AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Fe y locura? (priv. Edmond)
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¿Fe y locura? (priv. Edmond)
La sangre goteaba de un joven desmayado al que la vampiresa había elegido como presa, un vandalo que había elegido asaltar a la damisela equivocada, eso había sentenciado el ver al monstruo que la vampiresa normalmente pretendía ocultar, y a veces con menos exito de lo que pretendía, "Vamos, vamos, ese perdedor ha intentado asaltarte...es tán patetico, tán debil" Comentó la rasposa voz de Bertram en la mente de Bloondy, ella se relamía los labios manchados de sangre y se giró hacía la izquierda, mirando a donde nadie había realmente pero ella observaba la sinuosa y escalofriante imagen de Bertram. -No es inocente.....- Dijo la vampiresa con una voz aguda...fría...oscura. Sonrió de una amplía manera con los ojos muy abiertos fijos en el joven que en el suelo estaba desmayado, le agarró bruscamente y lo zarandeó con fuerza para espabilarlo. "Es una buena tecnica" Dijo ahora la voz más calmada de Beckett. -Siempre ha sido divertido zarandear cosas.- Comentó la vampiresa dejando escapar una risa.
El joven cuando abríó los ojos solo fue para ver la oscuridad de la mujer que había asaltado, Bloondy le enseñaba de amplia forma sus colmillos, el joven apenas ahogó un grito que Bloondy acalló con un sonido sobrenatural antes de morder con tanta fuerza que su traquea partió, se deleitó con unos cuantiosos tragos de sangre hasta que poco emanó de él, Bloondy lo dejo caer y sacó su espejo roto para mirarse y eliminar las manchas de sangre fresca que en su rostro y cuello había quedado. -Delicioso...treinta años, perfecta cosecha.- Como si de un vino se tratase, rió de perversa forma terminando de acicalarse y miró a los dos que solo ella podía ver, ladeó la cabeza de manera coqueta y siguió su camino como si ahí no hubiese pasado nada.
Llegó a pasar por delante de una iglesia que hizo que la vampiresa frenase el paso de manera busca, por alguna razón que desconocía las voces se hicieron muy intensas en la mente de Bloondy, tanto que tuvo que parar y acariciarse la sien con cara de concentración, sonrió de medio lado y miró la iglesia. -Está bien, lo que vosotras digais.- Comentó para sí misma, Bloondy no es que tuviera motivos para adentrarse en una iglesia, pero sí las voces lo recomendaban ¿Por que no hacerlas caso? ¿Quien es ella para negarse? simplemente se encogió de hombros y entro de saltarina manera en la iglesia, no es que le hiciera devoción, pero siempre es bonito ver arte aunque sea del bando contrarío, o eso pensaba la vampiresa.
El joven cuando abríó los ojos solo fue para ver la oscuridad de la mujer que había asaltado, Bloondy le enseñaba de amplia forma sus colmillos, el joven apenas ahogó un grito que Bloondy acalló con un sonido sobrenatural antes de morder con tanta fuerza que su traquea partió, se deleitó con unos cuantiosos tragos de sangre hasta que poco emanó de él, Bloondy lo dejo caer y sacó su espejo roto para mirarse y eliminar las manchas de sangre fresca que en su rostro y cuello había quedado. -Delicioso...treinta años, perfecta cosecha.- Como si de un vino se tratase, rió de perversa forma terminando de acicalarse y miró a los dos que solo ella podía ver, ladeó la cabeza de manera coqueta y siguió su camino como si ahí no hubiese pasado nada.
Llegó a pasar por delante de una iglesia que hizo que la vampiresa frenase el paso de manera busca, por alguna razón que desconocía las voces se hicieron muy intensas en la mente de Bloondy, tanto que tuvo que parar y acariciarse la sien con cara de concentración, sonrió de medio lado y miró la iglesia. -Está bien, lo que vosotras digais.- Comentó para sí misma, Bloondy no es que tuviera motivos para adentrarse en una iglesia, pero sí las voces lo recomendaban ¿Por que no hacerlas caso? ¿Quien es ella para negarse? simplemente se encogió de hombros y entro de saltarina manera en la iglesia, no es que le hiciera devoción, pero siempre es bonito ver arte aunque sea del bando contrarío, o eso pensaba la vampiresa.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 340
Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Había terminado la misa de las diez hacía ya rato, pero el cura decidió quedarse y pasar penitencia. De todos los fieles que asistían a la iglesia a confesarse, él se consideraba el mayor de los pecadores y debía solicitar el perdón de Dios a diario. Se encontraba arrodillado en uno de los bancos, el más cercano a la breve escalera que llevaba a la estatua de nuestro Señor. Sus dedos se entrelazaban con fuerza, tornando blancos los nudillos, y sus ojos cerrados de párpados prietos ocultaban la vista del sufridor en la cruz a sus orbes marrones. Sus labios se movían deprisa, pero ningún sonido brotaba de su garganta. Rezaba en silencio, hablándole sólo a Dios. Él era el único capaz de escucharle, de condenarle y de perdonarle. Más en el casi medio siglo que llevaba siendo lo que era, un demonio, ni una vez había conseguido la absolución.
Se escuchó un sonido a lo lejos, algo que sacó al padre de su concentración. Despegó los párpados y giró la cabeza en busca del origen. Si bien se podían oír voces fuera de la iglesia en multitud de ocasiones, algo le alertó en aquel caso en particular. Liberó sus manos y con una de ellas se apoyó en el respaldo para levantarse, dejando que el peso sobre sus rodillas se disipara. Con pasos cortos pero firmes, salió de la hilera en la que se encontraba y tomó el amplio pasillo entre la bancada, dirigiéndose hacia la entrada, aquel gran portón de madera con una puerta más pequeña que era la que cedía el paso a los visitantes de a pie. Se detuvo un instante, había otros pasos que no eran los suyos, ascendían por la escalera de piedra hacia el pórtico. La hoja gruesa de tablones osciló, haciendo chirriar las bisagras que ya necesitaban una mano de aceite y una figura femenina se vio recortada por la luz que las velas proyectaban desde el interior del edificio hacia la calle. -Buenas noches, madame. ¿Qué la trae por aquí a estas horas?- Si bien la iglesia no tenía un horario fijo y algunas ovejas descarriadas elegían horas intempestivas para ir a confesarse, abundaban más los varones que no las féminas cuando se trataba de aproximarse a rezar de noche. Aún así, él no era quién para juzgar, sólo aquel que les observaba desde el cielo era digno de tal tarea. -¿Necesita consuelo o tal vez confesarse?- La voz hacía eco al no haber allí nadie más que ellos dos, sin rezos, sin murmullos. El tono era alto y claro, su timbre varonil y la sonrisa que se plasmaba en su rostro, a pesar de la espesa barba, era afable. Avanzó de nuevo hacia ella con los brazos abiertos, dándole la bienvenida a la casa del Señor.
Se escuchó un sonido a lo lejos, algo que sacó al padre de su concentración. Despegó los párpados y giró la cabeza en busca del origen. Si bien se podían oír voces fuera de la iglesia en multitud de ocasiones, algo le alertó en aquel caso en particular. Liberó sus manos y con una de ellas se apoyó en el respaldo para levantarse, dejando que el peso sobre sus rodillas se disipara. Con pasos cortos pero firmes, salió de la hilera en la que se encontraba y tomó el amplio pasillo entre la bancada, dirigiéndose hacia la entrada, aquel gran portón de madera con una puerta más pequeña que era la que cedía el paso a los visitantes de a pie. Se detuvo un instante, había otros pasos que no eran los suyos, ascendían por la escalera de piedra hacia el pórtico. La hoja gruesa de tablones osciló, haciendo chirriar las bisagras que ya necesitaban una mano de aceite y una figura femenina se vio recortada por la luz que las velas proyectaban desde el interior del edificio hacia la calle. -Buenas noches, madame. ¿Qué la trae por aquí a estas horas?- Si bien la iglesia no tenía un horario fijo y algunas ovejas descarriadas elegían horas intempestivas para ir a confesarse, abundaban más los varones que no las féminas cuando se trataba de aproximarse a rezar de noche. Aún así, él no era quién para juzgar, sólo aquel que les observaba desde el cielo era digno de tal tarea. -¿Necesita consuelo o tal vez confesarse?- La voz hacía eco al no haber allí nadie más que ellos dos, sin rezos, sin murmullos. El tono era alto y claro, su timbre varonil y la sonrisa que se plasmaba en su rostro, a pesar de la espesa barba, era afable. Avanzó de nuevo hacia ella con los brazos abiertos, dándole la bienvenida a la casa del Señor.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Los ojos de la vampiresa viajaban de una estatua a otra con esas imagenes celestiales, miraba las figuras mientras las voces en su cabeza eran tán fuertes que casi le parecían salir de las propias estatuas. -Parecen que estan vivas...que molesto.- Murmuró la vampiresa en voz baja, aunque quizás no tan baja como pensó ella, ya que creía estar cuchicheando con la persona que no estaba a su derecha. Solo en su mente, sonrio levemente, espera, entrecerró los ojos mirando una escultura de Jesucristo. ¿A parpadeado? sí, está segura de que si, ladeó la cabeza antes de escuchar una voz distinta a sus voces, ¿alguien le ha hablado?. Miró alrededor antes de fijarse que un hombre estaba hablando con ella, espera, es el cura...un poco bajo, Bloondy clavó sus negros ojos en él sin perder ese semblante desenfadado y quizás revelando algo de locura en su mirada, eso sín contar que el cura le haya oido hablar con Beckett, al que naturalmente él no podrá ver.
Bloondy se quedó observandole con atención, había aquí algo raro, pero Bloondy como era habitual en ella no estaba atenta a eso, ¿Que le traía aquí a estas horas? Las voces logicamente, le habían dicho que entrase y ello lo hizo, por que no hacer caso, cuando no las hace caso el día es aburrido, miró a su alrededor, tanto a Beckett como a Bertram a su derecha e izquierda respectivamente, las unicas voces que para ella tenían aspecto, cuerpo visible, en su mente si, pero para ella son reales. Muchos años viendoles, desde antes de su conversión, espera..¿Consuelo?¿Confesarse? ¿Es que quería oir sus divertidos juegos? y...iba hacia ella con los brazos abiertos. -¿Quieres un abrazo? ¡Vale!.- Sin mediar palabra le dió un abrazo, agachandose para ello, aunque Bloondy no era especialmente alta, si lo era más que él. Tras darle un abrazo se separó mirandole, mientras le sonreía, no ampliamente para no enseñarle los colmillos, sí no seguro que se pondría histerico...o tal vez no, le había pedido un abrazo nada más verla, o así lo había pensado la vampiresa.
-Consuelo ¿y que clase de consuelo das tú?- Dijo hablandole como se le habla a un cachorrito de mascota, con una voz que por segundos se volvió más aguda. -Que ricura.- Comentó mirandole con los ojos muy abierto y poniendo una voz tán aguda por la emoción que haría aullar a los perros. Le miró de arriba a abajo, nunca había visto a alguien tán bajo sin que fuese un niño, y Bloondy empezó a sentir curiosidad por él, incluso a olerlo, no olía como los humanos, algo ocultaba...entrecerró los ojos. -¿Eres el padre de esta iglesia ricura? eso es algo..abstracto..sí abstracto..- Comentó pensativa con esa voz aguda aun, "¿Pero por que demonios le hablas así psycotica? Va a pensar que estas como una cabra" Escuchó la suave voz de Beckett a su derecha, "No es productivo, para de una vez" Bloondy giró un segundo a mirar a su derecha. -Ssssh..- Chisto llevandose un dedo al labio y volvió a mirar al cura con cierta ¿Ternura?.
Bloondy se quedó observandole con atención, había aquí algo raro, pero Bloondy como era habitual en ella no estaba atenta a eso, ¿Que le traía aquí a estas horas? Las voces logicamente, le habían dicho que entrase y ello lo hizo, por que no hacer caso, cuando no las hace caso el día es aburrido, miró a su alrededor, tanto a Beckett como a Bertram a su derecha e izquierda respectivamente, las unicas voces que para ella tenían aspecto, cuerpo visible, en su mente si, pero para ella son reales. Muchos años viendoles, desde antes de su conversión, espera..¿Consuelo?¿Confesarse? ¿Es que quería oir sus divertidos juegos? y...iba hacia ella con los brazos abiertos. -¿Quieres un abrazo? ¡Vale!.- Sin mediar palabra le dió un abrazo, agachandose para ello, aunque Bloondy no era especialmente alta, si lo era más que él. Tras darle un abrazo se separó mirandole, mientras le sonreía, no ampliamente para no enseñarle los colmillos, sí no seguro que se pondría histerico...o tal vez no, le había pedido un abrazo nada más verla, o así lo había pensado la vampiresa.
-Consuelo ¿y que clase de consuelo das tú?- Dijo hablandole como se le habla a un cachorrito de mascota, con una voz que por segundos se volvió más aguda. -Que ricura.- Comentó mirandole con los ojos muy abierto y poniendo una voz tán aguda por la emoción que haría aullar a los perros. Le miró de arriba a abajo, nunca había visto a alguien tán bajo sin que fuese un niño, y Bloondy empezó a sentir curiosidad por él, incluso a olerlo, no olía como los humanos, algo ocultaba...entrecerró los ojos. -¿Eres el padre de esta iglesia ricura? eso es algo..abstracto..sí abstracto..- Comentó pensativa con esa voz aguda aun, "¿Pero por que demonios le hablas así psycotica? Va a pensar que estas como una cabra" Escuchó la suave voz de Beckett a su derecha, "No es productivo, para de una vez" Bloondy giró un segundo a mirar a su derecha. -Ssssh..- Chisto llevandose un dedo al labio y volvió a mirar al cura con cierta ¿Ternura?.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
A pesar de los años que llevaba ejerciendo de cura en todos aquellos pueblos y ciudades de Francia, aquella fue la primera vez que un feligrés le dio un abrazo de manera inesperada. De vez en cuando ofrecía aquel tipo de consuelo a viudas y viudos, a niños huérfanos, a familiares de enfermos… Pero que le mostraran afecto de pronto, en el primer encuentro, no le había ocurrido nunca con anterioridad. Aún así, lo correspondió con gracia, dando unas suaves palmaditas en la espalda de la mujer antes de que ésta se apartara. Fue entonces que pudo ver bien sus ojos y el destello aquel que en sus orbes titilaba. La mirada de la fémina bailaba de un lado a otro, como si viera algo que él no era capaz de percibir. Se preguntó si sería una hechicera y estaba viendo muertos, otros a parte de él, claro estaba. Una sonrisa se le escapó, aunque al ser disimulada, apenas se vio entre la espesura de su barba.
Dio un par de pasos atrás, regresándole el espacio personal a la mujer e hizo un además con la mano para que avanzara ella primero por el pasillo o al menos lo hiciera a su lado. -Yo ofrezco el consuelo de ser escuchado. Sabiendo que no voy a juzgar, pero que si se me pide consejo, lo daré de buen grado.- Fue entonces que escuchó aquel chistado y giró al rostro, no rápido, sino despacio, sin pretender incomodar la presencia ajena ni sorprenderla con sus gestos repentinos. -Disculpe, ¿decía algo?- Había oído perfectamente lo que había dicho, pero no comprendía el por qué. De nuevo la idea de los espíritus rondó su mente. Mas confesar sus sospechas, sólo haría que levantarlas sobre sí mismo. Pocos humanos conocían de la existencia de otros seres, seres mágicos, sobrenaturales, tenebrosos. No quería ser él quien los descubriera ante el mundo sin querer, ya bastantes pecados acumulaba a sus espaldas por el simple hecho de seguir sobre la faz de la Tierra contando con más de quinientos años. -¿Desea tomar algo? Tal vez un poco de café.- Supuso que si deambulaba por la ciudad a aquellas horas, no debía estar buscando el sueño, así que algo de cafeína no le haría ningún mal.
Dio un par de pasos atrás, regresándole el espacio personal a la mujer e hizo un además con la mano para que avanzara ella primero por el pasillo o al menos lo hiciera a su lado. -Yo ofrezco el consuelo de ser escuchado. Sabiendo que no voy a juzgar, pero que si se me pide consejo, lo daré de buen grado.- Fue entonces que escuchó aquel chistado y giró al rostro, no rápido, sino despacio, sin pretender incomodar la presencia ajena ni sorprenderla con sus gestos repentinos. -Disculpe, ¿decía algo?- Había oído perfectamente lo que había dicho, pero no comprendía el por qué. De nuevo la idea de los espíritus rondó su mente. Mas confesar sus sospechas, sólo haría que levantarlas sobre sí mismo. Pocos humanos conocían de la existencia de otros seres, seres mágicos, sobrenaturales, tenebrosos. No quería ser él quien los descubriera ante el mundo sin querer, ya bastantes pecados acumulaba a sus espaldas por el simple hecho de seguir sobre la faz de la Tierra contando con más de quinientos años. -¿Desea tomar algo? Tal vez un poco de café.- Supuso que si deambulaba por la ciudad a aquellas horas, no debía estar buscando el sueño, así que algo de cafeína no le haría ningún mal.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Ladeaba la cabeza mientras empezaba a tener un leve balanceo mientras observaba con avidez a aquel cura, no solo le había seguido el abrazo con alegria, eso no suele pasar, si no que se lo había correspondido, realmente casi habría visto hasta normal un empujon, así que ofrece consuelo y escucha...eso lo encontró hasta interesante el comentario, de echo Bloondy sonrió de medio lado, bien, si estaba dispuesto a escuchar, veamos que tenía que decir "A ver que le dices, parece simpatico, intenta no darle tumba" gruño suavemente la voz de Beckett a su derecha, Bloondy seguía con los ojos clavados en el cura, pero no tenía mucho problema en responderle. - No, no voy a hacer eso.- Contestó en voz baja, mientras ladeaba la cabeza ahora hacía el otro lado. -Siempre asusto a todo el mundo, menos a mi hermano...a él no, los demas sí.- Le contó al cura, simplemente a ver si tenía tambien una sonrisa y consuelo para eso, aunque ciertamente ese cura no parecía comportarse como los demas y temerla. Eso a Bloondy le llamaba ciertamente la atención.
Había algo en él que no terminaba de cuadrar, pero lo de ofrecer un té la sorprendió, sonrió nuevamente de medio lado. - Pensé que me ofrecería la sangre...- comentó haciendo una dramatica pausa pero dejo escapar una carcajada.- ..de cristo.- Se refería naturalmente al vino, pero ciertamente el café le solia gustar, pero era raro que le ofrecieran.- Me gusta el café, sobretodo con menta, en realidad me gusta decir la palabra menta...¡¡menta!! ¿ves? es divertido.- Dijo de manera jocosa la vampiresa, mientras la imagen de Beckett se le acercaba "Te estas pasando..." susurró con calma. Bloondy se quedó pensativa por eso último, mientras miraba al pequeño cura. -Oye, y como es que una ricura como tú es cura, tienes pinta de...ahm...no se, pero no pareces cura, aunque pareces un santurrón, es algo abstracto.- Decía Bloondy mientras de reojo observaba la cara de Beckett acariciandose las siens a modo de relajarse.
Miraba nuevamente las estatuas con algo de recelo, casi como si fuesen a saltarle encima de un momento a otro, más miraba ahora de manera curiosa al cura, le sorprendia que alguien como él se abrazase a dios, la gente no solía ser muy amable aun menos con los que eran diferentes al resto, y aun así había pedido un abrazo y daba consuelo a las almas descarriadas. -Tú no eres un simple cura, lo veo.- Dijo de manera repentina ahora con un tono más frio y serio, mirandole con sus negros ojos como el abismo como si quisiera ver a traves de él.
Había algo en él que no terminaba de cuadrar, pero lo de ofrecer un té la sorprendió, sonrió nuevamente de medio lado. - Pensé que me ofrecería la sangre...- comentó haciendo una dramatica pausa pero dejo escapar una carcajada.- ..de cristo.- Se refería naturalmente al vino, pero ciertamente el café le solia gustar, pero era raro que le ofrecieran.- Me gusta el café, sobretodo con menta, en realidad me gusta decir la palabra menta...¡¡menta!! ¿ves? es divertido.- Dijo de manera jocosa la vampiresa, mientras la imagen de Beckett se le acercaba "Te estas pasando..." susurró con calma. Bloondy se quedó pensativa por eso último, mientras miraba al pequeño cura. -Oye, y como es que una ricura como tú es cura, tienes pinta de...ahm...no se, pero no pareces cura, aunque pareces un santurrón, es algo abstracto.- Decía Bloondy mientras de reojo observaba la cara de Beckett acariciandose las siens a modo de relajarse.
Miraba nuevamente las estatuas con algo de recelo, casi como si fuesen a saltarle encima de un momento a otro, más miraba ahora de manera curiosa al cura, le sorprendia que alguien como él se abrazase a dios, la gente no solía ser muy amable aun menos con los que eran diferentes al resto, y aun así había pedido un abrazo y daba consuelo a las almas descarriadas. -Tú no eres un simple cura, lo veo.- Dijo de manera repentina ahora con un tono más frio y serio, mirandole con sus negros ojos como el abismo como si quisiera ver a traves de él.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
¿Quién era él para juzgar a nadie? Menos aún a alguien por hablar con espíritus, a fin de cuentas él conversaba con Dios, aunque éste no le respondiera desde hacía años. Siguió caminando junto a la mujer, observándola de vez en cuando, mas intentando hacerlo con cautela y calma, sin verse codicioso en eso de mirarla. -¿Qué os trae por aquí a estas horas, madame? París es una ciudad peligrosa, todavía más de noche.- Conocía bien las sombras que acechaban a la vuelta de la esquina, los riesgos de deambular cuando el sol ya no brillaba en el firmamento. Él podría haber sido una de aquellas oscuridades que se cernían sobre los cuerpos confiados de humanos despistados. Sin embargo, aunque silenciosa, tenía la ayuda del Señor. Él le tendía su mano sin palabra alguna y le guiaba en el camino correcto. “No beberás sangre de los humanos sin su consentimiento”, “No tomarás a una mujer que no lo desee”, “No beberás alcohol antes del mediodía”. Esas eran las normas que él mismo se había impuesto, intentando seguir el sendero de Jesucristo.
Subió las escaleras al final del pasillo y cuando estuvo arriba, giró sobre los talones y tendió su mano a la dama. -¿Permite que la ayude?- Ante todo, Edmond era un caballero. Que luego se fuera al burdel de prostitutas no tenía nada que ver, tampoco a las cortesanas las trataba mal, a menos que ellas se lo pidieran, claro estaba. Una ladina sonrisa amenazó con asomar a sus labios, pero la reprimió, no era momento de pensar en tales cosas.
Se sorprendió cuando la escuchó alzar la voz al repetir la palabra menta, ésta vez si se le escapó una breve risa, aunque enseguida carraspeó y se disculpó llevando la mano que no le había ofrecido al pecho. -Disculpe mis modales, últimamente no tengo muchas visitas fuera de las horas de misa. Y creo que tengo algo de menta, espero poder complacerla con una buena taza de café a su gusto para entrar en calor.- Se encaminó a la puerta de la sacristía y una frente a ella, la abrió, cediéndole el paso a la morena. -Nadie es simple, me temo, madame. Ni siquiera los curas.- Respondió con tono risueño y agradable al comentario que su acompañante le propició. Aguardó a que ella entrara primero y la siguió, yendo a preparar la bebida prometida.
Subió las escaleras al final del pasillo y cuando estuvo arriba, giró sobre los talones y tendió su mano a la dama. -¿Permite que la ayude?- Ante todo, Edmond era un caballero. Que luego se fuera al burdel de prostitutas no tenía nada que ver, tampoco a las cortesanas las trataba mal, a menos que ellas se lo pidieran, claro estaba. Una ladina sonrisa amenazó con asomar a sus labios, pero la reprimió, no era momento de pensar en tales cosas.
Se sorprendió cuando la escuchó alzar la voz al repetir la palabra menta, ésta vez si se le escapó una breve risa, aunque enseguida carraspeó y se disculpó llevando la mano que no le había ofrecido al pecho. -Disculpe mis modales, últimamente no tengo muchas visitas fuera de las horas de misa. Y creo que tengo algo de menta, espero poder complacerla con una buena taza de café a su gusto para entrar en calor.- Se encaminó a la puerta de la sacristía y una frente a ella, la abrió, cediéndole el paso a la morena. -Nadie es simple, me temo, madame. Ni siquiera los curas.- Respondió con tono risueño y agradable al comentario que su acompañante le propició. Aguardó a que ella entrara primero y la siguió, yendo a preparar la bebida prometida.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Bloondy no tenía mucho reparo en seguir al cura, mientras le observaba con suma curiosidad, bastante, había algo que no le terminaba de cuadrar, se acariciaba delicadamente la mandibula, le estaba viendo ciertamente encantador y eso era algo extraño para la vampiresa, "Normalmente te despierta el hambre cuando encuentras encantador a alguien, ¿Qué ocurre?" Dijo Beckett, Bloondy ladeó la cabeza, e incluso empezo a olisquearle, buscando captar el aroma de su sangre, pero la pregunta echa por el cura la distrajo en ese momento. -Sentí que tenía que entrar aquí.- Respondió al cura encogiendose de hombros. "Por un segundo pensé que ibas a ser nuevamente brutalmente sincera" se mofó Beckett, Bloondy le fulminó con la mirada mirando hacía su derecha, despues volvió a observar al hombre sonriendole aun sin mostrar los colmillos.
Se sorprendió de la caballerosidad, hacía tiempo que pocos eran así y menos aun con ella, seguía jugando con sus dedos mientras pensaba por que esa actitud, y más aun en un cura, quería conseguir saber más de él, notaba algo, pero no sabía del todo el qué. Quizás la falta de experiencía en usar su perfección del aura, Bloondy jugaba con un mechon de su negro pelo. -No, los curas tienen una mente cuadrada a veces, más tú no das esa impresión, me gustas.- Dijo de manera calmada, quería tantear antes de hacer las preguntas o saldría huyendo, o peor llamaría a un inquisidor, un escalofrio le recorrió la espalda de manera algo violenta, pero solo sacudió un poco la cabeza antes de volver a fijar la vista en el cura, se acercó e hizo una señoreada reverencia ante él. -Soy Lady Bloondy Blackbird.- Se presentó finalmente con animos de que él hiciese lo mismo.
De echó el comportamiento de Bloondy empezó a ser algo de naturaleza más curiosa, tenía gracias a su condición la capacidad de notar cuando algo era singular en algún momento, y tenía todas las alarmas ahora sonando, pero pensó que tampoco perdería mucho si intentaba indagar. -Bien ricura, ¿Como alguien como tú lleva una iglesia? sin embargo no pareces muy alterado al hablar de la oscuridad, casi pareciese que incluso te encuentras comodo con ella, que curioso para un pastor...yo soy la oveja que se extravió en la noche de los tiempos de mi oscuridad, jijiji pero me agrada la compañia, y más si es de alguien tan absolutamente risueño. - Le guiño un ojo al cura mientras sonreía de forma discreta.
Se sorprendió de la caballerosidad, hacía tiempo que pocos eran así y menos aun con ella, seguía jugando con sus dedos mientras pensaba por que esa actitud, y más aun en un cura, quería conseguir saber más de él, notaba algo, pero no sabía del todo el qué. Quizás la falta de experiencía en usar su perfección del aura, Bloondy jugaba con un mechon de su negro pelo. -No, los curas tienen una mente cuadrada a veces, más tú no das esa impresión, me gustas.- Dijo de manera calmada, quería tantear antes de hacer las preguntas o saldría huyendo, o peor llamaría a un inquisidor, un escalofrio le recorrió la espalda de manera algo violenta, pero solo sacudió un poco la cabeza antes de volver a fijar la vista en el cura, se acercó e hizo una señoreada reverencia ante él. -Soy Lady Bloondy Blackbird.- Se presentó finalmente con animos de que él hiciese lo mismo.
De echó el comportamiento de Bloondy empezó a ser algo de naturaleza más curiosa, tenía gracias a su condición la capacidad de notar cuando algo era singular en algún momento, y tenía todas las alarmas ahora sonando, pero pensó que tampoco perdería mucho si intentaba indagar. -Bien ricura, ¿Como alguien como tú lleva una iglesia? sin embargo no pareces muy alterado al hablar de la oscuridad, casi pareciese que incluso te encuentras comodo con ella, que curioso para un pastor...yo soy la oveja que se extravió en la noche de los tiempos de mi oscuridad, jijiji pero me agrada la compañia, y más si es de alguien tan absolutamente risueño. - Le guiño un ojo al cura mientras sonreía de forma discreta.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 340
Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Aún no había alcanzado el pequeño hornillo que tenía en un rincón de la sacristía para preparar bebidas calientes cuando escuchó a la dama presentarse y de inmediato se giró, sobrecogido por la falta de modales que estaba teniendo aquella noche con la mujer. -Ruego me disculpe de nuevo, hoy no estoy en mi mejor momento.- Hizo una reverencia como todo un caballero, brazo en el vientre y brazo a la espalda, observando de nuevo a la dama antes de incorporarse. -Edmond Lautrec para servirla.- Le dedicó una nueva sonrisa, teñida con cierta vergüenza por lo despistado que parecía estar siendo. Y al final rio al recordar el comentario hecho por la mujer, dándose un leve toque con los nudillos en la cabeza, en la zona mullida por el pelo. -Como ve, en mi caso lo de cabeza cuadrada es literal.- Se tomó la licencia de bromear antes de aproximarse a prender la llama y poner agua a calentar.
Cuando ya estuvo todo en marcha, giró y se aproximó a la joven, todos eran jóvenes comparados con él, y con un gesto le retiró la silla para que tomara asiento a la pesada mesa de gruesos listones de madera. Una vez la acomodó, fue a colocarse frente a ella, también sentado. -Soy un siervo de Dios, conozco bien la oscuridad de las almas. Incluso la de la mía propia.- Si bien como vampiro se consideraba que no podía tener alma, él tenía una percepción distinta de lo que todo aquello implicaba. Alzó las cejas, escuchando proseguir a la fémina, con ambas manos sobre la mesa y los dedos de ambas entrecruzados. -¿Por qué os consideráis la oveja descarriada, madame?- La observó con mayor detenimiento ahora que estaban quietos y tranquilos a la luz de las teas de aceite que iluminaban la estancia, cuyas llamas oscilaban levemente por la falta de corriente de aire. -Si me permitís el atrevimiento, yo os veo como a una joven hermosa un tanto perdida. Pero no es lo mismo perderse que desviarse a sabiendas.- Le ofreció sus oídos para escuchar su historia, lo que ella le deseara contar. Era muy bueno atendiendo a los feligreses, y es que prestar atención era la parte más importante de su oficio. Sólo callando podía uno ayudar y llegar a ofrecer consejo o consuelo.
Se escuchó el borboteo del agua y con cuidado de no hacer chirriar la silla, bajó de su aposento para ir a retirar el recipiente del fuego. Tomó un par de cucharadas de café previamente molido aquella mañana. Y lo metió en un pequeño cestillo hecho de metal con unos poros tan finos que lo único que pasaba era el agua caliente que entraba transparente y salía oscura y con un delicioso aroma tostado. -¿Querréis azúcar, Lady Blackbird?- La observó con calma y un gesto afable en el rostro.
Cuando ya estuvo todo en marcha, giró y se aproximó a la joven, todos eran jóvenes comparados con él, y con un gesto le retiró la silla para que tomara asiento a la pesada mesa de gruesos listones de madera. Una vez la acomodó, fue a colocarse frente a ella, también sentado. -Soy un siervo de Dios, conozco bien la oscuridad de las almas. Incluso la de la mía propia.- Si bien como vampiro se consideraba que no podía tener alma, él tenía una percepción distinta de lo que todo aquello implicaba. Alzó las cejas, escuchando proseguir a la fémina, con ambas manos sobre la mesa y los dedos de ambas entrecruzados. -¿Por qué os consideráis la oveja descarriada, madame?- La observó con mayor detenimiento ahora que estaban quietos y tranquilos a la luz de las teas de aceite que iluminaban la estancia, cuyas llamas oscilaban levemente por la falta de corriente de aire. -Si me permitís el atrevimiento, yo os veo como a una joven hermosa un tanto perdida. Pero no es lo mismo perderse que desviarse a sabiendas.- Le ofreció sus oídos para escuchar su historia, lo que ella le deseara contar. Era muy bueno atendiendo a los feligreses, y es que prestar atención era la parte más importante de su oficio. Sólo callando podía uno ayudar y llegar a ofrecer consejo o consuelo.
Se escuchó el borboteo del agua y con cuidado de no hacer chirriar la silla, bajó de su aposento para ir a retirar el recipiente del fuego. Tomó un par de cucharadas de café previamente molido aquella mañana. Y lo metió en un pequeño cestillo hecho de metal con unos poros tan finos que lo único que pasaba era el agua caliente que entraba transparente y salía oscura y con un delicioso aroma tostado. -¿Querréis azúcar, Lady Blackbird?- La observó con calma y un gesto afable en el rostro.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
La vampiresa observaba al cura, de echo su rostro empezó a cargarse de cierta ambición, mientras sus ojos negros como el abismo seguían clavados en él con avidez. Era escesivamente atento y caballeroso, y la vampiresa sabía bien por su esperiencia que los hombres solían ser amables por cara al publico o por interes de algo, y ahora no había nadie allí solo ellos dos, miró a su derecha donde la imagen de Beckett se cubría de oscuridad solo viendosele en su mente sus dos ojos naranjas y brillantes como los de un demonio. Volvió a prestar atención al cura que al fin revelo su nombre, al que Bloondy correspondió su reverencía asintiendo levemente, se rió llevandose los dedos a los labios por la broma dada por Edmond sobre su cabeza cuadrada. Era extrañamente divertido para ser cura y la ambición de Bloondy crecía.
Un siervo de Dios, ¡jum! como si a Dios le importase algo ahí sentado en su pedestal, que cosas tenían algunos, pero aun no revelaría su opinión religiosa y lo que pensaba sobre esa ferrea creencia que el cura parecía tener, solo le escuchaba la adulación que este ofrecía a su señor, le era cuanto menos curiosa, sí. Edmond parecía sentir curiosidad por ella, pero le sorprendió la pregunta de por que se consideraba descarriada, Bloondy se llevo la mano a la sien. - Hay tanta gente dentro de mi.- Dijo de una forma lugubre, refiriendose a las voces, pero seguidamente soltó una risilla cordial. - Solo me veo rodeada de sombras, sombras tenebrosas como algunas almas.- Comentó finalmente Bloondy, mientras seguía jugando con su mechon de pelo. -He vivido mucho tiempo en la oscuridad desde joven, fue dificil en aquel sitio no descarriarse...- Quizás esas palabras serían algo confusas para Edmond, pero las imagenes de la institución psiquiatrica volvían a la mente de Bloondy con tenebrosos recuerdos.
La actitud de la vampiresa se hacía algo más intensa, mirando como un lobo miraría a una oveja antes de avalanzarse para comersela, acechante, pues esa era la actitud que puso Bloondy seguidamente, como el de un depredador acechando, mirandole de manera intensa, mientras mantenía sus labios dibujando una sonrisa, sintió curiosidad. - Si, un poco de azucar.- Respondió a Edmond, "¿Que tiene en su mente...que ve él?" Dijo ahora una voz fria y aspera en la mente de Bloondy, está se puso en un estado de alerta al escuchar esa carraspeante voz en su mente. -Me tienes intrigada ricura...¿Perdida? ¿por que tiene esa definición? me quema la curiosidad.- Preguntó la vampiresa muy ansiosamente.
Un siervo de Dios, ¡jum! como si a Dios le importase algo ahí sentado en su pedestal, que cosas tenían algunos, pero aun no revelaría su opinión religiosa y lo que pensaba sobre esa ferrea creencia que el cura parecía tener, solo le escuchaba la adulación que este ofrecía a su señor, le era cuanto menos curiosa, sí. Edmond parecía sentir curiosidad por ella, pero le sorprendió la pregunta de por que se consideraba descarriada, Bloondy se llevo la mano a la sien. - Hay tanta gente dentro de mi.- Dijo de una forma lugubre, refiriendose a las voces, pero seguidamente soltó una risilla cordial. - Solo me veo rodeada de sombras, sombras tenebrosas como algunas almas.- Comentó finalmente Bloondy, mientras seguía jugando con su mechon de pelo. -He vivido mucho tiempo en la oscuridad desde joven, fue dificil en aquel sitio no descarriarse...- Quizás esas palabras serían algo confusas para Edmond, pero las imagenes de la institución psiquiatrica volvían a la mente de Bloondy con tenebrosos recuerdos.
La actitud de la vampiresa se hacía algo más intensa, mirando como un lobo miraría a una oveja antes de avalanzarse para comersela, acechante, pues esa era la actitud que puso Bloondy seguidamente, como el de un depredador acechando, mirandole de manera intensa, mientras mantenía sus labios dibujando una sonrisa, sintió curiosidad. - Si, un poco de azucar.- Respondió a Edmond, "¿Que tiene en su mente...que ve él?" Dijo ahora una voz fria y aspera en la mente de Bloondy, está se puso en un estado de alerta al escuchar esa carraspeante voz en su mente. -Me tienes intrigada ricura...¿Perdida? ¿por que tiene esa definición? me quema la curiosidad.- Preguntó la vampiresa muy ansiosamente.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Algo parecía preocupar a la dama, algo que al mismo tiempo la mantenía con la mirada fija en el cura, y aunque él era un hombre tranquilo y apacible, pensó que era bastante posible que la mujer tuviera algún tipo de sospechas sobre él. Era consciente de los malos rumores que algunos clérigos hacían correr por toda Francia con sus malos hábitos, pero Edmond era un hombre distinto, de hecho, ni siquiera era un hombre en sí. Sin embargo, tampoco era como el resto de los vampiros, no como los que se pintaban en los libros, al menos, o muchos de los que él había conocido. Pero a lo largo de su más de medio siglo con vida, se había topado con todo tipo de inmortales y entre ellos poco tenían que ver los unos con los otros. De lo único que solía pecar la mayoría era de tener un ego muy grande o creerse invencibles, pero por lo demás, sus personalidades distaban tanto como las de cualquier persona normal con la de su vecino.
Escuchar el comentario de la joven le hizo sentir suma curiosidad, ¿qué querría decir con aquello de tener a tanta gente dentro? Tal vez era el recuerdo de aquellos que la habían abandonado… O podía ser una hechicera que fuera utilizada como recipiente para almas. Recordó haber conocido a una en el pasado, hacía cosa de un siglo más o menos. Pero no le cuadraba, algo le decía que no era el caso. Y si bien podría usar su poder para ver el aura, eso era algo a lo que el sacerdote se negaba desde hacía tanto tiempo que ya no recordaba cómo se usaba. Aún así no insistió, pues la vio cambiando de tema y, a pesar de la curiosidad, el vampiro era alguien empático y cuidadoso, no le gustaba forzar las situaciones, las cosas debían darse de forma natural o, como mucho, con un empujoncito. Pero el comentario sobre aquel desconocido lugar le abrió una puerta para cuestionar. -¿Qué sitio podría hacer descarriarse a un alma, madame?- Dejó la pregunta en el aire, añadiendo azúcar al café de la dama y se lo acercó, dejando otra taza frente a su silla, a la cual se subió para acompañar a la joven. La observó con atención, mostrándose abierto a escuchar sus temores, sus dudas, o el relato de su pasado que parecía pesar sobre sus delicados hombros.
Rodeó el recipiente con ambas manos, sintiendo el calor emanar hasta sus dedos fríos y fuertes. Ladeó ínfimamente la cabeza al recibir la pregunta, sopesándola unos segundos antes de responder con calma. -Veo su mirada nublada y, si permite mi osadía, a pesar de esa hermosa sonrisa, intuyo malestar, temor, oscuridad.- Carraspeó tras negar e hizo un gesto con la mano para disculparse. -Espero que no se ofenda por mis palabras, es lo último que desearía.- A veces, aún y pensando antes de hablar, no elegía las palabras adecuadas para la ocasión.
Escuchar el comentario de la joven le hizo sentir suma curiosidad, ¿qué querría decir con aquello de tener a tanta gente dentro? Tal vez era el recuerdo de aquellos que la habían abandonado… O podía ser una hechicera que fuera utilizada como recipiente para almas. Recordó haber conocido a una en el pasado, hacía cosa de un siglo más o menos. Pero no le cuadraba, algo le decía que no era el caso. Y si bien podría usar su poder para ver el aura, eso era algo a lo que el sacerdote se negaba desde hacía tanto tiempo que ya no recordaba cómo se usaba. Aún así no insistió, pues la vio cambiando de tema y, a pesar de la curiosidad, el vampiro era alguien empático y cuidadoso, no le gustaba forzar las situaciones, las cosas debían darse de forma natural o, como mucho, con un empujoncito. Pero el comentario sobre aquel desconocido lugar le abrió una puerta para cuestionar. -¿Qué sitio podría hacer descarriarse a un alma, madame?- Dejó la pregunta en el aire, añadiendo azúcar al café de la dama y se lo acercó, dejando otra taza frente a su silla, a la cual se subió para acompañar a la joven. La observó con atención, mostrándose abierto a escuchar sus temores, sus dudas, o el relato de su pasado que parecía pesar sobre sus delicados hombros.
Rodeó el recipiente con ambas manos, sintiendo el calor emanar hasta sus dedos fríos y fuertes. Ladeó ínfimamente la cabeza al recibir la pregunta, sopesándola unos segundos antes de responder con calma. -Veo su mirada nublada y, si permite mi osadía, a pesar de esa hermosa sonrisa, intuyo malestar, temor, oscuridad.- Carraspeó tras negar e hizo un gesto con la mano para disculparse. -Espero que no se ofenda por mis palabras, es lo último que desearía.- A veces, aún y pensando antes de hablar, no elegía las palabras adecuadas para la ocasión.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Bloondy metió los dedos entre su negra cabellera acariciandose de forma algo nerviosa, ese cura veía más de lo que realmente admitía, eso era algo insolito, algo especial, pocos miran más allá de su nariz, no digamos más allá de su ombligo, muchos ciegos, muchos sordos, Bloondy los conocía bien, pero Edmond no era así no lo parecía, incluso la embriagaba una extraña sensación de seguridad que hacía mucho no sentía. Se deslizaba la lengua por los labios levemente, sonrió de medio lado. - ¿Que sitio hace descarriarse un alma? hay unos cuantos, pero el que te hace realmente perderse es el sitio donde los gritos son un eco permanente de dulces paredes acolchadas.- Comentó la vampiresa para darle pistas al cura de a lo que se refería. Quizás eso hiciese que se volviese algo receloso con ella, pero...de perdidos al rio.
Quizás fue por euforía o a saber el motivo Bloondy miraba al cura, cuando dijo la impresión que tenía de ella y su mirada, ladeo la cabeza observandole con curiosidad, con sumo interes, desde luego no había conocido nadie como él hasta ahora. -La oscuridad es tán honda a veces, que no se ve el final. Quizás ahora pierdas la fe, o tal vez no, usted no podría ofenderme ricura.- Dijo la vampiresa acechante, quizás se arrepentiría de esto, pero le sonrió, amplió tanto la sonrisa que se quedaron bien expuestos sus afilados colmillos, mientras dió un sobrenatural bufido, imposible de hacer para un humano, solo para mostrar que lo que veía el cura era real, Bloondy ansiaba probar la sangre de tán arduo caballero. La sonrisa seguia siendo amplia, mostrando permanentemente ahora sus colmillos.
Los negros ojos de Bloondy seguían fijos en Edmond. -Muy bien, ahora que me he apartado la mascara del rostro no hay por que seguir tanteando el terreno, creo que quiero morderte querido Edmond..- Comentó lentamente la vampiresa saboreando cada palabra que pronunciaba. Mientras empezaba a acercarse a él. -¿Más cual es tu mascara querido?. - Se acercaba más al cura, acechandole con avidez preguntandose si el cura sería aun impasible o empezaría a ver señales de alarma en él. -No me temas...no mato inocentes.- Terminó de comentar la vampiresa, mientras se acercaba de forma más descarada a intentar captar el aroma de su sangre.
Quizás fue por euforía o a saber el motivo Bloondy miraba al cura, cuando dijo la impresión que tenía de ella y su mirada, ladeo la cabeza observandole con curiosidad, con sumo interes, desde luego no había conocido nadie como él hasta ahora. -La oscuridad es tán honda a veces, que no se ve el final. Quizás ahora pierdas la fe, o tal vez no, usted no podría ofenderme ricura.- Dijo la vampiresa acechante, quizás se arrepentiría de esto, pero le sonrió, amplió tanto la sonrisa que se quedaron bien expuestos sus afilados colmillos, mientras dió un sobrenatural bufido, imposible de hacer para un humano, solo para mostrar que lo que veía el cura era real, Bloondy ansiaba probar la sangre de tán arduo caballero. La sonrisa seguia siendo amplia, mostrando permanentemente ahora sus colmillos.
Los negros ojos de Bloondy seguían fijos en Edmond. -Muy bien, ahora que me he apartado la mascara del rostro no hay por que seguir tanteando el terreno, creo que quiero morderte querido Edmond..- Comentó lentamente la vampiresa saboreando cada palabra que pronunciaba. Mientras empezaba a acercarse a él. -¿Más cual es tu mascara querido?. - Se acercaba más al cura, acechandole con avidez preguntandose si el cura sería aun impasible o empezaría a ver señales de alarma en él. -No me temas...no mato inocentes.- Terminó de comentar la vampiresa, mientras se acercaba de forma más descarada a intentar captar el aroma de su sangre.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
La descripción de la mujer fue más que suficiente para comprender a lo que hacía referencia. En su estatus de cura había visitado tantos sanatorios mentales que ya había perdido la cuenta, sobre todo por la de siglos que llevaba ejerciendo. Le fue fácil imaginarla allí encerrada, sufriendo como a muchos había visto hacer en el pasado. Recordaba los gritos desesperados, los de aquellos que reían sin control, los sollozos de sus almas carcomidas por la reclusión. Aún así, no quiso interrumpirla, así que únicamente asintió con pesar en la mirada, esperando demostrarle así que sabía a lo que hacía referencia. Era un hombre que sentía compasión, más no lástima sin motivo. Aquello último era para casos extremos y la dama no estaba en aquella clasificación.
Le dio un sorbo al café, pues el que quemara o no a él le era indiferente, de hecho, incluso apreciaba ese ardor quemando su lengua o su piel, recordándole aquel calor que ya hacía tanto tiempo que había perdido. Sus cejas se alzaron al escuchar el comentario ajeno, sumido en la curiosidad y un ligero recelo. Su fe era inquebrantable, si convertirse en lo que era no se la había robado, nada podría hacerlo ya, de eso estaba convencido. Sus ojos que aparentaban siempre estar ligeramente cansados, pero era algo normal que se vieran así, de pronto se abrieron con sorpresa al ver unos afilados colmillos que conocía bien, no aquellos en concreto, pero si el aspecto general y lo mortales que podían llegar a ser. Dejó la taza sobre la mesa, por inercia, casi como si se le cayera, pero sin llegar a derramar ni una sola gota. La siguió observando con asombro, girando la cabeza y hasta el cuerpo entero sobre la silla cuando la vampiresa se le fue acercando como si acechara a un cervatillo desvalido. Mas ella no sabía que el padre de eso no tenía nada, sencillamente le extrañaba encontrarse con otro igual y nada menos que en la iglesia. Las palabras de la mujer parecieron difuminarse con el ambiente y tardaron mucho en volver a formarse y alcanzar los oídos de Edmond, que sumido en una especie de alucinación temporal en la que recordaba un encuentro similar hacía mucho tiempo, no se percató que, de pronto, ya tenía a la morena encima. Dio un respingo, por reaccionar ante la cercanía, no por lo que ella era y por poco no cayó de la silla, agarrándose al borde de la mesa con una mano para compensar el desequilibrio. -Me temo que mi sangre no sería de su agrado, Lady Blackbird.- Intentó disuadirla con palabras, manteniendo la calma. Le dedicó una leve sonrisa, una tranquila y apaciguadora. Le sorprendía que el olor de lo que corría por sus venas llamara la atención de la dama, no solía ocurrirle, más bien lo contrario.
Le dio un sorbo al café, pues el que quemara o no a él le era indiferente, de hecho, incluso apreciaba ese ardor quemando su lengua o su piel, recordándole aquel calor que ya hacía tanto tiempo que había perdido. Sus cejas se alzaron al escuchar el comentario ajeno, sumido en la curiosidad y un ligero recelo. Su fe era inquebrantable, si convertirse en lo que era no se la había robado, nada podría hacerlo ya, de eso estaba convencido. Sus ojos que aparentaban siempre estar ligeramente cansados, pero era algo normal que se vieran así, de pronto se abrieron con sorpresa al ver unos afilados colmillos que conocía bien, no aquellos en concreto, pero si el aspecto general y lo mortales que podían llegar a ser. Dejó la taza sobre la mesa, por inercia, casi como si se le cayera, pero sin llegar a derramar ni una sola gota. La siguió observando con asombro, girando la cabeza y hasta el cuerpo entero sobre la silla cuando la vampiresa se le fue acercando como si acechara a un cervatillo desvalido. Mas ella no sabía que el padre de eso no tenía nada, sencillamente le extrañaba encontrarse con otro igual y nada menos que en la iglesia. Las palabras de la mujer parecieron difuminarse con el ambiente y tardaron mucho en volver a formarse y alcanzar los oídos de Edmond, que sumido en una especie de alucinación temporal en la que recordaba un encuentro similar hacía mucho tiempo, no se percató que, de pronto, ya tenía a la morena encima. Dio un respingo, por reaccionar ante la cercanía, no por lo que ella era y por poco no cayó de la silla, agarrándose al borde de la mesa con una mano para compensar el desequilibrio. -Me temo que mi sangre no sería de su agrado, Lady Blackbird.- Intentó disuadirla con palabras, manteniendo la calma. Le dedicó una leve sonrisa, una tranquila y apaciguadora. Le sorprendía que el olor de lo que corría por sus venas llamara la atención de la dama, no solía ocurrirle, más bien lo contrario.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Bloondy le miraba bufando por el ansia de sangre, más la reacción del cura la dejo en demasia del desconcierto, no se había asustado, no al menos en esceso, clavó sus largas y afiladas uñas en la madera de la mesa mientras le observaba de manera fija, sin parpadear. Mientras se fue inclinando levemente hacia atrás alejandose de él hasta volver a sentarse. Mientras fruncía el ceño mirandole. -¿Por que no? cuando la sangre proviene de alguien que me gusta suele estar rica.- Dijo de manera despreocupada. Sinceramente rara vez mordía a alguien que no le resultase atractivo, solo cuando se dejaba llevar por la euforia de sangre, y eso ocurría de tanto en cuando, toqueteo con las uñas la mesa volviendo a coger su taza para darle un trago, ya no había que preocuparse de que sus afilados colmillos estuvieran suficientemente ocultos.
"Algo me dice que es una criatura de la noche, eso no significa que su sangre sea mala querida" Susurró la carraspeante y fria voz a la izquierda de Bloondy, esta miró lentamente a su izquierda donde no había nadie. -Nunca dije lo contrarío.- Respondió Bloondy sin disimular la conversación, no había por qué hacerlo, volvió a mirar a Edmond dispuesta a satisfacer sus curiosidad. -Más la sangre toxica de los licanos no corre por tus venas, no me hueles a lobo...diría que hueles a...- Se quedó pensativo "Huele a otro cainita sin duda" Susurró Bertram a la mente de Bloondy, entonces cayó en la cuenta de quien había frente a ella y como podía haber sido tán torpe de no percibirlo. -....vampiro...no me había dado cuenta..- Dijo casi en un susurro. Se dió ella sola un golpe con su mano en la sien, antes de reir un poco.
-No conozco a ningún otro vastago chico, solo a mi hermano.- Le dice bastante alegremente, como si por fin hubiese encontrado algo que le gustase, de echo, el pequeño hombre le era muy agradable, ademas tenía un atractivo exotico cuanto menos, a pesar de su altura, consideraba que tenía unos rasgos atractivos ciertamente. Le sonreía de una manera muy amplia mientras ladeaba la cabeza. -¿Como te han liberado de las ataduras de la mortalidad? Es un momento tán embriagador...un cazador de la oscuridad renacido..- Divaga recordando el momento de la transformación, aunque hacía años ya, aun lo tenía bien presente. -Morir cada mañana y renacer al anochecer.- Se relame entre sus pensamientos antes de volver a dar otro sorbo a la taza.
"Algo me dice que es una criatura de la noche, eso no significa que su sangre sea mala querida" Susurró la carraspeante y fria voz a la izquierda de Bloondy, esta miró lentamente a su izquierda donde no había nadie. -Nunca dije lo contrarío.- Respondió Bloondy sin disimular la conversación, no había por qué hacerlo, volvió a mirar a Edmond dispuesta a satisfacer sus curiosidad. -Más la sangre toxica de los licanos no corre por tus venas, no me hueles a lobo...diría que hueles a...- Se quedó pensativo "Huele a otro cainita sin duda" Susurró Bertram a la mente de Bloondy, entonces cayó en la cuenta de quien había frente a ella y como podía haber sido tán torpe de no percibirlo. -....vampiro...no me había dado cuenta..- Dijo casi en un susurro. Se dió ella sola un golpe con su mano en la sien, antes de reir un poco.
-No conozco a ningún otro vastago chico, solo a mi hermano.- Le dice bastante alegremente, como si por fin hubiese encontrado algo que le gustase, de echo, el pequeño hombre le era muy agradable, ademas tenía un atractivo exotico cuanto menos, a pesar de su altura, consideraba que tenía unos rasgos atractivos ciertamente. Le sonreía de una manera muy amplia mientras ladeaba la cabeza. -¿Como te han liberado de las ataduras de la mortalidad? Es un momento tán embriagador...un cazador de la oscuridad renacido..- Divaga recordando el momento de la transformación, aunque hacía años ya, aun lo tenía bien presente. -Morir cada mañana y renacer al anochecer.- Se relame entre sus pensamientos antes de volver a dar otro sorbo a la taza.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Vio el gesto de inconformismo en el rostro de la dama, de la que en realidad acababa de descubrirse ante el cura como una vampiresa, pero aquello no le sentó mal al clérigo ni le hizo sentir amenazado. Como buen inmortal sabía lo que era la sed, pero también sabía controlarla después de tantos años como tal, obviamente no todas las situaciones eran iguales y, muy de vez en cuando, el contener las ganas de morder se volvía una ardua tarea y, en muy raras ocasiones, se le había antojado casi imposible. Pero gracias al Señor había salido airoso de todas aquellas situaciones y sólo mordía con el consentimiento previo de las víctimas. Claro que, su don de persuasión tenía mucho que ver, pero había sido un regalo, una ventaja que Dios le había concedido a cambio de su condena. Al menos, eso quería creer Edmond.
Esperó a que la joven se sentara de nuevo, colocándose él mismo una vez más como correspondía en su silla. Volvió a rodear la taza de café con ambas manos y dirigió sus oscuros ojos al frente, atento a la conversación unilateral que parecía tener de nuevo la morena. Parecía que no sólo escuchaba voces, también debía ver algo por cómo dirigía su vista a un lado y a otro antes de contestar a comentarios que el francés no era capaz de oír.
En cuanto las cosas volvieron a centrarse en su persona y escuchó la pregunta foránea, el semblante afable del padre pareció apagarse como si alguien hubiera soplado todas las velas que iluminaban la sacristía. Para él, la conversión no era un momento para recordar, no era algo agradable ni mucho menos. Había sido el momento en que el Señor le había dejado de lado, le había condenado y castigado. Aunque con ello hubiese prolongado hasta la eternidad el tiempo en que pudiera servirle, ya nada había sido lo mismo desde entonces. -Disculpe que discrepe con usted, madame. Para mí, ser lo que soy, no es un recuerdo embriagador, sino una flagelación.- Y como algunos creyentes de la época, creía que era el único modo de hacer las paces con el todopoderoso que observaba desde los cielos. Y cumpliría su cadena perpetua con devoción inmensurable. -Mas jamás discutiría mi destino, pues los caminos del Señor son inescrutables.-
Esperó a que la joven se sentara de nuevo, colocándose él mismo una vez más como correspondía en su silla. Volvió a rodear la taza de café con ambas manos y dirigió sus oscuros ojos al frente, atento a la conversación unilateral que parecía tener de nuevo la morena. Parecía que no sólo escuchaba voces, también debía ver algo por cómo dirigía su vista a un lado y a otro antes de contestar a comentarios que el francés no era capaz de oír.
En cuanto las cosas volvieron a centrarse en su persona y escuchó la pregunta foránea, el semblante afable del padre pareció apagarse como si alguien hubiera soplado todas las velas que iluminaban la sacristía. Para él, la conversión no era un momento para recordar, no era algo agradable ni mucho menos. Había sido el momento en que el Señor le había dejado de lado, le había condenado y castigado. Aunque con ello hubiese prolongado hasta la eternidad el tiempo en que pudiera servirle, ya nada había sido lo mismo desde entonces. -Disculpe que discrepe con usted, madame. Para mí, ser lo que soy, no es un recuerdo embriagador, sino una flagelación.- Y como algunos creyentes de la época, creía que era el único modo de hacer las paces con el todopoderoso que observaba desde los cielos. Y cumpliría su cadena perpetua con devoción inmensurable. -Mas jamás discutiría mi destino, pues los caminos del Señor son inescrutables.-
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Bloondy miraba al cura con aire confuso, para ella pues era inconcedible que alguien no disfrutase de su condición de cainita. Era algo insolito, de echo ni siquiera se comportaba como un vampiro, quizás por eso no había sentido la necesidad de usar su detección del aura para saber si era un vampiro o no, el hombre le estaba resultando sumamente curioso. -No pareces como yo...¿por que no eres como yo?- Musitó la vampiresa mientras seguía observandole, quizás por unos momentos se sintió algo sola, ya que el vampiro no compartía su entusiasmo por su don, pusó unos segundos el semblante de tristeza, hasta que miró a su derecha, en su mente Beckett sencillamente le sonreía mostrando sus colmillos, eso la reconfortó.
Sonriendo volvió a mirar al cura, está vez con cierta malicia en el rostro. -Entonces no ve mucho los dones cuando se le conceden, de no ser como yo te habría mordido.- Dijo con cierto tono juguetón y dió un bocado al aire como si amagara morderle, para despues reirse, se colocó mejor sentada en la silla mientras se auto abrazaba y empezaba un inquieto balanceo de alante hacía atrás muy repetitivo, de una manera algo obsesiva, mientras meditaba para sí observando al cura. -Igualmente deberías sacar más provecho, oir las penas de los demás siempre se puede hacer sumamente aburrido...y creeme, he escuchadó muchas a traves de paredes acolchadas...no existe la empatía y la comprensión para todo el mundo.- Dijo finalmente la vampiresa. Acordandose de las sinuosas noches de su vida mortal, mientras la camisa de fuerza era aun más fuerte que ella. Recordaba con nostalgia aquella noche de conversión, echaba de menos algunas cosas...sobre todo un tipo de compañia, aunque Beckett y Bertram hacían bien ese papel aunque solo los viera ella, sacudió la cabeza para despertar de sus pensamientos y miró a Edmond nuevamente frenando su balanceó, miró a los laterales como buscando algo que no se viera a simple vista para mirarle finalmente con desconcierto. -¿Y bien? ¿Como te alimentas? ¿o de quien?.- Dibujo una sonrisilla maliciosa volviendo a balancearse de esa obsesiva forma. .-¿Alguna damisela que presta su cuello o su muñeca?...o...un monaguillo quizás jijiji. -Rió de manera maliciosa, conocía las perversiones de algunos de los suyos, y era relativamente dificil de impresionar a la vampiresa.
Sonriendo volvió a mirar al cura, está vez con cierta malicia en el rostro. -Entonces no ve mucho los dones cuando se le conceden, de no ser como yo te habría mordido.- Dijo con cierto tono juguetón y dió un bocado al aire como si amagara morderle, para despues reirse, se colocó mejor sentada en la silla mientras se auto abrazaba y empezaba un inquieto balanceo de alante hacía atrás muy repetitivo, de una manera algo obsesiva, mientras meditaba para sí observando al cura. -Igualmente deberías sacar más provecho, oir las penas de los demás siempre se puede hacer sumamente aburrido...y creeme, he escuchadó muchas a traves de paredes acolchadas...no existe la empatía y la comprensión para todo el mundo.- Dijo finalmente la vampiresa. Acordandose de las sinuosas noches de su vida mortal, mientras la camisa de fuerza era aun más fuerte que ella. Recordaba con nostalgia aquella noche de conversión, echaba de menos algunas cosas...sobre todo un tipo de compañia, aunque Beckett y Bertram hacían bien ese papel aunque solo los viera ella, sacudió la cabeza para despertar de sus pensamientos y miró a Edmond nuevamente frenando su balanceó, miró a los laterales como buscando algo que no se viera a simple vista para mirarle finalmente con desconcierto. -¿Y bien? ¿Como te alimentas? ¿o de quien?.- Dibujo una sonrisilla maliciosa volviendo a balancearse de esa obsesiva forma. .-¿Alguna damisela que presta su cuello o su muñeca?...o...un monaguillo quizás jijiji. -Rió de manera maliciosa, conocía las perversiones de algunos de los suyos, y era relativamente dificil de impresionar a la vampiresa.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Percibió la confusión y las dudas en el rostro ajeno incluso antes de que los mostrara en forma de palabras. Comprendía el motivo, el propio cura era consciente de que no era un vampiro normal y corriente y que, por sobre todas las cosas, no era lógico que alguien convertido siguiera teniendo la fe que él le tenía a Dios. Pero era algo natural para Edmond, se había criado rodeado de religión, de gente que veneraba a nuestro Señor y toda su vida la había dedicado a ello, sintiéndose sumamente querido y recompensado por el gran Padre. Y, sin embargo, había pecado, se había desviado del sendero iluminado y, como buen penitente, había recibido su castigo, aunque fuera uno que él no esperaba. Durante largo tiempo se vio sumido en las tinieblas, creyó que la pena había sido demasiado grande para compensar su error, pero con el paso de los meses, se percató de que todo tenía sentido, que siendo inmortal, tenía toda la eternidad para servir a Dios y para, de nuevo, retomar la senda que se le había marcado.
Se había quedado perdido en sus pensamientos, en aquellos recuerdos que, de vez en cuando, pendían sobre sus hombros y le hacían agachar la cabeza momentáneamente. Pero no era el lugar adecuado y aún menos la compañía correcta para hacer semejante cosa. Regresó la vista a la morena e intentó sonreír con afabilidad al negar ante su propuesta. -Poder ayudar a los demás es un privilegio, madame. No es un lujo que todos puedan permitirse. Yo soy feliz así.- Sabía que ella lo veía todo de un modo distinto, pero era lógico, cada vampiro era distinto, como lo era cada ser humano. Todos tenían sus gustos, sus preferencias, sus destinos.
La observó mecerse y le recordó a alguna niña traumatizada con la que había tenido que tratar en el pasado, aislándose del mundo en su cabeza en la que, al parecer, había superpoblación. Ladeó ligeramente el rostro tras darle un nuevo sorbo al café y una leve sonrisa asomó a sus labios enmarcados en la espesa barba que ocultaba gran parte de su faz. -Eso depende de cada dama, Lady Blackbird. Algunas prefieren la muñeca, otras el cuello y las más atrevidas eligen el interior del muslo.- No se avergonzaba, pues jamás tomaba sangre sin permiso, siempre era todo consentido, así que no había motivo para sentir culpa alguna, sobre todo cuando siempre que se iba, las dejaba vivas y satisfechas.
Se había quedado perdido en sus pensamientos, en aquellos recuerdos que, de vez en cuando, pendían sobre sus hombros y le hacían agachar la cabeza momentáneamente. Pero no era el lugar adecuado y aún menos la compañía correcta para hacer semejante cosa. Regresó la vista a la morena e intentó sonreír con afabilidad al negar ante su propuesta. -Poder ayudar a los demás es un privilegio, madame. No es un lujo que todos puedan permitirse. Yo soy feliz así.- Sabía que ella lo veía todo de un modo distinto, pero era lógico, cada vampiro era distinto, como lo era cada ser humano. Todos tenían sus gustos, sus preferencias, sus destinos.
La observó mecerse y le recordó a alguna niña traumatizada con la que había tenido que tratar en el pasado, aislándose del mundo en su cabeza en la que, al parecer, había superpoblación. Ladeó ligeramente el rostro tras darle un nuevo sorbo al café y una leve sonrisa asomó a sus labios enmarcados en la espesa barba que ocultaba gran parte de su faz. -Eso depende de cada dama, Lady Blackbird. Algunas prefieren la muñeca, otras el cuello y las más atrevidas eligen el interior del muslo.- No se avergonzaba, pues jamás tomaba sangre sin permiso, siempre era todo consentido, así que no había motivo para sentir culpa alguna, sobre todo cuando siempre que se iba, las dejaba vivas y satisfechas.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Bloondy escuchaba las palabras de Edmond mientras se mecía levemente, aunque notaba como Beckett se acercaba a ella hasta sentarse al lado mirando al cura tambien "Un tipo interesante, un cainita que aun no ha perdido la fe, es algo totalmente insolito, ¿no lo crees?" dijo con su suave voz mientras daba unas palmaditas al hombro del Bloondy, por su puesto ella si sentía el tacto, pero no era nada perceptible a los demas, Bloondy arqueo una ceja y aunque en ese momento no fuese mucho con el tema de Edmond respondió despreocupadamente a Beckett. -Si, la condición de cainita solo acierta más la presencia de Dios, si existe el Diablo existe su nemesis.- Comentó la vampiresa sin apartar la vista de Edmond. -Tienes gustos sencillos, y no caes en los pecado mas habituales de los mortales...es extraño que no te aproveches de tu condición un poquito.- Dijo ahora sí refiriendose a Edmond directamente.
La verdad que la vampiresa había cosas que no daba credito, y Edmond era una de ellas, como podía seguir en su estado de santurron a pesar de ser un hijo de la noche, pero ella no iba a dar clases de como debía portarse un vampiro, la unica que había visto comportarse como una vampiresa fue aquella hermosa joven con la que compartió un divertido momento de caza a cazadores, la vampiresa dibujo una sonrisa al recordar ese divertido momento, aunque fue eso, un momento breve, el unico que se comportaba como un hijo de la noche renacido era su hermano, eso que ella conociese, la verdad siempre pensó que otro vampiro sería igual, pero no, en ese vampiro había un esceso de bondad, "Habría sido curioso conocerle en otra circunstancia" comentó Beckett riendose mientras Bloondy le seguía con la mirada mientras supuestamente se paseaba por donde estabais. -¿Me habrias convertido de haberte cruzado conmigo en vida?.- Dijo de manera jocosa, sabía que la respuesta iba a ser negativa, pero le hacía gracia la posibilidad de poner algo incomodo al cura, aunque fuese solo por jugar un poco.
Más dió un sorbo a su bebida mientras se relamía acariciandose los colmillos con la lengua, ladeó la cabeza, la verdad que tenía una encantadora sonrisa aquel vampiro, alzó una ceja ante el ultimo comentario que hizo no obstante. -En cuanto a eso último que dijistes...espero que respete la mascarada, sería una pena tener que hacer un ataque a otro cainita ante su indiscrección...un lobo es un depredador, y el lobo no quiere que las ovejas sepan de ellos, y debe seguir así para que la estructura siga equilibrada.- Dijo Bloondy poniendose sería, "Vaya a veces pareces hasta alguien seria cuando hablas de esa forma" Se burlo Beckett, Bloondy le fulminó con la mirada antes de volver a mirar a Edmond. -La mascarada debe protegerse, un inocente debe seguir siendolo, no ir buscando a otro que le dé el don de la inmortalidad...eso si que sería un desastre biblico, la Gehena... Más espero que tu comida sea bajo la influencia de tus habilidades jijiji, eso sería divertido de ver. - Comentó mientras se imaginaba al vampiro de caza, aunque realmente se lo imagino pidiendo hasta permiso a una presa lucida para morder, eso la tensó notablemente sin querer incando sus afiladas uñas en la mesa mientras le observaba casi sin pestañear.
La verdad que la vampiresa había cosas que no daba credito, y Edmond era una de ellas, como podía seguir en su estado de santurron a pesar de ser un hijo de la noche, pero ella no iba a dar clases de como debía portarse un vampiro, la unica que había visto comportarse como una vampiresa fue aquella hermosa joven con la que compartió un divertido momento de caza a cazadores, la vampiresa dibujo una sonrisa al recordar ese divertido momento, aunque fue eso, un momento breve, el unico que se comportaba como un hijo de la noche renacido era su hermano, eso que ella conociese, la verdad siempre pensó que otro vampiro sería igual, pero no, en ese vampiro había un esceso de bondad, "Habría sido curioso conocerle en otra circunstancia" comentó Beckett riendose mientras Bloondy le seguía con la mirada mientras supuestamente se paseaba por donde estabais. -¿Me habrias convertido de haberte cruzado conmigo en vida?.- Dijo de manera jocosa, sabía que la respuesta iba a ser negativa, pero le hacía gracia la posibilidad de poner algo incomodo al cura, aunque fuese solo por jugar un poco.
Más dió un sorbo a su bebida mientras se relamía acariciandose los colmillos con la lengua, ladeó la cabeza, la verdad que tenía una encantadora sonrisa aquel vampiro, alzó una ceja ante el ultimo comentario que hizo no obstante. -En cuanto a eso último que dijistes...espero que respete la mascarada, sería una pena tener que hacer un ataque a otro cainita ante su indiscrección...un lobo es un depredador, y el lobo no quiere que las ovejas sepan de ellos, y debe seguir así para que la estructura siga equilibrada.- Dijo Bloondy poniendose sería, "Vaya a veces pareces hasta alguien seria cuando hablas de esa forma" Se burlo Beckett, Bloondy le fulminó con la mirada antes de volver a mirar a Edmond. -La mascarada debe protegerse, un inocente debe seguir siendolo, no ir buscando a otro que le dé el don de la inmortalidad...eso si que sería un desastre biblico, la Gehena... Más espero que tu comida sea bajo la influencia de tus habilidades jijiji, eso sería divertido de ver. - Comentó mientras se imaginaba al vampiro de caza, aunque realmente se lo imagino pidiendo hasta permiso a una presa lucida para morder, eso la tensó notablemente sin querer incando sus afiladas uñas en la mesa mientras le observaba casi sin pestañear.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/03/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
Observando a la mujer, empezó a darse cuenta de cuándo hablaba con él y cuándo lo hacía con aquellas voces que le resonaban en la cabeza y que, al parecer, también lo hacían fuera, pues la vampiresa seguía algo con la mirada, como el gato que persigue un punto de luz o el perro que se fija en una mosca. Así que la dejó charlar con quien fuera y aguardó a que le dirigiera la palabra a él para intervenir y contestar si fuera pertinente. Que así lo fue, porque aquella dama tenía mucha curiosidad por el cura y sus modus operandi a la hora de hacer las cosas. Pero aquel comentario le hizo sentir algo similar a un sudor frío, porque él no podía hacer semejante cosa como sudar, realmente. Y tanto que caía en los pecados más habituales de los mortales, precisamente aquellos eran en los que ahogaba su condición de vampiro. Le gustaba demasiado beber, aunque no pudiera emborracharse y amaba pasar el tiempo con las mujeres de vida alegre, aún cuando él ya estaba casado con Dios. Pero era su manera de soportar el castigo y, al Señor, no parecía importarle que lo hiciera, pues no le hacía recaer más penitencia sobre los hombros. Edmond lo tomaba como una concesión, como que el padre supremo consideraba que a cambio de vivir eternamente sin poder degustar la comida, sin poder ver el sol y sin poder amar realmente al prójimo, tenía ese ligero ancho de manga para obrar. Aún así, no contestó a tal cosa, lo dejó pasar, sabiendo que la animosa muchacha sacaría otro tema, otra pregunta. Arqueó sus cejas con sorpresa ante la que le formuló y ésta sí la respondió sin problemas. -Jamás he convertido a nadie, Lady Blackbird. No me acontece a mí el condenar las almas, sino a aquel que nos observa desde el cielo.- Alzó la vista como si pudiera vislumbrarlo, aunque desde que se volviera un siervo de la noche, no había tenido tal privilegio.
Regresó la mirada a la joven de cabellos negros y una ladina sonrisa asomó a sus gruesos labios, aunque la disimuló al peinarse el bigote con los dedos índice y pulgar, separándolos desde el surco nasolabial hacia las comisuras de su boca. -Hay fetiches para todos los gustos, madame. Y a ninguna dama de las que yo ostento les sorprende que a un hombre como yo, le excite lamer su sangre.- Jamás había tenido que revelar su condición, de hecho ni siquiera había usado los colmillos para perforarles la piel. Ellas mismas se cortaban para que él las tomara a placer. Tal vez algún día se topara con alguna que no quisiera, pero hasta la fecha, aquello aún no había sucedido.
Regresó la mirada a la joven de cabellos negros y una ladina sonrisa asomó a sus gruesos labios, aunque la disimuló al peinarse el bigote con los dedos índice y pulgar, separándolos desde el surco nasolabial hacia las comisuras de su boca. -Hay fetiches para todos los gustos, madame. Y a ninguna dama de las que yo ostento les sorprende que a un hombre como yo, le excite lamer su sangre.- Jamás había tenido que revelar su condición, de hecho ni siquiera había usado los colmillos para perforarles la piel. Ellas mismas se cortaban para que él las tomara a placer. Tal vez algún día se topara con alguna que no quisiera, pero hasta la fecha, aquello aún no había sucedido.
Edmond Lautrec- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/10/2017
Re: ¿Fe y locura? (priv. Edmond)
La verdad es que la vampiresa miraba al cura con algo desconcertada, la verdad es que la tenía bastante despistada, a sus ojos aquel cura no había perdido ni un apice de su humanidad desde su converión y algo le decia a la joven vampiresa que aquel cainita tenía unos cuantos años más que ella, era curioso, más ese comportamiento tán afable, imperturbable, no parecía que nada le preocupase, tambien empezase a dar la sensación que quizás lo que los años le dieron fue apatía ante lo que ocurre a su alrededor. Bloondy le miró y se recosto un poco sobre la mesa mientras entrelazaba los dedos bajo su barbilla. -¿Te parezco un alma condenada? yo me veo como un pajaro negro libre, la mortalidad tiene tantas cadenas, cadenas que ahora si me intentasen coger sería facil romperlas, como sería facil castigar a los que intentan ponerlas. - Gruño la vampiresa enseñando los colmillos notablemente.
No, el cura no parecía poder entender eso, no parecía adivinar como se sentía ella con su don adquirido hace años, de no ser por su don, ahora si siguiera viva, si hubiera llegado a tan longeva e improvable edad, tendría el pelo cano, la piel cortada por las arrugas, las fuerzas arrebatadas por el paso de tiempo y aun esa camisa de fuerza, Bloondy apreto los ojos y sacudió la cabeza fuertemente antes de volver al presente.Miró con cierta curiosidad a Edmond. -¿Me enseñas tus colmillos?- Pidió repentinamente la vampiresa, por su comportamiento que mostraba Bloondy por un segundo dudo que fuese un vampiro, sabía que existian muchos tipos de hijos de la noche, quizás algo que ella aun no conociese similar a un vampiro fuera el cura, de ahí su humanidad, pero la curiosidad por el cura y sus últimas palabras no cesaba. -¿Fetiches?- Se extrañó la vampiresa, pero enseguida dibujó una sonrisa divertida. -Me encanta, vamos...cuentame tus fetiches....cuentame tus perversiones. - Dijo de manera repemtina acercandose a Edmond un poco, mientras daba un sorbito a su taza. Estaba casi segura de que eso le sacaria los colores al cura tal y como se comportaba.
No, el cura no parecía poder entender eso, no parecía adivinar como se sentía ella con su don adquirido hace años, de no ser por su don, ahora si siguiera viva, si hubiera llegado a tan longeva e improvable edad, tendría el pelo cano, la piel cortada por las arrugas, las fuerzas arrebatadas por el paso de tiempo y aun esa camisa de fuerza, Bloondy apreto los ojos y sacudió la cabeza fuertemente antes de volver al presente.Miró con cierta curiosidad a Edmond. -¿Me enseñas tus colmillos?- Pidió repentinamente la vampiresa, por su comportamiento que mostraba Bloondy por un segundo dudo que fuese un vampiro, sabía que existian muchos tipos de hijos de la noche, quizás algo que ella aun no conociese similar a un vampiro fuera el cura, de ahí su humanidad, pero la curiosidad por el cura y sus últimas palabras no cesaba. -¿Fetiches?- Se extrañó la vampiresa, pero enseguida dibujó una sonrisa divertida. -Me encanta, vamos...cuentame tus fetiches....cuentame tus perversiones. - Dijo de manera repemtina acercandose a Edmond un poco, mientras daba un sorbito a su taza. Estaba casi segura de que eso le sacaria los colores al cura tal y como se comportaba.
Elyon Enhydra- Vampiro Clase Alta
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