La santa profanacion +18 {Maxwell

por **Wendy Darling** Sáb Ago 19, 2017 10:37 pm

Oh mi santo padre bendíceme en esta dura hora no dejéis que caiga a en las tentaciones del demonio…pero él es más ¡oh sí! más más más fuerte que yo con su enorme enorme ser…

Wendy tenía que barrer la entrada del convento de monjas y de la catedral. Tener todo listo para la misa de la noche, no con mucha devoción hacia sus cotidianas tareas tanto que hasta el desgano le ganaba. Suspirando estaba dentro de la catedral a la que limpiaba los pisos y pilares de manera tan lenta que enervaba la paciencia de las santas monjas. Como castigo, Wendy, tuvo que limpiar de nuevo toda la catedral sola después de la misa de las diez de la noche, primero con una mota limpia pasaba por los vestidos de los altos santos, de la virgen y de la cruz de Jesús.

Bajo hasta el altar santo donde estaba la copa de vino y el platillo de oro para el cuerpo de cristo, paso su mano por el altar y alzar los ojos miró la figura de aquel cristo crucificada y su cuerpo comenzó a arder, cerró sus ojos y al abrirlos estaba toda sonrojado su joven rostro. Wendy miró a todos lados abriendo su hábito de novicia dejando al aire sus senos que rozaron sobre el frio mármol del altar haciendo que gima y sus pezones se pusieran tan duros al limpiar el altar y parte del santo piso son sus senos que se frotaba con deseo. Wendy volvió a mirar por todos lados dejando caer el vestido caminando en bragas y ropas íntimas por la iglesia.

Tuvo que limpiar el confesionario pero solo al entrar en la cabina del sacerdote al percibir el aroma de aquel encierro llevo a que se montara en la silla frotando su joven y virginal coño contra el brazo de aquella silla, sus bragas se empaparon y su mente iba divagando al chuparse los dedos; Wendy comenzó a imaginar siendo tomada como un sacrificio humano en medio del altar, rodeada de velas, oraciones, sangre y un enorme monstruo bestial en medio de sus piernas poseyéndola hasta matarla; sus pensamientos le dieron un fuerte orgasmo que fue escuchado por unas monjas que venían a ver si la joven pérfida había terminado su tarea acompañadas del sacerdote y unas mujeres que buscaban confesarse.

Al sacarla del confesionario vestida solo con sus bragas y medias blancas la obligó el sacerdote a estar de rodillas al altar escuchando los regaños de cada uno de ellos, Wendy solo deseaba calmar aquella sensación de ardor que apenas murmuró —haría lo que fuera porque mis sueños se hiciera realidad— el sacerdote la abofeteó con fuerza hasta que cayó sentada en su trasero con sus piernas semi abiertas y la monja que tiraba sus cabellos largos para llevarla al convento y castigarla severamente por su atrevimiento e insolencia de furcia