los demonios no son humanos

por **Wilek** Lun Dic 18, 2017 11:59 pm

No es la relación más incómoda, pero también es un poco dolorosa la situación de la vida cuando todo lo que tienes a tu alrededor no es más que una simple ilusión, una de la cual tu mente se retribuye a esonderse para sentirse de lo más a gusto y olvidar así sus penas, pero no hay que olvidar que solo es un momento estable, uno que pasa cuando llega la triste realidad que nos golpea más fuerte y nos hace ver lo patéticos que somos.

Mi vida no es la más hermosa, nací en un mercado, tenía un hermano gemelo pero lamentablemente nos separamos ¿por qué? porque mi padre lo decidió así, se lo llevó de esa manera para tener su heredero asegurado sabiendose que su verdadera esposa no podía tener más hijos ni uno solo así que tuvo que buscar a su triste amante, la única que pudo darle hijitos.

A él lo llenaron de lujos y comodidades, a mi madre y a mi nos tocó vivir en la miseria absoluta, casi muero en un invierno a mis primeros años de vida, y ese el gran dolor de mi madre, por lo que tomó la decisión de estar más pendiente de mi saluda. Ella era buena, realmente la mejor madre del mundo.

Ella buscó como educarme de la mejor manera, enseñando lo que ella podía, en su poca educación, aunque más como una gitana que como una joven damita de sociedad. Ambos vivíamos en medio del bosque y comiamos lo poco que ella traía de su trabajo de hacer manualidades y venderlas en la calle. Mientras a mi me dejaba a cuidado de otros gitanos, unas ancianas que eran muy amables y sabias. Ellas eran las que velaban de mi hasta muy entrada la noche cuando llegaba mi madre ya de su trabajo cansada, con sus viejas ropas.

A medida que crecía iba dandome cuenta de cada una de las falencias y pocas cosas que teniamos pero aun así nunca pense en hacer nada en contra de ella, al contrario todo fue por ella. Pensando en como regresar todo lo que ella tuvo que vivir a aquellos que nos empujaron a ese mundo.

por **Wilek** Jue Ene 18, 2018 11:59 pm

Malditas mujeres y sus constantes caprichos y egos heridos. Hay momentos en que sus delicados cuellos deberían romperse para dejar a los hombres en un mundo mucho más coherente y lógico. Sonrío pensando en ello. No, no sería tan divertido, no hay nada más emocionante que tener a una fémina en la cama para hacerle todo lo que se te venga en gana y escucharla gemir mientras satisfaces tus deseos.

Paso al siguiente vagón de clase alta y cierro tras de mí. El viento alborota un poco mi cabello y paso mi mano sobre él para acomodarlo de forma descuidada hacia atrás. Algunos mechones rebeldes regresan a mi frente y me obligo a dejarlos ahí. No tiene sentido reacomodarlos si éstos no desean obedecer mis órdenes. Una parte inconsciente me hace saber que soy yo rebelándome a mi realidad, a aquéllos que buscan dejarme rezagado y es mi instinto quien se aferra a permanecer al frente en todo momento. Una sonrisa divertida aparece en mis labios y camino con las manos dentro de los bolsillos en total desenfado por el pasillo mirando hacia un lado y al otro buscando de nuevo a Mr. Stevenson. Quizá con él logre no sólo olvidar, si no obtener unos cuantos dólares más. La última vez fueron algunos cientos y a pesar de ello, él fue todo un caballero quien no denotó más que un auténtico sentido del honor y aceptó su derrota sin pretextos sólo pidiendo la revancha. El carrito de los dulces viene en mi dirección. Es costumbre de mis trenes que una joven empuje dicho vehículo con algunos dulces, comida e incluso café para vender entre los miembros de la clase alta. Entrecierro los ojos eligiendo de inmediato lo que quiero. Me hago de un plato con un pastelillo de fresa y nata, la cuchara rápido lo corta y lleva un bocado a mi boca evadiendo a la vendedora sin haberlo pagado. Soy el dueño, no es que alguien venga a exigirme que entregue dinero por algo que ya es mío.

por **Wilek** Dom Mar 18, 2018 8:26 pm

Era de mañana aun, casi tarde podía sentir el calor y la humedad del día dejándose caer en una especie de jardín abandonado comenzó a quitarse la camisa para estar más cómodo y fresco al menos hasta el momento que unos ecos de balas lo despertaron acercándose al lugar de donde provenían ese metálico ruido —Podrían irse a otro lugar a entrar, hacen mucha bulla— soltó ello con un gran bosteza y su pantalón abierto ante dos mujeres extrañas cuya aura estaba cargada en tonos displicentes sobre todo la de cabellera castaña y arma de fuego en mano, la otra tenía un aura suave pero con tonos oscuros como su melena.

Una mirada de incredulidad lanza a las mujeres por sus comentarios poco creíbles, con la flecha en su mano se dirige hacia ellas rompiendo en su puño con una mirada de disculpa por su incompetencia ante la fuerza empleada con los restos que caen al suelo. Rasca su cabeza agitando los cabellos de la nuca desperezándose.

Mira a las mujeres inspeccionándolas de abajo hacia arriba frotando su barbilla en los puntos que merecían más atención. Esbozó una sonrisa complacido por lo que podía observar y de entre las dos la que tenía unas pintas más rudas y sueltas llamó su atención —¿Acaso son hermanas, o madre e hija?— señala a la muchacha que tenía el arco al referirse con la palabra hija, su mirada cae en la otra que llevaba el revólver —No tienes pinta de ser madre, pero quien sabe las apariencias engañan o no, cazadoras— para sus ojos el aura que ambas mujeres emergían era tan similar pero tenían sus variaciones, cada una con un ligero cambio.

Dio la vuelta, dando la espalda, volvió a la sombra para descansar sin cubrirse el cuerpo esperando que las mujeres se presentaran —Ya que han interrumpido mi tranquilo y apacible descanso, la ganadora deberá invitarme algo de comer o beber, o quizás lo que yo decida al final ya que seré el juez de su juego de práctica, por cierto mi nombres es Wilek— esboza una sonrisa lobuna al final de su oración mostrando un brillo en este.

por **Wilek** Miér Abr 18, 2018 11:33 pm

Con una sonrisa responde ante los comentarios de aquella avanzada mujer que por todos los medios trata de farfullar a su pequeña hija con aquel que le extiende la mano, su idea es que su desdichada hija termine embarazada de aquel hombre que se marcha como si fuera la gran cosa el haber pasado la noche ahí, sabe bien que con el nombre de su hermano puede hacer y deshacer de tal manera que solo traerá problemas a él y no al gitano.

Satisfecho por sumar un problema más a su gemelo perdido, y con esa dicha retoma el camino de regreso a la ciudad de parís, su hogar, el camino de viaje de España a Francia es peligroso y cansado, meses lleva a caballo, solo, la gente que contrató se queda en España por un tiempo más mientras él avanza en su camino a nuevas conquistas, nuevos problemas. Al fin estaba llegando a la ciudad, pasaba ahora por las zonas alejas ese espacio chungo y casi olvidado pero que para él era el mejor escondite cuando se trataba de encuentros fortuitos o hacer algunos trabajos de los que solía hacer.

Se sacó la camisa por completo girándola entre sentidos opuestos entre sus manos, hasta que formó de una manera cual soga. Se acercó a ella desatándola, pero al ver que esta tomaba el impulso a escaparse, la agarró de la cintura empotrándola contra el colchón alzando sus manos contra aquella forma metálica donde los amarró. A horcajadas sobre ella sonrió casi riendose —Ay chiquita, eres una gatita muy fiera y poco inteligente, no me tientes y la verdad tus insultos no me molestan, no llegan a mi ego porque la tengo muy grande como para dejarme ganar por palabras e insultos rebuscados, te faltan años luz de inteligencia para tratar de insultarme— ató con fuerza las muñecas de la chica riéndose pidiéndole disculpas fingidas para volver a estirarlas con más fuerza.

Esbozó una sonrisa lobuna al ver a la vieja mujer

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