AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Crone Goddess
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The Crone Goddess
Cassandra
Datos
Nombre: Cassandra.
Edad: Real: 2294 años aproximadamente. Aparenta: 24 años.
Especie: Vampiro.
Tipo de clase social o cargo: Clase Alta.
Orientación sexual: Demisexual.
Lugar de Origen: Esparta, Peloponeso.
Edad: Real: 2294 años aproximadamente. Aparenta: 24 años.
Especie: Vampiro.
Tipo de clase social o cargo: Clase Alta.
Orientación sexual: Demisexual.
Lugar de Origen: Esparta, Peloponeso.
Habilidades
► HABILIDADES Y ATRIBUTOS INNATOS:
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
► PODERES INNATOS:
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.
► DESARROLLADOS:
→ Ilusión: Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.
→ Clarividencia: Habilidad para ver y oír sucesos a distancia. Este poder se activa de forma instantánea y sólo tiene que concentrarse en un lugar o persona para ver y oír lo que sucede a su alrededor. Las visiones pueden ser pasadas o presentes.
→ Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales", pero solo temporalmente. Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
► PODERES INNATOS:
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.
► DESARROLLADOS:
→ Ilusión: Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.
→ Clarividencia: Habilidad para ver y oír sucesos a distancia. Este poder se activa de forma instantánea y sólo tiene que concentrarse en un lugar o persona para ver y oír lo que sucede a su alrededor. Las visiones pueden ser pasadas o presentes.
→ Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales", pero solo temporalmente. Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.
Personalidad
Siempre es sabido que no se conoce por completo a una persona. Es más, ni siquiera son capaces de conocerse a sí mismas. Sin embargo, y que quede bastante claro lo siguiente: hay conductas que, de algún modo u otro, definen gran parte de nuestro carácter, porque en ellas están implícitas nuestras emociones y pensamientos más profundos; metas, virtudes y defectos... Nuestra complejidad no siempre puede ser un eterno problema. Por eso, esta vez, no nos dedicaremos a recorrer por completo los laberintos que ha creado Cassandra en sí misma, simplemente la definiremos de manera mucho más sencilla para todos. Ahorrándonos un dolor de cabeza innecesario.
Si pudiéramos definir a una mujer como Cassandra en varias palabras, serían las siguientes:
Arrogante: Terriblemente orgullosa, tanto como su propia madre Castalia. Cassandra ha reservado demasiado ego con el pasar de los años, y sus hazañas le han hecho mucho más terrible que cuando era una humana corriente. No se molesta en esconder su orgullo, muy al contrario, lo exhibe sin miramientos; si alguien la tolera de ese modo o no, es su problema, ella está más ocupada en cómo seguir aumentando su poderío, que en pensar por otros.
Ambiciosa: ¡Así es! Nunca estará conforme con nada; mientras más tenga, más querrá, y eso no parará nunca. Cassandra fue criada con excesiva rigidez; para ella, los lazos quedaron vetados, sólo debía forjarse como una mujer fuerte, con grandes aspiraciones en la vida. Y aunque por Pausanias había flaqueado un poco, cuando él le dio la estocada final, todo lo bueno en ella quedó enterrado con las ruinas de Esparta. Cassandra fue queriendo cada vez más poder, y sí que terminó consiguiéndolo, aunque no se le quita el mérito del gran esfuerzo que hizo para llegar hasta su actual posición.
Inteligente: Sagaz, astuta, brillante... y se nos agotan los sinónimos para seguir avanzando. Es una mujer que prefiere usar más su intelecto que su belleza, que no se le niega en lo más mínimo, pero si algo ha sabido aprovechar de excelente manera, es, precisamente, su excelente capacidad de análisis y estrategia; de no hacer negociaciones adrede sin tener un plan de por medio. De reconocer, incluso, cuando es derrotada, pero que no desiste con facilidad de seguir con la guerra.
Apasionada: Un punto difícil de hallar entre todo el ego que la rodea de manera constante. Pero sí, es una mujer dedicada y entregada cuando algo realmente le interesa, porque puede sentir con tanta intensidad de un momento a otro, como dejar de hacerlo sin ningún inconveniente, y sin lamentarlo mucho. Descubrir este lado en ella es complejo, casi como intentar resolver un acertijo de la esfinge. Sin embargo no sería algo de lo que se pudiera arrepentir, en lo absoluto.
Enigmática: Cassandra siempre se anda con reservas. Incluso, algunos de los que la conocen de cerca, no tienen la más mínima idea de quién es o qué cosas ha hecho. Por supuesto, esto es algo intencional en ella, pues pretende siempre causar grandes impresiones en otros, pero sin permitirles que avancen demasiado en su terreno, porque, al fin y al cabo, es su territorio, y ese sólo lo conoce ella.
Y si continuamos ahondando más, no terminaríamos jamás o esto se haría excesivamente largo y tedioso. Al fin de cuentas Cassandra siempre muestra lo que quiere y lo que le conviene; actúa bajo sus propias reglas, jamás acepta que otros pasen por sobre ella, y mucho menos, que le den órdenes, tratándola de inferior. Si se le ve actuar de forma dócil, es porque algo muy ruin tiene entre manos. Sin embargo, cuando alguien realmente le importa, y son muy contados los casos, puede convertirse en una persona con lealtad desmedida, siempre dispuesta a hacer todo lo posible por el bien del otro, pero si se le traiciona, no cuentes con que vaya a ser benevolente. Cassandra ha sabido tomar las riendas de su destino, y aunque sus acciones no hayan sido tan honestas, esto sólo demuestra que no es cualquiera, y que podrías llevarte muchas sorpresas con ella...
Si pudiéramos definir a una mujer como Cassandra en varias palabras, serían las siguientes:
Arrogante: Terriblemente orgullosa, tanto como su propia madre Castalia. Cassandra ha reservado demasiado ego con el pasar de los años, y sus hazañas le han hecho mucho más terrible que cuando era una humana corriente. No se molesta en esconder su orgullo, muy al contrario, lo exhibe sin miramientos; si alguien la tolera de ese modo o no, es su problema, ella está más ocupada en cómo seguir aumentando su poderío, que en pensar por otros.
Ambiciosa: ¡Así es! Nunca estará conforme con nada; mientras más tenga, más querrá, y eso no parará nunca. Cassandra fue criada con excesiva rigidez; para ella, los lazos quedaron vetados, sólo debía forjarse como una mujer fuerte, con grandes aspiraciones en la vida. Y aunque por Pausanias había flaqueado un poco, cuando él le dio la estocada final, todo lo bueno en ella quedó enterrado con las ruinas de Esparta. Cassandra fue queriendo cada vez más poder, y sí que terminó consiguiéndolo, aunque no se le quita el mérito del gran esfuerzo que hizo para llegar hasta su actual posición.
Inteligente: Sagaz, astuta, brillante... y se nos agotan los sinónimos para seguir avanzando. Es una mujer que prefiere usar más su intelecto que su belleza, que no se le niega en lo más mínimo, pero si algo ha sabido aprovechar de excelente manera, es, precisamente, su excelente capacidad de análisis y estrategia; de no hacer negociaciones adrede sin tener un plan de por medio. De reconocer, incluso, cuando es derrotada, pero que no desiste con facilidad de seguir con la guerra.
Apasionada: Un punto difícil de hallar entre todo el ego que la rodea de manera constante. Pero sí, es una mujer dedicada y entregada cuando algo realmente le interesa, porque puede sentir con tanta intensidad de un momento a otro, como dejar de hacerlo sin ningún inconveniente, y sin lamentarlo mucho. Descubrir este lado en ella es complejo, casi como intentar resolver un acertijo de la esfinge. Sin embargo no sería algo de lo que se pudiera arrepentir, en lo absoluto.
Enigmática: Cassandra siempre se anda con reservas. Incluso, algunos de los que la conocen de cerca, no tienen la más mínima idea de quién es o qué cosas ha hecho. Por supuesto, esto es algo intencional en ella, pues pretende siempre causar grandes impresiones en otros, pero sin permitirles que avancen demasiado en su terreno, porque, al fin y al cabo, es su territorio, y ese sólo lo conoce ella.
Y si continuamos ahondando más, no terminaríamos jamás o esto se haría excesivamente largo y tedioso. Al fin de cuentas Cassandra siempre muestra lo que quiere y lo que le conviene; actúa bajo sus propias reglas, jamás acepta que otros pasen por sobre ella, y mucho menos, que le den órdenes, tratándola de inferior. Si se le ve actuar de forma dócil, es porque algo muy ruin tiene entre manos. Sin embargo, cuando alguien realmente le importa, y son muy contados los casos, puede convertirse en una persona con lealtad desmedida, siempre dispuesta a hacer todo lo posible por el bien del otro, pero si se le traiciona, no cuentes con que vaya a ser benevolente. Cassandra ha sabido tomar las riendas de su destino, y aunque sus acciones no hayan sido tan honestas, esto sólo demuestra que no es cualquiera, y que podrías llevarte muchas sorpresas con ella...
Historia
Nunca se le conoce realmente a una persona hasta que sus emociones llegan al límite; hasta que su paciencia se vea completamente mancillada por los burdos actos de la provocación. Una persona no es capaz de conocerse a sí misma, por más que alardee de su estoicidad. Es más, el amor nunca es sempiterno; es tan voluble y temporal, como todas las cosas en este mundo... Por eso las utopías sólo quedan en el imaginario y no son parte de la realidad.
Cassandra era la única hija de una familia noble de espartiatas; fue prácticamente criada por su madre, pues su padre había muerto en campaña militar cuando ella apenas tenía unos seis años de edad. Gracias a los privilegios que gozaban las mujeres espartanas sobre las propiedades, a Castalia no le fue nada difícil sacar a su hija adelante, dejando a un lado el deseo de fijarse en otro hombre, porque su objetivo principal era dedicarse por completo a la crianza y educación de Cassandra, resultando ser, incluso, excesivamente sobreprotectora, e influyente, en la joven. Castalia quiso hacer de su hija una mujer fuerte, convenciéndola hasta de abandonar cualquier sentimiento que pudiera llevarla a la desgracia. Prácticamente ella tendría que copiar el patrón de lo que era su madre, sin miramientos, y sin poder elegir siquiera lo que quería para sí misma. Quizá, fue lo mejor que pudo hacer, pero no por mucho le iba a durar aquella estoicidad, la misma que mantenía con sus pretendientes cuando ya había cumplido la edad suficiente para considerarse una mujer, porque, muy en el fondo, Cassandra no quería atarse a nadie, a pesar de suponer que tenía una vida demasiado aburrida en la polis.
Fue justamente esa personalidad que le había forjado su madre, la que le desarrolló cierta afinidad por temas políticos. Aunque las mujeres estaban excluidas de ese tipo de cuestiones, Cassandra solía prestar demasiada atención a las conversaciones que surgían en torno a ello, aprendiendo de manera silenciosa sobre cosas que, se supone, una mujer no debía conocer. Pero ella sí, porque había jurado ser diferente a otras; como lo era la mismísima Atenea. Sin embargo, la arrogancia ha sido siempre el peor castigo del ser humano, y Cassandra no era una deidad; era una persona corriente, a la que le corría sangre por las venas. Por lo que, tarde o temprano, iba a flaquear y no habría fuerza superior que la haría reaccionar. Un pequeño castigo de los dioses por querer desafiar las leyes propias de la naturaleza.
Sucedió que, cierta vez, mientras paseaba cerca de los barracones de los soldados, para observar con mayor detenimiento los entrenamientos, uno de aquellos jóvenes logró llamar su atención. Se trataba de nada más que el heredero de la familia real, Pausanias. Aunque en un principio el acercamiento sólo pudo ser producto de la casualidad, tal vez para conversar un poco más y compartir intereses, Cassandra y Pausanias llevaron más lejos su relación. Aquello terminó como un romance juvenil; el mismo que rechazó Castalia rotundamente, desaprobándolo de todas las maneras posibles, pero no logró convencer a su hija de lo contrario, a pesar de querer que ella se decantara por otro muchacho de nombre Agis, un descendiente de los Euripóntidas.
Aun así, y pese a las insistencias de Castalia, los dos jóvenes continuaron con su relación, que quizás pudo haber tenido un buen final, pero no todo en la vida es precisamente bueno, y, tarde o temprano, aquella ilusión se iría desvaneciendo lentamente, en especial para Cassandra. Aunque, ¿qué tan bueno o negativo fue todo eso para ella? Tal vez si todo habría marchado con viento en popa, su vida hubiera sido aún más aburrida que antes, ¡y eso era lo que menos quería! Sin embargo, cuando los sentimientos hacen más ruido que la razón, muchas cosas terminan pasando muy desapercibidas y no hay tiempo para arrepentimientos.
Cuando Pausanias empezó a ambicionar más cosas, queriendo ser completa y absolutamente poderoso, descuidaría otros aspectos de su vida, que luego hizo a un lado por no considerarlos necesarios. ¿Consecuencias? Que todo lo que había ocurrido entre Cassandra y él quedara a un lado. Pero, ¡y quién sabe por qué demonios lo hizo!, decidió mantener la relación con ella, sabiendo que él era su único punto débil. Por supuesto, Castalia intentó hacer entrar en razón a su hija, sin embargo, Cassandra sólo quiso creer que se trataba de un estado temporal en Pausanias... ¡y cuán equivocada estaba! Porque el rey sólo la utilizó, conservando esa relación de igual manera, incluso cuando la misma Cassandra había decidido dejarlo todo. Así que, más temprano que tarde, de su unión nacería un niño; obviamente, un bastardo. Y si ella había decidido tenerlo, fue por retener a Pausanias en un principio, no obstante, no logró su cometido. Era demasiado bueno para ser cierto. Aun así, para evitar sufrir en su derrota, se dedicó por completo a la crianza de su primogénito, pese a la rabia que iba creciendo en ella a fuego muy lento.
Esta situación sólo hizo que Agis se acercara más a Cassandra, motivado por las palabras y las cizañas de Castalia. Aunque insistió muchas veces en que estaría mejor a su lado, ella no dio su brazo a torcer, seguiría con su farsa de relación sin importar las consecuencias, después de todo tenía un hijo de Pausanias. Pero, con lo que no contó Cassandra en su momento, fue con que el mundo daba muchas vueltas, y que tras toda esa insistencia, de quien sería también rey de Esparta, se ocultaba algo muy sucio, de lo que ella misma participaría (y no iba a arrepentirse, desde luego).
Debido a la cercanía de Pausanias con los persas, entre otras cosas, Agis y Castalia se aliaron para que Cassandra fuera quien se encargara de hundirlo, porque, ¿qué mejor que una mujer herida para destruir a otro? Claro, que la misma indiferencia del Agíada, no hizo más que empeorar todo. Ella ni siquiera se dio a la tarea de mandarlo al demonio directamente, ni mucho menos le informó sobre su decisión. Aceptó a Agis finalmente, y éste hasta se hizo cargo de la crianza de su hijo; aunque su motivo iba más allá que simple convencimiento. Ella ansiaba también un poco de poder. Castalia no pudo sentirse más orgullosa por la elección de su hija, y, dada las condiciones políticas de Esparta, le instó a contarle a Agis cosas que sólo ella sabía de Pausanias, y como su rencor era suficiente, así lo hizo. Más adelante los resultados no se hicieron esperar y Pausanias quedó destituido de su cargo. Y eso no fue lo peor...
Cuando Cassandra se encontró con el mensajero de Pausanias, quien, compadecido con ella, le revelaría más cosas que iban a acabar por completo con él, decide jugarse su última carta. Convence al mensajero que hable, luego de sufrir las amenazas del mismo Agis. Finalmente, ante todo aquello urdido en su contra, Pausanias es condenado a morir. Por supuesto, Cassandra lo sufrió, porque aún lo quería, pero su orgullo y rabia fueron más resistentes que su pena. Se obligó a enterrar su recuerdo muy en el fondo de su corazón.
¿Y qué tanto se puede hacer para lograr despertar una bestia de su profundo letargo? Algunos responden a la crueldad con debilidad; otros, en cambio, dejan salir sus verdaderas quimeras. Como una caja de Pandora, llena de deseos horribles... con la esperanza oculta en un pequeño y oscuro rincón.
Con Pausanias muerto, Cassandra quiso seguir con su vida como si nada, sin saber cómo le explicaría a su hijo que su verdadero padre era otro y no Agis. En un principio la duda la atacó, pero ya luego consideró otras opciones más factibles. Lo único que le importaba era verlo feliz, como toda madre querría, desde luego. Sin embargo, mientras ella intentaba hallar una existencia estable, la sombra de la venganza iba alcanzándole los pasos lentamente.
Cuando se encontró con la imagen de Pausanias frente a ella, justo en la noche en la que había decidido dar un paseo sola, sin ningún soldado que la custodiara, lo primero que se le vino en mente era que se trataba de un espíritu, pero no. Él era real, y desató su rabia contra ella. Pausanias no sólo estaba vivo, sino que era un vampiro. Y luego de haber descargado gran parte de su ira en Cassandra, dejándola al borde de la muerte, decidió castigarla con la inmortalidad, abandonándola a su suerte. Ese fue su modo de hacerle pagar por todo lo que le hizo. Sin embargo, lo que él no sabía es que había alimentado al horrible ser que era ella en realidad.
Cassandra tuvo que abandonar a su niño pequeño, a su madre, incluso a su tierra natal, sin saber qué hacer con lo que era. La sed le llevaba a cometer delitos terribles en las rutas por las que transitaba; hasta que fue recuperando lentamente la sensatez, y al ordenar mejor sus ideas, no se permitió darle el gusto a Pausanias de sufrir, y aunque no sabía en dónde diablos se encontraba ese desgraciado, juró destruirlo una vez más, y para ello necesitaba continuar con su no-vida, obvio. Pero cuando llegó a Atenas, por primera vez, hubo un cambio en su conciencia, alimentado por otro inmortal mucho más antiguo que ella, el mismo que decidió instruirla. Fue así como las viejas ambiciones de Cassandra retomaron su lugar, olvidándose incluso de su venganza hacia su creador. ¡Qué aburrida una venganza! ¿Por qué no mejor jugar a otra cosa? Los conflictos bélicos eran como la más dulce hiel; la política empezó a convertirse en su meta, y a pesar de que no podía involucrarse directamente, siempre hizo de las suyas para mover sus piezas de la manera que fuera.
Estuvo por varias ciudades de aquel entonces, siempre sumando su granito de arena a la desgracia. A veces hacía de observadora, en otras ocasiones, participaba; todo dependía de cómo se encontrara su humor. Pero si algo se le atribuye a Cassandra con todo el mérito bien en alto, fue algo que ocurrió varios años después, luego de haber forjado su carácter e ideologías; luego de saber cómo conseguir destruir monarcas sin mover un solo dedo... Sin embargo, esa virtud le sumó el peor obstáculo que pudo haberse encontrado antes. Y no, no se trataba de Pausanias; ese de seguro estaría como una cabra por otros lados, y, honestamente, no le preocupaba.
Fue en pleno apogeo del Imperio Romano, justo con el inicio del reinado del tercer emperador de la dinastía Julio-Claudia: Cayo Julio César, mejor conocido como Calígula. Se ignora realmente como Cassandra consiguió acercarse a un hombre tan poderoso e influyente, pero lo consiguió, aunque pasó por alto que alguien estaba vigilando sus pasos por estar tan cerca del emperador, quien había iniciado de la mejor manera posible su período. Sin embargo, todo aquello duró poco tiempo, porque Calígula fue desarrollando una terrible demencia hasta el punto de convertirse en un tirano. Aunque la historia pretenda presentar otros hechos, la verdadera causa de su locura fue por las influencias nefastas de Cassandra, quien se valió de sus habilidades vampíricas. Ella decidió llevar al monarca a la ruina, y disfrutó enormemente cuando éste fue asesinado y como todo iba derrumbándose. No obstante, algo no sucedió de la manera en que lo esperó. Un hombre de nombre desconocido, un inmortal como ella, se encargó de que el puesto de emperador fuera tomado por el tío de Calígula, Claudio, quien terminó ordenando que asesinaran a quienes acabaron con la vida de su sobrino. Cassandra tuvo que largarse de inmediato, teniendo las claras intenciones de regresar a hacer de las suyas, desde luego, a pesar de que él ahora presentaba un verdadero problema. Quizá el mismo destino se lo había colocado en el camino para hacerla pagar por tanta maldad. ¿Y qué? Tenía toda la eternidad para continuar.
Es más, fue tanta su insistencia, que luego de un tiempo, ayudó a que se desarrollará la famosa Crisis del siglo III, en donde la anarquía militar imperaba en el imperio. Fue un jaque, el mismo que su némesis supo reconocer, aun así, no dejó de fastidiarla. Básicamente, ese némesis y Cassandra adoptaban el papel de los dos jugadores que se peleaban el tablero de manera constante, utilizando a los demás como simples piezas, sin importarles el caos que se desatara de por medio, porque ellos vivían precisamente de eso.
En resumidas cuentas, el período que más disfrutó Cassandra, fue, sin duda, el del gran Imperio Romano, hasta su caída en el 476 d.C., aunque su mitad oriental continuó en pie bajo el Imperio Bizantino. Las acciones de éste las observó muy de cerca, pero prefirió apartarse, tal vez porque ya había hecho suficiente y merecía unas largas vacaciones, para luego retomar sus andanzas. Fue así como decidió explorar otras ciudades más, descubriendo, para su enorme desgracia, que Pausanias continuaba vivo, y con la cabeza hecha un completo desastre
A un demonio ambicioso jamás se le puede destruir, porque el mundo es quien le da los motivos necesarios para continuar sembrando la perversidad...
Cassandra, al retomar sus planes de ambición sempiterna, se estableció nuevamente durante el inicio del Imperio Carolingio, cuyas intenciones eran, justamente, intentar revivir el poderío del antiguo Imperio Romano de Oriente. Estuvo cerca del mismísimo Carlomagno durante todo el tiempo que éste se mantuvo vivo, y para fortuna suya, su némesis no apareció esta vez para interrumpir en sus proezas. Aunque no hizo todas las cosas que en siglos anteriores, disfrutó aquella época en todo sentido, incluso, aplaudió el legado cultural que éste dejó. Puede decirse que se sintió bastante cómoda. Es más, y para no entrar en detalles demasiado amplios debido a los innumerables sucesos a lo largo de esta historia, Cassandra apoyó el nacimiento del Sacro Imperio Romano Germánico, pero esta vez queriendo aspirar al máximo cargo dentro del reino. Y sí, lo logró, desde que luego que sí. Pero su maldito némesis le hizo una jugada bastante sucia, quedándose él con el cargo, algo que no le hizo nada de gracia a ella. Le hizo creer que huyó derrotada, y no fue así, porque cuando regresó, después de un largo tiempo, lo hizo con la carta que derrumbaría al reinado de él. Terminó aliándose con alguien que quería destruir por completo al vampiro, y aunque tuvo que acceder a compartir el trono del Sacro Imperio aceptando algunas condiciones, ver a ese imbécil derrotado fue una de sus mejores ganancias.
Quizá el trato le dura demasiado poco, porque Cassandra tiende a ser demasiado voluble, y tal vez su pasado terminé alcanzándola más rápido de lo que considera. No lo sabe aún, tampoco ha pensado mucho en ello.
Cassandra era la única hija de una familia noble de espartiatas; fue prácticamente criada por su madre, pues su padre había muerto en campaña militar cuando ella apenas tenía unos seis años de edad. Gracias a los privilegios que gozaban las mujeres espartanas sobre las propiedades, a Castalia no le fue nada difícil sacar a su hija adelante, dejando a un lado el deseo de fijarse en otro hombre, porque su objetivo principal era dedicarse por completo a la crianza y educación de Cassandra, resultando ser, incluso, excesivamente sobreprotectora, e influyente, en la joven. Castalia quiso hacer de su hija una mujer fuerte, convenciéndola hasta de abandonar cualquier sentimiento que pudiera llevarla a la desgracia. Prácticamente ella tendría que copiar el patrón de lo que era su madre, sin miramientos, y sin poder elegir siquiera lo que quería para sí misma. Quizá, fue lo mejor que pudo hacer, pero no por mucho le iba a durar aquella estoicidad, la misma que mantenía con sus pretendientes cuando ya había cumplido la edad suficiente para considerarse una mujer, porque, muy en el fondo, Cassandra no quería atarse a nadie, a pesar de suponer que tenía una vida demasiado aburrida en la polis.
Fue justamente esa personalidad que le había forjado su madre, la que le desarrolló cierta afinidad por temas políticos. Aunque las mujeres estaban excluidas de ese tipo de cuestiones, Cassandra solía prestar demasiada atención a las conversaciones que surgían en torno a ello, aprendiendo de manera silenciosa sobre cosas que, se supone, una mujer no debía conocer. Pero ella sí, porque había jurado ser diferente a otras; como lo era la mismísima Atenea. Sin embargo, la arrogancia ha sido siempre el peor castigo del ser humano, y Cassandra no era una deidad; era una persona corriente, a la que le corría sangre por las venas. Por lo que, tarde o temprano, iba a flaquear y no habría fuerza superior que la haría reaccionar. Un pequeño castigo de los dioses por querer desafiar las leyes propias de la naturaleza.
Sucedió que, cierta vez, mientras paseaba cerca de los barracones de los soldados, para observar con mayor detenimiento los entrenamientos, uno de aquellos jóvenes logró llamar su atención. Se trataba de nada más que el heredero de la familia real, Pausanias. Aunque en un principio el acercamiento sólo pudo ser producto de la casualidad, tal vez para conversar un poco más y compartir intereses, Cassandra y Pausanias llevaron más lejos su relación. Aquello terminó como un romance juvenil; el mismo que rechazó Castalia rotundamente, desaprobándolo de todas las maneras posibles, pero no logró convencer a su hija de lo contrario, a pesar de querer que ella se decantara por otro muchacho de nombre Agis, un descendiente de los Euripóntidas.
Aun así, y pese a las insistencias de Castalia, los dos jóvenes continuaron con su relación, que quizás pudo haber tenido un buen final, pero no todo en la vida es precisamente bueno, y, tarde o temprano, aquella ilusión se iría desvaneciendo lentamente, en especial para Cassandra. Aunque, ¿qué tan bueno o negativo fue todo eso para ella? Tal vez si todo habría marchado con viento en popa, su vida hubiera sido aún más aburrida que antes, ¡y eso era lo que menos quería! Sin embargo, cuando los sentimientos hacen más ruido que la razón, muchas cosas terminan pasando muy desapercibidas y no hay tiempo para arrepentimientos.
Cuando Pausanias empezó a ambicionar más cosas, queriendo ser completa y absolutamente poderoso, descuidaría otros aspectos de su vida, que luego hizo a un lado por no considerarlos necesarios. ¿Consecuencias? Que todo lo que había ocurrido entre Cassandra y él quedara a un lado. Pero, ¡y quién sabe por qué demonios lo hizo!, decidió mantener la relación con ella, sabiendo que él era su único punto débil. Por supuesto, Castalia intentó hacer entrar en razón a su hija, sin embargo, Cassandra sólo quiso creer que se trataba de un estado temporal en Pausanias... ¡y cuán equivocada estaba! Porque el rey sólo la utilizó, conservando esa relación de igual manera, incluso cuando la misma Cassandra había decidido dejarlo todo. Así que, más temprano que tarde, de su unión nacería un niño; obviamente, un bastardo. Y si ella había decidido tenerlo, fue por retener a Pausanias en un principio, no obstante, no logró su cometido. Era demasiado bueno para ser cierto. Aun así, para evitar sufrir en su derrota, se dedicó por completo a la crianza de su primogénito, pese a la rabia que iba creciendo en ella a fuego muy lento.
Esta situación sólo hizo que Agis se acercara más a Cassandra, motivado por las palabras y las cizañas de Castalia. Aunque insistió muchas veces en que estaría mejor a su lado, ella no dio su brazo a torcer, seguiría con su farsa de relación sin importar las consecuencias, después de todo tenía un hijo de Pausanias. Pero, con lo que no contó Cassandra en su momento, fue con que el mundo daba muchas vueltas, y que tras toda esa insistencia, de quien sería también rey de Esparta, se ocultaba algo muy sucio, de lo que ella misma participaría (y no iba a arrepentirse, desde luego).
Debido a la cercanía de Pausanias con los persas, entre otras cosas, Agis y Castalia se aliaron para que Cassandra fuera quien se encargara de hundirlo, porque, ¿qué mejor que una mujer herida para destruir a otro? Claro, que la misma indiferencia del Agíada, no hizo más que empeorar todo. Ella ni siquiera se dio a la tarea de mandarlo al demonio directamente, ni mucho menos le informó sobre su decisión. Aceptó a Agis finalmente, y éste hasta se hizo cargo de la crianza de su hijo; aunque su motivo iba más allá que simple convencimiento. Ella ansiaba también un poco de poder. Castalia no pudo sentirse más orgullosa por la elección de su hija, y, dada las condiciones políticas de Esparta, le instó a contarle a Agis cosas que sólo ella sabía de Pausanias, y como su rencor era suficiente, así lo hizo. Más adelante los resultados no se hicieron esperar y Pausanias quedó destituido de su cargo. Y eso no fue lo peor...
Cuando Cassandra se encontró con el mensajero de Pausanias, quien, compadecido con ella, le revelaría más cosas que iban a acabar por completo con él, decide jugarse su última carta. Convence al mensajero que hable, luego de sufrir las amenazas del mismo Agis. Finalmente, ante todo aquello urdido en su contra, Pausanias es condenado a morir. Por supuesto, Cassandra lo sufrió, porque aún lo quería, pero su orgullo y rabia fueron más resistentes que su pena. Se obligó a enterrar su recuerdo muy en el fondo de su corazón.
¿Y qué tanto se puede hacer para lograr despertar una bestia de su profundo letargo? Algunos responden a la crueldad con debilidad; otros, en cambio, dejan salir sus verdaderas quimeras. Como una caja de Pandora, llena de deseos horribles... con la esperanza oculta en un pequeño y oscuro rincón.
Con Pausanias muerto, Cassandra quiso seguir con su vida como si nada, sin saber cómo le explicaría a su hijo que su verdadero padre era otro y no Agis. En un principio la duda la atacó, pero ya luego consideró otras opciones más factibles. Lo único que le importaba era verlo feliz, como toda madre querría, desde luego. Sin embargo, mientras ella intentaba hallar una existencia estable, la sombra de la venganza iba alcanzándole los pasos lentamente.
Cuando se encontró con la imagen de Pausanias frente a ella, justo en la noche en la que había decidido dar un paseo sola, sin ningún soldado que la custodiara, lo primero que se le vino en mente era que se trataba de un espíritu, pero no. Él era real, y desató su rabia contra ella. Pausanias no sólo estaba vivo, sino que era un vampiro. Y luego de haber descargado gran parte de su ira en Cassandra, dejándola al borde de la muerte, decidió castigarla con la inmortalidad, abandonándola a su suerte. Ese fue su modo de hacerle pagar por todo lo que le hizo. Sin embargo, lo que él no sabía es que había alimentado al horrible ser que era ella en realidad.
Cassandra tuvo que abandonar a su niño pequeño, a su madre, incluso a su tierra natal, sin saber qué hacer con lo que era. La sed le llevaba a cometer delitos terribles en las rutas por las que transitaba; hasta que fue recuperando lentamente la sensatez, y al ordenar mejor sus ideas, no se permitió darle el gusto a Pausanias de sufrir, y aunque no sabía en dónde diablos se encontraba ese desgraciado, juró destruirlo una vez más, y para ello necesitaba continuar con su no-vida, obvio. Pero cuando llegó a Atenas, por primera vez, hubo un cambio en su conciencia, alimentado por otro inmortal mucho más antiguo que ella, el mismo que decidió instruirla. Fue así como las viejas ambiciones de Cassandra retomaron su lugar, olvidándose incluso de su venganza hacia su creador. ¡Qué aburrida una venganza! ¿Por qué no mejor jugar a otra cosa? Los conflictos bélicos eran como la más dulce hiel; la política empezó a convertirse en su meta, y a pesar de que no podía involucrarse directamente, siempre hizo de las suyas para mover sus piezas de la manera que fuera.
Estuvo por varias ciudades de aquel entonces, siempre sumando su granito de arena a la desgracia. A veces hacía de observadora, en otras ocasiones, participaba; todo dependía de cómo se encontrara su humor. Pero si algo se le atribuye a Cassandra con todo el mérito bien en alto, fue algo que ocurrió varios años después, luego de haber forjado su carácter e ideologías; luego de saber cómo conseguir destruir monarcas sin mover un solo dedo... Sin embargo, esa virtud le sumó el peor obstáculo que pudo haberse encontrado antes. Y no, no se trataba de Pausanias; ese de seguro estaría como una cabra por otros lados, y, honestamente, no le preocupaba.
Fue en pleno apogeo del Imperio Romano, justo con el inicio del reinado del tercer emperador de la dinastía Julio-Claudia: Cayo Julio César, mejor conocido como Calígula. Se ignora realmente como Cassandra consiguió acercarse a un hombre tan poderoso e influyente, pero lo consiguió, aunque pasó por alto que alguien estaba vigilando sus pasos por estar tan cerca del emperador, quien había iniciado de la mejor manera posible su período. Sin embargo, todo aquello duró poco tiempo, porque Calígula fue desarrollando una terrible demencia hasta el punto de convertirse en un tirano. Aunque la historia pretenda presentar otros hechos, la verdadera causa de su locura fue por las influencias nefastas de Cassandra, quien se valió de sus habilidades vampíricas. Ella decidió llevar al monarca a la ruina, y disfrutó enormemente cuando éste fue asesinado y como todo iba derrumbándose. No obstante, algo no sucedió de la manera en que lo esperó. Un hombre de nombre desconocido, un inmortal como ella, se encargó de que el puesto de emperador fuera tomado por el tío de Calígula, Claudio, quien terminó ordenando que asesinaran a quienes acabaron con la vida de su sobrino. Cassandra tuvo que largarse de inmediato, teniendo las claras intenciones de regresar a hacer de las suyas, desde luego, a pesar de que él ahora presentaba un verdadero problema. Quizá el mismo destino se lo había colocado en el camino para hacerla pagar por tanta maldad. ¿Y qué? Tenía toda la eternidad para continuar.
Es más, fue tanta su insistencia, que luego de un tiempo, ayudó a que se desarrollará la famosa Crisis del siglo III, en donde la anarquía militar imperaba en el imperio. Fue un jaque, el mismo que su némesis supo reconocer, aun así, no dejó de fastidiarla. Básicamente, ese némesis y Cassandra adoptaban el papel de los dos jugadores que se peleaban el tablero de manera constante, utilizando a los demás como simples piezas, sin importarles el caos que se desatara de por medio, porque ellos vivían precisamente de eso.
En resumidas cuentas, el período que más disfrutó Cassandra, fue, sin duda, el del gran Imperio Romano, hasta su caída en el 476 d.C., aunque su mitad oriental continuó en pie bajo el Imperio Bizantino. Las acciones de éste las observó muy de cerca, pero prefirió apartarse, tal vez porque ya había hecho suficiente y merecía unas largas vacaciones, para luego retomar sus andanzas. Fue así como decidió explorar otras ciudades más, descubriendo, para su enorme desgracia, que Pausanias continuaba vivo, y con la cabeza hecha un completo desastre
A un demonio ambicioso jamás se le puede destruir, porque el mundo es quien le da los motivos necesarios para continuar sembrando la perversidad...
Cassandra, al retomar sus planes de ambición sempiterna, se estableció nuevamente durante el inicio del Imperio Carolingio, cuyas intenciones eran, justamente, intentar revivir el poderío del antiguo Imperio Romano de Oriente. Estuvo cerca del mismísimo Carlomagno durante todo el tiempo que éste se mantuvo vivo, y para fortuna suya, su némesis no apareció esta vez para interrumpir en sus proezas. Aunque no hizo todas las cosas que en siglos anteriores, disfrutó aquella época en todo sentido, incluso, aplaudió el legado cultural que éste dejó. Puede decirse que se sintió bastante cómoda. Es más, y para no entrar en detalles demasiado amplios debido a los innumerables sucesos a lo largo de esta historia, Cassandra apoyó el nacimiento del Sacro Imperio Romano Germánico, pero esta vez queriendo aspirar al máximo cargo dentro del reino. Y sí, lo logró, desde que luego que sí. Pero su maldito némesis le hizo una jugada bastante sucia, quedándose él con el cargo, algo que no le hizo nada de gracia a ella. Le hizo creer que huyó derrotada, y no fue así, porque cuando regresó, después de un largo tiempo, lo hizo con la carta que derrumbaría al reinado de él. Terminó aliándose con alguien que quería destruir por completo al vampiro, y aunque tuvo que acceder a compartir el trono del Sacro Imperio aceptando algunas condiciones, ver a ese imbécil derrotado fue una de sus mejores ganancias.
Quizá el trato le dura demasiado poco, porque Cassandra tiende a ser demasiado voluble, y tal vez su pasado terminé alcanzándola más rápido de lo que considera. No lo sabe aún, tampoco ha pensado mucho en ello.
Datos Extras
—Cuando se retiró por un tiempo de sus acostumbradas acciones, dejando a un lado sus delirios de grandeza, fue gracias a un vampiro que conoció por aquel entonces. Él fue un elixir para sosegar sus emociones, y aunque su relación jamás fue más allá que una simple amistad, Cassandra aún lo recuerda con especial aprecio, porque nunca nadie, además de su pequeño hijo, había causado ese efecto en ella.
—Aunque igual disfruta del arte y lo valora con gran devoción, su fuerte es la política. De haber nacido hombre, habría sido un gran estratega militar o un reconocido político de su época.
—Cuando se enteró de que Pausanias continuaba vivo, también supo que había convertido a una joven en vampira, y justamente se trataba de una descendiente suya, a la que le perdió la pista durante un tiempo, pero ha vuelto a dar con su paradero, sintiéndose orgullosa del poder que ha adquirido ella. Amanda es la única buena noticia que ha tenido en siglos, porque justamente es sucesora suya, más específicamente, del hijo que tuvo que dejar en la antigua Esparta por culpa de Pausanias.
—Hace unos años se relacionó de manera muy fugaz con un humano, al que apenas recuerda, pero fue él quien le hizo revivir su pasado como humana, cuando realmente tenía motivos para sentirse feliz, cómo no. Ahora sólo es un arpía; una sombra de la mujer que fue en antaño (tampoco le preocupa, en lo más mínimo).
—Tiene un libido bastante bajo, porque ya esa clase de intereses los ha dejado muy atrás. Simplemente le importa, con abrumante deseo, tener mucho poder.
—Sus deseos de venganza hacia Pausanias son casi nulos, pero no perderá ocasión de divertirse gracias a la locura que ahora le afecta.
—Aunque igual disfruta del arte y lo valora con gran devoción, su fuerte es la política. De haber nacido hombre, habría sido un gran estratega militar o un reconocido político de su época.
—Cuando se enteró de que Pausanias continuaba vivo, también supo que había convertido a una joven en vampira, y justamente se trataba de una descendiente suya, a la que le perdió la pista durante un tiempo, pero ha vuelto a dar con su paradero, sintiéndose orgullosa del poder que ha adquirido ella. Amanda es la única buena noticia que ha tenido en siglos, porque justamente es sucesora suya, más específicamente, del hijo que tuvo que dejar en la antigua Esparta por culpa de Pausanias.
—Hace unos años se relacionó de manera muy fugaz con un humano, al que apenas recuerda, pero fue él quien le hizo revivir su pasado como humana, cuando realmente tenía motivos para sentirse feliz, cómo no. Ahora sólo es un arpía; una sombra de la mujer que fue en antaño (tampoco le preocupa, en lo más mínimo).
—Tiene un libido bastante bajo, porque ya esa clase de intereses los ha dejado muy atrás. Simplemente le importa, con abrumante deseo, tener mucho poder.
—Sus deseos de venganza hacia Pausanias son casi nulos, pero no perderá ocasión de divertirse gracias a la locura que ahora le afecta.
Coded by Fayette
No usar sin permiso
Última edición por Cassandra el Sáb Ago 05, 2017 3:18 am, editado 1 vez
Cassandra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 23/07/2017
Re: The Crone Goddess
FICHA EN PROCESO
incompleta
TU FICHA ESTÁ INCOMPLETA. CUANDO HAYAS TERMINADO, POR FAVOR POSTEA A CONTINUACIÓN EN ESTE MISMO TEMA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN.
NO OLVIDES QUE PARA PODER ACEPTARLA ES NECESARIO QUE PRIMERO HAYAS REALIZADO LOS REGISTROS OBLIGATORIOS EN ESTE APARTADO Y QUE CUMPLAS CON LO QUE PEDIMOS EN EL ESQUELETO DE LA FICHA, INFORMACIÓN QUE PUEDES VER AQUÍ.
GRACIAS.
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Administración- Admin
- Mensajes : 3140
Fecha de inscripción : 03/05/2011
Re: The Crone Goddess
FICHA FINALIZADA
Cassandra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 23/07/2017
Re: The Crone Goddess
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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