Arte, escenario y sangre / Privado Anibal/

por **Arikel Voerman** Lun Nov 27, 2017 11:15 am

La noche se acababa de presentar en las ciudad francesa, la noche era fria, pero eso no dispersaba la cantidad de gente que había pagado su entrada para la función de la noche, la rubia observaba a los presentes apoyada en la pared de una esquina, mientras sostenía un libro entre sus dedos el que miraba distraidamente mientras de vez en cuando alzaba la vista observando, meditando si entraría a ver la función, era de las que le gustaba, una supuesta obra de un tema de terror, le era gracioso ver como los mortales interpretaban la oscuridad y sus criaturas, muchas veces excesivamente alejados de la realidad, pasaba con delicadeza las hojas del libro mientras seguía leyendo, aun quedaba unas horas para ver la función, ladeaba la cabeza, mientras miraba un puestó que había junto a la entrada del teatro, al lado de donde los carruajes eran dejados de los hombres y mujeres de alta cuna que habían venido a ver la obra.

Ladeó la cabeza apartandose sus platinos cabellos del rostro mientras seguía la vista fija en el puesto de flores que había, mucha gente compraba las hermosas plantas, o bien para conquistar a la dama que los acompañaban, algunos para lanzarlas al final de la función alabando, y otros para obsequiar a los actores al final de la obra. La chica cerró el libro para guardarselo, y se colocó la capucha sobre la cabeza, llevando su abrigo largo, bien tapada, de negro absoluto, como le gustaba ir, se acercó a percibir el aroma de las plantas, más algo distrajo su atención de las flores, un aroma...la sangre en un callejón paralelo a su situació actual, miró al tendero unos segundos y se giró en busca del aroma. Generalmente su intención principal era morder a los artistas y deleitarse con su sangre, por norma general no los mataba, solo jugaba con ellos y los dejaba confusos sin saber ni recordar lo que ocurrió, solo un recuerdo borroso asociado a una tremenda borrachera.

Se adentró por las oscuras calles, apenas iluminadas, pero su visión era esquisita, con paso rapido se acercaba en esa dirección, a juzgar por dos personas salir corriendo a toda velocidad se había tratado de un robo, quizás apunta de navaja, y había ahora alguien en el callejón, herido y sangrando. Todo indicaba que la vampiresa iba a calmar su mala sed antes de tiempo, un pequeño aperitivo antes de entrar al teatro, pero se frenó en seco, había notado algo más, no estaba sola, y no lo decía por el pobre mortal herido en el callejón, la vampiresa se quedó unos segundos congelada, observando con atención.