Ecos de una historia.

por **Axel Blackmore** Miér Dic 20, 2017 10:20 am

El dolor del hígado inflamado me mantenía casi consciente, escuchaba al hermano Aurelius decir que mis delirios eran fruto de las toxinas que se acumulaban en mi sangre, pero una parte de mi sé que en verdad estaba anclada a la realidad.

Navego por mis recuerdos, una y otra vez,como si repasarlos fuera lo último cuerdo que podría hacer antes de morir. Tampoco puedo hacer nada más, así que me pierdo en ellos, sumergiéndome en esos ecos del pasado que han marcado quién soy y que me han llevado hasta este momento en el que mi cuerpo se rinde, pero mi voluntad no le deja descansar.

Los ojos de mi padre centellean de orgullo al verme clavar la estaca en el corazón de ese vampiro sin apenas pestañear, pero yo sólo recuerdo el pánico que me producía al pensar que si no la clavaba bien se levantaría. Aún siento el salpicón de sangre en mi cara, y la descarga de fuerza con mi espada contra su cuello para separarle la cabeza del tronco. Recuerdo que pensé por un instante que si no podía sacar mi arma haría un espantoso ridículo. El recuerdo se oscurece y da paso a otro: el día que ingresé en la Orden y todos los Caballeros estrecharon mi mano, vi en ellos las expectativas puestas en mi, el sucesor, el digno hijo de Sir Leonard Blackmore. Uno de los días más felices de mi vida. Se acaba ese recuerdo y aparece otro, el día que el viento se llevó su sombrero en la explanada del Louvre. Sus ojos grises, sus labios rosados y su tez de muñeca de porcelana aparecen nítidos frente a mi. La mujer que me roba el sueño y el corazón aparece delicada como un copo de nieve que se deposita suavemen te en mi mano. ¿Lo supe entonces aunque no era consciente? quizás, el corazón es más sabio de lo que la mente cree. Sus expresiones me acompañan por un rato, la luz que refleja en sus cabellos castaños, el tono melódico de su voz...y se va, se funde de nuevo con más recuerdos que giran en bucle, mientras yo trato de recuperarla a ella de nuevo. Si son mis últimas horas quiero contemplar su rostro, su sonrisa y sus ojos antes de decir adiós a este mundo.