¿Animales o humanos? {Libre}

por **John Cena** Lun Nov 28, 2011 3:54 am

Necesitaba cazar. Llevaba días sin hacerlo y el hambre empezaba a pasarme factura. Debía alimentarme o mi cuerpo perdería de producir calor y enfermaría. Decidí tomarme aquella mañana para ir a cazar. Salí aún cuando la luna y el cielo estaban sumidas en la oscuridad, con mi cuchillo de caza en el cinto y emprendí el camino hacia los bosques, en las afueras de la ciudad. A aquella hora esperaba no encontrarme con ningún cazador furtivo que se hubiese alejado demasiado y hubiese pasado la noche a la interperie del bosque. Sería...complicado. No tardó más de algunos minutos en llegar a uno de los extremos donde empezaba el bosque y a partir de ahí avancé por el sigiloso, cual cazador acechando a su presa, aunque de momento no había visto ningún bocado suculento.

Llegué a un claro donde desenvainé mi cuchillo sosteniéndolo con fuerza y volví a meterme por entre las zarzas en busca de algo de comida. Sabía que los animales se concentrarían cerca del centro del bosque. Comenzaba a salir el sol y, como yo, muchos de los animales saldrían de sus guaridas al alba para cazar y alimentar a sus crías. Era la oportunidad perfecta para coger mi parte. Oí el galope de un cervatillo suelto que se aproximaba hacia el lugar donde me encontraba. Me camuflé lo mejor posible y permanecí en silencio espectante para cazarlo. Ya lo podía ver llegar, movía sus orejas pues parecía que me había olido pero no podía verme. Esperaba que el viento me ayudase y no diese media vuelta huyendo despavorecido. Ralentizó su trote pero ya estaba muy cerca. Unos cuantos pasos más y saltaría encima suya sin darle opciones a seguir con vida.

Entonces una serpiente salió a su paso haciendo que rápidamente diese media vuelta y saliera de aquel lugar por donde había venido. Maldije mi mala suerte y miré con cierta ira a aquella serpiente que reptaba por la tierra húmeda. Me había quitado un manjar asique ahora pagaría justa por pecadora. Algo debía de comer y, aunque las serpientes no era un plato exquisito para mi, pues su sabor era un poco agrio y amargo, serviría para saciar mi apetito. Estaba preparando el ataque cuando para mi sorpresa, aquella serpiente empezó a comportarse de forma extraña. Me quedé escondido mientras la observaba. Entonces comenzó a crecer y su cuerpo a transmutar convirtiéndose en un humano. Mis ojos no daban crédito a lo que veía. Sin darme cuenta se me cayó el cuchillo, sacándome de mis pensamientos y agachándome rápidamente a recogerlo, quedándome así sin apartar mi mirada de aquel cambiaformas.