Pasada la media noche [Aqueron Dracarys, Genji Dracarys]

Recuerdo del primer mensaje :

El eco de los cascos de mi caballo resonaban por la silenciosa avenida que llevaba hasta la mansión Dracarys, donde  mi peculiar familia y yoteníamos nuestro hogar. Llegaba tarde a una cita y sacar de su letargo al resto de vecinos no se me antojó tan importante como cumplir con aquello para lo que se me requería. Antes de salir en mi montura esa noche por una razón de vital importancia, la ama de llaves había tenido la amabilidad de entregarme una nota escrita por mi padre adoptivo, Aqueron, en la que me requería con urgencia al llegar la media noche. Pensé que tendría tiempo suficiente para dejar el primer tema zanjado antes de que ésta hora se viese cumplida, de modo que dándole gracias a la doncella salí igualmente tras el carruaje de Leila, mi hermana pequeña, que esa noche había decidido salir a pasear sola.

No me malintepretéis, no era una hermana protectora, o al menos no de ese tipo de protección. Leila, a la que adoraba la mayoría de las veces y clavaría una estaca el resto, era una neófita preciosa que llevaba poco tiempo acogida por nuestra familia. Para todos controlar nuestra sed de sangre era en ocasiones complicado, pero para ella que había sido convertida y dejada a su libre albedrío durante días, pues era mucho peor. Yo siempre tuve a Aqueron a mi lado desde el principio, ya que el fue mi Sire. Y siempre agradeceré que incluso en mis peores momentos jamás se apartase de mi lado. Pero Leila llevaba poco tiempo bajo estas normas, y que hubiese salido sola me daba un miedo atroz. Quería darle un voto de confianza, por eso no me inmiscuiría en su paseo, pero mantendría cierta distancia por si llegado el momento las cosas se ponían feas.

La razón por la que se me había hecho tarde era porque mi hermanita parecía estar comportándose como se espera de una dama, al menos hasta que la dejé tomándose una copa de vino en una taberna poco elitista, todo fuese dicho, aunque si era su elección yo no tenía nada que decir. El resto de la noche había paseado tranquila sin realizar ningún movimiento extraño, así que finalmente la dejé sola para poder volver (tarde, eso sí) a la mansión familiar y averiguar qué era tan importante como para citarme allí esa noche.

Apenas desmonté de un salto del caballo, que acostumbrado a que cuando nadie nos veía no fuésemos del todo normales, se marchó a la parte trasera donde se encontraban las caballerizas. Mientras tanto, como alma que lleva el diablo, crucé el porche llamando a la puerta. Ésta no tardó en abrirse y tras dedicarle una amplia sonrisa a la doncella que me miraba confundida por las altas horas de la noche a las que volvía, me dirigí a grandes zancadas hasta la sala oeste de la casa, donde mi padre tenía habilitado un amplio despacho, además de una consulta privada.

-Siento la tardanza, ¿puedo pasar?- pregunté golpeando antes dos veces la puerta entreabierta del despacho, desde donde provenía una tenue luz. Solo unos minutos pasaban de las doce, pero por educación jamás me había gustado llegar tarde a ningún lugar.

Acepté de buen grado en nuevo plan de Genji de aguardar la resolución de aquella reyerta que había surgido de pronto en el interior de la taberna. El hecho de que la Inquisición hubiese elaborado una emboscada de tal magnitud era algo que seguía rondando por mi mente,  y que necesitaba compartir con Aquerón. Tal vez él desde reconocida posición, pudiese enterarse que altos cargos del clero estaban detrás de esa  partida de cazadores; lo que era más que obvio es que lo que en principio solo parecía la búsqueda de un inmortal descontrolado encerraba algo mucho más importante.

En silencio observaba a mi hermano de reojo, sentada en aquel mástil hasta el que me había llevado a hombros con el fin de alejarme del peligro. Adoraba a aquel inmortal introvertido y testarudo, pero al mismo tiempo me preocupaba que siempre estuviese tan absorto en sus propios pensamientos. Era como si fuese incapaz de confiar en nadie más que en sí mismo o en nuestro padre, y no podía negar que en cierto modo aquello me dolía.

Apenas transcurrieron unos minutos en los que el sonido del agua era lo único que podía percibirse, cuando entre las sombras, una voluptuosa silueta emergió de la taberna tratando de pasar desapercibida. La mirada de Genji y la mía se buscaron con rapidez, afirmando ligeramente con la cabeza que era ese ser de las tinieblas el que había levantado mis sospechas en el establecimiento. Desconocía si sería él el causante de las muertes de noches anteriores, pero de lo que sí estaba segura es que sabía algo al respecto; y esa noche ambos descubriríamos el qué.

-No lo pierdas de vista, hermano. Yo os alcanzaré.- pronuncié en apenas un hilo de voz, siendo consciente de que solo el nipón fuese capaz de escucharme. Sabía que la habilidad de mi hermano de prácticamente volar sobre los tejados facilitaría la labor de persecución, mientras que yo, a pesar de mi rapidez, debería retrasarme un poco si no quería ser descubierta por el vampiro al que seguíamos, ya que al fin y al cabo, también este contaría con sus habilidades y podría detectar mi presencia sin problemas.

El oriental mantuvo su mirada fija sobre aquellos acontecimientos, de vez en cuando observando de reojo a su hermana, se encontraba en la punta mas alta del edificio con un espacio minúsculo para usarlo como apoyo de un solo pie, aparte de su naturaleza vampirica, el hecho de tratarse de alguien con conocimientos de shinobis observo como el objetivo salia por una puerta trasera con bastante habilidad incluso llego a matar a uno de los inquisidores antes de que este tuviera la mas mínima oportunidad de hacerle frente, si bien al nipon no le caía nada bien los que decían luchar por algo que ni ellos mismos entendían, no le gustaba la muerte de un humano a manos de un ser que le superaba con muchos creces en habilidad.

Este viendo que menciono su hermana como si de una sombra se tratara dio un salto como despareciendo de la vista de su hermana, para estirar los brazos hacia atrás y pisar en el aire, como su estuviera caminando sobre este, apenas tocando el techo de un edificio para repetir lo mismo hasta el tercer edificio, era bastante rápido cuando lo requería, pero sobre todo silencioso ya que el no tenia la necesidad de caminar sobre el techo y hacer el ruido de sus pies, sino que apenas con un toque e el impulso adecuado el podía desplazarse nuevamente una gran cantidad de metros, para volver de nuevo a repetir el proceso. El vampiro se movió rápido bastante hasta una fabrica abandonada, en la zona industrial de la ciudad. Genji se detuvo sobre el tejado frontal.

-Es aqui...

Este se sentó cómodamente poniéndose en poscion de lotus cerrando los ojos tranquilamente mientras tenia sus palmas apoyadas sobre su rodilla y a su vez su espalda recta, se encontraba como siempre en la mansión de los Dracarys meditando, pero esta vez haciendo mas que ello, compartió parte de su vista a su hermana, para que supiera donde era que estaba y no solo eso sino que amplifico sus sentidos hacia aquella fabrica. Un vampiro posee todos sus sentidos amplificados para ser el cazador perfecto, en cambio un ninja aprende a usar todos sus sentidos para reconocer y prepararse para el enemigo. Conectando ambas habilidades, Genji es capaz de crear una especie de sonar que le permite detectar la presencia de los seres dentro de ese lugar, ya fueran humanos vampiros u otras razas. Ya que era capaz de detectar cualquier sonido que ocurriera allí dentro, combinado con el olfato era capaz de sentir y detectar la presencia de las personas, aunque requería una gran concentración por parte del pelinegro.

Mi hermano adoptivo no se hizo de rogar, y antes de terminar de ponerme en pie el habilidoso nipon había salido tras ese inmortal que parecía tener más prisa de lo normal dadas las circunstancias. Los vampiros por lo general tratábamos de pasar desapercibidos entre los humanos, y para ello movernos a una velocidad ligeramente lenta para nosotros era primordial. Pero este no muerto en cuestión había acelerado su paso a un ritmo considerable, consiguiendo que yo lo perdiese de vista si quería seguir sin llamar la atención ante los pocos transeúntes que tras la reyerta se aventuraban a continuar por las calles.

Sabía que Genji no lo perdería de vista, y que gracias a mis habilidades tarde o temprano daría con ellos. Aqueron nos había enseñado bien y después de haber trabajado juntos en numerosas misiones ordenadas por nuestro padre, nos habíamos convertido en un buen equipo de investigación. El rastro que el inmortal iba dejando por los laberínticos callejones de la ciudad era más que notorio, y la humedad ambiental me facilitaban la labor de seguir su olor sin más dificultades. Además que el hecho de alejarnos de la zona portuaria, donde el salitre marino inundaba mis fosas nasales llegando a resultar repulsivo a veces, ayudó considerablemente que en cuestión de minutos el rastro fuese más fuerte, indicándome que me encontraba relativamente cerca.

Pasaron apenas unos segundos desde este último pensamiento, cuando imágenes del lugar donde se encontraba el desconocido inmortal llegaron hasta mi mente como por arte de magia, haciéndome sonreir de medio lado al saber que era mi hermano quien con maestría me estaba mostrando el lugar donde finalmente el fugitivo se había refugiado.
Reconocía modestamente la zona, puesto que en las afueras de la ciudad, y más concretamente en aquel polígono industrial, era más que habitual que pequeños nidos de vampiros se reunieran para hacer de las suyas sin ser descubiertos por la autoridades francesas; lo cual nos obligaba a nosotros a de vez en cuando tener que dar una ronda por allí para proteger a algún humano acorralado por éstos.

-¿Qué ves, hermano?- pregunté entre susurros, cuando finalmente alcancé el tejado donde Genji se encontraba meditando, totalmente concentrado. Conocía las habilidades de mi hermano, y si no me equivocaba, estaba tratando de averiguar con su poder mental que sucedía dentro de aquella nave industrial tras la cual el rastro del fugitivo se perdía.

El nipon se mantuvo en su posición de lotus meditando, quien lo miraba pensaría que estaba buscando encontrar su conexión interior o encerrado en su ser, si era que un vampiro pudiera tener ser en si mismo o estar conectado con su interior que ya hacia muerto, pero no era el caso del inmortal estaba aprovechando dicha pose de meditación para terminar de revisar y estudiar el edificio, cuando pudo sentir el aroma de su hermana y el movimiento de su cuerpo como las pisadas de la misma.

-Hay diez vampiros dentro de ese edificio la mayoria estan en la parte de la caldera siendo que dos estan en el tejado como vigilando y otros dos en la sala inferio... siento tambien corazones palpitando muy muy rapido estan asustados y concientes son cinco... no cuatro son el quinto esta muy lento y un aroma a sangre llena el lugar...

Dijo mientras giraba su cabeza, como si buscara el mejor angulo para recibir el olor y el sonido proveniente de la fabrica.

-... no están alimentando sino creando el quinto humano su latidos son estables pero no tiene casi sangre... eso es un criadero de vampiros.

Sentencio el japones abriendo sus ojos de forma súbdita con sus pupilas rojas e incluso un gruñido pudo sentirse desde su interior si algo podía sacarle la paz interior y la serenidad al inmortal japones era el hecho de saber que estaban cerca de el creando vampiros de forma irresponsable, perdió a su hermana por culpa de aquella vampireza que empezó a crear un ejercito para ella misma, no demoro en ponerse de pie y fijar su vista hacia ese lugar donde estaban los humanos señalándolo, para que su hermana tuviera una mínima idea de donde estaba ocurriendo aquello.

Un apenas imperceptible cosquilleo acarició mi nuca con suavidad, avisándome como cada noche que la llegada del alba se aproximaba y que nuestro tiempo para localizar al inmortal que había estado causando estragos en París durante las últimas semanas, llegaba a su fin. Me acuclillé junto a Genji, depositando con cuidado mi mano en su hombro en señal de hacerle comprender que apoyaba cualquier decisión o visión que me comunicase de ahí en adelante, y que volvíamos a ser dos en el caso de tener que luchar contra lo que fuese. Mi hermano sabía de sobra que siempre estaría a su lado, pero esos pequeños gestos son los que para mí ayudan a hacerles entender a los demás de que no les dejaremos nunca solos ante las adversidades.

-Diez vampiros son demasiados para estar simplemente aterrorizando a sus presas antes de saciar su sed.- pensé en voz alta, desconcertada por lo que parecía ser un club social de inmortales. Cambié el peso de mi cuerpo hacia el otro pie, continuando acuclillada junto a Genji mientras dirigía la mirada hacia el lugar donde todo aquello que mi hermano era capaz de percibir por sus desarrollados sentidos, estaba sucediendo a ciegas del resto de los mortales. Podía percibir la inquietud de mi hermano ante tal escena, y es que había algo en todo aquello que no terminaba de encajar. Así que cuando escuché su siguiente afirmación, sentí como una especie de latigazo recorría toda mi médula espinal.

Preocupada por lo que los nuevos descubrimientos de Genji pudiesen significar, me coloqué con rapidez de pie a su lado. Apenas sabía cual había sido su pasado, algo horrible y desconocido para mí debía haber sucedido, pero lo que tenía claro es que la falta de confianza de mi hermano hacia los demás era la consecuencia de aquello. Sin embargo, tenía claro lo que podría significar que nos hubiésemos encontrado con aquello; y es que lo poco que quedaba de oscuridad podía teñirse de rojo si no conseguía apaciguarlo.

-También yo percibo el rastro de los no muertos.- asentí con calma, depositando mi mano con suavidad sobre su bíceps cuando éste me indicó el lugar donde se estaba cometiendo tal crimen; tratando de este modo al tener contacto físico de que sintiese que no estaba solo, y que saldríamos de esa como fuese.- Pero debemos pensar como actuar, hermano. Apenas nos quedan unas horas antes de que los primeros rayos de sol nos sorprendan lejos de casa. Entrar allí ahora podría suponer que no podamos salir hasta que vuelva a oscurecer mañana, y con diez vampiros en nuestra contra la situación no sería para nada fácil.- hice una breve pausa.

Sabía que sería complicado convencerle de marcharnos y volver la noche siguiente con ayuda, porque aquello significaría condenar a esos humanos a ser convertidos en monstruos. Pero aventurarnos a una lucha encarnizada dos contra 10, podría suponer no solo condenar a esos cinco, sino a los que atrapasen en noche venideras por nuestro fracaso.
- Deberíamos marcar el sitio, volver a casa y pedirle ayuda a Aqueron. Volver mañana con refuerzos y con más posibilidades de salir victoriosos que ahora.- suspiré ligeramente, sin tener muchas esperanzas de haberlo convencido.- Más la decisión está en tu mano. Te seguiré allá donde tú me digas..- y era cierto que lo sentía así. Haría aquello que Genji decidiese, aunque ello supusiese un suicidio directo.

El inmortal suspiro levemente y huir no era una opción irse a avisarle a aqueron, de que había dejado mortales para volverse bestias o ser alimento de alguno de ellos que cambiara como neofito, no era una opción jamas lo había sido para Genji, desde que tuvo que presenciar la muerte de su madre, el equilibrio y la paz con su ser era el hecho de que el buscaba que los humanos no pasaran por lo mismo, negarse a eso era romper su paz interna y no ser muy diferente a los que estaban allí. Cerro los ojos levemente como necesitando tomar aire algo que no era necesario para un no muerto como eran ambos allí observando aquella fabrica, cerrando sus ojos se menciono.

-Dijiste que apoyarías la decisión que tomaría y confió en que así sera... regresaras a la mansión y le avisaras a padre lo que ha pasado y esta pasando, yo entrare y acabare con esos inmortales...

Fueron sus palabras mientras abría sus ojos y destellaban estos un rojo fuerte, estaba decidido a hacerlo y no quería involucrarla por que si algo salia mal, era necesario que padre supiera donde estaban y pudiera en algún momento iros a ayudar o rescatarlos si fuera necesario aunque lo mas probable fuera buscar sus cenizas y que supiera que había encontrado la paz haciendo lo que se había propuesto desde que regreso a su lado.

-Espero que respetes mi decisión y nos vemos mañana en la noche.

Dijo guiñándole un ojo mientras desaparecía de su lado para introducirse en la fabrica por una de las ventanas, el asesinato sigiloso seria complicado pero no imposible cuando se trataba de Genji.

Suspiré resignada escuchando con atención las órdenes que mi hermano adoptivo esperaba que obedeciese sin replicar palabra alguna. Había sido una ingenua si en algún momento tuve la esperanza de que aceptaría mi idea de ir a buscar ayuda e informar a Aqueron de todo lo sucedido en lugar de infiltrarnos en aquella fábrica del terror, abandonando con nuestra marcha a los mortales en una situación más que precaria. Conocía a Genji desde hacía mucho tiempo como para saber cual sería su elección cuando había vidas humanas en juego, más tampoco había perdido nada por intentar salvar las nuestras.

Antes de que pudiese dar mi opinión y negarme a irme de allí sin él, mi hermano desapareció de mi campo de visión con la rapidez que lo caracterizaba, creándome una sensación de impotencia que hacía tiempo que no experimentaba. Era cierto que le había prometido que apoyaría su decisión, pero ésta en ningún momento había sido separar nuestros caminos. Si nos íbamos, nos íbamos juntos. Y si nos lanzábamos en plan kamikaze hacia el peligro, lo haríamos juntos.

Recorrí con la mirada el lugar donde nos encontrábamos, tratando de situarme con respecto al pequeño establo donde habíamos dejado descansando a los caballos. Una vez lo tuve localizado, corrí hacia el lugar todo lo deprisa que pude, utilizando aquella velocidad que nos caracterizaba a los inmortales sorteando chimeneas y cuerdas de tender por los tejados para pasar desapercibida y poder avanzar con mayor rapidez. Por fin vislumbré la taberna junto a la cual estaban nuestras monturas y tras descender hasta el suelo con cautela para no ser vista, avancé hasta mi noble corcel que agitó su cola al verme. Iba a pedir ayuda, pero no dejaría solo a Genji. Redacté con rapidez una nota explicándole a Aqueron lo que habíamos averiguado y el lugar donde mi hermano y yo nos encontraríamos tratando de salvar aquellas vidas humanas cuando recibiese la misiva; y tras enrollar la misma como si de un pergamino se tratase, la até a las riendas de mi caballo con firmeza.- Vuelve a casa raudo, pequeño.- le susurré a éste al tiempo que le daba una ligera palmada en su trasero, consciente de que era más que capaz de entregar la nota de forma eficaz. No era la primera vez que utilizaba ese método, y sabía que el animal no tardaría en encontrar el camino de vuelta a casa.

Tomando en profundidad un aire que no necesitaba, volví al callejón por el que había descendido, en busca de una escalera por la que subir de nuevo al tejado. Y así, sin más dilación, reemprendí el camino de vuelta hasta la fábrica donde mi hermano se había colado solo. - ¿Hermano?-susurré cuando tras varios saltos y un sigilo abrumador conseguí entrar por una de las claraboyas de la fábrica. Reinaba el silencio más absoluto, donde solo el corazón de dos humanos acompasaban mis pasos. Bien, todavía había alguno con vida, pensé.

Genji había sido en vida un shinobi, un asesino Oriental mas bien nipon entrenado para asesinar en sigilo, robar e incluso sabotear lo que fuera necesario era cierto que nunca fue el mejor, ese papel quedaba para su hermana mayor ya que se hacia cargo de todo lo difícil el solamente se encargaba de las cosas mas redundantes del negocio familiar, pero mismo así al volverse un inmortal todas sus habilidades se volvieron mucho mas poderosas superando el entendimiento humano, así que ahora sus habilidades ninjas le servían para muchas mas cosas que antes, pero se enfrentaba en este caso a inmortales que seguramente podrían localizarlo era solamente cuestión de tiempo, después de todo tenían oídos tan sensibles como el suyo, pero si en igualdad de condiciones con un humano los de su rubro eran capaces de muchas cosas, tratándose ahora de igualdad podría pasar lo mismo.

Aunque su entrada fue descubierta por tres de los vampiros que no demoraron en rodearlo, esperaba aquello sonrió levemente y se lanzo al combate contra los tres logrando bloquear sus ataques y uñas aunque se notaba que ellos tenían la superioridad uno de ellos logro darle un golpe que si bien lo bloqueo se vio obligado a retroceder unos pasos por el fuerte impacto quedando de espalda a uno que lo ataco por detrás atravesando su pecho con sus afiladas uñas de vampiro, cuando pensó que todo había terminado, su cabeza fue arrancada y Genji se desvaneció no era mas que una ilusión creada por el verdadero que los encaro esta vez si siendo ahora dos contra uno, sonrió y destello sus ojos de un color rojizo ya que ahora conocía su estilo de combate pero si fuera poco dos versiones iguales a el salieron de su cuerpo, estaba creando dobles falsos para engañar a los inmortales. Que se las vieron negras contra la sombra roja, ya que no le costo demasiado hacerlos dudar y terminar acabando con sus vidas arrancando sus corazones. Pero su combate tuvo un precio pudo sentir el olor a sangre mortal siendo derramada, rechisto ya que apareció otro vampiro mas grande que los anteriores, creía que no llegaría para salvarlos a los humanos.

El silencio más sepulcral parecía haberse apoderado de aquella fábrica abandonada, donde minutos antes mi hermano nipón  había entrado a escondidas para salvar a unos humanos que parecían estar secuestrados por una banda de inmortales en su interior. Era consciente de que éstos, o al menos algunos de ellos, continuaban con vida en la parte inferior de la misma, puesto que el latido de sus corazones aterrados llegaba hasta mis oídos como si los cascos de unos caballos desbocados chocasen contra  la empedrada calzada.  Cuatro latidos que me hacían presentir que el quinto humano finalmente había perdido su vida mientras había acudido a mandar a mi montura a por refuerzos. Eso o que habían terminado convirtiéndolo en un neófito. Fuese cual fuese el resultado, lamentaba su pérdida, especialmente porque sabía que Genji se culparía no haber llegado a tiempo de salvarlo, atormentándolo más de lo que ya estaba por algo sucedido en su pasado. Negué con la cabeza preocupándome por él, concentrándome por encontrarlo cuanto antes para poder luchar juntos. Nos urgía llegar hasta los humanos, pero hacerlo sin haber eliminado primero a los inmortales causantes de su cautiverio, sería absurdo puesto que quedarían igualmente expuestos al peligro. Con una sola garra serían capaces de degollarlos en cuestión de milésimas de segundos ante nuestros ojos. El mejor plan era terminar primero con la amenaza y después sacarlos de allí.

Cerrando los ojos para centrar toda mi atención a todos los estímulos auditivos que llegaban hasta mí, me acuclillé con la espalda pegada a la pared, escuchando con precisión casa sonido que podía escuchar gracias a mi sentido sobrenatural, siendo capaz de imaginarme con esto como sería la fábrica por dentro. Si me concentraba lo suficiente en Genji sería capaz de ver el lugar donde se encontraba a través de sus ojos. O al menos eso esperaba. El ruido que emitían las cañerías del agua, los humanos localizados en una parte inferior del lugar junto los gruñidos de un inmortal, las patas de las ratas corriendo hacia el exterior para alejarse de los vampiros…todo y cada uno de esos sonidos me ayudaba a imaginar como era el lugar, hasta que de pronto signos de lucha llegaron a mis conductos auditivos. Sonreí un poco más tranquila, mientras en mi rostro se dibujaba una sonrisa de medio lado. Varios golpes secos se escucharon a lo lejos, cuando los cuerpos de otros inmortales cayeron contra el cemento de la fábrica tras una serie de improperios pronunciados por sus dueños. Pude ver sus corazones tirados por el suelo junto a sus cuerpos inertes tras conseguir conectar con mi hermano, viendo lo que él veía en esos momentos . Abrí mis enrojecidos ojos pardos, corriendo hacia el lugar de donde provenían las voces, y que creía haber localizado. El suelo era de cemento, por lo cual se trataba del piso inferior y no del superior que estaba formado por travesaños y maderas.

De un salto hacia el vacío que había frente a mí tras una barandilla de metal, sacando al mismo tiempo  que caía la katana de la vaina que llevaba sujeta con firmeza a mi espalda, aterricé en el suelo de la fábrica, que se encontraba en la parte inferior. A una velocidad sobrehumana recorrí largos pasillos vacíos y cubiertos de polvo hasta que un fuerte olor a sangre humana inundó mis fosas nasales, haciéndome parar en seco. Sentía como los colmillos me palpitaban y mi sed de sangre trataba de rebelarse contra ese control con la que conseguía someterla noche a noche. Inspiraba innecesariamente con tranquilidad, tratando de recuperar la compostura, cuando por el rabillo del ojo vi una sombra moverse a escasos metros de donde me encontraba, ayudándome a recuperar el control sobre mi objetivo principal. Con sigilo pero rauda en mis pasos, me aproximé hasta el lugar donde se dirigía aquella enorme sombra, sonriendo cuando pude percibir a los lejos el aura inconfundible de mi hermano. Sin demorarme un segundo más, y aprovechando lo sigilosa que me había convertido durante los últimos siglos, llegué a espaldas de nuestro enemigo, saltando sobre él para conseguir que cayese de rodillas cortando por completo su cabeza con la katana al tiempo que mi cuerpo volvía al suelo por efecto de la gravedad tras el ágil salto.

– Mandé un mensaje a Aqueron junto a mi caballo, no desobedecí tus deseos completamente.- apunté con una pícara sonrisa, acercándome a Genji que probablemente estaría molesto porque me había pasado por el arco del triunfo sus órdenes.- Pero no podía dejarte solo, no cuando te exponías a una muerte segura.- esperaba que lo comprendiese; era mi forma de expresarle que lo apreciaba y que me importaba. No lo dejaría morir solo, no sin luchar a su lado. Jamás me perdonaría que le sucediese algo y no haber estado cerca para protegerlo.- Creo que hay una especie de sotano inferior, y que los humanos están allí retenidos. El férreo olor a sangre se encuentra cerca, pero no tanto como para pensar que está en esta planta. ¿Tú que opinas?- pregunté intentado continuar con nuestra misión de salvar a los humanos, quitándole importancia al hecho de que yo debería estar cabalgando hacia la mansión.