Un grupo muy peculiar (Priv. La liga de Cazadores)

Cae la noche en París y Wenkyel diambula mirando la moneda que le dió noches atrás aquella cazadora, jugaba con ella paseandosela entre los dedos mientras avanzaba con paso acelerado por las Parisinas calles, de echo la bruja hacía que algunas miradas se girasen hacia ella por la estravagante ropa que llevaba, concretamente su gabardina, y las gafas singulares que llevaba a modo diadema, ciertamente no le llevo mucho tiempo encontrar el lugar indicado, más despues de la carta que le llego hace poco y tras la invitación de aquella cazadora, observó el carruaje que había frente a la mansión Blackbird, el residir en dicho sitio tenía su historia ciertamente, la casualidad de encontrar familiares en París, se subió a este guiñandole un ojo al cochero con descaro que se caracterizaba en ella, y disfrutó del viaje antes de llegar a donde se suponía que estaba el lugar, jugó con uno de sus mechones de pelo mientras escuchaba los cascos de los caballos antes de que se parase en donde se supondría que estaria la entrada, mientras se preparaba para entrar luciendo las galas que se había puesto especialmente para esta singular reunión que le mataba de curiosidad ver que encontraría.

Spoiler:

Entró en el sitio que reveló la moneda, y miró alrededor observando el lugar, era la primera, pero no tardo mucho en que más gente allí entrasen, vaya, si que parecía un gremio, dejó escapar una maliciosa sonrisa mientras acariciaba una cerilla de las que solía llevar siempre encima, miró a su alrededor, con avidez, no conocía por el momento a nadie, de echo ni le sonaban, saco su tallada petaca para darle un trago y saborear el wisky de su interior, mientras una voz irrumpió rompiendo el desconcierto, un joven daba la bienvenida, Wenkyel entrecerró los ojos observandole, ¿Sería él el lider de este gremio formado al cual la habían invitado? sus sospechas se disiparon cuando vió aparecer tambien a la cazadora, la bruja esbozó una sonrisa maliciosa mirandola y despues al otro. Supuso que él era el hermano que mencionó la otra noche en el muelle.

Una presentación muy cordial, Wenkyel se paseó de lado a lado con los brazos en jarras, mientras retrocedía para colocarse detrás de los demás, no quería estar en primera fila, simplemente prefería un angulo desde donde viese a todos los invitados, y ya que estaba ver el sitio en el que se encontraba. -Creo que aquí podría haber un poco de chispa entre nosotros. - Comentó de manera que hubiese segundas intenciones en sus palabras, quizás en un tono jocoso se podría decir, observaba expectante a todos, quizás saque de aqui algun amigo, aunque de momento habría que verlo.

Effy se puso su ropa de cazadora, la que solía usar normalmente cuando se ponía a cazar enserio y enseño la carta al conductor que la esperaba en el carruaje para que después le abriera la puerta del carruaje y se metiera rápidamente allí con su capucha puesta mientras observaba el revolver que llevaba escondido en sus faldas, había decidido simplemente llevar una arma de fuego que había comenzado a aprender a usar junto a unas cuchillas arrojadizas, pues ese día iba para el combate a distancia por si las moscas, pues no sabía si iban a tener una misión ese mismo día, además tenía miedo de una posible emboscada.

Cuando por fin llegaron, Effy bajo del carruaje antes de que el chofer abriera su puerta y está ya estaba entrando por la puerta trasera, pues se había movido con rapidez por el lugar y corriendo por el pasillo y las escaleras hasta llegar a la puerta de madera y detenerse allí, observar con detenimiento y escuchar, pero antes de concentrarse en escuchar ya había pegado una patada a la puerta empujando y escondiéndose en las sombras por si la atacaban, pero al parecer no pasó nada de eso y decidió meterse dentro de aquel lugar cerrando la puerta detrás de ella y observando a los que ya habían llegado con detenimiento y analizando la situación.

Effy saludo a todos con una reverencia y una sonrisa y se quedo de pie apoyada en la pared mientras se cruzaba de brazos, no sabía que hacer, y en ese instante simplemente miraba a los presentes preguntándose por sus vidas y quién sería quién, pues al único que conocía era a Ryuu y no quería simplemente tener una amistad, si quería formar parte de ese equipo, debía hacerse amiga de todos, pues el compañerismo era lo que más importaba en momentos como ese.

Effy sonrió de manera pícara a todo el mundo y decidió moverse un poco mientras escuchaba las palabras de Ryuu y aquella mujer que parecían ser los hermanos Chandler, pero al menos podría ser divertido jugar al juego de mostrarse sensual para todos, tal vez la toman por una especie de mujer que quiere cortejarles, pero más bien sería una mujer que quiere gustar.

Ropa:

La figura de Richard lucia gallarda y pulcra enfundado en un traje negro, discreto con esa elegancia que caracterizaba al arqueólogo, el no era un hombre preocupado por modas pues su porte a la par que su personalidad siempre jugaban a su favor. Por una última vez releyó la invitación que le había sido entregada, ya se acercaba la hora y el carruaje que pasaría por el no tardaría en hacerse anunciar, dejo la carta en su gabinete y miro por el enorme ventanal de su despacho... le era inevitable no cuestionarse que se trataría en esa reunión, con que otros seres se encontraría?. Sin duda sería una nueva aventura solo que esta vez no iría en busca de restos de una civilización o mapas prohibidos, esto era diferente en cierta medida; guardo su reloj de bolsillo comenzando su andar fuera de dicha habitacion.

-En que te estás metiendo Richard...-

Murmuro para reir mientras negaba con la cabeza al ver el carruaje parar delante de la entrada principal, Gin, su ama de llaves permanecía a su lado cuestionandose la cordura de su jefe con una mirada preocupada pues prácticamente ellos habían crecido juntos no le llevaba mucho en cuanto edad y la relación entre ellos era fraternal por lo que el millonario le permitía tomarse un poco de confianzas pues esa mujer prácticamente conocía su vida.

- Anda quita esa cara, no existe motivo de preocuparse...regresaré completo, si no,ya sabes dónde está el testamento, no dejes que lizi le prenda fuego a mis restos.-

-No lo diga ni de broma, créame que esa mujer bailaría en su tumba si se lo permitieran. Cuídese Señor-

Mujeres.Siempre exagerando todo, suspiro imaginándose tal escena, si, su ex esposa seguro sería la más feliz con esa noticia.Antes de partir apretó la mejilla de la mujer que ya revelaba una que otra cana en el rojizo cabello, aquel gesto lo efectuó con cierto cariño que los años les habían brindado a ambos y pensar que hace tiempo era su compañera de juegos, como pasaban los años. Gin al notar la despedida de su señor, le entrego al ingles dos botellas de vino que esté le había pedido, las dos estaban unidas por un lazo en forma de moño, como buen invitado no era bien visto llegar con la manos vacías y el era un hombre que gustaba de dar presentes como aquellos.

-Asi lo haré, velo como una reunión de negocios de acuerdo?-

La sonrisa en el rostro varonil intento aminorar la preocupación de aquella mujer mientras tomaba su pedido y con paso decidido subía al carruaje mandado por los anfitriones, hubiese preferido utilizar sus medios pero sería una falta de cortesía denegar a un detalle como ese. El tiempo pronto transcurrió y a la vista quedó el punto de encuentro, los hilos ya estaban uniéndose, tejiendo los caminos que hasta hoy habían estado separados
Cómo era propio en el, saludo a los reunidos de manera caballerosa y educada presentándose formalmente, intentando guardar en su memoria los nombres que les fueron respondidos no queria cometer un error y equivocarse al dirigirse a ellos. Al terminar de conocer brevemente a los integrantes dejo en el mostrador su presente, en lo que llegaban los anfitriones de dicha formación grupal. La mirada discreta bailo en los objetos de los estantes y después en los rostros femeninos que dominaban el número de género en los integrantes, sería fascinante sin duda pues en su ámbito no era muy común trabajar a la par de mujeres y estaba seguro que cada una de ellas era genuinamente sorprendente de lo contrario no estarían ahí, irradiando esa seguridad y empoderamiento. Se mantuvo expectante y reservado manteniendo esa calidez en el rostro escuchando de manera amena la bienvenida, noto la mirada masculina y altiva reparando en el y solo asintió educado al pase de lista visual, entonces los ojos marrones del arqueólogo se detuvieron en la jovencita que estaba a lado de Ryuu dejándole una sensación extraña, ella debía ser su hermana. Al parecer ya estában todos pues después de el llegaron otras dos personas.

-Concuerdo totalmente Lady Blackbird. Incuestionables chispas.

Apoyo el comentario de la joven pelirroja con una sonrisa afable sin intención alguna, y es que la variante de personalidades ahí reunidas como dijo la joven provocarían chispas, unas muy interesantes.Lo que le llevo a cuestionarse que pieza del tablero jugaría el, por qué sin duda era el mayor del grupo al menos física y humanamente.

-Un placer formar parte de los aquí presentes a tan peculiar reunión Monsieur, Lady Chandlr.

Saludo sin mas, manteniéndose en su lugar con infinita curiosidad una que no tardaría en ser calmada.

Eustache Isabey, había recibido aquella carta junto con varias cartas más, pero esa carta hizo que la leyera la primera, en ella le habían invitado a una reunión, y dado su estatus social, no sabía que debía llevar, pues le habían invitado a una reunión y le habían pedido que no llevará ropa muy elegante, ¿Qué clase de reunión sería? Eso estaba haciendo dudar de ir a Esutache, pero la curiosidad que sentía hizo que decidiera ir a esa reunión con varias armas, llevaba una escopeta en la mano, una espada de largo alcance y un bomba casera que hacía que todo el que oliera su gas terminará desmayándose, aunque él podía aguantar mucho tiempo la respiración.

Le dio la carta al cochero y subió al carruaje, este le miró mal y con sospechas dado que llevaba varias armas y a la vista, no quería correr riesgo, aunque tampoco quería sembrar desconfianza, y esa arma, aquella escopeta era lo mejor que podría llevar allí si algo salía mal, además de que tenía balas de plata, que, aunque le hacían sufrir al cargar la escopeta y quemarse la yema de los dedos, eran muy efectivas si las necesitaba.

Por fin llegó al lugar acordado, bajo del carruaje cuando el cochero le abrió la puerta y por fin pudo comenzar a caminar de nuevo y así entro dentro de aquel lugar siguiendo un pasillo hasta la puerta de madera, entro apuntando con la escopeta, no a nadie, pero si para que vieran que andaba armado.

—¿Qué es todo esto?— Exigió saber Eustache con una voz no muy amable y una cara de pocos amigos.—Espero que no sea una emboscada, pues sufriréis vuestros actos.— Dijo mientras contemplaba a todos manteniendo distancias.

Eustache siempre era así, desconfiado al principio, eran varios años de experiencia como cazador y licántropo, y eso siempre causaba repercusión, y a unas malas podría convertirse en licántropo para huir de allí lo antes posible, pues sería muy difícil pelear contra tantas personas si le tendían una trampa.

Noches atrás el fortuito encuentro con un joven cazador había despertado mi curiosidad con creces, puesto que desde que siglos antes me hubiese convertido en el nocturno ser que ahora era, jamás había sentido esa debilidad por la sangre de ningún humano. A pesar de que no descartaba que hubiese sido la acción del momento la que me estuviese jugando una mala pasada, mis pasos me llevaban cada noche a cubrir su retirada asegurándome desde la distancia que volvía sano y salvo a su hogar.

Cada anochecer salía del hotel donde me alojaba y buscaba incesantemente su rastro, manteniéndome al margen de su lucha pero siempre alerta por si necesitaba mi ayuda. El objetivo de darle caza al inmortal que se había convertido en mi Sire siglos atrás, razón por la cual me encontraba en París, se había visto relegado a un segundo plano cuando Ryuu Chandler se cruzó en mi camino.

Suspiré contrariada al encontrar aquella tarde sobre la mullida alfombra una escueta misiva que sin duda había sido introducida en mi alcoba por la abertura inferior de la puerta por algún empleado del hotel, que bien alertado, había optado por no importunar mi descanso durante el día. En ésta, se me citaba esa misma noche  a una reunión clandestina  a la cual sería guiada por un carruaje que deduje pasaría a recogerme a la salida del edificio. Enarqué un ceja durante unos segundos, deteniendo mi mirada sobre esas palabras finales de la carta. Al parecer Ryuu y su señora  deseaban llegar a algún tipo de acuerdo con mi persona, puesto que si de algo estaba segura, es que el olor del cazador impregnaba cada resquicio de este papel satinado.

Como cada noche tomé mis vestimentas de caza, consistentes en una camisola beige, cubierta en parte por un corsé de cuero que hacía juego con unos ajustados pantalones de la misma calidad. A la espalda, varias armas blancas y estacas quedaban firmemente sujetas a mi cinturón y una preciosa katana enfundada en su vaina, colgaba de mis hombros. Todo esto oculto bajo un largo abrigo negro, que cubría mi particular atuendo de miradas indiscretas.

La fría brisa nocturna azotó un mechón de pelo rebelde que bailaba frente a mi rostro cuando opté por entreabrir el ventanal de mi alcoba,  comprobando así como el  cochero esperaba impaciente junto al carruaje, compartiendo un cigarrillo con uno de los empleados del hotel. No me era necesario un chofer para saber donde tenía que dirigirme, ya que tras la primera noche me había encargado de hacer un exhaustivo reconocimiento del lugar donde el cazador se retiraba a descansar cada amanecer.

Suspiré profundamente, haciendo acopio de valor cuando al cruzar minutos después con tranquilidad el umbral del establecimiento, pude comprobar que no era la única que había sido citada allí. Y no solo eso, sino que el color de las auras de sus asistentes era tan variopinto, que aquello parecía un arcoíris en mitad de la oscuridad. Más entre todos ellos, oculto todavía en otra estancia, pude sentir el atolondrado corazón del cazador. Sin demorarme demasiado, me deslicé con rapidez entre las sombras, quedándome prácticamente oculta en uno de los laterales de esa especie de almacén oculto.  Si aquello era su estrategia para darme caza, debería haberle hecho saber la noche que nos conocimos que los que lo habían intentado anteriormente no habían sobrevivido.

Mi mirada fue deslizándose por todos y cada uno de los allí presentes, analizando las cualidades de cada uno, deduciendo las posibles armas que portaban y la razón por la que todos nos encontrábamos allí. Cuando finalmente la aparición del joven Chandler y la muchacha captaron toda mi atención, no pude continuar con mi inspección. Solo una sonrisa ladina se dibujó en mis labios cuando lo escuché hablar, manteniendome en silencio  a las opiniones del resto; eso sí, sin poder evitar resoplar ligeramente frente a la intervención del lycan.

La ladina sonrisa estaba casi permanentemente dibujada en los labios de Wenkyel, mientras miraba al frente a los dos hermanos, mientras por un segundo giró su vista a mirar a un hombre que la habó no muy lejos de donde ella estaba ella de pie, le dedico una sutíl sonrisa cuando pareció agradado por su comentario de las chispas, aunque no estaba segura si él sabia a que se había referido, simplemente sonrió al hombre que parecía sin duda alguna de buena familia. Volvió a mirar al frente, desde luego se había reunido unos cuantos a la velada, ciertamente estaba algo sorprendida pero solo se limitó a sacar una cerilla de uno de sus bolsillos y mordisquear la parte de la madera como tanta costumbre tenía a hacerlo.

No pudo evitar alzar una ceja ante el comentario de Eustache, algo que hizo que estallase en una carcajada mirando al licano de esa manera burlona. -Calma cachorrito, no hay que explotar....tán rapido.- Dijo de jocosa forma mientras hizo enfasis en la palabra "explotar" desde luego la cosa se cernía interesante para la bruja, mucha gente interesante diria ella. Le sorprendió ver a una vampiresa ciertamente, tenía cierto aire misterioso aunque Wenkyel no le dió más importancia a su presencia, giró la mirada a la bestia negra que entraba, sin duda otro licantropo, eso le llamaba la atención teniendo en cuenta que había dos cazadores ahí delante, la bruja se cruzo de brazos mientras mordisqueaba la cerilal y observaba con avidez a los hermanos.

Miró al hermano de la cazadora como tambien calmaba a ese licantropo tan impulsivo, lo que hizo que diese una pequeña risilla maliciosa, puesto que el joven parecía bastante hostil, eso le divertía a la hechicera, pues daba más juego de lo que los demás estaban acostumbrados, pero a la hechicera siempre le entusiasmaba. Escuchaba las palabras del cazador mientras se tocaba la mandibula pensativa, desde luego parecía que en París había pasado algo que a la bruja se le había pasado por alto, o había sido tán sutil que ella no había estado lo suficientemente atenta para percatarse, lo que hizo que pusiera una muy leve cara de sorpresa, pero sin perder la ladina sonrisa.

Volvió a mirar ahora a la chica cazadora, mientras sonreía cada vez de manera más amplia, escuchando los datos que ella compartía con ellos, una caza de criaturas extrañas, que no parecían afectarles lo que al resto de seres de la noche sí, Wenkyel no pudo contener su entusiasmo mucho más tiempo. -¿La decapitación? vaya que singular...- Dijo mientras intentaba recordar si había leido algo de una criatura así, pero eran muchos los libros que la bruja se había deleitado con ellos, pero no obstante dió unos pequeños brincos de entusiasmo. -El fuego será mejor, el fuego lo devora todo...podemos quemarlos. - Apretaba los dientes para mantener a raya su entusiasmo ante esa idea. -Puedo quemarlos hasta reducirlos a cenizas.- Masculló con una amplia sonrisa, ocurriendosele más formas de mil formas de hacer estallar en llamas a esas criaturas. Sonrió con la mirada fija en los hermanos.

¿Quemar? ¿Decapitar? Esas criaturas debían de ser muy peligrosas, muertos que se levantaban de las tumbas... sin duda eso sería obra de hechiceros, nadie tiene el poder de crear ese tipo de cosas tanto como un hechicero. Effy miró a la bruja que sin duda disfrutaba con la idea de quemar a esas cosas, pero a ella le daba bastante respeto la brujería dado que los brujos eran casi como dioses, no había nadie que los doblegará, que los asustara, que los hiciera cambiar de idea si eran malo, y eso puso nerviosa a Effy.

—¿Habéis comprobado si hay otros métodos a parte de la decapitación? Si no es un muerto que lleva mucho tiempo descomponiéndose... me temo que nos costaría más de lo que pensamos terminar con su existencia.— La rubia dijo aquellas palabras de manera seria y reflexiva.—Soy enfermera, sé de lo que hablo, el fuego puede servir más bien de poco, en carne, y hasta que terminen en cenizas carbonizadas podrán moverse, y si no tienen vida no creo que sientan dolor... ¿Lo sienten? Deberíamos investigar sobre ellos antes de nada, lo recomiendo.— La escocesa miró nerviosa a todos, sentía algo de vergüenza todavía por haber comenzado a hablar, pero no permitió que eso le hiciera perder la compostura.

Effy comenzó a moverse por aquel lugar acercándose más al centro, quería saber toda la información posible, quería saber si con muchos tiros podría doblegar a alguna de esas criaturas, pues sin duda no había venido preparada para la ocasión, no traía ni espadas, ni hachas, ni otra arma que le pudiera servir para decapitar, aquellos seres sobrenaturales que pensaba que debía matar no eran los que le estaban explicando, estos parecían ser más peligrosos que los vampiros más fuertes con los que la rubia se había enzarzado en las luchas más peligrosas.

—¿Qué hacen si llegan a ti? ¿Os imagináis quién puede ser el causante? Yo creo que los hechiceros están detrás sin duda, pero... nunca había oído de este tipo de resurrección.— La escocesa estaba cada vez más cautivada por saber sobre esos seres.

El rostro del arqueólogo se mantenía sereno aunque su sentir distaba mucho de la calma que sus ojos marrones transmitían. Claro que el sabía de la existencia de otros seres, había llegado a combatir con unos cuantos y la revelación a ese mundo de sombras en su juventud no fue grato, al hombre le había costado caminar entre ellos pues su humanidad siempre le colocaba en un lugar no muy privilegiado; a pesar de saber eso por supuesto que le impresionó la naturaleza de los presentes había variedad sin duda alguna, pero estaba temeroso el inglés? Por supuesto que no, se concideraba lo suficientemente inteligente para salir de una situación inesperada ya que a veces no siempre sirve ser el más fuerte, eso era algo que había constatado demasiadas veces. Trato de no prestar demasiada atención al comportamiento altivo del hombre armado, quizás gracias a ello pudo darse una idea que seguro el era un hombre lobo,como los conocía el normalmente. Había leído sobre cada ser en tantas lenguas muertas que se sentía un tanto capaz de descubrir el verdadero rostro de todos claro que no en este momento pues no era tiempo suficiente para sentenciar las actitudes y comportamientos si la mayoría se gobernaba.

-Ya sabe lo que dicen Monsieur Chandlr, no hay mejor vino que el francés y este mis estimados es de Burdeos, me alegra que le haya sido grato a vuestro paladar.-

Respondió de manera agradecida al hombre que degustaba de su obsequio reconociendo el buen sabor que tenía la cosecha; una vez que Monsieur Isabey pareciece calmar su ánimo la menor de los Chandlr dio paso al tema que los reunía, no sonaba nada bien. Muertos levantándose de las tumbas...el tenía una idea pues se había topado con diversas culturas y una que había surgido en África occidental hace 8 años o 10 se había extendido a América con la venta de esclavos hoy en día. Podia ser una posibilidad, no estaba totalmente seguro pero de que la hechicería jugaba un papel en todo esto de algún modo, si lo apostaba.
La aseveración de la magia como principal enemigo en este caso expuesto era dado a que el arqueólogo había visto trabajar de cerca a los brujos dedicados a la adoración del Barón Samedi entre otra deidades, sabia que era una nueva etnia de chamanes por asi decirlo dedicados a este tipo de magia oscura.

Detuvo un momento sus pensamientos sobre el tema y cuál caballero que era tomo tres copas para entregarlas a las señoritas, la primera fue a dar a manos de la mujer de cabellos rojizos,Lady Blackbird que tras lo dicho por la castaña comento de manera entusiasta que debían quemarles pues era lo mejor, el peculiar énfasis que está hacia en las palabras que tuvieran que ver con lo flamable le hizo pensar que tenía quizás una obsesión con ese elemento, el arqueólogo no era ciego y menos distraído. De la misma manera educada paso la siguiente copa a la joven rubia aprovechando que tras sus palabras se había acercado más al centro,parecía más mesurada en su respuesta y diría que hasta un tanto nerviosa, no era para menos, meterse en los terrenos donde la magia negra abundaba era peligroso. Por suerte el tenía un poco de experiencia y no se sentía fuera de lugar o poco merecedor de estar presente en la reunión como un mueble viejo.

Por ultimo se acercó hasta la dama de tez nivea semejante a la porcelana que permanecía rezagada, asintió a manera de saludo entregándole la copa de forma respetuosa para volver a integrarse tomando una copa más esta vez para el, pues tenía la intención de pasarla a Monsieur Isabey pero este ya había tomado una.

Antes de hablar cato el líquido en su copa deleitándose con el aroma y cuerpo que esté mostraba, siendo de su agrado probo un poco complaciendo a su paladar mientras escuchaba las últimas palabras de Lady Murray.

-Si me permiten, la información de Lady Chandlr, me hace pensar en magia...una oscura y al igual que Lady Murray sopesó la idea de investigar más, antes de querer dar guerra, sabemos que son resucitados de algún modo, a mi lo que me preocupa es quien está detrás de ello y que objetivo tiene este titiritero, no soy experto en el tema pero si se capturase uno de estos...muertos, no podríamos saber atravez de algún artilugio si hay magia en el y rastrearlo hasta su procedencia?,

Perdonen si suena disparatado, como mencioné no soy muy conocedor, si eso se puede llevar acabó por un hechicero.

Lo que si se por escritos, es que el fuego quizás pueda frenarles, pues es un elemento fuerte y representativo en la magia antigua como método de expiación y pureza si estos son manipulados por algo oscuro quizás sea útil a parte de la decapitación que mencionaron con anterioridad

La voz varonil demostraba que aún se mantenía sereno y objetivo, tratando de rebuscar en su memoria más de su estadía en África; tendría que correr al archivo ubicado en el subterráneo de su mansión para ver todo acerca de su exploración en Santa Elena pues de eso había sido más de 13 años, no recordaba todo con lujo de detalle; pero sabía que podía encontrar casos como el que ahí acababan de exponer.

Descartando la idea de que aquella reunión tuviese el objetivo de darme caza a mí, e incluso a alguno de los allí presentes, recuperé de nuevo la curiosidad de observar a cada uno de ellos para tratar de descubrir que extraña razón tendría maese Chandler para tener en tan modesto lugar a razas de sobrenaturales tan peligrosas, e incluso enfrentadas durante milenios. De lo que podía estar segura es de que no éramos solamente lo que aparentábamos, sino que de una forma u otra cada uno poseía algún potencial oculto que era la razón por la que estábamos allí.

Tras fijarme durante unos segundos en el lican de pelaje negro azabache  que apareció tras la presentación de nuestros anfitriones y no aparentaba ser un peligro inminente, seguí con la mirada cada movimiento de Ryuu hacia el mortal que había acudido a la reunión con un presente un tanto extraño para la ocasión, pero sin duda de muy buen gusto.  Pude paladear en mi imaginación el sabor de esa magnífica elección que había hecho el humano al llevar aquel vino justo cuando el cazador descorchó la botella para servir su contenido en copas para cada uno de nosotros. ¿Para que habíamos sido convocados?, repetí en mi mente la pregunta que se había dejado en el aire dejando que cada uno cavilase con posibles opciones. La respuesta era más que obvia, para encontrar y dar caza a algo o alguien que por separado nos sería imposible atrapar. Hasta ese punto había podido llegar yo sola, pero  ¿el qué? El cazador no tardó en corroborar mi suposición, lo que me hizo esbozar de nuevo una sonrisa ladina, cambiando ligeramente de posición para apoyar la cadera en uno de los muros del local.

Probablemente toda la piel de mi cuerpo se hubiese erizado de pura estupefacción si no fuese porque en aquel cuerpo sin vida que me sustentaba era imposible, al escuchar las palabras de la joven que había aparecido junto a Ryuu, y que por pura deducción también era cazadora. En todos mis años de vida (que para que mentir, eran muchos) había visto muertos levantándose de sus tumbas. Cierto que había criaturas sin vida moviéndose a su antojo entre los humanos, como  éramos los vampiros o los nosferatu, pero lo que describía la joven era algo que me desconcertó por completó y por fin llamó mi atención. A pesar de que nosotros éramos inmortales, una estaca demostraba que este adjetivo no era del todo acertado al describir a un vampiro. Sin embargo, estos seres parecían mucho más fuertes que cualquier nosferatu conocido. Me coloqué de nuevo erguida, moviéndome en la oscuridad, pero acercándome sin embargo un poco más al grupo. Había estado tan obcecada en mi vendetta personal que había sido incapaz de ver más allá, sin darme cuenta de que otros  nuevos peligros surgían de las sombras para acechar a la humanidad.

Con los brazos cruzados sobre mi pecho escuché la opinión de la hechicera, con quien se me escapó una pícara sonrisa (sin duda quemar todo París también podría ser una opción), para después quedarme cavilando con la suposición de la cambiante, que podía no ir muy desencaminada. Fruncía el ceño tratando de encajar toda la información de alguna forma en mi mente, cuando el caballero humano se acercó hasta mí con una copa de vino.

-Mercy.- susurré mientras mis ojos refulgían durante unos segundos un rojo fuego, inclinando  ligeramente la cabeza en señal de agradecimiento, y dejando que el olor del contenido de la copa me alejase durante unos segundos de aquella locura de la que parecía que todos acabaríamos formando parte.

No me agradaba cazar en grupo, había perdido a todos mis seres queridos y compañeros de caza en una sola noche, y desde entonces no había permitido que nadie se acercase a mí; hasta que ese maldito cazador se cruzó en mi camino. Busqué su mirada, quería saber por qué me quería allí. Cazadora o no, sabía de lo que me alimentaba. Sabía que mi poder de control mermaba a su lado, y aún así se arriesgaba a llevarme junto a varios humanos más. En una lucha contra esos seres,  yo misma podría suponer un peligro para ellos, y Ryuu lo sabía.  Negué con la cabeza. Yo tenía mi propio destino marcado, y aunque mi parte de cazadora me pedía a gritos que me involucrase en aquello hasta exterminar hasta el último monstruo resucitado, mi sangre inmortal me empujaba a continuar con mi solitaria caza. Una lucha interna que trataba de resolver mientras nuestros ojos se encontraban de nuevo y me volvió a suceder lo mismo que noches atrás en el callejón.

Nota: