Victorian Vampires
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) 2WJvCGs


Unirse al foro, es rápido y fácil

Victorian Vampires
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) 2WJvCGs
PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



NIGEL QUARTERMANE

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
NICOLÁS D' LENFENT

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
ESTACIÓN


Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24


COPYRIGHT/CRÉDITOS

En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.

Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.

Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.

Licencia de Creative Commons
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org


Últimos temas
» Savage Garden RPG [Afiliación Élite]
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMMiér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones

» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMMar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut

» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMMiér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane

» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMJue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar

» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMMiér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer

» l'enlèvement de perséphone ─ n.
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMSáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour

» orphée et eurydice ― j.
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMJue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour

» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMJue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke

» labyrinth ─ chronologies.
El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) NXLYMSáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour


<

El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18)

Ir abajo

El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) Empty El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18)

Mensaje por Esthia Vikorida Mar Jun 13, 2017 1:37 pm

Había pasado la noche en la mansión, esperando por si aparecían más vampiros, pero no se había dado el caso. Así que había dormido a pierna suelta, en un mullido colchón de plumas, tan cómodo que parecía que le abrazaba. No recordaba haber dormido en un colchón tan cómodo desde que estaba en Lesbos, en casa de sus padres. De vuelta a la pensión, se aseó y se cambió de ropa antes de abandonar su habitación, rumbo a las peleas, otra noche más. Al menos la anterior le había supuesto una buena propina. Esthia estaba contento.

Uryan no estaba allí por las peleas, esta vez no, estaba allí porque estaba cabreado. Le había visto, le había visto con esa cambiante, largarse con el chiquillo a una mansión en la que él solo se acercaba para mear en las esquinas. Si le veía...Dioses, si le veía. Le iba a pegar la paliza de su vida. Le permitió seguirle, le permitió compartir el mismo techo y se lo paga ignorándole diez días. Diez. Malditos. Días.

El lobo blanco no tenía ni idea de que esa noche Uryan estaría allí. Pero apenas entró, el rumor le llegó. The Fear había vuelto a la arena. No iba a pelear esa noche, pero... había regresado y eso tenía los ánimos caldeados. Todos esperaban el regreso de su campeón. Esthia también. Quería verle, quería saber que estaba bien, que sus heridas habían sanado. Pero no podía regresar al orfanato. No cuando sabía que él no le quería allí, cuando le había echado de aquella manera tan horrible. Algunos dirían que era orgullo, pero Esthia no era orgulloso. Si supiera que Uryan iba a recibirle, iría. Pero simplemente era de ese tipo de personas que no imponen su presencia a otros; Uryan le había echado, él se había ido. Y esa noche volverían a encontrarse en las peleas... Estaba nervioso, no sabía cómo podría reaccionar.

Uryan aún tenía la pierna hecha una mierda, había enhuesado, pero pelearse con un vampiro de esa edad nunca era nada sencillo ni poco doloroso. El dolor solo le hacía más iracundo, más rabioso. Permanecía con la mirada fija en el cuadrilátero, donde dos imbéciles intentaban ganar unas monedas con la poca energía que ya les quedaba. No tenía el día, no tenía la maldita quincena. Slang giró la cabeza, como una brújula señalando el norte. Al poco rato, Uryan la giró también y miró hacia el mismo sentido..Había decenas de personas..Decenas..Pero le vio entre todas ellas. El cachorro. Casi notó cómo Slang gruñía y se ponía ansioso.

Era imposible no verlo. Uryan era enorme y estuviera donde estuviera, la gente hacía un círculo a su alrededor, como si temieran invadir su espacio más de la cuenta. Sus miradas se encontraron en la distancia. Estaba allí. No sabía si eso era bueno o malo. Si debía o no acercarse a hablar con el. Así que hizo lo único que podía hacer desde la distancia. Sonrió.
Esthia Vikorida
Esthia Vikorida
Licántropo Clase Baja
Licántropo Clase Baja

Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017

Volver arriba Ir abajo

El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) Empty Re: El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18)

Mensaje por Esthia Vikorida Sáb Jul 08, 2017 7:10 am

[Falta un trozo que se roleó en CB, pero que no encuentro ni vivo ni muerto. En resumen, Esthia y Uryan se reencuentran después de que el lobo rojo echase al blanco del orfanato tras el ataque de los vampiros. En ese tiempo, se han recuperado de sus heridas, uno escondido en las catacumbas y el otro en la pensión. Uno solo y el otro conociendo a varias personas en el proceso. Noche y día. Después de discutir una vez más acerca de lo ocurrido en el orfanato y sin ser capaces de ponerse de acuerdo en la visión de lo ocurrido, Uryan le dijo a Esthia que tenía un nuevo refugio para ambos y que tenía que ser capaz de encontrarlo, aunque finalmente lo esperó en un sitio intermedio, mientras Esthia iba a comprar dulces.]



El lobo blanco siguió el rastro de Uryan hasta el punto en que había decidido esperarle. Le miró, arqueando la ceja y sacándose el dedo de la boca. Ya había pecado y se había comido uno de los pastelillos. Miró a ambos lados.
-¿Aquí? ¿No es un poco... en medio de la nada?

Uryan tampoco se esmeró mucho en ocultarse, la verdad. Estaban muy cerca del bosque, en el camino hacia la torre de donde había tirado a Hania. Estaba en forma de lobo, tumbado, fingiendo no estar esperándole, pero al escucharle se puso en pie lentamente, no cojeaba pero aun tenía la cicatriz en la pata del encontronazo con el vampiro. Gruñó y empezó a caminar, suponiendo que le seguiría.

Esthia puso los ojos en blanco.
-Vale, vale, no opino de tus elecciones... como todo lo elijas igual, me veo yendo a por cortinas.

Uryan iba con la cabeza baja, a su ritmo, como siempre, sin molestarse en ser rápido. Entró en el bosque pero no duró mucho dentro, la torre estaba bastante más lejos pero se veía el último tramo de la torre desde allí. Se detuvo, frente a una casucha a medio derruir. Era de un solo piso y de una sola habitación, pero el techo y las paredes estaban bien, solo que la naturaleza se había comido bastante la madera, las estructuras básicas eran de piedra, por lo que había resistido el tiempo de abandono con bastante dignidad. Seguramente sería una cabaña de cazadores.

Esthia observó el lugar, ladeó la cabeza y miró a Uryan.
-Va a necesitar al menos una mano de pintura y un par de arreglitos. Pero conociéndote, me lo esperaba peor. ¿Me lo enseñas por dentro?

El lobo rojo suspiró... Empezó a sentirse incómodo, ni que le trajera a un nido de amor. Simplemente era un refugio, desechable en caso de necesitarlo. Se transformó con lentitud, aun estaba algo tocado y abrió la puerta, que chirrió un poco, pero nada más. Entró. Tenía una cocina, rudimentaria, pero ahí estaba, un montón de pieles y mantas en el suelo, que era de madera, alejado del frio y la humedad. También había una chimenea, apagada, pero poco más, había espacio para una mesa o sillas, pero no había nada, salvo al ropa de Uryan encima de la repisa de la chimenea, que no se molestó ni en poner.
-... Si su señoría quería un palacio, lo mismo se podía haber ido con el noble gilipollas que va siguiendo.

Esthia soltó una risita.
-Prefiero esto. -Si sólo fuera por la casa en sí, no habría color. Pero tampoco lo había con la compañía-. No seas rancio. Fue una noche divertida. Y la cama ésa era de las que te hundes y parece que te abrazan. Se nota que el muchacho mueve dinero.

Uryan se giró hecho una furia... ¿Cómo que noche divertida? ¿Cómo que colchón? Empezó a ponerse rojo y no de vergüenza precisamente.
-¿Así que yo muriéndome en la puta mierda y tu por ahi divirtiendote con un jodido noble?

-Estuve matando un vampiro y me dijo que me quedara a dormir allí por si había más. ¿Qué estás pensando? ¬¬ Uryan, por dios, era un chiquillo asustado.

Se acercó a él de pronto. Hasta los cojones estaba ya. Le mordió el labio inferior, con más fuerza de la que debería y luego empezó a comerle... Mierda... ¿Alguna vez le había besado?

El paquete de pastelillos acabó en el suelo. Y le importó bien poco. ¿A quién le importarían unos dulces, por muy ricos que estuvieran, teniendo allí a Uryan? Levantó los brazos para rodearle el cuello. Le hacía mucha gracia tener que ponerse de puntillas, pero es que el cabrón era enorme. Muerdos, besos, ¿qué más daba? Sus bocas estaban juntas, sus lenguas tocándose y el resto daba igual.

¿Alguna vez había besado a alguien? No... No le sonaba de nada. Rodeó a Esthia con los brazos hasta acabar con las manos firmemente asidas a su trasero, le levantó a pulso y lo sentó a la cocina, de ese modo podía comerle la boca sin necesidad de romperse el cuello.

Esthia separó las piernas para hacerle hueco a Uryan entre ellas. Dejó una mano en su nuca, moviéndose a ratos hasta el lateral de su mandíbula, dejándole la oreja entre el pulgar y el índice, mientras la otra bajó por su cuerpo para colarse bajo su brazo, hacia su espalda.

Soltó los gluteos de Esthia, sólo para colocar sus manazas sobre sus mejillas, con los dedos metidos entre su cabello, soteniéndole con firmeza la cabeza como si no quisiera permitir que se moviera mientras le besaba. No lo había hecho nunca... pero ahora no sabía si iba a poder parar. Slang estaba cabreado, no debería, seguía sin gustarle, Esthia lo estaba estropeando todo, no le gustaba que ahora fueran tres.

Se besaron un largo rato. Esthia estaba contento. Sabía que Uryan seguía molesto con él, pero a lo mejor ya no tanto. Eso era bueno. Sonrió, rompiendo al fin el beso.
-Guau. Si llego a saber que me vas a besar así, no me entretengo comprando pasteles.

Uryan jadeaba por el beso y dejó la frente contra la de Esthia, gruñendo. Estaba ansioso por él pero sí... Seguía enfadado... Él había estado por ahí tan tranquilo mientras él se moría en las catacumbas. Podría haberse quedado seco allí... Y lo que más le fastidiaba era pensar en Esthia pasando página como si nada.

Esthia pasó la mano, apartándole la melena del hombro.
-Me estaba subiendo por las paredes cuando no te veía en la arena. Pero sabía que no me querías cerca.

Suspiró. ¿Se lo podía creer? Levantó la vista hasta sus ojos. Maldito cachorro... Slang siempre tenía razón.
-Si te viera con alguien más... Perdería la cabeza.


-Ummm. Prefiero que la pierdas conmigo -le guiñó un ojo-. Uryan, no puedes evitar que hable o me relacione con otras personas. Pero nunca juego a dos bandas si tengo a alguien. Mientras tú quieras, me quedaré. El día que me digas que me vaya, cogeré mis cosas y me iré. Sin dramas, sin reproches.

Uryan arrugó la nariz, no sabía por qué pero eso le hacía estar tranquilo. Si él no se iba a ir... Mejor así. Cogió aire y lo soltó con firmeza, de momento no quería que se fuera pero siempre estaría inseguro, pensando que podría pegársela con cualquiera.
-Podría evitarlo... Si quisiera... Podría encerrarte aquí.

-Pero entonces tendría que escaparme y te enfadarías y sería un rollo. Creo que prefiero ahorrarme el encierro. Aunque si tu idea es atarme a la pata de la cama... no te diré que no. -Tenerlo cerca otra vez y después de ese beso... y encima desnudo, en todo su esplendor, en sus narices... ¡¡Que no era de piedra!!

Uryan sonrió. Si, algo así tenía pensado más o menos. Se pegó a su cuerpo y empezó a quitarle la ropa, sin ceremonias, para qué. Estaba claro que él tenía ganas de comer cachorro, venía hambriento, podría haber buscado a cualquier otro para saciarse pero no le daba la gana. No había otro como él, que soportaba sus maneras y no se quejaba.

El "cachorro" le ayudó a quitarle la ropa. Estaba claro que estorbaba. ¿Para qué más ceremonia? Ambos querían aquello y lo querían en ese instante. La charla podía esperar. Se mordió el labio.
-¿A qué quieres jugar hoy?

Negó con la cabeza mientras tiraba la ropa por el suelo de la pequeña cabaña, no estaba lo más limpia que se podía estar, pero a Uryan le daba igual si se revolcaban en mierda, mientras le tuviera así. Le miró de arriba abajo y cogió aire antes de mirarle furioso..No sabía estar contento, ni tranquilo.
-No quiero jugar.
Se inclinó sin más, sin darle apenas tiempo para reaccionar. Apoyó las manos en su baja espalda rodeándole con los brazos y sencillamente se tragó su miembro.

Esthia podría haber gritado y que se oyera en todo el bosque. Habría querido. Pero es que se le había ido el aire de lo pulmones, la sangre del cerebro y el alma del cuerpo. Cuando quiso reaccionar ya era tarde, estaba atrapado en el fuerte abrazo de Uryan y sólo podía mirarlo y pensar que podría correrse en cualquier momento, como si fuera su primera vez. Resopló.

Apretó el cuerpo de Esthia entre sus brazos, atrayéndole hacia el interior de su boca mientras se lo comía. No era un ignorante, no era nuevo, sólo que era selectivo con según qué cosas y no regalaba a cualquiera ese tipo de atenciones, sólo lo hacía cuando realmente le apetecía, así que gruñó cuando sintió el sabor de Esthia sobre su lengua, si no el volvía loco él a ver quién lo hacía.

Se sujetó con una mano al mueble y dejó la otra sobre Uryan, apartándole el pelo. Quería verle. Joder, es que esa imagen era arrebatadora. Tan profundo, tan placentero. Jadeos estrangulados brotaron de su garganta.
-Dios, Uryan. Fuerte... ... Tócame. Tócame, vamos.


Gruñó, no estaba acostumbrado a que le dieran órdenes pero no dudó un momento en atraparle con una de las manos, presionando sus testículos sin un ápice de duda o vergüenza. Le levantó con el otro brazo, su espalda se tensó, marcando los músculos por el sobreesfuerzo y la postura forzada, pero aun así le levantó lo justo para colocar una mano debajo de él, dejando que se sentara encima buscando al forma de invadirle sin dejar de comer, demasiado ocupado en tantas cosas, con la cabeza llena de Esthia.

La reacción del lobo blanco no se hizo esperar. Se derritió bajo las manos de Uryan como la mantequilla al fuego. Apoyó las dos manos en la cocina, para sostener su peso y poder levantar las caderas. Era incómodo, pero por nada del mundo iba a quejarse. Los dedos de Uryan, su lengua, su olor... todo le hacía querer más y más. Más dentro, más profundo, hasta rozar su garganta. Más dentro, más profundo, hasta la base de sus nudillos. Más fuerte, hasta hacerle derramarse con su nombre en los labios.

Uryan gruñó de nuevo y siguió lamiendo aquello que Esthia apartaba de su cuerpo, tragó sin pestañear, respirando fuerte con el corazón acelerado. Se echó hacia atrás, aun con Esthia a medio terminar. Apartó las manos de él y le levantó otra vez a pulso de encima de la cocina para tirarle sobre las mantas y las pieles, que eran suficientes como para estar mullidas... Tal vez no como un colchón, pero eran bastante cómodas. Le dio la vuelta, con bastante firmeza, como si el cachorro no tuviera nada que decir.

¿Qué iba a decir, si lo único que podía hacer era boquear para tratar de recuperar el aliento. Agradeció el cambio de lugar y hundió la nariz en las pieles. Todavía tenían restos del olor de Uryan. Como él.
-No te contengas.

Apoyó una mano en su hombro y se inclinó hasta morderle en él.
-¿Cuándo lo he hecho?
Y menos ahora, que tenía un hambre inmensa por él. ¿Qué le había hecho el maldito lobo? Se inclinó para morderle de nuevo y fue dejando mordiscos por su espalda hasta hundir el hocico, pero entre sus piernas. Lamió y rozó con los dientes sus glúteos.

Se calló el "Cuando te lo he pedido", recordando el orfanato, cuando le pidió que fuera despacio.
-No lo hagas. Quiero sentirte. Completamente. -Eso iba a implicar dolor y sangre. Pero también un enorme placer. Levantó las caderas para él.

Separó sus glúteos, él quería sentirle y lo iba a hacer, no le hacía falta hacerle sangrar para eso aunque ya sabía que a Esthia le gustaba de esa manera, quería saborearle, era así de sencillo, como si con eso pudiera asegurarse que no hubiera estado con nadie más. Se incorporó para pasarle por encima, pegando su pecho a su espalda. Se acomodó sobre él usando una de sus manos, antes de empezar a enterrarse en su cuerpo. Gruñó y mordió su hombro con firmeza.
-Voy a darte tanto que nadie va a poder saciarte de nuevo.
Esthia Vikorida
Esthia Vikorida
Licántropo Clase Baja
Licántropo Clase Baja

Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017

Volver arriba Ir abajo

El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) Empty Re: El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18)

Mensaje por Esthia Vikorida Sáb Jul 08, 2017 7:55 am

La cabaña olía a sudor, sangre y sexo. Pero Esthia estaba tan a gusto envuelto en aquellas pieles que le parecía el mejor lugar del mundo.
-Ummm. He dormido como hacía días que no hacía. Me duele todo, pero he dormido en la puta gloria.

Uryan podría decir lo mismo, hacía bastante que no dormía tan bien, tal vez era el hecho de estar enganchado a la cintura de Esthia, al que tenía enroscado con uno de sus inmensos brazos, pegado a su espalda, con la nariz pegada a su hombro hasta que él empezó a moverse. Gruñó adormilado y se retorció hasta ponerse boca arriba, suspirando.
-Si te duele "todo" no tendrás ganas de que te den más.

Agarró la mano de Uryan que le rodeaba, entreteniéndose en levantarle levemente un dedo y dejar que al caer golpeara su piel repetidamente.
-Puedo dar yo. Soy un hombre generoso.

Arrugó la nariz.
-Pues empieza a ser más egoísta -gruñó, además, los toques al cuerpo de Esthia le estaban poniendo enfermo.

Se removió para quedar de lado, de cara a Uryan, sonriéndole.
-¿Contigo, por ejemplo?

-Por ejemplo. -Acarició de forma distraida la espalda de Esthia, pasando el brazo por debajo de su cintura, estaba demasiado cómodo para levantarse.

-Ajá. Pues luego no te quejes si no te dejo en paz. -Esa caricia era mucho más íntima que todo lo que habían compartido la noche anterior. Le hizo sentir bien-. ¿Crees que llegaré a uno de aquellos pastelitos? Me están mirando mal.

Cogió aire y suspiró, tenía una pereza horrible pero se incorporó, poniéndose sentado lentamente. Se frotó la cara para despejarse y caminó hasta los bollos que habían acabado la mitad en el suelo. Los recogió y se sentó de nuevo entre las pieles, le dio a Esthia un bollo que había quedado dentro de su envoltorio y él se comió uno con polvo y tierra porque le sudaban las pelotas.

El lobo blanco le respondió con la mejor de sus sonrisas y le dio un bocado al bollo, tan grande que hizo que la miel saliera por el otro lado. Le pringó la mano. Se echó a reír y dejó la mano en alto mientras masticaba y tragaba. Se cambió el bollo de mano y se lamió los dedos.
-Ummm. Qué hambre tenía.

Le miró de reojo cuando se lamió los dedos y suspiró. Qué manía de provocarle que tenía. Se acercó a él y lamió al comisura de los albios, allí donde la miel se le había esparcido por la piel.

No entendía muy bien a qué se debía el cambio de Uryan, pero esos pequeños gestos no estaban presentes unas semanas atrás, cuando se habían conocido en la arena, en el callejón, en el primer refugio. Supuso que simplemente era el tiempo y no le dio más importancia. Estaba bien así. Más que bien. Él estaba muy feliz. Se metió en la boca el otro pedazo de dulce que le quedaba y se apoyó contra el hombro de Uryan mientras masticaba. Ya no tenía hambre. Ya no había más que hacer que estar allí, piel con piel, con el lobo rojo.

Uryan podía comerse un ciervo si se lo proponía y ahora que había empezado a comer bollos le había entrado el hambre, así que siguió desayunando, sin demasiada prisa, aun estaba algo adormilado después de lo de anoche. Notó a Esthia colocándose en su hombro y le miró de reojo.

Esthia se limitó a echarle un brazo y una pierna por encima. Pareció sentir que le miraba y levantó la cabeza.
-¿Qué? Me has dicho que sea egoísta.


-Ni que hubiera alguien más que pudiera aguantarme. -Gruñó, por lo bajo, aunque era aun más difícil que él soportase la presencia de alguien durante demasiado tiempo. Era un cambio, pero... No le importaba que Esthia se pegase de esa manera él, lo que pasaba era que ahora no tenía ganas de moverse de allí.

-Por si acaso... -Tiró de una de las pieles para cubrirse. Tenía restos de semen y sangre reseca por la piel, pero no iba a moverse de allí por el momento. La pierna que tenía sobre Uryan se las apañó para colarse entre las del lobo rojo. Su mano se paseaba a placer por su pecho.

Le miró de nuevo de reojo. Gruñó y se dio la vuelta, poniendose encima de él. Todo tenía su límite y la mecha de Uryan era muy corta. Empezó a morder su hombro y su cuello, colándose entre sus piernas, para estar pegado. Le daba igual mancharse con semen, con sangre o con lo que fuera.

Esthia sonrió de medio lado, pero apenas notó el tirón en los músculos hizo un gesto de dolor
-Despacito, grandullón, que todavía no estoy al cien por cien. Ayer me dejaste hecho polvo. -Se removió un poco, buscando una postura más cómoda-. Así mejor. Si quieres jugar, yo encantado. Pero tendrás que ir poco a poco.

No sabía ir poco a poco.
-La culpa es tuya, no me provoques si no puedes soportarlo. -Le dijo, malhumorado, aun mordiendo su cuerpo aunque estaba tenso, señal de que intentaba contenerse.

-¿Yo te provoco? ¿Yo? ¡¡Pero si eres tú el que me ha traído engañado aquí, diciéndome que me ibas a enseñar un refugio, para acabar follándome toda la noche!! Si esto es lo que me espera contigo...

-¡Quién te manda enroscarte como una serpiente! Y no te engañé, te di dos opciones y has preferido venir por tu propia voluntad. -Bufó y se movió de encima, porque si no lo hacía ahora acabaría por destrozarle. Movió los hombros, tenso y gruñó otra vez, boca arriba, mirando al techo de madera. -No te escuché quejarte...

Esthia sintió frío de repente cuando Uryan se apartó. Así que se enrolló una de las pieles y se encaramó a horcajadas sobre él.
-Sí me quejé, lo que pasa es que no se me notaba mientras me follabas. -Mentira cochina, ambos lo sabían. Las quejas que había soltado habían sido por el dolor, pero no porque no quisiera sentirlo. Se inclinó hacia adelante-. Au. Duele. Pero ¿sabes que? Si todas las noches aquí van a ser como anoche, creo que voy a tener que ir hoy mismo a liquidar la cuenta en la pensión, porque otra noche así y no seré capaz de moverme en un mes.

Entrecerró los ojos cuando dijo aquella mentira, aunque no lo descartaba tampoco... Lo mismo él se estaba quejando y a él le dio igual. Apoyó las manos en su cintura, observándole allí encima.
-Pensé que la habías liquidado ya.

-Te dije ayer que iría hoy o mañana, que primero tenía algo más importante que hacer. -Que era aclararle a él cuatro cosas. Con palabras o a base de polvos.

Cogió aire, distraído...En esos momentos solo pensaba en llevárselo con él por las buenas o por las malas... Así que.
-Pues ve y hazlo de una vez. -Así podría dejar de estar intranquilo.

-Ahora no quiero. La pensión no se va a mover de allí y yo estoy muy a gusto aquí. -Le miró, arqueando la ceja-. ¿Tú tienes idea de lo mucho que me pones? Si no fuera porque me duele hasta respirar, te crees que ibas a estar tú aquí, tan ricamente, sin estarme dando los buenos días.

Uryan puso los ojos en blanco. Siempre hacía lo que quería cuando el daba la gana. Esthia le sacaba de quicio, el asunto era no hacerle ni puto caso y hacer justo lo contrario a lo que él quería. Le miró mal y le soltó una palmada en el trasero.
-¿Qué haces aquí arriba entonces?

-Me gusta este sitio. Es calentito, cómodo. Tengo con qué entretenerme... -y el muy cabrón comenzó a juguetear con los dedos entre los dos miembros de Uryan. Acariciaba uno, luego el otro, luego los dos juntos y vuelta a empezar, distraídamente, como quien no tiene ni idea realmente con lo que está jugando-. Sí, creo que me lo voy a quedar para mí. Éste es a partir de ahora mi sitio favorito.

Entrecerró los ojos mientras él jugaba. Le estaba sacando de quicio... Le pedía que fuera despacio pero luego jugueteaba como si nada. le estaba provocando. Quería que se lanzase sobre él como siempre lo había hecho. Se incorporó hasta quedarse sentado, rodeando con un brazo la espalda de Esthia para tenerle pegado. Arrugó la nariz mostrando un momento los dientes.
-Me desesperas. -Gruñó, antes de bajar la mano que tenía libre y rodeó con ella el miembro de Esthia. Toda paciencia tenía un límite.

-¿Yo te desespero? ¡¡Tú me desesperas!! -Sus manos chocaban mientras se acariciaban mutuamente-. No vas a poder empotrarme fuerte, pero voy a comerte como si no hubiera un mañana. -Con lo mono y adorable que era y lo inocente que parecía, su lenguaje se volvía mucho más sucio cuando estaba en la cama.

Empezaba a conocer a Esthia, desde el día del callejón tenía bien claro que de puro e inocente solo tenía esos ojazos azules. Maldito cachorro. Se acercó a él, cerrándole la boca con un beso. Ya estaba harto de tanta charla, de escucharle quejarse, él era el que provocaba, estaba muy tranquilo durmiendo hasta que él decidió sobarle. Apretó entre sus dedos el miembro de Esthia, no le importó ser algo más firme que la media. Le volvía loco, sacaba lo peor de él, como si no fuera suficiente lo que traía a la espalda.

Esthia arqueó la espalda, rompiendo el beso para poder soltar ese ronco gemido que le arrancaba su toque. Pero no tardó en volver a buscar su boca. Tenía punzadas de dolor, pero no le importaban. Era mucho mayor el placer. O quizás es que el propio dolor que le provocaba Uryan eran placentero. Qué importaba. Su lengua invadió la boca del otro, mientras sus manos permanecían asidas a la carne palpitante y venosa que no estaba dispuesto a compartir con nadie más. Ser egoísta, eso le había dicho Uryan. Pues iba a serlo y aquel maravilloso ser iba a ser sólo suyo. Porque era perfecto. Grande, fuerte, que no le trataba con miedo a romperle o con reparo a que pudiera dañarle, fiero y, al mismo tiempo, se contenía cuando era necesario. Y joder, ¡venía con ración doble! Si a él ya le volvía loco una, imagina dos.

Uryan gruñó cuando volvió a besarle, no tenía por costumbre besar, pero empezaba a cogerle el gusto. Soltó su cintura para cogerle del pelo y echarle la cabeza hacia atras de modo que pudo morderle la garganta mientras gruñía y se tensaba. las caricias siempre le parecían muy poca cosa en comparación con el cuerpo de Esthia y le ponían más ansioso que otra cosa, pero era innegable lo que le atraía la pelusa blanca.
-Me cabreas, cachorro..

Esthia le soltó para empujarlo de los hombros, dejandose caer sobre él, para tratar de obligarlo a tumbarse. Se irguió sobre sus caderas, con las manos en su pecho, como si eso pudiera impedirle que se levantara de nuevo.
-Y eso que todavía no he empezado en serio contigo. ¿Crees que puedas estarte quietecito y dejarte hacer? Porque, joder, Uryan... me estoy muriendo de ganas de meterme tus pollas hasta la garganta, pero si no me vas a dejar acabar a gusto, ni empiezo.

Se dejó caer hacia atrás, por el ímpetu de Esthia aunque estaba realmente tenso. Le miró mientras jadeaba y un escalofrío le recorrió el espinazo. Tuvo que contenerse para no levantarse y ponerle debajo de nuevo... Si quería que se contuviera no debía hablar así.
-Estaré quieto si dejas de abrir esa boca tuya.

-Sí voy a abrirla, sí. Todo lo que pueda. -Movió las cejas y se arrastró hacia abajo, rozándose por sus piernas, hasta colocarse entre ellas, metido entre las pieles, inclinado sobre él. Recorrió uno de sus miembros con la lengua, desde la base a la punta, lentamente, dejándolo marcado de saliva caliente. Rodeó la imponente cabeza y la introdujo en su boca, succionando contra su paladar, con fuerza. Dejó caer la cabeza poco a poco hasta que la mitad hubo desaparecido entre sus labios y la sacó para hacer lo mismo con el otro. Levantó los ojos hacia los de Uryan. Su mirada lo decía todo.

Qué imbécil era. Sonrió un poco cuando le vio alzar las cejas. Flexionó una de las piernas, dejándola a un lado para que él tuviera espacio entre ellas y estuviera cómodo. También se movió, por la expectación, no apartó los ojos del cachorro mientras recorría su miembro y se tensó. Él y los miembros que estaban recibiendo su atención. Cerró los ojos un momento, cuando notó que esa mirada le quitaba las ganas de respirar. Gruñó y entrecerró los ojos, si le volvía a mirar sabía que no se contendría. No sabía qué era lo que más conseguía llevarle al límite, si su boca o esos malditos ojos.

El lobo blanco se tomó todo el tiempo que quiso para degustar cada tramo de aquella sensible piel. Bajó por los testículos, subió de nuevo. Era un goloso con su dulce favorito. Bajó la cabeza, ahondando todo lo que pudo, hasta el final de su boca, hasta que podía sentir la presión de la garganta cuando tragaba. Cuando estuvo satisfecho de aquel juego, levantó de nuevo la vista hacia Uryan, con los labios ojos y mojados de saliva, que caía en algunos puntos de su barba de varios días.
-¿Me dejarías ir un poco más lejos? -Porque había lugares de ese cuerpo que su lengua aún no había explorado y sus dedos aún no habían recorrido. Pero sabía también que era una barrera que sólo atravesaría cuando Uryan quisiera realmente dejarse.

Contuvo el aliento, era especialmente reticente a que le tocaran los huevos, ni en el buen ni en el mal sentido, no le disgustaba o le desgradaba, pero era vulnerable y lo sabía, Uryan era celoso de sus puntos débiles y por esa misma razón no se dejaba hacer por cualquiera, él era quien llevaba las riendas de la situación, siempre... O casi siempre, desde que conoció a Esthia. Le miró cuando le hizo aquella pregunta.
-No preguntes. Yo no te he preguntado nunca. -Ni lo iba a hacer. Esthia era suyo. Entero.

Negó con la cabeza y gateó para quedar a la altura de su cabeza.
-Mi respuesta siempre es sí para ti.
Le apartó el pelo y le robó un beso, que fue extendiéndose por su torso, mientras bajaba, sin dejar de mirarle, su cuerpo serpenteando contra sus piernas hasta volver a estar entre ellas, hundiéndose en la búsqueda de lo prohibido.

Eso era nuevo, así que le miró mientras intentaba descubrir qué escondía esa confesión. La verdad era que nunca se había negado a él, ni siquiera aquella vez en el callejón. Cogió aire y dejó que le besara, acomodándose de nuevo, moviendo los hombros para estar tranquilo. No era la primera vez, pero hacía años que no se dejaba así que aunque estaba algo tenso procuró no demostrarlo y disfrutó del momento. Estaba sensible, precisamente porque hacía tiempo que lo prohibido se había convertido en un abandono.

El lobo blanco fue despacio, con mucho cuidado, abriéndose camino con la lengua, pegando los labios a su piel, empapandole con su saliva. Se separó para mirarle, quería asegurarse de que todo iba bien.

Uryan respiraba con fuerza, pero no porque le molestara si no por las sensaciones que Esthia despertaba y llevaban tanto tiempo dormidas. Al notar que se detenía abrió los ojos y le prestó atención.
-...¿Qué? Si vas tan lento acabaré comiéndote yo.

-Luego podrás comerme cuanto quieras. -sonrió de medio lado y volvió a deleitarse con el sabor de Uryan. Cuando lo notó menos tenso, sus dedos entraron en juego. Demasiadas cosas que atender y ganas de hacerlo todo a la vez. Una mano exploraba lentamente el terreno desconocido. La otra, abrazaba uno de sus miembros, bombeandolo, creando una placentera distracción para reducir la tensión del momento. Su boca devoró el otro una vez más.

La suerte que tenían los dos era que Uryan tenía mucho juguete para distraerse, así que aunque sintió el mordisco de la invasión y el rechazo de su cuerpo ante ella, el resto de las placenteras atenciones le desviarion en parte de sus pensamientos. Sentía demasiadas cosas a la vez y el dolor o la incomodidad no era algo que a alguien como a uryan pudieran apagarle. Es más gruñó y se tensó, apretando las manos en torno a las pieles que había a su alrededor.

Esthia no quiso apresurarse más de lo necesario. Quería ir sobre seguro cuando de someter a Uryan se trataba. Porque entregarse así era un paso importante y lo último que quería es que fuera un paso en falso. Su lengua y sus dedos allanaron el camino. Y, cuando estuvo convencido de que era el momento, lo recorrió despacio, conteniendo la respiración. Era un momento jodidamente grandioso e iba a disfrutarlo centímetro a centímetro.

Echó la cabeza hacia atrás y bufó. El lobo parecía mucho más pequeño cuando estaba en sus manos, pero ahora no se lo parecía tanto. Su cuerpo se resistía y le incitaba a estar tenso, pero Uryan sabía cómo funcionaba esto, cogió aire y se relajó mirando al lobo encima de él. Levantó una ceja y sonrió.
-Qué lento eres cachorro..

-Te estoy disfrutando, grandullón. -Se detuvo un momento cuando estuvo completamente atrapado en su interior. Tomo aire. Era una sensación apoteósica. Sobre todo porque sabía que era una enorme muestra de confianza. No quiso alargar la agonía y comenzó a moverse.

Bufó, después de contener el aliento, cuando le tuvo entero. Respiraba como un animal, fuerte y lento. Intentó no jadear, pero se le escapaba algún que otro sonido mientras él se movía. Dejó caer la cabeza contra las pieles, se le estaba empezando a ir la cabeza. la presión y el dolor era evidente, pero le importaba más bien poco.

Le agarró de las caderas. Sabía que no era la postura más cómoda, pero quería verle. Como Uryan era más grande, no iba a llegar a abrazarle y besarle, así que tuvo que conformarse con morder su propio labio. Se empujó contra él una y otra y otra y otra vez. Le agarró una mano y la guió hasta uno de sus miembros, no tenía las dos manos disponibles mientras le sujetaba con una de ellas, así que tendría que ayudarle. Dios, como estaba disfrutando ese momento.

Le parecía raro que Esthia le tratase de ese modo, como si se fuera a romper. Uryan no dejaba de mirarle, por lo que no se perdía ni un solo gesto de su rostro, sonrió al ver que se mordía el labio y empezó a tocarse, acompañando los movimientos de su mano con los del cachorro. No le instó a que no se contuviera, ya se lo había dicho una vez, le dejó disfrutar de su cuerpo como más le gustase. Jadeó entrecerrando nuevamente los ojos.

Esthia aumentó la velocidad de sus movimientos, intentando llegar todo lo profundamente que podía. Resoplaba. Quería alargarlo todo lo posible, pero... ¿Cómo hacerlo, si sólo la visión de Uryan abriéndose para él ya le tenía al límite?
-Joder, Ury... Ufff. aggg. Me encanta follar contigo. -¿Quedarse callado? ¿Esthia? Ja.

Ury... Sonrió y guiñó uno de los ojos cuando él aumentó el ritmo. Empezó a gruñir cada poco tiempo.
-¿Antes no te ... encantaba?
-Porque no recordaba que eso lo hubiera dicho antes. Lo mismo el cachorro era más dominante y no se había dado cuenta. Tampoco le hubiera importado antes.

-Tanto como ahora. -le sonrió ampliamente, aunque tenía el rostro un poco contraído por el esfuerzo. El ritmo empezaba a ser errático, iba cabalgando hacia el final de una forma irremediable.

Uryan cogió aire, notando esos cambios de ritmo tan incontrolables. Sabía lo que significaban. Esthia podía no llegar a él, pero Uryan alcanzó sus glúteos con ambas manos y le agarró con firmeza, clavando los dedos en su carne y atrayéndole con fuerza hacia el interior de su cuerpo, reforzando el movimiento, aunque para ello tuviera que dejar de tocarse.

Casi muere en ese momento. Y no le habría importado. Se empujó así de profundo un poco más, con fuerza, resoplando y sudando. El olor a sangre se extendió de nuevo por la estancia, porque sus desgarros de la noche anterior no estaban curados del todo, por eso se lo tomaba con más calma. Pero eso sólo consiguió hacerle recordar con más intensidad la forma en que Uryan se metía en él y el placer que eso le daba. Y quería devolverlo, hacerle sentir lo mismo. Aguantó hasta que su cuerpo no pudo más y, apretándose una última vez, todo lo profundamente que podía, se dejó ir en el interior del lobo rojo.

Olió la sangre, sabía que era de Esthia, lo que era raro... teniendo en cuenta cómo estaban. Entrecerró los ojo estremeciéndose, soltó un fuerte gruñido. Soltó al lobo blanco, porque si quería acabar con él tendría que tocarse, aunque no le importaba no acabar por una vez. Estaba demasiado entretenido observando los cambios en los gestos de Esthia. Apretó los dientes, tocándose al ritmo que el lobo marcaba, hasta que tuvo que intensificarlo cuando su cuerpo se lo pidió, cuando las embestidas del cachorro le arrancaban algo más que jadeos. Se tensó y se quedó sin aire, sin voz, no emitió ningún sonido, su espalda se arqueó un momento y luego rugió, al terminar sobre su vientre y su pecho. Poco después sintió la calidez del licántropo llenarle.

Se apartó de Uryan y se encaramó a su lado, sobre las pieles. Buscó su boca con ansias. Llevaba mucho rato queriendo hacerlo. No le importó mancharse nuevamente de sangre y semen. Todo lo que quería era descansar. Necesitaba más horas de sueño para que su cuerpo sanase, pero... ¿quién podía dormir con Uryan allí?

Uryan también jadeaba, tenía el cuerpo perlado en sudor, porque aunque no lo pareciera el esfuerzo al que se le sometía al cuerpo era un estrés potente. Dejó que le besara correspondiéndole al notar su urgencia, aunque él necesitaba recuperar el aliento. Su corazón aun palpitaba fuerte en su pecho, tumbado tal cual había estado, como le había dejado Esthia.

Fue un beso intenso, aunque no largo. Tiró de las pieles para cubrirles y se hizo bolita a un costado de Uryan. Quería dormir. Necesitaba dormir. Estaba acusando el dolor de nuevo, con el esfuerzo.

Le observó mientras se hacía bola y les cubría... Se sentía extraño. Cuanto menos. ¿Por qué se había dejado? Desde que era capaz de pegar palizas no había dejado a nadie tomarle, no tenía la necesidad, no era que no lo disfrutara, sencillamente no se dejaba, no tenía esa confianza con nadie, no la había tenido nunca. Hasta ahora. Frunció el ceño, intentando averiguar qué significaba algo. ¿Significaba algo? Le miró de reojo. Confuso, pero no le echó de su lado.

Esthia se durmió. Profundamente. Estaba realmente agotado y no le daba para más. En sueños, acabó soltando el brazo por encima de Uryan. Sin limpiarse ni nada, ¿para qué?

Se intentó acomodar con Esthia pegado a él como una lapa, le rodeó con uno de los brazos, para que pudiera usar su pecho como almohada cómodamente y negando con la cabeza. Pero Slang estaba dormido. Como si estuviera tranquilo. Eso también era raro. A él no le gustaba el cachorro.
Esthia Vikorida
Esthia Vikorida
Licántropo Clase Baja
Licántropo Clase Baja

Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017

Volver arriba Ir abajo

El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18) Empty Re: El regreso a la arena. (Priv. Uryan +18)

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.