Contrato: Se busca a Drakul. (Privado)

Valiont tenía sujeto por la mano izquierda un papiro hecho de cuero de cabra, o quizá de vaca. Poco importante era la materia prima de aquél útil. Era mas bien su contenido. Un dibujo, un rostro de cabello largo maniatado y ojos que difícilmente alguien podría olvidar. Parecidos a los que en aquél momento miraban la imagen solo que éstos eran algo diferentes en tamaño y uso. Ataviado con dos espadas a la espalda y un cinturón provisto de pociones alquímicas, Valiont prosiguió su camino abriendo el olfato que no estaba en su nariz, si no en sus ojos. Una especie de "Sexto sentido" que le ayudaba a rastrear a quién buscaba, él lo llamaba "Sentidos del Cazador".

Para Drakul la vieja Rumanía había cambiado mucho desde que estuvo por última vez ahí. Volver a instalarse, aunque fuera temporalmente, en el viejo castillo donde nació despertaba recuerdos que el paso de los años y las guerras intermedias habían prácticamente eliminado de su mente. Pero no estaba allí para recrearse en la nostalgia, debía buscar información sobre el grupo de brujos que vio en la visión de Hania. Una noche más deambulaba por las calles buscando entre las piedras y grabados de cada edificio alguno de los símbolos que había visto en los libros, los cuales marcaban el antiguo escondite de aquel aquelarre. Llevaba ropas de mortal, un pequeño sacrificio para pasar inadvertido, y una gruesa capa negra para ocultar las dos espadas que siempre llevaba atadas a la espalda. Porque una cosa era camuflarse y otra ser poco precavido.

El cazador de Monstruos albino alzaba la vista hacia el cielo, por suerte la noche parecía haber caído. Hace mucho que elaboró aquella receta de Elixir Diurno que le ayudaba a seguir trabajando por el día, aunque a menudo con capucha. Encontraba calles, quizá algunas piedras o restos de una ruina. Sus ojos brillaban por entonces. -Hmmm.. interesante. Me pregunto que querrá ese vampiro.. en este lugar. Es posible que él mismo esté embarcado en su propia misión. Quizá pueda aprovecharme de ello. -Vigilaba su espalda y mantenía la guardia en todo momento. Conforme conseguía seguir aquél rastro, mas vibraba su medallón hechizado para que actuara de ese modo ante la magia, o el propio mal. No obstante no podía ver en la oscuridad de modo que desenganchó uno de los viales de su cinturón, el contenido del vial era blanquecino y a primera vista no parecía ser muy delicioso. No obstante sin dudar por un segundo se lo tomó de un trago. Su rostro se contrajo, el dolor era patente e incluso las venas de la tez se le marcaban un poco. Sus ojos ahora brillaban con mas fuerza y titilo. -Mucho mejor. Aunque nunca me acostumbraré..

La gran diferencia entre Rumanía y Francia para Drak, derivaba en el estilo de vida de sus gentes. Las costumbres, por así decirlo. Los franceses eran bohemios que se dejaban regir por las emociones, los rumanos en cambio eran más fríos y audaces, uno no podía siempre fiarse de ellos. Por ese principal motivo, aunque a simple vista pudiera parecer que la paz y serenidad fueran una gran característica de Drakul, la realidad distaba mucho. Siempre en alerta con los sentidos extendidos mucho más allá de donde la vista alcanzaba. En su mente, un mapa de la ciudad y, en el centro, un constante punto en movimiento del que se había percatado hacía ya unos días. En medio de la misión que estaba llevando a cabo, no podía ignorarlo sin más, podía tener relación con su reciente búsqueda, mas no por ello tuvo prisa en enfrentarle. Torció su camino hacia un callejón exterior, alejándose del gentío ebrio que embotaba su cabeza. Y se detuvo en la oscuridad a la espera que el desconocido diera de una vez la cara.

Valiont seguía la pista y el pequeño rastro que había obtenido, algo a lo que aferrarse después de tantos años persiguiendo. Dudaba incluso que el contrato siguiese vigente.. pues no volvió a hablar con el remitente, pero era un contrato a fin de cuentas, que además, saciaba su pequeña venganza personal, algo a lo que no acostumbra por ser lo que es: Un humano mutado. Ni humano, ni Monstruo, pero si en la línea del medio. Algo alertó al albino, le extrañó pero sonrió. -Que extraño.. aquí se bifurca el rastro.. de pronto ha girado, ¿por que lo habrá hecho? Todo apuntaba a que él también seguía el rastro de algo.. -Acostumbraba a hablar solo, repasar el plan o la pista. Era un gran detective no obstante. Miró de nuevo hacia la oscuridad del callejón. -Mmmh... -Algo no le cuadraba, quizá el vampiro al que persigue se había percatado, pero eso no era malo del todo, ¿Verdad?. -Está bien. El medallón vibra cada vez con mas fuerza. -Se adentró en el callejón tras reflexionar.

-Para no ser un humano no resultas muy discreto - habló desde la oscuridad cuando su presencia fue evidente en la boca del callejón. Giró lentamente para encararle y un fugaz, pero notorio, velo cruzó su rostro de estupefacción. ¿Qué clase de magia era aquella que parecía haberle puesto ante un espejo? Drakul desconocía por completo la existencia de un hermano, se le fue ocultado desde el mismo día que nacieron. Como era costumbre en él, que tras su conversión se hizo más partidario de usar la palabra antes que la violencia, se mantuvo tan sereno como siempre enfrentando aquel nuevo misterio. - ¿Qué esconde tu rostro, que debes ocupar el de otro?

La sorpresa de Valiont fue máxima. Enserio. Si no estuviera mutado, estaría saltando de sorpresa, pues las mutaciones le desprevenían de todas sus emociones. Sus ojos danzaron por el rostro de su hermano, su presa, su monetización. Gracias a la poción que tomó antes, llamada Ojos de Gato, podía ver perfectamente en la oscuridad. Como suponía.. era un vampiro de lo más poderoso y hábil en su campo. -No soy un ladrón ni un pícaro que deba esconderse en las sombras si no un rastreador que al fin ha dado con su presa. -Dijo, sereno, sosegado, como si algo le impidiese alzar la voz siquiera un poquito. -Mi rostro no esconde nada más que la verdad, ¿Puedes decir lo mismo, Drakul? Por desgracia para ti, no. No soy un Doppler que ha adoptado tu imagen.

-Por hecho daba que no eres un doppler, son en extremo mucho más ruidosos... por no hablar del tamaño, sin estar transformados en alguien. - dio un paso al frente saliendo de las sombras, dejándose iluminar por el sutil haz de luz de una casi extinta farola de aceite. - Una presa nacida con tu mismo rostro... - trabajar en posibles hipótesis era perder el tiempo, pues sin pruebas difícil sería encontrar la verdad. - Me has encontrado entonces, frente a ti me hallo... Dime, pues, ¿Qué es lo que buscas de mí? Llevas tiempo siguiéndome, quién sabe desde cuándo, y no me avergüenza decir que siento curiosidad por saber quién eres...

-Además de observador eres inteligente. Si pudiese, estaría ahora mismo preso de la sorpresa, Hermano. -Dijo sin vacilar, serio, sereno, como era característico en él. Observó aún más el rostro de Drakul, muy, muy parecido al de él. -¿No has visto a nadie más como yo? Dos espadas. Cinturón de pociones.. y como nos llaman los humanos: Bichos raros. Cazadores de Monstruos bajo la Mutación de nuestro cuerpo.

"Hermano"... Drakul sintió un pequeño tirón en las entrañas, algo que en la guerra siempre le controló. Era solo una rabieta, nada importante, la misma que un niño sentiría hacia sus padres. ¿Por qué le habían ocultado la existencia de un hermano? ¿Era debido a aquella profecía que le había atraído nuevamente hasta Rumanía? - Yo mismo llevo dos espadas, no es poco habitual. Muchos cazadores las portan consigo. Y no me mezclo con humanos debido a mi naturaleza. No es lo que eres lo que me intriga, sino el por qué jamás supe de ti. Tengo buen recuerdo de madre, y si del mismo vientre nacimos ambos, me pregunto por qué me lo ocultó...

-No estoy aqui para responderte por ello. Y no me refiero a dos espadas.. comunes, o como las tuyas, hechizadas. Hermano. -Dio un paso hacia atras sacando la espada mas importante en este momento, puesto que se enfrentaba a un Vampiro. Una hermosa espada de plata alquímica hecha para hacer mella y daño multiplicado en todo aquello que no fuese humano. Miró a Drakul.


-Una de acero, para los Humanos. La otra, de Plata; Para los monstruos.

Valiont observaba la fachada de la taberna, sabía por el olor el color y la mugre de ésta que aquél era un lugar frecuentado pero que a su vez, las personas en su interior no se conocían las unas a las otras. No hablaban, ni interactuaban, no demasiado al menos. Durante su vida de nómada, siempre había frecuentado sitios así, eran los mas seguros, dentro de lo que cabe. Ahora tenía una propiedad en Paris, a las afueras en las montañas, una pequeña Hacienda con una cabaña de madera en la que guardaba antigüedades varias y cierta visitante cambiante frecuentaba cada equis tiempo. Inquirió la mirada en su hermano quien entraba primero en dicho local.

Una vez dentro, la música era evidente del mismo modo que el alcohol y las señoritas que bailaban para buscar alguna moneda de los hombres. El local estaba algo agarrotado, pero los hermanos fueron hacia la barra, seguramente a pedir algo. Valiont rompió el hielo primero. -¿Que hacemos aqui, hermano? Llevamos algunos dias viajando en silencio, y lo último que me habias contado era la dueña del castillo. ¿La conoces? ¿Entonces no te referías a Licántropos cuando dijiste aquello acerca de los lobos territoriales? -Apretó un labio contra el otro, con cierta preocupació y hastía, no por que la sintiese, si no por que debia de hacerlo. -¿Mas problemas de los que le has acarreado? Por el tono de tus palabras y el hastío de tus ojos, diría que guardas demasiado cariño sobre esa chica, mujer, muchacha o lo que sea. -El humo de las pipas alli encendidas junto al h umo del fuego, hacían del lugar algo complicado para respirar, una suerte que ambos fuesen vampiros.

Un par de las chicas se acercaron a ambos gemelos, Valiont miró a la del pecho mas prominente con una mirada golosa, suave y elegante, no podía evitarlo, uno de los efectos secundarios de aquella infernal prueba química era que su líbido estaba totalmente descontrolado. La otra mujer trataba de magrear a Drakul. -Mientras me cuentas eso, podriamos beber una jarra o dos. Y.. ¿Has jugado alguna vez al Gwent, hermano? Contando por supuesto.. que no quieras pasar un agradable rato con la amable chica -Valiont era bastante ducho en juegos de taberna. No obstante, sentía mucha curiosidad sobre la historia de aquél vampiro, pues había decidido confiar en él, en su palabra, confiar en que le dice la verdad, pero si eso quería seguir así, aquél hombre tendría que ser sincero con él siempre. ¿Quien era? ¿Por que tenía un castillo que ahora era una mujer la que lo regentaba? ¿Que problemas ha acarreado a dicha mujer? Y lo más importante. ¿Por que a pesar de parecer no sentir nada, parecía sentir algo por aquella chica de la que hablaba? Muchas preguntas de las cuales, a Valiont le gustaría tener las respuestas. No por que le importasen, si no por que, si aquél hombre era su hermano, lo lógico era conocerle y saber de él, sin más.