Reckoning {privado}

por **Axel Blackmore** Lun Jul 16, 2018 2:54 pm

There is a time of reckoning in all our lives.
Lorna Luft

La Orden había tenido muchos retos a los que enfrentarse, su capitán había luchado con ahínco para unir a los cazadores bajo una misma bandera, para limpiar París de la amenaza de los sobrenaturales descontrolados, aquellos que atentaban sin tregua ni mesura contra la humanidad.

Siempre firme en sus convicciones, lord Blackmore había puesto su propia en peligro un sinfín de veces para llevar a cabo ese cometido que no tenía reconocimiento ni titular en el periódico, esa labor en la sombra que sólo tenía por gratificación el saber que estaba cumpliendo con su deber y tratando de dejarles a sus hijos un mundo mejor que el que él encontró.

Ahora eran una Orden fuerte, con hombres y mujeres dispuestos a dejarse la vida en la misión, en el cumplimiento del sagrado deber de proteger la vida y la libertad de sus iguales. Estaba orgulloso de todos y cada uno de ellos, sabía sus nombres, sus edades, si tenían familia o no, qué les movía a cazar y qué anhelos tenían, era una familia, una hermandad, una máquina engrasada y dispuesta a segar el mal de cuajo.

El capitán observaba por el cristal de la ventana de su despacho, pensaba que su "gran momento" habría sido cumplido al terminar la titánica tarea de reformar la Orden de Hellsing francesa, pero nada más lejos, las últimas noticias le hacían temer una guerra de Sangre, un escenario caótico donde los humanos sufrirían las consecuencias de los desacuerdos entre los vampiros. meditaba y reflexionaba sobre ello mientras observaba a la gente pasear por la Plaza de Tertre, ajenos a todo ese mundo. No tendría un retiro tranquilo, se le venía encima un periodo de oscuridad y muerte donde debía liderar a unos pocos locos que se atrevían a plantarle cara a la noche más negra.

Sin dudarlo, escribió cartas a todos los senescales y al consejo de los Diez, los que llevaban todo el peso y las entrañas de la Orden en Londres, su padre sabría de lo que estaba sucediendo en París y quizás uniendo fuerzas fueran capaces de plantarle cara a la amenaza, al menos proteger las vidas inocentes.

Faith apareció por allí y se sentó frente a él, sabía que estaba muy preocupado por lo que iba a acontecer. Se sirvió un té y cruzó las piernas.

— nacimos para esto. No fallaremos, y pase lo que pase, estamos todos contigo. Lo que has hecho con toda esta gente es crear una familia fuerte, darles un objetivo, un propósito y una motivación. Estaremos contigo hasta el final, con la Orden, con la Humanidad. El miedo no destruirá lo que has creado y si no me crees, baja y explicaselo a todos ellos, mira en sus ojos lo mismo que ves en los míos. Ha llegado el momento del ajuste de cuentas, y seremos los verdugos de quienes pretenden aniquilar nuestro modo de vida.

por **Abbey Appleby** Miér Jul 18, 2018 4:59 pm

"My loyalty and my trust will always take refuge in the palm of your hand"

La vida te pone a prueba constantemente, sólo tú tienes el poder de superar los obstáculos o caer dentro de ellos. El camino más fácil posee el nombre de la rendición y Abbey Lynn Appleby no podía permitírselo, la señorita de clase alta que jugaba a refugiarse en lugares en los que no debía estar y huía de sus vigilantes para terminar lo que le venía en gana...se había convertido en una mujer decidida, independiente y afectuosa con los que consideraba parte de su familia. La Orden lo era, desde el primer instante en el que pisó el despacho de Axel Blackmore, sintió que era su hogar y era la primera vez.

Algo se cocía en París, no cualquier misión, en la nota general de la Orden se subrayaba la palabra “Urgente”. Antes de la hora prevista, se dirigió hacia el lugar citado, vestía con un sencillo vestido gris sin vuelo, ajustado a su esbelto y atlético cuerpo, esta vez se colocó su sombrero gris con un pequeño lazo gris más oscuro. No solía vestir de ese modo pero la situación lo requería, además le quedaba bien ese toque más elegante y distinguido, más inglés.

En cuanto entró por la puerta, aceleró el paso, como llegase tarde no iba a perdonárselo a sí misma. Abbey abrió las puertas no sin antes llamar un par de veces pero no esperó, inquieta e impaciente, cruzó la estancia hasta ubicar a los presentes. Axel y Faith ya se encontraban allí, les saludó con una reverencia, los labios apretados y con mil preguntas...en la punta de la lengua pero se controló , esperando que él iniciase la reunión.

-Nacimos preparados -secundó mirando a ambos alternativamente, especialmente se encontraba en un punto de su vida un tanto delicado. Seguía sin encontrar las respuestas que deseaba con necesidad, su vida cambió en el mismo instante en el que abandonó la residencia de señoritas Appleby, renegaba de su origen pero no podría huir, su padre le pisaba los talones, no le importaba cómo ni cuando pero en todo este embrollo ese malnacido también podría estar metido.

-Algo ocurre, no sé exactamente qué es pero no tengo buena espina y...sólo quiero saber algo, lo doy por hecho pero necesito pediros algo... -la palabra “necesito” lo dijo con pesadez, nunca pedía nada...y allí estaba, la orgullosa y siempre dispuesta Abbey Lynn Appleby, derramando toda la confianza y lo que le quedaba de su antigua vida...en las dos personas que más confiaba y por las cuales daría su vida -Esta vez, no permitáis que la rabia me ciegue, el dolor me haga actuar como no debo... por si en algún momento pierdo los estribos. No voy a fallaros, seguiré ahí pero sin hacer el estúpido, si tenéis que darme una tunda de palos para que despierte de mi sed de sangre...mi condena, hacedlo.-apretó los labios, Abbey era muy impulsiva y los hermanos, lograron en más de una ocasión frenarla para que no sembrase el caos -La familia permanecerá unida. Siempre -

Quiso que sólo los dos estuviesen, ellos eran su única familia.

por **Axel Blackmore** Mar Ago 07, 2018 6:43 am

El capitán asintió a las palabras de Abbey, entendía lo que ella quería decir, había accedido a la caza tarde y tras llevar una pesada mochila a sus espaldas, podía entender que su equilibrio no fuera tan fuerte como el de su hermana Faith o él mismo, ellos habían entrenado desde que tenían uso de razón. Pero sabía leer en los ojos de la gente, y esa mujer tenía coraje, determinación y motivos para hacer lo que hacía.

— Somos una familia, nos cuidamos los unos a los otros. Así seguirá por siempre.

Alguien interrumpió la reunión portando una misiva. Axel la abrió y paseó los ojos por las letras, era un informe de última hora de los espías que tenían en el polígono industrial del distrito XIII de París, casi colindante con el publo Ivry-Sur-Seine. Se estaba cociendo algo, alguno neófitos se reunían de forma clandestina ya durante varias noches. Al parecer sus sires no sabían nada de esto, los espías habían podido escuchar las palabras "revolución, levantamiento, controlar la ciudad".

— está empezando...tenemos que comenzar la eliminación selectiva de objetivos. Hay que poner en marcha la operativa para el viernes, que es cuando se reunirán de nuevo los neófitos que pretenden armar la revolción y hacer de París su granja. Id a entrenar con estacas, cuschillos y todo tipo de armas que sean para exterminar vampiros, yo bajaré en un par de horas cuando tenga el plan trazado. Haced que todos se centren en lo mismo, vamos a tener que matar muchos vampiros a corto plazo.

Despidió a Aveline y a Abbey, que se marcharon a la Arena a poner en marcha la maquinaria de matar. Mandó también recado a sus ratones de biblioteca para se afanaran en esas bombas de luz ultravioleta que estaban investigando, y en las ballestas lanzaestacas de repetición. Necesitaban dar muerte a muchos y sería un choque importante.

por **Abbey Appleby** Jue Ago 16, 2018 6:17 pm

Como era de esperar, las buenas nuevas no tardaron en llegar. Lejos de ser buenas…resultó ser el aviso de lo que ya intuían, la rebelión se encontraba en pleno apogeo, dispuesta a arrasarlo todo a su paso. Los ojos azules de la cazadora, se perdieron en el cristal de la ventana, de fondo…el sonido del papel entre las manos del cazador, ya no había vuelta atrás.

Acababa de comenzar lo que tanto se temió en un principio, el enfrentarse contra esos seres que no habían hecho otra cosa más que empezar. Abbey se despidió de Axel con un asentimiento de cabeza, matar vampiros no era algo que soliese hacer, los licántropos acaparaban sus misiones. Rápida y letal, no andarse con rodeos a la hora de ejecutar, los poderes que poseían y sus encantos terminaban condenándote ¿hasta aquí había llegado para terminar desangrada y tirada en un callejón? No.

Entrenó con las gemelas, su puntería era excelente pero mejorar los movimientos era su máxima prioridad. El cuerpo a cuerpo en estos casos se podía pulir, aunque sirviese de pocos, la fuerza sobrehumana de esos seres era simplemente impresionante. Esquivó un par de puños y al agachar, golpeó con el codo en la boca del estómago de una de las gemelas quien maldijo en su idioma natal por lo bajo, Abbey se echó a reír lo que aprovechó la otra hermana para atacarle y cortarle la risa de golpe, la manzana cayó al suelo, no vio venir ese placaje.

Entre risas se ayudaron a levantarse, Abbey antes de ponerse en pie, lanzó un pequeño cuchillo hacia uno de los postes de madera, se supone simulaban un vampiro. Justo en la frente, caería ko en el suelo si hubiese sido un ataque real, la cazadora suspiró, no había fallado y aún así temía hacerlo en la misión, no tenía buena espina…seguía sin estar tranquila.

-Chicas os quiero cerca ¿de acuerdo? Somos un buen equipo… y espero seguir siendo tan eficaz a la hora de enfrentarnos a esos seres…¿y si hay personas que conocemos? O…conocimos -la pregunta se quedó en el aire, tomó la ballesta, dispuesta a todo pero en esa mirada azulada…seguía habiendo interrogantes ¿cómo su padre logró escapar? ¿a quién tendría que matar cara a cara?.

Unos pasos a su espalda, suspiró, conocía esa tranquilidad y elegancia, decisión en cada paso y decisión tomada. Sonrió y se giró hacia él, esperando cualquier orden...palabra que apagase el fuego interno, demasiadas dudas, estaba preparada.

por **Axel Blackmore** Miér Ago 29, 2018 4:52 pm

Aveline se encogió de hombros ante la pregunta de Abbey, para ella no había grises en el mundo, todo era blanco o negro.

— Si hay alguien que conociste entre esos monstruos asesinos...ya está muerto. Literalmente porque no respira, es carne muerta. Y segundo, porque yo lo mataré si tú no puedes. Somos cazadores, libramos a la humanidad del mal y la crueldad de esos parásitos que no deberían existir.

Si llegaba el caso de encontrarse a Corbin o a Stein convertidos en una de esas cosas, no le temblaría el pulso en hacerlo, aunque evidentemente perdiera una trozo de alma en ello. Estaba preparada, debía estarlo, por su bien, el de Axel, el de todos y el del futuro fruto que su vientre gestaba.

Pasaron los días y se reunieron un par de veces más para ultimar los detalles de la misión, sería a gran escala pues había muchos cazadores implicados ya que el nido de neófitos era grande al igual que también lo era la sed que ostentaban. Se iban a reunir en un viejo almacén, al parecer una de las naves "francas" que tenían los recién convertidos para ocultarse del sol hasta que pudieran controlarse mejor. Algún vampiro más poderoso los acogía bajo su ala protectora y les proporcionaba información y sustento, pero poco a poco irían cayendo los objetivos, primero los peones de awquella inmensa partida de ajedrez. Para Axel esos neófitos eran peones, carne fresca que los vampiros que los manipulaban enviaban a morir para calibrar coómo de rápida y efectiva sería su respuesta. El juego de la guerra era el más viejo de la historia, y Axel era licenciado en esa disciplina.

Al contrario de lo que pudiera parecer, no estaba mordiendo el anzuelo que los vampiros creían echarle, iba a mandarles un mensaje de "tranquilidad, todo está como debe estar, esto es lo que estabais esperando que pasara". Pero por contra, iba a enviar a sus asesinos más silenciosos a eliminar dos objetivos más selectos. Cuando cayese el telón, habrían ejecutado un baile de muerte a la perfección, mientras entre bambalinas sucedía otra cosa.

por **Abbey Appleby** Sáb Sep 01, 2018 9:30 am

Carlo David Appleby, no había duda ya de por sí era un monstruo sin ser sobrenatural ¿en qué se había convertido? El ansia de poder le llevaría hacer cualquier cosa y locura, no importaba cuántos favores debía y vender su alma, aunque dudaba que ese hombre alguna vez la hubiese tenido. Estaba segura que su padre tenía que ver no sólo con los seres sobrenaturales, seria uno de ellos y no habría remordimiento en devolverle al infierno.

Se avecinaba una lucha incesante, la rebelión a la orden del día, aumentaba su ejército con nuevos convertidos, los neófitos suponían un estorbo, primero debían estirparles antes de llegar al corazón que no latente, el clan que se había adueñado de algunos grandes negocios que movían la ciudad de París, una buena tapadera por la que nadie iba a sospechar…excepto quien conocía sus movimientos. Actuar sin más los condenaría a una muerta segura, acabar con aquellos quiénes los desafiaban, intentaban hacerse con el control de la ciudad.

En lo alto de un tejado, Abbey observaba a los recién convertidos, entretenimientos molestos a los que dar caza antes de ir a por la sangre pura. Sonrió, no estaba sola, en el instante en el que menos esperasen dejarían este mundo para convertirse en cenizas, el murmullo de un par de éstos le alertaron. Las risas y los susurros, promesas que estos seres jamás cumplirían.

Abbey bordeó el tejado para quedar sobre sus cabezas, uno de esos seres recién convertidos tomaba sin control la sangre de un infeliz que cayó en sus garras, qué ironía pues hacía poco el neófito fue un transeúnte más en la ciudad parisina. Sigilosa, se deslizó por una de las escaleras metálicas, esos necios no repararían en sólo saciar su hambre, un poco más cerca y bajo sus cabezas, se impulsó para saltar sobre la bestia en cuestión. Una daga de madera se clavó sin piedad en el pecho muerto, un alarido de dolor hizo retorcerse a ese ser hasta que dejó de moverse, la joven se tapaba la herida de los colmillos que no dejaba de sangrar y Abbey, se levantó mirando por encima de su hombro, aún quedaba más…muchos más.

por **Axel Blackmore** Vie Sep 28, 2018 12:37 pm

El callejón de la nave franca estaba oscuro, era una zona poco transitada y menos iluminada y ellos no contaban con la visión nosturna de los vampiros, pero harían su trabajo a la perfección, pues entrenaban con vendas en los ojos para acostumbrarase a recibir información por otros sentidos, el oído mayormente, o la propia intuición.

Axel guió a varios cazadores por los tejados y Aveline se paseó por la calle como si fuera una damisela perdida, pero bajo el vestido portaba su uniforme de cuero y las armas bien sujetas en las cinchas del muslo y brazo. De inmediato dos neófitos mordieron el anzuelo y se abalanzaron sobre la cazadora que no tardó ni dos segundos enestacarlos y atravesar sus muertos corazones, dándoles así un final inmediato. Al momento, las alimañas empezaron a salir, pensaban que estaban a salvo, que sólo era una mujer cazadora pero estaban muy errados, la mitad de la Orden había ido a arrimar el hombro y en un santiamén aquello se conviertió en una batalla campal. Los neófitos arremetían con la furia desbocada de quien aún no controla ni sus poderes ni su hambre, y eso al final los hacía tan previsibles como una horda de perros rabiosos. Los cazadores estaban entrenados a conciencia para aprovechar cada ventaja, pues su naturaleza humana no les brindaba las mismas oportunidades que a los cainitas.

Uno escapó a gran velocidad, el senescal supuso que iría a contarles a los Black, o a quienes fueran los "protectores" de ese nido de demonios, que habían sufrido un ataque a gran escala. Bien, porque así su espía podría seguirlo y saber a quién servían.

La mayoría se abalanzaba contra los huamanos esperando que su fuerza o su velocidad fueran suficientes para acabar con ellos, pero el montón de cenizas que quedó desparramado por la acera contaba una historia diferente. Uno de los vampiros consiguió alcanzar al capitán en el hombro, hundió su zarpa afilada en la carne del inglés, que apretó los dientes con furia y lo ensartó con su arma haciéndolo volar en cenizas.

por **Abbey Appleby** Mar Oct 02, 2018 8:56 am

The end comes...

Ya había comenzado, la caza de los neófitos recién convertidos sería el pistoletazo de salida, el punto de inicio de una masacre más que esperada por la Orden de Hellsing. Aunque era importante el tema económico, no iban a conseguir más que avivar el movimiento de los cazadores para exterminar todos y cada uno de ellos. A esos títeres inertes de frío corazón, los manejaban a su antojo, para ganar tiempo y pensar en la exterminación absoluta de los humanos con habilidades extraordinarias, capaces de borrarlos de la faz de la tierra y convertirlos en cenizas.

La ceniza cubrió sus mejillas, pequeñas partículas adornaban su cabello ahora más oscuro y su mirada azul océano, parecía brillar entre las sombras, como una de esas criaturas pero tan diferente como la noche y el día. A lo lejos, divisó a Axel, eran muchos pero con más se habían enfrentado, corrió hacia él todo lo rápido que era capaz pero antes de que llegase en su ayuda se deshizo de todos y cada uno de ellos. Entre la ceniza, la figura de Abbey se desdibujó dando paso entre tanta oscuridad, a una sonrisa blanca y pura, en medio del caos.

-Uno ha escapado callejón arriba hasta desaparecer, será el portavoz. Dará el aviso a los que maneja sus cuerdas. ¿Se encuentra bien? -entrecerró los ojos, sin desviar la mirada de la zona afecta del cazador y lanzar un suspiro, hizo un jirón de tela de la camisa bajo la chaqueta oscura que portaba y la rodeó por el brazo del cazador, siseó para que le dejase hacer, al padre Aurelius se lo vio hacer infinidad de veces (a ella sobre todo). -Esto va a molestarte pero servirá para que no pierdas sangre -apretó la herida con la palma y enseguida apretó con fuerza para que hiciese presión y siguiese su camino.

-En la zona norte hay al menos treinta, una taberna de mala muerte, un sótano donde no entra ni un haz de luz. Si nos presentamos sin más será arriesgado pero…no hay que entrar para que salgan por su propio pie ¿y si lanzamos las bolas metálicas de humo? No tendrán más remedio que salir corriendo y allí estaremos esperándoles… con suerte ni tenemos que mover un dedo, no pienso dejar que le dañen más el brazo, preferiría ser yo quien se lo arrancase de cuajo antes -bromeó dándole con el puño justo en el brazo mientras comenzaban a caminar , el quejido le alertó -¡Lo siento! -sin querer se le escapó una risa nerviosa que terminó en carcajada.

por **Axel Blackmore** Miér Nov 14, 2018 10:05 am

La herida del costado sería otra más en su cuenta personal, había asumido tiempo atrás que ese empleo era fuente de golpes, heridas y disgustos varios, así que apretó los dientes y simplemente trató de organizar la misión de nuevo.

— Hay que reagruparse, esa taberna está en la lista, pero no será hoy. Hoy necesitamos hacer recuento de bajas, no he visto caer a ninguno de los nuestros, pero no puedo verlo todo. Ve a buscar a Kyle y reuníos todo en el punto acordado.

Él se marchó a buscar a Aveline que estaba rematando a uno en el suelo con esos gestos precisos y autosuficientes. El resto recogieron sus armas, cargaron con los heridos y se juntaron de nuevo en el cruce de caminos tras la capilla franciscana de aquella zona industrial. La misión había sido un éxito a decir verdad, pero las consecuencias no se harían de esperar.

— Necesito que os andéis con ojo ahora más que nunca. No vayáis solos a ningún lugar, dormid en la Sede si lo necesitáis, porque os aseguro que vendrán a por nosotros y no son poca cosa. Esto es una partida de ajedrez, y sé que a los Black no les importaban lo más mínimo esos neófitos, pero hemos atacado su base y nunca dejan pasar una afrenta. Una vez conseguimos capturar a Assur Black y no fue nada sencillo, así que no os hagáis esperanzas, esto puede ser una carnicería. Por favor, hacedme caso, permaneced unidos, es la única oportunidad que tendréis de salir vivos de esto.

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