Descubrimientos que llevan a buenas amistades (privado) Flashback

Cedric había vivido hasta no hacía mucho con un grupo de gitanos, pero su cabeza no hacía otra cosa mas que pensar en donde estaría su madre. Varias veces en el tiempo trascurrido, desde que se separara de Chiara, había caminado hasta la sede de la inquisición, esperando encontrar a su padre, o por lo menos que los compañeros de su padre, lo ayudaran a dar con él, ¿cuanto podía durar una misión? se preguntaba, mas nadie lograba darle una explicación. Según lo que decía la iglesia, su padre hacía años que se encontraba en una misión secreta, que nadie, solo su superior - el Papa - y Eghon, sabían con certeza donde se encontraba en ese momento. Pero por seguridad, no podían contactarse con él.

A pesar de que cada vez que se dirigía a la catedral de París, volvía a su refugio, con la misma respuesta, hoy, se había decidido a quedarse allí, hasta que por fin lograra tener alguna respuesta, - si no me pueden ayudar, explicándome donde se encuentra mi padre, por lo menos, deberían intentar dar con el paradero de mi madre - se lamentaba el joven Grant. Con paso seguro, se dirigió a la entrada de la catedral, traspasó sus  puertas y no se detuvo, hasta que un monje le preguntó a donde se dirigía, puesto que había alcanzado la puerta de la sacristía y continuaba dirigiéndose a la entrada de la zona destinada a los inquisidores. Con mirada altiva, Cedric le informó que necesitaba hablar con el encargado de aquella sede, puesto que llevaba semanas intentando que le dieran alguna ayuda. El religioso, lo condujo hasta un comedor, allí, un grupo reducido de personas, se giraron al verle ingresar. La mayoría lo contemplaron con indiferencia, mas uno, le sonrió, acercándose, - hola, déjame adivinar, ¿acaso no eres el hijo de Grant? vaya, si tienes muchos rasgos de tu padre- le dijo, haciendo tal referencia como un halago.

Pasó varias horas, en compañía de ese inquisidor, quien le ayudó a poder hablar con el enviado papal, quien le prometió hacer lo posible por encontrar a su madre e informar a su padre de la situación en la que se encontraba su familia.  Como era de esperar, le ofrecieron ocupar la habitación que era de su padre, la que se encontraba desocupada, desde hacía mas de un año. Aunque al principio se opuso, al final aceptó, ya que podría fisgonear entre las cosas de su padre y tal vez encontrar alguna pista, que lo llevara hasta su madre. Las siguientes cuatro horas, se pasó leyendo una bitácora, de las misiones de su padre, en ella, contaba como el inquisidor Grant, había salvado la vida de una jovencita italiana, en las afueras de Turín, y que tras lo cual había tenido que dejarla en un convento, a la espera de ser recogida por el único pariente, un cazador llamado Girolamo. Sonrió, descubriendo que se trataba de su madre y de como se habían conocido. Enarcó una ceja, al descubrir que un sobrenatural, un vampiro, había intentado acabar con la vida de su madre. En su mente se formó la idea de encontrar a un ser como ese, pero aquella idea podía ser muy peligrosa, por no decir descabellada. Aun así, se puso una camisa de su padre, se abrigó con un abrigo que pertenecía al inquisidor, y que aunque le quedaba un poco grande, no dejaba de abrigarle bien. tomó un puñal de plata, para luego, escurrirse de la catedral, con la firme convicción de encontrar un vampiro y estudiarlo. Una imprudente decisión que podría costar su vida.