Una historia antes de dormir

por Invitado Lun Nov 27, 2017 7:15 pm

Las calles de París nunca dormían, pero había ciertos espacios en los que uno podía pasar desapercibido. Después de lo ocurrido en la biblioteca no podía salir alegremente por la puerta principal y caminar con un aire de dandy. Además, a su lado se encontraba una mujer rubia, bastante atractiva, y claramente hija de buena familia. La expresión de ambos difería totalmente. Tom, por un lado, se mostraba apresurado por moverse, y Mía, por el otro, estaba confundida y mareada después del trance del que acababa de salir. Claro que ella no estaba consciente de lo que había sucedido, por suerte, pero era vital que no la dejara sola en ese momento. Tom notó que ella tambaleaba y la sujetó con un brazo por la cintura mientras la dirigía hacia un callejón bañado por la oscuridad de la noche. En ese lugar, la rubia perdió la consciencia y un hilo de sangre bañó sus rosados labios. Sentir ese aroma fue inevitable y, obviamente, sintió deseo de esa sangre, pero supo controlarse tan bien como siempre.

El vampiro llevó a la mujer hasta su morada, en el centro de París, y se ocupó de ella personalmente después de enviar a un par de los suyos a limpiar el desastre de la biblioteca. En una de las habitaciones para huéspedes, la rubia fue recostada sobre la superficie de una cama ostentosa y cómoda. ¿Podría su memoria recordar más de lo que le convenía? El problema era que no todos usaban bien las habilidades de hipnosis y él estaba seguro que los idiotas de la biblioteca no eran más que un par de cazadores mal entrenados. Los secretos de la noche no debían revelarse a los mortales de modo tan fácil. La razón era muy sencilla: vivir en la ignorancia procuraba felicidad para todos. Los humanos eran felices sin saber que existían potenciales depredadores entre ellos, y los vampiros eran felices al saber que podían moverse con plena libertad en la sociedad de los mortales. El mundo podía ser un paraíso cuando se sabía llevar el juego y las piezas.

Una toalla húmeda limpió la sangre del rostro de la muchacha. Tom notó que ella era muy joven y que dormida lucía excepcionalmente hermosa. ¿No lo hacían todas las mujeres? No, algunas perdían la belleza de sus rasgos al cerrar los ojos, pues las máscaras se caían cuando se entraba al estado inconsciente. Su mirada se quedo pendiente sobre los rasgos del rostro ajeno, hasta que un movimiento le hizo saber que su invitada estaba empezando a recuperar la conciencia. La habitación estaba casi en sombras, solo la luz de una lámpara de mesa iluminaba una esquina, y es que a los vampiros la oscuridad les era más que familiar. ¿Lo sería para los humanos? Solo lo sabrían cuando encontraran a la muerte. Entonces recibirían la oscuridad sin temor para convertirla en su elemento.

por **Mía Belanger** Miér Nov 29, 2017 12:30 pm

Oscuridad. Todo a mi alrededor se había apagado de manera brusca dejándome como una carga para aquel que me acompañaba, miedo?,no, en lo absoluto pues a pesar de las circunstancias este sentimiento no se hizo presente.

Podía oir unas voces, inalcanzables y distantes difuminarse en la nada, no me eran familiar de eso estaba segura, susurraban con insistencia sobre mi oído pues la escena se desarrollaba delante de mi, ahí estaba yo, corriendo o al menos eso parecía, por que de repente me vi inmóvil y la sombra se cernió sobre mi figura impidiéndome avanzar, envolviéndome lento. Que significado tenia aquello?, era un recuerdo o una pesadilla?, fue tan abrupta la imagen que juraría mi mente se volvió una con la de mi captor invisible dándome la imagen compartida de sus últimos momentos y ahí estaba el...con el perfecto rostro encendido, poniéndole fin al que infringía en mi esa fuerza extraña. Mis ojos se abrieron de golpe tras unos murmullos, regresando a la realidad con una inhalación de aire ruidosa, como si se me hubiesen obstruido las vías respiratorias y ahora mis pulmones exigían obtener aire puro.

Pestañee varias veces enfocando lo que mi vista me permitía, estaba en una cama y a lo lejos podía ver la tenue luz irrumpiendo con aquella oscuridad, no era mi lecho, no era mi habitación...lleve mi mano a la boca donde esta hizo una mueca pues sentía el extraño sabor metálico de la sangre propia en la lengua. Si, me había desmayado, recuerdo ese dolor en mi cien presionando con insistencia tratando de lacerarme en el interior y también lo recuerdo a el desdibujándose mientras caía en la inconciencia, ese mismo hombre que tenia delante mío observándome con gesto indescifrable estaba en los últimos recuerdos de esta extraña noche. Le contemple en silencio por unos minutos sin saber que decir, por lo general yo hablaba hasta por los codos pero la personalidad misteriosa envolvía e imponía.

-Gracias...-

Murmure sincera mientras apretaba los labios concierta manía, intentando alejar esas imágenes de mi cabeza no quería mas confusión y externarle al caballero mi inquietud pudiese provocarle llamarle a un Psiquiatra, nadie tomaría enserio mis inquietudes pues lo tomarían como disparates en el mejor de los casos. Pero si de algo estaba segura, era que no iba a dejar pasar esto hasta saber que fue lo que me paso por que las escenas del fuego esparciéndose en la biblioteca comenzaban a parecerme falsas...podía ser cierto?.

-Que sucedió?...la ayuda llego a la biblioteca? Nadie salió herido en el incendio?-no pude evitar preguntar con cierto tono alarmante mientras me levantaba un poco quedando sentada en la cómoda y amplia cama en la que tan generosamente había sido recostada, sentía la curiosidad quemar los bordes de mi mente tratando de unir las piezas de ese rompecabezas porque algo me decía que aquello solo era la punta de un iceberg y sin duda había mas...pero develarlo mi supondría algún peligro?

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