Ficha de Iago Taggart

Cien años es mucho pero es poco también
Humanidad
Entre una modesta casa, en un común barrio londinense nació Iago. Sus padres se dedicaban al negocio de construcción naviera y mercante de en los mercados negros de la ciudad, su sustento era la venta de ilegalidades y negocios truculentos . De pequeño Iago aprendió el negocio despertando en si una chispa de interés de sus padres que en él vieron el poder llegar a otros extractos.
Desde joven Iago fue comprometido con una señorita a la que no le fue fácil llegar a conquistar por los rumores de su familia y la excentricidad de la de la joven que tan rápido supo el tipo de familiar que eran deshizo el compromiso quedando Iago destrozado porque en aquella joven había depositado la esperanza de enamorarse y tener una bonita familia. Su interés era diferente al de sus padres al que poco a poco fue mostrando y ganándose el rechazo de sus padres por su actitud poco “familiar” es decir, poco ambiciosa.

Sus amigos eran un perro y un gato que de la calle alimentaba él. No tenía muchos amigos de su edad, todos le tenían miedo por el impacto de sus ojos pero era todo por la calaña de sus padres y los rumores que de ellos se extendía.

Nunca repudió a sus padres y trató de ayudarlos en lo que más pudiera pero no resultaba sus padres querían para él algo que no podía darles. Mientras, el iba estudiando iba creciendo y con ello también atraía a señoritas pero la timidez del joven ante ellas y su dulzura las atraía más como para despertar la envidia de sus compañero y demás galanes.

Vampirismo
Con su edad suficiente para contraer matrimonio y a punto de hacerlo con una de sus compañeras, la única que le dio la oportunidad de creer en él y confiar en lo que él realmente representaba. Sus celosos compañeros masculinos tendieron una trampa que lo llevó a la muerte.
Como un joven inocente creyó la historia de una leyenda, sobre escalar una montaña escocesa, con sus pocos ahorros y los préstamos de sus crueles asesinos, viajó a ese lugar para recoger de la parte más alta una flor tan especial y mística que crecía una vez en el año en luna llena especial, toda esa mentira él la creyó.
Al acudir y escalar la montaña comenzó a darse cuenta de la verdad de lo que había pasado, pero perdió el equilibrio cayendo de lleno al vació a su muerte. Dias pasaron y nadie lo ayudó hasta que naturalmente iba muriendo, con sus últimas fuerzas pidió ayuda a quien sea pero al darse por vencido y ver que la muerte estaba cerca comenzó a cantar una melodía esperando lo peor.
Abrió los ojos y se encontró en una confortable cama, la puerta se abrió y apareció un hombre con una apariencia muy extraña. Conversaron sobre lo ocurrido con lo que aseguró que él fue que lo salvo porque aquella melodía que Iago cantaba la había cantado su esposa hace muchos años.
Iago le contó al hombre la razón de su estancia en esas tierras, pero no dudó en retumbar una gran carcajada al indicarle que todo era una broma que esa leyenda no existe y que le han tomado por tonto. Algo avergonzado, molesto y un poco resentido decide dar viaje de regreso pero al hacerlo se encuentra con la peor verdad, quien le había dicho de aquella leyenda estaba desposado con su amiga y prometida, los padres de ella la habían comprometido con aquel joven.
La desilusión, el dolor de ver a su amor casarse con otros, sus padres que seguían e insistían en la mala vida que llevaban. Corre hasta las líneas del tren esperando a ojos cerrados que la muerte llegara pero quien llego primero fue el hombre que le tendió la mano el lo convirtió a cambio de hacerlo a su imagen y semejanza por cien años luego de ese tiempo el sería libre.
Iago acepto la vida de vampiro educándose en las artes como un artista joven, famoso y atractivo a la vista de las mujeres y hombres. Lo que destacaba en varios lugares que visitaron con sus obras eran sus ojos tan claros e inocentes que marcaban algo de esperanza.
Viajaron por varias ciudades durante años y aprendió Iago todo lo relacionado al arte y la música, el tocar la flauta, pintar y escribir poesías con cuentos. Aprendió de su adoptivo padre hasta que tuvo que matarlo con su mano a petición de él cuando cumplió los cien años. Trató de regresar a su hogar pero no había ya nada para él. Con sus pocos ahorros se ha dedicado en parís a buscar su propio camino como músico en el conservatorio nacional de parís, aunque esta en medio de su nuevo aprendizaje para aprender a tocar el chelo.