Aquí está tu querido cliente (Priv. Faye) +18

por **Eustache Isabey** Miér Oct 25, 2017 10:44 am

Eustache no solía ir a burdeles desde hacía bastante tiempo, pero debía admitir que no tenía tiempo para buscar una mujer o amante, por lo tanto cuando necesitaba algo de sexo solía ir a un burdel en especifico, allí conocía un poco a la prostituta con la que se solía acostar, pero por cosas de su vida y bastante cazas sin fin había llegado un momento en el que no podía asistir mucho al burdel, pero ese día no había tenido nada mejor que hacer, así que contrato a la prostituta que solía contratar, Faye y espero en la habitación con la chaqueta tirada en el suelo y la camisa desabrochada.

Eustache solía ir más bien por ella al prostíbulo, pues ese día podría haber hecho más cosas, pero prefería ir a hacer una visita a Faye, no quería que está se olvidará de él, aunque bueno, habiendo sido un buen cliente anteriormente pues tampoco se olvidaría fácilmente. Cuando Eustache vio entrar a Faye le dedico una sonrisa a Faye, hacía bastante tiempo que no la veía, esperaba que se acordará de como le gustaba empezar a él.

Eustache se acercó a ella sin decir nada y la abrazo, la verdad era que le tenía algo de cariño amistoso a Faye, pero ya está, un cariño amistoso que no iba a ser nada más, Eustache no se enamoraba, ni solía encapricharse, no estaba hecho para eso, como mucho podía llegar a encapricharse y con pocas chicas les había pasado, pero no quería sentir nada por nadie, eso nunca, prefería seguir estando soltero, aunque pronto debería empezar a pensar en alguien en quién casarse, tal vez alguna clase alta para proseguir con el linaje Isabey.

—Hola, Faye, me alegro de verte.— Dijo Eustache mirándole a los ojos con esos ojos verdes tan característicos que tenía.

por **Faye** Miér Oct 25, 2017 1:39 pm

Había salido a comprar unas enaguas nuevas para Caroline, una de las prostitutas más demandadas del burdel y, a su regreso, le informaron que ya tenía un cliente esperando en la habitación y que se diera prisa. Faye era consciente que nunca se debía hacer esperar a un hombre y se apresuró a subir las escaleras, llevando primero lo adquirido a su propietaria, junto con el cambio exacto y tras una mirada de ligero desprecio por parte de la otra cortesana, se alejó para dirigirse a su dormitorio, donde alguien aguardaba su llegada. Al abrir la puerta se sorprendió, le recordaba, claro que lo hacía, pero había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que aquel joven pisara el antro como en el que se encontraban. Sonrió al reconocerle y se acercó a él, sorprendiéndose por el abrazo. Había muchos tipos de clientes, tantos que era imposible realmente clasificarlos, pero muy de vez en cuando, llegaba alguno como él, que la trataba de un modo distinto, como a algo más que una puta. Correspondió al amable gesto, cerrando los ojos por un segundo. Y aprovechó aquel instante para sentirse otra persona, una mujer normal, una amiga tal vez… pero en aquella breve fracción de tiempo, Faye no era una prostituta, ni una sorda, ni una joven sin pasado; era alguien con un futuro distinto. Pero el momento se acabó y tuvo que regresar a la realidad, apartándose despacio del muchacho para volver a observarle. -Hacía mucho tiempo que no te veía...- Su sonrisa se tornó ligeramente triste, pero no dejó que aquello la hundiera.

Tomó al hombre de la mano y le guio hacia la cama para que volviera a sentarse en ella, al borde. Fue entonces que cayó en la cuenta, ¿lo sabía? Hacía meses que no se habían visto, pero no alcanzaba a recordar si la última vez fuera antes o después de la gran paliza. Apretó los labios y sus ojos se opacaron por un breve segundo, antes de hablar. Quería aclarar la situación, sólo por si acaso. Era más fácil con los nuevos, ellos jamás la conocieron pudiendo oír, la trataban ya como a una inútil y una tonta, como a una fulana con la que ni siquiera se podía hablar después de follar. -¿Sabes que no puedo oír?- Su mirada tenía un deje de tristeza impreso en las pupilas, pero sus labios seguían mostrando una sonrisa tenue y tranquila. Sólo esperaba que sabiendo aquello, no la rechazara. Era cierto que algunos hombres sentían cierto morbo por su deficiencia auditiva, aunque aquello la chica no lo comprendía, pero abundaban más los que la rehuían.

por **Eustache Isabey** Sáb Nov 04, 2017 8:41 am

Eustache se sorprendió al escuchar eso, no podía oír... ¿Entonces cómo se iban a comunicar? Eustache miró confuso a Faye sin saber que decir, básicamente lo único que hizo fue darle una acaricia en la mejilla mientras la miraba a los ojos, no quería que está se sintiera mal, no la iba a dejar de lado por esa tontería. Eustache hizo el gesto de escribir con las manos como manera de pedir algo para escribir, por lo tanto así podría decirle que lo sentía mucho.

Eustache le dio un beso en la frente a Faye y enredo los dedos en su rubio cabello antes de tumbarse en la cama, esperaría tumbado a que está volviera con su hoja de papel y una pluma para escribir en el papel.

Mientras tanto Eustache tumbado tuvo la idea de desnudarse completamente y taparse con las sabanas, cuando está volviera le diría que se desnudará también y así podrían acostarse, pero antes a caldear un poco el ambiente, además quería preguntarle como había ocurrido, el motivo por el que se había quedado sorda la pobre chica.

Eustache se sintió muy mal, sentía que su hubiera ido antes no le hubiera pasado eso a Faye, se sentía responsable de lo ocurrido, y esa sensación no le gustaba para nada, por lo tanto intentaría ayudar en todo lo que pudiera a Faye, incluso estaría dispuesto a darle dinero si está se lo pedía, le tenía mucho cariño a la prostituta, la consideraba una muy buena amiga.

por **Faye** Lun Nov 06, 2017 6:25 am

Al sentir la caricia en la mejilla y ver el modo en que el chico la miraba, supo que no sería el caso, él no la repudiaría como tantos otros habían hecho con anterioridad. Habían pasado muchas noches juntos en el pasado, ella había sido la confidente de Eustache en multitud de ocasiones, escuchando sus problemas, preocupaciones, sin juzgar. Ahora ya no podría hacer eso, sólo podría dejar que se desfogara, mas no sería capaz de darle su opinión, sólo se vería capaz de consolarle con caricias, besos y sexo.

Asintió ante su gesto y fue a buscar algo de eso, tenía en la mesita de noche así que no tardaría, pero pensó que era mejor también ofrecerle algo de beber al licántropo, así que bajó a por una botella de whisky y un par de vasos, ella le acompañaría si así lo quería él. Una vez arriba de nuevo, vio que el castaño ya estaba desnudo y en la cama, así que dejó las cosas sobre la mesita y del cajón sacó papel y un carboncillo, pues la pluma era demasiado cara su bolsillo. Se los ofreció y se sentó a su lado, subiendo enseguida las piernas al quedar con éstas flexionadas hacia un costado. -Aunque en estos dos años he aprendido a comprender bastante bien los gestos y las miradas…- Comentó en un susurro al agacharse, acercando su rostro al foráneo y besó muy suavemente los labios del muchacho, mientras con su diestra le acariciaba el hombro, resiguiendo luego la clavícula hacia el pecho. Sonrió al buscar de nuevo sus ojos verdes e incorporó de nuevo su torso para agarrar la botella y mostrársela. -Pensé que tendrías sed, ¿quieres una copa?-[/b] En parte formaba parte de su trabajo el vender el alcohol a los clientes, pero no siempre era tan considerada, todo dependía de con quién tuviera ella que compartir el lecho, de si era amable o si le gustaba.

por **Eustache Isabey** Lun Nov 06, 2017 1:53 pm

El francés asintió a la prostituta, la verdad era que una copa de whisky no le vendría mal, sobretodo teniendo en cuenta lo bien que se llevaba con Faye, le apetecía entre mantener una charla y tener sexo, así que el orden le daba igual. Eustache correspondió el beso de la mujer y mientras está lo besaba, este acarició una de sus piernas bajando de los muslos hasta los tobillos y posteriormente depositando un beso en su cuello, sin duda el francés era un buen amante, y cuando contrataba a prostitutas normalmente solía hacerlas disfrutar como estás le hacían disfrutar a él.

—Me encanta ser besado por ti...— El moreno deposito un pequeño beso en los labios de la rubia y cogió la botella de whisky para abrirla y dejarla en la mesilla.—Supongo que no habrás oído eso...— dijo Eustache con un tono apenado antes de tumbar a Faye en la cama.

Eustache tumbo a la prostituta y se puso encima suyo empezando a besarla por el cuello y bajando hasta su pecho para ir desatándole el vestido y el corsé llegando a su ropa íntima que duro más bien poco puesta pues el francés ya la había desabrochado, entonces empezó a besar los senos de la rubia. Poco a poco el moreno fue parando de besarla para tumbarse a su lado y enredar la mano en su rubio cabello mientras besaba con pequeños picos a Faye.

—Así desnudos... estamos mucho mejor...— Susurro entre picos, aunque Faye no podría escucharle.

El francés desde la primera vez que había visto a Faye, haría bastante tiempo ya, quedo impresionado de su belleza, desde entonces decidió no contratar a ninguna otra prostituta, pues Faye desde ese momento se hizo su favorita, y por ende muchas veces le traía regalos a la prostituta como señal de su amistad y cariño hacía ella, pues le tenía mucho cariño, tanto que está vez le había comprado un regalo a la rubia, y ese regalo era un hermoso collar que había pertenecido a una Isabey.

—Espera... debo darte algo.— Dijo parando de besar a Faye y levantándose de la cama yendo a por su chaqueta y sacando de allí un estuche con el collar dentro y llevándoselo a Faye.—Toma, es un regalo, y exijo que lo aceptes, por ser siempre tan amable conmigo.— Dijo dándole el estuche y después besando su frente mientras acariciaba su mejilla.—Perteneció a una Isabey... y he decidido dártelo a ti... pues... bueno, simplemente quería que lo tuvieras.— Dijo el francés sonrojado, nunca le había regalado nada así de caro a una mujer.

Collar:

por **Faye** Miér Nov 08, 2017 5:50 am

La rubia podía leer los labios de Eustache, mas no podía decírselo, era un secreto que no le podía revelar a nadie si no quería tener problemas. Y aunque él confiara en ella y Faye le tuviera aprecio, la vida le había enseñado con demasiada insistencia que no se podía fiar ni de su propia sombra, pues incluso ésta la abandonaría en la oscuridad.

Le acarició el rostro y dedicó una tierna sonrisa al licántropo, para que a pesar de creer que ella no podía saber lo que le decía, tuviera claro que ella estaba bien y se sentía a gusto con él cerca, ya fuera dentro o fuera de la cama. Se dejó recostar y fue arqueando la espalda o alzando las caderas para que el castaño le quitara una a una las prendas, hasta dejarla completamente expuesta, desnuda y a su merced. Se colocó de lado para verle frente a frente y le besó en los labios, era su manera de decirle que estaba de acuerdo, aunque sin dejar realmente que la entendiera.

Al ver que el de ojos verdes se levantaba, ella se incorporó hasta quedar sentada, pues no había llegado a leerle los labios y no sabía lo que ocurría. Observó cómo rebuscaba entre sus cosas y le enseñaba una caja aterciopelada. La cortesana la tomó con ambas manos, algo confusa y al abrirla sus pupilas se dilataron y la boca le quedó entreabierta. Alzó la mirada hacia el hombre, esperando escudriñar en su rostro el motivo por el que se lo mostraba, ya que al quedarse embobada mirando la joya se había perdido la charla que, supuestamente, tampoco hubiese podido comprender de estar atenta a sus labios. -Es precioso, ¿a quién se lo vas a regalar?- Ella supuso que se lo dejaba ver para que le diera su opinión, que era un regalo para alguien especial y que ella, como mujer, sabría valorar una cosa tan hermosa. Cerró el estuche y se lo devolvió con una sonrisa para que lo guardara a buen recaudo. Aquel no era un buen lugar para traer algo tan caro, con facilidad se lo podrían robar.

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