The Reckoning (Priv)

por **Fern** Mar Ago 01, 2017 5:04 pm

No hacia mucho tiempo de que ella habia sido por fin reanimada o sacada de su eterna prision. El odio que tenia hacia los inquisidores era eternoo y para cuando volvio a la cabaña donde se crio con Joanie esta estaba hecha cenizas y no habia raastro de Joanie. Un suspiro salio de sus labios y un peso muerto se quito de encima. Con un sequito de varios hombres detrás suya como proteccion, se fue hasta los rincones mas inospitos de su mansion en busca de algun hechizo localizador que la llevara hasta Joanie.

Encontro algo que podria servir de hechizo localizador. Encontro un mechon de pelo de Joanie entre sus cosas personales metida en un frasco por lo que lo podria usar para encontrarla. El hechizo tardaria una media hora en hacer efecto por lo que uso ese tiempo para prepararse un baño, bañarse y acicalarse para dar la bienvenida a Joanie paara cuando la encontraran. Fern se vistio con un vestido negro que la cubria del cuello a los pies. Su cabello se lo recogio en una vuelta en un moño sobre su cabeza. Se maquillo con lo que habia comprado de cuando se caso con aquel que la libero.

Se sentia tranquila, pero iba a ver a Joanie despues de unos años. Lo cambiada que estaría y ella estaría igual ya que fue practicamente sellada y su envejecimiento fue retraido momentaneamente. El caso que ahora ella estaria mas joven que su querida Joanie y ella estara crecidita y apetecible, seguramente estaria muy enamorada de algun rico que la esta haciendo feliz. Aquel pensamiento hizo enfurecer a Fern, pero le alegro saber que el hechizo ya habia terminado de su procesado y que estaba lista para indicarle el camino hacia Joanie.

Pero en cuanto vio en el mapa la mota escarlata que se movia desde Roma hasta Paris se sorprendio un poco y al mismo tiempo esta se quedo algo nerviosa. Entonces fue cuando llegó uno de sus hombres que vigilaba que no le siguiera nadie de cerca y para cuando se reunio con el grupo, este le dijo a Fern que varias carrozas con cruces incrustadas a los lados se adentraban en Paris. Fern enseguida dijo algo de “inquisidores” y enseguida vio que la mota escarlata se detenía en el centro de paris, precisamente en el simbolo que representaba a la Catedral de Notre Dame.

Inquisidores mas la catedral mas el rastro de Joanie.

Esto le parecia demasiado sospechoso. Estaba al borde de romper de ira pero uno de sus hombres le negó, negandole que no siguiera por el camino de pensar lo que podria Fern estar pensando en realidad. Por lo que se fueron desde la mansion hasta los rincones de la Catedral para ver el paronama, escondidos entre los arbustos.

por **Joanie Wytte** Vie Ago 11, 2017 7:01 pm

Se alistó. Joanie se preparó en Italia para el viaje más largo de todos, estaría en París para una misión de lo más sencilla, tenía que seguir con sus habilidades a un grupo de lobos y vampiros que han atemorizado a poblado cercano a la capital parisina y para esa misión la requerían a ella como una bruja “excelente” en el campo del rastreo. Pero no sabía que Joanie era lo opuesto a la excelencia.

Con su traje de trabajo Joanie se presentó en la catedral apenas puso un pie en la catedral chocó contra una de las grandes estatuas de un santo quebrándose en mil pedazos ante los ojos de todos esos inquisidores que estaban ahí reunidos esperándola. Al oir el gran estruendo que incluyó su entrada todos voltearon a verla en silencio. El peso de esas miradas la puso nerviosa sonriéndoles de vuelta caminando lento como alguien que cuida sus pisadas hasta tomar asiento en una de las banquetas bien alejadas del grupo.

Pocas personas estaban ahí rezando, su grupo de compañeros estaban en la parte de adelante por el altar de la iglesia y ella atrás sentada suspirando estirando sus pies y manos descansando quitándose de encima la pereza que representaba para ella todo esa treta de estar con los inquisidores. Joanie recargó su cabeza sobre la banqueta que estaba frente a ella suspirando dejando ir su alma entre esos suspiros – Vaya dia que me ha pillado, no he podido encontrar nada respecto a ella y ahora tengo que estar de misión en misión si no me quedo más tiempo en Italia no podré encontrar el medallón rojo con el alma de mi querida Fen – volvió a suspirar aburrida de estar ahí sin hacer nada.

De la nada Joanie se levantó dando un paseo por la catedral esperando a que la llamaran, se acercó a la imagen de la virgen maría donde había varias veladoras y por encender una terminó por hacer caer todas las que estaban ahí derramando esa cera. Joanie ante todo el desastre que ocasionó terminó caminando saliendo de ahí directo al confesionario – Perdonadme padre pues he pecado – comenzó a reír a sabiendas que el sacerdote estaba afuera reclamando a uno de los inquisidores por todo el desastre hecho con las veladoras y una de las cortinas santas del lugar mientras que Joanie se reía dentro del confesionario hasta que recordó su misión – Haría de todo por encontrar a Fen –

por **Fern** Vie Sep 01, 2017 9:46 pm

No creía lo que veía.
Si los años no pasaban en valde, Fern podía jurar que la joven que se bajaba de aquel carruaje era su Joanie y Fern interiormente sintió su cuerpo inflamarse de deseo mutuo por esa muchacha. Joanie llevaba un estrechado traje de inquisidora que no pensaba que le sentaría tan bien.

De una hoja de un cuaderno que cogió antes de salir, escribió con su propia sangre directamente de su dedo un mensaje que iba dirigido hacia Joanie, lo doblo de manera que se pudiera cerrar con los dobleces del mismo papel. Cuando estuvo listo para deliberarse, mandó a uno de sus matones para que fueran directamente hacia el interior de la catedral. Todos sabían el aspecto de Joanie ya que Fern les había explicado y dibujado como era con anterioridad.

-…. Dile que se reúna ¡pronto! Si no te hace caso, dile estas palabras “la anciana nos salvó de dos cazadores” Lo mismo reacciona y se da cuenta de quien realmente le manda el mensaje… -suspira- ahora ¡ve!

Con aquella orden mandada, su secuaz, el cual iba adornado con trapos dignos de un hombre pobre, entro en la catedral de Notre Dame en donde estuvo buscando a la inquisidora Joanie. El pobre estaba sudando de lo lindo. No le gustaba estar en un lugar tan cristiano cuando él era todo lo contrario. Con el retrato de Joanie en su mente este se fijó en una muchacha que se quejaba. Directamente le entrego el mensaje sin decir nada si quiera, iba a darse la vuelta para cuando entonces volvió sobre sus pasos y entonces le dijo:
“La anciana nos salvó de los cazadores”

Nuevamente el hombre con harapos se iba rápidamente de la Catedral de Notre dame, pero con las prisas se chocó con una muchacha, todos vieron el espectáculo pero este rápidamente se hizo el loco ya que había estallado de repente. Salió corriendo en dirección opuesta a la de donde estaban todos escondidos, algunos inquisidores lo persiguieron ya que estaría rompiendo una ley de no hacer ruido por la calle, intentando atraparlo para que se callara de una vez. Fern vio que no había muchos inquisidores pero prefirió moverse hacia el lugar en el que había quedado con Joanie, en aquella nota, aquel papel. Fern inmediatamente salió de su lugar con cuidado junto con los miembros de su grupo. Mirando a todos lados, llegó a un espacio apartado de la catedral y de todos los inquisidores. Estaba prácticamente vacío.

Se sentó en un banco de madera y los demás se pusieron alrededor de ella haciéndola de escudo. Protegiéndola de miradas extrañas aunque ella ya se mantenía oculta de una extensa capa oscura.

por **Joanie Wytte** Lun Sep 11, 2017 1:10 am

Al asomar la cabeza por el confesionario lo primero que Joanie vio fue a un hombre salir corriendo casi en nauseas. Asombrada al igual que sus compañeros se acercó a sus compañeros ayudando a alzar todo lo que el hombre había tirado al suelo al salir huyendo. Joanie miró muy asombrada hasta que soltó unas risillas por el sermón del sacerdote que está muy furioso por el desorden de Joanie y el de aquel vagabundo al que el sacerdote asumió que su desorientación se debía a su presencia ahí. Comenzó a levantar las cosas pero sin mucho esfuerzo que se volvían a caer y trizar.

Su compañera que estaba por ese lado se acercó a ella asombrada y conociendo la mala suerte de Joanie la hizo que no hiciera nada y se quedara sentada quieta en una de los asientos de la iglesia. Joanie entonaba una melodía dulce que había aprendido de niña y en ese momento su compañera comenzó a contar lo ocurrido con aquel vagabundo – Ese hombre realmente debe estar demente que se me ha acercado todo demente diciéndome palabras extrañas deberían quemarlos o ahorcarlos que me ha dicho “La anciana nos salvó de los cazadores” cuan extraño es– Joanie al escuchar eso volteo dejando caer una de las veladoras que estaba junto a ella derramando la cera por todo el suelo que despertó de golpe.

Sus compañeros la miraban de mala manera por su comportamiento. Joanie se sonrojó riéndose y pidiendo disculpas por su mala intervención del momento. Salió lo más rápido que pudo corriendo por el lugar a toda prisa su sombrero salió volando y el traje que llevaba le molestaba al correr que tomó la opción de encontrar un atajo por el jardín atravesándolo hasta llegar al lugar de encuentro. Cuando llegó, Joanie estaba sin aliento, cansada y casi desesperada con ojos desorbitados hasta que encontró al grupo. Joanie no estaba segura si se trataba de aquel grupo corriendo a esconderse detrás de unos arbustos pero al llegar ahí tropezó con algo dejando caer una de las estatuas de ángeles al suelo partiéndose en varios pedazos lo que llamó la atención de todos y ella terminó por agacharse entre regaños.

por **Fern** Dom Oct 01, 2017 7:47 pm

Fern debajo de su capa solamente suspiraba – No ha cambiado para nada – Entre risas dijo aquello que caracterizaba tanto a Joanie, pero Fern dio la orden de que la recogieran del lugar y que se la llevaran a la parte más escondida de los parques cerca de la catedral. Fern entonces se quedó pensando en cómo lo haría para poder decir “Estoy viva” pero tampoco quería quedar como la más cutre del lugar.

Cuando se dio la vuelta en el sitio aún bajo su capa espesa de color azabache, vio que uno de sus hombres junto con otro cogía a Joanie a regañadientes de cada brazo y la iban acercando hasta ella. Fern esperaba en el sitio, quieta, callada, dejando que el misterio se quedase en el aire dejando aún más sitio para una inmensa curiosidad, pero ella misma no quería dejarse caer, no quería que su muro de odio hacia los inquisidores se doblegara porque su antigua familia era miembro de uno de estos. Fern miraba a sus pies donde estaba Joanie tirada sobre la hierba y las sombras que ofrecía la noche.

-No has cambiado un ápice pequeña Jo.

Las palabras de Fern salieron de su boca de manera fluida y sin tropiezos de ningún tipo. Estaba lista a encontrarse, a que Joanie viera que estaba ahí delante de ella, que había vuelto porque así ambas podría conquistar aunque fuera parte del mundo con los poderes de ambas. Poder vivir en un enorme castillo, tener fiestas, tener seguidores, tener su propio jardín de recreo y poder compartirlo con Joanie. No sabe lo que ha aprendido en la inquisición o de cómo le habrán lavado el cerebro a Joanie, pero Fer, vería obligada a tener que convencerla de una manera muy poco convencional y no se trataría precisamente del sexo.

- Levántate Jo – Fern se agachó hasta que tomo a Joanie de los brazos de nuevo y la mantuvo delante de ella. Le retiro sus cabellos y la tomo del mentón - ¿Ves que soy yo, Joanie? No soy ninguna ilusión creada por tu torpe habilidad con la magia….- Sin pensárselo mucho, por debajo de la capa de inquisidora que llevaba Joanie, Fern metió las manos y estrujo las nalgas de Joanie mientras la olía su cuello con cierta sensualidad.

por **Joanie Wytte** Dom Nov 12, 2017 6:18 pm

entre regañadizas que se ha dado por su torpeza y por quebrar más cosas, Joanie no ha prestado atención de los hombres que venían tras ella tomándole de los brazos con fuerza, uno de ellas se ha adelantado tapándole la boca, los nervios de Joanie se han puesto al límite como para pensar que terminaría violada en aquel momento, temiendo usar su magia y más que nada su temor era a la torpeza que tenia. Joanie iba a llorar cando los hombres la soltaron sobre la hierba del jardín, esperando ser tomada de manera salvaje aun cuando no ha sido tomada su virginidad de la mano de su amada bruja.

Joanie extendió los brazos cerrando con fuerza los ojos – Podeís tomarme pero nunca tendrán mi alma porque esa le pertenece a Fern – viendo que no pasaba nada abrió los ojos y lo que encontró fue la voz tan familiar que le decía que no había cambiado, asustada no pudo moverse pensando que ha sido producto de su propia magia pero al sentir las manos de aquella persona desconocida Joanie supo que no era parte de la magia que era real. Los ojos de Jaonie estaban a punto de romper en un gran mar de llantos pero se contuvo cuando su querida bruja y familia la abrazó tocándola besándola en la piel sensible de su cuello que hizo que soltara un gemido leve.

Los pezones de Joanie se mostraron por la ropa de inquisidora que llevaba a que no llevaba corsé puesto. Joanie se sonrojó por como su cuerpo reaccionaba y para ocultarlo abrazó con fuerza a la bruja, a Fern llorando de felicidad – Por qué por qué no me has dicho antes que estabas viva Fern, mira lo que he tenido que hacer he tenido que unirme a quienes te llevaron consigo lejos de mi a quienes te habían matado y servirles he sido suya Fern todo por buscarte no sabes lo que he hecho para encontrarte y tu me dices que estas aqui – sus piernas temblaban así como su cuerpo y no pudo más mantenerse de pie desplomándose como una pluma frente a ella tomándose del cuerpo de Fern para no caer con fuerza – He estado tan preocupada que ahora soy una inquisidora Fern soy lo que mas odiamos y ahora me odias – Joanie agachó la cabeza en ese momento sintiendo una profunda vergüenza de su condición.

por **Fern** Vie Dic 01, 2017 10:46 pm

Fern comenzo a reir de manera alocadamente tapandose la boca con el dorso de la mano como bien solia acostumbrar Fern normalmente. Se imagino la reaccion de su pequeña y estimada Joanie por lo que no le sorprendio en absoluto el que se comportase de esa manera. No le habia dicho nada para poder dejar un poco abierta la sorpresa - Mejor aun Joanie, así puedes estar como infiltrada y buscar cada uno de los objetos mágicos que la inquisicion en su tiempo confiscaron y lo deben de tener por ahi guardado. - Suspiro tras decir eso, cruzo los brazos para poder sentarse en el banco de piedra escondido entre todo el sitio escondido que había y los hombres que habia contratado para poder protegerla de miradas extrañas de inquisidores aparte de Joanie.

Echó un vistazo a Joanie.

Había crecido considerablemente y veía que la anatomía de Joanie habia mejorado considerablemente.

Ya no era la tipica niña escualida y curvada de espalda aunque a lo mejor el corse que llevaba la obligaba a estar recta en aquel uniforme. Fern solamente suspiro y despues de escuchar todas las quejas de su pequeña y adorada niña y amante, se levanto del banco para tomar con ambas manos el rostro de Joanie para comenzar a besarselo lentamente, poco a poco ella conseguia mover las manos hasta anclarlas a cada lado de la cadera de Joanie, masajeando arriba sus manos y abajo dejandolas en cada nalga, las apreto y ella misma emitió un gemido.

- Oh dios...cuanto quiero follarte ahora mismo..... - sonrie sobre los labios de Joanie pero simplemente se quedo cerca y luego se alejó hasta que se volvio a sentar en el mismo sitio que antes. Se puso a pensar de un momento a otro y tenia todo pensado pero no sabía si Joanie estaba al cien por cien de su lado o estaba completamente de lado de la inquisicion. Esa facción de hipócritas le quito todo a Fern pero dentro de poco acabaría todo y volvería su reinado de terror sobre todo empezando por aquellos que destruyeron su hogar.

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