bien, le tome del brazo y salimos del cementerio entre las lapidas, a lo lejos había una pequeña residencia, la luz delataba que había alguien, pero no me interesaba, nos detuvimos debajo del techo mientras miraba la lluvia caer sobre nosotros, le mire con mucha atención. Y me quede absorto en sus pensamientos… que podía leer claramente.

Me estaba exigiendo cosas que mucha gente, era tan notorio que aquella bruja me temía, su mente se trastornaba en escarlata, en colmillos, en rostros, me era tan fácil jugar con alguien y aquella hermosa mujer me daba las armas, justo ahora, ¿Cómo se osaba a pedirle a un maestro del engaño a decir la verdad?, lo fui desde antes de transformarme, desde antes de nacer para que alguien tan simple como un humano viniera a decirme aquello, Isaak y ella compartían aquello, la brujería, sin embargo mi alquimista era inteligente y me había enseñado todo, no creía que por un simple veneno, por unas simples palabras, por un simple destello podría amenazar a alguien que se crio entre un vampiro puro, una madre humana, un alquimista que se dice nació antes que la humanidad y un legendario vampiro capaz de todo, por más de seis mil años lo he observado todo, no hay nada a lo que me inmute, quizá ella estaba bastante confiada, pero lo dije, ella piso el tablero de este jugo y aquí las reglas como la inteligencia las poseo yo, si, demasiado idiota, la luna se detuvo frente a nosotros, mientras musitaba esas palabras, la belleza que poseía tan bien se reflejaba en su valentía, le apreté tomándole el rostro los ojos azules, aquel rostro angelical, como Isaak me solía llamar: ROSTRO DE ÁNGEL… León le completo en ese entonces: CORAZÓN DE DEMONIO, se estaban tonando en las de un vampiro, los ojos se me hicieron de un color escarlata divino, con el enojo en el rostro mi mirada se penetro, el viento mecía mis cabellos, de un lado a otro, estremeciéndolos, revolviéndolos, nada, absolutamente nada se comparaba con aquel acto, si, pase mi nariz sobre su cuello hasta su rostro, aspirando su aroma, agarrándola. Estrujándole poco a poco el rostro hasta que las aguas de mis ojos se apaciguaron.

- Puedo tomar tu vida cuando quiera, así tengas la sangre más envenenada sobre la tierra, puede que no hallas nacido ayer, pero para mí es como si lo hicieses, ¿Qué comparas un par de décadas, comparadas con seis mil años de vida como Vampiro y veintiún como humano?... No me conoces, te llevaría muchísimo tiempo hacerlo, no sabes como actuó, no sabrás como pienso, mucho menos quien es mi verdadero yo. Eres hermosa pero bien sabrás que eso no te sirve veo el miedo sobre aquellos ojos que resplandecen en vida. Lo veo y lo respiro así como tus pensamientos y recuerdos, si yo quisiera querida mía, leería tu vida como un libro abierto.

Musite mientras más me acercaba a su rostro, me había plantado delante de ella, tomándola, estrujándole esa hermosa cara, me incline y mis labios se posaron en la comisura de aquellos tan carnosos, tan coloridos labios suyos, me atraía de alguna manera, quizá, solo quizá, podría pasar de ser una víctima a una conocida, las cosas estaban poniéndose interesantes. << ¿Qué harás Dunkelheit?>> eso aun lo decido… Aun está en duda, veré como reacciona, y entonces sabré como jugar de otra manera.

- Mis intensiones, la sinceridad, no la sinceridad es la enemiga de un ganador, solo le repito, no sé que haya visto pero no pienso hacer nada… que usted no quiera… ¿Ha entendido?

Solté su rostro y le acaricie suavemente la frente, mirándola de nuevo con ternura, con deseo, con aquellos ojos azules, con aquella divina hermosura que solo yo poseía, el viento hacia una melodía. Mi querida Adda si yo pudiera relatarte como exactamente veo tu rostro en este preciso momento morirías de la vergüenza, ¿Qué destino tenias en mis manos?, no era esa la pregunta que rondaba ahora en tu cabeza, ¿Quién era yo exactamente?, déjame decirte que han pasado los años y quizá no tenga una respuesta exacta, pero de algo estaba seguro ahora leyendo y teniendo tus miedos controlados en la palma de mi mano, que sería divertido estar contigo, ya fuera por mucho o poco tiempo. Por ahora quería deleitarme con tus palabras con tus labios, con todo aquello. Que hacia una mágica noche de muertos.