AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No one beats me (Privado Faye)
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No one beats me (Privado Faye)
Bonafila estaba trabajando ese día en el burdel, bueno, casi todos los días trabajaba allí, vistiendo ropas muy caras que sin duda despertaban la curiosidad de ricos y ricas que querían estar con ella esa noche, pero uno de sus mejores clientes se había encaprichado de Faye, una prostituta que Bonafila odiaba, simplemente no la aguantaba desde que su cliente la había abandonado por ella, y eso le hacía pensar que Faye tenía que ver.
Bonafila terminó con un cliente y este le dio una propina bastante buena que Bonafila que Bonafila guardo en sus ropas. Mientras salía el cliente Bonafila se cambió de ropa y puso un picardía que tenía para darse un pequeño descanso de veinte minutos para dar paso al siguiente cliente. Mientras tanto se acercó a la barra y pidió una copa de Bourbon mientras esperaba a ver algo interesante en eso veinte minutos.
En ese preciso instante que le sirvieron la copa vio a Faye, y desde luego no se iba a quedar sentada como una boba mirándola, iba a sufrir su ira. Bonafila se acercó a Faye por la espalda y la empujo hasta un lugar más apartado para hablar con ella, no quería montar un espectáculo. Todavía no había hablado cara a cara con ella, pero iba a hacerlo en ese instante... y además había soltado rumores absurdos sobre Faye haciendo que se extendieran mucho.
—¿Eres idiota?— Preguntó Bonafila a Faye dándole un empujón no tan amistoso como el anterior.—Me has robado a uno de los clientes más atractivos y ricos que tenía.— Dijo Bonafila mientras le chillaba con mucha rabia contenida.
Bonafila no había preguntado el porque ni nada por el estilo, pero una compañera suya decía que Faye iba diciendo pestes de Bonafila por envidia a que tuviera clientes tan ricos, por lo tanto Bonafila se había empezado a creer que Faye verdaderamente decía esas cosas de ella y por lo tanto le había cogido más manía todavía, y sin confirmarlo si quiera por Faye ya la estaba atacando, por algo era tan impulsiva y impredecible Bonafila.
—Que sepas que nadie me supera, y te voy a amargar la existencia en el burdel si sigues diciendo esas cosas, porque yo me vengó el doble.— Dijo Bonafila y se acercó de nuevo a la barra para coger su copa de bourbon y tirársela a Faye dejando en ella olor a alcohol.—Ahora hules peste... tendrás que bañarte.— Bonafila le sonrió como una verdadera villana y se quedó parada enfrente suyo, cruzada de brazos mirándole.—Besa mis pies, maldita roba clientes, y puede que no te deje en ridículo delante de nadie...— Dijo Bonafila mostrando su lado más perverso y macabro, el que desarrollo por su duro pasado, ese lado que había hecho para cubrir sus propios miedos, pues simplemente quería que la trataran como la reina del burdel, y no quería dejarse pisotear ni tener un enemigo cerca... y tal vez por eso era todavía más mala con Faye, por la envidia y el miedo a que le arrebataran su puesto.
Bonafila terminó con un cliente y este le dio una propina bastante buena que Bonafila que Bonafila guardo en sus ropas. Mientras salía el cliente Bonafila se cambió de ropa y puso un picardía que tenía para darse un pequeño descanso de veinte minutos para dar paso al siguiente cliente. Mientras tanto se acercó a la barra y pidió una copa de Bourbon mientras esperaba a ver algo interesante en eso veinte minutos.
En ese preciso instante que le sirvieron la copa vio a Faye, y desde luego no se iba a quedar sentada como una boba mirándola, iba a sufrir su ira. Bonafila se acercó a Faye por la espalda y la empujo hasta un lugar más apartado para hablar con ella, no quería montar un espectáculo. Todavía no había hablado cara a cara con ella, pero iba a hacerlo en ese instante... y además había soltado rumores absurdos sobre Faye haciendo que se extendieran mucho.
—¿Eres idiota?— Preguntó Bonafila a Faye dándole un empujón no tan amistoso como el anterior.—Me has robado a uno de los clientes más atractivos y ricos que tenía.— Dijo Bonafila mientras le chillaba con mucha rabia contenida.
Bonafila no había preguntado el porque ni nada por el estilo, pero una compañera suya decía que Faye iba diciendo pestes de Bonafila por envidia a que tuviera clientes tan ricos, por lo tanto Bonafila se había empezado a creer que Faye verdaderamente decía esas cosas de ella y por lo tanto le había cogido más manía todavía, y sin confirmarlo si quiera por Faye ya la estaba atacando, por algo era tan impulsiva y impredecible Bonafila.
—Que sepas que nadie me supera, y te voy a amargar la existencia en el burdel si sigues diciendo esas cosas, porque yo me vengó el doble.— Dijo Bonafila y se acercó de nuevo a la barra para coger su copa de bourbon y tirársela a Faye dejando en ella olor a alcohol.—Ahora hules peste... tendrás que bañarte.— Bonafila le sonrió como una verdadera villana y se quedó parada enfrente suyo, cruzada de brazos mirándole.—Besa mis pies, maldita roba clientes, y puede que no te deje en ridículo delante de nadie...— Dijo Bonafila mostrando su lado más perverso y macabro, el que desarrollo por su duro pasado, ese lado que había hecho para cubrir sus propios miedos, pues simplemente quería que la trataran como la reina del burdel, y no quería dejarse pisotear ni tener un enemigo cerca... y tal vez por eso era todavía más mala con Faye, por la envidia y el miedo a que le arrebataran su puesto.
Bonafila Casiraghi- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 23/06/2017
Re: No one beats me (Privado Faye)
Aunque no era su turno, la rubia se encontraba en el burdel recogiendo las ropas de sus compañeras para llevarlas a lavar. Esa era una actividad que por norma general se iban turnando, pero había ciertas prostitutas con más "nivel" que se libraban de hacer cualquier tipo de labor que no fuera charlar o acostarse con clientes. Faye no era una de las elegidas, al contrario, era una de las de más bajo rango a pesar de llevar allí tantos años que ya ni recordaba al primer cliente que tuvo, algo que muchas solían rememorar en sus historias porque decían les había marcado. La muchacha se lamentaba creyendo que, tal vez, a ella nada le podía dejar huella, aunque dos años atrás descubrió que eso no era así, porque estaba segura que jamás en la vida olvidaría a aquel cliente, ni aunque además de sorda se quedara también ciega.
Se movía por el local, pero no por la parte baja, sino entre habitaciones por los pasillos, recogiendo del suelo las prendas tiradas de cariz femenino y las iba apilando sobre sus brazos hasta formar una montaña que luego llevaba a la salida de atrás y entregaba a la lavandera. Y en uno de los paseos arriba y abajo, notó como alguien la empujaba a un lado, abrazando la ropa contra el pecho, se dejó llevar. Sin embargo, a la que estuvieron lejos de la vista de cualquiera, un segundo empujón contra la pared hizo que se sorprendiera, abriendo mucho los ojos y alguna de las piezas de tela se cayera al suelo. Estaba perpleja y más lo estuvo aún cuando su compañera, Bonafila, comenzó a acusarla y alzarle la voz. No podía escucharla pero notaba el timbre de la voz ajena resonar en sus huesos y la expresión enfurecida de su rostro. Hablaba muy deprisa y le costó leer lo que le decía, pero comprendió retazos de la discusión que unilateralmente mantenía la morena con ella. La mayoría de cosas de las que le estaba acusando eran falsas y las que tenían algo de cierto, no eran culpa suya. Como prostituta de baja clase no podía elegir realmente a sus clientes y si uno se encaprichaba de ella, no lo podía rechazar sin buscarse problemas. Quería explicárselo, pero de hacerlo se delataría, nadie sabía que era capaz de descifrar las conversaciones a base de fijarse en las bocas de la gente y si se delataba, estaría bien jodida y no del modo en que lo hacían los que pagaban por acostarse con ella. Apretó los labios, intentando contener las palabras que deseaban brotar de su garganta. A punto estuvo de descubrirse a sí misma, cuando de pronto un líquido de olor fuerte y oscuro empapó sus ropas y las que aún sostenía entre las manos. Abrió los ojos de par en par y miró a la otras chica con la boca desencajada por la sorpresa. -¿Pero qué haces? Es la ropa de las chicas...- Dijo en un susurro, porque ella nunca hablaba en tono normal por miedo a gritar, así que siempre contenía el nivel de sonido que salía de sus cuerdas vocales. No entendió la orden que le dio al final porque estaba mirando las prendas, y aún de haberlo hecho, hubiese fingido que no por mantener su tapadera. -Debo llevarle esto a la lavandera con urgencia, antes de que no se pueda limpiar.- Añadió con apremio en la voz e intentó pasar por al lado de Bonafila. No pretendía huir del enfrentamiento, principalmente porque tampoco tenía ni motivos para encarar a la muchacha ni podía confesar la verdad sobre lo ocurrido con el supuesto cliente, sino que sólo quería evitar una catástrofe de proporciones desmedidas si el resto de chicas de enteraba de lo ocurrido con sus ropajes.
Se movía por el local, pero no por la parte baja, sino entre habitaciones por los pasillos, recogiendo del suelo las prendas tiradas de cariz femenino y las iba apilando sobre sus brazos hasta formar una montaña que luego llevaba a la salida de atrás y entregaba a la lavandera. Y en uno de los paseos arriba y abajo, notó como alguien la empujaba a un lado, abrazando la ropa contra el pecho, se dejó llevar. Sin embargo, a la que estuvieron lejos de la vista de cualquiera, un segundo empujón contra la pared hizo que se sorprendiera, abriendo mucho los ojos y alguna de las piezas de tela se cayera al suelo. Estaba perpleja y más lo estuvo aún cuando su compañera, Bonafila, comenzó a acusarla y alzarle la voz. No podía escucharla pero notaba el timbre de la voz ajena resonar en sus huesos y la expresión enfurecida de su rostro. Hablaba muy deprisa y le costó leer lo que le decía, pero comprendió retazos de la discusión que unilateralmente mantenía la morena con ella. La mayoría de cosas de las que le estaba acusando eran falsas y las que tenían algo de cierto, no eran culpa suya. Como prostituta de baja clase no podía elegir realmente a sus clientes y si uno se encaprichaba de ella, no lo podía rechazar sin buscarse problemas. Quería explicárselo, pero de hacerlo se delataría, nadie sabía que era capaz de descifrar las conversaciones a base de fijarse en las bocas de la gente y si se delataba, estaría bien jodida y no del modo en que lo hacían los que pagaban por acostarse con ella. Apretó los labios, intentando contener las palabras que deseaban brotar de su garganta. A punto estuvo de descubrirse a sí misma, cuando de pronto un líquido de olor fuerte y oscuro empapó sus ropas y las que aún sostenía entre las manos. Abrió los ojos de par en par y miró a la otras chica con la boca desencajada por la sorpresa. -¿Pero qué haces? Es la ropa de las chicas...- Dijo en un susurro, porque ella nunca hablaba en tono normal por miedo a gritar, así que siempre contenía el nivel de sonido que salía de sus cuerdas vocales. No entendió la orden que le dio al final porque estaba mirando las prendas, y aún de haberlo hecho, hubiese fingido que no por mantener su tapadera. -Debo llevarle esto a la lavandera con urgencia, antes de que no se pueda limpiar.- Añadió con apremio en la voz e intentó pasar por al lado de Bonafila. No pretendía huir del enfrentamiento, principalmente porque tampoco tenía ni motivos para encarar a la muchacha ni podía confesar la verdad sobre lo ocurrido con el supuesto cliente, sino que sólo quería evitar una catástrofe de proporciones desmedidas si el resto de chicas de enteraba de lo ocurrido con sus ropajes.
Última edición por Faye el Mar Nov 07, 2017 1:15 pm, editado 2 veces
Faye- Humano Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 07/10/2017
Localización : .
Re: No one beats me (Privado Faye)
Bonafila vio como la chica intentaba salir de allí, pero no lo iba a permitir, esa maldita no iba a escaparse así y menos por la ropa, Bonafila ya les compraría ropa nueva a las de mayor categoría. Bonafila agarró del brazo a Faye y le pegó una bofetada y después cogió la ropa que llevaba y la tiró al suelo pisoteándola y después cogiéndola y haciéndola añicos.
—Mira lo que has hecho, zorra estúpida.— Dijo señalando la ropa echándole las culpas a Faye de eso y después moviéndose de un lado a otro con furia.—Me tienes muy cabreada, ya puedes estar pidiendo disculpas de rodillas, y me da igual que no me puedas escuchar.— Bonafila miró a Faye y le señalo las rodillas y después al suelo para que se pusiera de rodillas.—Venga, que no tengo todo el día, y a partir de ahora serás mi esclava, y me da igual que tampoco entiendas esto, ya te lo escribiré en un papel.— Bonafila miró a Faye con rabia en el interior de sus oscuros ojos.
Bonafila se estaba pasando con Faye, y tal vez era porque sentía cierto odio por el cliente y además algo de simpatía por aquella chica que siempre había parecido tan cordial y amistosa, y era por eso por lo que quería ser así con ella, no quería que nadie le hiciera sentir amabilidad, no quería cogerle cariño a nadie, ni tampoco sentir que debía ser amable con nadie, pues entonces tendría un amigo, y Bonafila no quería amigas por miedo a perderlas, simplemente a su hermanas y a alguna que otra chica guardiana, los demás no los quería ni ver si no eran clientes.
—Ven conmigo, maldita estúpida.— Dijo Bonafila arrastrando a Faye a su habitación y escribiendo en una libreta la orden de que le trajera vino y maquillaje, y que a partir de ahora sería su esclava si no quería más problemas o de lo contrario se iba a arrepentir.—Lee esto, y si no sabes leer estás jodida.— Dijo Bonafila con una sonrisa odiosa.—Más de lo que estás ya.— Bonafila soltó una carcajada y abrió la puerta de su habitación.—Rápido, y que sea una copa y una botella sin abrir, no me fío de que escupas, perra.— Dijo mientras escribía esa nueva orden y se le daba el nuevo papel a Faye.
—Mira lo que has hecho, zorra estúpida.— Dijo señalando la ropa echándole las culpas a Faye de eso y después moviéndose de un lado a otro con furia.—Me tienes muy cabreada, ya puedes estar pidiendo disculpas de rodillas, y me da igual que no me puedas escuchar.— Bonafila miró a Faye y le señalo las rodillas y después al suelo para que se pusiera de rodillas.—Venga, que no tengo todo el día, y a partir de ahora serás mi esclava, y me da igual que tampoco entiendas esto, ya te lo escribiré en un papel.— Bonafila miró a Faye con rabia en el interior de sus oscuros ojos.
Bonafila se estaba pasando con Faye, y tal vez era porque sentía cierto odio por el cliente y además algo de simpatía por aquella chica que siempre había parecido tan cordial y amistosa, y era por eso por lo que quería ser así con ella, no quería que nadie le hiciera sentir amabilidad, no quería cogerle cariño a nadie, ni tampoco sentir que debía ser amable con nadie, pues entonces tendría un amigo, y Bonafila no quería amigas por miedo a perderlas, simplemente a su hermanas y a alguna que otra chica guardiana, los demás no los quería ni ver si no eran clientes.
—Ven conmigo, maldita estúpida.— Dijo Bonafila arrastrando a Faye a su habitación y escribiendo en una libreta la orden de que le trajera vino y maquillaje, y que a partir de ahora sería su esclava si no quería más problemas o de lo contrario se iba a arrepentir.—Lee esto, y si no sabes leer estás jodida.— Dijo Bonafila con una sonrisa odiosa.—Más de lo que estás ya.— Bonafila soltó una carcajada y abrió la puerta de su habitación.—Rápido, y que sea una copa y una botella sin abrir, no me fío de que escupas, perra.— Dijo mientras escribía esa nueva orden y se le daba el nuevo papel a Faye.
Bonafila Casiraghi- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 23/06/2017
Re: No one beats me (Privado Faye)
Arrugó la frente en cuanto los dedos de Bonafila rodearon su brazo y tiraron de él con fuerza, sorprendiéndose el recibir el impacto de aquella inesperada bofetada. Se llevó la mano a la mejilla que se calentaba por momentos y con cara de asombro dirigió su mirada de ojos color miel a los oscuros ocelos de la otra cortesana. Enseguida su vistas viajó a lo que hacía con la ropa, intentando impedírselo con torpeza y sin lograrlo. -Oh, no, se van a poner hechas unas fieras...- Murmuró tan bajo que fue imposible que la morena la escuchara. Cogió las prendas hechas jirones, viendo si alguna tenía salvación, pero no fue así, estaban todas destrozadas. Las represalias podían ser terribles si la creían culpable a ella de lo sucedido... y no la creerían aunque llegara a decir lo ocurrido en realidad. Suspiró con pesadez, dejando caer las maltrechas telas de sus falanges.
No la estaba escuchando, era imposible que lo hiciera siendo sorda, pero la otra prostituta parecía empecinada en hablarle y a gritos, cosa que sabía por cómo le vibraba el timbre de voz ajena en la yema de los dedos. Buscó los labios foráneos para ver si se enteraba de algo y lo que le leyó decir no le gustó para nada. Podía no ser una mala pécora como muchas allí, pero desde luego no pensaba arrodillarse si no era delante de un cliente. Por suerte no la tuvo que enfrentar al respecto pues ella misma estaba tan alterada que enseguida pasó a otra cosa en sus maldiciones y órdenes. Le entregó un papel que Faye leyó, al menos estaba siendo consciente de su incapacidad para la audición al fin. Sus cejas se arquearon, pero apretó los labios en vez de quejarse. No ganaría nada empeorando la situación y estaba claro que Bonafila estaba demasiado alterada en aquel momento como para atender a razones. Asintió ante lo que le pedía, porque ella decidió tomárselo así, como una petición y no un mandato. Giró para ir a buscar las cosas, pero la detuvo y le entregó otro papel. Apretó ahora los dientes, y salió de allí a por la copa y la botella, arrugando ambos trozos de papel al cerrar la mano en un puño. Estaba enfadada.
Bajó a la planta del saloon y le pidió al posadero lo que le habían encargado y que tuvo que pagar de su bolsillo, o de su no sueldo, según como se mirase. Se alejó un poco y escupió en el vaso, moviendo luego la saliva con un dedo para que no se notara y regresó al piso superior para hacer entrega de las cosas, llamando con los nudillos a la puerta.
No la estaba escuchando, era imposible que lo hiciera siendo sorda, pero la otra prostituta parecía empecinada en hablarle y a gritos, cosa que sabía por cómo le vibraba el timbre de voz ajena en la yema de los dedos. Buscó los labios foráneos para ver si se enteraba de algo y lo que le leyó decir no le gustó para nada. Podía no ser una mala pécora como muchas allí, pero desde luego no pensaba arrodillarse si no era delante de un cliente. Por suerte no la tuvo que enfrentar al respecto pues ella misma estaba tan alterada que enseguida pasó a otra cosa en sus maldiciones y órdenes. Le entregó un papel que Faye leyó, al menos estaba siendo consciente de su incapacidad para la audición al fin. Sus cejas se arquearon, pero apretó los labios en vez de quejarse. No ganaría nada empeorando la situación y estaba claro que Bonafila estaba demasiado alterada en aquel momento como para atender a razones. Asintió ante lo que le pedía, porque ella decidió tomárselo así, como una petición y no un mandato. Giró para ir a buscar las cosas, pero la detuvo y le entregó otro papel. Apretó ahora los dientes, y salió de allí a por la copa y la botella, arrugando ambos trozos de papel al cerrar la mano en un puño. Estaba enfadada.
Bajó a la planta del saloon y le pidió al posadero lo que le habían encargado y que tuvo que pagar de su bolsillo, o de su no sueldo, según como se mirase. Se alejó un poco y escupió en el vaso, moviendo luego la saliva con un dedo para que no se notara y regresó al piso superior para hacer entrega de las cosas, llamando con los nudillos a la puerta.
Última edición por Faye el Mar Nov 07, 2017 1:14 pm, editado 1 vez
Faye- Humano Clase Baja
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 07/10/2017
Localización : .
Re: No one beats me (Privado Faye)
Bonafila estaba pasándose, pero el odio contenido que había dentro de ella no podía haber salido en otro momento, y pese a que Bonafila estaba esperando se harto de esperar así que cuando llegó cogió el vaso y lo tiró al suelo rompiéndolo en mil pedazos y escribiendo en un papel: Llegas tarde, estúpida. Bonafila le entregó el papel a Faye y le pegó una bofetada antes de que está pudiera leerlo para abrir la botella y bebérsela de unos pocos tragos.
—No soy tan mala.— Se susurro a ellas misma y sacó el dinero que costaba la botella y se lo dio con una nota que decía: Toma el dinero de la botella.—Bien, ahora como nos podemos divertir tú y yo... ah, sí, recoge esos cristales, no quiero heridos.— Bonafila señalo los cristales y después escribió en otro papel: Limpia.
Bonafila estaba pasándose bastante con la pobre chica, pero la envidia hacía que Bonafila se volviera así, una chica mala, por lo tanto su odio estaba dejando a la pobre Faye bastante mal, y Bonafila no sabía marcar algo para parar de hacer eso, quería parar, dentro de ella, su conciencia, su antigua Bonafila, a la de antes de ser violada le estaba pidiendo a gritos que se disculpará de rodillas ante la pobre, que le rogará perdón y hicieran las paces, pero la nueva Bonafila, rugiente decía que continuará así, y Bonafila no sabía que hacer.
Tal vez Bonafila se estaba planteando el dejar marcharse a la pobre chica, pero quería continuar con ella, porque pese a intentarlo con mucha fuerza, no conseguía odiarla por completo. El alcohol había comenzado a subir a Bonafila bastante, estaba bastante ebria y se tambaleaba mientras se movía.
—Ayúdame a desvestirme, maldita estúpida.— Bonafila escribió a duras penas en un papel: Desvestir.—Rápido o te estampo la botella en la cabeza, no tengo todo el día, y después quiero que me prepares un baño.— Le dijo a Faye sin escribirlo mientras reía.
—No soy tan mala.— Se susurro a ellas misma y sacó el dinero que costaba la botella y se lo dio con una nota que decía: Toma el dinero de la botella.—Bien, ahora como nos podemos divertir tú y yo... ah, sí, recoge esos cristales, no quiero heridos.— Bonafila señalo los cristales y después escribió en otro papel: Limpia.
Bonafila estaba pasándose bastante con la pobre chica, pero la envidia hacía que Bonafila se volviera así, una chica mala, por lo tanto su odio estaba dejando a la pobre Faye bastante mal, y Bonafila no sabía marcar algo para parar de hacer eso, quería parar, dentro de ella, su conciencia, su antigua Bonafila, a la de antes de ser violada le estaba pidiendo a gritos que se disculpará de rodillas ante la pobre, que le rogará perdón y hicieran las paces, pero la nueva Bonafila, rugiente decía que continuará así, y Bonafila no sabía que hacer.
Tal vez Bonafila se estaba planteando el dejar marcharse a la pobre chica, pero quería continuar con ella, porque pese a intentarlo con mucha fuerza, no conseguía odiarla por completo. El alcohol había comenzado a subir a Bonafila bastante, estaba bastante ebria y se tambaleaba mientras se movía.
—Ayúdame a desvestirme, maldita estúpida.— Bonafila escribió a duras penas en un papel: Desvestir.—Rápido o te estampo la botella en la cabeza, no tengo todo el día, y después quiero que me prepares un baño.— Le dijo a Faye sin escribirlo mientras reía.
Bonafila Casiraghi- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 23/06/2017
Re: No one beats me (Privado Faye)
Cuando regresó y se encontró de nuevo con aquella actitud por parte de la otra prostituta, Faye, que de por sí era muy tranquila y afable, sintió como le empezaba a hervir la sangre. Estaba acostumbrada a que la trataran mal, pero lo de aquella chica ya era pasarse. Le daba guantazos sin motivo y encima que le traía las cosas, tiraba el vaso al suelo y lo hacía añicos -sin saber que estaba manchado con su saliva, claro estaba-. La rubia apretó los labios, no quería discutir, intentó pensar en positivo, en que pronto vendrían clientes y podría apartarse de Bonafila y sus malas maneras. Al menos los clientes le pagaban si le daban algún tortazo que otro y no le traían problemas con las demás cortesanas del local, a no ser que estuvieran locas y obsesionadas como la morena que tenía delante. Aguantó el cachetazo como toda una campeona, manteniéndole la mirada a la de ojos oscuros, aunque intentó no parecer desafiante, que tal y como se las traía la puta, seguro le arreaba de nuevo. Contuvo las ganas de resoplar y se agachó a recoger los trozos de cristal con cuidado de no cortarse, dejándolos sobre la forma de cuenco que hizo con el bajo del vestido. Una vez los tuvo todos, o al menos eso consideró ella, se incorporó y fue a tirarlos a un recipiente que hacía de cenicero para los hombres que visitarían la habitación de Bonafila.
Para cuando se dio la vuelta, ya la tenía de nuevo mandándole cosas como si fuera su criada. Sí, tenía ganas de rebelarse, de devolverle los golpes, ¿pero qué ganaría con ello? Sólo enfurecerla más, que la dejara como culpable de todo delante de los demás, y lo peor de todo, sería que la creerían, porque así funcionaban allí las cosas, siempre lo habían hecho. Cogió el papel y fingió que lo leía, porque no le era necesario, podía saber lo que quería con sólo verle los labios que parecían escupir con cada sílaba. Giró alrededor de la morena de piel y le ayudó a desprenderse del vestido, desabrochando uno a uno los botones que cerraban por la espalda, desde el cuello hasta casi la rabadilla.
Para cuando se dio la vuelta, ya la tenía de nuevo mandándole cosas como si fuera su criada. Sí, tenía ganas de rebelarse, de devolverle los golpes, ¿pero qué ganaría con ello? Sólo enfurecerla más, que la dejara como culpable de todo delante de los demás, y lo peor de todo, sería que la creerían, porque así funcionaban allí las cosas, siempre lo habían hecho. Cogió el papel y fingió que lo leía, porque no le era necesario, podía saber lo que quería con sólo verle los labios que parecían escupir con cada sílaba. Giró alrededor de la morena de piel y le ayudó a desprenderse del vestido, desabrochando uno a uno los botones que cerraban por la espalda, desde el cuello hasta casi la rabadilla.
Faye- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/10/2017
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