AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Drowning (Ephaste)
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Drowning (Ephaste)
Drowning
Había pasado una semana desde que había conocido a Mia Bellanger, una dulce niña llena de sueños y que su madre le había sugerido que podría ser una excelente esposa. Había visitado la mansión Belanger y había seguido todos los protocolos necesarios, había jugado su papel de caballero con perfectos modales y adulado a la madre tal y como le habían preparado durante toda su vida, se encontró descubriendo que era fácil para él tomar ese papel, las palabras superficiales adornadas de halagos y zalamerías le salían naturales y sin esfuerzo, después de todo ese era el Casper Kaarkarogf que su familia esperaba que fuese.
¿Entonces porque había sentido ganas de vomitar ante la idea de tomar la inocencia de una niña que podría tener la edad ser su hermana? La idea de todos esos hombres esperando como buitres poder cortejar a Mia le había repugnado a tal punto de que había que tenido que escapar del lugar en su carruaje.
No había vuelto a contactar a la familia para dar una explicación por su inesperada retirada y en vez de estar escribiendo una carta con una elaborada disculpa se encontraba allí de pie a la orilla del bosque, justo donde dejaba la calle empedrada que conducía a la ciudad, con una botella de Whiskey en la mano, con el cabello revolcado, tambaleándose de un lado a otro como un loco.
-¡EPHASTEEEEE! - Gritaba una y otra vez, estaba tan ebrio que había dejado todos los modales atrás, toda la altanería y la arrogancia, en el momento sólo era un hombre como cualquier otro, que bebía para poder procesar sus propios sentimientos – ¡EPHASTE! ¿No dijo que podía encontrarla aquí? ¡Pues aquí estoy! - Continuó gritando recostándose en un árbol de mediano tamaño al lado del camino - ¡Casper Kaarkarogf la solicita! -
Era ridículo pensar que en un sitio tan amplio como ese, pudiese encontrar a la vendedora de Flores, pero cuando había empezado a beber en la taberna (si, todo había empezado con una copa de vino y había escalado al whiskey) no podía pensar en otra cosa que en buscarla y debido a que ya eran casi las 10 de la noche, el puesto de flores ya no se encontraba en su sitio y el único lugar que podía ir a buscarla era ese. Afortunadamente era verano y no pescaría un resfriado por pasar horas ahí gritando.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Drowning (Ephaste)
Su suspiro inundó durante unos instantes su garganta, el único sonido artificial que le brindaba el alrededor y que esperaba que fuera el primero y último. Los pensamientos se arremolinaban en su mente y casi no la dejaban concentrarse en la corona de flores tan bonita que hubo comenzado minutos atrás.
Qué exasperante puede ser.
Aquel quien hubo acudido a ella como príncipe de la educación y cual rey de la seducción la atrajo hasta su guarida, estúpidamente, seguía revolviéndose en su cabeza desde que recuperó la bolsa de su dinero, en un callejón mugriento, corrió tras el maleante y le arrebató lo que no era suyo, y por herencia le correspondía a ella.
Esa pequeña charla. Esos minúsculos minutos bastaron para hacer que sus palabras se entremetieran en lo más profundo de sus pensamientos y no la dejaran dormir de la estúpida emoción. ¿Emoción? ¿De qué? ¿De volver a verle?
Le había rechazado. Le rechazó de una forma muy humillante para él. Claro que no volvería a verle, y menos siendo de casta alta. Ese hombre buscaba una mujer delicada, que se hiciera a él y a la vida de casada, una joven a la que poder llamar y hacer suya tantas veces como deseara, para acompañarle y servirle en lo que necesitara su rico y aristócrata marido, pues así eran las obligaciones de una esposa para lo que ella creía que ese tipo de gente buscaba...
Y ella no sólo no era así, sino que, además, le aterraba el mero hecho de pensar que debía estar atada a alguien.
Sus padres fueron muy felices juntos, pero sentía que esa vida en sociedad no era para ella. Le parecía una pieza fuera de lugar, un puzzle desarmado y a la vez, roto.
Trataba de apiadarse de sí misma, intentaba callar esas voces que la hacían parecer una niña de dieciséis años, colada por un joven que acaba de coquetear con ella y darle un poco de atención. Ella... también tenía derecho a tener su mundo de fantasía y realidad divagada.
Observó con atención los pétalos de las incontables margaritas que tenía la corona, inacabada, seguía pareciéndole preciosa. ¿Cómo debía ser la vida teniendo con quién compartirla? - La soledad, al fin y al cabo, no es tan mala.- Susurró enredando un tallo con otro. Uno de los pétalos se descolgó de la corola y cayó. Ese pequeño gesto le hizo recordar a la tan famosa incógnita que los infantes suelen hacerle a las margaritas silvestres, y no pudo evitar pensar en él una vez más: ¿Podría llegar a amarme alguna vez?
Alzó su cabeza sorprendida. Juraría haber escuchado su nombre en un eco. Una segunda vez le hizo levantarse y caminar un par de pasos, expectante. La poca luz que se colaba entre las hojas de los árboles no le permitían ver más allá, pues tomó las pocas pertenencias que llevaba consigo y comenzó a caminar hacia la linde del bosque, siguiendo con prudencia aquella voz. Una voz que cada vez se le hacía más y más familiar.-¿Casper...?- Susurró al notarlo en la lejanía, con algo en la mano, a la par que su cuerpo se balanceaba con torpeza. Podía suponer que estaba borracho.
Sus pies se movieron con cautela. ¿Qué diantres estaba haciendo allí a aquellas horas? Ah, sí. Beber.- Casper, ¿qué estás haciendo aquí?- Fue lo único que se le ocurrió formular al verle en ese estado tan... descuidado.- ¿Qué... qué es lo que quieres?- Preguntó a continuación con cierto recelo, manteniendo una distancia prudencial con el joven, borracho, quien se dejó caer sobre el tronco de uno de los árboles más cercanos a él.- Deberías estar en el hotel, no aquí.
Trataba de sonar fría, distante. Una completa desconocida, pero le resultaba difícil. La vida tenía una forma muy cruel de hacer sufrir a las personas, a gente como ella, que no era igual que el resto. Ella era una bruja que buscaba desesperadamente la soledad como protección de aquellos que le arrebatan el amor del mundo, y de repente, hacía que apareciese él, en un momento de debilidad y desconcierto propio.
Qué exasperante puede ser.
Aquel quien hubo acudido a ella como príncipe de la educación y cual rey de la seducción la atrajo hasta su guarida, estúpidamente, seguía revolviéndose en su cabeza desde que recuperó la bolsa de su dinero, en un callejón mugriento, corrió tras el maleante y le arrebató lo que no era suyo, y por herencia le correspondía a ella.
Esa pequeña charla. Esos minúsculos minutos bastaron para hacer que sus palabras se entremetieran en lo más profundo de sus pensamientos y no la dejaran dormir de la estúpida emoción. ¿Emoción? ¿De qué? ¿De volver a verle?
Le había rechazado. Le rechazó de una forma muy humillante para él. Claro que no volvería a verle, y menos siendo de casta alta. Ese hombre buscaba una mujer delicada, que se hiciera a él y a la vida de casada, una joven a la que poder llamar y hacer suya tantas veces como deseara, para acompañarle y servirle en lo que necesitara su rico y aristócrata marido, pues así eran las obligaciones de una esposa para lo que ella creía que ese tipo de gente buscaba...
Y ella no sólo no era así, sino que, además, le aterraba el mero hecho de pensar que debía estar atada a alguien.
Sus padres fueron muy felices juntos, pero sentía que esa vida en sociedad no era para ella. Le parecía una pieza fuera de lugar, un puzzle desarmado y a la vez, roto.
Trataba de apiadarse de sí misma, intentaba callar esas voces que la hacían parecer una niña de dieciséis años, colada por un joven que acaba de coquetear con ella y darle un poco de atención. Ella... también tenía derecho a tener su mundo de fantasía y realidad divagada.
Observó con atención los pétalos de las incontables margaritas que tenía la corona, inacabada, seguía pareciéndole preciosa. ¿Cómo debía ser la vida teniendo con quién compartirla? - La soledad, al fin y al cabo, no es tan mala.- Susurró enredando un tallo con otro. Uno de los pétalos se descolgó de la corola y cayó. Ese pequeño gesto le hizo recordar a la tan famosa incógnita que los infantes suelen hacerle a las margaritas silvestres, y no pudo evitar pensar en él una vez más: ¿Podría llegar a amarme alguna vez?
Alzó su cabeza sorprendida. Juraría haber escuchado su nombre en un eco. Una segunda vez le hizo levantarse y caminar un par de pasos, expectante. La poca luz que se colaba entre las hojas de los árboles no le permitían ver más allá, pues tomó las pocas pertenencias que llevaba consigo y comenzó a caminar hacia la linde del bosque, siguiendo con prudencia aquella voz. Una voz que cada vez se le hacía más y más familiar.-¿Casper...?- Susurró al notarlo en la lejanía, con algo en la mano, a la par que su cuerpo se balanceaba con torpeza. Podía suponer que estaba borracho.
Sus pies se movieron con cautela. ¿Qué diantres estaba haciendo allí a aquellas horas? Ah, sí. Beber.- Casper, ¿qué estás haciendo aquí?- Fue lo único que se le ocurrió formular al verle en ese estado tan... descuidado.- ¿Qué... qué es lo que quieres?- Preguntó a continuación con cierto recelo, manteniendo una distancia prudencial con el joven, borracho, quien se dejó caer sobre el tronco de uno de los árboles más cercanos a él.- Deberías estar en el hotel, no aquí.
Trataba de sonar fría, distante. Una completa desconocida, pero le resultaba difícil. La vida tenía una forma muy cruel de hacer sufrir a las personas, a gente como ella, que no era igual que el resto. Ella era una bruja que buscaba desesperadamente la soledad como protección de aquellos que le arrebatan el amor del mundo, y de repente, hacía que apareciese él, en un momento de debilidad y desconcierto propio.
Ephaste Arkwright- Hechicero Clase Baja
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Re: Drowning (Ephaste)
La figura de una mujer se aproximó y por unos instantes, Casper tardó en reconocer que se trataba de Ephaste, la luz de la luna hacía ver su cabellera de un castaño plateado dándole un aire místico, no recordaba haberse fijado en el cabello de Ephaste antes, pero en ese momento en la semi oscuridad, la mujer le pareció infinitamente más hermosa. ¿Sería gracias al efecto del alcohol?.
-¿Qué qué estoy haciendo aquí? - Exclamó con una sonrisa bobalicona – Me dijo que la podía buscar aquí – Agregó alzando la botella de Whiskey – Así que he venido a buscarla – Le indicó, era obvio que se había pasado de copas, pero aún conservaba pensamientos coherentes, o al menos eso creía – Debería estar haciendo muchas cosas diferentes... pero aquí estoy -
Se apoyó sobre el tronco y se enderezó un poco, el cabello le caía desordenado por la frente, las mejillas las traía sonrojadas por el licor y no iba vestido con todos los arreglos que siempre tenía, no traía el sombrero, algo que un caballero respetable nunca podía olvidar y el cuello de la camisa blanca estaba sepulcralmente arrugado.
-No quiero estar en el hotel – Afirmó, no deseaba tan siquiera pasar la noche allí – Sólo quería verla... ¿Es eso mucho pedir? - Agregó y luego dejó escapar una corta risa – Necesito un consejo Ephaste...- Se quedó mirando la botella, no podía creer que estuviera pidiendo la opinión a una mujer y mucho menos a una del estatus de la florista – Mi madre... ha encontrado una señorita digna de ser la esposa del futuro heredero de la familia Kaarkarogf – Comenzó a decir volviendo a sonreír.
¿Qué esperaba de Ephaste? ¿Podría ella entender la situación por la cual estaba pasando?
-¿Qué qué estoy haciendo aquí? - Exclamó con una sonrisa bobalicona – Me dijo que la podía buscar aquí – Agregó alzando la botella de Whiskey – Así que he venido a buscarla – Le indicó, era obvio que se había pasado de copas, pero aún conservaba pensamientos coherentes, o al menos eso creía – Debería estar haciendo muchas cosas diferentes... pero aquí estoy -
Se apoyó sobre el tronco y se enderezó un poco, el cabello le caía desordenado por la frente, las mejillas las traía sonrojadas por el licor y no iba vestido con todos los arreglos que siempre tenía, no traía el sombrero, algo que un caballero respetable nunca podía olvidar y el cuello de la camisa blanca estaba sepulcralmente arrugado.
-No quiero estar en el hotel – Afirmó, no deseaba tan siquiera pasar la noche allí – Sólo quería verla... ¿Es eso mucho pedir? - Agregó y luego dejó escapar una corta risa – Necesito un consejo Ephaste...- Se quedó mirando la botella, no podía creer que estuviera pidiendo la opinión a una mujer y mucho menos a una del estatus de la florista – Mi madre... ha encontrado una señorita digna de ser la esposa del futuro heredero de la familia Kaarkarogf – Comenzó a decir volviendo a sonreír.
¿Qué esperaba de Ephaste? ¿Podría ella entender la situación por la cual estaba pasando?
Última edición por Casper Kaarkarogf el Jue Oct 12, 2017 9:51 pm, editado 1 vez
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Drowning (Ephaste)
La primera pregunta formulada la tomó con confusión, y tenía que admitir que aquella sonrisa no mejoró mucho su estado. ¿Qué demonios hacía aquel hombre, borracho, buscándola? ¿Qué quería ahora? Su corazón se paralizó durante unos segundos al pensar que podría haberle atraído sin querer, con su estúpido y absurdo pensamiento de niña de dieciséis años.
El vidrio de la botella golpeando el húmedo suelo hizo un sonido sordo y seco, apenas imperceptible si no se hubo prestado atención. Creía haberla visto casi vacía, y eso suponía un par de problemas para aquel hombretón destartalado que tenía delante.
No había sido el mejor momento para presentarse, estaba sumida en sus propias emociones, hablando consigo misma y con el aura del bosque... estaba tratando de encontrarle un sentido a las emociones que creía tener.- Sí, como por ejemplo, estar en la cama.- Contestó seca y ruda, haciendo pronto una pequeña pausa más de lo que estaba pareciendo ser una regañina.- Estáis muy borracho, deberíais volver antes de que os pase algo por el camino u os asalten.- A pesar de sus palabras, sabía lo que era tratar de negociar con una persona ebria; un acto casi imposible, pero estaba tratando de mantenerse firme con él, como lo había hecho hasta el momento.
¿Qué le llevó a beber tanto? No estaba segura de si estaba tan atormentado con sus obligaciones como para perderse en el alcohol antes de lograr encontrar una solución.
Su corazón se volcó del pálpito que le hizo sentir su confesión. Quería verla. Una petición con un precio tan bajo y estúpido... Un segundo que se rompió al intuir el motivo de su encuentro.- Deberíais sentaros, os noto muy ebrio.- Trató de ignorar sus palabras, pero estas golpeaban sus recuerdos y martilleaban esa sensación tan escalofriante que creyó sentir momentos antes, haciéndolo desaparecer todo y dejando las sobras, un desastre tan extraño como aquella situación.
Se acercó con rapidez y cautela a él, tratando de hacer que se sentase a los pies del árbol en el que se encontraba dejado caer.- No entiendo... ¿Cuál es el problema? ¿No era eso no lo que queríais?
El vidrio de la botella golpeando el húmedo suelo hizo un sonido sordo y seco, apenas imperceptible si no se hubo prestado atención. Creía haberla visto casi vacía, y eso suponía un par de problemas para aquel hombretón destartalado que tenía delante.
No había sido el mejor momento para presentarse, estaba sumida en sus propias emociones, hablando consigo misma y con el aura del bosque... estaba tratando de encontrarle un sentido a las emociones que creía tener.- Sí, como por ejemplo, estar en la cama.- Contestó seca y ruda, haciendo pronto una pequeña pausa más de lo que estaba pareciendo ser una regañina.- Estáis muy borracho, deberíais volver antes de que os pase algo por el camino u os asalten.- A pesar de sus palabras, sabía lo que era tratar de negociar con una persona ebria; un acto casi imposible, pero estaba tratando de mantenerse firme con él, como lo había hecho hasta el momento.
¿Qué le llevó a beber tanto? No estaba segura de si estaba tan atormentado con sus obligaciones como para perderse en el alcohol antes de lograr encontrar una solución.
Su corazón se volcó del pálpito que le hizo sentir su confesión. Quería verla. Una petición con un precio tan bajo y estúpido... Un segundo que se rompió al intuir el motivo de su encuentro.- Deberíais sentaros, os noto muy ebrio.- Trató de ignorar sus palabras, pero estas golpeaban sus recuerdos y martilleaban esa sensación tan escalofriante que creyó sentir momentos antes, haciéndolo desaparecer todo y dejando las sobras, un desastre tan extraño como aquella situación.
Se acercó con rapidez y cautela a él, tratando de hacer que se sentase a los pies del árbol en el que se encontraba dejado caer.- No entiendo... ¿Cuál es el problema? ¿No era eso no lo que queríais?
Ephaste Arkwright- Hechicero Clase Baja
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Re: Drowning (Ephaste)
Como pudo se dejó caer al lado del árbol sentándose, el mundo le daba vueltas y caminar estaba fuera de sus posibilidades por ahora. No era su primera vez bebiendo alcohól por supuesto, todo buen hombre que se respete debe tener historias de borracheras, su padre inclusive le había invitado a tomar con él apenas habia cumplido los 13 años, su padre siempre decía que un hombre que no pudiera tolerar bien el alcohól no podía llamarse hombre, así de sencillo.
-No pienso volver – Respondió cuando ella le indicó que podría ser asaltado al regresar – No quiero volver... - Agregó, sabía que era estúpido lo que estaba diciendo, aún en pleno verano, pasar la noche a la interperie a las orillas del bosque no era una buena idea. Aunque no tuviera mucho dinero consigo, un bribón podría robarle la ropa y los zapatos.
Dejó escapar otra risita cuando ella le preguntó que cual era le problema, que si eso no era lo que él queria. No podía creer que estuviese pasando por esa situación justamente, hacía un par de meses no habría visto aquella situación como un 'problema', pero el alcohol en la sangre le ayudaba a pensar con más claridad, quizás por que le desinibía y le dejaba pensar de una manera más 'libre', por eso no había parado con un par de copas.
Las cosas que quiero... y las cosas que se supone que debo hacer... son muy diferentes – Murmuró luego de una larga pausa – Creí que estaba preparado para ello... desde muy pequeño tuve claro cual sería el tipo de hombre en el que me convertiría – Le explicó meneando la cabeza – Pero... cuando conocí a Mademoiselle Mia... fue como si de repente la realidad me hubiese golpeado en la cara... no pude seguir pretendiendo... -
No había tenido problemas con la madre, pretender y jugar el papel que le correspondía había sido fácil, pero Mía había sido honesta y directa con él, la fachada se había roto en cuestión de minutos y sin esa fachada ¿Qué quedaba de él? Si no era el hombre que creía que era ¿Entonces quien era en realidad?.
-No pienso volver – Respondió cuando ella le indicó que podría ser asaltado al regresar – No quiero volver... - Agregó, sabía que era estúpido lo que estaba diciendo, aún en pleno verano, pasar la noche a la interperie a las orillas del bosque no era una buena idea. Aunque no tuviera mucho dinero consigo, un bribón podría robarle la ropa y los zapatos.
Dejó escapar otra risita cuando ella le preguntó que cual era le problema, que si eso no era lo que él queria. No podía creer que estuviese pasando por esa situación justamente, hacía un par de meses no habría visto aquella situación como un 'problema', pero el alcohol en la sangre le ayudaba a pensar con más claridad, quizás por que le desinibía y le dejaba pensar de una manera más 'libre', por eso no había parado con un par de copas.
Las cosas que quiero... y las cosas que se supone que debo hacer... son muy diferentes – Murmuró luego de una larga pausa – Creí que estaba preparado para ello... desde muy pequeño tuve claro cual sería el tipo de hombre en el que me convertiría – Le explicó meneando la cabeza – Pero... cuando conocí a Mademoiselle Mia... fue como si de repente la realidad me hubiese golpeado en la cara... no pude seguir pretendiendo... -
No había tenido problemas con la madre, pretender y jugar el papel que le correspondía había sido fácil, pero Mía había sido honesta y directa con él, la fachada se había roto en cuestión de minutos y sin esa fachada ¿Qué quedaba de él? Si no era el hombre que creía que era ¿Entonces quien era en realidad?.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Drowning (Ephaste)
Sus negativas hacían que dudara. Dudar de si de verdad él estaba o no contento con su vida. Las personas, cuando caen en estado de embriaguez, se vuelven más susceptibles a sus miedos, a sus pesares... y casi nunca suelen tener la capacidad de poder mentir con decencia y credibilidad. Puede que aquel, fuera uno de esos tantos casos.
Casper no parecía más que un hombre negado, a lo que fuera que le mantuviese fuera de sus deseos más profundos e inalcanzables por obvios motivos y razones.
Su sonrisa y sus carcajadas la dejaron anonadada, más sus decepcionantes palabras no lograron que Ephaste dejase de sentir remordimiento alguno por sus propios pensamientos. Él, quien tiempo atrás tuvo la osadía de intentar cenar con ella, ahora se veía derrumbado al verse cara a cara con su triste realidad, quizás pudo quitarse él solo la venda de los ojos y ver la jaula en la que le iban a encerrar.
- Quizás... en lugar de beber y deprimiros, podríais pensar de manera más fría y templada la situación. Deberíais decidir qué es lo que queréis en la vida, y qué es lo que no.- La joven sólo trataba de alentarle, tratar de hacer que las cosas siguieran su curso, a pesar de no estar muy segura de cuál era.
- ¿Ha sido por algo en concreto? ¿Os ha rechazado o habéis visto en ella algo que no os gusta?- Su voz se tornaba dulce y respondía a un notorio sabor amargo en sus labios. Verse a sí misma allí, con él en ese estado, borracho y con muchas dudas en la cabeza. Cualquiera de su clase trataría de agasajarlo y embaucarlo para hacer que cambiara de opinión con respecto a todas sus creencias; después de todo, podría resultar muy fácil manipularle en esas condiciones.
Pero ella no lo haría. No se aprovecharía de un pobre desgraciado que se encontraba tan perdido como ella.
Su mente divagaba. Estaba yéndose demasiado por las ramas, casi no prestaba atención a la realidad. Su cabeza se hubo sumido durante unos segundos en un pozo de absurdeces y desvarío sin sentido.- Está bien, calmaos un poco.- Pronunció, sentándose junto a él, sin invadir un espacio que no le correspondía.- ¿Queréis hablar sobre el tema? Quizás... dialogando podréis ver algo un poco más claro.
Casper no parecía más que un hombre negado, a lo que fuera que le mantuviese fuera de sus deseos más profundos e inalcanzables por obvios motivos y razones.
Su sonrisa y sus carcajadas la dejaron anonadada, más sus decepcionantes palabras no lograron que Ephaste dejase de sentir remordimiento alguno por sus propios pensamientos. Él, quien tiempo atrás tuvo la osadía de intentar cenar con ella, ahora se veía derrumbado al verse cara a cara con su triste realidad, quizás pudo quitarse él solo la venda de los ojos y ver la jaula en la que le iban a encerrar.
- Quizás... en lugar de beber y deprimiros, podríais pensar de manera más fría y templada la situación. Deberíais decidir qué es lo que queréis en la vida, y qué es lo que no.- La joven sólo trataba de alentarle, tratar de hacer que las cosas siguieran su curso, a pesar de no estar muy segura de cuál era.
- ¿Ha sido por algo en concreto? ¿Os ha rechazado o habéis visto en ella algo que no os gusta?- Su voz se tornaba dulce y respondía a un notorio sabor amargo en sus labios. Verse a sí misma allí, con él en ese estado, borracho y con muchas dudas en la cabeza. Cualquiera de su clase trataría de agasajarlo y embaucarlo para hacer que cambiara de opinión con respecto a todas sus creencias; después de todo, podría resultar muy fácil manipularle en esas condiciones.
Pero ella no lo haría. No se aprovecharía de un pobre desgraciado que se encontraba tan perdido como ella.
Su mente divagaba. Estaba yéndose demasiado por las ramas, casi no prestaba atención a la realidad. Su cabeza se hubo sumido durante unos segundos en un pozo de absurdeces y desvarío sin sentido.- Está bien, calmaos un poco.- Pronunció, sentándose junto a él, sin invadir un espacio que no le correspondía.- ¿Queréis hablar sobre el tema? Quizás... dialogando podréis ver algo un poco más claro.
Ephaste Arkwright- Hechicero Clase Baja
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Re: Drowning (Ephaste)
Lo que Ephaste decía tenía sentido y él lo sabía, en vez de estar bebiendo tragos baratos y haciendo el ridículo debería estar remplanteandose su vida en la suite del hotel con una copa de costoso vino. Pero era más fácil decirlo que hacerlo, los sentimientos que traía por dentro, se arremolinaban sin sentido y ni siquiera él podía comprender porqué se encontraba tan afectado por toda la situación.
-No me rechazó precisamente – Dijo cuando ella le preguntó – Y no hay nada de malo en ella, es una niña muy inteligente, además de bella – Le explicó y agradeció que ella se sentara a su lado, parecía un acto más íntimo que estuviesen sentados allí teniendo ese tipo de conversación, con los árboles como únicos testigos.
-La madre quedó encantada conmigo... fue fácil de deslumbrar con mi despliegue de finura y etiqueta – Dejó escapar otra carcajada antes de continuar – Pero la hija pudo ver más allá de mis intenciones, me dejó muy claro que no estaba de acuerdo con el matrimonio arreglado y resultó ser una persona con los pies en la tierra, alguien que sabe lo que quiere en la vida... a pesar de su corta edad – Dejó escapar un suspiro – Solo tiene 17 años... ¿En que estaba pensando mi madre? Tiene casi la misma edad que mi hermana, me fue imposible verla de otra forma... es demasiado joven para mi -
Generalmente a los hombres no les importaba mucho la diferencia de edad y en esos tiempos era bastante común que niñas fueran entregadas en matrimonio justo después de su primera menstruación, pero Casper nunca se había sentido interesado por las mujeres demasiado jóvenes, quizás por tener una hermana menor y porqué su primera experiencia sexual había sido con una mujer adulta cuando él sólo tenía 14 años. De cualquier forma le repugnaba la idea de quitar la inocencia a una niña en la cama.
- Cuando supe que otros hombres, mucho mayores que yo, estaban pretendiéndola... sentí ganas de vomitar – Le confesó, no era fácil para él aceptar que tenía una debilidad – No pude evitar compararme con esos hombres, pues me pregunté ¿Qué me diferencia a mi de esos otros tantos pretendientes? - Meneó la cabeza con expresión asqueada – No esperaba que fuera a sentirme de esta manera y simplemente escapé de el lugar y no he vuelto a contactar a la familia -
-No me rechazó precisamente – Dijo cuando ella le preguntó – Y no hay nada de malo en ella, es una niña muy inteligente, además de bella – Le explicó y agradeció que ella se sentara a su lado, parecía un acto más íntimo que estuviesen sentados allí teniendo ese tipo de conversación, con los árboles como únicos testigos.
-La madre quedó encantada conmigo... fue fácil de deslumbrar con mi despliegue de finura y etiqueta – Dejó escapar otra carcajada antes de continuar – Pero la hija pudo ver más allá de mis intenciones, me dejó muy claro que no estaba de acuerdo con el matrimonio arreglado y resultó ser una persona con los pies en la tierra, alguien que sabe lo que quiere en la vida... a pesar de su corta edad – Dejó escapar un suspiro – Solo tiene 17 años... ¿En que estaba pensando mi madre? Tiene casi la misma edad que mi hermana, me fue imposible verla de otra forma... es demasiado joven para mi -
Generalmente a los hombres no les importaba mucho la diferencia de edad y en esos tiempos era bastante común que niñas fueran entregadas en matrimonio justo después de su primera menstruación, pero Casper nunca se había sentido interesado por las mujeres demasiado jóvenes, quizás por tener una hermana menor y porqué su primera experiencia sexual había sido con una mujer adulta cuando él sólo tenía 14 años. De cualquier forma le repugnaba la idea de quitar la inocencia a una niña en la cama.
- Cuando supe que otros hombres, mucho mayores que yo, estaban pretendiéndola... sentí ganas de vomitar – Le confesó, no era fácil para él aceptar que tenía una debilidad – No pude evitar compararme con esos hombres, pues me pregunté ¿Qué me diferencia a mi de esos otros tantos pretendientes? - Meneó la cabeza con expresión asqueada – No esperaba que fuera a sentirme de esta manera y simplemente escapé de el lugar y no he vuelto a contactar a la familia -
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
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Re: Drowning (Ephaste)
La joven no pudo evitar sonreír con cierta gracia al escuchar aquel comentario tan “exacto” sobre sí mismo y su actuación con la madre de la joven de la cual hablaba, más trató de reprimir el instinto de risa, y a simple vista pareció conseguirlo. Solo esperaba que Casper no se diese cuenta de ello.
La preocupación que tenía el joven era comprensible. Él debía ser mucho mayor que ella, una niña, por lo que parecía entender. Era sencillo ponerse en su piel, y sin embargo, muchos como él hubiesen hecho oídos sordos a ese especial detalle.
Para algunos, la edad no significa nada más que el morbo de poder desflorar a una joven.
- Comprendo.- Afirmó, tratando de pensar algo más que poder decir para alentarle.- A decir verdad... la diferencia es grande.- Añadió.- Aunque no puedas o.. no quiera verlo, estás aceptándola no como pretendiente, sino como una niña que aún no ha madurado lo suficiente para ser mujer.- Quizás estaba corriendo demasiado. Puede que estuviese demasiado borracho como para entenderlo con aquellas palabras.- Lo que quiero decir es que no eres como esos hombres, Casper. Tú, en comparación con ellos, no tienes ningún interés sexual para con ella. Simplemente es un compromiso financiero que puede que se cierre con una boda.
La joven hizo una pequeña pausa, tratando de analizar la situación. Y estaba segura de que sus palabras seguían sin ser simples o comprensibles, incluso para ella misma. No quería admitir que no estaba segura de qué decirle, de cómo alentarlo o consolarlo. Nunca se le había dado bien dar ánimos, mucho menos en una situación como aquella.- No está bien que lo diga, pues es impropio viniendo de mí pero... quizás deberías unirte en matrimonio con ella. Así... esos hombres mucho más mayores que ella no podrían pretenderla más, pues ya estás tú, su futuro marido.
Suspiró, resentida y absurdamente culpable. Sus palabras eran completamente contradictorias, pero era la única solución que consideraba en el momento válida. Quizás, con lo ebrio que estaba, ni si quiera se acordaría de haber estado hablando con ella...
La preocupación que tenía el joven era comprensible. Él debía ser mucho mayor que ella, una niña, por lo que parecía entender. Era sencillo ponerse en su piel, y sin embargo, muchos como él hubiesen hecho oídos sordos a ese especial detalle.
Para algunos, la edad no significa nada más que el morbo de poder desflorar a una joven.
- Comprendo.- Afirmó, tratando de pensar algo más que poder decir para alentarle.- A decir verdad... la diferencia es grande.- Añadió.- Aunque no puedas o.. no quiera verlo, estás aceptándola no como pretendiente, sino como una niña que aún no ha madurado lo suficiente para ser mujer.- Quizás estaba corriendo demasiado. Puede que estuviese demasiado borracho como para entenderlo con aquellas palabras.- Lo que quiero decir es que no eres como esos hombres, Casper. Tú, en comparación con ellos, no tienes ningún interés sexual para con ella. Simplemente es un compromiso financiero que puede que se cierre con una boda.
La joven hizo una pequeña pausa, tratando de analizar la situación. Y estaba segura de que sus palabras seguían sin ser simples o comprensibles, incluso para ella misma. No quería admitir que no estaba segura de qué decirle, de cómo alentarlo o consolarlo. Nunca se le había dado bien dar ánimos, mucho menos en una situación como aquella.- No está bien que lo diga, pues es impropio viniendo de mí pero... quizás deberías unirte en matrimonio con ella. Así... esos hombres mucho más mayores que ella no podrían pretenderla más, pues ya estás tú, su futuro marido.
Suspiró, resentida y absurdamente culpable. Sus palabras eran completamente contradictorias, pero era la única solución que consideraba en el momento válida. Quizás, con lo ebrio que estaba, ni si quiera se acordaría de haber estado hablando con ella...
Ephaste Arkwright- Hechicero Clase Baja
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Re: Drowning (Ephaste)
Asintió con parsimonia a las palabras de Ephaste, ella parecía comprender la situación, (quizás más que él) para ser honesto, no se hubiera esperado que ella simpatizara con él de esa manera, desde que se habían conocido ella se había mostrado más bien apática y reacia con él, había resultado difícil hablar con ella sin que la conversación terminara en pullas o en sarcasmo. Quizás eso era lo que necesitaba en ese momento, una persona con la que pudiera abrir su corazón y expresar sus más profundos miedos y debilidades, aunque claro, estando sobrio no habría aceptado nada de eso.
El consejo de ella lo dejó perplejo. Aún estando ebrio, le sorprendió escuchar aquellas palabras pues a él no se le había ocurrido algo así.
-Sería la única forma de protegerla... - Murmuró, asimilando lo que implicaba aquello, se quedó unos momentos callado, como si de verdad estuviera considerándolo – Aún con lo poco que he conocido de Mia... se que, es el tipo de mujer que no busca ser protegida, al menos no de esa forma...- Meneó la cabeza, probablemente Mia terminaría casada con el hombre que su madre escogiera al final de todo, así Casper quisiera intervenir, aquel era el destino de una dama de la alta sociedad,no había forma de escapar de ello.
-... ¿Qué se siente tener tanta libertad? - Preguntó de pronto, sus ojos claros se fijaron en los de ella, las pupilas levemente dilatadas por el alcohol – Las niñas de clase alta... crecen sabiendo que se casaran con el mejor postor... así mismo yo crecí sabiendo que escogería a la mujer 'correcta' cuando llegara el momento...sin embargo – Se detuvo unos momentos – Me pregunto que se siente tener la libertad de escoger vivir la vida de la manera que uno quiera, estar en un bosque a media noche en vez de estar en una habitación de una mansión bordando tejidos... – Agregó con una media sonrisa.
El consejo de ella lo dejó perplejo. Aún estando ebrio, le sorprendió escuchar aquellas palabras pues a él no se le había ocurrido algo así.
-Sería la única forma de protegerla... - Murmuró, asimilando lo que implicaba aquello, se quedó unos momentos callado, como si de verdad estuviera considerándolo – Aún con lo poco que he conocido de Mia... se que, es el tipo de mujer que no busca ser protegida, al menos no de esa forma...- Meneó la cabeza, probablemente Mia terminaría casada con el hombre que su madre escogiera al final de todo, así Casper quisiera intervenir, aquel era el destino de una dama de la alta sociedad,no había forma de escapar de ello.
-... ¿Qué se siente tener tanta libertad? - Preguntó de pronto, sus ojos claros se fijaron en los de ella, las pupilas levemente dilatadas por el alcohol – Las niñas de clase alta... crecen sabiendo que se casaran con el mejor postor... así mismo yo crecí sabiendo que escogería a la mujer 'correcta' cuando llegara el momento...sin embargo – Se detuvo unos momentos – Me pregunto que se siente tener la libertad de escoger vivir la vida de la manera que uno quiera, estar en un bosque a media noche en vez de estar en una habitación de una mansión bordando tejidos... – Agregó con una media sonrisa.
Casper Kaarkarogf- Humano Clase Alta
- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 09/08/2012
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